1) Hacia una visión marxista del medioambiente La crisis que atraviesa el equilibrio ecológico de la humanidad tiene agudas expresiones en los procesos de cambio climático, en el agotamiento de recursos naturales no-renovables y en una dinámica muy grave de degradación ambiental. En paralelo, las consecuencias de esta realidad han motorizado un salto en los conflictos sociales como respuesta de los pueblos a la ofensiva depredatoria y contaminante de las corporaciones, en especial las dedicadas a la explotación del metal de oro bajo la modalidad a cielo abierto en todo el corredor andino, desde Ecuador hasta Argentina. El debate en torno los temas ecológicos estuvieron postergados en la agenda política de la izquierda anticapitalista. De hecho, en nuestro país fueron algunos hechos “bisagra” los que colocaron visiblemente la “cuestión ambiental” en la escena pública: El plebiscito de Esquel en el año 2003 que con un contundente 80 % rechazó la instalación de un emprendimiento megaminero en esa zona cordillerana La gigantesca movilización del pueblo de Gualeguaychú que resistió la instalación de la pastera contaminante Botnia de origen finlandés Finalmente, el proceso en Famatina, Tinogasta y Andalgalá que reavivó el debate sobre el tema en todo el país generando una extendida simpatía social con esta causa popular Sin embargo, queremos evitar circunscribir todo el debate a lo meramente coyuntural y nos proponemos desplegar una aproximación reflexiva desde el método marxista de interpretación de la realidad para comprender el fenómeno integral de la crisis medioambiental al servicio de construir un programa político para la acción en defensa de los recursos naturales, contra el saqueo capitalista y hacia una perspectiva de superación positiva con el socialismo como modelo de reorganización de la sociedad sobre nuevas bases. En ese marco, defendemos que el marxismo es clave como marco interpretativo revolucionario; sostenemos la tesis de que junto a otras expresiones de bancarrota teórico-política el estalinismo –mal llamado “socialismo real”- con su versión dogmática, unilateral y finalmente reformista del marxismo contribuyó a alimentar una caricatura –también en este dominio- de este cuerpo teórico abierto en lo referido a la relación del hombre con la naturaleza. Marx y Engels aportaron pistas de abordaje de problemas prematuros para su época pero que sientan las bases para una interpretación marxista de la crisis ecológica actual. Partimos además, de la tesis de que el capitalismo con su lógica de expansión ilimitada en la búsqueda de realización de plusvalía y ganancia, es incompatible con el equilibrio medioambiental y el carácter norenovable de los recursos naturales. Por eso, estamos convencidos que los revolucionarios tenemos que asumir este debate como parte fundamental del enriquecimiento programático de nuestra acción transformadora sobre la realidad en la que nos toca actuar Engels y Marx: referencias anticipatorias sobre la problemática ecológica En oposición a los prejuicios difundidos de forma ideológica e interesada sobre “la postergación de los temas ecológicos en la obra de Marx”, la realidad es que en varios pasajes de la obra tanto de Marx como de Engels existen referencias a esa temática. En sus Manuscritos de 1844, Marx presenta una definición de naturaleza diciendo:"La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre, es decir, la naturaleza en cuanto no es ella misma el cuerpo humano. El hombre vive de la naturaleza; esto quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe permanecer en un proceso continuo, a fin de no perecer. El hecho de que la vida física y espiritual del hombre depende de la naturaleza no significa otra cosa sino que la naturaleza se relaciona consigo misma, ya que el hombre es una parte de la naturaleza”. Para Marx no son polos antagónicos la naturaleza y el hombre, sino parte de una dialéctica integral que incluye a una y otro. La naturaleza le ofrece al hombre su medio de vida inmediato, así como la materia, el objeto y la herramienta de su actividad vital, es decir el trabajo. Esta es una afirmación central del marxismo y también una tesis de la primera juventud del propio Marx. En El Capital, se marca que la naturaleza es, junto al trabajo, el arranque de la producción de valores de uso. “En este trabajo de conformación, el hombre se apoya constantemente en las fuerzas naturales. El trabajo no es, pues, la fuente única y exclusiva de los valores de uso que produce, de la riqueza material. El trabajo es, como ha dicho William Petty, el padre de la riqueza, y la tierra la madre”. En toda sociedad el trabajo es el momento de intercambio con la naturaleza en el cual el hombre se apropia de su entorno y lo transforma al servicio de responder a sus necesidades básicas. En este proceso participa no sólo el trabajo del hombre sino también el objeto sobre el cual actúa y los medios para producir, todo a partir del entorno natural y cuya unidad –incluyendo al hombre- conforma lo que denominamos fuerzas productivas. De estos factores depende la productividad del trabajo y la capacidad de creación de riqueza social por parte de cada sociedad. En su Crítica del Programa de Gotha, Marx insiste con una idea: la naturaleza es fundamental para producir valores de uso –elementos necesarios para satisfacer una necesidad básica- y es la fuente primaria del trabajo. Con el origen del capitalismo, la apropiación privada de los recursos de la naturaleza fuerzan a una parte mayoritaria de la humanidad a vender lo único con que cuentan para sobrevivir: su fuerza de trabajo. Son las condiciones del surgimiento de la fuerza de trabajo como una mercancía más bajo el modo de producción capitalista y la apropiación privada de los recursos naturales como novedad histórica. En ese contexto histórico de surgimiento del modo de producción capitalista –siglos XIV y XV- se dio un fenómeno adicional: la separación del campo y la ciudad por la vía de la expulsión de pequeños propietarios y de cercamiento de tierras comunales en Europa y el inicio de la concentración urbana de la población. La agricultura capitalista se caracteriza por la gran propiedad, el despoblamiento rural y el hacinamiento urbano. Además de ser la causa fundamental de la polución y la depredación, quedan disociadas progresiva y radicalmente las fuentes de la producción de medios de vida y materias primas de los centros de consumo. Es la fractura del metabolismo social con la naturaleza.En el propio Capital, Marx estudió el daño que el latifundio capitalista provoca sobre la vitalidad del suelo. La gran industria y la gran agricultura explotada industrialmente actúan en unidad, una devastando la fuerza de trabajo – la clase obrera superexplotada- y otra degradando la fuerza natural de la tierra. El latifundio capitalista es la raíz de una fractura irreparable en el proceso interdependiente del metabolismo social. El concepto de metabolismo refiere a la interacción entre naturaleza y sociedad a través del trabajo humano. La agricultura capitalista sometida a la presión de rendimientos económicos crecientes ve disminuida la fertilidad natural del suelo. La obtención de ganancias extraordinarias es posible aún con rendimientos físicos decrecientes, hasta que en un momento dado sucede una crisis ecológica. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a Engels que en su folleto El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre afirma que “en el capitalismo lo que prima es siempre la inmediatez, el beneficio inmediato es el único fin del capitalista aislado, sin importar las consecuencias de la producción e intercambio. El capitalista produce sin tomar en consideración el posible agotamiento o degradación del recurso, ni siquiera para una potencial utilización por otros capitalistas”. Esta es una ley instrínseca al capitalismo y por tanto, incompatible con la sustentabilidad ambiental. Las críticas del ecologismo al marxismo La versión más difundida de lo que llamaremos el “ecologismo” denuncia al marxismo por carecer de “sensibilidad ambiental” y sobre todo por lo que sería una concepción de tipo “productivista”, “desarrollista unilateral” y fundamentalmente, se critica la noción marxista de “desarrollo de las fuerzas productivas” presentada como una idea que solo afinca en la necesidad del progreso tecnológico o industrial. En realidad, en Marx hay una visión integral de las fuerzas productivas –con la naturaleza, los medios de producción y el ser humano como principal fuerza productiva- y su desarrollo o no depende de la evolución global de los tres factores. De hecho, en línea con la corriente de pensamiento marxista continuada por el revolucionario ruso León Trotsky y en Argentina, Nahuel Moreno, defendemos la concepción que supone valorar las fuerzas productivas especialmente desde el punto de vista de las condiciones de vida de la humanidad y también su interacción “metabólica” con la naturaleza. De hecho, creemos que desde hace más de un siglo hay estancamiento de las fuerzas productivas ya que pese a los avances tecnológicos crece la desigualdad social, la riqueza se concentra en un polo –la clase burguesa o capitalista- y en el otro la miseria creciente. Y agregamos, como factor de decadencia planetaria la depredación de la naturaleza por la acción del capitalismo. Por eso, solamente una reorganización social integral que sepulte la apropiación privada para siempre, puede garantizar como prerrequisito un marco indispensable para repensar la interacción del hombre con la naturaleza en un equilibrio que garantice la continuidad de la vida sobre el planeta. Hacia una visión marxista y una salida socialista a la problemática ambiental Durante los primeros años de la revolución rusa (1917-1923) varios científicos abordaron el problema de los límites naturales del desarrollo productivo. El estalinismo posterior sepultó toda expresión antidogmática también en este terreno de investigación a favor de la aventura burocrática impuesta desde arriba de industrialización acelerada y productivismo sin límites. Más recientemente desde el campo de la izquierda se elaboró un Manifiesto Ecosocialista –de Michael Löwy y Joel Kovel- que plantea “una alternativa civilizatoria radical anticapitalista que opone al progreso destructivo capitalista una política económica basada en criterios no monetarios y extraeconómicos: las necesidades sociales y el equilibrio ecológico”. Finalmente, hay que decir que existen en Marx claves interpretativas de las cuales partir para encarar una comprensión actual de la expresión ecológica de la crisis civilizatoria del capitalismo, aunque existen lagunas, unilateralidades e incluso una visión hasta con elementos catastrofistas en términos de optimismo en cuanto al desarrollo de las fuerzas productivas y la ilimitada capacidad del patrimonio de recursos naturales existentes. Tenemos que reapropiarnos de las pistas teóricas del marxismo original y encarar de forma audaz una interpretación actualizada de esta temática medioambiental. Nuestra militancia anticapitalista tiene que asumir que la lucha por la defensa de los recursos naturales, contra el saqueo y la contaminación ambiental, son parte indisoluble del programa socialista para la transformación superadora de la humanidad. En esa perspectiva encaminamos esta 1º Jornada de Debate abierto para encontrar en el debate colectivo, en el libre intercambio de ideas una aproximación política a los desafíos presentes para los revolucionarios de este siglo XXI. Algunos debates presentes Estamos convencidos que existen una serie de debates importantes que giran en torno a la cuestión medioambiental. Es insoslayable encararlos porque han pasado a ser de primer orden en las luchas de nuestros pueblos y en la militancia anticapitalista. ¿Cuáles son los límites del capitalismo en su lógica de depredación ambiental? ¿Existe la