Creatividad y Adolescencia

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CREATIVIDAD Y ADOLESCENCIA:
Lic. Mariana Soler
Crear: (Del latín creare) Criar, formar/ Establecer, fundar/ Hacer, componer algo
novedoso que antes no existía.
¿De dónde surge la capacidad de poder crear?
Cuando hablamos de la capacidad de ser creativos, no solamente nos referimos a
creaciones maravillosas que trasciendan y se consagren como producciones artísticas,
sino la capacidad de crear lo propio, de sentir que lo cotidiano que uno realiza: trabajar,
estudiar o lo que sea, es creativo, novedoso para uno porque nos genera la sensación de
que lo estamos creando a partir de algo único y propio: nuestro deseo.
La riqueza de la creatividad no solo reside en poder sentir esa sensación inconfundible
de hallar un sentido propio, de la mismidad, en lo que uno hace…. sino que además
genera otra vivencia valiosa para la subjetividad: genera vínculos.
Cualquiera que escriba, cante, pinta, o exprese algo propio en cualquier actividad de lo
cotidiano , además de constituír un logro psíquico el poder dar sentido, traducir algo
interno propio… .el placer por este arduo trabajo psíquico se multiplica si eso llega a
los otros.
Genuina potencialidad saludable: en una misma producción subjetiva poder devenir
uno mismo y con los otros.
¿De dónde surge la capacidad de poder crear?
Intentaremos rastrear los orígenes de esta potencialidad en los momentos constitutivos
de la infancia y la adolescencia, re-creando los conceptos de creatividad y sublimación.
La creatividad en la infancia y desde Winnicott:
Winnicott estudió a lo largo de su obra el concepto de creatividad, ubicando en la
ilusión de omnipotencia del bebé el nacimiento de la potencialidad del vivir
creativamente.
No plantea a la creatividad como efecto de la transformación de las pulsiones, sino que
la supone desde el orígen como aquel impulso que deviene del vínculo entre la madre y
el bebé.
En tanto haya una madre “suficientemente buena” que responda a las necesidades del
niño en el momento “adecuado”, las repeticiones de las experiencias de satisfacción en
el desarrollo saludable de un bebé van propiciando que él las vivencie como creadas por
sí mismo, por su espontaneidad, por su deseo.
El infans nada sabe de la alteridad del otro, ni del objeto. El siente que él los está
creando y en ese crear él mismo está siendo. Cuando este inicio se vivencia desde la
omnipotencia de la ilusión, se inscribe ligado al principio del placer y como un
movimiento sumamente activo. El bebé siente que va creando el mundo, desde su
deseo, y en ese movimiento va construyendo la continuidad del ser, del self (para
Winnicott). (1)
A este “verdadero self” o mismidad de Winnicott, podemos agregar los aportes de P.
Aulagnier sobre lo originario (2). En tanto esta vivencia de crear ligada al placer, se va
inscribiendo desde el orígen en un registro originario pictogramático del cuerpo.
El afecto se corporiza, se inscribe como sensación corporal que (siempre y cuando
predomine el placer) fusiona, produce ligazón, integra lo psíquico y lo somático.
Podríamos decir que en un movimiento subjetivo saludable, la sensación de estar
creando el mundo y crear-se a sí mismo, se corporiza, se hace cuerpo: se siente en el
cuerpo.
Verdadera integración psíco-somática del acto de crear , anclaje de la futura capacidad
de una subjetividad de poder sentir-se creativo en actividades que realice.
Desde estos autores, entonces podemos rastrear los orígenes de la potencialidad
creativa de una subjetividad saludable en un doble movimiento intra e intersubjetivo.
Movimiento intrapsíquico de una subjetividad que va trazando y metabolizando la
vivencia de crear y crearse a sí mismo, por medio del proceso originario (inscripción
pictogramática ) y primario (fantasía).
Paradójicamente, este movimiento intrapsíquico se pone en marcha saludablemente
en tanto sea sostenido por un movimiento intersubjetivo, un vínculo.
Aunque el bebé, y luego el niño en la creación de todos los fenómenos transicionales
del jugar, cree realmente que solo él es quien está creando; esto es posible solo si se
constituye, paradójicamente, desde un espacio vincular.
Así como Winnicott conceptualiza genialmente la paradoja de la “capacidad de estar a
solas en presencia del otro”, podemos re-crearla enunciando que la capacidad de crear
a solas, es en presencia del otro.
