El relativismo moral y las razones porque no funcionaría

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El relativismo moral y las razones porque no funcionaría
Contribución
Vivimos en un mundo donde el relativismo moral está de moda. Parece que casi todas
las personas que encontramos en la vida creen que no hay absolutos en cuanto a lo
correcto y lo incorrecto. Se dice que la cultura en que uno vive ayuda al individuo a
decidir lo que es bueno y lo que es malo, pero que cada uno debe ser lo que le parezca
correcto. No es correcto decir que algo es totalmente verdadero o falso, porque hay
tantas personas en tantas situaciones y cada uno debe decidir para su propio caso.
Aquí nos entramos en una discusión importante sobre la ética. Nos dicen que no
tenemos el derecho de juzgar a nadie porque esto sería mostrar intolerancia a otros y
sus ideas. Tampoco tenemos el derecho de influir en otras personas para que acepten
los absolutos que tenemos nosotros. Cada quién debe tener la libertad total de escoger
lo bueno para ellos mismos en su propia situación. Si nos metemos, esta persona ha
perdido su libertad de escoger sin presión alguna.
Para muchos, aun muchos creyentes en Cristo, estos argumentos suenan muy bien.
Pero el relativismo moral no puede funcionar en nuestro mundo. Al pensar un poco
más al fondo de estos argumentos, vemos algunas razones importantes que nos
impiden seguir esta filosofía hueca y destructiva.
1. El relativismo moral se contradice: cuando el filosofo dice, “no hay absolutos
morales que aplican a todas las personas” el mismo acaba de hacer una declaración
absoluta. Si no hay bases comunes, no podemos llegar a una decisión respecto a nada
con nadie. Nuestra habilidad de funcionar como grupo de personas en un país o cultura
termina.
2. Es imposible seguir el relativismo moral fielmente: todas las personas en este
mundo hacen juicios morales todo el tiempo. Si alguien con carro se pasa el semáforo
en rojo y atropella a 15 niños cruzando la calle para ir a la escuela… todos están de
acuerdo que el chofer hizo algo malo. Todos tenemos, por lo menos, una pequeña lista
de expectativas básicas para los otros seres humanos que viven en nuestro planeta.
3. Seguir el argumento del relativismo moral hasta su fin implica que no hay ley, ni
corte, ni autoridad gubernamental en todo el mundo que puede demandar cierto
comportamiento de la población. Las personas que participan en toda clase de
crímenes, terrorismo, genocidio, etc. podrían exigir su derecho de seguir haciendo lo
que les parece bien en su situación actual. Esto nos lleva a permitir toda clase de
comportamiento sin freno alguno. Imagínense un mundo donde se aplique este
principio solamente por un mes.
4. El relativismo moral elimina la habilidad de una cultura para auto-evaluarse y
mejorar. Pensemos en William Wilberforce quien juzgó a sus paisanos y determinó que
la esclavitud no era correcta. Gandhi juzgó las acciones de los ingleses en India para
exigir un cambio radical. Todos los países del mundo que han pasado por revoluciones
de independencia han juzgado a sus reyes o gobernantes para demandar sus derechos
como humanos creados iguales a los ojos de Dios. Piensen en los logros de los países y
culturas mundialmente. Definitivamente no hemos llegado a la perfección, pero hoy día
vivimos en general en un mundo mucho mejor que en el que vivieron nuestros
antepasados. Con el relativismo moral como fundamento todos estos cambios y
mejoras serían imposibles de lograr.
Wikipedia dice sobre la moralidad: “Se denomina "Moral" o "Moralidad" al conjunto de
creencias y normas de una persona o grupo social determinado que oficia de guía para
el obrar, es decir, que orienta acerca del bien y del mal— correcto o incorrecto— de
una acción. Reglas o normas por las que se rige la conducta del hombre en relación
con Dios, con la sociedad y consigo mismo. Este término tiene un sentido positivo
frente a los de inmoral y amoral, que lo tiene negativo.”
En algunos lugares de la vida necesitamos absolutos morales en nuestro mundo y
sociedad… donde este relativismo moral no funcionaría y nos llevaría a confusión, caos
y la anarquía total:
1. En nuestras escuelas, familias, iglesias, y sociedades nos gusta reconocer a las
personas que están logrando grandes cosas. Hay premios, becas, reconocimientos
especiales, etc. Pero sin absolutos no podemos definir lo bueno de lo normal. Todo
reconocimiento para la excelencia requiere un estándar… a esto lo llamamos un
absoluto.
2. En la misma forma en nuestra sociedad tenemos leyes y jueces para ayudarnos a
decidir lo que no es permitido y considerado malo. Condenamos cierto
comportamiento. Los criminales tienen que ir a la cárcel por sus decisiones y acciones
malas. Hitler se considera un buen ejemplo de una persona que escogió la maldad.
Pero sin un absoluto moral no podemos definir lo malo. Así cada quien puede hacer lo
que le parezca bien sin considerar como impacta la vida de otros. Es imposible vivir en
una forma 100% individualista.