posibilidad de un capitalismo “verde” autorregulado y sustentable desde el punto de vista ecológico? ¿Cuáles son las razones del fracaso de las cumbres para la “limitación” en la degradación ecológica? ¿Qué características presentan las luchas socioambientales en nuestro país y en América Latina? ¿Cuál viene siendo el rol de los gobiernos del continente en esta materia y en especial el rol del gobierno argentino? ¿Cómo construir un programa de acción para enfrentar esta realidad? ¿Cuál es el significado del ecosocialismo? ¿Qué rol finalmente tenemos para jugar los jóvenes en este terreno de lucha? Frente a estos interrogantes queremos abrir el debate al servicio de dotar nuestra praxis política, nuestra intervención en la lucha de clases sostenidos por un programa genuinamente transformador y de respuesta revolucionaria al desastre al que está llevando el capitalismo a la humanidad. Casi que parafraseando a Rosa Luxemburgo hoy podríamos decir que la alternativa es “socialismo o ecobarbarie”. Juventud Socialista – Movimiento Socialista de los Trabajadores 2) Marx y la naturaleza Daniel Tanuro Abril de 2008 Los marxistas revolucionarios han sido lentos a la hora ponerse a trabajar en la cuestión ambiental. Ésta es la razón por la que decidí, hace unos años, leer y releer a Marx y Engels desde el punto de vista de la ciencia ecológica. Creía que Marx y Engels no le habían dado suficiente importancia a la relación entre la humanidad y la naturaleza, no tenían conciencia de los límites naturales – límites en cuanto a recursos, límites al desarrollo humano – y que como mucho, solo habían tenido ‘intuiciones brillantes’ acerca de las consecuencias medioambientales del capitalismo. En ese momento, pensaba, sospecho que como muchos otros, que este ‘hueco’ con respecto a la ecología en los trabajos de Marx y Engels era la principal razón para la subestimación de los retos ecológicos por parte de nuestra corriente política y por la izquierda radical en general. Pensé que debíamos ser modestos y aceptar esta debilidad de nuestro legado teórico, para así poder rectificar nuestro mensaje político, completar nuestro programa y modificar nuestra actividad. Una increíble debilidad. He llegado a la conclusión de que mi opinión sobre Marx y Engels en relación con el medioambiente era errónea: lejos de ser un obstáculo, son un recurso. No voy a pretender decir que ambos eran ‘ecologistas prematuros’: sería ridículo, ellos no se entregaron a la conservación de la naturaleza, si no a la emancipación social. Tampoco diría que anticiparon la crisis ambiental global que vivimos hoy en día: no lo hicieron. Pero precisamente eso, el que no lo hicieran, es increíble. De hecho, Marx tenía un claro entendimiento de la contradicción básica entre el carácter potencialmente ilimitado de la acumulación de valor, por un lado, y el carácter limitado de algunos recursos naturales, especialmente el suelo, por el otro. Vio el Capitalismo y la Naturaleza (incluida la naturaleza humana) como antagónicos, pero no exploró las consecuencias de esto para la naturaleza en general (como sí hizo para la fuerza de trabajo humana) y no se dio cuenta que su antagonismo llevaría a la humanidad a un callejón sin salida. Esta falta de anticipación global podría ser vista como una debilidad en su pensamiento, pero la realidad es que el marco conceptual que había elaborado, bien podía haberle llevado a anticipar la crisis ecológica del mismo modo en que le llevó a anticipar otras dimensiones del desarrollo capitalista. En este debate sobre la apreciación de Marx, coincido ampliamente con John Bellamy Foster. De hecho, existe algo así como una ‘ecología de Marx’. Sin tomar la cuestión de los límites, que es obviamente decisiva desde un punto de vista ecológico. Un concepto central en el pensamiento de Marx sobre este tema es ése del ‘metabolismo social’ entre la humanidad y la naturaleza. Marx llegó a este concepto gracias a los trabajos del agroquímico Liebig, quién había encontrado evidencias de que la urbanización había roto el ciclo de nutrientes: material mineral incorporado en la comida, en la ropa, etc, era exportada a las ciudades y finalmente contaminaba los ríos y el mar, en lugar de volver al suelo en forma de nutrientes como había ocurrido en las sociedades precapitalistas. Marx se dio cuenta que el desarrollo de un mercado mundial estaba dándole un gran empujón a este proceso, a través de las exportaciones masivas de productos agrícolas desde los países dominados hacia los países imperialistas. Incluso escribió que el uso de fertilizantes minerales, fertilizantes químicos y la mecanización de la agricultura no proveería una solución estructural al problema, porque el crecimiento en la productividad social del trabajo humano solo podía compensar parcial y temporalmente el descenso de la productividad natural del suelo, dado que la fertilidad natural es un ‘límite, un punto de inicio y una base’. En la visión de Marx, una solución estructural solo podía llegar de una gestión racional del intercambio de materia entre la humanidad y la naturaleza, lo que él llama ‘la regulación del metabolismo social’. Esta perspectiva es para Marx tan importante como la abolición de la división capitalista del trabajo. 40 años después de Primavera Silenciosa.... Me parece evidente que los escritos de Marx en cuanto al metabolismo social son una anticipación destacable del concepto de desarrollo sostenible, en el sentido real de esta expresión. Es cierto que algunas citas hacen posible desarrollar una interpretación más productivista del marxismo. Pero, incluso si uno considera que dos interpretaciones son posibles, la cuestión permanece: ¿por qué nosotros, marxistas revolucionarios, hemos ignorado la interpretación ecologista?, ¿por qué no hemos desarrollado el concepto de Marx de un metabolismo hombre-naturaleza socialmente regulado?(...) Está claro que tal retraso no se puede explicar solamente por una falta de fuerzas. Debe haber profundas raíces, políticas y metodológicas. ¿Qué son éstas raíces?. Ésa es la cuestión. Foster ve éste retraso de los marxistas, principalmente, como un resultado de la polarización entre las interpretaciones mecanicistas y positivistas del marxismo -el estalinismo-, por un lado, y el más creativo ‘marxismo occidental’ -la escuela de Frankfurt-, por el otro, que como una reacción, rompió con el interés de Marx y Engels en las ciencias naturales. Esta falta de interés en las ciencias naturales es obviamente una parte importante de la explicación, pero, ¿es suficiente?. No creo. (…) Existe otro elemento: No sacamos todas las conclusiones de nuestro propio análisis de la crisis capitalista como una crisis de civilización sistémica y amplia. Cuando pensamos que la revolución podía triunfar en Europa, al final de los sesenta y principio de los setenta, las exigencias medioambientales aparecían como algo demasiado inmediato, demasiado parcial y secundario en comparación con las exigencias sociales (con la excepción de la lucha contra la energía nuclear, que apoyamos desde el principio). Más tarde, cuando la relación de fuerzas cambió radicalmente a favor de la clase dominante, lo contrario se convirtió en cierto: la clase trabajadora llevaba a cabo luchas defensivas por exigencias inmediatas, pero al mismo tiempo, la crisis ecológica aparecía más y más como un gran problema global que solo podía ser resuelto (desde nuestro punto de vista) a través de una transformación global socialista de la sociedad a una escala mundial. En ambos casos, una concepción demasiado estrecha de la lucha de clases y un entendimiento dialéctico unilateral inadecuado de cómo crear conciencia de la misma, nos guiaron a una orientación política donde la destrucción capitalista del medioambiente era vista principalmente como un asunto para la propaganda, no para la acción, no para una lucha de masas, no para exigencias inmediatas y de transición. Esto nos da más indicaciones sobre los cambios necesarios en nuestro mensaje político, programa y actividad (…) Para merecer la etiqueta de ‘ecosocialistas’: 1.- Deberíamos desterrar la aproximación puramente propagandística a las cuestiones ecológicas, basadas en una simple denuncia del capitalismo. En lugar de eso, deberíamos mejorar nuestro conocimiento de los problemas, no solo en su dimensión social, si no también en la dimensión científica de los mismos (siendo el segundo parcialmente independiente del primero). 2.- Deberíamos ayudar a construir amplias movilizaciones relacionadas con peticiones y exigencias ecológicas y aprender de otros. Desde mi punto de vista, la prioridad absoluta es la creación de un movimiento de masas mundial a favor de soluciones sociales e igualitarias para parar el cambio climático (y adaptarnos a él, puesto que ya está aquí). No obstante, el reto del cambio climático ilustra lo adecuado del concepto de Marx: el capitalismo destruye el clima porque su lógica de acumulación desequilibra el intercambio de materia a través de una masiva saturación del ciclo del carbono. Desde mi punto de vista, una de nuestras contribuciones a las movilizaciones de masas deberían ser promover los asuntos medioambientales en los movimientos de trabajadores. Para poder llevar a cabo éste objetivo, como Paul Burkket señala en su excelente ‘Marx y la Naturaleza’, es muy importante que la fuerza de trabajo humana sea vista como un recurso natural explotado por el capitalismo, como explota cualquier otro recursos. Respuesta capitalista y ecosocialista al cambio climático. Si cambiamos en ese sentido – y lo que se ha hecho en Gran Bretaña es un ejemplo – será muy útil, y no solo para los trabajadores y los pobres del mundo, sino también para el medioambiente. Aquellos que tienen dudas deberían echarle un vistazo al Stern Reviewt on the Economics of Climate Change [n. del t.: hm-treasury.gov.uk]. Es la primera vez que un equipo de economistas contratados por un gobierno han proporcionado un plan global a largo plazo basado en las pruebas científicas de las temibles amenazas del cambio climático. Algunas organizaciones ecologistas han reaccionado con gran entusiasmo. Pero ¿cuáles son las respuestas de Stern a lo que él mismo califica como ‘el mayor fallo de mercado jamás visto?: Un sistema de comercio de emisiones de carbono que sea pagada por el pueblo. Un impuesto sobre el carbono pagado por el pueblo, mientras a los jefes se les compensa con un recorte en ‘gastos sociales’. Un sistema mundial que comercie con las emisiones de carbono basado en el sistema Europeo de Comercio, que deja, solamente en el sector energético Británico, un beneficio de aproximadamente 800 millones de libras en el primer año. Ningún límite a proyectos de Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM) que permiten a las multinacionales abaratar el precio de las emisiones de carbono sin reducirlas en los países desarrollados. En particular, más plantaciones industriales y antiecológicas de árboles en el Sur, en lugar de reducción de emisiones en el Norte. Libre comercio para productos de bajas emisiones. Más centrales nucleares. Una valorización de la vida humana y de los ecosistemas basada principalmente en su ‘buena voluntad de pagar’. En resumen, la respuesta de Stern al ‘mayor fallo de mercado jamás visto es : más mercado, más crecimiento capitalista, más políticas neoliberales. La eficiencia ecológica de esta estrategia es dudosa. Pero está muy claro que lo que si conseguirá es hacer la lucha contra el cambio climático más impopular entre los trabajadores, campesinos y pobres que, en todo el mundo, serán los que tengan que pagar. Otra respuesta al cambio climático es necesaria, una respuesta social e igualitaria, con menos mercado y más regulación, menos competición y más colaboración. Esto conlleva iniciativas públicas para aislar nuestras viviendas, transporte público gratuito, transporte público de mercancías por tren en lugar de transporte privado por carretera, una gran lucha contra la privatización del sector energético, despliegue masivo de renovables independientemente de los costes, nacionalización de los recursos energéticos renovables, reforma agraria y cancelación de la deuda externa de los países del Sur, cancelación de actividades innecesarias con un alto consumo de energías como es la producción de armas, etc. (...) 