LAS AGUAS DE TOTONICAPÁN

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ESTUDIO DE CASO
MANEJO INTEGRADO DE LOS RECURSOS HIDRICOS
LAS AGUAS DE TOTONICAPÁN
Elaborado por Miguel Angel Sandoval
Para CATAC
Versión Revisada por
Elisa Colom de Morán, miembro de CATAC por Guatemala
Octubre del 2001
2
INDICE
Página
Introducción
3
Capítulo 1
1.1
1.2
El Agua y los Pueblos Indígenas
El contexto general del manejo del agua
6
10
Capitulo 2
2.1
2.2
2.3
2.4
2.5
Ubicación Geográfica
División administrativa
La tierra
El contexto del altiplano
La actividad Económica
11
12
12
14
15
Capitulo 3
3.1
3.2
3.3
Las aguas de Totonicapán
Agua y cultura
El MIRH y los pueblos indígenas
17
19
20
Capitulo 4
4.1
4.2
4.3
4.4
4.5
4.6
4.7
5.
6.
7.
Manejo del Agua en Totonicapán
Las dos visiones
Derecho Consuetudinario el Derecho Maya
La organización comunitaria
La administración política
La administración de justicia
La asociación para el agua
A modo de Conclusión
Bibliografía
Personas entrevistas
21
21
23
25
27
28
31
31
32
3
INTRODUCCIÓN
Estudiar los bosques de Totonicapán y su relación con los recursos hídricos,
es hacer un viaje hacia una visión del mundo que en general aún no es
conocida, compartida o respetada en el país y más allá, en todo el continente y
el resto del mundo occidental, pues se trata de una visión distinta que en el
menor y menos grave de los casos puede ser considerada como premoderna.
Me refiero a la cultura indígena dominante en esta región de Guatemala,
Totonicapán, y a la relación que la misma tiene con los recursos naturales
ubicados en ese departamento, especialmente con los bosques y las fuentes de
agua. Pues desde la perspectiva que se quiera analizar, los bosques y el agua
de Totonicapán no pueden ser vistos sin el estudio de la intima relación que
existe entre la población, su cultura y medio ambiente.
Y si a ello agregamos el componente del MIHR como una visión que se
considera abarcadora, el resultado es provocador y debería dar motivo para
estudios adicionales tanto desde la perspectiva forestal y de recursos naturales
como social, política, económica y cultural1.
Hacer este tipo de aproximación al tema de los bosques de Totonicapán nos
puede alejar de la sorpresa y prejuicios planteados por Thomas Veblen en un
articulo de 1982, cuando señala, “Es extraordinario que todavía haya bosques
en Totonicapán, cuando se toma en cuenta la mayor intensidad del uso de los
bosques y la tremenda necesidad de más tierras de labranza, a causa del
aumento de población de un 80% durante los últimos cuarenta años.” 2.
Y señala a continuación, sin salir del asombro, expone “Están disponibles
fotografías aéreas de partes de Totonicapán correspondientes a los años de
1932, 1946, 1954, 1958 y 1972. Una comparación de las primeras con las del
“El MIRH consiste en la administración conjunta de todos los usos del agua y de todas las medidas de
conservación, entendido como parte de los medios para lograr sostenibilidad hídrica dentro del contexto del
desarrollo nacional. Como herramienta el MIRH se aplica en sistemas hídricos naturales (vertientes y
cuencas). El MIRH exige liderazgo de las instituciones del estado y la participación organizada de usuarios,
pobladores y representantes de la sociedad civil; La existencia de un marco jurídico que le dé seguridad y
concreción de acciones mediante sistemas de administración y de políticas publica especiales.”
El estado del Agua en Guatemala. Fundación Solar. 2001.
Es en esta perspectiva que utilizo el concepto de MIRH al referirme al caso de Totonicapán. Es evidente por
lo demás, que en Totonicapán las políticas públicas y el manejo integrado del agua en la forma que se señala
en el trabajo, no tienen carácter central y dependen de una visión del mundo que no tiene nada que ver con la
que posee el Estado central. MAS.
1
2
Tomas Veblen. Conservación Forestal en el Altiplano. Mesoamerica. Diciembre de 1982.
4
año 1972, así como con observaciones hechas desde tierra, indican un patrón
forestal notablemente estable en contraste con terrenos de pastos o llanuras y
con las tierras de cultivo.”
Es evidente que el asombro del investigador al reflexionar sobre el tema de
los bosques de Totonicapán es resultado de desconocer o no valorar en su
justa perspectiva la visión indígena, y por lo tanto el asunto de las aguas no
puede ser analizado sin tomar en cuenta la visión de los indígenas K’iché 3,
etnia dominante en la zona, quienes considerar bosques y aguas como
patrimonio colectivo de su comunidad.
La visión de Veblen, que se
encuentra en el fondo del motivo de asombro de este investigador es
compartida aún por la mayoría de la población ladina y se confirma en la
legislación vigente que no reconoce ni la existencia de las comunidades como
personas de derecho ni de sus prácticas de protección, uso y administración
del agua como normas legales.
Sin embargo, resulta que la existencia de varias cabeceras de cuenca de las
tres vertientes del país se ubican en suelos y bosques de Totonicapán, y uno y
otro recurso tienen como soporte. una visión del mundo diferente a la oficial,
presenta un verdadero desafío a la compresión de la naturaleza de estas
relaciones. Ello porque en la existencia de la propiedad y aprovechamiento
colectivos de los bosques de Totonicapán y demás recursos ahí contenidos, sea
suelo, agua o biodiversidad, no pueden ser explicados sin tomar en cuenta
el entramado de relaciones sociales, políticas, jurídicas, culturales, étnicas
que ahí se desarrollan, por constituir precisamente parámetros diferentes a los
consignados en el sistema legal formal del país y muy probablemente del resto
del continente.
En otros términos, el planteamiento de impulsar un nuevo paradigma, el
MIRH, si es serio, debe considerar esta nueva perspectiva que no solo es
profundamente desconocida y omitida en el sistema legal formal del país sino
desestimada también por los nuevos teóricos de la privatización del agua y
otros recursos naturales, quienes aún no alcanzan a comprender que se trata
precisamente de una expresión propia del derecho privado, tanto en cuanto al
ejercicio de los derechos de propiedad como de uso y conservación. Es un
tema que se explica en el cuerpo del trabajo.
La manera correcta de escribir el nombre de la etnia es K’iché. Aunque se es normal ver textos en donde se
escribe y se habla de la etnia Quiché. Adicional a ello, opto por utilizar el calificativo de pueblos antes de
hablar de etnias, aún si en ocasiones uso el término de etnia. Ello se debe a cierta falta de rigor o a la
presencia de prisas. Señalo esto pues considero importante subrayar estos conceptos. Ello para situarme en los
parámetros que demandan los pueblos indígenas de Guatemala. MAS.
3
5
Se trata de una búsqueda basada en la reflexión y análisis sin prejuicios, pues
la existencia de materiales que sistematicen este tema, el MIRH desde la
visión del derecho consuetudinario o derecho indígena en Guatemala es escasa
(NOVIB/Fundación Solar; 2001, p. Xx); y para otras temas relacionados se
presenta bajo una visión antropológica que ignora las motivaciones mas
profundas de determinadas actitudes culturales que se expresan en la relación
entre hombre, agua y bosque, para situar un ejemplo. Adicional a ello, la
legislación vigente en Guatemala excluye la visión propia de los indígenas, lo
cual complica mucho mas la aproximación al tema del agua y los bosques
como recursos naturales de manejo social.
En otras ocasiones se producen lecturas demasiado alejadas de la cosmovisión
de los indígenas de Totonicapán o visiones tecnocráticas que solo nos alejan
de la comprensión de los fenómenos que están en el fondo de la relación entre
bosques, agua, espiritualidad, relaciones sociales.
Finalmente, el concepto del MIRH y los principios que lo sustentan:
eficiencia económica, equidad social y sostenibilidad ambiental, constituyen
parámetros novedosos para nuestro país y su aplicación puede dar como
resultado estudios apasionantes alrededor de los Bosques y las aguas de
Totonicapán. Y uno de los temas podría ser la relación entre la forma cómo se
administran estos bosques y aguas y los servicios ambientales que prestan para
usuarios y pobladores aguas abajo.
