La introducción de mecanismos de mercado en educación

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La introducción de mecanismos de mercado en educación. Una
aproximación a sus principales efectos
Autores: Myriam Feldfebler ([email protected])
Universidad de Buenos Aires y
Antoni Verger ([email protected])
Seminari d’Anàlisi de la Política Social
Departament de Sociología
Universitat Autònoma de Barcelona
Los estudios sobre las reformas educativas implementadas en las últimas décadas dan cuenta de la
existencia de tendencias privatizadoras que, si bien encuentran sentido en los fenómenos de
privatización de los servicios sociales en el marco de los procesos de reforma del Estado, adquieren
rasgos específicos en el campo educativo. En este campo determinadas tendencias a la privatización no
se basan exclusivamente en la ‘privatización de la propiedad’. Por ello, no podemos considerar que los
servicios educativos se privaticen en el sentido de la transferencia de la propiedad (del Estado hacia
accionistas privados) como sí ha sucedido en otros sectores de servicios que eran públicos
(telecomunicaciones, transporte, subministro de agua, etc.).
Por lo tanto, más que fijarnos en los agentes que detentan la propiedad de los sistemas educativos, nos
interesa distinguir entre tres actividades distinguibles en toda política social. Nos referimos al
financiamiento, la regulación y la provisión. Así, si desglosamos la política educativa en dichas áreas
comprobamos como el sector privado (empresas, familias, comunidad, etc.) está presente – y cada vez
más – en los sistemas educativos públicos. Esta presencia se traduce, en ocasiones, en la participación
de actores no estatales en el gobierno de la educación y conlleva una democratización de la política
educativa. De este modo algunos movimientos sociales (ej. MST en Brasil) han participado en la
educación popular, se ha fomentado la gestión asociativa de las actividades extraescolares o se han
creado escuelas para fomentar la cultura de las minorías étnicas discriminadas en muchos países. En
otras ocasiones, encubre una retirada del Estado de diferentes responsabilidades y, en consecuencia, la
precarización y la mercantilización de los sistemas educativos. De este modo, la responsabilidad del
Estado como garante del derecho a la educación como derecho de ciudadanía comienza a redefinirse a
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partir de la implementación de medidas tendientes a trasladar diferentes responsabilidades educativas a
los individuos, las familias y otras instituciones. Un sentido común favorable a los procesos de
privatización en el terreno educativo cobra fuerza a la vez que se redefine el sentido histórico que se fue
configurando en torno a la escuela pública promovida, sostenida y regulada desde las esferas centrales
de gobierno. Este nuevo sentido común se asienta en la consideración de que la educación
principalmente es un servicio antes que un derecho social y en consecuencia es necesario redefinir las
formas en que este servicio es gestionado.
Dimensiones de la privatización educativa
La introducción de agentes privados y de la lógica del mercado en el terreno educativo no constituye un
hecho novedoso, sin embargo han adquirido mayor relevancia en el marco de los procesos de reforma
de las últimas décadas, en especial a partir de la introducción de la lógica empresarial en la esfera
pública. Los modelos de privatización tienen su expresión en las siguientes dimensiones de la política
educativa:
a) Financiamiento: En palabras de Carnoy (1999) uno de los principales impactos de la globalización
en la educación consiste en que “los gobiernos son presionados para reducir el crecimiento del gasto
público en educación y buscar otras fuentes de financiamiento para la esperada expansión de sus
sistemas educativos”. Las medidas de privatización del financiamiento educativo pueden recaer en los
centros educativos o en las familias. Aquellos centros que pretendan contar con recursos económicos
adicionales pueden ofrecer servicios, alquilar espacios, captar estudiantes extranjeros que pagan cuotas
más elevadas, etc. También pueden celebrar contratos de publicidad o buscar patrocinadores privados
para realizar determinadas actividades o reformas de infraestructura. Por su parte, las medidas que
recaen en las familias o el alumnado consisten en aumentar el precio de las matrículas, sustituir becas
escolares por créditos, aplicar ‘impuestos al titulado’, organizar actividades para recaptar fondos, solicitar
pagos voluntarios, etc.
