Bibliografía - Diego Levis

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“Ensayo”
(Ignacio Eguía)
En la actualidad las nuevas tecnologías abarcan todas las esferas de la vida
cotidiana. Sobre todo los más jóvenes tienen a su alcance el uso de estas herramientas, que
les son comunes y manipulan con gran facilidad. Hoy en día, todo tipo de prácticas se ven
modificadas por el desarrollo de las nuevas tecnologías, por su influencia tanto en la vida
profesional como ordinaria.
“El surgimiento, en las dos últimas décadas, de un nuevo sistema de comunicación
electrónico, caracterizado por su alcance global, su integración de todos los medios de
comunicación y su interactividad potencial, está cambiando nuestra cultura, y lo hará para
siempre”1. A esta frase podemos agregarle que las nuevas tecnologías actualmente ya han
modificado en gran parte la cultura de las distintas sociedades que gozan de sus beneficios,
así como las que no los gozan.
Con el correr del tiempo la cultura se va modificando, por ejemplo hace unos
cuantos años no había tantas computadoras como en la actualidad, ni eran un producto de
consumo alcanzable por vastos sectores disímiles como ahora. Tampoco era tan alto el
nivel de “conectados”, aún entre los sectores menos favorecidos que hoy tienen acceso a
estos medios principalmente a partir de los ciber-cafés o los locutorios. Hoy es
relativamente accesible la posibilidad de tener una computadora en el hogar así también
como el acceso a internet está al alcance de la mayorías de los individuos de la sociedad.
Una de las preguntas centrales de este ensayo, pero no la única sería ¿cómo y en qué
medida las nuevas tecnologías modifican los modos de subjetividad? Por supuesto que este
mismo no dará respuestas exhaustivas ni definitivas acerca de ninguno de los puntos
tratados e intentará fomentar el debate en cuanto a esta y otras cuestiones.
Esta es una temática de difícil tratamiento y a la cual no se ha prestado la suficiente
atención, pero acerca de la cual hace falta un debate más sincero y profundo para repensar
principalmente las políticas de educación en relación a la incorporación de las nuevas
tecnologías en las aulas.
1
Castells, M., “La era de la información”, tomo I, Madrid, Visor, 1997.
Antes que nada tendríamos que reflexionar acerca de las modificaciones que las
nuevas tecnologías producen en la percepción. En relación con este tema hay, sobre todo en
los más jóvenes, nuevas formas de pensar o pensarse a sí mismos en el mundo y frente al
mundo. Por ejemplo, en el pasado, buscar determinada información llevaba a ir a
bibliotecas a consultar en libros, leer textos impresos completos para luego trabajar con los
datos más pertinentes, lo que hacía necesaria una utilización de mayor cantidad de tiempo
que en la actualidad. Ahora, uno entra en internet y en general hay mucha información
sobre diversos temas, lo que hace que se requiera menos tiempo de búsqueda de
información. Esto también plantea algunos problemas ya que los criterios de clasificación
de la información en internet no son los mismos que se utilizan en la educación.
Fundamentalmente las nuevas tecnologías proporcionan nuevas maneras de pensar
el tiempo y el espacio. En cuanto al tiempo, estamos ante un fenomenal aparato por el cual
todo se produce de manera muchísimo más rápida. Tenemos a nuestra disposición
muchísima más información, que podemos adquirir de manera instantánea en general. El
hecho de que esta información sea correcta, certera, admisible o, por el contrario,
perjudicial es otra cuestión sobre la cual creo que no se ha debatido lo suficiente.
Lo cierto es que el tiempo que tardamos en obtener información es cada vez más
reducido y también lo es el tiempo de las comunicaciones personales. La interactividad
involucra tiempos de respuesta inmediata o casi inmediata. Los entornos electrónicos han
ido elaborando formatos narrativos propios. El caso del chat es ejemplo de ello, a través del
cual se reduce el tiempo del intercambio a una cuestión de segundos. Así como en el foro
ocurre lo mismo, a la vez que uno puede estar en contacto con varias personas de diversos
lugares intercambiando información en un mismo “aquí y ahora”. En cambio en otras
épocas esto era imposible, por ejemplo al mandar una carta uno esperaba varios días para
que esta llegara a destino o cuando uno esperaba una carta tardaba en recibir respuestas
hasta semanas o meses. Ahora la sensación es que todo está más cerca, más al alcance de la
mano.