3. Todos celebramos y recordamos a ciertas personas de la historia que motivaron un
cambio grande en nuestra sociedad. Los reformadores, los políticos que han hecho
cambios positivos, los científicos que han logrado encontrar soluciones para los
problemas de la humanidad. Celebramos estos logros de muchas formas pero sin
absolutos morales, no podríamos estar de acuerdo de que lo que hicieron fue bueno.
Para que podamos reconocer avances, logros y el buen desarrollo de la humanidad en
general, necesitamos absolutos para definir lo que se puede considerar un avance.
4. Algunos pueden decir a base del punto anterior… ah… allá está el problema. No
podemos estar de acuerdo en esto. Algunos dicen que algún acto es muy bueno y
otros lo ven como lo peor que pudo haber pasado. Se ve esto fácilmente en el campo
político. Muchos dicen que por eso necesitamos más tolerancia el uno al otro. De
acuerdo. Pero la tolerancia no es posible sin absolutos morales. Si todo está bien y no
admitimos que tenemos un concepto de lo bueno y lo malo entonces es imposible estar
en desacuerdo y escoger tolerar a otra persona. Sin absolutos morales no hay forma
de tolerar la opinión de otros.
Al llevar los pensamientos de los que rechazan la idea de absolutos morales vemos que
su cosmovisión se contradice. Es imposible promover lo que creen sin tener algún
absoluto moral como base y fundamento en la sociedad. Todos vivimos en comunidad
y tiene que haber algunos absolutos como base para relacionarnos en forma
inteligente. Al final de cuentas el relativismo moral no puede funcionar bien y tampoco
es bíblico. Relacionado con el relativismo moral es el asunto de la ética situacional.
Este concepto tiene que ver con las decisiones que hacemos en la vida diaria. En vez
de decir que algo es siempre correcto o incorrecto, esta teoría dice que nuestra
decisión debe de cambiar dependiendo de la circunstancias. Hay que asegurar que el
resultado de una acción es algo positivo antes de decidir si la acción es correcta o
incorrecta. Y esto puede cambiar según las circunstancias actuales.
Esta teoría puede sonar bien porque todos buscamos resultados positivos. Pero, ¿cómo
podemos evaluar la teoría de la ética situacional según la Biblia? Hay tres principios
importantes a considerar:
1. Dios es el creador y sustentador del mundo y él no cambia. Sí el mundo y las
situaciones en que vivimos cambian, pero Dios y su verdad que encontramos en la
Biblia no cambian. Dios tiene el derecho y la autoridad de distinguir entre lo correcto y
lo incorrecto, no el hombre. El creó el mundo y a nosotros mismos y él decide lo que
es correcto. Romanos 3:4-6 dice: “Aunque todo el mundo miente, Dios siempre dice la
verdad. Así lo dice la Biblia: "Todos reconocerán, que siempre dices la verdad. Por eso
ganarás el pleito cuando te acusen ante los jueces". Todo lo malo que hacemos
demuestra que Dios es justo cuando se enoja y nos castiga. No por eso vamos a decir
que Dios es injusto. ¡De ninguna manera! Si Dios no fuera justo, ¿cómo podría decidir
quiénes son malos y quiénes son buenos?”
2. Toda la Palabra de Dios es verdadera todo el tiempo. Al sugerir que el hombre debe
decidir lo que es correcto según la situación presente sería decir que los absolutos que
encontramos en la Biblia son errores. No tenemos el derecho como humanos de
escoger las porciones de la Biblia que queremos aplicar en ciertas situaciones y
cambiar la interpretación cuando nuestra situación cambia. 2 Timoteo 3:16 y 17 dice:
“Todo lo que está escrito en la Biblia es el mensaje de Dios, y es útil para enseñar a la
gente, para ayudarla y corregirla, y para mostrarle cómo debe vivir. De ese modo, los
servidores de Dios estarán completamente entrenados y preparados para hacer el
bien.”
3. La naturaleza de Dios es amor y el amor bíblico es un amor no egoísta. Con la ética
situacional, generalmente se busca tomar decisiones para agradar la persona tomando
la decisión en la situación. El amor de Dios no es así. No busca lo suyo, sino lo mejor
para los demás. 1 Juan 3:11-12 dice: “Hijos míos, si Dios nos ha amado así, nosotros
también debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios, pero si
nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su amor estará en
nosotros.”
Entonces, ¿qué pasa cuando vemos que la decisión que tomamos que parece buena,
no está de acuerdo con la Palabra de Dios? ¿Cómo debemos responder a esta
contradicción aparente? Romanos 8:28 nos recuerda que tenemos que CONFIAR que
Dios es soberano y está en control. Cuando la Palabra de Dios es clara, pero la
situación parece confusa podemos recordar que Dios va preparando todo para el bien
de los que le aman. Debemos de hacer lo que la Palabra de Dios indica no lo que nos
parece mejor.
Fácil es para el creyente buscar desde su propia perspectiva lo mejor en una situación.
Pero la promesa de Mateo 5:6 aplica muy bien aquí: “Dios bendice a los que desean la
justicia, pues él les cumplirá su deseo.” Que seamos fieles en hallar los principios
absolutos de la Biblia y pedir la ayuda de Dios en aplicarlos en una forma consistente
en nuestras vidas… no solamente cuando sea conveniente.
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