El consultor4
CAPITULO 1
1.1
El Agua y los Pueblos Indígenas
El agua, su legislación y administración, son limitadas y carecen de visión
social y de sostenibilidad ambiental, pues no han tomado en cuenta la realidad
sociopolítica del país (NOVIB-Fundación Solar; 2001:xx). La norma general
4
En el estudio se puede observar la presencia de una bibliografía que puede ser calificada de reciente. La
mayoría de textos consultados tienen dos o tres años, a lo sumo cinco. Ello tiene que ver con lo “nuevo” que
es el debate sobre derechos indígenas en Guatemala. O si se prefiere, ello tiene que ver con la mirada nueva
de los no indígenas ante una realidad ignorada durante muchos años: los pueblos indígenas y sus derechos. Se
puede afirmar sin duda de ninguna especie, que el debate sobre los derechos indígenas en el ámbito
internacional, arranca con la conmemoración del V Centenario del encuentro-invasión, en 1992 y luego, en
el caso guatemalteco, se profundiza con la firma de los Acuerdos de Paz en diciembre de 1996.
6
en nuestro país ha sido negar espacio para considerar la existencia de los
pueblos indígenas y sus derechos. En ello se refleja el modelo impuesto
desde la conquista española y mantenido durante la colonia, el cual da como
resultado tanto un estado centralista y excluyente como el hecho que los
indígenas son invisibilizados por el régimen legal, salvo para normar su
incorporación como fuerza laboral del país. Es un aspecto que al analizar el
caso del Totonicapán debemos tener presente con un primer plano.
Es solo con la firma del Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos
Indígenas5, en adelante AIDPI, en el marco del proceso de paz (1987-1996)
que se inicia en Guatemala un tenue reconocimiento intelectual y social de los
derechos indígenas. A ello se suma la aprobación-ratificación del Convenio
169 de la OIT en 1997, que podría ser considerado uno de los resultados más
concretos del Proceso de Paz en cuanto a reconocimiento formal de los
derechos de los pueblos indígenas de Guatemala.
Sin embargo, la existencia de una sociedad plural en términos étnicos y
culturales no tiene como correlato la aceptación jurídica formal de la
existencia de diferentes formas de aproximación a los recursos naturales, y
por supuesto, a su acceso, uso, conservación y administración.
Si partimos, por un lado, de la idea de promover el MIRH como herramienta
de un proceso de desarrollo y administración coordinada del agua, suelo y
demás recursos relacionados, con el objeto de maximizar los resultados
económicos y los beneficios sociales en una forma equitativa sin comprometer
la sostenibilidad de los ecosistemas vitales (GWP, TAC No. 4: p. 22); y por el
otro lado, promoviendo la seguridad el agua como el estado idóneo para el
desarrollo ordenado del agua, sustentada en un sistema legal, administrativo y
de políticas publicas que guarda balance y armonía entre las necesidades
públicas, las sociales y las individuales, con un alto grado de participación
ciudadana (NOVIB/Fundación Solar; 2001: p. 2-3), se puede afirmar que los
principales aspectos a destacar del AIDPI son, sin orden de prioridad, los
siguientes:
5
Acuerdo de Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas. México. 1995. Como resultado del Acuerdo se
crearon varias comisiones paritarias que a la fecha se encuentran paralizadas o en el mejor de los casos,
funcionan de manera formal ante la falta de voluntad política del actual gobierno. Claro que el gobierno
anterior no hizo mucho por dar cabal cumplimiento a los Acuerdos. Sin embargo, constituyen un punto de
referencia obligado cuando se habla de los derechos de los pueblos indígenas. En temas como el del agua, el
terreno es prácticamente virgen, aunque el Acuerdo sigue estando presente y forma parte de las posibilidades
que se abren al momento de hablar del manejo del agua y su uso sustentable. De la misma manera como he
sostenido en otro trabajo, no se puede hablar de políticas públicas en el tema del agua sin tener en cuenta los
derechos indígenas. (MAS).
7
a) El reconocimiento de la identidad, cultura e idiomas de los pueblos
indígenas.
b) De las autoridades locales indígenas
c) Del derecho indígena o consuetudinario (con las reservas del caso)
d) El derecho a las tierras y territorios
e) La participación política a todos niveles
f) Creación de comisiones paritarias para desarrollar estos temas
g) Aceptación de los compromisos internacionales sobre la materia
h) Regionalización por razones geográficas y lingüísticas.
El contenido de este listado de temas abordados por el AIDPI, constituye una
especie de parte aguas de la historia nacional, a la imagen y semejanza de los
bosques con relación a las tres vertientes de país, pues hasta antes de s u
firma, los derechos consignados el AIDPI no estaban contemplados por la
legislación del país.
Uno de los temas esenciales para aproximarse al tema de la relación entre los
pueblos indígenas y el agua, así como con todos los recursos naturales, es
intentar comprender la visión cosmogónica que hay entre estas culturas y la
naturaleza. Aquí el punto de partida es la integralidad, el hecho que las
personas y la naturaleza son parte de un mismo y único fenómeno y por lo
tanto el uso social y económico se establece en función del equilibrio entre
hombre y naturaleza.
Es por ello que en las diferentes culturas indígenas del continente existe la
noción de madre naturaleza como el ABC de la relación entre el hombre y su
entorno. Pero no se trata de una interpretación filosófica en abstracto, sino que
asistimos en este punto a una relación viva, que actúa y se encuentra presente
en la vida cotidiana de los más diversos pueblos indígenas, tal el caso de
Totonicapán.
Ahora bien, el hecho que existan pueblos indígenas en situación de pobreza
extrema, no depende de la forma como se administre el agua sino del
contexto general, político, económico y social, alrededor de la cual se da tal
administración; pero en todo caso sí implica considerar las diversas visiones
para aproximarse a su gestión, como la indígena que considera una unidad
natural entre las personas y la naturaleza.
Es lo que existe de manera muy clara en la relación que hay entre el pueblo
k’iché de Totonicapán, los bosques y otros recursos existentes en ellos, en
8
particular el agua. Es en todo caso, lo que hemos podido establecer mediante
el estudio documental, entrevistas y visitas de campo. En todo caso, ese
necesario aclarar que nuestra visión no es antropológica, desde fuera, sino
partimos de una posición que reivindica la visión de los pueblos indígenas
como necesaria para construir en Guatemala una democracia real y con ello
reconocer sus derechos de acceso, uso, conservación y administración de los
recursos existentes en sus territorios, en este caso, del agua.
La visión indígena sobre el tema del Agua o la relación con la madre tierra, se
aprecia en la ya celebre carta del Jefe Seattle de 1854, en una de cuyas partes
dice “todo lo que ocurra a la tierra ocurrirá con los hijos de la tierra”. Y
en otra parte, “Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro
modo de vida”, apreciaciones del mundo vigentes aún que deben ser el punto
de arranque para enfocar el caso del manejo de las aguas de los Bosques de
Totonicapán.
En Guatemala se discute actualmente sobre descentralización, derechos
indígenas, manejo de recursos naturales y otros temas que son centrales para
el desarrollo económico sustentable del país; y en la búsqueda de alternativas
se ha planteado lo siguiente: “... características socioculturales, de ciertas
acciones y actividades que por los resultados vistos no solo en esta comunidad
sino también en otras de Totonicapán, Sololá, Quetzaltenango y
Huehuetenango, pueden ser alternativas para un aprovechamiento y
conservación de recursos naturales en beneficio de las comunidades” (Reyes;
1998: x), al referirse al análisis entre poder local y los bosques comunales de
Totonicapán.
Es importante observar que el tema de la conservación de recursos naturales
tiene otras aristas que se deben tomar en cuenta, como puede ser la
contradicción que existe entre conservacionistas y pueblos indígenas, y entre
estos y los distintos gobiernos a pesar de pactos y convenios internacionales.6
Y ello constituye una razón adicional para documentar y compartir la
experiencia de casos como el de las aguas de Totonicapán y sus formas de
administración por los k ichés.
6
Derechos Indigenas y Conservacion de la Naturaleza. Pucallpa. Perú. 1997.
9
1.2
El contexto general del manejo del agua.
A pesar de ser el país centroamericano con el recurso hídrico renovable
interno anual más grande (116 km3 anuales) el uso per capita de agua
reportado es el mas bajo de la región (139 m3/habitante-año)7. La dispersión
legal, administrativa y de la política hídrica han conducido al país a un
desorden en el manejo del recurso, con impactos sobre la salud y la economía.
En el caso de Totonicapán, todas las cabeceras municipales cuentan con
servicios de agua potable alcanzando un cobertura del 72 %; y solo 3 no
cuentan con sistemas de disposición de aguas servidas, alcanzando una
cobertura en tale del municipio de un 789 % (PNUD; 1999: 243).
La perspectiva del MIRH es un tema que de hecho no tiene mayor desarrollo
en el país. Es en propuestas como las que en la actualidad impulsa Fundación
Solar que se puede pensar en que este paradigma puede hacerse un camino, en
medio de un profundo desconocimiento, ignorancia e intereses creados de
diversa índole, que a su vez son presionados por las corrientes globales de
mercado, privatización, subsidiariedad del estado y otras.