La adolescencia:
¿Cómo se retiene a lo largo de la vida esa vivencia del infante de crear el mundo?
La irrupción de la pubertad- adolescencia es un momento de crisis que impone un
trabajo de reorganización psíquica, donde la subjetividad tiene la oportunidad de
capitalizar la posibilidad de crear.
¿Cómo se apropia el Yo de esta potencialidad de crear? Por medio de dos
procesamientos psíquicos: la identificación y la sublimación.
En la pubertad la pulsión se genitaliza pero lo originario puberal pulsa por
reencontrar el placer, el objeto inscripto en el propio cuerpo erógeno.
Lo originario puberal tiende a lo incestuoso porque toda la erogeneidad del cuerpo
fue trazada, investida desde la sensorialidad (olor, tacto) de los vínculos familiares.
El sepultamiento del Complejo de Edipo,la instalación de la barrera de prohibición del
incesto y los diques morales inherentes a la pulsión genital; imponen a la subjetividad
del adolescente la renuncia a los investimentos libidinales familiares y cierta urgencia
por encontrar un nuevo destino a lo pulsional. (3)
El sepultamiento del Complejo de Edipo trae como resultado el trabajo de
identificación.
La identificación es un recurso psíquico por medio del cual la economía libidinal de
la subjetividad puede conservar aquello que el principio de realidad, la prohibición del
incesto obliga a abandonar.
Por medio de la identificación el Yo puede apropiarse de un rasgo, un aspecto, un
atributo de ese otro cuyo investimiento libidinal debe resignar. Reemplazando una
elección libidinal por un investimiento yoico (libido de objeto que se transforma en
libido narcisista) el Yo se impone como objeto de relevo que compensa la pérdida. (4)
Al apropiarse de esa potencialidad del otro, el Yo se enriquece porque lo capitaliza, lo
transforma en un recurso propio.
Volviendo a Winnicott y a lo vivido en la infancia, podemos preguntarnos: ¿A qué
rasgo del otro se identifica el adolescente para poder retener a través de la vida la
experiencia de sí mismo como infans de crear el mundo?
Podemos enunciar que el adolescente se identifica a la potencialidad simbolizante
del otro, que garantizó que esa experiencia sea posible desde un espacio vincular.
La madre “suficientemente buena” (Winnicott) o “adecuada” (A.Grassi) es aquella
que sostiene ese espacio de ilusión transicional, aportando desde el origen un discurso
anticipatorio simbolizante que le asigna un nombre, un cuerpo imaginado y palabra al
afecto. Violencia originaria desde P. Aulagnier, potencialidad simbolizante de ese otro
necesaria que esté desde un origen, pero anticipando e incluyendo la diferencia, la
alteridad del movimiento deseante que esa subjetividad pueda trazar en un futuro.
La adolescencia es el momento crucial donde el Yo debe apropiarse de esa
potencialidad.
En un procesamiento psíquico saludable, el adolescente va elaborando lo originario
puberal desexualizando los objetos familiares primarios, al mismo tiempo que va
extrayendo de esos otros identificaciones que además de garantizarle su anclaje en la
genealogía , le permiten apropiarse de la potencialidad de simbolizar.
La capacidad del otro de interpretar, de dar sentido; en la adolescencia por
identificación se constituye en un recurso del “ Yo historiador” que trabaja
interpretando y dando sentido a lo pulsional que urge por encontrar un camino por fuera
del propio cuerpo y de lo familiar.
De esta forma , la subjetividad al mismo tiempo que constituye lo reprimido infantil,
sepultando la infancia; con el proyecto identificatorio crea un nuevo posible destino a lo
pulsional: la sublimación.
Como plantea Luis Hornstein , podemos definir “el destino sublimatorio como efecto de
la identificación con la potencialidad simbolizante del otro.”(4)
Adolescencia y sublimación:
La sublimación es un procesamiento psíquico postulado por Freud (5) para explicar
ciertas actividades humanas que aparentemente no guardan relación con la sexualidad,
pero que hallarían su energía en la fuerza de la pulsión sexual, como la actividad
artística y la investigación intelectual. Se dice que la pulsión se sublima , en la medida
que es derivada hacia un nuevo fin, no sexual, y apunta a objetos socialmente valorados.
