•201 ACTAS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA á la categoría de huaca ó cosa sagrada, conforme á su costumbre, y depositarlo como ofrenda en sus adoratorios y al lado de sus muertos; porque los indios peruanos no renunciaron á sus inveterados ritos y creencias religiosas, ni abandonaron sus industrias fabriles á la llegada y bajo el dominio de los españoles; siguieron tejiendo sus admirables cumpis y modelando sus originalísimos vasos de barro, plata y oro con el mismo primor y estilo que antes de conocer á sus dominadodores, los cuales apreciaban sus artefactos en lo que valían y los utilizaban en sus casas y personas. Hoy, por lo que hace á las obras de cerámica, duran todavía con su crédito los más famosos alfares de los Incas y Chimus. »Me pide el Sr. Lázaro, con mucha razón, las que tengo para asegurar que la legumbre que él tiene por fruto de la Cassia írasiliana, es del Inga Feuillei, la guaba de los antillanos y pacay de los quichuas. Helas aquí: que he visto y comido más de una vez el pacay en Guayaquil, y que es exactamente igual al representado en el vaso núm. 628 y otros varios que le acompañan en la colección de nuestro Museo Arqueológico. En cambio, jamás he visto ni he oído nombrar por allí las vainas de la Cassia; y fuera de desear que mi distinguido compañero citase un botánico ó u n viajero que describa ó nombre alguna de las especies de ese género en los territorios occidentales del Perú. En lo que sí puedo haberme equivocado es en el nombre específico, que acaso no sea el de Feuillei, sino el de vera, dulcís, insignis ó spectabilis, llamada también huada real. »De acuerdo con el Sr. Lázaro en que el vaso núm. 595 representa tres frutos enteramente semejantes á los de la forma de la Lagenaria mlgaris, conocida con el nombre de calabaza vinatera, de peregrino y también de San Boque; pero ¿está seguro de que la notable semejanza de los frutos responde á la identidad de las especies americana y del Antiguo Mundo? »Esto es cuanto sé y puedo decir á favor de mis opiniones en la amistosa polémica sostenida con mi distinguido compañero, y cuyo resultado no es difícil de adivinar: él se quedará con las suyas y yo con las mías. Mas, por fortuna y gracias á la generosa condescendencia de nuestra Sociedad y al ingenio artístico de los socios Sres. Janer y Becerra, las autoridades en materia de botánica histórica podrán con la imagen exac-