EL SISTEMA RADICAL, ¿‘HÉROE DESCONOCIDO’ EN LA AGRICULTURA SOSTENIBLE (ESPECIES FRUTALES)? Alberto Enrique Becerril-Román1 David Jaen-Contreras1 Rafael Ángel Parra-Quezada2 Armando Ibáñez-Martínez3 Andrés Rebolledo-Martínez4 Nicolás Gutiérrez-Rangel5 RESUMEN Se describen aspectos básicos y prácticas sustentables que promueven o mejoran el desarrollo de la raíz, con el propósito de presentar el conocimiento básico y promover la realización de estudios al respecto, así como valorar el desarrollo radical y su impacto sobre el resto de la planta, para efectos de mejora del rendimiento y calidad de la cosecha de las especies vegetales, con miras al aseguramiento de la inocuidad requerida en la actualidad, de acuerdo con los criterios que exige la agricultura sostenible, dejando a consideración la propuesta de apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y discusión de resultados de trabajos sobre raíces. PALABRAS CLAVE: Raíz, Funciones, Crecimiento, Distribución, Micorrizas INTRODUCCIÓN Una gran mayoría de estudios básicos sobre el sistema radical han sido relacionados con la función principal de la raíz, el acceso y absorción hídrico-nutrimental (Epstein, 1972), a la par, de los estudios, tal vez entre los más antiguos, los anatómicos, en conjunto con los morfológicos, mismos que aparecen en los libros de Botánica (Robbins et al., 1976) o de Anatomía (Esau, 1976). Así también, los que refieren a la distribución radical en el suelo (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971), o bien, tratados o revisionessobre la relación de la raíz con su ambiente (Russell, 1977; Carson, 1974; Atkinson, 1980; Yadava y Doud, 1980), metodología de estudio y medición del sistema radical (Newman, 1966; Tennant, 1975; Böhn, 1979; Waisel et al, 1996), estudios específicos de fisiología de la raíz (International Atomic Energy Agency, 1975; Becerril, 1988; Becerril et al, 1998) y contados tratados generales sobre el sistema radical, que dan cuenta de la amplitud del tema (Waisel et al, 1996; Ibáñez et al, 2004). No obstante la trascendencia del sistema radical para la vida de los vegetales, en México, es el menos estudiado en diversos trabajos de investigación y, también, el menos considerado en la definición de labores de cultivo, en gran parte, por las restricciones que para su estudio impone el suelo que lo cubre, además de los altos costos, el tiempo requerido, la falta de equipo especializado para estudio, las variantes de distribución causadas por los diferentes sustratos de desarrollo o especies en cuestión y, técnicas de estudio parcial o totalmente destructivas. Así también, son contados los cursos que enseñan específicamente sobre el sistema radical de la planta, además de que, no hay foros especializados donde se le conceda a la raíz un espacio acorde con su importancia, la cual, sin duda alguna, esbien conocida. 1 Colegio de Postgraduados, Campus Montecillo: [email protected] Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. 3 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. 5 Colegiode Posgraduados, Campus Puebla 2,4 En cuanto a su importancia, Rom (1994), plantea un esquema de interacción entre las variables ambientales agua, luz y nutrición vegetal con la productividad de una planta, lo que genera el valor del cultivo, afectado por costos de producción y fuerzas del mercado, mismo que, modificado con la inclusión de procesos y órganos relacionados, nos permite hacer énfasis sobre la importancia de la raíz (Figura 1) Nutrientes TRANSPIRACIÓN RAÍZ HOJA Agua FOTOSÍNTESIS Luz RendimientoCalidad Fuerzas del mercado Valor del cultivoCostos de producción Figura 1. Esquema de interacción entre variables ambientales y la productividad de una planta (Rom, 1994), modificado con la inclusión de órganos y procesos de importancia para el desarrollo vegetal. La modificación hace notar que vía raíz acceden dos de los actores trascendentales para la planta, agua y nutrimentos, los cuales, vía tallo, llegan a la hoja, para participar en fotosíntesis que producirá los carbohidratos que, a su vez, en conjunto con nutrimentos y agua, finalmente, conformarán la acumulación de biomasa característica del desarrollo vegetal. En este contexto, importante agregar a la temperatura que puede modificar positiva o negativamente toda la