Hablando de interactividad, las nuevas tecnologías permiten el desarrollo de una
nueva concepción del espacio, en cuanto a que la red se transforma en el lugar mismo
donde se producen los intercambios. Se da un fenómeno particular, ya que las nuevas
tecnologías generan un “entorno” el cual se convierte en sí mismo en el espacio del
intercambio. Este espacio tiene sus propias reglas y sus propios tiempos que, como ya
dijimos, son cada vez más acelerados.
“Las nuevas tecnologías no sólo constituyen un conjunto de herramientas, sino un
entorno –un espacio, un ciberespacio– en el cual se producen las interacciones humanas”2.
En este nuevo entorno se construyen nuevas subjetividades, nuevas formas de ver el mundo
y de pensarse en él como sujetos. Hay una nueva concepción del tiempo y del espacio en el
que el ser humano actúa cuando está inserto en alguna actividad relacionada con las nuevas
tecnologías.
“Es un sistema en el que la misma realidad es capturada por completo, sumergida de
lleno en un escenario de imágenes virtuales, en el mundo de hacer creer, en el que las
apariencias no están sólo en la pantalla a través de la cual se comunica la experiencia sino
que se convierten en la experiencia”3.
En relación con la construcción de la identidades culturales, se da, como siempre
fue, de una manera relacional. Siempre hay un “otro” en relación con el cual diferenciarse y
construirse su propia identidad. Las nuevas tecnologías, al reducir las distancias y el tiempo
de los intercambios entre diversas culturas alejadas entre sí favorecen la comunicación,
favorecen el intercambio entre diversas identidades culturales que, al ponerse en contacto,
evidencian las diferencias entre unos y otros y así posibilitan el respeto y la aceptación de la
diferencia, del otro como alguien distinto. “Que nuestra subjetividad se construye en medio
de pluriculturalidades simultáneas no es un hecho que podamos negar”4.
2
Burbules, N. y Callister T., “Educación: riesgos y promesas de las nuevas tecnologías de
la información”, Barcelona, Granica, 2001.
3
Castells, M., “La era de la información”, tomo I, Madrid, Visor, 1997.
4
Ford, A., “Navegaciones. Comunicación, cultura y crisis”, Buenos Aires, Amorrortu,
2001.
Aquí debo hacer un desvío y volviendo al tema del acceso a la información hay un
problema que ha sido señalado por algunos autores y es que este acceso a la información no
supone una democratización de internet, sino que podemos acceder a determinada
información inserta en ella, pero hay culturas y sociedades a las cuales se les da menor
tratamiento o tienen menor cantidad de desarrollo5.
Además, este acceso a internet depende del acceso a las redes telefónicas, que en
gran parte del mundo aún no han sido desarrolladas, así como en nuestro país hay vastas
zonas rurales de “difícil” acceso para estas redes. Podríamos preguntarnos si en realidad
son de difícil acceso o es una excusa y no están en los planes de las empresas telefónicas
privadas ya que no generan un gran negocio como mercado consumidor. O sea, me
pregunto si la inversión en el desarrollo de las redes telefónicas no generara suficientes
ganancias, las empresas ¿invertirían en estas zonas? ¿O dejarían que el Estado se haga
cargo de estos costos iniciales?. Me parece que, aunque menos coherente, es más probable
que se dé la segunda proposición. Aparte de que la coherencia nunca fue una virtud de
nuestros gobernantes.
Sólo menciono este tema de pasada ya que tiene alguna relación con este ensayo,
porque cuando hablamos de cambios en las maneras de ver el mundo estamos hablando de
nuevas subjetividades. Entonces, para que estas transformaciones en la subjetividad se den
es necesario tener acceso a las nuevas tecnologías, aunque como señalé antes estamos
partiendo de la suposición de que, en general, un gran porcentaje de la población tiene
acceso a ellas.
No estoy señalando con esto que sea necesario, como sostiene el discurso dominante
de las grandes empresas multinacionales, acortar la denominada “brecha digital”6. Este
discurso es el que supone que hay una sola manera de achicar las desigualdades y sería a
5
Galeano, E., “Patas arriba. La escuela del mundo al revés”, Catálogos, Buenos Aires,
2003.