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b) Regulación: Determinadas medidas privatizadoras pueden ser introducidas mediante la regulación
estatal. En el sector educativo dicha regulación se manifiesta de tres maneras: desregulando la
asignación de centros, modificando el rol del Estado y introduciendo el New Public Management (nueva
gestión pública), que sistematiza los objetivos comunes pero abre le puerta una pluralidad de
proveedores. La primera de las estrategias, la eliminación de barreras a la elección escolar, pretende
que las familias elijan la escuela de sus hijos/as, como si fuera un producto más que se consume en el
mercado. Esta medida se puede instaurar mediante programas de financiamiento de la demanda como
los ‘cheques escolares’ o ´vouchers´. De esta manera, se supone que las escuelas de menor calidad
tendrán índices de matriculación más bajos y, si no mejoran, pueden ser expulsadas del ‘mercado
educativo’. La segunda de las medidas conlleva la introducción de la rendición de cuentas por parte de
los centros y, consiguientemente, la institucionalización del ‘Estado Evaluador’. Ello conlleva la
reformulación de la relación entre Estado y educación, de manera que el Estado se centra en el
establecimiento de estándares curriculares y de rendimientos, así como en evaluar si los centros
alcanzan los objetivos establecidos de manera eficaz; paralelamente, el Estado puede desresponsabilizarse de la provisión directa de servicios educativos. Los sistemas de evaluación pueden
acompañarse de fórmulas de financiamiento competitivo, que establecen que las escuelas con mejores
resultados contarán con más recursos. La tercera estrategia reguladora consiste en la introducción del
New Public Management en los centros, es decir, una gestión orientada por estándares mesurables y
por la aplicación de técnicas de gestión importadas del ámbito empresarial. Dicho modelo se asocia a las
propuestas de autonomía escolar con las que se pretende mejorar el rendimiento educativo a través de
la descentralización del máximo de competencias en los centros educativos. Los promotores de esta
iniciativa consideran que la burocratización explica los malos resultados de la escuela pública, mientras
que las escuelas privadas son más eficaces y receptivas.
c) Provisión: Las políticas habituales para promover la provisión de servicios educativos por parte del
sector privado son: subvencionar o estimular fiscalmente a las escuelas privadas; subcontratar
proveedores privados para la gestión de educación pública; desgravar impuestos a los ciudadanos que
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consumen educación privada; limitar el acceso a la universidad pública - aumentando las tasas o
estableciendo notas de corte que obliguen a los alumnos excluidos a estudiar en universidades privadas;
etc. La provisión de servicios educativos por parte del sector privado no es ninguna novedad. No
obstante, en los últimos años ha incrementado la participación del sector privado en la provisión de
servicios educativos – sobre todo en educación superior- y han emergido nuevos tipos de proveedores
como las Instituciones de Educación Superior for profit (con fines de lucro), las corporate universities
(universidades de una empresa) o los centros de educación virtual. Otra tendencia relacionada es el
establecimiento de relaciones de partnership (colaboración) entre centros públicos y privados para la
provisión de determinados programas de formación.
El contexto de la privatización de la educación
Como vemos, la privatización de la educación tiene un componente relacionado con quien participa en la
gobernanza educativa (participación de agentes privados en la provisión y el financiamiento de los
servicios educativos) y otro que se refiere a cómo las actividades educativas son llevadas a cabo (en
este caso, hemos mostrado como la educación pública puede funcionar como el sector empresarial, y
como las lógicas y las relaciones propias del mercado se insertan en los sistemas educativos). Dichas
transformaciones se han acentuado en un contexto hegemonizado por el neoliberalismo, en el que se
favorece que el máximo de actividades sean reguladas, mediatizadas y/o provistas por el mercado. En
muchos países, las reformas educativas de los noventa han sido las principales correas de transmisión
de esta ideología. Estas reformas pretendían responden a dos tipos de presiones: a) presiones
derivadas de la ‘crisis fiscal’ del Estado y de la consiguiente restricción de la inversión pública en
educación; b) presiones para la expansión del sistema educativo y dar respuesta a nuevas demandas
educativas en un entorno en el que se otorga un creciente valor a la educación como recurso estratégico
de competitividad. Ambas presiones tienen consecuencias contradictorias ya que la primera conlleva
restricción presupuestaria, mientras que la segunda demanda más recursos. Por lo tanto, la confluencia
de ambas demandas en el área educativa se traduce en un resultado marcadamente privatizador, ya
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que la única forma de expandir el sistema educativo conteniendo la inversión pública es mediante
medidas privatizadoras.