fisiología, así como también a la respiración, responsable del aprovisionamiento de energía que requieren diversos procesos del metabolismo vegetal, entre ellos, la absorción nutrimental. Con base en lo anterior, es notorio que el sistema radical juega un papel central en la agricultura, por lo que al igual que cualquier otra de las partes de una planta, requiere de manejo específico sustentable, que además de preservar la calidad del ambiente, asegure las mejores condiciones para el desarrollo vegetal. Para ello es necesario la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la enseñanza al respecto, así como también la difusión local de avances y adopción de tecnología, como uno de los caminos para lograr la sustentabilidad de una región o país, lo cual ha sido ampliamente corroborado en países desarrollados (Lubell y Fulton, 2007; Ohmart, 2008). Con base en lo anterior, el presente artículo, para presentar los aspectos básicos sobre el sistema radical de especies frutales, así como las prácticas tecnológicas sustentables que benefician su desarrollo, para promover la realización de estudios al respecto, además de valorar el desarrollo radical y su impacto en el resto de la planta, con fines de mejora del rendimiento y calidad de la cosecha de la misma, en pro del aseguramiento de la inocuidad requerida en la actualidad, acorde con los criterios de la agricultura sostenible, dejando a consideración la propuesta de apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y discusión de resultados sobre raíces. Morfología y anatomía La raíz de las especies frutales, al igual que otras plantas, puede desarrollar a partir de la radícula formada durante la germinación de la semilla en especies dicotiledóneas o bien de raíces adventicias que se forman en la base de los tallos, ya sea en especies monocotiledóneas cuya radícula después germinación no se desarrolla o en especies dicotiledóneas multiplicadas asexualmente Aunque la morfología de cualquier raíz es determinada en principio por el genotipo, las características de crecimiento, asociadas a su estructura anatómica, definen los tipos de raíz, que según Kolesnikov (1971) son: 1) Raíz de crecimiento, de estructura primaria, crece en primavera, dándole extensión al sistema, de color blanco, de 10 a 25 cm de longitud, produce raíces laterales de nutrición, no tiene micorrizas y, en plantas dicotiledóneas perennes, puede desarrollar crecimiento secundario; 2) Raíz de nutrición, de estructura primaria, blanca y translúcida, su principal acción es la absorción de agua y nutrimentos, de alta actividad fisiológica, de 0.1 a 4 mm de longitud y 0.3 a 3 mm de diámetro, son colonizadas por micorrizas y no desarrollan crecimiento secundario (15-30 días de duración); 3) Raíz intermedia, estructura primaria, grisácea, en dicotiledóneas una parte de ella inicia crecimiento secundario en vías de ser raíz conductora, su presencia denota que hubo actividad de crecimiento tres semanas antes; 4) Raíz conductora, de color café (súber), constituye la estructura del sistema radical de plantas perennes y es predominantemente de conducción; en dicotiledóneas presenta estructura secundaria. Solamente las raíces de especies dicotiledóneas desarrollan estructura secundaria, por lo que tienen crecimiento en diámetro (Esau, 1976; Robbins et al., 1976). Funciones Absorción hídrica y nutrimental La absorción inicia con el acceso de agua y nutrimentos provenientes de la solución del suelo al espacio libre o apoplasto de la raíz, mediante tres procesos pasivos: Flujo de masas, difusión e intercambio por contacto. Estando las soluciones en el espacio libre de la raíz, éstas serán absorbidas a través de la membrana celular (plasmalema), ya sea de células de la epidermis o de pelos radicales o de parénquima cortical, con lo que las soluciones ingresan al citoplasma. Ya en el citoplasma, el movimiento de soluciones se presentará por el mismo flujo de masas o difusión a través del simplasma vía plasmodemos que interconectan a las células, llegando así al haz vascular, en donde sucederá el transporte al resto de la planta (Marschner, 1995). La absorción radical, expresada en cantidad de nutrimentos absorbidos por cm de longitud de raíces o cm2 de superficie radical por unidad de tiempo, tiene una relación directa entre la capacidad