El paradigma del MIRH y losa principios que lo sustentan, repito, eficiencia
económica, equidad social y sostenibilidad ambiental dan pie para considerar
las diversas visiones que sobre el manejo del agua se tienen en Guatemala, en
función de encontrar un equilibrio entre los diversos actores del desarrollo de
este recurso.
CAPITULO 2
2.1
Ubicación Geográfica
Totonicapán8 está ubicado en el occidente del país, hacia la frontera con
México, a unos 200 kilómetros de la capital, por la ruta interamericana. Tiene
una temperatura media que oscila de 12 a 18 grados centígrados.
Se
considera por tanto de clima frió. Durante los meses que corresponden al
invierno, entre noviembre y febrero, la temperatura alcanza hasta 10 grados
bajo cero. En esta época se producen heladas que afectan el curso de la
agricultura, lo cual históricamente ha limitado este tipo de actividades y no ha
permitido la expansión de la frontera agrícola (Elías; 1998; p. 4-5).
7
8
Guatemala. El rostro rural del desarrollo humano, 1999, pags. 177-178.
Alcaldes Comunales de Totonicapán. Efraín Tzaquitzal. Pedro Ixchiu. Romeo Tiu. Marzo de 2000.
10
Totonicapán está ubicado en una meseta rodeada de cerros y montañas
situadas a una altura que va desde los 2400 msnm hasta y los 3300, y
delimitado por barrancas que dificultan el acceso a estas tierras.
Las
montañas situadas hacia el oriente son las de Kaxtun y Tun Abaj, al poniente
las de Kuxliquel, al norte el Tamango y al Sur Paraxquimal, denominada
comúnmente como Alaska. Totonicapán colinda con los departamentos de
Quetzaltenango, Sololá, Quiché y Huehuetenango, que en algún momento
formaron parte del Gran Totonicapán.9 Ver Mapa No. 1.
El departamento tiene extensión de 1,061 km.2; con una población total
aproximada de 322,877 habitantes, de los cuales el 95 % son indígenas de la
etnia maya k'iché (PNUD; 1999: p. 207); y una densidad de población de
242 hab/km cuadrado. El índice de alfabetismo es del 50 % (PNUD; 1999: p.
235; y la cobertura de servicios hospitalarios públicos es muy baja (0.339
camas por cada 1,000 ha y 0.012 médicos por habitante).
El idioma oficial del país es el español y por lo tanto se emplea para todo
asunto legal formal, siendo el idioma K'iché el más hablado en la región.
2.2
División administrativa: Los 48 cantones
La cabecera departamental de Totonicapán está organizada en cuatro zonas,
con ocho aldeas, treinta y seis cantones, varios parajes y caseríos. Esta
organización constituye una modalidad administrativa diferente al resto de
departamentos del país debido, entre otras razones, al alto porcentaje de
indígenas (95 %) y a una historia de resistencia y negociación entre el poder
formal, legal, derivado de la conquista y las autoridades indígenas reconocidas
por sus habitantes.
El conjunto de autoridades indígenas integran lo que desde muy antiguo se
conoce o se denomina “El pueblo indígena de los 48 cantones”.
2.3
La tierra
En este departamento las tierras son en su mayoría de propiedad comunal,
figura no reconocida expresamente por la legislación. Para regularizar sus
derechos y defender su patrimonio ancestral, los k’ichés de Totonicapán han
9
En el Titulo de los Señores de Totonicapán se encuentran referencias a lo que fue el Territorio de Otzoya y
abarcaba otros departamentos actuales, incluso de la costa sur.
11
desarrollado iniciativas que les han permitido utilizar los mecanismos legales
establecidos como consecuencia de la conquista y la colonia por los españoles
y luego por los organismos de estado de la República, con el objeto de
defender su patrimonio y así preservar sus derechos. Entre éstas, algunos
estudiosos sugieren
se encuentran las parcialidades, figura de gran
importancia dentro de las comunidades de Totonicapán; consiste en una
extensión de tierra, una comunidad de personas que es la titular de los
derechos de propiedad, cuenta con personalidad jurídica reconocida
oficialmente y representación oficial ante la administración municipal, y
posee sus propios alcaldes auxiliares, empíricos, guardianes, fontaneros,
guardabosques y escolares.
De acuerdo con la visión de los indígenas, la relación con la tierra la explican
de la forma siguiente: “Originalmente todo era de todos, la naturaleza
pertenece y se pertenece a ella”, pero luego con sentido de cuidado y
protección del patrimonio se fueron delimitando mojones entre algunas
parcialidades; y desarrollando ciertas normas de uso, como aquélla que solo
los parientes podían aprovechar el bosque porque siendo parte de la
comunidad y ésta de la naturaleza, entonces sí cuidaban los recursos
naturales de todos.
Cuando a fines del Siglo XIX se instituye el sistema registral de propiedad de
los bienes inmuebles—el suelo—en Guatemala, se modifica el sentido y valor
real legal de la parcialidad y las comunidades luchan por encontrar
instituciones y mecanismos de este nuevo sistema formal, ladino, para
protegerse de seguros despojos y usurpaciones de tierras por personas que,
basadas en esta nueva normativa, formal, desconocían el ejercicio de
derechos ancestrales de los indígenas sobre la tierra 10, dando lugar antes y aún
ahora (2001) a diversos reclamos para recuperar las tierras, como se
documenta en la obra Esta Tierra Es Nuestra (1998).
Desde la perspectiva occidental existe la idea que lo comunal pone en riesgo la
propiedad y el uso productivo de los recursos naturales. Incluso hay teóricos
que hablan de la tragedia de lo comunal y apuntan en esa dirección de forma
muy clara, como Hardin, sin entender se trata también de una figura que
De acuerdo con Gustavo Palma Murga. Esta tierra Nuestra. 1998. “Para Carmack los clanes antiguos han
persistido en forma modificada en Totonicapán y mantienen funciones socioculturales de mucha importancia
en sector rural. Y han formado alianzas entre las llamadas parcialidades, a partir de su residencia en territorios
tradicionales llamados cantones. Hay evidencia de que los cantones con bosques suficientes para explotar la
madera están organizados por medio de parcialidades. Así la parcialidad como institución expresa la
tendencia a proteger los intereses económicos y reemplazar grupos de parentesco con grupos territoriales.”
10
12
podría encuadrar dentro del concepto de derecho privado occidental—el
ejercicio de derechos comunales sobre bienes determinados cuya disposición
sólo corresponde a los miembros de la comunidad. Sin embargo la
experiencia de Totonicapán indica otra cosa. Varios autores sostienen que los
bosques comunales han constituido el mejor mecanismo para la conservación
forestal en el altiplano guatemalteco, debido al interés colectivo en mantener
estrategias de previsión sostenible de bienes y servicios del bosque, contrario a
la teoría de la tragedia de lo comunal (Silvel Elías; 1994).
Probablemente no exista otro departamento en el país, como Totonicapán, que
practiquen y vivan las características del concepto de las tierras comunales.
“Históricamente las tierras de Totonicapán se caracterizan por ser de
propiedad comunal, de allí la existencia de bosques comunales, una parte al
cuidado de las comunidades, de las parcialidades, y otras a cargo de la
municipalidad, quien por muchos años ya figura como depositaria de los
títulos de los indígenas de los 48 cantones.”.
Ahora bien, la co-existencia del minifundio con los bosques comunales se
mantiene y se manifiesta de manera muy concreta. Por su lado, el ejercicio de
la propiedad y disposición del minifundio es personal o familiar y en general
destinado al desarrollo de actividades productivas no forestales, mientras que
los bosques son comunales y se destinan tanto a una actividad forestal
controlado como a la preservación de sus otros recursos naturales, entre ellos
el agua y la biodiversidad. El Código de conducta incluye las prohibiciones
de (i) utilizar cualquier área de los bosques para la agricultura, así como la de
( ii) construir infraestructura vial dentro de los mismos.
El minifundio señalado se ubica en los alrededores de los bosques y el
conjunto de actividades económicas, incluida la agricultura, se hace fuera del
límite físico de aquéllos. Las nuevas prácticas para el aprovechamiento
forestal requieren un proceso directo y consciente de consulta tanto como los
miembros de las comunidades como con las 48 autoridades de los cantones.
El criterio de aprovechamiento es la moderación y la intensidad del mismo
está condicionada por las necesidades reales y actuales de su población y por
la capacidad productiva de sus carpinteros.