3) Alerta que camina: la lucha de los pueblos contra la megaminería. Un repaso por América Latina Fuente: Alternativa Socialista N° 563 Contra la megaminería en Cajamarca -Perú Arribó a Lima la Marcha del Agua El jueves 9 de Febrero, miles de manifestantes se concentraron en la capital de Perú, en la llamada “Marcha del Agua”. Reclaman la anulación del proyecto Conga, un gran emprendimiento de extracción de oro en Cajamarca, que de prosperar causaría un grave impacto ambiental. Ollanta Humala, prometió en su campaña electoral terminar con la prepotencia de las empresas megamineras contra las poblaciones y agricultores. Tras asumir ha olvidado sus promesas, sosteniendo que el proyecto Conga se va a realizar sí o sí. Intenta revocar la decisión del gobierno regional de Cajamarca, que tomando el reclamo del pueblo de la región, prohibió la instalación del proyecto Conga promulgando la ordenanza 036, que esta apoyada en un estudio de impacto ambiental que señala la inviabilidad de este proyecto de minería a cielo abierto de la empresa Yanacocha, propiedad de la estadounidense Newmont. Este proyecto había sido frenado debido al paro y movilización del pueblo de Cajamarca. Ante el nuevo ataque, los Frentes de Defensa Ambiental de Cajamarca lanzaron la “Marcha del Agua”. La columna partió de Cajamarca el pasado 1º de Febrero y tras recorrer y atravesar muchas poblaciones peruanas llegó este jueves 9 a Lima, despertando mucha simpatía y apoyo a su paso. Al pasar por Trujillo, más de 10.000 pobladores acompañaron su tránsito por la ciudad. Finalmente el 10 de febrero en un acto en la limeña Plaza San Martín con una concentración de alrededor de 20.000 manifestantes concluyó la exitosa marcha. Sin embargo, no podemos decir que la lucha ya ha culminado. La Fiscalía de la Nación ha pedido la revocatoria de la ordenanza regional 036 que prohíbe el proyecto megami-nero y también una revisión de la Constitución vigente en relación a la autonomía de las regiones. Incluso los pobladores y autoridades de la zona han señalado la presencia de tropas norteamericanas del Comando Sur en la zona en Cajamarca, Lambayenque y Piura con la excusa de realizar “ayuda humanitaria”. Los compañeros de la revista “La lucha continúa” y de el Comando Estudiantil Nacionalista de Perú han sido una parte activa de esta exitosa “Marcha del Agua”. Tras la consigna “Conga no va” se ha expresado una importante lucha que plantea con fuerza la necesidad de realizar una Asamblea Constituyente para desarrollar el programa de transformación que anhela el pueblo peruano. La lucha ambiental une cada vez con más fuerza a los pueblos latinoamericanos. Desde Famatina y Andalgalá, pasando por la lucha contra el proyecto de carretera que pretende atravesar el Parque Nacional Isiboro Sécure en Bolivia, hasta Cajamarca en Perú la lucha es una sola contra la depredación ambiental de la megaminería y el capitalismo salvaje. 4) Implicaciones socio-ambientales de la minería en Centroamérica Marzo de 2012 Tania Sosa La minería es uno de los sectores económicos más contaminantes e impactantes en el mundo, no sólo por sus métodos de extracción que cada vez son más agresivos por conseguir mayores ganancias en menor tiempo, sino también por las consecuencias de corto, mediano y largo plazo que afectan los recursos agua, suelo y aire... condenando la vida de las especies naturales y las comunidades en las que se insertan los proyectos mineros. La actual crisis mundial y la desestabilización económica que ha dejado la devaluación del dólar, ha provocado que los inversionistas pongan sus ojos en el antiguo y más codiciado activo del mundo, el oro, cuyo precio tenía un valor de $250/onza troy para el año 2000, y ha aumentando de manera estrepitosa, alcanzando un valor de $1 750/onza troy para el 2011. La reincidente búsqueda del oro y la visión política de los gobiernos de la Región Centroamericana, quienes han abierto sus puertas a la inversión extranjera a ojos cerrados, han dejado vulnerables a sus recursos naturales en la búsqueda de un rápido "desarrollo" que al final nunca llega. Las empresas mineras, el 60% de las cuales son de capital canadiense, trabajan bajo la lógica de aprovechamiento máximo, a bajo costo y corto tiempo, condiciones que son aún más ventajosas sí, en el sitio donde se instalan, se pagan mínimos ingresos tributarios y existen muy pocos compromisos ambientales y sociales, condiciones que Centroamérica les ofrece en bandeja de plata a estas transnacionales. Las leyes de minería de nuestros países son similares al enfocarse en los métodos y requerimientos para la adquisición de concesiones de exploración y explotación, las autoridades regulatorias, y otros aspectos meramente concesionarios. Sin embargo, no incluyen obligaciones y metodologías para el control de impactos ambientales y sociales. Costa Rica es el único que en el 2010 aprobó una Ley que prohíbe la minería a cielo abierto, como método definitivo para negar el ingreso a este tipo de proyectos. La legislación ambiental, bastante incipiente y escueta en la región, ha demostrado ser débil frente al accionar de las empresas mineras. Los proyectos más emblemáticos han confirmado que las mineras encuentran fácilmente los vacíos que les permiten esquivar las sanciones y violentar la legislación ambiental. En la mayoría de los casos, éstas se asocian con los representantes de las comunidades locales e incluso con representantes a nivel nacional, para obviar consideraciones de carácter social y ambiental. En el peor de los casos, las empresas se aferran a acuerdos internacionales como el Tratado Comercial DR-CAFTA, los que sirven para amenazar al país centroamericano a asumir compromisos comerciales que los obliguen a cumplir las exigencias de las transnacionales.En cuanto al tan divulgado desarrollo que las empresas mineras dicen traer a los países, un estudio publicado en el 2011 por el Centro de Investigación sobre Inversión y Comercio (CEICOM)[1] sobre los "Impactos de la Minería Metálica en Centroamérica", identificó que los ingresos tributarios que las empresas mineras pagan a los países de la región son en promedio no más del 1.5% de los ingresos obtenidos. Movimientos socio-ambientales frente a la minería La lucha social en contra de la minería, especialmente la metálica, ha venido creciendo a medida que generaciones enteras han visualizado los impactos ambientales y sociales, mismas amenazas que se han intensificado y extendido con el ingreso de nuevos proyectos en una era que se ha denominado "recolonización". En Guatemala, según el documental "El oro o la vida"[2], 54 comunidades indígenas han realizado consultas comunitarias, contabilizando un millón de personas que han rechazado alas empresas mineras, petroleras e hidroeléctricas. Estas consultas son prácticas ancestrales que son reconocidas por las leyes municipales, la constitución de ese país e incluso el Convenio 169 de la OIT. Sin embargo, el Gobierno ha hecho caso omiso a este movimiento social y hasta el 2011 había concedido 155 licencias de exploración y explotación minera metálica. En Guatemala, la transnacional canadiense Goldcorp Inc. es propietaria del Proyecto Marlín, ubicada en San Marcos, y el Proyecto Cerro Blanco en Jutiapa. El Proyecto Marlín es quizá el más emblemático para Guatemala, debido a las afectaciones ambientales que han generado graves problemas a las comunidades indígenas de la zona. En un estudio realizado en el 2008 por la Comisión Pastoral Paz y Ecología (COPAE) se encontraron concentraciones de metales pesados en el Río Tzala (aluminio, arsénico y manganeso) por encima de los rangos permisibles, y evidencias de afectaciones a la salud pública. El Proyecto Cerro Blanco se encuentra a solo 15 km de la frontera con El Salvador y a 5 km de la ciudad de Asunción Mita, proyecto aún en construcción y que tiene implicaciones socio-ambientales a nivel binacional que no han sido tomadas en cuenta desde las exploraciones. Guatemala tiene una fuerza de resistencia ante los proyectos mineros que es admirable, gracias a la apropiación que tienen los pueblos indígenas del valor de sus territorios y sus recursos naturales como herencias ancestrales invaluables. Sin embargo, en los últimos 10 años, las consecuencias de esa lucha se han visualizado en el asesinato de 120 activistas y defensores de los Derechos Humanos. Como parte de su lucha, el caso de la Mina Marlín fue presentado ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, logrando que ésta emitiera medidas cautelares para resolver el conflicto y detener el proceso de contaminación ambiental. Ante las estrategias dilatorias del Gobierno para no cumplir con las medidas planteadas, el movimiento social logró que el relator de la ONU para los pueblos indígenas visitara a las comunidades afectadas por la Mina Marlín para escuchar sus reclamos y demandas, divulgando el caso a nivel internacional. En El Salvador, el movimiento social ambientalista consiguió que el Estado salvadoreño negara conceder los permisos de explotación al Proyecto Mina San Sebastián de Commerce/Sanseb, y al Proyecto El Dorado y la nueva concesión de Exploración del Proyecto Santa Rita de Pacific Rim, éstos últimos ubicados en el Departamento de Cabañas. El Comité Ambiental de Cabañas estaba preocupado por el uso indiscriminado del agua, recurso que es escaso en la zona. El Dorado pretendía consumir 10.4 l/s (900 mil l/día), misma cantidad que abastece a una familia promedio durante 20 años. Por otro lado, el río San Sebastián es el ícono de la contaminación que ha dejado la Mina San Sebastián; en éste se vierte de manera constante drenaje ácido que contamina el río y que ha dejado sin agua potable a los pobladores de la zona. La negativa del Estado salvadoreño trajo sus consecuencias sobre la vida de 4 líderes comunitarios, miembros del Comité Ambiental de Cabañas, quienes en el 2009 fueron asesinados. Actualmente, valiéndose del tratado de libre comercio con EEUU (DR-CAFTA), Pacific Rim y Commerce/Sanseb han presentado demandas ante el CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones) por $77 millones y $100 millones de dólares respectivamente, en contra del Estado salvadoreño. En Honduras, después de los estragos que ocasionó el Huracán Mitch (1998), el Congreso aprobó una ley en la que se establecía la priorización del uso del agua para el desarrollo de proyectos mineros, dejando al recurso agua vulnerable a la voluntad de las empresas transnacionales. Es así que Honduras se postula como el país centroamericano con el mayor número de concesiones y con el área más grande de territorio concesionado para proyectos mineros (31% del territorio nacional). El Proyecto San Martín, ubicado en El Valle de Siria, fue comprado por Goldcorp Inc. en el 2006, y a partir del 2007 inició un proceso de cierre dados los innumerables reclamos por contaminación ambiental y violaciones a los derechos humanos. Entre los numerosos daños que se le atribuyen, resalta la contaminación de la mayoría de las fuentes de agua del Valle de Siria, generando una epidemia de problemas dérmicos producto de la exposición a metales pesados y se han registrado 150 casos comprobados de personas con presencia de arsénico en la sangre. Pero no fue sino hasta el 2010 que el Estado hondureño reaccionó ante esta problemática. El Proyecto Mina San Andrés, de Minerales de Occidente S.A, ubicado dentro del Departamento de Copán, está aún en etapa de explotación, registrándose denuncias por derrames