Ampliar+ - Casa Árabe

Anuncio
marzo/abril
2008
www.casaarabe-ieam.es
06
Integración regional árabe ¿realidad o quimera?
Ana González Santamaría
Adjunta Foro Empresarial de Casa Árabe
Los beneficios que originaría una mayor integración regional entre países árabes, en un mundo en
el que más de la mitad del comercio internacional se realiza entre países pertenecientes a bloques
económicos, es una cuestión que está planteada desde hace muchos años. La Unión Europea es
el máximo referente a escala mundial y ha incluido la integración regional sur-sur en sus acuerdos
de cooperación económica con los países árabes.
A pesar de esta voluntad y de la puesta en marcha de varias iniciativas: CCG - Consejo de
Cooperación de los Estados Árabes del Golfo (1981), UMA-Unión del Magreb Árabe- (1989),
GAFTA - Greater Arab Free Trade Agreement- (1997) y Acuerdo de Agadir (2004), el grado de
integración regional alcanzado no supera los niveles de los años 70. La única excepción ha sido el
CCG, que tras crear una unión aduanera en el año 2003, ha puesto en marcha en enero de 2008
el Mercado Común del Golfo. Esta iniciativa tiene muchas perspectivas de éxito, debido a la
inexistencia de barreras al libre comercio y a los volúmenes de inversión entre estos países. En el
área de la cuenca mediterránea la entrada en vigor del Acuerdo de Agadir en julio de 2006 abre
una puerta a la integración de los cuatro países que forman parte de esta iniciativa.
Una integración al ralentí
Mientras que en el transcurso de los últimos veinte años el comercio internacional realizado entre
países integrados en bloques comerciales supera el 50%, en el caso de los países árabes, se
observa que este proceso de integración está en un estadio mucho menos avanzado que en otras
áreas geográficas. Las consecuencias económicas derivadas de esta situación se traducen en
menores tasas de crecimiento y en una pérdida de su poder de negociación frente a otros bloques
económicos. Las ventajas de una mayor integración regional redundan en una mayor eficiencia
que se traduce a su vez, en una mejor asignación de recursos, aumento de la competitividad,
aprovechamiento de las economías de escala y mayor disponibilidad de factores. La integración es
un estímulo añadido para las inversiones directas extranjeras, que tienen el aliciente de poder
acceder a insumos de diferentes países y vender en varios mercados libres de aranceles y de otro
tipo de restricciones. La inversión extranjera potenciaría a su vez la transferencia tecnológica que
revierte positivamente en las economías receptoras.
Las cifras sobre integración regional en el mundo árabe son bastante desalentadoras, como ponen
de manifiesto algunos informes del Banco Mundial (Trade and Investment integration in the
Maghreb, MENA working papers series nº44). Varios intentos de integración se mantienen
estancados, si bien dos iniciativas desarrolladas en los últimos años, el acuerdo de Agadir y el
Mercado Común del Golfo, podrían significar cierta toma de conciencia por parte de los países
árabes.
Algunos procesos estancados
Entre los intentos de integración estancados se encuentra la Unión del Magreb Árabe (UMA). La
UMA se constituyó el 17 de febrero de 1989 entre Argelia, Libia, Marruecos, Túnez y Mauritania
pero, desde entonces, los resultados han sido muy insignificantes, debido principalmente a
diferencias políticas y pese a que diversos analistas, como Fouad Abdelmoumni, estiman que una
integración del Magreb en conexión con la UE supondría un crecimiento medio para la zona de un
1,5% al año.
1
Es importante señalar que en la actualidad, Marruecos, Túnez y Argelia son los países con
mayores intercambios comerciales con la UE, la cual recibe aproximadamente el 65% de sus
exportaciones y son destino del 25% de las exportaciones europeas a países mediterráneos. Y
Libia, en este sentido, con quien la UE prevé firmar un acuerdo marco el próximo mes de junio,
puede convertirse en un elemento desencadenante de un mayor proceso de integración regional.
En la actualidad exporta el 78% de sus productos a países europeos y adquiere en la UE el 50%
de sus suministros. El nuevo acuerdo marco podría, no sólo aumentar el comercio bilateral sino
generar nuevas oportunidades de integración e inversión conjunta en la región. En el caso
particular de España, tal y como analizamos en la página 3 de este boletín, Marruecos y Argelia
son sus primeros socios comerciales en el mundo árabe y Libia ocupa el cuarto lugar como país
proveedor. Cabe esperar que los intercambios comerciales entre la UE y los países de la UMA
aumenten en el futuro, y si bien éstos seguirán el esquema bilateral norte-sur, la experiencia
adquirida en la aplicación de los acuerdos de libre comercio con la UE debería allanar el camino
para profundizar en la integración de estos países.