Dentro de los diferentes retornos de lo reprimido: el sueño, el síntoma, acto fallido,
formación reactiva ..¿por qué la sublimación es pensada como uno de los modos de
producción psíquica más saludable?
1) Primero porque implica un trabajo de duelo por las imágenes ideales.
Como dijimos antes, con la prohibición del incesto, se desexualiza lo familiar , pero esta
separación no implica solamente desinvestir los objetos primarios para investir otros
sustitutos. Sino que implica un duelo por una modalidad vincular: la dependencia
psíquica del niño hacia el otro.
La adolescencia implica crecer, “confrontarse y matar simbólicamente al padre” (6)
transformando una diferencia generacional que trastoca y reubica todos los lugares (7).
El adolescente al crecer y dejar de ser niño, renuncia, hace un duelo por las imágenes
ideales de los padres, y ante esta caída va a ir a buscar otros ideales en los grupos de
relevo que constituirá por fuera de lo familiar.
Esta cuestión la desarrolla Doltó (8) con la diferencia de procesamiento psíquico que
se juega entre la constitución de un vínculo de relevo y un vínculo sustituto.
Mientras que en el relevo opera la sublimación: duelo por un vínculo donde existe un
otro ideal , y creación de nuevos vínculos con ideales sociales compartidos.
En un vínculo sustituto opera la idealización , alienación y fascinación por un otro que
solamente reemplaza al ideal omnipotente familiar, pero repitiendo la misma modalidad
vincular.
2) Otra faceta saludable que aporta la sublimación es que implica un destino a lo
pulsional posibilitando que el placer se separe del cuerpo.
“La sublimación no opera solo mediante un cambio de objeto sino metabolizándolo
de manera que el objeto se inscribe en un nuevo montaje fantasmático… En la
sublimación el placer tiende a separarse del cuerpo, los órganos que encuentran sus
objetos lejos del cuerpo (los ojos y el oído) son soportes privilegiados de las
sublimaciones…Hay un progresivo borramiento del cuerpo, y el placer tiende a ser
demandado al funcionamiento del pensamiento. La actividad del pensamiento,
fundamental en el proceso identificante, se convierte en condición de la transformación
pulsional, en su fin y en su objeto, posibilitando el proceso creador. La sublimación
consiste en nombrar los afectos e inscribirlos en un lenguaje comunicable, al
reinscribir las representaciones que estaban presentes en el proceso primario.” (4)
Es interesante pensar como en la adolescencia, un destino posible para elaborar lo
originario puberal, es el proceso sublimatorio en tanto contribuye a la “excorporación”
(3) de sacar el placer del cuerpo y llevarlo al placer por pensar.
El Yo en su movimiento identificatorio, va construyendo un pasaje entre el placer
inscripto corporalmente bajo el principio del placer; al placer por pensar y crear , ligado
al proceso secundario y al principio de realidad.
En este sentido, la adolescencia sería un momento privilegiado donde el Yo puede
constituír este puente, pasaje de lo originario y primario al proceso secundario.
Momento constitutivo de la subjetividad de crear el recurso psíquico de poder
nutrise, regresar al mundo de lps afectos- sensaciones (P. originario) y las fantasías (P.
primario) para poder traducirlo en un lenguaje comunicable de las ideas y las palabras
(P. secundario).
3) Una última cuestión que aumenta la riqueza saludable de la sublimación, es que
además de integrar diferentes modos de procesamientos psíquicos (originario,
primario y secundario) , las producciones sublimatorias constituyen formaciones
psíquicas intra e intersubjetivas, porque generan vínculos, llegan a los otros.
Cualquier proceso creativo tiene como destino vincularse con los otros. El que
escribe, pinta, o cocina… está creando algo que representa su deseo pero además desea
que eso que produce llegue a los otros.
Veamos estas cuestiones tan teóricas desde los protagonistas de la posibilidad de
crear: los artistas y los adolescentes.
Julio Cortazar (9) confiesa en Rayuela (1963):
“No tengo ideas claras, ni siquiera tengo ideas. Hay jirones, impulsos, bloques , y
todo busca una forma, entonces entra en juego el ritmo y yo escribo dentro de ese
ritmo, escribo por él, movido por él y no por eso que llaman el pensamiento y que hace
la prosa, literaria u otra. Hay primero una situación confusa, parto de una penumbra, y
si lo que quiero decir tiene suficiente fuerza , inmediatamente se inicia el swing, un
balanceo rítmico que me saca a la superficie, lo ilumina todo, conjuga esa materia
confusa y el que la padece en una tercera instancia clara y como fatal:la frase, el
párrafo, el capítulo, el libro. Ese balanceo, ese swing en el que se va informando la
materia confusa, es para mí la única certidumbre de su necesidad, porque apenas cesa
comprendo que no tengo ya nada para decir.” (9 pag. 458).
