adquirir, aprender, transmitir, desarrollar, producir, comprender y

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adquirir, aprender, transmitir, desarrollar, producir,
comprender y comunicar el conocimiento.
La función del Antropogogo es genuinamente
pedagógica y humanizadora, concienciando y
preparando a las nuevas generaciones para llevar
sobre sus espaldas la responsabilidad de modelar
la transformación de una sociedad en la que sea
viable eso de vivir.
Merced a la misma Educación llegamos
a tomar conciencia de que el Trabajo es el
demiurgo del “Ello-Yo-criptoYo”; que mediante el
Trabajo el “Ello-Yo-criptoYo” se libera desplegando
placenteramente sus energías físicas y espirituales,
desvirtuando toda creencia de que es un castigo;
que mediante el Trabajo el “Ello-Yo-criptoYo”
logra obyectarle propiedades a la naturaleza
reencontrándose con su substrato biológicoinstintual y objetivarse él mismo en la naturaleza
humanizándola, de tal manera que se constituye
en un “holismo” conformado como “cuerpo y
mundo”, obyectando regiones de esa que en todo
momento está conociendo, comprendiendo y
transformando.
Esto es, según sea nuestra concepción sobre el
Trabajo, así será nuestra concepción del Mundo.
Por medio del Trabajo el Hombre transforma
(conoce, obyecta) su entorno, y a su vez este
mundo obyectado (aprehendido, transformado)
es el que le procura el ambiente donde desarrolla
su existencia y se realiza; al obyectar la Naturaleza
y objetivarse en ésta, el Hombre es él mismo lo que
va conociendo de su alrededor, constituyéndose
así en parte de la humanidad, la biosfera y el
cosmos.
Como al transformar el Mundo, mediante el
Trabajo, el Hombre transforma igualmente su
entorno social, erigiendo el Mundo como su recreación, el Trabajo es uno de los constituyentes
fundamentales del “cuerpo y mundo” o “Ello-YocriptoYo”.
“El Trabajo es fuente de toda riqueza, a la par que
también lo es la Naturaleza que le provee de los
materiales que él convierte en riqueza... El Trabajo
es, en primer término, un proceso entre la Naturaleza
y el Hombre, proceso en que éste realiza, regula y
controla mediante su propia acción de intercambio
de materias con la Naturaleza, poniendo en acción
las fuerzas naturales que forman su corporeidad,
desarrollando las potencias que dormitan en él y
asimilando para su propia vida las materias que la
Naturaleza le brinda”992
Pedagogías de la práctica-teórica y la teoríapráctica
Se le atribuye al psicólogo usamericano Kurt
Lewin, otros citan a Einstein, haber dicho que “no
hay nada tan práctico como una buena teoría”.
Una Educación que nos permita avizorar
al Hombre concreto instintual-intelectivo,
objetivo-subjetivo, práxico-gnósico y vivencialtrascendental que vive, trabaja y crea, requiere
de pedagogías fundadas en la práctica teórica y
la teoría práctica, lo que no sería nada nuevo bajo
el Sol.
A las pedagogías escolásticas cimentadas en
el trabajo mental de de las siete artes liberales,
trivium (gramática, lógica y retórica) y quadrivium
(geometría, aritmética, astronomía y música),
le alternan otras pedagogías fundadas en la
virtuosidad de la práctica, destacándose las del
Trabajo.
Herbart y Spencer aparecen como los pioneros
de las pedagogías contemporáneas que pugnan
por un mayor énfasis en lo corporal y afectivo;
quienes hoy evocan e invocan un mayor desarrollo
de lo corporal sobre lo mental, considerando que
el problema presentado en la formación de los
aprendices estaría en la exagerada prioridad dada
a su desarrollo “intelectivo” en detrimento de su
desarrollo “afectivo”, se encuentran con que ya
otros han propugnado por una Enseñanza con
el doble cometido de hacer conocer el universo
y hacer amar a los hombres. O con las de Piaget
y Kohlberg sustentadas en el conocimiento y el
afecto.
Y las otras pedagogías idílicas que cultivan
un espíritu supuestamente separado de las
necesidades del cuerpo podrían toparse en
cualquier momento con el llamado de Spencer
para que no olviden cómo el éxito en este
mundo depende más de la energía que de los
conocimientos adquiridos, ya que una educación
atiborrante del espíritu se destruiría a sí misma.
No obstante, la sociedad corre sus riesgos
en la implementación de ciertas pedagogías
del altruismo que alardean de la virtuosidad del
trabajo y de la práctica en la educación, como las
del positivismo pedagógico. Que se encubren
bajo el manto del discurso de la práctica y el
trabajo sólo para garantizarle a la nueva burguesía
industrial la suficiente mano de obra capacitada,
instruida y entrenada en resistir las extenuantes
992 Engels y Marx, citados en texto de Filosofía editado por Inravisión para el curso de bachillerato por radio, Bogotá, pág. 135
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