La Paradoja de la Cooperación

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La Paradoja de la Cooperación
EL PASTIZAL PÚBLICO
En 1883, William Lloyd, matemático aficionado, publicó un artículo titulado "Dos
charlas sobre el tema de la población", en el cual expuso su tesis sobre la
paradoja del pastizal público.
En un pueblo imaginario, los pastores alimentaban a sus animales en un
pastizal público; cada pastor tenía interés en aumentar sus ingresos
financieros. Si agregaba un animal más al rebaño, sus ganancias aumentarían
con un mínimo de gastos adicionales y esto sin quitar alimento al resto del
rebaño. Un animal más a los ya existentes no pondría en peligro la
alimentación de todos. En la medida en que el total de animales siga siendo
pequeño en relación a la productividad del pastizal, no se plantea problema
alguno. La conclusión lógica: conviene agrandar el rebaño.
Lamentablemente, en forma simultánea todos los pastores llegaron a la misma
conclusión. Es así que se produjo el incremento exagerado del número de
animales (ya que cada pastor agregó un animal suponiendo que nadie más lo
haría...). Pero éste proceso individual y simultáneo condujo inevitablemente al
incremento del número de animales provocando con ello en forma inevitable un
pastoreo más intenso. Esto provocó la destrucción de la frágil flora alimenticia
matando toda posibilidad de reproducción, ocupando su lugar todo tipo de
hierbas con un valor nutritivo casi nulo.
De este modo declinó también la productividad del pastizal público mientras
que siguió en aumento la actividad de pastoreo.
El pastizal se tornó yermo con el correr del tiempo y los pastores se vieron
forzados a vender sus animales. Ellos mismos habían provocado la catástrofe
con sus propias manos, a pesar de la lógica individual de sus actos.
El biólogo americano Garett Hardin califica a este fenómeno como "La Tragedia
del Pastizal Público" y ve en el mismo un modelo similar a una larga serie de
procesos y acciones en favor de intereses privados que rompen el equilibrio sin
conducir el logro de los objetivos de bien común sino que, por el contrario, son
perjudiciales para los intereses públicos y finalmente resultan también
altamente perniciosos para el individuo.
Hardin presenta varios ejemplos para cimentar su tesis.
El Crecimiento de la Población – Muchas son las sociedades humanas en las
cuales el número de descendientes (en especial de hijos varones) determina el
potencial económico de la unidad familiar y asegura a los progenitores para la
vejez. El interés privado actúa en favor del incremento de los nacimientos y así
la población aumenta, pero como los recursos (tierras, agua, materias primas,
capitales) son limitados, declina el nivel de vida hasta la penuria y la escasez.
La Polución – Para las fábricas es mucho más cómodo esparcir los vapores y
residuos al aire libre en lugar de construir instalaciones de purificación. Esto
provoca la seria contaminación del aire, lo que hace peligrar la salud de los
obreros y habitantes de la zona. Al fin y al cabo los perjudicados en forma
directa del efecto son aquellos que con sus propias manos lo han producido. El
resultado final es mucho más grave que el esperado en forma individual como
resultado de la actitud basada en la conveniencia particular.
La Caza de Ballenas – Para los países que se dedican a la caza de ballenas
resulta ventajoso aumentar su flota pesquera. Así comienza la pesca
indiscriminada, las ballenas se van extinguiendo a medida que se intensifica
dicha caza y en su lugar aparecen otras especies carentes de todo valor
económico.
Las Armas Atómicas – Desde el punto de vista egoísta a cada potencia le
conviene tratar de adquirir la superioridad y el control de las armas atómicas.
Se inicia así una carrera en la cual cada participante debe invertir recursos de
magnitud. Esta carrera no trae beneficios a ninguno de los competidores y solo
acrecienta el riesgo de una guerra atómica que no puede traer sino holocausto
al mundo.
¿Es que acaso puede resolverse el problema del pastizal público mediante el
uso de la propaganda, del esclarecimiento, de la apelación a la conciencia del
individuo?. ¿O tal vez sólo la coerción y la imposición de sanciones impedirán
su aparición?.
¿Es la cooperación una alternativa más o se trata en realidad de la única
opción?.
¿El ser humano posee una tendencia natural hacia la cooperación o hacia la
competencia?.
Todas éstas preguntas encuentran respuesta en el ejercicio "X - Y".
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