VIA VESTIBULAR Forma parte del N. auditivo, VIII par, pero su función es totalmente distinta de la porción coclear. El N y la vía vestibular no pertenecen a la sensibilidad exteroceptiva, sino a la propioceptiva, pues son los cambios de la postura de la cabeza, cuello, tronco, etc., los que la estimulan, o sea, movimientos de nuestro propio cuerpo. El vestíbulo está situado en el interior del peñasco y forma parte del oído interno, junto con el caracol. Se compone de pequeñas cavidades llamadas laberinto. Hay un laberinto óseo y un laberinto membranoso. Este último se compone de dos pequeñas bolsitas o sacos llamados utrículo y sáculo y de 3 conductos llamados conductos semicirculares. Todos estos receptáculos están combinados entre sí y en su interior hay un líquido: endolinfa, que lleva en suspensión unas células llamadas otolitos; que no las tienen los conductos semicirculares. Las paredes membranosas presentan modificaciones histológicas que hacen que su epitelio cambie de estructuras y forme así manchas acústicas en el utrículo y sáculo y crestas acústicas en los conductos semicirculares. Aquí es donde se encuentran las células receptoras de los estímulos propioceptivos que integran la vía vestibular. Por fuera de la membrana hay otro líquido: la perilinfa, que lo separa del laberinto. 1ª Neurona: Célula del ganglio de Scarpa, que se encuentra en el interior del conducto auditivo interno, en lo más profundo. Su dendrita se dirige al interior, penetra en el vestíbulo y hace sinapsis con las células ciliadas que se encuentran en las manchas acústicas del utrículo y sáculo y en las crestas acústicas de los conductos semicirculares. Estas son las células receptoras. Su axón forma el N vestibular propiamente dicho; el N. se dirige al tronco encefálico y hace sinapsis con las células de los 4 núcleos vestibulares: Inferior o espinal Superior o Betcherew Externo o Deiters Interno o Schwalbe y Gillis 2ª Neurona: Células de los núcleos vestibulares del bulbo Los axones provenientes de estos núcleos se dividen en ramas ascendentes y descendentes. Las ramas descendentes: se continúan hasta la médula cervical donde constituyen el fascículo espino vestibular que termina alrededor del asta anterior de médula. Las ramas ascendentes: terminan en los núcleos de los nervios motores del globo ocular. Se comprende la importancia de las fibras en la realización de los reflejos oculocefálicos, de origen laberíntico, lo que explica las reacciones motoras que acompañan a los cambios de posición de la cabeza y cuello, con movimientos de ojos.