de exploración del sistema, expresada por su longitud, volumen y superficie, con su habilidad para absorber, capacidad condicionada a la demanda que establece el metabolismo y la acumulación de biomasa (Becerril y Beech, 1993). Caso particular de especies frutales, es necesario agregar, dada la condición de perennes, que los flujos de absorción se presentan en todas las raíces que integran el sistema radical de una planta, siendo mayor el volumen absorbido en raíces suberificadas catalogadas como conductoras en dicotiledóneas o raíces con exodermis en monocotiledóneas, por la mayor superficie de absorción que representan, no obstante que las raíces de estructura primaria tienen una mayor velocidad de absorción, (Atkinson, 1980; Becerril et al, 1998). Lo anterior, en razón de que la capa de súber no es uniforme y deja espacios por donde puede haber paso de soluciones, a la par delenticelas, que representan la posibilidad de intercambio gaseoso (Salisbury y Ross, 1978). Conducción El movimiento de nutrimentos o sustancias desde la raíz a la parte aérea está asociado al flujo de masas originado en la transpiración a través de los estomas en la hoja, mismo que se lleva a cabo vía xilema y es producto de los diferenciales de potencial hídrico entre el suelo y la hoja de una planta. Al movimiento por flujo de masas, se puede agregar la presión radical, particularmente importante en especies frutales caducifolias (e.g. vid, nogal, kiwi), pues además de colaborar para mantener la cohesión de la columna líquida en el xilema, que evita la desecación de tallos y yemas durante la etapa de letargo que no tienen hojas, la presión radical es responsable del movimiento de sustancias de reserva necesarias para la brotación del nuevo ciclo de crecimiento, siempre y cuando la humedad aprovechable del suelo tenga un nivel que no cause estrés hídrico, que podría traer consigo que la presión se convirtiera en tensión, cancelando el movimiento (Salisbury y Ross, 1978; Faust, 1989). El movimiento de sustancias que llegan de la parte aérea, regularmente vía floema, es producto del gradiente de concentración que se genera a partir de fotosíntesis, con una velocidad proporcional al gradiente de concentración, explicado por la relación fuente:demanda, que determina la dirección del movimiento (Salisbury y Ross, 1978; Becerril et al, 1995). Almacenamiento de reservas El almacenamiento en raíces de sustancias de reserva, en particular, carbohidratos (almidón) y nutrimentos, se lleva a cabo durante la etapa de letargo de los frutales, en mayor o menor grado, dependiendo de la relación de competencia raíz/parte aérea, por lo que el manejo de la planta juega un papel trascendental (Parra et al., 2001b). El almacenamiento de carbohidratos se presenta, principalmente, en las células del parénquima cortical, para ser utilizados en procesos de reiniciación de crecimiento, mayormente dirigidos a producción, la cual, de no haberla, causa que las reservas sean utilizadas en la formación de madera. En caducifolios, la presencia de reservas también significa que baje el punto de congelación, representando protección contra bajas temperaturas del invierno (Ryugo, 1988). Síntesis de sustancias Una parte del metabolismo vegetal es realizado en la raíz, mismo que es más intenso cuando se presentan flujos de crecimiento radical, sintetizándose sustancias tales como fitohormonas y aminoácidos; entre las más importantes, la citocinina, fitohormona rectora del desarrollo vegetal, que promueve procesos tales como la división celular, necesaria para el crecimiento de los órganos de la planta, así como también la diferenciación celular requerida para la morfogénesis de los órganos vegetales (Salisbury y Ross, 1978). Propagación asexual La multiplicación de plantas a partir de la raíz es posible, por secciones o estacas de raíz en especies que tienen alta capacidad de producir brotes adventicios (hijuelos) que enraízan fácilmente; los hijuelos enraizados, después de un ciclo de crecimiento, son separados de la planta madre [e.g. zarzamora, frambuesa, ciruelo (Hartmann y Kester, 1983); piña (Rebolledo et al., 1998)]. Fijación o anclaje La planta es anclada al suelo por las raíces; la fuerza de fijación depende del número, profundidad que alcanzan y presencia de pelos radicales; éstos