REVOLUCIÓN MUNDIAL Y COEXISTENCIA PACÍFICA ROBERT K . FlJRTAK, d e la U n i v e r s i d a d d e H e i d e l b e r g I. E l c o n c e p t o soviético contemporáneo coexistencia d e la pacífica E n el X X Congreso del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética (febrero de 1956) N i k i t a S. Jruschov hizo tres afirmaciones que dieron nuevo ímpetu a l d o g m a bolchevique, inmóvil desde hacía muchos años. Declaró en aquel entonces: 1° que el llamado p r i n c i p i o leninista de l a coexistencia p a cífica de los Estados con regímenes ha sociales diferentes sido y sigue siendo l a línea general de l a política ex- terior de l a Unión Soviética; 2* que en l a presente época es posible i m p e d i r las guerras, y 3« que hay varias formas de transición a l socialismo, es decir, que l a conquista del poder por l a clase obrera y el establecimiento de u n orden socialista son posibles no sólo por vía de violencia sino también por vía pacífica. Estas innovaciones ideológicas de Jruschov surgieron en el m o m e n t o en que el poderío de l a Unión Soviética había a l c a n zado su m á x i m o : en efecto, poseía no sólo l a b o m b a atómica, sino también (desde 1954) l a b o m b a de hidrógeno; estaba c o n solidada hacia el exterior y el interior y territorialmente saturada; en varios países, ante todo en C h i n a , gobernaba u n partido c o m u n i s t a ; estos países, integrados a su vez en u n bloque socia1 2 FI ROBERT K . FURTAK VII-1,2 lista, contaban con unos 900 millones de habitantes y u n inmenso p o t e n c i a l económico y militar. Consciente de esta fuerza, J r u s c h o v creyó que podría desarrollar con espíritu creador, es decir, a d a p t a r a las nuevas circunstancias históricas, l a tesis leninista de que las guerras son inevitables mientras exista el imperialism o . E n contraste con l a época leninista, cuando l a Unión Soviética se encontraba casi sin ayuda alguna y rodeada de po- tencias capitalistas con miras enemigas, ahora podía oponerles un fuerte grupo de naciones ligadas por intereses comunes, sin h a b l a r de los imperios coloniales que ya se derrumbaban. A los países capitalistas-imperialistas se enfrentaba, una según Jruschov, " z o n a de p a z " constituida por los estados socialistas y los neutralistas surgidos en parte de las antiguas colonias. Este c a m po de paz, afirmaba Jruschov, podía "domesticar" rialistas y frenarlos en el desencadenamiento a los i m p e - de l a guerra. Por supuesto, esto no significaba que Jruschov i m p u g n a r a l a premisa básica del dogma leninista sobre l a inevitabilidad de las guerras o sea, los instintos agresivos y rapaces del i m p e r a l i s m o ; J r u s c h o v seguía creyendo, más bien, que mientras exista el i m p e r i a lismo también persisten las bases económicas p a r a las guerras. Sin embargo, Jruschov declaraba — y en esto consiste su m o d i - ficación del dogma l e n i n i s t a — que . . . las guerras no son fatalmente inevitables. A h o r a existen poderosas fuerzas sociales y políticas que disponen de g r a n des medios p a r a i m p e d i r el desencadenamiento de l a guerra p o r los imperialistas v. si intentan i n i c i a r l a , dar a los agresores u n a réplica demoledora frustrando sus planes aventureros. 1 D e aquí se desprende la claramente que Jruschov justificaba posibilidad de evitar las guerras y con ello l a aplicación práctica de l a tesis de l a coexistencia pacífica, por medio de l a "teoría de l a equivalencia" que ya determinaba desde 1950 la política extranjera soviética y l a c u a l se basaba en el equilibrio 1 de N . S. J r u s c h o v , l a Unión Soviética Informe ante guas extranjeras, M o s c ú , d e l Comité el X X Congreso 1956, p. 44. Central d e l Partido Comunista d e l P a r t i d o , Ediciones en len- J u l - D i c 66 3 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA d e l poder entre los campos socialista y capitalista que a su vez h a logrado l a actual paz de equilibrio. E n estas mismas consideraciones acerca del poderío del c a m p o socialista se basa también l a tesis de Jruschov sobre l a posibilidad de u n a transición pacífica al socialismo. E n efecto.. J r u s c h o v recordó que todavía en abril de 1917 Lenín creía que el proletariado ruso podría tomar el poder pacíficamente y que R u s i a podría lograr u n desarrollo revolucionario también pacífico — i d e a s — que Lenín tuvo que revisar después, a l fracasar la tentativa bolchevique para tomar el poder en julio de 1917. A l recordar esto, Jruschov quiso expresar que aunque l a t o m a del poder puede lograrse, en p r i n c i p i o , sin necesidad de recurrir a l a violencia, ello no depende, a l f i n y a l cabo, d e l proletariado sino del comportamiento de la burguesía, según que ésta renuncie pacíficamente a sus posiciones o que el p r o letariado tenga que arrancarle el poder por l a fuerza. Lenín p u d o c o m p r o b a r , después de los acontecimientos de julio de 1917, que el p r i m e r camino, el pacifico, era imposible. H o y , por el contrario, prosigue Jruschov, en vista del poderío y l a fuerza de atracción del campo socialista y, por otra parte, del proceso de decadencia del campo capitalista, sería