de agua cianurada desde el 2006; dichas descargas se hacen en las proximidades del río Lara, afectando directamente las fuentes de agua superficiales de las que se abastecen las comunidades cercanas a la mina. En Nicaragua, existen más de260 concesiones mineras otorgadas, y 95 nuevas solicitudes, las cuales casi doblan el área total del territorio nacional que está actualmente otorgado para proyectos mineros. El Proyecto Mina El Limón, localizado al noroeste del país, de la empresa Tritón Minera S.A., y el Proyecto La Libertad, ubicado en el centro-norte del país, de la empresa DESMINIC, fueron comprados en el 2009 por la transnacional B2Gold, las cuales han mantenido su comportamiento como las principales contaminadoras del medio en sus zonas de influencia. En el 2006, una ONG nacional (Centro von Humboldt) realizó muestreos de aguas superficiales y subterráneas cercanas a ambos proyectos, encontrando en las quebradas de Mina El Limón, concentraciones de aluminio y manganeso superiores a los rangos permisibles. En La Libertad, se hicieron muestreos al río Mico y sus afluentes, encontrando concentraciones fuera de los rangos máximos permisibles para aluminio, manganeso, zinc, y grasas y aceites. En La Libertad, las autoridades competentes procedieron a demandar a la empresa por la vía administrativa, y se le solicitó al Centro Humboldt y al Centro de Investigación de los Recursos Acuáticos (CIRA-UNAN) que realizaran análisis de sedimentos en el río Mico, encontrando altas concentraciones de plomo, hierro y zinc. Finalmente, MARENA emitió una resolución para la toma de medidas cautelares y de mitigación de daños ambientales, a lo cual no se le dio seguimiento. En el 2009, pobladores del Comité de Desarrollo Comarcal de Mina El Limón, interpusieron denuncia ante las autoridades competentes sobre una nueva presa de cola que pretendía construir la empresa Tritón en la comunidad San José de la Cañada, así como la contaminación ambiental (aguas, suelos y atmósfera) y las afectaciones a la salud de los pobladores, la mayoría de los cuales sufren problemas renales a causa de la mala calidad del agua de consumo, deteriorada por la explotación minera. En función de ello, el Ministerio del Ambiente presentó una demanda en contra de Tritón Minera, emitiendo una resolución en la que se mandaba a tomar medidas precautorias y de mitigación por los daños ambientales ocasionados, a la cual no se lo dio seguimiento. Pese a una serie de medidas legales que tomó la comunidad, recurriendo incluso ante la Corte Suprema de Justicia, la que continúa sin pronunciarse, la Presa de Cola San José ya culminó su faceta de construcción y la empresa minera se encuentra en pleno uso de la misma. Otro sitio de concentración de proyectos mineros en Nicaragua se ubica en el Distrito Minero de Siuna, Bonanza y Rosita, ubicado en la Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua, denominado Triángulo Minero. La propietaria es la empresa de propiedad trinacional HEMCO, de capital canadiense, estadounidense y nicaragüense, conocida como HEMCONIC. La presa de cola del proyecto fue construida sobre la microcuenca Concha Urrutia, al sureste del casco urbano. En el 2009, la presa presentó los primeros problemas a raíz de un sismo de 6.4 en la escala de Richter, que provocó el rompimiento de una sección de la tubería de bombeo de las aguas residuales. Este hecho se agravó con otro sismo a inicios del 2010, esta vez de 4.3 en la escala de Richter, generando grietas a la estructura de 1 cm de espesor en sentido longitudinal. Las aguas residuales de esta presa de cola afectarían al Río Concha Urrutia, Río Tuqui, a su vez al Río Bambana, y al Prinzapolka, mismos que desembocan en el Mar Caribe. En Costa Rica, se encuentra la Mina Bella Vista, ubicada al noreste de Miramar de Montes de Oro, en Puntarenas, siendo un ejemplo ícono de la irresponsabilidad por parte de las empresas, una vez que el proyecto es abandonado. En el 2000, funcionarios públicos de la Dirección de Geología y Minas, en una interpretación manipulada de la ley, otorgaron autorización al cambio de extracción de túneles a cielo abierto, sin cumplir con los trámites señalados por esa Dirección. La empresa Glencairn Gold suspendió operaciones en julio de 2007, producto de un problema de deslizamiento de terreno que sufrió el área de extracción del proyecto. En octubre 2007, Glencairn Gold fue comprada por la transnacional B2Gold, obteniendo un Proyecto en estado de abandono, sin acciones de remediación del terreno concesionado, aunque B2Gold asegura estar en una etapa de recuperación para la reanudación de actividades. El Proyecto Minero Crucitas, uno de los más emblemáticos de la lucha anti minera por parte de organizaciones ambientalistas de Nicaragua y Costa Rica, le pertenece a la empresa Industrias Infinito S.A., subsidiaria de la compañía Infinito Gold Limited de origen canadiense. Luego de una ardua campaña anti minera por parte de UNOVIDA (Unión Norte por la Vida), ACAME (Alianza Centroamericana frente a la Minería Metálica) y los(as) líderes comunitarios(as) del norte y el sur de Nicaragua, el 30 de noviembre 2011 fue finalmente anulado por la Sala I de la Corte Suprema de Justicia, la cual confirmó por unanimidad la sentencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo que dejó sin efecto la concesión y ordenó a la empresa pagar una indemnización por daño ambiental. Fue parte de la orden investigar las implicaciones del ex Presidente Oscar Arias y otros funcionarios del Estado que se vieron involucrados en las gestiones ilegales de la empresa Industrias Infinito S.A. En definitiva, los proyectos mineros en Centroamérica se comportan de manera similar, ubicándose estratégicamente en los afloramientos de los ríos, afectando cuencas hidrográficas de vital importancia para la población; pasan por alto requerimientos técnicos y violentan las incipientes leyes ambientales, y no se hacen responsables por las afectaciones ambientales y sociales. Las consecuencias de la minería son irreversibles, afectan y afectarán a generaciones que estarán condenadas a un restringido acceso al recurso agua en calidad y cantidad, así como a la exposición a contaminantes como los metales pesados, limitando sus capacidades de desarrollo, generalizando la pobreza y particularizando las ganancias. * Tania Sosa es ingeniera en Calidad Ambiental; trabaja en el Centro Humboldt, Nicaragua, como oficial de industrias. 5) Fuente: Alternativa Socialista N° 562 De Famatina y de todo el país: ¡Fuera la megaminería! Así como años atrás Gualeguaychú instaló la cuestión ambiental en la agenda política nacional, hoy Famatina es la punta de lanza en defensa del medio ambiente y reactiva el debate de fondo sobre la minería a cielo abierto Pablo Vasco. El corazón de la pelea son los asambleístas que desde el 2 de enero, en la pequeña localidad riojana de Alto Carrizal, sostienen el corte de la ruta provincial 11. Rechazan que la megaminera canadiense Osisko Mining Corporation comience sus trabajos de exploración en busca de oro y otros minerales. Ante la firmeza de la gente, el intendente de Famatina tuvo que respaldar el reclamo. La lucha de Famatina y la ola nacional de solidaridad que despertó lograron un primer triunfo. Beder Herrera tuvo que frenar el proyecto y hasta Osisko dijo que no lo hará sin “licencia social”. No renunciaron a sus planes: los retomarán apenas puedan. Pero es un hecho que, por ahora, tuvieron que parar. El efecto Famatina, además, tonificó los reclamos ya existentes en Bariloche, Esquel, Andalgalá, San Juan y otros lugares y logró que se vaya de Salta la minera norteamericana Lithium Exploration por la “inestabilidad política”… El agua vale más que el oro En una jornada histórica, diez mil personas marcharon el jueves 26 en la capital de La Rioja. En el Festival de Cosquín, Leon Gieco y otros artistas respaldaron a Famatina. También Nacha Guevara y Rally Barrionuevo, que sufrió la censura de Canal 7. En Buenos Aires hubo varias movidas a la Casa de La Rioja, el Obelisco y la embajada de Canadá, en las que participó nuestro partido, Vilma Ripoll y Alejandro Bodart. Lo mismo sucedió en otras provincias. A Famatina, donde el corte sigue firme pese a las amenazas y listas negras, llegan delegaciones solidarias. Así lo hicieron, por ejemplo, Pino Solanas y asambleístas de Gualeguaychú. En las ciudades catamarqueñas de Belén y Santa María se realizan bloqueos a los camiones que llevan material a la mina Alumbrera (ver abajo), donde también participa el MST. Y surgen nuevos cortes en Tinogasta (Catamarca) y en Amaicha del Valle (Tucumán). El Famatina no se toca Cristina salió brutalmente contra la gente de Famatina, reprochándoles no criticar el saqueo inglés en Malvinas. El gobernador sanjuanino Gioja, K y pro-minero, los acusó de nazis. La gobernadora catamarqueña K Corpacci ordenó detener a 17 asambleístas, en un primer ensayo represivo de la Ley Antiterrorista que hizo votar Cristina. El secretario nacional de Medio Ambiente, Mussi, dijo que “la minería no es un demonio”. El secretario de Minería, Mayoral, dijo que el desarrollo minero “crea una mejor calidad de vida, principalmente para las comunidades más postergadas del país”…Semejante sarta de ataques y mentiras muestra a las claras cómo se alinea el gobierno K. Por eso no es casual que hayan puesto de director de la empresa minera estatal de Catamarca (YMAD, socia de Minera Alumbrera) al ex marido de Alicia Kirchner. ¿Qué minería queremos? Los socialistas del MST no nos oponemos a toda la minería sino a la minería a cielo abierto, que es altamente depredadora. ¡Osisko y toda la megaminería tienen que irse de Famatina y de todo el país! Hay que imponer su prohibición por ley nacional, derogar el actual Código Minero y anular las concesiones a las transnacionales. Eso implica nacionalizar la minería metalífera e integrar la producción de rocas de aplicación y minerales no metalíferos, mayormente en manos de pymes. Las provincias deben fiscalizar lo que se extrae y la Nación lo que se exporta, disponiendo que las divisas obtenidas regresen al país. Por los riesgos ambientales y humanos que causan los métodos extractivos, además de las autoridades locales y nacionales los yacimientos deben ser controlados por las asociaciones ambientalistas, vecinales y los trabajadores mineros. Un plan minero racional y sustentable debe incluir un nuevo acuerdo federal Nación-Provincias, derogar las exenciones fiscales y reintegros, aplicar efectivamente la legislación ambiental, aumentar el valor agregado y acoplar la minería metalífera al desarrollo industrial nacional a través de empresas públicas. Con debate y movilización popular es posible recuperar una minería que no esté en función de la ganancia de las corporaciones sino de los intereses de las mayorías. 