últimos están presentes en la mayoría de especies frutales, excepción hecha de casos tales como aguacate, nogales y especies del género Prunus (Kolesnikov, 1971; Ryugo, 1988). Crecimiento Dadas las relaciones de competencia existentes entre raíz y parte aérea, es importante recordar que la activación del sistema radical normalmente precede al crecimiento del mismo sistema, así como el subsecuente crecimiento de la parte aérea, iniciando con el envío de sustancias orgánicas sintetizadas, reservas, agua y nutrimentos a la parte aérea, necesarios para el metabolismo vegetal; posteriormente, en retribución, cuando la parte aérea disminuye su actividad, enviará carbohidratos y otras sustancias a la raíz necesarias para su desarrollo. Ambiente El crecimiento radical está condicionado por el ambiente, específicamente por la temperatura, la humedad aprovechable y la concentración de oxígeno: 1) Temperatura, las raíces de especies frutales de clima templado requieren de una mínima para crecer de 7°, óptima de 23-25°y máxima de 32°C; en tanto que aquellas de especies frutales tropicales y subtropicales requieren una mínima de 13°, óptima de 27° y máxima de 33°C. 2) Humedad aprovechable, deberá encontrarse entre capacidad de campo (-0.03 MPa) y punto de marchitamiento temporal (-0.7 MPa) (Ley, 1994a), observándose las mayores tasas de crecimiento radical a capacidad de campo. 3) Concentración de oxígeno, debe estar por arriba de 8% para que haya crecimiento de raíz; importante considerar que la concentración de CO2 en la atmósfera del suelo generalmente es más alta (>0.25%) y que el crecimiento radical se detiene con concentraciones > 5%. La expresión del ambiente varía con la profundidad (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971; Alvim y Kozlowski, 1977; Atkinson, 1980). Relación Raíz: Parte aérea Además de existir una relación directa entre raíz y parte aérea en términos de tamaño, la cual observa valores de 0.3 a 0.5 con base en peso seco, representando, el sistema radical, alrededor del 30% del peso seco total de la planta (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971; Atkinson, 1980; Sánchez et al., 2001), la parte radical y la aérea, están estrechamente interrelacionadas, tanto sinérgicamente por las aportaciones de cada parte al metabolismo vegetal y al desarrollo de toda la planta, así como también, antagónicamente, en razón de la competencia que existe entre ambas partes, significando que si una de las partes está en crecimiento activo, la otra detiene su crecimiento parcial o totalmente (letargo); el letargo es causado por factores ambientales; cuando el letargo se presenta en parte aérea, los carbohidratos son translocados a tallos y al sistema radical (Becerril et al, 1995), donde son almacenados y, eventualmente, utilizados para la reiniciación del crecimiento vegetal. Flujos de crecimiento Tomando en consideración lo establecido en cuanto a los efectos de ambiente y de la relación raíz:parte aérea: 1) Es reconocido que en especies frutales de clima templado, en cada ciclo de desarrollo, hay dos flujos de crecimiento radical bien definidos, uno previo a la brotación, al final del endoletargo de la parte aérea y el otro previo a la caída de hojas, que coincide con la disminución de actividad de la parte aérea durante el otoño. 2) En frutales de clima tropical y subtropical, el número de flujos de crecimiento radical poraño puede variar, que según el desarrollo de parte aérea de la especie, pueden ser más de dos flujos. Lo que es coincidente, independientemente del tipo de frutal, que uno de los máximos de desarrollo radical, se observa cuando se presenta la floración de la especie en cuestión. Los períodos de crecimiento radical pueden ser extendidos por manejo, humedad, temperatura, nutrición ( 14C ha permitido determinar actividad del sistema) (International Atomic Energy Agency, 1975; Ryugo, 1988; Shaw, 1998). Distribución radical La distribución de raíces de especies frutales normalmente observa la mayor densidad entre los 10 y 90 cm de profundidad y entre los 30 cm y 3 m de distancia al tallo principal (dependiendo del tamaño de la especie), con longitudes variables según tipo de raíz; en cuanto a raíces permanentes, tanto la longitud máxima horizontal, que generalmente excede la copa de la parte