preferible considerar u n a toma pacífica del poder o sea, en este caso, l a toma de] poder con a y u d a de l a mayoría parlamentaria. A m b a s tesis: l a evitabilidad de las guerras y l a toma del poder sin recurrir a l a fuerza —basadas en el poderío y l a e j e m p l a r i d a d de l a Unión Soviética y del campo socialista- fueron ligadas por Jruschov tan íntimamente con l a tesis de l a coexistencia pacífica, que las tres constituyen u n a u n i d a d y dependen u n a de otra. Estas tesis son también l a base para la aplicación práctica del principio de l a coexistencia pacífica. E n otras palabras, desde el punto de vista soviético se considera que en l a práctica las guerras son objetivamente evitables y que l a transición pacífica, es decir, sin u n choque bélico eventual, es también objetivamente posible. Así pues, l a coexistencia pacífica presenta u n aspecto de política exterior (la convivencia pacífica y l a colaboración para mantener l a paz) y u n aspecto ideológico ( l a posibilidad de transmitir el poder al proletariado 4 VII-I, 2 FI ROBERT K . FURTAK —léase a l Partido C o m u n i s t a — sin el recurso de l a fuerza). Es cierto que esta posibilidad "depende de las circunstancias his- tóricas concretas propias del país en cuestión". 2 A l m i s m o tiempo, ambas tesis deben ser consecuencia de l a coexistencia pacífica, ya que ésta siempre se verá en peligro mientras no se renuncie al recurso de l a fuerza al conquistar el p o d e r y con ello se elimine el peligro de complicaciones bélicas. E s t o demuestra cuán l i m i t a d o es el ámbito de l a política de u n a coexistencia pacífica. Esta relación tripartita será examinada más de cerca en relación con l a actitud c h i n a hacia l a concepción soviética de l a coexistencia. Es cierto que el p r i n c i p i o de l a coexistencia pacífica ya h a bía sido elevado a l a categoría de p r i n c i p i o político de las relaciones exteriores entre u n país socialista y otro no socialista, aún antes de que Jruschov lo p r o p u g n a r a como directiva p a r a el b i n o m i o este-oeste. E n efecto, ya se le encuentra en el preámb u l o del T r a t a d o de C o m e r c i o y Límites entre C h i n a e I n d i a (de a b r i l 19 de 1954) que se basa en los siguientes p r i n c i p i o s : 1? E l respeto de l a integridad territorial y la soberanía de las 2? Partes Contratantes, l a no agresión m u t u a , 3' l a no intervención en los asuntos internos de las Partes, 4» l a i g u a l d a d y el provecho mutuos, y 5'-' la coexistencia pacífica. Estos principios fueron reconocidos también por los p a r t i c i - pantes en l a Conferencia de B a n d u n g (1955) quienes los incorp o r a r o n en las diez tesis ahí adoptadas. Jruschov se refirió explícitamente, en su informe ante el x x Congreso del P a r t i d o C o m u n i s t a de l a Unión Soviética, a aquellos cinco principios y a las tesis de B a n d u n g , destacando los principios como l a mejor n o r m a para las relaciones entre estados con estructuras sociales diferentes. Es de notar, a este respecto, que l a coexis2 M . Baturin, sovremennom etape contemporánea]. S. T a r o v , Vnieschniaya politica Sovietskovo Soyusa na [ L a p o l í t i c a e x t e r i o r d e l a U n i ó n Soviética e n l a é p o c a Moscú, 1962. p. 31. J u l - D i c 66 5 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA tencia pacífica, aunque no definida expresamente, está i n c l u i d a en el T r a t a d o Sino-Hindú como u n a de cinco principios. S i n embargo, fueron precisamente los cuatro primeros los que J r u s chov utilizó más tarde p a r a definir lo que él entendía por coexistencia pacífica en su artículo en F o r e i g n Affairs (octubre de 1959), p u b l i c a d o aparentemente en relación con su visita a los Estados U n i d o s de América. 3 E l factor decisivo p a r a evaluar el alcance de la coexistencia pacífica, pregonada tan vehementemente por Jruschov, es su c a m p o de aplicación. A c e r c a del contenido de ese concepto nos i n f o r m a , entre otras fuentes, el M a n u a l de Marxismo-Leninis- el cual a f i r m a que l a política de l a coexistencia pacífica mo, no tiende tan sólo a evitar las guerras, sino que también i m p l i c a "el establecimiento de sanas relaciones de colaboración, una sobre base razonable y mutuamente beneficiosa, entre los países con regímenes sociales diferentes". 4 Esta definición nos lleva a la esencia m i s m a del p r i n c i p i o de l a coexistencia pacífica, o sea. c ó m o pueden concillarse las relaciones razonables y provechosas p a r a a m b a s partes con las exigencias marxistas-leninistas de revolución m u n d i a l y de transición de todo el m u n d o a l socialismo y después al comunismo. P o r algún tiempo ambos postulados rigieron paralelamente, sin que se hubiese tomado posición a l o-una acerca de su coordinación o por otra parte de su i n c o m patibilidad. C a s i al mismo tiempo que Jruschov daba l a definición de l a coexistencia pacífica destinada ante todo a los norteamericanos (es decir, h a c i a fines de 1959), l a ideología soviética convertía el paralelismo de l a coexistencia pacífica y l a revolución m u n d i a l en u n a conjunción, en u n a relación de medio a f i n : en efecto, de l a coexistencia pacífica se hizo u n medio para l a revolución m u n d i a l y u n a f o r m a de l a l u c h a internacional de clases. •• V é a s e N i k i t a S. K h r u s h c h e v , " O n P e a c e f u l C o e x i s t e n c e " , f a i r s , N u e v a Y o r k , V o l . 