4) La respuesta capitalista a la crisis medioambiental y la respuesta de los pueblos: cumbres y contracumbres Aclaración: En 1992 en el marco de la ONU los representantes de las principales potencias capitalistas asumieron el “problema ambiental” como parte de la llamada agenda global. En ese contexto, surgió la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la llamada Agenda 21. El panorama político mundial estaba dominado por la ofensiva imperialista neoliberal que impuso a escala de nuestro continente –con el visto bueno de los gobiernos de la región- el esquema de privatizaciones, profundización del saqueo de la deuda externa, la apertura comercial a los monopolios y la avanzada en materia de reprimarización económica. Se configura un tipo de modelo capitalista extractivista que consolida para nuestros países el rol subordinado en el orden mundial de proveedores de materias primas agroalimentarias, minerales e hidrocarburíferas. Se adecúa la legislación para garantizar aval jurídico al saqueo y se avanza con la apropiación de nuestros recursos minerales. Recién sobre finales de esa década se producen fenómenos políticos de movilización en varios países de la región teniendo como motores a Venezuela, Bolivia, Ecuador y la Argentina con las jornadas de diciembre del 2001. En el plano internacional se desarrolla el llamado movimiento altermundista que cuestiona la globalización capitalista integrando con fuerza la denuncia medioambiental como uno de sus ejes. Los sectores más conscientes del imperialismo intentan dar respuestas “políticas” a este reclamo y avanzan en intentar “consensos para garantizar desarrollo ecológicamente sustentable”. Así pasaron las cumbres de Río en 1992, el llamado Protocolo de Kyoto 1997 que no suscribió el principal contaminador mundial que es el imperialismo estadounidense, y los estrepitosos fracasos de Copenhague (2009) y Cancún (2010). Como respuesta alternativa, las fuerzas anticapitalistas y antiimperialistas de todo el mundo construyeron instancias contrapuestas para elaborar una agenda propia frente a la globalización capitalista: primero fueron los Foros Sociales en Porto Alegre, las contracumbres y en lo que se viene para el 2012 un desafío muy importante como oportunidad de reagrupamiento de fuerzas antiimperialistas y antisistémicas: la cumbre de los pueblos Río+20 el próximo mes de junio de este año como contrapartida a la cumbre de la ONU por el desarrollo sustentable. Queremos debatir el significado de estas cumbres y contracumbres, y precisar una política antisistémica también en este terreno de lucha internacional. La Cumbre Climática en Copenhague. Derrota en la cumbre, victoria en la base. Daniel Tanuro (La cumbre climática en Copenhague tuvo lugar en 2009) Se sabía que la cumbre de las Naciones Unidas en Copenhague no desembocaría en un nuevo tratado internacional sino en una simple declaración de intenciones -una más. Pero el texto adoptado al término del encuentro es peor que todo lo que se había podido imaginar: ¡no hay objetivos cifrados de reducción de las emisiones, ni año de referencia para medirlos, ni plazos, ni fecha!. El texto contiene una vaga promesa de cien millardos de dólares por año para la adaptación en los países en desarrollo, pero las fórmulas utilizadas y diversos comentarios hacen temer préstamos administrados por las grandes instituciones financieras más que verdaderas reparaciones pagadas por los responsables del desastre. La incoherencia del documento es total. Los jefes de Estado y de gobierno reconocen que “el cambio climático constituye uno de los mayores desafíos de nuestra época” pero, a la salida de la 15ª conferencia de este tipo, siguen sin ser capaces de tomar la menor medida concreta para hacerle frente. Admiten -¡menuda noticia!- la necesidad de permanecer “por debajo de 2º C” de subida de temperatura, consiguientemente la necesidad de “reducciones drásticas” de las emisiones “conforme al cuarto informe del GIEC”, pero son incapaces de asumir las conclusiones cifradas por los climatólogos: al menos el 40% de reducción en 2020 y el 95% de reducción en 2050 en los países desarrollados. Subrayan con énfasis su “fuerte voluntad política” de “colaborar en la realización de este objetivo” (menos de 2º C de subida de la temperatura), pero no tienen otra cosa que proponer que una casa de locos en la que cada país, de aquí al 1 de febrero de 2010, comunicará a los demás lo que piensa hacer. Pillados por la hipermediatización que ellos mismos han orquestado, los grandes de este mundo se han encontrado bajo los focos mediáticos sin otra cosa que mostrar que sus sórdidas rivalidades. Entonces, los representantes de 26 grandes países han expulsado a las ONGs, marginado a los pequeños estados y redactado catastróficamente un texto cuyo objetivo principal es hacer creer que hay un piloto en el avión. Pero no hay piloto. O más bien, el único piloto es automático: es la carrera por el beneficio de los grupos capitalistas lanzados a la guerra de la competencia por los mercados mundiales. El candidato Obama y la Unión Europea habían jurado que las empresas deberían pagar sus derechos de emisión. Cuentos: a fin de cuentas, la mayor parte de ellas los han recibido gratuitamente y hacen ganancias con ellos, revendiéndolos y facturándolos al consumidor!. Lo demás va en concordancia. “No tocar la pasta”, tal es la consigna. Este autodenominado acuerdo suda la impotencia por todos sus poros. Permanecer por debajo de 2º C, es algo que no se decreta. A poco que sea aún posible, hay condiciones drásticas que cumplir. Implican en definitiva consumir menos energía, y por tanto transformar y transportar menos materia. Hay que producir menos para la demanda solvente y satisfacer al mismo tiempo las necesidades humanas, particularmente en los países pobres. ¿Cómo hacer? Es la cuestión clave. No es tan difícil de resolver. Se podría suprimir la producción de armas, abolir los gastos de publicidad, renunciar a cantidad de productos, actividades y transportes inútiles. Pero eso iría en contra del productivismo capitalista, de la carrera por el beneficio, que necesita el crecimiento. ¡Sacrilegio!. ¡Tabú!. ¿Resultado de las carreras?. Cuando las emisiones mundiales deben disminuir el 80% al menos de aquí a 2050, cuando los países desarrollados son responsables de más del 70% del calentamiento, la única medida concreta planteada en el acuerdo es la detención de la deforestación… que no concierne más que al Sur y representa el 17% de las emisiones. ¿Avance ecológico? ¡En absoluto!. “Proteger” las selvas tropicales (¡expulsando a las poblaciones que viven en ella!) es para los contaminadores el medio menos caro de comprar el derecho a continuar produciendo (armas, publicidad, etcétera) y a contaminar…, es decir, a continuar destruyendo las selvas por el calentamiento. Es así como la ley de la ganancia pudre todo lo que toca y transforma todo en su contrario. El planeta primero, la gente primero Felizmente, frente a la derrota en la cumbre, Copenhague es una magnífica victoria en la base. La manifestación internacional del sábado 12 de diciembre ha reunido a unas 100.000 personas. El único precedente de movilización tan masiva sobre esta temática es el de los cortejos que reagruparon a 200.000 ciudadanos australianos en varias ciudades simultáneamente, en noviembre de 2007. Pero se trataba de una movilización nacional y Australia sufre de lleno los impactos del calentamiento: no es (aún) el caso de los países europeos de los que han venido la mayor parte de los manifestantes que, a pesar de una feroz represión policial, han sitiado la capital nórdica al grito de “Planet first, people first” [“El planeta primero, la gente primero”]. Frente a la incapacidad total de los gobiernos, frente a los lobbies económicos que impiden tomar las medidas para estabilizar el clima respetando la justicia social, cada vez más habitantes del planeta comprenden que las catástrofes anunciadas por los especialistas no podrán ser evitadas más que cambiando radicalmente de política. Copenhague simboliza esta toma de conciencia. Se expresa por la participación de actores sociales que, hace poco todavía, se mantenían al margen de las cuestiones ecológicas, que incluso las contemplaban con desconfianza: organizaciones de mujeres, movimientos campesinos, sindicatos, asociaciones de solidaridad Norte-Sur, movimiento por la paz, agrupamientos altermundialistas, etcétera. Un papel clave es jugado por los pueblos indígenas que, luchando contra la destrucción de las selvas (¡en una correlación de fuerzas digna de David contra Goliat!), simbolizan a la vez la resistencia a la dictadura de la ganancia y la posibilidad de una relación diferente entre la humanidad y la naturaleza. Sin embargo, estas fuerzas tienen en común apostar más por la acción colectiva que por el trabajo de lobby, muy apreciada por las grandes asociaciones medioambientales. Su entrada en escena desplaza radicalmente el centro de gravedad. En adelante, la lucha por un tratado internacional ecológicamente eficaz y socialmente justo se jugará en la calle –más que en los pasillos de las cumbres- y será una batalla social -más que un debate entre expertos. Mientras la cumbre oficial producía un pedazo de papel mojado, la movilización social y la cumbre alternativa han puesto las bases políticas de la acción a llevar por la base en los próximos meses. A pesar de sus límites (sobre el papel de las Naciones Unidas en particular) la declaración del Klimaforum09 –cumbre social alternativa de los movimientos sociales- es un buen documento, que rechaza el mercado del carbono, el neocolonialismo climático y la compensación de las emisiones por plantaciones de árboles u otras técnicas falsas. Cada vez más gente lo comprende: la degradación del clima no es debido a “la actividad humana” en general sino a un modo de producción y de consumo insostenible. Y saca la conclusión lógica de ello: el salvamento del clima no puede derivar solo de una modificación de los comportamientos individuales sino que requiere, al contrario, cambios estructurales profundos. Se trata de acusar a la carrera por los beneficios, pues ésta conlleva fatalmente el crecimiento exponencial de la producción, del derroche y del transporte de materia, y por tanto de las emisiones. ¿Fracaso? ¿Es una catástrofe el fracaso de la cumbre?. Al contrario, es una excelente noticia. Excelente noticia, pues es tiempo ya de que se detenga el chantaje que impone que, a cambio de menos emisiones, haría falta más neoliberalismo, más mercado. Excelente noticia, pues el tratado que los gobiernos podrían concluir hoy sería ecológicamente insuficiente, socialmente criminal y tecnológicamente peligroso: implicaría una subida de temperatura de entre 3,2 º y 4,9 º C, una subida del nivel de los océanos de entre 60 cm. y 2,9 metros (al menos), y una huida hacia adelante en tecnologías de aprendices de brujo (nuclear, agrocarburantes, OGM y “carbón limpio”, con almacenamiento geológico de millardos de toneladas de CO2). Centenares de millones de pobres serían sus principales víctimas. Excelente noticia, pues este fracaso disipa la ilusión de que la “sociedad civil mundial” podría, por “la buena gobernanza”, asociando a todos los stakeholders, encontrar un consenso climático entre intereses sociales antagónicos. Ya es hora de ver que no hay, para salir de los combustibles fósiles, más que dos lógicas totalmente opuestas: la de una transición pilotada a ciegas por el beneficio y la competencia, que nos lleva derecho contra la pared, y la de una transición planificada consciente y democráticamente en función de las necesidades sociales y ecológicas, independientemente de los costes, y por consiguiente recurriendo al sector público y compartiendo las riquezas. Esta vía alternativa es la única que permite evitar la catástrofe. El rey está desnudo. El sistema es incapaz de responder al gigantesco problema que ha creado de otra forma que infligiendo destrozos irreparables a la humanidad y a la naturaleza. Para evitarlo, es el momento de la movilización más amplia. Todos y todas estamos concernidos. El calentamiento del planeta es bastante más que una cuestión “medioambiental”: una enorme amenaza social, económica, humana y ecológica que necesita objetivamente una alternativa ecosocialista. El fondo del asunto: el capitalismo, como sistema, ha superado sus límites. Su capacidad de destrucción social y ecológica es claramente muy superior a su potencial de progreso. Ojalá pueda esta constatación ayudar a hacer converger los combates en favor de una sociedad diferente. Los manifestantes de Copenhague han abierto el camino. 