aérea, como la longitud máxima vertical pueden ser de varios metros (Rogers y Booth, 1959; Kolesnikov, 1971; Avilán et al, 1976; Gutiérrez et al., 2006). La distribución radical es determinada por la especie y combinación cultivar-portainjerto (Gutiérrez et al., 2006); la respuesta en crecimiento de especies frutales por efecto de injertación, varía dependiendo del vigor del portainjerto, pues cambian las relaciones de partición de biomasa hojas, tallos y raíces (Ovando et al., 1993). Tales cambios de vigor traen consigo cambios en la entrada, cantidad de producción y densidad de plantación. La distribución radical puede ser modificada por las características físico-químicas del sustrato que causan efectos sobre la nutrición o en las condiciones ambientales, así como también por prácticas de manejo de huertos: 1) Fertilidad, los efectos de los nutrimentos esenciales son bien conocidos, tanto por el mayor número de raíces que propician, como por el mayor crecimiento que causan, generando una mayor densidad de raíces en el sustrato, particularmente en áreas cercanas a la fuente nutrimental. 2) pH, relacionado con nutrición, en particular por efectos en la disponibilidad nutrimental. 3) Textura, la distribución puede ser de mayor longitud y menor densidad en texturas arenosas, contrario a lo que sucede en texturas arcillosas, donde, además, puede aumentar la compactación, causando menor porcentaje de espacio poroso libre de agua y, en consecuencia, concentraciones reducidas de oxígeno; la mejor distribución radical se observa en suelos francos. 4) Compactación, además de que puede inhibir el crecimiento radical por la disminución de oxígeno que puede causar, representa una barrera para el crecimiento de raíces, lo que provoca variación de la distribución, toda vez, que, verticalmente, la raíz puede ejercer presiones hasta 25 kg cm-2, en tanto que, horizontalmente, solamente de 6 kg cm-2. 5) Manejo del suelo: a) Rastra periódica, el paso del implemento elimina raíces en los primeros 10 a 25 cm de profundidad. b) Herbicidas, la presencia temporal de raíces de hierbas, por competencia, limitan desarrollo radical de la especie en los primeros 5 cm o más de profundidad. c) Cubiertas vivas, la presencia de raíces de la cubierta, causa que las raíces de la especie frutal de interés se desarrollen a partir de los 20 cm de profundidad. d) Cubiertas orgánicas, que observan las mejores condiciones de humedad, temperatura y nutrición, permiten el desarrollo radical superficial (Gutiérrez et al., 2006). 6) Prácticas culturales, tal es el caso de poda de parte aérea, que genera mayor o menor crecimiento radical, dependiendo de la intensidad de la misma y su efecto en el crecimiento vegetativo. El incremento de la densidad de plantación, en particular, cuando hay reducción del vigor de la planta, consecuentemente, también del sistema radical; se agregan los efectos que causa la competencia por espacio, al incrementarse la densidad de plantas por unidad de superficie (Rebolledo, 2002),o, las reacciones alelopáticas en aquellas especies que las presentan (Yadava y Doud, 1980). Técnicas de manejo sustentable Las prácticas aplicadas al suelo, con miras a lograr mejores resultados de productividad de un cultivo, tales como son: Riego, fertilización, control de plagas o enfermedades y control de malezas, en primera instancia, afectan el desarrollo radical, debido a los cambios que pueden causar en los niveles de disponibilidad hídrica y nutrimental o las modificaciones que introducen a las condiciones del ambiente de desarrollo; sin embargo, el manejo de tales prácticas, en particular cuando es incorrecto o se utilizan agroquímicos, puede comprometer la sustentabilidad del suelo o sustrato de cultivo, tales son los casos de exceso de sales, residuos tóxicos y contaminación de mantos freáticos. Por lo anterior, es necesario, particularmente en especies perennes, aplicar prácticas de manejo seguras e inocuas para el sistema radical y en consecuencia para el resto de la planta, en beneficio del aseguramiento de la sustentabilidad: Sistemas de Riego Ante la actual tendencia de abatimiento de los volúmenes de disponibilidad hídrica, es obligado elevar la eficiencia de uso de agua, mediante sistemas de riego especializados que reducen al mínimo pérdidas durante