38, N ? 4 K u u s i n e n y otros, M a n u a l gida y México. aumentada 1966. (conforme p. 4 4 0 . 1, October 1959, p. de Marxismo-Leninismo, a l texto Foreign Af- 3. de l a 2» e d i c i ó n 2» e d i c i ó n , rusa corre- reelaborada), 6 FI ROBERT K . FURTAK VII-1, 2 Esta nueva interpretación l a dio el destacado ideólogo del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética, L . I l l i c h o v , a l declarar que el p r i n c i p i o de l a coexistencia " n o es otra cosa que l a continuación de l a lucha, pero por medios pacíficos, o u n a forma de l a l u c h a de clases engendrada por el período transitorio del capitalismo a l socialismo". En 5 esta época de transición, que ya pronto tendrá más de m e d i o siglo, l a coexistencia pacífica —destaca I l l i c h o v — es " u n a ley la objetiva de evolución". 6 M o d i f i c a n d o l a tesis de Engels que lucha de clases se desarrolla en tres sectores: político, eco- nómico y teórico, Illichov declaró que l a coexistencia pacífica opera también en tres planos: político, económico e ideológico. El aspecto nacional y político del principio de l a coexistencia pacífica consiste en los cuatro puntos expuestos detalladamente por Jruschov en F o r e i g n en A f f a i r s ; el aspecto económico consiste u n a aguda competencia entre l a Unión Soviética y los E s t a - dos U n i d o s de América p a r a ver quién puede producir más bienes p e r c a p i t a y para alcanzar y aún exceder a los Estados U n i d o s de América y a otros países capitalistas altamente desarrollados en l a producción de los principales bienes de consumo. Así pues, el potencial económico de los países socialistas se pone al servicio de l a coexistencia pacífica y apoyándose en él, "los países amantes de l a paz pueden obligar a las fuerzas agre- sivas del imperialismo a a adoptar l a coexistencia pacífica abandonar las tentativas mundial". para desencadenar u n a y guerra 7 E l ejemplar desarrollo económico de l a Unión Soviética y de los países socialistas en general debe acelerar l a evolución, históricamente inevitable, hacia l a revolución m u n d i a l : E n l a alianza de las fuerzas revolucionarias antimperialistas el papel decisivo corresponde a l a clase obrera internacional v a su creación p r i n c i p a l : el sistema m u n d i a l del socialismo, que ejerce su influencia p r i n c i p a l en el desarrollo de l a re5 L . I l l i c h o v , en P r o b l e m e des Friedens und desSozialismus d e l a p a z y d e l s o c i a l i s m o ] , P r a g a , N<? 1 1 , n o v i e m b r e de « I b i d . . p. 13. ' Ibid., p. 11. [Problemas 1959, p. 11. J u l - D i c 66 7 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA volución socialista m u n d i a l c o n l a fuerza del ejemplo y c o n su edifcación económica. 8 S i bien en el campo político y económico es posible y aún necesario hacer concesiones, l a l u c h a ideológica las excluye totalmente, es decir, en el campo ideológico no hay coexistencia pacífica: " N o existe tal coexistencia pacífica de ideología de q u e hablan algunos atolondrados — d i c e I l l i c h o v — como t a m p o co puede haber u n a reconciliación entre l a luz y l a o s c u r i d a d . " 9 Según esto, l a coexistencia pacífica está concebida como a m bivalente. Por u n a parte significa colaboración práctica y solución de conflictos por medios pacíficos; por otra parte, es u n a l u c h a sin cuartel. L a convivencia pacífica entre los estados y l a l u c h a ideológica no deben excluirse entre sí. Pero más allá, l a convivencia pacífica y l a competencia económica deben a u m e n t a r las posibilidades para l a transición de otros países y f i nalmente de todo el m u n d o a l socialismo: C u a n d o reina l a coexistencia pacífica hay ambiente favorable p a r a emprender l a l u c h a de clases en los países c a pitalistas y los movimientos nacionales de liberación en los territorios coloniales y dependientes. P o r otra parte, los éxitos de l a l u c h a de clases revolucionaria y de las guerras n a cionales de liberación contribuyen a reforzar l a coexistencia pacífica. L o s c o m u n i s t a s . . . contribuirán por todos los m e dios para que los pueblos, por medio de su enérgica l u c h a en favor de l a paz, l a democracia y l a liberación nacional, puedan lograr el debilitamiento y l a extenuación final de las posiciones del i m p e r i a l i s m o . 10 E l desenvolvimiento y l a fisonomía ambivalente que h a ten i d o l a doctrina soviética sobre l a coexistencia pacífica puede a las organizaciones d e l partido, a t o d o s los c o m u n i s t a s d e l a U n i ó n Soviética, p u b l i c a d a e n P r a v d a , s C a r t a abierta d e l C . C . d e l P . C . U . S . Moscú, julio 1 4 de 1 9 6 3 . o Illichov, 0 p . cit., io Declaración de Moscú, noviembre de p . 10. l a C o n f e r e n c i a de 1960. 