Forma genial, creativa, de describir la capacidad de transformar la vivencia interior
en algo representable y transmisible a los otros.
Puente, pasaje de “materia confusa, sensaciones de jirones, impulsos,un swing , una
fuerza rítmica “ (pulsional) que urge por simbolizarse en alguna representación:
“palabra, frase, libro.”
Pablo, de 16 años, también me cuenta en un espacio vincular transferencial, cómo
un adolescente puede ir construyendo este pasaje, en una secuencia de diferentes
producciones sublimatorias.
A Pablo siempre le gustó dibujar y pintar, pero sus creaciones eran rechazadas por los
otros, porque generaban repulsión e impacto por lo brutal de las escenas que él elegía
representar.
Consulta a una semana de haberse realizado un aborto su novia, quien tenía diez años
más que él y con quien parecía sostener un vínculo sustituto del materno, de quien
intentaba separarse fallidamente con escenas de violencia.
La primera producción en transferencia es un dibujo impactante donde representa al
bebé, que según Pablo, murió en el aborto. Primera creación simbólica que intenta ligar
lo traumático de un acontecimiento vivido: muerte de un niño, que puede interpretarse
como el bebé-hijo de Pablo del aborto, y el hijo-Pablo que él mismo tiene que elaborar y
dejar de ser, para justamente poder acceder a una paternidad posible.
La segunda producción creativa es un graffiti que Pablo pinta en la pared de no
cualquier lugar: la oficina del padre.
Es interesante como empieza a crear-se un grupo de relevo: grupo de amigos que en
banda, por las noches hacen graffitis en paredes, trenes , lugares públicos donde corren
el riesgo de ser apresados por la ley. Pero en banda disfrutan de esta trasgresión,
creando con aerosoles marcas que los representan, que ya no se trazan en el cuerpo, sino
en las paredes: los colores, las texturas, los lugares, las firmas que cada uno crea son
producciones intra e intersubjetivas , que representa a cada uno de ellos y al grupo.
Casualmente Pablo pinta uno de su primeros graffitis en la pared de la oficina del
padre, movimiento que además de movilizar bastante al padre, pareciera representar ese
movimiento identificatorio que realiza el adolescente de poder separarse de lo familiar
en tanto antes pueda apropiarse de rasgos, de la potencialidad simbolizante del otro.
En un tercer momento, mientras se va despidiendo del espacio vincular de la
transferencia (y tal vez llevándose también consigo la identificación a la potencialidad
simbolizante del espacio transferencial, que hemos construído juntos), me cuenta con
alegría y sorpresa que presentando sus últimas producciones, ganó una beca anual para
un curso de formación artística con pintores reconocidos, auspiciado por el Gob. de la
Ciudad.
Acepto su despedida, agradeciendo haber compartido juntos el espacio transferencial
que fue testigo de este pasaje, puente del embate de lo pulsional puberal a la creación
de un posible destino sublimatorio, que lo vincula a otros otros, que ya no son lo
terapéutico ni lo familiar.
Citas bibliográficas:
(1) Winnicott “Realidad y juego”.
(2) Ficha de la cátedra de Lic. Adrián Grassi: “Lo originario (un aporte a la
conceptualización de integración psicosomática y subjetividad)”
(3) Adrián Grassi: “Metamorfosis de la pubertad: el hallazgo(¿) de objeto, su
registro originario.”
(4) Luis Hornstein: “Cura Psicoanalitica y sublimación.”
(5) J. Laplanche y J.B. Pontalis: Diccionario de Psicoanálisis.
(6) Winnicott: “La inmadurez adolescente”. Cap 11 de Realidad y Juego.
(7) J. J. Rassial . “El pasaje adolescente. Cap 7: Los padres del adolescente.”
(8) F. Dolto: “La causa de los adolescentes. Cap I: El concepto de Adolescencia:
puntos de referencia, puntos de ruptura.”
(9) J. Cortazar: “Rayuela” (pag 458) Citado en “Cura y Sublimación” de L.
Hornstein.
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