la conducción y aplicación del agua, consecuentemente la disminución de los volúmenes requeridos. Se debe mantener la condición de humedad aprovechable en valores cercanos a capacidad de campo, pues asegura el mayor desarrollo y mejor desempeño fisiológico del sistema radical, evitándose además los daños o efectos negativos que por exceso o déficit hídrico se presentan cuando se utiliza el riego tradicional (Ley, 1994; Parra et al., 2001a y 2002). Fertilización La adición de fertilizantes para complementar los requerimientos nutrimentales de las plantas, también deberá hacerse de tal manera que se minimice toda posibilidad de acumulación o contaminación de los suelos o mantos freáticos (Stevens, 1994), siendo la aplicación de nutrimentos en el agua de riego, la mejor opción, toda vez que la aplicación puede hacerse en menores cantidades, más frecuente y más oportuna en beneficio del desarrollo de la raíz y del resto de la planta, acorde con la demanda nutrimental impuesta por el desarrollo mismo (Becerril y Beech, 1993; Neilsen, et al., 1994; Parra et al., 2001a y 2002). Alternativamente, la opción de fertilización orgánica, puede mejorar las opciones de sustentabilidad respecto al caso anterior. Durante la fase de vivero, con 28.5°C promedio de temperatura ambiente, 23°C promedio de temperatura del suelo, con una, dos y tres plantas de cafeto ‘Catimor’ por bolsa, con una sustrato de buena fertilidad (dos partes de suelo de monte, rico en materia orgánica, por una de arena), se registra el mayor crecimiento y en consecuencia la mejor acumulación de materia durante los primeros 5.5 meses, siendo importante resaltar que con dicho sustrato sin fertilización, no solamente fue suficiente el abastecimiento nutrimental, sino también la menor contaminación que representa, sea por acumulación de sales o lixiviación de nitrógeno, con lo que se ratifican las ventajas en sustentabilidad por el uso de fertilización orgánica en el vivero, aunado al efecto positivo de un cepellón con tales características para inicio de crecimiento en campo después del trasplante (Vázquez, 1991; Becerril y Vázquez, 1991; Vázquez et al. 1994). Cubiertas orgánicas La utilización de cubiertas orgánicas, que asegura mayor densidad de raíces en capas cercanas a la superficie del suelo, equiparable a la condición natural de desarrollo radical de los frutales que crecen bajo sombra, está también entre las mejores opciones de manejo sustentable para el desarrollo radical, dada la mejora de las características físico-químicas del suelo que causa la adición de materia orgánica, minimizando además la necesidad de aplicar agroquímicos al suelo; las cubiertas orgánicas pueden ser utilizadas a la par de riego con la consecuente sinergia. Entre otros beneficios, también relacionados con sustentabilidad, la prevención de evaporación de agua, el mantenimiento de la temperatura superficial del suelo sin altibajos drásticos y la prevención de la emisión de hierbas, con la consecuente eliminación de uso de herbicidas o cualquier otra metodología para controlarlas (Becerril et al., 2004). Biofertilizantes La hongos micorrízicos arbusculares pertenecen al nuevo Filum Glomericota recientemente descrito, los cuales forman asociaciones simbióticas con las raíces primarias de más del 80% de las plantas superiores, entre ellas las especies frutales. Entre los beneficios que la simbiosis con micorrizas aporta a la planta: 1) mayor acceso nutrimental e hídrico, por el aumento de volumen de exploración que representa la superficie de absorción por parte de las hifas de los hongos; 2) síntesis de reguladores que benefician el desarrollo vegetal; 3) disminución de incidencia de enfermedades y plagas de la raíz, por una mejor nutrición mineral y producción de antibióticos. Tales beneficios son particularmente trascendentales en condiciones de estrés o suelos con disponibilidad nutrimental reducida, aclarando, que los beneficios se pueden extender a otros casos donde no hay estrés o restricción alguna. A pesar de la importancia de la simbiosis micorrizal para la sustentabilidad de las plantaciones de frutales, muchos aspectos de la simbiosis en funcionamiento son desconocidos, no obstante que se reconoce que las plantas frutales colonizadas con micorrizas desarrollan más rápido y con mayor calidad (Maronek, 1981), sin necesidad de fertilización adicional, tal y como sucede en viveros, donde es particularmente notorio el mayor desarrollo radical (Hernández y Becerril, 20092; Parada et al., 2001); tal situación también se ha comprobado en invernadero en el cultivo de la fresa (Jaen et al, 1997) y en campo, en el cultivo de piña, donde la micorriza incrementó el rendimiento en 66% (Thamsurakul et al, 2000); resultados similares se han obtenido en papaya, todavía no publicados, corroborándose la opción de utilizar las micorrizas como biofertilizantes, con la consecuente preservación ambiental y aseguramiento de la sustentabilidad. Prevención del ataque de plagas y enfermedades. Tratándose de plagas y enfermedades, nuestra opción más sustentable es prevenir, la cual, en principio, puede ser mediante la utilización de especies resistentes o tolerantes a determinados ataques por agentes biológicos. Específicamente, en frutales, esta situación ya es utilizada, portainjertos de manzano resistentes a pulgón lanígero, portainjertos de durazno resistentes a nematodos, portainjertos de cítricos tolerantes a virus de la tristeza, cafetos resistentes a roya, etc. Desafortunadamente, el universo de agentes biológicos que representan peligro para las especies vegetales cultivadas es muy alto y no se tienen identificados materiales resistentes o tolerantes contra todos ellos; por lo tanto, continúa y continuará siendo menester del mejoramiento genético o la modificación genética de las especies, la generación de resistencia. Alternativamente, el control biológico representa la opción sustentable de control de plagas y enfermedades (Debach, 1992); el manejo integrado con enfoque ecológico, considera el control natural de plagas y enfermedades, por parte de enemigos naturales locales, que asegura la protección del ambiente, evitando así riesgos contra salud humana alcanzando la condición de cero residualidad. La utilización de cubiertas vivas entre hileras de plantas o las barrera vivas, puede colaborar en dicha dirección, ya que la presencia de dichas cubiertas permite la existencia de insectos benéficos que regulan la población, bajando el nivel de plaga por debajo del nivel económico (Broome y Warner, 2008), entre otros, depredadores (catarina, crisopas), parasitoides (avispas-Trichogramma) y polinizadores, a la par de nematodos, hongos(Beauveria bassiana)y virus(Carpovirus) entomopatógenos o bioinsecticidas (Bacillus thuringiensis). Finalmente, la utilización de bioinsecticidas derivados de plantas como el neem o la flor de muertos (Tagetes) o bien, uso de feromonas como bioinsecticidas que sustituyen a insecticidas, representan ahorros importantes, como en el caso de manejo de plagas de nogal de castilla en el valle de San Joaquín, California ( Steinmann et al., 2008). CONCLUSIÓN-PROPUESTA El sistema radical juega un rol central en el metabolismo vegetal, por lo que es necesario promover el estudio del mismo sistema y de las prácticas o metodología de manejo de cultivo que aseguren su mejor desempeño; además, la raíz es también la primera barrera contra contaminantes, protegiendo al resto de la planta, ya sea por mecanismos asociados con genotipo (eg. salinidad, pH, estrés hídrico) o por absorción y acumulación de los mismos, útil para remediación de suelos (fitoremediación) (Muhammad et al., 2007). En consecuencia, se propone la apertura del espacio o foro para la presentación o difusión y discusión de resultados sobre raíces, que conlleven la consideración de la raíz en todo proceso de cultivo de especies vegetales, que asegure no solo la obtención de productos agrícolas de calidad e inocuos, sino también la preservación del ambiente, en beneficio de la sustentabilidad del ecosistema. 2 Comunicación personal, Posgrado en Recursos Genéticos y Productividad-Fruticultura, Colegio de Postgraduados, CP. 56230, Texcoco, Méx. Correo electrónico: [email protected], Teléfono: (55) 58045900 extensión 1562. LITERATURA CITADA Alvim P., de T. and T.T. Kozlowski. 1977. Ecophysiology of Tropical Crops. Academic Press. Inc., New York. 502 p. Atkinson, D. 1980. The distribution and effectiveness of the roots of tree crops. Horticultural Reviews 2: 424-490. Avilán R., L., O. Chauran, y M. Figueroa. 1976. 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