81 partidos comunistas y obreros, 8 FI ROBERT K . FURTAK VII-1, 2 explicarse a l a luz de l a ley de contradicciones del materialismo dialéctico, —que l a cual distingue entre contradicciones son las que nos interesan aquí— antagónicas. antagónicas y contradicciones no E n efecto, las contradicciones antagónicas son las que existen entre clases sociales con intereses irreconciliables, c o m o entre l a burguesía y el proletariado, y entre los amos colonialistas y los pueblos coloniales, pero también entre los países capitalistas y socialistas. L a solución de estas —se contradicciones d i c e — se obtienen tan sólo por procesos revolucionarios t a n pronto como aquellas h a n alcanzado cierto grado de m a durez. Esto significa que l a eliminación de l a contradicción entre el capitalismo y el socialismo sólo puede lograrse por medio de u n conflicto; significa también que únicamente por l a destrucción de uno de los contrincantes —necesariamente el capitalismo o el imperialismo según l a ley del desarrollo dialéct i c o — puede el socialismo quedar victorioso como etapa superior en l a evolución de l a sociedad h u m a n a . E s a ley prohibe, a p r i o r i , concebir u n a coexistencia pacífica duradera, y a que l a convivencia de los dos sistemas sociales debe empujarlos constantemente, según l a ley de contradiccio- nes, a choques explosivos. L a teoría de l a revolución marxista-leninista se basa precisamente en esa ley de contradicciones. L a revolución proletaria estalla t a n pronto como l a contradicción básica entre el proletariado y los capitalistas, o sea l a contradicción entre el carácter social de l a producción y l a apropiación i n d i v i d u a l de los bienes por los capitalistas, se h a agudizado tanto, que se crea u n a situación revolucionaria: el postulado objetivo para u n a revolución proletaria. Si se presentan además —según Lenín— las condiciones subjetivas o sean u n partido de élite y una personalidad dirigente que se pongan a l a cabeza del proletariado, entonces existen todos los prerrequisitos para que el movimiento revolucionario históricamente predestinado p a r a l a victoria, l a obtenga efectivamente. Pues bien, desde 1959 los comunistas soviéticos consideran l a coexistencia pacífica como u n a f o r m a de l a l u c h a de clases y por ende, como un método p a r a solucionar el antagonismo J u l - D i c 66 9 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA m u n d i a l entre el capitalismo y el socialismo: " L a coexistencia política... no neutraliza l a lucha entre los sistemas sociales opuestos; es, más bien, una de las formas de expresión del a n tagonismo social en el m u n d o " . Con 1 1 esta transformación de l a doctrina de l a coexistencia, los soviéticos h a n tratado de conciliar l a ley de contradicciones que i m p l i c a conflictos, con l a d o c t r i n a de l a coexistencia que e l i m i n a , en parte, los conflictos. S i n embargo, cabe preguntarse cuál es l a relación que existe entre l a solución de las contradicciones mediante conflictos y l a renuncia en p r i n c i p i o al e m pleo de l a fuerza en u n a revolución proletaria. L a compatibil i d a d consiste en que p a r a l a transición intermitente de una c u a l i d a d a o t r a — d e l capitalismo a l socialismo— no se consid e r a tanto l a violencia de las transformaciones sociales como u n criterio s i n e q u a n o n , sino más bien l a p r o f u n d i d a d de aquéllas. L a solución revolucionaria de las contradicciones se convierte aquí claramente en u n a solución evolucionaría, es decir, el salto de u n a cualidad a otra pierde í m p e t u : ciones sociales dejan de ser revoluciones Por 12 " L a s evolu- políticas". 13 su elevación a u n a f o r m a de l a l u c h a de clases, l a co- existencia pacífica se convierte en u n catalizador de las contradicciones sociales que buscan u n a solución en l a esfera nacional e internacional y se pone al servicio de u n a evolución, objetiva a l a luz del materialismo histórico. E l p r i n c i p i o de l a no intervención en los asuntos internos no tiene relevancia en l a esfera ideológica. L a ideología —se d i c e — penetra en el cere- b r o de los hombres y se apodera de su conciencia cuando la evolución social h a llegado a cierto grado de tensión y no solamente cuando se ejerce i n f l u e n c i a desde afuera en los destinos de u n país. Así debe entenderse, pues, l a renuncia tan prego1 1 P. Kopnin, " K voprosu o protivorechivaj obschestvennovo ( A c e r c a d e l p r o b l e m a d e las c o n t r a d i c c i o n e s d e l d e s a r r o l l o s o c i a l ) " , Moscú, 1 2 la febrero Véase filosofía], " Pravda, 10 d e Pravda, 1966. el a r t i c u l o de Stepanyan en V o p r o s y M o s c ú , N<? 10, 1 9 5 8 , p p . 