5) Declaración de la Asamblea de Movimientos Sociales en el Foro Social de Porto Alegre 2012 Nosotros, pueblos de todos los continentes, reunidos en la Asamblea de movimientos sociales durante el Foro Social temático Crisis capitalista, Justicia social y ambiental, luchamos contra las causas de una crisis sistémica que se expresa en una crisis económica, financiera, política, alimentaria y ambiental, colocando en riesgo la propia sobrevivencia de la humanidad. La descolonización de los pueblos oprimidos y el enfrentamiento al imperialismo es el principal desafío de los movimientos sociales de todo el mundo. En este espacio nos reunimos desde nuestra diversidad, para construir juntos agendas y acciones comunes contra el capitalismo, el patriarcado, el racismo y todo tipo de discriminación y explotación. Por eso, reafirmamos nuestros ejes comunes de lucha, adoptados en nuestra Asamblea en Dakar, en 2011. Lucha contra las transnacionales Lucha por la justicia climática y por la soberanía alimentaria Lucha por la eliminación de la violencia a la mujer Lucha por la paz, contra la guerra, el colonialismo, las ocupaciones y la militarización de nuestros territorios. Los pueblos de todo el mundo sufren hoy los efectos del agravamiento de una profunda crisis del capitalismo, en la cual sus agentes (bancos, transnacionales, conglomerados mediáticos, instituciones internacionales y gobiernos a su servicio) buscan potenciar sus beneficios a costa de una política intervencionista y neocolonialista. Guerras, ocupaciones militares, tratados neoliberales de libre comercio y “medidas de austeridad” expresadas en paquetes económicos que privatizan bienes, rebajan salarios, reducen derechos, multiplican el desempleo y explotan recursos naturales. Estas políticas afectan con intensidad a los países más ricos del Norte, aumentan las migraciones, los desplazamientos forzados, los desalojos, el endeudamiento, y las desigualdades sociales. La lógica excluyente de este modelo sirve solamente para enriquecer a una pequeña élite, tanto en los países del Norte como en los del Sur, en detrimento de la gran mayoría de la población. La defensa de la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, la justicia económica, ambiental y de género, son la llave para el enfrentamiento y la superación de la crisis, fortaleciendo el protagonismo de un Estado libre de las corporaciones y al servicio de los pueblos. El calentamiento global es el resultado del sistema capitalista de producción distribución y consumo. Las transnacionales, las instituciones financieras, los gobiernos y organismos internacionales a su servicio, no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Ahora intentan imponernos la “economía verde” como solución para la crisis ambiental y alimentaria, lo que además de agravar el problema, resulta en la mercantilización, privatización y financiarización de la vida. Rechazamos todas las falsas soluciones para esas crisis, como los agro-combustibles transgénicos, la geo-ingeniería y los mercados de carbono, que son nuevos disfraces del sistema. La realización de Río+20, en el mes de junio en Río de Janeiro, pasados 20 años de la Eco ’92, refuerza la centralidad de la lucha por justicia ambiental en oposición al modelo de desarrollo capitalista. El intento de “enverdecimiento” del capitalismo, acompañado por la imposición de nuevos instrumentos de la “economía verde”, es una alerta para que los movimientos sociales reforcemos la resistencia y asumamos el protagonismo en la construcción de verdaderas alternativas a la crisis. Denunciamos la violencia contra la mujer ejercida regularmente como herramienta de control de sus vidas y sus cuerpos. Además, el aumento de la explotación de su trabajo para atenuar los impactos de la crisis y mantener el margen de ganancia constante de las empresas. Luchamos contra el tráfico de mujeres y de niños, las relaciones forzadas y el prejuicio racial. Defendemos la diversidad sexual, el derecho a la autodeterminación de género y luchamos contra la homofobia y la violencia sexista. Las potencias imperialistas utilizan bases militares extranjeras para fomentar conflictos, controlar y saquear los recursos naturales y promover dictaduras en varios países. Denunciamos el falso discurso en defensa de los derechos humanos, que muchas veces justifica las ocupaciones militares. Nos manifestamos contra la permanente violación de los derechos humanos y democráticos en Honduras, especialmente en el Bajo Aguán, el asesinato de sindicalistas y luchadores sociales en Colombia y el criminal bloqueo a Cuba que completa 50 años. Luchamos por la liberación de los 5 cubanos presos ilegalmente en los Estados Unidos, la ocupación ilegal de las Islas Malvinas por Inglaterra, las torturas y las ocupaciones militares promovidas por los Estados Unidos y la OTAN en Libia y Afganistán. Denunciamos el proceso de neo-colonización y militarización que vive el continente africano y la presencia de la Africom. Nuestra lucha es también por la eliminación de todas las armas nucleares y contra la OTAN. Expresamos nuestra solidaridad con las luchas de los pueblos del mundo contra la lógica depredadora y neocolonial de las industrias extractivas y mineras transnacionales, en particular, con la lucha del pueblo de Famatina en Argentina, y denunciamos la criminalización de los movimientos sociales. El capitalismo destruyó la vida de las personas. Por eso, cada día nacen múltiples luchas por justicia social para eliminar los efectos dejados por el colonialismo y para que todos y todas tengamos una calidad de vida digna. Cada una de estas luchas implica una batalla de ideas que hace imprescindible acciones por la democratización de los medios de comunicación, controlados hoy por grandes conglomerados, y contra el control privado de la propiedad intelectual. Al mismo tiempo exige el desarrollo de una comunicación independiente que acompañe estratégicamente nuestros procesos. Comprometidos con nuestras luchas históricas, defendemos el trabajo decente y la reforma agraria como único camino para impulsar la economía familiar, campesina e indígena, y un paso central para alcanzar la soberanía alimentaria y la justicia ambiental. Reafirmamos nuestro compromiso con la lucha por la reforma urbana como instrumento fundamental en la construcción de ciudades justas y con espacios participativos y democráticos. Defendemos la construcción de otra integración, fundamentada en la lógica de la solidaridad, y el fortalecimiento de procesos como la UNASUR y la ALBA. La lucha por el fortalecimiento de la educación, ciencia y tecnologías públicas al servicio de los pueblos, así como la defensa de los saberes tradicionales, se vuelven urgentes una vez que persiste su mercantilización y privatización. Manifestamos nuestra solidaridad y apoyo a los estudiantes chilenos, colombianos portorriqueños y de todo el mundo, que continúan en marcha en la defensa de estos bienes comunes. Afirmamos que los pueblos no deben continuar pagando por esta crisis y que no hay salida dentro del sistema capitalista! Se encuentran en la agenda grandes desafíos que exigen que articulemos nuestras luchas y que movilicemos masivamente. Inspirados en la historia de nuestras luchas y en la fuerza renovadora de movimientos como la Primavera Árabe, Ocuppy Wall Street, los indignados y la lucha de los estudiantes chilenos, la Asamblea de los Movimientos Sociales convoca a las fuerzas y actores populares de todos los países a desarrollar acciones de movilización coordinadas a nivel mundial. Debemos contribuir a la emancipación y auto-determinación de nuestros pueblos, reforzando la lucha contra el capitalismo. Convocamos a todas y todos a fortalecer el Encuentro internacional de derechos humanos en Solidaridad con Honduras y a construir el Foro social Palestina Libre, reforzando el Movimiento global de boicot, desinversiones y sanciones contra el Estado de Israel y su política de apartheid contra el pueblo palestino. Tomemos las calles a partir del día 5 de junio en una gran jornada de movilización global contra el capitalismo. Convocamos a impulsar la Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, frente a la Rio+20. Si el presente es de lucha el futuro es nuestro! Porto Alegre, 28 de enero de 2012 6) Fuente: Alternativa Socialista N° 562 Se realizó el Foro Social Mundial Temático de Porto Alegre Entre los días 24 y 29 de enero se realizó este evento en la capital del estado de Río Grande Do Sul. Los ejes que atravesaron las mesas, asambleas y paneles fueron:”Crisis capitalista, derechos sociales y justicia ambiental”. La naturaleza del evento –preparatorio de la Cumbre de los Pueblos Río+20 en junio hacia la cual el MST y su corriente internacional se preparan para participar con fuerza- y el carácter capitalista del gobierno de Dilma y el PT fueron las causas de una participación sensiblemente menor a otras convocatorias de años anteriores. En los siguientes artículos reflejamos la intervención del MST en este evento y los principales debates que atravesaron el mismo Mariano Rosa, enviado del MST a Porto Alegre. Desde hace varias ediciones del Foro – que se inició en el 2001- su conducción hegemonizada por el PT, la CUT y el reformismo europeo, determinaron su “descentralización”, que supone en los hechos la fragmentación política de la vanguardia. Así, esta vez el Foro estuvo lejos de aquellas multitudinarias concentraciones de lo mejor del activismo antisistémico. El documento final de la Asamblea de Movimiento Sociales ofrece un contenido político correcto precisando que “ (…)Los pueblos de todo el mundo sufren hoy los efectos del agravamiento de una profunda crisis del capitalismo, en la cual sus agentes (bancos, transnacionales, conglomerados mediáticos, instituciones internacionales y gobiernos a su servicio) buscan potenciar sus beneficios a costa de una política intervencionista y neocolonialista. Guerras, ocupaciones militares, tratados neoliberales de libre comercio y “medidas de austeridad” expresadas en paquetes económicos que privatizan bienes, rebajan salarios, reducen derechos, multiplican el desempleo y explotan recursos naturales”. Y en otro lugar, diciendo:”(…) El calentamiento global es el resultado del sistema capitalista de producción distribución y consumo. Las transnacionales, las instituciones financieras, los gobiernos y organismos internacionales a su servicio, no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero”. Finalmente incorporó en sus considerandos finales el apoyo a la lucha de Famatina y la exigencia del retiro de Gran Bretaña de Malvinas. Asimismo, se convoca a participar con fuerza en la Cumbre de los pueblos de Río como expresión alternativa a la cumbre de la ONU para el desarrollo sustentable que también se realiza en junio. Sin embargo y contradictoriamente, no se definió una agenda de movilizaciones e iniciativas de respuestas de lucha a la ofensiva capitalista. Por eso, la Cumbre de Río en junio va a plantear una vez más una disputa política intensa para lograr convertir ese evento en una instancia de coordinación internacionalista. La delegación del MST en Movimiento Proyecto Sur de Argentina viajó con varios objetivos: participar del seminario internacional organizado por la IV Internacional; intervenir en varias actividades montadas por el PSOL y nuestros camaradas del MES, y también como parte de la delegación oficial de la CTA asistir al Foro Mundial de la Salud. Las actividades del PSOL: recursos naturales y el saqueo neocolonial de las corporaciones Como parte de las actividades oficiales del Foro el PSOL montó una serie de paneles de debate. Uno de ellos tuvo como centro el proyecto sub-imperialista del IIRSA – motorizado por la burguesía brasileña y el gobierno de Dilma- que pretende diseñar una infraestructura en Sudámerica de centrales hidroeléctricas, rutas fluviales y terrestres a través de la Amazonia con fuertísimo impacto medioambiental y sobre las poblaciones originarias del Mato Grosso. Un proceso particular se desarrolla en resistencia a la instalación de la central de Belo Monte sobre el río Xingú en el estado de Pará que pasaría a constituirse en la segunda central hidroeléctrica del país. De conjunto, este proyecto fue explicado por uno de los panelistas que participó del debate, el diputado estadual del PSOL-APS de Pará Edmilson Rodríguez. Por nuestra parte, intervenimos en esta instancia explicando a fondo la ofensiva de las corporaciones megamineras sobre el corredor andino de nuestro país que hace parte de un objetivo más integral sobre los Andes desde Guatemala hasta Argentina. Resaltamos especialmente la pueblada en Famatina y la bisagra de esta lucha en la correlación de fuerzas entre las corporaciones megamineras y el gobierno de Cristina, y la resistencia de los pueblos al saqueo y contaminación de las transnacionales. Desarrollamos el carácter pro-imperialista de la sociedad entre el gobierno nacional y estas empresas, junto al profundo contenido antiimperialista y anticapitalista de la movilización popular. Logramos recoger múltiples adhesiones y constatar que existe un movimiento objetivo continental contra el saqueo del patrimonio de nuestros países. En el mismo sentido, planteamos la necesidad de responder con un programa de reivindicaciones transitorias a la ofensiva de las corporaciones para fortalecer la movilización continental conscientes de que no hay salida de fondo a este modelo de extractivo rapaz sino es anticapitalista. 