Según la OCDE (1997) “la privatización del financiamiento es un imperativo en un periodo marcado por la intensificación de
las presiones presupuestarias”. Esta misma agencia internacional considera que la creciente demanda de servicios
educativos solo podrá ser satisfecha con más inversión privada en el sector educativo (OCDE, 1996).
Finalmente, la introducción de la lógica de mercado en el sector público y la expansión de la educación
privada se producen en contexto caracterizado por procesos de polarización social creciente (sobretodo
en regiones como América Latina) y de individualización de las relaciones sociales. Es en el marco de
sociedades cada vez más dualizadas y individualistas que las propuestas de privatización encuentran su
sentido y sus posibles consecuencias, algunas de las cuales se presentan a continuación.
Consecuencias de las tendencias privatizadoras en el campo educativo
a) Desigualdades educativas: Las políticas privatizadoras basadas en modelos de financiamiento a la
demanda (como los ‘cheques escolares’) presuponen que en la medida que se financia las escuelas en
función del número de alumnos que captan, se establecerán los incentivos para que las escuelas
mejoren la calidad. Los estudios realizados sobre el caso chileno -paradigmático de las reformas
privatizadoras y de la introducción del financiamiento basado en la demanda en América Latina- ponen
en evidencia que, al comparar los resultados de las escuelas municipales (publicas) y las particulares
subvencionadas (concertadas), dichas medidas contribuyeron a profundizar la desigualdad y la
segregación social entre las escuelas (Espínola, 1990 citado en Zibas, 1996). El principal factor que
explica dicho resultado es que a la capacidad de elegir escuela por parte de las familias –estipulada por
el modelo-, fue acompañada de la capacidad de seleccionar alumnos/as por parte de las escuelas. Esto
ultimo se institucionalizo como un mecanismo informal que permite a las escuelas ser más atractivas
para las familias bien estantes. Esta reforma, en el caso chileno, no sólo conllevó una mayor
diferenciación de los resultados entre los grupos de alto y bajo poder adquisitivo, sino también una
disminución media del rendimiento del alumnado. Otros estudios señalan que la introducción de la libre
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elección de las escuelas en países como Bélgica, Holanda, Nueva Zelanda y Escocia es tradujo también
en mayor segregación escolar (Vanderberghe, 2002).
Por otra parte, las propuestas de inspiración neoliberal basadas en la ‘autonomía escolar’, tras una
retórica basada en el reconocimiento de la diversidad y una critica al modelo homogeneizante de la
escuela pública tradicional, contribuyen también a legitimar las desigualdades sociales. Estas propuestas
se basan en el supuesto de que los individuos son ‘diferentes’ por naturaleza y, en consecuencia, son
diferentes sus necesidades y demandas educativas. Por ello, se trata de ampliar los márgenes de
‘libertad’ de las escuelas y posibilitar así la existencia de ofertas educativas diferenciadas que
contribuyan a ampliar la cantidad de opciones de los consumidores de la educación. Esta propuesta
pone en cuestión la comprensividad escolar y el modelo de socialización de la escuela pública que
históricamente aspiraba a la formación de ciudadanos y ciudadanas, así como a fomentar la cohesión
social. La extensión del ethos de la empresa privada a los servicios públicos, junto a la grave crisis del
ideal republicano de escuela, están cambiando lo que era el objetivo de la escuela pública: un modo de
socialización común e integrador de la ciudadanía (Bolívar,1999).
b) Acentuación de la competencia en el sistema educativo: La necesidad de superación del
paradigma burocrático tradicional en el sistema educativo se ha formulado en términos de la necesidad
de reinventar el ‘gobierno de la educación’ como parte de la reinvención de la gobernanza de la
sociedad. Se critica que la escuela tan solo tenga que aplicar la misma norma general a cada caso
concreto y se postula que las escuelas públicas se recreen mediante mecanismos de cooperación y de
colaboración en el mercado. La alternativa planteada gira entorno un nuevo tipo de gestión basado en la
apropiación de teorías y técnicas de la administración de empresas y del “culto a la excelencia” en las
instituciones del sector público. Se considera que, a diferencia de las empresas que se ven
permanentemente obligadas a responder a las nuevas demandas o a la obsolescencia de sus
productos, ninguna fuerza externa exigió que las escuelas cambiaran. Al operar al margen del mercado,
las escuelas no han sido presionadas para cambiar y así responder a las necesidades y a los intereses
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del alumnado. Tampoco han sido presionadas para competir ya que aunque ofrezcan un servicio de
mejor o pero calidad su pervivencia estaba asegurada.