19 ss. Moscú, rasvitiya 16 d e m a r z o d e 1966. filosofa [Problemas de 10 ROBERT K . FI FURTAK VII-1, 2 nada a l a "exportación de l a revolución" ya que basta con exportar l a ideología marxista-leninista. La coexistencia pacífica no debe significar l a renuncia a l a l u c h a de clases y l a revolución m u n d i a l , sino l a transposición de l a l u c h a de clases a l plano de las relaciones internacionales, desde luego, con exclusión de medidas bélicas. Es más bien, u n a f o r m a de l a l u c h a de clases que debe tener en cuenta que l a etapa de l a evolución socialista de l a h u m a n i d a d — t a l como lo profetizó M a r x — no h a reemplazado a l capitalismo en todo el m u n d o al mismo tiempo, sino que ambas formas sociales existen desde hace m u c h o , lado a lado, y tampoco h a n alcanzado más o menos u n punto de equilibrio. L a coexistencia pacífica debe adaptar l a l u c h a de clases a estas circunstancias y liberarla, en lo posible, de todo riesgo — l o cual no es aceptado pollos comunistas chinos militantes. II. Revolución y coexistencia e n el pensamiento d e Lenín y Stalin Hay dos razones p a r a analizar más detalladamente el lugar que ocupa l a tesis soviética de l a coexistencia pacífica dentro de l a historia de los dogmas bolcheviques: por u n a parte, las repetidas referencias de los comunistas soviéticos, especialmente Jruschov, a Lenín como fundador del " P r i n c i p i o de l a coexistencia pacífica"; por otra, el reproche de los comunistas chinos contra el P a r t i d o C o m u n i s t a de l a Unión Soviética de que éste h a revisado y aún tergiversado el " p r i n c i p i o leninista" de la coexistencia pacífica con su concepto de l a coexistencia." C a b e , pues, investigar si se justifica l a caracterización, p o r a m bas partes, de l a coexistencia pacífica como " p r i n c i p i o leninis« V é a s e ei e d i t o r i a l de " R e n m i n R i b a o " publicado ITs" en P e k i n g tesis d e l 1963), pp. b a j o e l título R e v i e w , Pekín, Comité Central publicadas en 7-25. "The del Pekín Differences N? d e l 31 de diciembre de Between 1, e n e r o 4 d e Partido informa, Comunista N<? 3, 1962, Comrade Togliatti and 1963, p p . 9-21, y las de China especial, julio (junio 31 de 14 25 de 1963, J u l - D i c 66 ta" al REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA 11 y en qué podría consistir l a "tergiversación" de que se acusa P a r t i d o C o m u n i s t a de l a Unión Soviética. Los puntos básicos de las relaciones leninistas c o n los esta- dos d e l m u n d o capitalista-imperialista son: 1» S u teoría del imperialismo y su tesis — b a s a d a a su vez en esa teoría— de l a inevitabilidad de las guerras, y 2? S u concepto sobre la revolución proletaria. Eu su contribución a l a polémica sobre l a consigna de los "Estados U n i d o s de E u r o p a " (1915), Lenín llegó a l a c o n c l u sión que l a evolución económica-política de los países c a p i t a listas no es u n i f o r m e y que, en consecuencia, el grado de m a durez del capitalismo que m o t i v a u n a revolución no se alcanza al m i s m o tiempo en todos los países. D e aquí dedujo Lenín ". . . que el socialismo triunfa primeramente en unos cuantos países capitalistas, o incluso en u n solo país c a p i t a l i s t a " . 15 Un año más tarde, Lenín expuso detalladamente su teoría sobre el r i t m o irregular del desarrollo del capitalismo en su estudio sobre E l i m p e r i a l i s m o , fase s u p e r i o r G. 1 6 A . W e t t e r afirma que Lenín estableció su teoría por r a - zones de u n a R e a l p o l i t i k : los d e l capitalismo. l a consideración que l a cadena de países capitalistas debería romperse por su eslabón más débil y éste era precisamente l a R u s i a Zarista que en aquel tiempo se encontraba en transición a l c a p i t a l i s m o . " C o n esta c o n c l u sión basada en su p r o p i a teoría, Lenín revisó en u n aspecto esencial a M a r x y a Engels que habían previsto u n a revolución proletaria simultánea en todos los países capitalistas. La conclusión de Lenín "de que el socialismo no puede t r i u n f a r simultáneamente e n t o d o s los países", 15 V . I . L e n i n , Obras escogidas, e n tres t o m o s , 18 l a actitud hostil Moscú, 1 9 6 6 , t. 1, p . 685. 1 6 " tenz I b i d . , t. 1, p p . 6 8 7 - 7 9 6 . Véase G u s t a v A . W e t t e r , [ E i concepto soviético geschichte, Hamburgo, N ? is Lenin, O b r a s " D i e sowjetische K o n z e p t i o n de l a c o e x i s t e n c i a ] " , en A u s 29, 1959. e s c o g i d a s , t . 1, p . 7 9 9 . der Politik Koexis- und Zeit- 12 FI ROBERT K . FURTAK VII-1, 2 que él esperaba de los restantes países burgueses y su teoría sobre el carácter rapaz y expansivo del imperialismo, llevaron a Lenín a u n a conclusión f i n a l : las guerras son inevitables m i e n tras no hayan sido abarcados por l a revolución proletaria todos los países capitalistas: "Sólo cuando hayamos derribado, c u a n - do hayamos vencido y expropiado definitivamente a l a burguesía en todo el m u n d o y no sólo en u n país, serán imposibles las guerras". 19 Y año y medio más tarde, después de l a Revolución de octubre de 1917. Lenín agregaba en otro l u g a r : "La existencia de l a República Soviética a l lado de los es- tados imperialistas por largo tiempo, es inconcebible. A l final, el uno o el otro prevalecerá, y hasta que llegue ese final serán inevitables u n a serie de choques terribles entre l a República Soviética y los estados burgueses".