6
Principalmente el discurso de la empresa monopólica Microsoft y sus representantes
locales insertos en el sistema educativo en general o en altos cargos políticos en el gobierno
de este país.
través de la venta de computadoras a todos los que no las tienen, “una computadora por
persona”, flor de negocio!
Este discurso sería parte del discurso tecnocrático que plantea que las desigualdades
económicas, sociales y de todo tipo van a ser progresivamente achicadas a partir del
desarrollo de las nuevas tecnologías y su expansión mundial, que los conflictos en el
mundo van a ser disueltos por el acercamiento que las tecnologías permitirán entre los
distintos países y las distintas culturas del mundo7.
Siguiendo con esta línea de pensamiento, me pregunto como se habrán preguntado
otros autores, ¿hay democratización o democracia en la red?, ¿todas las culturas,
identidades o pueblos están insertos en ella?, ¿hay información acerca de todas las
sociedades y culturas?, ¿quién decide acerca del tratamiento de determinadas temáticas
relacionadas con los valores y costumbres de determinadas culturas o sociedades?.
Estas preguntas están dirigidas a reflexionar qué pasa cuando la memoria de una
sociedad es tratada o formateada por otra ajena, por ejemplo en el tratamiento que los cdroms hacen de las diversas culturas o en los tratamientos que los diversos sitio de la web
realizan sobre determinados temas. Al decir de Hamelink, “esto produce un fuerte
vaciamiento de memorias y culturas que afecta fundamentalmente a los países menos
desarrollados, que son los más necesitados del conocimiento sobre sus recursos naturales,
materiales y humanos”8.
Responder a éstas preguntas me parece una tarea esencial, que debería surgir de un
debate programado desde las altas esferas del Estado y con la participación de partidos
gobernantes, partidos opositores, intelectuales, académicos, representantes de los distintos
sectores sociales, así como la sociedad civil misma. También deberían participar
principalmente las autoridades relacionadas con la educación en este país, para demarcar o
trazar una política referida a la incorporación de las nuevas tecnologías en las aulas. Pero
7
Concuerdo con esta crítica que es planteada por Aníbal Ford en: Ford, A., “La marca de
la bestia. Identificación, desigualdades e infoentretenimiento en la sociedad
contemporánea”, Buenos Aires, Norma, 1999.
8
Hamelink, C., “Hacia una autonomía cultural de las comunicaciones mundiales”,
Buenos Aires, Ediciones Paulinas, 1985.
debe ser una política consensuada y surgida de este debate, con programas definidos y
prácticas que tengan un sentido abarcador de las distintas problemáticas en las que están
involucrados los individuos de los distintos establecimientos educativos.
Creo que los criterios de autoridad adquieren nuevas tareas como preparar a los más
jóvenes para elegir, filtrar, seleccionar y procesar la información de una manera diferente a
otras épocas porque “nos encontramos frente a una tecnología que se renueva
constantemente y ofrece toda clase de exploraciones, pero que también las obliga a
desarrollar una actitud crítica”9.
Por eso, antes de producirse la incorporación de las nuevas tecnologías en las aulas
debe pensarse para qué incorporarlas, con qué finalidades, en qué circunstancias, en qué
proyectos, y luego determinar en qué tipo de nuevas tecnologías se va a invertir, es decir,
cuáles serán las más convenientes para determinados proyectos y cuáles no.
9
Chartier, R., “Las revoluciones de la cultura escrita. Diálogos e intervenciones”,
Barcelona, Gedisa, 2000.
Bibliografía
Burbules, N. y Callister T., “Educación: riesgos y promesas de las nuevas
tecnologías de la información”, Barcelona, Granica, 2001.
Castells, M., “La era de la información”, tomo I, Madrid, Visor, 1997.
Chartier, R., “Las revoluciones de la cultura escrita. Diálogos e intervenciones”,
Barcelona, Gedisa, 2000.
Ford, A., “La marca de la bestia. Identificación, desigualdades e
infoentretenimiento en la sociedad contemporánea”, Buenos Aires, Norma, 1999.
Ford, A., “Navegaciones. Comunicación, cultura y crisis”, Buenos Aires,
Amorrortu, 2001.
Galeano, E., “Patas arriba. La escuela del mundo al revés”, Catálogos, Buenos
Aires, 2003.
Hamelink, C., “Hacia una autonomía cultural de las comunicaciones mundiales”,
Buenos Aires, Ediciones Paulinas, 1985.
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