7) MANIFIESTO ECOSOCIALISTA Joel Kovel y Michael Löwy Introducción. La idea de este manifiesto ecosocialista fue lanzada en conjunto por Joel Kovel y Michael Löwy en un taller sobre ecología y socialismo celebrado en Vincennes, cerca de París, en septiembre de 2001. Todos sufrimos de un caso crónico de la paradoja de Gramsci, al vivir en un tiempo cuyo viejo orden está muriendo (arrastrando a la civilización consigo) mientras el orden nuevo no parece capaz de nacer. Pero al menos puede anunciarse. La sombra más profunda que se cierne sobre nosotros no es el terror, el colapso ambiental, ni la recesión o depresión global. Es el fatalismo internalizado que afirma que no existe alternativa posible al orden mundial capitalista. Por eso quisimos poner un ejemplo de un tipo de discurso que niega deliberadamente el ánimo actual de transigencia angustiada y aceptación pasiva. El ecosocialismo no es aún un fantasma, ni está plasmado en ningún partido o movimiento concreto. Sólo es una línea de razonamiento, basada en una lectura de la crisis actual y las condiciones necesarias para superarla. No pretendemos ser omniscientes. Lejos de ello, nuestro objetivo es invitar al diálogo, al debate, a la enmienda, sobre todo, en el sentido de cómo esta noción puede realizarse. Innumerables focos de resistencia surgen espontáneamente a través de la caótica ecumene del capital global. Muchas son inmanentemente ecosocialistas en contenido. ¿Cómo pueden reunirse ? ¿ Podemos imaginar una "internacional ecosocialista" ? ¿Puede el fantasma llegar a existir ? Con ese fin, convocamos al debate. Manifiesto ecosocialista. El siglo XXI se inicia de manera catastrófica, con un grado sin precedentes de deterioro ecológico y un orden mundial caótico, amenazado por el terror y por conglomerados de guerra desintegradora, de baja intensidad, que se extienden como gangrena a través de amplios segmentos del planeta -África Central, Medio Oriente, Asia Central y del Sur y noroeste de Sudamérica- y reverberan a través de las naciones. En nuestra visión, la crisis ecológica y la crisis de deterioro social están profundamente interrelacionadas y deben ser vistas como distintas manifestaciones de las mismas fuerzas estructurales. La primera se origina ampliamente en la industrialización rampante que desborda la capacidad de la Tierra para amortiguar y contener la desestabilización ecológica. La segunda se deriva de la forma de imperialismo conocida como globalización, con efectos desintegradores en las sociedades que encuentra a su paso. Más aun, estas fuerzas subyacentes son esencialmente aspectos diferentes de una misma corriente, que debe ser identificada como la dinámica central que mueve a la totalidad: la expansión del sistema capitalista mundial. Rechazamos todos los eufemismos o la suavización propagandística de la brutalidad de este régimen: todo intento de lavado verde de sus costos ecológicos, toda mistificación de sus costos humanos en nombre de la democracia y los derechos humanos. Insistimos, por el contrario, en mirar al capital desde la perspectiva de lo que realmente ha hecho. Actuando sobre la naturaleza y su equilibrio ecológico, el régimen, con su imperativo de expansión constante de la rentabilidad, expone los ecosistemas a contaminantes desestabilizadores; fragmenta hábitats que han evolucionado durante eones para permitir el florecimiento de los organismos, despilfarra los recursos y reduce la sensual vitalidad de la naturaleza al frío intercambio requerido por la acumulación de capital. En lo concerniente a la humanidad y sus demandas de autodeterminación, comunidad y una existencia plena de sentido, el capital reduce a la mayoría de la población mundial a mero reservorio de fuerza de trabajo, mientras descarta a muchos de los restantes como lastre inútil. Ha invadido y erosionado la integridad de las comunidades a través de su cultura global de masas de consumismo y despolitización. Ha incrementado las desigualdades en riqueza y poder hasta niveles sin precedentes en la historia humana. Ha trabajado en estrecha alianza con una red de estados clientes serviles y corruptos, cuyas élites locales ejecutan la tarea de represión ahorrándole al centro el oprobio de la misma. Y ha puesto en marcha una red de organizaciones supraestatales bajo la supervisión general de los poderes occidentales y del superpoder Estados Unidos, para minar la autonomía de la periferia y atarla al endeudamiento, mientras mantiene un enorme aparato militar para asegurar la obediencia al centro capitalista. Creemos que el actual sistema capitalista no puede regular, y mucho menos superar, las crisis que ha desatado. No puede resolver la crisis ecológica, porque hacerlo requiere poner límites a la acumulación -una opción inaceptable para un sistema cuya prédica se apoya en la divisa: ¡ crecer o morir ! Y no puede resolver la crisis planteada por el terror y otras formas de rebelión violenta porque hacerlo significaría abandonar la lógica imperial, lo que impondría límites inaceptables al crecimiento y a todo el "modo de vida" sostenido por el ejercicio del poder imperial. Su única opción restante es recurrir a la fuerza bruta, incrementando así la alienación y sembrando las semillas del terrorismo... y del antiterrorismo que lo sigue, evolucionando hacia una variante nueva y maligna de fascismo. En suma, el sistema capitalista mundial está en una bancarrota histórica. Se ha convertido en un imperio incapaz de adaptarse, cuyo propio gigantismo deja al descubierto su debilidad subyacente. Es, en términos ecológicos, profundamente insustentable y debe ser cambiado de manera fundamental, y mejor aun, reemplazado, si ha de existir un futuro digno de vivirse. De este modo, regresa la categórica disyuntiva planteada una vez por Rosa Luxemburgo: ¡socialismo o barbarie!, en momentos en que el rostro de esta última refleja ahora el sello del siglo que empieza y asume el semblante de la ecocatástrofe, el terror-contraterror, y su degeneración fascista. Pero, ¿por qué socialismo, por qué revivir esta palabra en apariencia destinada al basurero de la historia por los fracasos de sus interpretaciones del siglo XX?. Por esta única razón: por muy golpeada e irrealizada que esté, la noción de socialismo aún sigue en pié para la superación del capital. Si el capital ha de ser vencido, tarea que ahora tiene carácter urgente para la supervivencia de la civilización misma, el resultado será por fuerza "socialista", porque ése es el término que significa el paso hacia una sociedad poscapitalista. Si decimos que el capital es radicalmente insustentable y se fragmenta en la barbarie esbozada arriba, estamos diciendo también que necesitamos construir un "socialismo" capaz de superar las crisis que el capital ha venido desatando. Y si los "socialismos" del pasado fracasaron en hacerlo, entonces es nuestra obligación, al elegir no someternos a un destino bárbaro, luchar por uno que triunfe. Y tal como la barbarie ha cambiado de un modo que refleja el siglo transcurrido desde que Luxemburgo expresara su alternativa fatídica, así también el nombre y la realidad de "socialismo" deben hacerse adecuados para este tiempo. Por estas razones escogimos llamar ecosocialismo a nuestra interpretación del "socialismo", y dedicarnos a su realización. ¿Por qué el ecosocialismo ? Vemos al ecosocialismo no como la negación sino como la realización de los socialismos "de primera época" del siglo XX, en el contexto de la crisis ecológica. Como aquéllos, éste se construye entendiendo el capital como trabajo objetivado, y se funda en el libre desarrollo de todos los productores o, en otras palabras, en el desmantelamiento de la separación de los productores respecto de los medios de producción. Entendemos que este objetivo no pudo ser realizado por los socialismos de primera época, por razones demasiado complejas de abordar aquí, excepto resumirlas en los diversos efectos del subdesarrollo en un contexto dominado por la hostilidad de los poderes capitalistas existentes. Esta coyuntura tuvo numerosos efectos nocivos en los socialismos existentes, principalmente la negación de la democracia interna junto a la emulación del productivismo capitalista, lo que terminó por conducir al colapso de esas sociedades y a la ruina de sus ambientes naturales. El ecosocialismo mantiene los objetivos emancipatorios del socialismo de primera época y rechaza tanto las metas reformistas, atenuadas, de la socialdemocracia, como las estructuras productivistas de las variantes burocráticas de socialismo. En cambio, insiste en redefinir tanto la vía como el objetivo de la producción socialista en un marco ecológico. Lo hace específicamente con respecto a los "límites del crecimiento" esenciales para la sustentabilidad de la sociedad. Estos se adoptan, sin embargo, no en el sentido de imponer escasez, privación y represión. El objetivo, por el contrario, consiste en una transformación de las necesidades y un cambio profundo hacia la dimensión cualitativa, alejándose de la cuantitativa. Desde el punto de vista de la producción de mercancías, esto se traduce en una valorización de los valores de uso por sobre los valores de cambio -un proyecto de vasto significado, que se funda en la actividad económica directa. La generalización de la producción ecológica bajo condiciones socialistas puede proporcionar la base para superar las crisis actuales. Una sociedad de productores libremente asociados no se detiene en su propia democratización. Debe, por el contrario, insistir en la liberación de todos los seres como fundamento y propósito. Supera así el impulso imperialista, subjetiva y objetivamente. Al realizar tal objetivo, lucha por superar todas las formas de dominación, incluyendo en especial las de género y raza. Y supera las condiciones que dan origen a las distorsiones fundamentalistas y sus manifestaciones terroristas. En suma, supone una sociedad mundial en un grado de harmonía ecológica con la naturaleza impensable en las condiciones actuales. Una consecuencia práctica de estas tendencias se expresaría, por ejemplo, en la extinción de la dependencia en los combustibles fósiles consustancial al capitalismo industrial. Y esto a su vez puede proporcionar la base material para la liberación de los países oprimidos por el imperialismo del petróleo, mientras que permite la contención del calentamiento global, junto a otros problemas de la crisis ecológica. Nadie puede leer estas propuestas sin pensar, primero, en cuántos problemas prácticos y teóricos generan, y segundo y más abrumadoramente, en lo lejanas que están con respecto a la configuración actual del mundo, en su anclaje institucional