- 0 A l a luz de estas declaraciones es difícil concebir cómo L e o n tyev- 1 p u d o derivar l a doctrina soviética sobre l a coexistencia pacífica de l a tesis leninista del ritmo irregular de los países capitalistas en l a era del imperialismo y l a resultante falta de simultaneidad de las revoluciones proletarias. Es cierto que justamente de este hecho se desprende i p s o f a d o una l a n e c e s i d a d de coexistencia — p u n t o de vista que podría explicar l a afir- mación de I l l i c h o v de que l a coexistencia pacífica resulta o r gánicamente de l a doctrina m a r x i s t a - f c m m r f a . La 22 situación prevista por Lenín, o sea que l a revolución proletaria estallaría primero en u n s o l o país y que éste se a c a rrearía entonces l a enemistad de los estados' capitalistas-imperialistas, se presentó efectivamente en R u s i a , después de l a revolución de octubre de 1917, cuando los antiguos aliados de la R u s i a Zarista intervinieron con las armas. C o n esto se les p l a n teó el p r o b l e m a a los bolcheviques, de c ó m o asegurar l a " v i c " ria", 2 0 el Ibid., t . 1, p . octubre de 799 ( " E l programa militar V . I. L e n i n , S o c h i n e n i y a [ O b r a s ! , 4 » e d i c i ó n r u s a , t. 2 9 . p . i n f o r m e al v i n C o n g r e s o d e l P C ( b ) de 21 E n K o m m u n i s t , 2 2 de la revolución proleta- 1917). Moscú, N ? I l l i c h o v , o p . c i t . , p. 10. Rusia). 13. 1954, p p . 43 ss. 133 (en J u l - D i c 66 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA t r i a del socialismo en u n solo 13 país" tanto en el interior como h a c i a el exterior, hasta el momento en que l a revolución p r o letaria c u n d i e r a a otros países. Esto era tanto más urgente c u a n to que Lenín opinaba que a l a larga el socialismo no podría sostenerse por si solo en R u s i a : por otra parte, también veía c a d a vez más claramente que no podía contar pronto con revoluciones proletarias en otros países, ante todo en A l e m a n i a , y que, por ende, los países socialistas y capitalistas "existirán lado a l a d o " por algún t i e m p o . 23 E n aquella época, l a coexistencia pacífica no podía significar para Lenín otra cosa que l a esper a n z a de mantener en v i d a a l a R u s i a bolchevique a pesar del m u n d o enemigo que l a rodeaba y de l a guerra que constantemente amenazaba su existencia. Lenín comprendió que el medio para evitar otras intervenciones de las potencias extranjeras y para lograr u n a coexistencia en el sentido de u n a convivencia entre socios iguales, sería la iniciación de relaciones comerciales con el Occidente y l a repartición de concesiones. L a victoria en l a guerra c i v i l le inspiró a Lenín no sólo l a confianza en l a f u t u r a supervivencia del estado bolchevique, sino también cierta conciencia del p o - derío de su país. E n efecto, en u n discurso (noviembre 21 de 1920) sobre l a situación política interior y exterior, ante l a C o n ferencia P r o v i n c i a l de Moscú del Partido C o m u n i s t a vique) de R u s i a , (bolche- declaró: Nos vimos ante u n a situación t a l , que sin obtener l a v i c toria i n t e r n a c i o n a l , única victoria firme p a r a nosotros, conseguimos unas condiciones que nos permiten subsistir a l lado de las potencias capitalistas, obligadas ahora a establecer relaciones con nosotros. E n el proceso de esta l u c h a hemos conquistado el derecho a u n a existencia independiente. 24 Sin embargo, que Lenín no consideraba esta convivencia como u n a coexistencia pacífica, 2 3 2 4 Moscú, Lenin, S o c b i n e n i y a . V. I. Lenin, sin año, p. t. 3 0 , p . Acerca 289 d e la se desprende de su discurso, 21. política (Sochineniya, exterior t. 3 1 , p . d e l Estado 384). soviético. 14 ROBERT K . F I VII-1, 2 FURTAK unos pocos días después (diciembre 6 de 1920), ante l a A s a m b l e a de l a Organización de Moscú del P a r t i d o C o m u n i s t a (bolchevique) de R u s i a : " M i e n t r a s el capitalismo exista a l lado del socialismo, los dos no podrán v i v i r en p a z " . 25 Estas citas demuestran que Lenín creía en u n a convivencia, l i m i t a d a en el tiempo, de los países capitalistas y socialistas, en una convivencia caracterizada p o r relaciones comerciales; embargo, a sin también prueban que Lenín únicamente no excluía l a larga u n conflicto bélico con u n a o varios países capita- listas, sino que lo consideraba inevitable en vista de l a naturaleza del capitalismo y su fase subsecuente, No el imperialismo. existe n i n g u n a frase de Lenín que indique que esta c o n v i - v e n c i a pudiese ser u n a coexistencia pacífica con los e s t a d o s que p r o p u g n a n el sistema económico y social capitalista y con sus representantes: l a burguesía. E n u n a ocasión, en u n a entrevista p a r a el N e w Y o r k E v e n i n g J o u r n a l (febrero 18 de 1920), L e nín mencionó el deseo de ver u n a "coexistencia pacífica", pero se refirió a u n a convivencia "con los pueblos, [en el texto ruso losobreros y los campesinos "sozhitelstvo"] d e todas las n a - c i o n e s q u e d e s p i e r t a n a u n a n u e v a v i d a , u n a nueva v i d a sin explotación . . . " 2 6 D e d u c i r l a coexistencia pacífica de l a simple convivencia l i - m i t a d a en el tiempo, de l a c u a l h a b l a b a Lenín, sería contrario tanto a su convencimiento oficial de l a i n e v i t a b i l i d a d de las guerras, como a su interpretación de l a propagación y ejecución técnica de l a revolución proletaria. L a actual doctrina soviética de l a coexistencia se entiende también como u n a f o r m a de l a l u c h a de clases, l a cual se caracteriza no tanto por u n a actuación revolucionaria, sino más bien por u n a actitud pasiva de espera hasta que las condiciones sociales en los países c a p i t a - listas y precapitalistas hayan logrado, gracias a l a ejemplaridad de l a evolución socioeconómica de l a Unión Soviética, l a m a durez necesaria p a r a que l a revolución socialista pueda estallar forzosamente. L a ejemplaridad y l a atracción del desarrollo eco25 L e n i n , S o c h i n e n i y a , t. 2 P . 