El Movimiento Agroecológico Latinoamericano, MAELA, surge, en 1989, en el contexto de la crisis iniciada por las políticas económicas de los años 80, constituyéndose, de manera más orgánica en 1992. MAELA es un movimiento que coordina organizaciones campesinas, pequeños y medianos productores, mujeres rurales, consumidores comunidades indígenas, comunidades sin tierra, jóvenes rurales, universidades y organizaciones sociales que defienden la Agroecologia como modelo alternativo de desarrollo agroalimentario, concepto imprescindible para la Soberania Alimentaria de nuestros pueblos. Somos un movimiento autónomo, pluralista, democrático, multicultural, independiente, sin ninguna afiliación política, económica o de otro tipo, un movimiento. El Movimiento se encuentra en un proceso de ampliación y de consolidación alcanzando un cobertura geográfica en 20 países del continente Americano: 210 organizaciones articuladas en tres regiones: Centroamérica - Caribe, Andina y Conosur, que representan a más de 700.000 campesinos, indígenas y agricultores familiares, hombres y mujeres que trabajan por la Agroecologia. El objetivo central del Movimiento es fomentar la Agroecología como componente estratégico y político de un modelo Alternativo de desarrollo, que reivindica la defensa de la SOBERANÍA ALIMENTARIA aportando alimentos saludables desde los/as campesinos para todos y todas. El MAELA promueve el acceso, la libre circulación y el control de las SEMILLAS NATIVAS Y CRIOLLAS por los/as campesinos, agricultores y pueblos indígenas, la BIODIVERSIDAD, promueve la creación y el fortalecimiento de MERCADOS LOCALES bajo principios solidarios de una economía alternativa que fortalece el vínculo productores y consumidores, valorando los SABERES LOCALES COMO PATRIMONIO INTANGIBLE DE LOS PUEBLOS RURALES. Mirada al contexto El movimiento agroecológico latinoamericano, MAELA reconoce que, en la actualidad, alrededor de la mitad de la población mundial se dedica a la agricultura, y que cerca del 80 % de ésta se ubica en países subdesarrollados, prisionera, cada vez más, un modelo agroalimentario controlado por un pequeño grupo de empresas multinacionales y estados cómplices, tanto en la producción como en el comercio de alimentos. El modelo de agronegocios imperante amenaza en forma grave y sostenida provocando el incremento del hambre, la pobreza rural y la migración, sobre todo de población joven, hacia centros urbanos nacionales y el exterior. Sin embargo, el 80 % de estos alimentos son producidos por campesinos y campesinas, pequeños agricultores familiares y mujeres rurales, comunidades indígenas del mundo que son sometidos a condiciones que vulneran derechos fundamentales para su sobrevivencia. La vida de la mayoría de las comunidades rurales de los países pobres, depende hasta de un 90% de semillas y germoplasmas criollos, los que constituyen una enorme diversidad genética forjada en miles de años, pero las grandes corporaciones transnacionales se están apropiando y controlando el mercado de semillas, materias primas y alimentos. Diez corporaciones controlan el 32% del mercado comercial de semillas y el 100% del mercado de semillas transgénicas, controlan el mercado global de agroquímicos y pesticidas; cinco corporaciones controlan el comercio mundial de granos; además, tienen en sus manos las innovaciones tecnológicas, posibles gracias a millonarias inversiones en investigación. Estas inversiones son custodiadas a través de la Propiedad Intelectual y Patentes aplicadas sobre materiales inertes, semillas y seres vivos. Los agronegocios cuentan y son protegidos por políticas nacionales aperturistas para el abastecimiento de alimentos que animan el incremento de las importaciones, depreciación de la producción autóctona tradicional y homogenización de los patrones de consumo a favor de la producción de países industrializados., que llega a través del alineamiento de los gobiernos con la propuesta globalizadora, favoreciendo modelos insostenibles, ambiental y socialmente. Las políticas de estabilización macroeconómica y ajuste estructural impuestas en America Latina desde mediados de los años 80, ya han dado sus frutos en cuanto a afectar la pobreza pues continúa abriéndose la brecha entre pobres y ricos. Según CEPAL, no se logrará alcanzar las metas de reducción de la pobreza para el 2015, (se pensaba reducir a la mitad la pobreza en el continente), a pesar de que el crecimiento económico probablemente se mantenga en el mismo período. La pobreza que a inicios de los ochenta representaba el 41% de la población de AL, paso a ser en el 2000 el 44% de una población mucho mayor. El 64% de esos pobres son rurales. ¿Y qué decimos de la monocultura de la alimentación, de la estandarización y alienación del modelo de consumo? La tendencia creciente a la concentración de la distribución de alimentos en las cadenas de supermercado, la globalización de las grandes cadenas agroalimentarias.