Una de las principales consecuencias de la nueva gestión escolar competitiva consiste en que se
debilitan las funciones de la escuela como instrumento para el desarrollo de la solidaridad y de la
democracia, a la vez que se asiste a un descenso de la colaboración entre los centros. Además, este
nuevo modelo de gestión se presenta asociado a políticas de flexibilización de las relaciones laborales
docentes. Como corolario de estas propuestas, los centros educativos además de competir a escala
estatal pueden hacerlo en el escenario internacional; así se promueve, por ejemplo, desde los acuerdos
de libre comercio que contemplan la educación como una mercadería comercializable más.
c) El cercenamiento del derecho a la educación como derecho de ciudadanía: En las últimas
décadas (y con particular intensidad en la década del noventa) ha arraigado un fenómeno que
acompaña y trasciende al de la consolidación de la economía capitalista de mercado, que es el de la
instalación de una ‘sociedad de mercado’: una sociedad en la que se tiende a la mercantilización de las
relaciones sociales. Asistimos a cambios en las formas tradicionales de hacer política con el
consecuente descentramiento de la misma -en tanto se busca poner en línea la política con los
supuestos imperativos técnicos de la economía - y el desdibujamiento de su anclaje institucional.
Paralelamente, se modifica la relación entre la esfera pública y la privada de manera que el ámbito
público tiende a ser cada vez más determinado por el mercado. En este sentido, la participación de los
ciudadanos en el campo educativo se despoja de toda connotación en términos de construcción
democrática y se reconduce a una forma más de consumo en el marco de la sociedad de mercado. Lo
público ya no es primordialmente el espacio de la ciudadanía al tiempo que el mercado adquiere un
carácter público y sus criterios -competitividad, productividad, eficiencia- establecen la medida para las
relaciones públicas. En coincidencia con la consolidación de este fenómeno, se ha puesto en cuestión
no sólo a la educación como asunto público sino también al papel del Estado como garante de la
educación como derecho de ciudadanía.
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A modo de cierre
Actualmente, en la mayoría de países se asiste a la redefinición del sentido de la educación pública. A
su vez, el rol asignado a los estados como garantes del derecho a la educación es impugnado como
parte de un modelo más amplio tendiente a privatizar lo público, mercantilizar los derechos y trasladar
responsabilidades al ámbito individual. Entre las implicaciones de dicha transformación cabe destacar la
profundización y la legitimación de las desigualdades existentes.
Ante esta coyuntura, la justicia contemporánea requiere políticas públicas basadas tanto en la
redistribución como en el reconocimiento, de modo tal que los ciudadanos tengan ‘derecho a tener
derechos’ y puedan, a través de políticas públicas que lo garanticen, ejercerlos efectivamente.
Bibliografía
BOLIVAR, Antonio (2003). "La escuela pública y la educación de la ciudadanía: retos actuales” Ponencia presentada en las II
Jornadas de Educación: “Interculturalidad”, organizadas por UGT-FETE, Facultad de Ciencias de la Educación, Córdoba,
España, noviembre.
OECD (1996). Apprendre à tout âge. Paris, OECD.
-- (1997). Analysis des politiques d'éducation. Paris, OECD.
VANDERBERGHE, V. (2002). "Combinación de los controles burocrático y de mercado en educación: ¿una respuesta a las
deficiencias burocráticas y de mercado? En: NARODOWSKI, M. et al. (comp.). Nuevas tendencias en políticas educativas.
Estado, mercado y escuela, Buenos Aires: Granica.
ZIBAS, D. (1996). "Escuela pública y escuela privada en el marco de las nuevas políticas educacionales en América Latina"
En: Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 1. enero-junio.
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