En este contexto de asedio permanente sobre los derechos de propiedad y
aprovechamiento comunales de los indígenas sobre el suelo, los bosques y
demás recursos, de parte de un sistema económico, social y legal que aún no
reconoce plenamente todos sus derechos, la organización indígena tradicional
13
ha podido encontrar, también, mecanismos para ordenar la protección y
disposición de las aguas de los Bosques de Totonicapán, como se observa
tanto en normas de conducta como en la estructura y funciones de las alcaldías
indígenas que como repetimos, son producto de sus costumbres ancestrales de
no menos de quinientos años y diferentes a la alcaldía occidental, legal, o
ladina.
Estas normas y esta organización social para proteger y usar los recursos
naturales tiene su fuente, su legitimidad, en el reconocimiento y la práctica
consuetudinaria del pueblo, radica en la voluntad de los habitantes.
2.4
El contexto del altiplano
De controlar el 100% del territorio11, los pueblos mayas guatemaltecos fueron
segregados territorialmente y prácticamente concentrados en las tierras altas
del altiplano central, occidental y norte, y en territorios dispersos de lo que
hoy es la parte oriental del país; y se podría afirmar que en el centro del
territorio maya, el corazón, se ubica precisamente en Totonicapán, lo cual
habla de una especie de último círculo de resistencia, tanto en términos de
protección del patrimonio comunal del suelo y demás recursos naturales como
de su propia población y cultura, y en el caso que nos interesa, de los bosques
y las aguas. Cabe agregar que, históricamente la situación de desarrollo de
estas comunidades de Totonicapán no ha sido acompañada por medios—
políticas públicas ó modelo económico occidental capaz de generar mejores o
diferentes condiciones para acceder u optar a otros formas de vida.
Ahora bien, estos datos de orden histórico, cultural, de recursos naturales,
étnicos, no alcanzan para ocultar los indicadores de pobreza en la cual vive la
población de esta región, especialmente la indígena, como lo demuestra el
índice general de desarrollo humano de Guatemala12: “Los datos mas
actualizados confirman lo que se constató en el Informe Anterior: los índices
más altos de desarrollo humano corresponden al departamento de..., mientras
que los más bajos se observan en las regiones Norte y Noroccidental,
conformadas por los departamentos de mayoría indígena.”; y aún cuando estos
índices tienden a mejorar aún persisten grandes diferencias y las mejorías se
concentran en la región central del país (PNUD; 1999: p.1-2); encontrándose
11
La pobreza Indígena. Gobernabilidad Intercultural y Políticas Publicas Para el desarrollo de Guatemala.
1999. Ediciones Munikat.
12
En este caso, para construir el Indice de Desarrollo Humano, PNUD en Guatemala combina datos de los
ingresos, con la esperanza de vida, la asistencia escolar y universitaria y el alfabetismo
14
Totonicapán dentro de la región Suroccidental con un índice de 0.5 respecto a
uno de 0.8 % (PNUD; 1999:17). Ver Cuadro No. 1.
2.5
La actividad económica
De la población económicamente activa, un 24.6 % de personas son
trabajadores por cuenta propia en actividades no agrícolas, un 16.3 % son
asalariados agrícolas y un 36.8 %, asalariados no agrícolas (PNUD; 1999,
256).
Las condiciones geomorfológicas del suelo y la composición social, unida a
los rasgos históricos de Totonicapán, dan cuenta de un régimen de propiedad
privado individual y comunal. El régimen individual de propiedad consiste de
pequeñas parcelas destinadas a vivienda y a las actividades productivas y se
denominan minifundio. Las grandes extensiones de propiedad privada
individual de la tierra para los propósitos mencionados, sencillamente no
existen13. El régimen comunal de la tierra comprende principalmente los
bosques de Totonicapán y como antes se mencionó, su titular lo es la
comunidad y su aprovechamiento corresponde a todos sus miembros,
conforme un código de conducta propio del derecho consuetudinario ó
indígena. Ver Lista No. 2, Bosques de Totonicapán. Debido a la vocación
natural de los suelos, que es forestal en un 80 % (CDRO; comunicación
personal, 2001), así como a la altura y clima de la región, la comunidad se
dedica fundamentalmente a las actividades forestales, pues las tierras aptas
para la agricultura alcanzan solo un 2 % (CDRO; comunicación personal:
2001).
Factores naturales combinados con costumbres ancestrales han permitido no
solo conservar una masa boscosa importante, sino administrar las aguas en
función de las necesidades de la comunidad, a pesar de la enorme presión
social, económica y política, y como se ha apuntado ya varias veces, conforme
un sistema normativo observado por costumbre propio del derecho indígena.
Ello ocurre cuando en otras regiones del país de vocación igualmente forestal,
asistimos anualmente a la pérdida de grandes extensiones de bosque, cuya
estimación global, nacional, es de 100,000 hectáreas14.
13
Algunos estudiosos han llegado a calificar los bosques de Totonicapán como un latifundio comunal, lo cual
no pasa de ser un intento descriptivo, pero no va al fondo del problema. MASV:
14
Memorial del Golfo Dulce. Marco Vinicio Mejía. 1997. El autor proporciona datos que pueden ser
considerados de uso extendido. Lo más significativo es la perdida de la cobertura boscosa en el territorio
nacional.
15
En todo caso, lo que importa resaltar es que se ha mantenido una importante
masa boscosa a pesar de la presión que existe y que la leña es la fuente de
energía principal, pues del total de familias de Totonicapán el 92.67 % utiliza
leña y carbón como su fuente principal de energía (PNUD; 1999: 246)15; en
contraposición con otras regiones del país cuyos suelos son también de
vocación forestal, pero han sido usados para otras actividades productivas por
sus habitantes que implican la tumba y quema del bosque—en su mayoría
producto de las políticas públicas de transformación agraria de los años 60, 70
y 80—optando por la ganadería y el cultivo de productos agrícolas de poca
rentabilidad, contribuyendo notablemente a la erosión de los suelos y a la
pérdida de biodiversidad, tal el caso de las tierras de la Franja Transversal del
Norte ubicadas hacia el norte de Totonicapán.
No obstante, los hechos acerca de Totonicapán, sus bosques y aguas, las
formas de ejercer derechos de propiedad y de usar sus recursos naturales, en
función de encontrar un equilibrio entre naturaleza, sociedad y economía,
exigen la documentación y difusión de estas experiencias tanto para proteger
derechos de las comunidades sobre estos recursos como para compartir con
otras comunidades e individuos esta experiencia.
La carpintería y las artesanías son actividades económicas derivadas de la
forestería y representa para la población de Totonicapán otra opción de
empleo y obtención de recursos que mitiga la falta de tierra ó mas bien de
otras oportunidades de acceso al desarrollo y a la riqueza; y a la vez
contribuye a la conservación del bosque, pues la comunidad es muy celosa en
cuanto a la forma, modo y oportunidad de aprovechar el bosque para estos
fines, lo cual relacionan directamente con su capacidad productiva y las
necesidades materiales familiares que necesitan cubrir. Priva el criterio de la
moderación en la toma de estas decisiones. Ello impide el uso desorganizado y
desmedido de la madera de los bosques, lo cual apunta hacia garantizar la
sustentabilidad del bosque y de las actividades económicas en sí. Es una
visión de alcance histórico, aun si en ocasiones se le califica de conservadora,
especialmente de parte de la industria forestal ladina y de los teóricos del libre
mercado a ultranza.
Adicional a ello se desarrolla en la región ganadería de ovina, pero en proceso
de disminución en los últimos años. Se cultiva el maíz en una cosecha anual
15
En Comalapa, municipio de Chimaltenango se considera que ya no existen bosques comunales. Los
últimos se sitúan alrededor de la década de los 80, pero por el conflicto armado estos fueron desapareciendo al
ser ocupados por el ejercito. Entrevista con Pedro Bal.
16
mientras que otras regiones se dan dos o tres cosechas anuales, incluso cuatro.
El trigo es otro de los cultivos de la región, aunque en proceso de disminución,
debido entre otras razones a la liberación arancelaria y aumento de la
importación, y de manera reciente se desarrolla el cultivo de hortalizas.
Servicios obtenidos del bosque
La población obtiene bienes y servicios de los bosques y sus aguas, aún no
debidamente valorados ni en cifras ni social y ambientalmente; así como que
también prestan—la población de Totonicapán—servicios ambientales, a
quienes se encuentran aguas abajo, tampoco reconocidos ni compensados en
forma alguna. Entre los bienes del bosque se encuentran la leña, animales de
caza y plantas medicinales y alimenticias; y entre los servicios, el uso del agua
para fines domésticos y agrícolas y los servicios ambientales a terceros. Mas
allá de estos bienes y servicios y de su valor económico se encuentra la
relación espiritual población-bosque-tierra-universo.
En diversos estudios se llega a la conclusión que el valor monetario que cada
familia extrae del bosque en promedio, asciende a Q10,000 anuales. Solo
por el uso de leña se calcula alrededor de Q1800 a Q200016 el valor de
mercado. Y si se agrega el valor monetario de los usos medicinales, agua,
bienes de caza, otros alimentos como hongos y hierbas, la cifra parece
adecuada.