8 31, p. 427. L e n i n , A c e r c a d e la política e x t e r i o r p . 340. cursivas del a u t o r ) . 197 ( S o c h i n e n i y a , t. 3 0 , J u l - D i c 66 15 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA n ó m i c o soviético son, sin embargo, prerrequisitos objetivos de una revolución socialista, precisamente en escala internacional. A u n q u e es cierto que l a situación revolucionaria desempeña también en l a doctrina leninista de l a revolución u n papel i m portante como prerrequisito objetivo p a r a e l éxito de u n a revolución, los factores decisivos p a r a Lenín son los subjetivos: L a f i r m e determinación revolucionaria de u n proletariado c o n c o n c i e n c i a de clase y ante todo, u n a v a n g u a r d i a proletaria de élite dispuesta a c u m p l i r su misión histórica. E l concepto soviético de l a coexistencia incluye, además, u n segundo p r i n c i p i o que se aparta de Lenín: l a renuncia expresa a l empleo de medidas militares p a r a l a propagación del social i s m o y p a r a l a solución de conflictos políticos e ideológicos entre los países socialistas y capitalistas, así como l a eliminación en p r i n c i p i o de l a fuerza como instrumento de l a revolución socialista. Por su parte, Lenín se había declarado expresamente por el apoyo m i l i t a r en favor de l a clase obrera en otros países después de l a victoria de l a revolución proletaria en uno de ellos 27 — l o c u a l es u n factor importante del internacionalismo proletario. Además, con ciertas excepciones, p a r a Lenín u n a revolución socialista era "inconcebible sin u n a guerra en el inter i o r , es decir, u n a guerra c i v i l " . Esta tesis de Lenín rigió i n - 2 8 mutable hasta febrero de 1956. C o n t i n u a n d o l a búsqueda del origen de l a idea de l a coexistencia pacífica entre los estados c o n distintos sistemas sociales, se encuentra a l f i n que el autor de esa idea es precisamente S t a l i n . E n efecto, en su informe al x i v Congreso del Partido C o m u n i s t a (bolchevique) de l a U R S S (diciembre 18 de 1925), S t a l i n declaró que "se h a establecido cierto equilibrio temporal de fuerzas que h a determinado l a presente fase de convivencia pacífica [en el texto ruso " s o s u s c h e s t v o v a n i y e " = coexistencia] e n t r e e l País d e l o s S o v i e t s y l o s países d e l c a p i t a l i s m o " . 2 7 Lenin, O b r a s 2 8 Lenin, S o c b i n e n i y a , soviético", abril ción, de e s c o g i d a s , t. 1, p . 1918). t. 2 7 , p . Véase 2 9 685. 234 ("Las también próximas Lenin, tareas d e l p o d e r E l Estado y la revolu- 1917. 2f J . V . S t a l i n , O b r a s , t. 7, M o s c ú , 1954, p. 270 (cursivas del a u t o r ) . 16 ROBERT K . F l VII-1, 2 FURTAK Esta declaración coincide exactamente con la tesis stalinista de! "socialismo en u n solo país"; con ella, Stalin apoyó su afir- mación de que el establecimiento del socialismo sería posible sólo en l a Unión Soviética mediante u n a interpretación adec u a d a de la política exterior de la Unión Soviética. A l mism o tiempo, ambas tesis — l a del socialismo en u n solo país y la de l a coexistencia pacífica entre los estados— reflejan l a c o n vicción de que por lo pronto no podría lograrse u n a difusión de l a revolución proletaria. D e esta manera, Stalin transformó —mediante, es cierto, u n a nueva evaluación objetivamente f u n d a d a de l a constelación política m u n d i a l — por u n p u r o optimismo l a simple convivencia de l a cual habló Lenín, en u n a coexistencia pacífica equivalente a u n a tregua más o menos d u radera antes de los conflictos bélicos a l a larga inevitables. S i n embargo, Stalin no tocó p a r a nada l a tesis, derivada de l a definición leninista del imperialismo, sobre l a inevitabilidad de las guerras y todavía en su última obra L o s p r o b l e m a s d e l s o c i a l i s m o e n la U R S S económicos ( 1 9 5 2 ) , reconoció expresamente l a posibilidad ele las guerras tanto entre los países capitalistas como entre los países socialistas y capitalistas y condenó corno falsas todas las opiniones contrarias. Así pues, cuando Jruschov elevó l a coexistencia pacífica a una máxima de l a política extranjera soviética, se apropiaba una tesis de Stalin y no de Lenín —esto tanto más cuanto que j r u s c h o v recurrió, para caracterizar ese principio de política extranjera, a atributos que ya habían sido descritos por Stalin. Así, por