El acuerdo GAFTA, que hasta la fecha ha sido uno de los proyectos de integración regional más
ambiciosos del mundo árabe y cuyo objetivo era crear una zona panárabe de libre comercio, ha
dado también pocos frutos hasta la fecha. Dada la falta de resultados del acuerdo, alcanzado por
17 países de la Liga Árabe en 1998, recibió un nuevo impulso en el año 2005 que se tradujo en un
compromiso de eliminar aranceles junto con otro tipo de obstáculos y alcanzar el libre comercio en
2010. Asimismo, los países del GAFTA acordaron negociar la liberalización de servicios y
fomentar la inversión, pero la consecución de estos objetivos ha chocado con importantes
obstáculos entre los que cabe citar: problemas en las reglas de origen, existencia de barreras no
arancelarias, falta de mecanismos para resolver disputas, importantes exenciones al acuerdo y
elevados costes de transporte en el comercio entre países árabes. Resolver estos problemas
requeriría una mayor voluntad por parte de los países firmantes y, con seguridad, un horizonte
temporal superior al año 2010.
Nuevas iniciativas con perspectivas de éxito
Entre las iniciativas de integración regional que han empezado a tomar fuerza se encuentra el
Acuerdo de Agadir, firmado el 25 de febrero de 2004 y que entró en vigor en 2006, amparado por
la UE. El acuerdo supone la firma de un tratado entre Jordania, Marruecos, Túnez y Egipto para
establecer una zona de libre comercio en 2010, que básicamente consiste en una rebaja
sustancial de los aranceles aplicados al comercio entre ellos, un aumento de la cooperación
económica y una armonización de los procedimientos aduaneros. El 8 de abril se reunió en
Bruselas el Primer forum de Inversión de los cuatro países firmantes del Acuerdo de Agadir
(Jordania, Túnez, Marruecos y Egipto), con el objetivo de informar sobre las oportunidades de
inversión que ofrecen sus respectivos países y cómo hacer negocios en ellos. Este acuerdo crea
un mercado integrado de más de 100 millones de personas, aumentando el atractivo de estos
mercados para los inversores europeos en la región. Las posibilidades de crear sinergias entre
estas economías junto con el hecho de que son los países que más han avanzado en la apertura
de sus mercados y que han armonizado su comercio con la UE, parece tener posibilidades de
éxito, aunque no exento de obstáculos, y puede resultar especialmente positivo dado a que está
abierto a otros países árabes que deseen participar en el acuerdo.
Si los Acuerdos de Agadir funcionan, Marruecos y Túnez, dado que son también parte integrante
de la UMA, podrían convertirse en el motor de una mayor integración en el área del Magreb.
Otra iniciativa con perspectivas positivas es el Mercado Común del Golfo (MCG), que entró en
vigor el 1 de enero y está integrado por seis países: Arabia Saudí, Kuwait, Qatar, Bahrein, Omán y
Emiratos Árabes. Esta nueva zona económica que posee el 45% de las reservas mundiales de
petróleo y el 20% de las de gas natural, tiene un PIB que supera los 715 000 millones de dólares.
En los últimos años está experimentando unas tasas de crecimiento anual superiores al 7% a la
vez que el aumento de los precios de petróleo está generando grandes superávits. En este boletín
se analiza ampliamente el funcionamiento de los fondos soberanos, mecanismos financieros a
través de los cuales los países del Golfo están interviniendo en los mercados mundiales sobretodo
en los financieros. Es de esperar que su influencia, a nivel mundial se consolide en los próximos
años, siendo cada vez más patente en países asiáticos y africanos. Muchos de estos países
receptores de inversión de los países del MCG son árabes, constituyendo ésta una de las
novedades de los últimos años, ya que tradicionalmente Europa y Estados Unidos eran los
2
destinos preferidos de sus inversiones. Es posible, que este nuevo clima de cooperación entre
países árabes conduzca en los próximos años a una mayor integración que traerá prosperidad y
riqueza a sus economías.
Por otra parte, está previsto que la UE inicie a lo largo de este año negociaciones para establecer
un acuerdo de libre comercio con los países del mercado común del golfo, relanzando así una
cooperación que se inició en 1989, año que la UE firmara un acuerdo de cooperación con estos
países, y que había avanzado a paso muy lento básicamente porque la UE prefería negociar con
estos países en bloque y no de forma bilateral. Con el nuevo Mercado Común del Golfo las
posibilidades de cooperación que se abren ahora son enormes, tanto a nivel empresarial, para
comercializar productos en estos mercados de alto poder adquisitivo, como en posibilidades de
inversión en ambas direcciones.
3
Descargar