CAPITULO 3
3.1
Las Aguas de Totonicapán
Sin lugar a muchas equivocaciones es posible afirmar que Totonicapán
constituye un departamento crucial para el sistema de administración de las
aguas de Guatemala: se encuentran en el vértice que une las tres vertientes del
país, constituye una especie de parte aguas del territorio nacional. En sus
bosques se distribuyen recursos hídricos para cuatro cabeceras de cuenca de
ríos muy importantes para la economía del país, distribuidos en las tres
vertientes, como lo son el Samalá, Chixoy, Motagua y Nahualate, así como
otros ríos menos importantes, como el San Diego, San Jorge y Nicajá 17,
también nacen en estos bosques 18. Ver Mapa No.2 y Cuadro No. 2.
16
Poder Local y Bosques Comunales. Enrique Virgilio Reyes. 1998
Poder Local y Bosques Comunales. Enrique Virgilio Reyes. 1998
18
Autogestión Comunitaria de Recursos Naturales. Silvel Elías Gramajo.1997
17
17
Ello podría llevarnos a afirmar que la cuestión del agua se resuelve si se
resuelve la problemática de Totonicapán. Aunque esto puede ser considerado
una exageración, si contiene un elemento de verdad en la medida que los ríos
que tienen origen en las montañas y bosques de Totonicapán pertenecen a las
tres vertientes del país.
Solo para tener una idea de la importancia estratégica de los bosques y las
aguas que de ahí nacen, se puede señalar que los ríos Samalá y Chixoy tienen
hidroeléctricas vitales para el sistema eléctrico nacional. De las seis
existentes, la Santa María en el río Samalá produce 6,520kw, y la Chixoy, la
mayor del país, produce 300MW19.
Mientras que el río Motagua es la fuente principal de riego para la zona con
menor precipitación media anual del país, y el Nahualate provee agua para
irrigar zonas agrícolas de la costa sur—café y caña de azúcar.
Paradójicamente, un importante sector de la población que vive en las áreas
rurales de las cuencas estratégicas, es decir en la parte alta de las mismas, en
Totonicapán, cuenta con servicios de agua potable deficientes y debe recurrir
a la leña como fuente de energía, pues están privados del servicio de energía
eléctrica (Silvel Elías Gramajo). Adicionalmente, la población de estos
bosques no recibe, a cambio del cuidado de los bosques y las fuentes de agua,
retribución alguna por los servicios prestados a los usuarios y beneficiarios
aguas abajo.
Los servicios que de hecho presentan las comunidades de Totonicapán por el
cuidado del bosque y de las aguas son un elemento a ser considerado con
ocasión del diseño e implementación de las políticas públicas del agua, más si
19
PNUD.1998
18
éstas se pretende basarlas en el MIRH, pues para los usuarios y pobladores
aguas arriba representa ciertas limitaciones y para quienes se encuentran aguas
abajo ciertos beneficios.
De lo anterior se puede inferir que el cuidado de los bosques de Totonicapán
representa una necesidad nacional, aun cuando se considera luego del estudio
realizado y la bibliografía consultada, que el Estado no asume aún
responsabilidad alguna por esta situación, ya sea por ignorancia o bien por no
considerarlo parte del interés público, nacional o estratégico. Tampoco
asumen compromiso en este sentido, el conjunto de sectores beneficiados con
estas aguas y los servicios ambientales prestados en los bosques--eléctrico,
riego y otras, lo cual sí debe formar parte de una agenda y preocupación
nacional.
Indudablemente se impone una reflexión de mayor alcance
alrededor del uso y manejo colectivo de los bosques de este Departamento y
de la retribución que su población merece por ello.
3.2
Agua y cultura
Ahora bien, junto a las cuatro cabeceras de las cuencas de los ríos señalados,
se puede hablar de la existencia de unos 1000 (mil) nacimientos de agua
inventariados (Asociación Uleu Che´Ja; comunicación personal, 2001).
Estaríamos hablando entonces, de la región que proporcionalmente a su
extensión produce la mayor cantidad de agua del país. De tal suerte, las
comunidades de la región se benefician de manera directa de estos
nacimientos. Sin embargo no existe ninguna política oficial o central que
regule este uso. Y esto es lo que podría considerarse lo más significativo del
estudio de este universo.
Lo que existe, y de ahí la importancia del estudio de los bosques de
Totonicapán y sus fuentes de agua, es el manejo de estos recursos por los
indígenas de manera milenaria, de acuerdo con códigos propios, que la
legislación nacional y la cultura dominante no reconoce ni considera válidos o
legítimos y la permanencia de estas prácticas de estas costumbres, resulta de
una coexistencia entre culturas producto de una negociación centenaria entre
las autoridades de los cantones de Totonicapán y los gobiernos centrales. Es
un tema que explicamos mas adelante.
19
3.3
El MIRH y los pueblos indígenas.
Hay un tema sobre el cual me parece necesario hacer una reflexión adicional.
Es el hecho que el manejo de los bosques y fuentes de agua en Totonicapán
representan un ejemplo de manejo integrado del agua y recursos naturales, en
donde el punto de partida, la motivación de origen es una cosmovisión que
considera que el hombre y la naturaleza son complementarios, integrados,
parte de un mismo universo.
Es por ello que la ausencia de políticas publicas tanto para el tema del agua
como para todo lo que representan los pueblos indígenas y su organización
social y política, no ha dado como resultado el deterioro alarmante que
observamos en otros lugares del país. Señalo esto pues en otras partes del
territorio nacional, las fuentes de agua no son administradas en función social
y ambiental, padecen altos niveles de deforestación en sus alrededores y de
contaminación y aprovechamiento individual excluyente,20 pero sobre todo,
hay una clara tendencia hacia el deterioro de las mismas.
Al grado que por la tendencia histórica, una parte significativa de las aguas
superficiales del país conocen deterioro de calidad y cantidad, en un nivel tan
pronunciado que haría de su recuperación algo imposible si no es mediante
amplias inversiones, y un esfuerzo coordinado entre la población y las
autoridades. Aunque por supuesto existen zonas en donde es posible abordar
este proceso de recuperación con un mayor nivel de participación social.
Pero en el caso de Totonicapán nos encontramos con una especie de
universo que a pesar de todos los embates recibidos y ello durante siglos,
mantiene como resultado de una cosmovisión, organización social y
normas jurídicas propias, una relación con el medio ambiente y sus
recursos que puede ser considerada ejemplar.
CAPITULO 4
4.1
Manejo del Agua en Totonicapán
En esta parte como en las anteriores nuestra aproximación al tema del manejo
del agua tiene como punto central de arranque todo el entramado de relaciones
20
Es importante subrayar que el agua constituye un bien de dominio publico, que es inalienable,
imprescriptible y no es embargable por particulares. Por ello, consideramos la venta o apropiación particular
como algo ilegal y sobre todo, inconstitucional. Gestión del Patrimonio del Estado. Flacso. 2000.
20
sociales y culturales que se desarrollan en el departamento de Totonicapán.
Otras fuentes de información, (las oficiales) no forman parte en primera
instancia de esta aproximación, pues parto de la hipótesis que en el caso de los
bosques y el agua en Totonicapán, el uso y aprovechamiento de estos recursos
tiene base comunal y en esa medida, dictada por las tradiciones de una
comunidad cultural especifica: el pueblo k’iché de Totonicapán y su propia
cosmovisión.
4.2
Las dos visiones
El tema del agua y su manejo no es para nada desconocido por los habitantes
de esta región. Parecería inclusive que existe a su alrededor un desarrollo
importante de normas y actitudes que permiten considerar el agua como uno
de los temas centrales en la visión de los pobladores.
De igual manera existe conciencia de la magnitud e importancia de los
recursos que hay alrededor de los bosques. De ahí que se hayan desarrollado
no pocos conflictos alrededor del agua y su posesión, uso y beneficios de otra
naturaleza que la misma proporciona, “han sido legal o ilegalmente
apropiados por comunidades o grupos de vecinos, sin que exista una
regulación al respecto.” (Silvel Elías Gramajo; 1997)
Esta visión parece no ser compartida por investigadores mayas de Totonicapán
quienes afirman que en ese departamento existe un conjunto de normas y
prácticas que van desde la misma integración de las corporaciones
municipales a los códigos de conducta, no necesariamente escritos, que
habitualmente se utilizan en las relaciones sociales de las comunidades, que
constituyen la fuente de derecho que funciona y se respeta. Las tareas
concretas de las autoridades se explican adelante, al tratar la organización
comunitaria. Como por ejemplo
“se ha establecido que el beneficiario de agua potable proveniente de los
manantiales del bosque, tiene la obligación de sembrar y cuidar 10
árboles anualmente, de lo contrario será sujeto de sanciones”
(ALCALDES COMUNALES DE TOTONICAPAN. Tzaquitzal, Ixchíu, Tíu.