y en la forma en que se imprime en la conciencia. No necesitamos desarrollar estos puntos, que deberían ser instantáneamente reconocibles para todos. Pero quisiéramos insistir en que sean tomadas desde una perspectiva apropiada. Nuestro proyecto no consiste ni en delinear cada paso de esta vía ni en ceder ante el adversario debido a la preponderancia del poder que ostenta. Se trata, en cambio, de desarrollar la lógica de una transformación suficiente y necesaria del orden actual, y en empezar a desarrollar las etapas intermedias en dirección a este objetivo. Lo hacemos para pensar con mayor profundidad en estas posibilidades y, al mismo tiempo, empezar el trabajo de diseñar junto a todos los que piensan parecido. Si algún mérito hay en estos argumentos, entonces debe ocurrir que pensamientos similares, y prácticas que realicen esos pensamientos, germinen coordinadamente en innumerables puntos alrededor del mundo. El ecosocialismo será internacional, y universal, o no será. Las crisis de nuestro tiempo pueden –y deben- ser vistas como oportunidades revolucionarias, lo que es nuestra obligación afirmar y dar nacimiento. Marzo 2002 8) Fragmento del documento nacional aprobado por el VIII° Congreso del MST de los días 8, 9, 10 y 11 de marzo de 2012 “Nuestro programa y consignas Nuestro programa político y sus consignas deben mantener, por cierto, una estrecha relación con la etapa que atraviesan nuestro país, el continente latinoamericano y el mundo. El marco global es el de la nueva etapa mundial abierta a partir del estallido de la crisis capitalista-imperialista en el 2008, que ahora transita una fase de agudización. En ese contexto, en América Latina, y como parte de ella en la Argentina, seguimos en la etapa histórica de transición para lograr salir del capitalismo dependiente y abrir la perspectiva del socialismo. En ese sentido, el eje de nuestro programa sigue siendo la meta de alcanzar el poder político para establecer un gobierno de ruptura con el viejo sistema capitalista: un gobierno de los trabajadores y el pueblo. Por otra parte, nuestra integración al Movimiento Proyecto Sur ha significado enriquecer nuestro programa político con nuevos temas y formulaciones que están expresados en las "cinco causas" centrales. Al mismo tiempo, creemos imprescindible complementar el carácter transformador y emancipador -o antiimperialista- de dicho programa con consignas transicionales anticapitalistas. Para ordenar de algún modo las consignas, una posibilidad es hacerlo alrededor de los bloques de tareas centrales que la realidad nos plantea a la clase trabajadora, a la juventud y a los sectores populares en la Argentina: económico-sociales, democráticas, y antiimperialistas y anticapitalistas. Por el alcance de este texto no desarrollaremos una enumeración acabada, sino una base de consignas fundamentales para la agitación y la propaganda. Lógicamente, debemos adecuarlas y articularlas como un "programita" más concreto para la intervención de acuerdo a las condiciones específicas que vayan planteando cada conflicto o situación. Económicas y sociales Para intervenir en el movimiento obrero, además de las demandas salariales, proponemos un salario mínimo igual a la canasta familiar y la indexación mensual o trimestral (esto último vale también para los planes sociales y las jubilaciones). Sigue pendiente la eliminación del Impuesto a las Ganancias sobre los salarios. En un país donde un tercio de la fuerza laboral sigue en negro o precarizada, mantiene vigencia basta de tercerizaciones y pase a planta de los contratados. En el mismo sentido, ante posibles ataques flexibilizadores por la crisis, defensa de las condiciones de trabajo. Con el avance en nuestro país de la crisis económica internacional, retomarán importancia consignas como no a los despidos, suspensiones, retiros “voluntarios” y jubilaciones anticipadas, combinadas con otras más de fondo para que la crisis la paguen los capitalistas: apertura de los libros de contabilidad, control obrero de la producción e incluso expropiación de toda gran empresa que despida o suspenda, ya con un sentido transicional anticapitalista. Junto a las luchas y conflictos de la clase trabajadora, están las consignas contra la burocracia sindical y sus patotas, por la democracia sindical, por el pleno reconocimiento de la CTA y los nuevos sindicatos, por nuevos dirigentes sindicales, democráticos y combativos y paritarios electos por las bases. A nivel nacional, la derogación de la Ley de Asociaciones Profesionales. En general, ante toda lucha, se plantea como una tarea concreta rodearla de solidaridad para que gane, asambleas y plenarios de delegados con mandato para resolver un plan de lucha y movilización local o nacional del gremio o sector, y ante un gran conflicto o un hecho de represión, la exigencia a las direcciones del llamado a la huelga general. Para el movimiento de desocupados, la universalización y aumento de los planes sociales y más en general trabajo para todos a través de la reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial y el reparto de las horas de trabajo existentes. En jubilados y pensionados, por el 82% móvil efectivo y devolución del PAMI a sus legítimos dueños: los jubilados y los trabajadores. En el movimiento estudiantil y la juventud, sostenemos el acceso efectivo a la educación gratuita, el aumento de las becas, el boleto estudiantil gratuito para todos los niveles, las pasantías pagas y un plan nacional (o local) de primer empleo, así como la despenalización de la tenencia de drogas para consumo personal. A nivel de las universidades, la defensa de la plena autonomía, la democratización del sistema educativo, el gobierno tripartito con mayoría estudiantil (alumnos,docentes y no docentes) y la no injerencia de las empresas privadas en la investigación y planes de estudio. Aparte de estos sectores sociales estructurales, hay otros conflictos de sectores populares en los cuales debemos intervenir. Si bien contienen aspectos democráticos, las incluimos aquí por su carácter reivindicativo. En las luchas ambientales, proponemos no a la megaminería y la reforma del Código Minero, por la defensa del agua, los glaciares y bosques nativos, por el cierre de las centrales nucleares y el desarrollo de fuentes de energía no contaminantes. Incluimos aquí las consignas vinculadas al campo, como no a la extranjerización de la tierra, al monocultivo sojero y al uso de agrotóxicos, así como la defensa de los pequeños productores, las retenciones móviles y segmentadas a las exportaciones y la reforma agraria. En el terreno de género, planteamos la despenalización del aborto y el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, por verdadera educación sexual y salud reproductiva, la necesidad de guarderías infantiles suficientes, el combate a las redes de trata y a la violencia contra las mujeres, por la ley de identidad de género y la ley de salud integral para las personas trans. Más de propaganda, la separación total de la Iglesia del Estado, incluida la reducción progresiva hasta la eliminación de los subsidios estatales a la enseñanza religiosa. Entre los sectores culturales y artísticos, estamos por una cultura plural sin cooptación ni censura, la participación de los artistas y los trabajadores en el diseño de las políticas culturales y la efectiva democratización de los medios de comunicación e información bajo el control de sus trabajadores. Entre otros, defendemos también los derechos de los pueblos originarios y de los inmigrantes de los países hermanos. Democráticas Frente a la política de los gobiernos nacional y locales de judicialización de los conflictos populares y de persecución a activistas y dirigentes, levantamos basta de criminalizar los reclamos sociales y por la amnistía o el desprocesamiento de todos los luchadores. Ante los problemas de seguridad, que a veces generan procesos en los barrios, nuestras consignas incluyen no al gatillo fácil; la reorganización de la policía, con depuración de la cúpula, elección del comisario por voto popular, organización de los vecinos para prevención y control a las comisarías, y el derecho a la sindicalización policial. Asimismo, el combate efectivo contra el narcotráfico y el delito organizado, y la disolución de la SIDE. En cuanto a los derechos humanos "de ayer", seguimos levantando el juicio y castigo a todos los genocidas y sus cómplices, con cárcel común y efectiva, así como el juicio y castigo a los crímenes de la Triple A y la aparición con vida de Julio López. Para democratizar la justicia, elección de los jueces por voto popular y efectivizar el mecanismo de juicios por jurados populares. Vinculadas con el régimen político, levantamos abajo la ley de “reforma política” proscriptiva; los métodos de democracia participativa (presupuestos participativos, plebiscitos, referéndums, consultas populares) y, como salida más propagandística, por una cámara única de diputados, con proporcionalidad y distrito nacional único, la eliminación del Senado y los senados provinciales y como consigna más englobadora de la "democratización de la democracia", proponemos la convocatoria a una Asamblea Constituyente libre y soberana, para que el pueblo pueda debatir y decidir democráticamente un nuevo modelo de país. Antiimperialistas y anticapitalistas Aunque algunas consignas evidentemente apuntan a cuestiones económicas, en este grupo incluimos las que tienen más una característica de soluciones de fondo. Contra el "modelo" capitalista de los K y los partidos patronales, agro-minero exportador y de saqueo, proponemos un plan económico al servicio de los trabajadores y el pueblo, que incluya la anulación del IVA a los productos de la canasta familiar, y una reforma fiscal de carácter progresivo, con impuestos crecientes a las multinacionales y a las ganancias extraordinarias y gravar la renta financiera hoy exenta. Frente a otro pilar del "modelo", sostenemos la anulación de las privatizaciones, por ejemplo la recuperación de los trenes y demás servicios públicos a manos del Estado, con control de sus trabajadores y usuarios para evitar la corrupción, así como un plan de reindustrialización y desarrollo independiente a partir de las industrias básicas (ferroviaria, naviera marítima y fluvial, aeronáutica y satelital). Con un carácter antiimperialista y de defensa de la soberanía, proponemos la nacionalización del petróleo, el gas y demás recursos estratégicos bajo control de los trabajadores, la investigación y no pago de la deuda externa, ilegítima y fraudulenta; la nacionalización del comercio exterior y la banca bajo control público y la anulación del secreto bancario y comercial para evitar las maniobras financieras y la fuga de capitales. En el mismo sentido, planteamos la anulación de los pactos políticos, comerciales y militares con el imperialismo (como los "convenios de reciprocidad de inversiones"), la recuperación de la soberanía argentina en las Malvinas, y por la integración autónoma y la independencia de América Latina, para abrir camino al socialismo. Para aplicar este programa, sostenemos la necesidad de luchar por un gobierno de los trabajadores y el pueblo, y más estratégicamente por una Argentina socialista. Como herramienta política estrategica impulsamos la construcción del MST, y a la vez una alternativa amplia y unitaria de la izquierda y los sectores nacionales y populares que coincidamos en levantar un programa transformador, como hoy se expresa en el Movimiento Proyecto Sur. Frente a la situación internacional, junto a exigir el regreso de las tropas argentinas de Haití, proponemos el apoyo a las revoluciones árabes y a todos los pueblos del mundo que luchan contra las dictaduras y el imperialismo, así como fuera la OTAN de Libia y contra todas las intervenciones imperialistas, por una Palestina libre y democrática y abajo el Estado genocida de Israel.