- McDonald, Texas Chiquen, King Burguer, entre otras, promueven el cambio en los hábitos de consumo, la especialización productiva, erosionando la diversidad de la base alimentaria de los pueblos. Hablamos de las consecuencias que esto tiene, las tres “D”: DESARRAIGO, DESCULTURIZACIóN, DESANIMO, especialmente los y las jóvenes no vuelven a creer que es posible vivir dignamente en el campo, no creen en el valor sus saberes locales y van asumiendo esta cultura urbana, que desvaloriza los sistemas alimentarios y culturales ancestrales. Los consumidores/as pierden de igual forma que estos migrantes del campo, son los primeros perjudicados en sus alimentos. Deben gastar su dinero comprando comida, que en los países en vías de desarrollo representa hasta el 60-80% del gasto de los/las consumidores/as (incluyendo campesinos sin tierra y trabajadores del campo). Sin embargo, la agricultura campesina, indígena y familiar, considerado como ineficiente e incapaz de sobrevivir y de aportar a garantizar el derecho a la alimentación en América Latina, ha demostrado, de forma significativa, su resistencia, sus sostenibilidad y sus capacidades para garantizar la alimentación de los pueblos. Este sector ha inspirado y alimentado, conceptual y metodológicamente la Agroecología, que articula procesos sostenibles y soberanos de proveer alimentos para todos desde de los pueblos y comunidades rurales, con una perspectiva política de transformación hacia la solidaridad y la justicia social. El marco conceptual y político bajo el cual actúa el movimiento agroecológico latinoamericano es el concepto de Soberanía Alimentaria, como “el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos que garanticen el derecho a la alimentación para toda la población, con base en la pequeña y mediana producción, respetando sus propias culturas y la diversidad de los modos de comercialización y de gestión de los espacios rurales” como lo definiera la Vía Campesina y fuera adoptada por el movimiento socio ambiental a nivel mundial. La Agroecología es un camino clave para los países para poder diseñar y desarrollar sistemas alimentarios nacionales soberanos. Por esto nuestra propuesta tiene un valor social estratégico para nuestra Latinoamérica y el mundo. La agroecología no es una sustitución de insumos de origen sintético a orgánicos, sin embargo, persiste, junto con el enfoque agroecológico que promueve y defiende el MAELA, un enfoque a Agricultura Orgánica de sustitución de insumos externos. Por esto nos hemos planteado algunas prioridades para el periodo 2010-2013: Posicionar el enfoque del movimiento ante los estados y otros actores de la agricultura en diferentes ámbitos, que aporte a las políticas alternativas al desarrollo rural imperante. Fortalecer los espacios autónomos de las mujeres en el movimiento con mayores espacios de decisión. Sostener y seguir ampliando la participación, y, la membresía de organizaciones de consumidores, campesinos y pequeños agricultores/as, indígenas, de mujeres y de jóvenes. Fortalecer los procesos de Incidencia Política en todas las regiones y las alianzas estratégicas con otros movimientos y redes hacia la Soberanía Alimentaria y la Economía Solidaria. Fortalecer los grupos de trabajo en los ejes semillas, mercados locales ecológicos, educación, luchas territoriales, que fortalezcan el tejido organizativo del MAELA Formar política y productivamente en Agroecología a jóvenes y campesinos/as. Apoyar las luchas territoriales para liberar territorios de transgénicos y de agrotóxicos, asi como las luchas por la tierra, el agua y la biodiversidad. Estructura La Asamblea Continental constituye el órgano de decisión más alto frente a sus políticas donde participan los 210 miembros actuales políticamente generando las propuestas y acciones que construyen y alimentan el movimiento, reuniéndose cada tres años en lugares que rotan entre las regiones. El Comité Coordinador Continental es el órgano de representación, coordinación y de ejecución de las políticas del movimiento y sus líneas estratégicas. Es el cuerpo que coordina las diferentes regiones. Las tres coordinaciones regionales son cuerpos donde son posibles las relaciones y articulaciones dentro de cada región. Las 20 coordinaciones nacionales coordinan y ejecutan las resoluciones del Plan Estratégico. Periodo 2010-2013 En el mes de agosto en Atyra, Paraguay, el Movimiento Agroecológico de América Latina y El Caribe realizó su VII Asamblea Continental, el I Encuentro Continental de Mujeres y Agroecologia y su V Conferencia Internacional de Agroecología en el marco del Foro Social de las Américas. Allí fue electo el nuevo Comité de Coordinación Continental María Noel Salgado, Uruguay, [email protected] José Rivadaneira, Ecuador, [email protected] Juan Arguedas, Costa Rica, [email protected] Se ratificaron las nuevas Coordinaciones Regionales. Región Cono Sur, Pedro Peralta, Paraguay, [email protected] Región Andina, Javier Rivera, Colombia, [email protected] Región Mesoamérica y El Caribe, Adela Guerrero, Nicaragua y Antonio Gonzales, Guatemala, [email protected], y [email protected].