2000).
Adicional a ello, en las comunidades ciertas normas para el del agua son
tomadas de manera consensuada mediante asambleas. Ello ocurre también con
21
los bosques, el uso de la leña, la cacería y otras actividades. En suma se trata
de una forma de organización social en donde lo comunal prevalece sobre lo
particular. Por lo menos en cuanto a los recursos naturales.
Este aspecto de la conservación del agua vía la siembra de árboles forma parte
de las llamadas consignas que se trasmiten de generación en generación y que
son caracterizadas como el Gran Código Oral del derecho maya.
Es evidente que una norma de esta naturaleza no se encuentra incluida en las
leyes forestales, de agua, municipal, o lo que sea del resto del país. Sin
embargo es algo que forma parte de la vida cotidiana del pueblo de
Totonicapán. En otros términos, es parte de una cultura, de una visión de la
relación del hombre con la naturaleza, que por supuesto se expresa en un
conjunto de normas que integran un derecho.
Se dice fácil pero no hay que olvidar que en Guatemala el derecho indígena no
es aceptado como tal y a lo sumo se llega a admitir declaraciones generales
sobre usos y costumbres para temas que no afectan al conjunto del país y su
normativa. O, en todo caso, se acepta la existencia de los usos y costumbres
mientras sea en el ámbito formal y esto no descienda a los temas concretos.
En otros términos, se puede aceptar el concepto de usos y costumbres para el
tema de los recursos naturales, pero no se aceptan derechos concretos que
vayan en contra de ninguna política publica que incorpore recursos sobre los
cuales se reconozca la presencia de los usos y costumbres. Es un doble
discurso, pero sobre todo, una práctica que excluye cualquier norma que no
sea la oficial u occidental.
4.3
El Derecho Consuetudinario y el Derecho Maya
Es una especie de consenso que el derecho consuetudinario, o mejor, la
costumbre, es una fuente de derecho. Esto opera en cualquier cultura. Sea la
cultura que sea, en los usos y costumbres hay una fuente de derecho, de
normativa social. Es lo que todo mundo acepta como legítimo de lo que
denominamos consuetudinario.
Es por ello que en Guatemala la cuestión del derecho consuetudinario no
despierta mayores problemas, siempre y cuando el mismo no constituya un
derecho alternativo al positivo vigente o vaya en contra del status quo que la
legislación formal, occidental, protege. En otros términos, existe acuerdo en
22
que los indígenas tengan y mantengan sus usos y costumbres en la medida en
que ello no constituya un DERECHO FORMAL, y en consecuencia, no
ponga en riesgo la hegemonía del derecho positivo existente.
Para decirlo en otros términos, el uso o reconocimiento del derecho
consuetudinario por parte de los indígenas en Guatemala expresa, en el
fondo, la negativa a reconocer a los indígenas el principal derecho, esto es,
el derecho a definir su propio derecho 21.
Parecería un juego de palabras pero lo que está expuesto en este pequeño
párrafo es lo que se encuentra en la base de las demandas indígenas no
resueltas y no satisfechas en la actualidad.
Raquel Irigoyen22, experta en la relación entre derecho indígena y derecho
estatal dice “En términos teóricos, el derecho consuetudinario no tiene el
mismo estatuto que el derecho estatal, aunque pueda tener igualmente
normas, autoridades y procedimientos propios, así como reglas para cambiar
reglas. La palabra “consuetudinario”, además, fosiliza los sistemas jurídicos
no estatales bajo el prejuicio de que son estáticos en el tiempo, mientras que el
derecho estatal o central si aparece con capacidad de cambio . . .
“Por ello, algunos utilizan como sinónimo de consuetudinario la palabra
“tradicional” y de ahí, no pocas veces se pasa a los calificativos de sistemas
“atrasados”, no modernos, primitivos o inferiores.” .
Y es lo que permite caracterizar la situación de Totonicapán como de una
esquizofrenia jurídica en la medida en que el derecho nacional reconocido es
desconocido por la población k’iché de la región, y a la inversa, las prácticas
jurídicas de los totonicapenses no son reconocidas por el Estado guatemalteco.
Adicional a ello, en el caso que nos ocupa, las prácticas no reconocidas son
las que precisamente dan sustento a no pocos elementos del MIRH.
Pero este tema que en otras condiciones sería parte de un debate jurídico sobre
el derecho consuetudinario como fuente de derecho positivo, y no como
sustituto del derecho maya, se trata de un debate crucial en términos de la
21
El tema del derecho a la autodeterminación es en realidad la demanda principal de los pueblos indígenas, en
la medida que la misma hace referencia al derecho a elaborar por si y ante sí, todo lo relativo a sus normas de
conducta, a definir sus relaciones políticas, en una palabra, al derecho a la autonomía. Es algo que ahora se
discute ampliamente en México en el marco de los Acuerdos de San Andrés Larraínzar y las reformas a la
Constitución política de ese país. MASV
22
Pautas de Coordinación entre el derecho indígena y el derecho estatal. Raquel Yrigoyen Fajardo.1999.
23
relación que existe entre la cultura k'iché y la defensa de los bosques y las
aguas comunales de Totonicapán.
Para decirlo en términos utilizados por intelectuales mayas, habría que
establecer en orden de prioridad que es más importante defender: los
bosques comunales y los recursos en ellos existentes, como el agua, o la
cultura milenaria que les da origen y sustento.
Y en el caso nuestro, hay que definir una aproximación al tema de los bosques
comunales, los recursos hídricos y su manejo; a propuestas de las políticas del
agua, que sean en primer lugar, respetuosas de los derechos del pueblo
indígena de Totonicapán.
En este sentido, el interés por los bosques y el agua de Totonicapán, debe ser
subordinado al derecho de los indígenas de la región al ser los principales
beneficiarios de cualquier uso que se le dé a los criterios con los cuales
defienden los bosques y el derecho indígena, así como su particular forma de
organización social. Pues lo contrario podría ser interpretado a larga como
una forma mas de expropiación.
Pero más allá de este tipo de problemas, me parecería adecuado que el
concepto de pluralismo jurídico se instalara en la visión que podamos tener de
una realidad como la que plantean los bosques de Totonicapán y el uso y
cuidado de los recursos naturales que existen en ese universo.
Es una de las principales conclusiones de un estudio realizado por
intelectuales k’ichés quienes señalan la urgencia del reconocimiento y
desarrollo del pluralismo jurídico, en la medida que esta vía supone el respeto
pleno de los derechos de los k’ichés de Totonicapán.
4.4
La organización Comunitaria.
En Totonicapán como en otros lugares del país con población
mayoritariamente indígena existen de manera simultánea la municipalidad
legalmente constituida y la alcaldía indígena legítimada por aceptación
social. Es una especie de juego de palabras pero en el fondo lo que existen
son dos estructuras paralelas que no siempre y solo en algunas ocasiones
coinciden.
24
Es el caso que encontramos en Sololá,23 (departamento de Guatemala) que
históricamente fue en algún momento parte del Gran Totonicapán. De la
misma manera, en otros lugares del país existen las corporaciones municipales
y la alcaldía indígena. Es una contradicción que se vive de manera cotidiana,
pero que esencialmente solo expresa la complejidad socio-cultural y política
que existen en Guatemala.
Uno de los lugares en donde la municipalidad “occidental” y la indígena
coinciden con mayor frecuencia es en Totonicapán.
Esto se debe al
importante nivel de organización desarrollado por los indígenas desde la época
colonial.
No se trata de un fenómeno casual, ni espontáneo, ha sido
construido a lo largo de los últimos 500 años, como una forma de resistencia,
una manera de preservar la cultura originaria y medio para acceder,
aprovechar y conservar los recursos naturales consustanciales a la misma.
En el caso de las Parcialidades, ya mencionadas, se encuentran rasgos de
ascendencia familiar como el primer elemento para legitimar la pertenencia
hacia los recursos propiedad de la parcialidad. Es el caso de la comunidad
Baquiax en donde los derechos de propiedad se trasmiten por parentesco de
sangre. En este caso los extranjeros a la comunidad no pueden adquirir ni
heredar derechos de propiedad, pero sus hijos nacidos allí de padre ó madre
de la parcialidad sí adquieren los mismos derechos que el resto de los
miembros de la parcialidad. Se trata de una forma de garantizar que la
propiedad continúe siendo de la comunidad. En una estructura de propiedad
derivada del patrilinaje.
Las parcialidades son administradas por un organismo colegiado, denominado
Junta Directiva, su Presidente electo por los dueños directos y el resto por
todos los miembros de la comunidad, denominados condueños, socios y
afiliados. Ciertas normas ya son parte del gran código oral, como en el caso
del agua, las relacionadas con proteger las fuentes para mantener la
disponibilidad de agua, usar las aguas para el destino previsto, usarlas con
moderación y realizar trabajo comunal para su mantenimiento y conservación.
23
Los ejemplos de Santiago Atitlán y la cabecera departamental de Sololá indican la presencia de autoridades
indígenas tradicionales que cuentan con un nivel de aceptación similar o mayor a la alcaldía “oficial”. Y este
nivel de aceptación se produce cuando hay coincidencia entre las autoridades tradicionales y las elecciones
formales de autoridades edilicias. Ver Santiago Atitlán Ombligo del Universo Tz’utujil. Morna Macleod.
2000. Autoridad y gobierno Kaqchiquel de Sololá. 1998. Como se puede observar, con el caso de Santiago y
de Sololá, las etnias Tz’utujil y Kaqchiquel, presentan comportamientos semejantes a las de los k’ichés de
Totonicapán. Es otra de las razones que le adjudican importancia al estudio de Totonicapán y su relación con
los recursos naturales, pues permite observar normas de comportamiento que son extendidas entre los pueblos
indígenas.
25
Cuando se trata de introducir nuevos elementos, sean estudios ó practicas
relacionadas con los recursos, incluida el agua, la Junta Directiva de la
parcialidad, antes de tomar una decisión, somete a consideración de la
comunidad este nuevo elemento; si es aprobado, la Junta Directiva, primero,
manda se experimente la medida, el nuevo elemento de aprovechamiento para
corroborar si efectivamente dará los resultados esperados. Si es así, la
medida se generaliza. En caso contrario, si la comunidad no aprueba la
incorporación de un nuevo elemento, la Junta Directiva busca o pide
información adicional para aclarar el tema y si lo considera pertinente,
nuevamente solicita opinión a toda la comunidad. Una decisión favorable es
acatada por todos y quienes actúan más allá de lo resuelto o en contra de lo
resuelto, son sancionados directamente por la Junta Directiva y reciben el
rechazo social de la comunidad. Si es necesario también defienden sus
decisiones frente a terceras personas24.
Ahora bien, este no puede quedar divorciado del hecho que la mayoría de la
población de Totonicapán es Maya (95 %). Es posible que sea en el ámbito
nacional la mayor concentración de población indígena por kilómetro
cuadrado.
Es por ello que el tema planteado acerca de la prioridad a
establecer entre recursos y cultura de la gente que habita esta región del país,
parece sumamente pertinente.
4.5
La administración Política
Aunque la municipalidad “occidental” y las autoridades indígenas coincidan
en muchas ocasiones como resultado del alto nivel de participación de los
indígenas en el desarrollo de su propia institucionalidad, es importante
destacar que esta institución, la Alcaldía Indígena, y su organización, merecen
un estudio aparte por el alto nivel de autoridad y reconocimiento que goza y la
participación social con que cuenta. Ver Figura No. 1.
Para tener una idea aproximada de las actividades cubiertas por los alcaldes
comunales, esto es las autoridades indígenas, en un estudio reciente se
menciona un aproximado de ciento nueve funciones (109)25, que incluyen las
áreas siguientes: bienestar y servicios comunales, educación, organización,
representación, política y fiscalización, planificación, administración comunal
y de justicia, coordinación y comunicación. Ver Cuadro No. 3.
24
25
Información de primera mano recabada por Elisa Colom en 1978, 1998 y 1999.
Alcaldes Comunales de Totonicapán.
26
El conjunto de funciones para desempeñar estas actividades son para el titular
un reconocimiento y deferencia concedidas por la comunidad a los individuos
y es por ello que las desempeñan ad-honorem. Y esto las diferencia de las
funciones que lleva a cabo la municipalidad formal. Es por ello que asistimos
a una relación compleja, que a veces puede ser conflictiva, como en el caso de
una nueva ley impositiva de tierras, conocido como IUSI, cuya aprobación en
1997 por el Congreso Nacional provocó la movilización de las autoridades y
población indígena de Totonicapán, a quienes se fueron sumando otros grupos
sociales del país hasta lograr la derogación de la ley de parte del Congreso.
Para el tema que nos ocupa, los bosques de Totonicapán y el agua, me parece
que un listado de las tareas que cumplen los alcaldes auxiliares mediante su
organización puede ser de suma utilidad. Incluyo estas actividades en el orden
de la lista presentada por un grupo de intelectuales mayas de Totonicapán.
CONSIGNAS O DEBERES DE LOS ALCALDES COMUNALES26
1. Velar por el patrimonio del pueblo de Totonicapán, referente a
recursos naturales, considerando que los mismos son propiedad de
los 48 cantones, pero el beneficio es común, por lo que la
responsabilidad de conservarlos y protegerlos es de todos los
habitantes de Totonicapán empezando por sus autoridades.
2. Velar por los bosques comunales de los 48 cantones de Totonicapán,
tomando en cuenta que en dichos bosques está concentrados la
mayor pare de nacimientos de agua potable que surte la mayoría de
cantones inclusive a otros pueblos de la región.
Como hemos apuntado, contienen las fuentes origen de los
principales ríos del país, como el Chixoy que drena al Golfo de
México, el Motagua al mar de las Antillas y otros que desembocan en
el Océano Pacífico. Inclusive algunas fuentes alimentan el lago de
Atitlán. Por otro lado, esta masa boscosa constituye fuente de
oxígeno para todo el país.
3. Realizar por lo menos dos veces por año, inventario de bienes
generales de su comunidad.
4. Prestar auxilio a personas con problemas (bosques, tierra, agua, etc.)
levantando acta. En los casos en que se involucran diferentes
comunidades coordinar la resolución con las autoridades de otra
comunidad.
26
Alcaldes comunales de Totonicapán. Varios autores. 2000
27
5. Participar en las reuniones sobre asuntos de los baños de agua
caliente. (En esta región hay baños termales utilizados de manera
tradicional por las comunidades).27
4.6
La administración de justicia
En la cabecera departamental existe la fiscalía distrital del Ministerio Publico,
el juzgado de paz y un juzgado de instancia, pero a pesar de la existencia de
estos órganos parte de la estructura judicial del Estado, encargados de aplicar
justicia, la población sigue acudiendo a la alcaldía indígena en búsqueda de
una solución justa y equitativa a sus problemas. Acuden ante la alcaldía
indígena. Durante años, el mecanismo que servía para hacer compatibles los
dos sistemas, las dos visiones, las dos estructuras, fue el regidor cuarto de la
Alcaldía Occidental que siempre correspondía a un indígena, aún en tiempos
en donde el alcalde y la corporación eran nombrados por el poder central. No
obstante este mecanismo permitió que el regidor cuarto, electo por los
indígenas, sirviera como el poder real en medio de una alcaldía bastante
formal28.
Hay que señalar, no obstante, que el mecanismo señalado conoce en los
últimos tiempos un proceso de transformación, no con pocas dificultades; en
parte por la brecha generacional entre los miembros de la propia comunidad
indígena como por las presiones culturales intensas de la cultura ladina y
extranjera. Sin embargo, el mecanismo existe (2001).
4.6.1 Los métodos de la justicia
El procedimiento para impartir justicia es sencillo, cumple con algunos
principios procesales, tales como el de la celeridad, oralidad y economía
procesal, en vista de lograr conciliar a las partes en unas cuantas horas, o en
27
El asunto de los baños públicos es de tal naturaleza que incluye elementos de orden cultural, social e
incluso político. En una visita realizada, se pudo constatar que es un baño colectivo, de hombres y mujeres,
así como de niños y viejos. De acuerdo con un informante, todos los niños nacen en los baños termales. Esto
hace referencia al hecho que las parturientas toman su primer baño luego del parto en esos baños y por
supuesto, con los recién nacidos.
28
Informe de investigación de la comisión nacional permanente de reforma y participación a todos los
niveles. Hay que señalar no obstante, que el mecanismo señalado conoce en los últimos tiempos serias
dificultades; en parte por la brecha generacional y por procesos vinculados a la intensidad de las presiones
culturales de la cultura ladina y extranjera. Sin embargo el mecanismo existe y ahora se asiste a un nuevo
proceso de fortalecimiento. MASV.
28
una o dos sesiones.
No causa gastos porque no requiere del pago de
honorarios de abogados y no hay gastos administrativos.
Este procedimiento es oral y no formalista; y el hecho que las autoridades
locales a quienes se recurre sean mayas y que por lo mismo se les atiende en el
idioma materno, en este caso el k’iché, inspira a los usuarios confianza29.
4.6.2 Sistema de Sanciones
Las infracciones más frecuentes en los bosques se refieren a la tala sin
permiso ó al incumplimiento de obligaciones de conservación. Quienes son
encontrados in fraganti, cortando bosque, se les decomisan las herramientas y
deben pagar alguna multa. Esto es parte de las funciones de los
guardabosques. Generalmente los castigos se pagan en trabajo gratuito
comunitario y se producen sanciones de orden moral.
De manera general los conflictos al interior de la comunidad se resuelven por
mecanismos como el señalado. Ello forma parte de las normas no escritas pero
actuantes de lo que se conoce como derecho consuetudinario, en realidad
derecho maya, y forman parte de las atribuciones de las alcaldías auxiliares.
Hace algunos años hubo un conflicto de otra naturaleza, entre las comunidades
y la agencia nacional de bosques, DIGEBOS. En esta ocasión se produjo una
parálisis en el funcionamiento de esta institución en la región, pues los vecinos
se negaron a reconocer las facultades de esa institución. El resultado, las
concesiones forestales otorgadas por estas Institución se paralizaron durante
un par de años30.
Adicional a lo anterior, en el uso y manejo de los bosques y las fuentes de
agua, las comunidades tienen normas bastante claras. Una de las cuales es la
prohibición de construir caminos en los bosques y la otra, el cuidado de las
fuentes de agua.
En este caso, la responsabilidad principal depende de los guardabosques y los
fontaneros. Los primeros tienen responsabilidad directa con el uso y manejo
de los bosques, mientras que los fontaneros tienen control de las fuentes de
agua y el uso que de ellas se hace. En el cuadro siguiente se puede observar
como en cada estructura existe la función del fontanero.
29
Informe de investigación de la Comisión nacional permanente de reforma y participación a todos los
niveles. Agosto 1999.
30
Banco Mundial. Tenencia y manejo de los recursos naturales en Guatemala. 1994
29
Las parcialidades cumplen también una función en el cuidado de las fuentes
de agua, y por supuesto, contemplan sanciones a quienes no respeten sus
disposiciones. En el caso de una de las parcialidades, la de los Vicentes, que
se define según sus estatutos como una comunidad jurídica, se establece que
“entre sus objetivos destacan: la protección y administración de los bienes
muebles e inmuebles de los asociados; la realización de proyectos de
reforestación, protección del bosque, y de los recursos naturales con énfasis en
la protección de las fuentes de agua”31.
4.7
La asociación para el agua Uleu Che’Ja’
Como el tema del agua es de suma importancia para la región, existe en la
actualidad una organización que agrupa a los comités de agua que existen en
las distintas comunidades de Totonicapán. Es la Uleu Che’Ja’ (asociación de
comités). El que los comités del agua hayan decidido agruparse y tener el
reconocimiento de diversas instituciones y las comunidades, solo nos dice que
“la ampliación de las funciones de los comités de agua al control de los
bosques se debe al buen conocimiento de las características del ciclo
hidrológico y de la estrecha vinculación ambiental entre la vitalidad de
recursos como el agua y la cobertura forestal”32.
Adicionalmente, en 1997 la comunidad solicita la declaratoria de Área
protegida para el conjunto de los bosques de Totonicapán, como medio para
proteger sus recursos ante nuevas y renovadas formas de presión de sectores
externos con visiones occidentales. . Ello es otra de las expresiones de cómo
el pueblo indígena ha desarrollado, a lo largo de los años, una estrategia de
resistencia para buscar y conseguir, aun si de manera parcial, la defensa de su
patrimonio natural utilizando los mecanismos legales formales, como lo son
las áreas protegidas, ante las presiones económicas, de desarrollo o
institucionales provenientes desde el poder central o desde la iniciativa
privada, que consideran el bosque o el agua como un negocio antes de ver en
ellos la relación naturaleza hombre sociedad, parte de la cultura de los
indígenas de Totonicapán.
31
Poder Local y Bosques Comunales. Enrique Virgilio Reyes. 1998
Esta asociación se integra apenas en 1997 y esta constituida como asociación civil sin fines de lucro. Lo
interesante de este caso es que cuenta de inicio con un importante aval de la comunidad en la medida en que
agrupa a parte de los comités de agua ya existentes. Otros comités de agua no forman parte de esta asociación.
32
30
5.
CONCLUSIONES
1. La existencia de normas socialmente aceptadas, la participación social en
el uso y manejo de los recursos, hacen que en Totonicapán nos
encontremos ante una forma de administración del agua que coincide en
mucho con el MIRH, aún cuando muchas de sus prácticas puedan
considerarse empíricas y el valor económico, la eficiencia de uso, sea
entendida de manera distinta. En todo caso, presenta rasgos que abonan al
MIRH.
2. El manejo comunal de los bosques de Totonicapán es la base de la
sostenibilidad social y ambiental de los recursos que ahí existen.
3. La visión indígena de la naturaleza y el hombre como una unidad, se
encuentra en la base de la conservación de los recursos.
4. El agua y su manejo integral por los habitantes de Totonicapán, tienen su
principal fuente en la visión indígena señalada.
5. La visión indígena, tiene en el derecho oral la fuente principal de su
normativa.
6. Para elaboración de cualquier política nacional sobre el agua y su manejo,
es indispensable tener presente y considerar como fuentes inmediatas casos
como el de Totonicapán.
7. A nivel nacional debería de existir formas de compensación por los
servicios que la población de Totonicapán presta a otros, por la
conservación de recursos.
8. En esta perspectiva, parecería impostergable abordar la discusión del
concepto de servicios ambientales.
6.
BIBLIOGRAFIA MÍNIMA CONSULTADA
Alcaldes Comunales de Totonicapán. Efraín Tzaquitzal, Pedro Ixchiu, Romeo Tiu. 2000
Autogestión Comunitaria de Recursos Naturales. Silvel Elías Gramajo. 1997.
31
Tenencia y manejo de los recursos naturales en las tierras comunales del altiplano
guatemalteco. Por Silvel Elías Gramajo para el Banco Mundial. BM, Guatemala, 1994
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Construcción de la Nación y la Representación Ciudadana. Compilación, Claudia Dary.
1998.
Costumbre Jurídica Comunal de la Etnia Cakchiquel. Dirección General de Investigación –
DIGI- 1997
Convenio 169, Lectura Comentada. Instituto Nacional Indigenista de México. 1995
Derecho Indígena. Cenem. 1995. Serviprensa.
Derechos Indígenas y conservación de la naturaleza. Asuntos relativos a la gestión.
Conferencia de Pucallpa, Perú. 1997.
Derecho Internacional Humanitaria y el Orden Jurídico Maya. Claudia Dary 1997
El Respeto a la Palabra. El Orden Jurídico Maya. Edgar Esquit y Carlos Ochoa García.
Editores. 1995.
ESTA TIERRA ES NUESTRA. Compendio de fuentes históricas sobre denuncias,
medidas y remedidas, composiciones, titulaciones, usurpaciones, desmembraciones,
litigios, transacciones, y remates de tierra. (Años 1567-1993). Municipio de San Miguel
Totonicapán y sus parcialidades. Compilador, Rainer Hostnig. 1998
Estado del Agua en Guatemala. Fundación Solar-Novib. 2001
Estado Plural, Pluralidad de Culturas. Luis Villoro. 1998
Guatemala: El Rostro Rural del Desarrollo Humano. PNUD, Guatemala, Maga Terra
Editores, 1999
Imágenes Homogéneas en un país de Rostros Diversos. AVANCSO. 1998
Informe de Desarrollo Humano. PNUD. 1998
Informe de Investigación. Comisión Nacional Permanente Indígena de Reforma y
Participación a todos niveles. 1999.
Justicia y Pueblos Indígenas. José Emilio Ordóñez Cifuentes. 1997
La Pobreza Indígena. La Voz de los Olvidados. Ediciones Munikat. 1999
La Gestión del Patrimonio del Estado. Cuadernos de Cultura Fiscal. Flacso. 2001.
32
Memorial del Golfo Dulce. Marco Vinicio Mejía. 1997.
Pautas de Coordinación entre el Derecho Indígena y el Derecho Estatal. Raquel Irigoyen
Fajardo. 1999
Poder Local y Bosques Comunales. Enrique Virgilio Reyes. 1998
7.
Personas Entrevistadas
Pedro Ajpop Vásquez. Ing.Agrónomo. Cdro.
Marta Juana Vásquez. Antropóloga. Moloj
Gustavo Palma. Historiador, Avancso.
Romeo Tíu. Abogado, Minugua.
Ing. Barillas, Bosque Comunitarios INAB
Pedro Bal. Cecma. Director
Elisa Colom de Morán, Fundación Solar
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