ejemplo, en F r a u d a (abril 2 de 1952) Stalin enume- raba, como prerrequisito p a r a l a coexistencia pacífica del capitalismo y el comunismo, el m u t u o deseo de colaboración, el fiel c u m p l i m i e n t o de las obligaciones contraídas, el respeto a l a igualdad de los derechos y l a no intervención en los asuntos internos de otros estados. A p a r t e de esto, el concepto de Jruschov sobre l a coexistencia se basa también en nuevas premisas con u n contenido específico. Además, a l eregirlo en directiva general de l a política exterior de l a Unión Soviética, ese c o n cepto adquirió aún mayor valor del que tenía durante l a época stalinista. D e todo esto se desprende que l a caracterización, por J u l - D i c 66 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA 17 parte del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética (y también de C h i n a ) de l a política de coexistencia pacífica como u n p r i n c i p i o de Lenín, es incorrecta. Por eso tampoco es válida l a a c u sación china de que el Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviétic a h a revisado l a política " l e n i n i s t a " de l a coexistencia pacífica; sí lo es, por el contrario, el reproche de que l a teoría leninista d e l imperialismo y l a revolución h a sido revisada en algunos aspectos. E l a c t u a l concepto soviético de l a coexistencia se basa e n premisas que no existían en l a época de Lenín. E s a coexistencia es u n p r i n c i p i o leninista tan sólo por cuanto que Lenín consideraba que l a convivencia de los países socialistas y c a p i talistas era posible por u n tiempo limitado y aún necesaria por motivos tácticos. Jruschov fue aún más lejos a l revisar también a S t a l i n , ya que el concepto stalinista de l a coexistencia se b a saba en l a tesis leninista de l a inevitabilidad de las guerras. P o r el contrario, l a interpretación c h i n a de l a coexistencia pacífica es fiel a Lenín y también es stalinista porque no se apoya en l a inevitabilidad de las guerras, sino más bien confiere al uso de la. fuerza el carácter de u n a "ley universal". L a constante invocación de Lenín, por parte de Jruschov y otros líderes del Partido C o m u n i s t a Soviético, podría tener dos motivos: E n p r i m e r lugar y ante todo, p a r a identificarse c o m o fieles discípulos de Lenín, lo cual es m u y importante en vista de las relaciones con Occidente — S t a l i n pasaba en los países occidentales por símbolo del bolchevismo e x p a n s i v o — y en vista del conflicto ideológico con C h i n a . E n segundo lugar y debido a l destronamiento simultáneo de S t a l i n , no tener que retirarle a l a coexistencia pacífica l a base ideológica, mientras S t a l i n tenga que ser considerado como f u n d a d o r de esa tesis. Jruschov y e l " P a r t i d o C o m u n i s t a de l a Unión Soviética consideraban y siguen considerando su propio concepto de l a coexistencia corno u n a "evolución c r e a d o r a " del leninismo al haberlo adaptado a las nuevas circunstancias de nuestra época. Se p o dría invocar, es cierto, que Lenín, colocado ante l a nueva constelación del socialismo y el capitalismo, también habría podido llegar a las mismas conclusiones que sus sucesores. L o s líderes soviéticos podrían alegar, también es cierto, que Lenín —según 18 ROBERT K . Í URTAK su FI VII-1, 2 esposa N . K r u p s k a y a — había previsto en secreto l a posibi- l i d a d de que las guerras pudieran evitarse algún día en vista de la gran fuerza destructora de las a r m a s . 30 S i n embargo, J r u s - c h o v no reconoció ningún carácter ideológico obligatorio a estas ideas íntimas de Lenín, según lo demuestra el hecho de que consideraba su p r o p i a idea de l a coexistencia c o m o u n a evolución del leninismo. E n efecto, según afirmó Jruschov ante el IH Congreso del Partido O b r e r o de R u m a n i a (junio de 1960) " n o debemos repetir mecánicamente ahora lo que Lenín dijo hace muchas décadas sobre el i m p e r i a l i s m o " . 31 A l llegar a conclusiones diferentes de las de Lenín en c u a n to a l instinto rapaz del imperialismo — e n vista de que éste ya n o puede actuar según su propia naturaleza ante l a fuerza del c a m p o socialista y los arsenales modernos— Jruschov "relati- v i z ó " l a conclusión de Lenín sobre l a naturaieza d e l i m p e r i a lismo, o sea que las guerras son inevitables. E m p e r o , toda " r e l a tivización" de u n a doctrina es a l mismo tiempo u n a revisión. El reformismo de Bernstein no fue o t r a cosa que u n a a d a p t a - ción de algunos puntos de l a doctrina marxista a l a nueva s i tuación de l a clase obrera en las postrimerías del siglo x r x . III. L aidea La d e l a coexistencia e n el conflicto sino-soviético tesis rusa sobre l a coexistencia como directiva de polí- t i c a exterior ajustada a los intereses soviéticos fue rechazada por los comunistas chinos públicamente y p o r p r i m e r a vez en a b r i l de 1960. S i n embargo, las divergencias de opinión sobre la política soviética de l a coexistencia y a ardían ocultamente desde el x x Congreso del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética (1956) según lo reveló el diario p o p u l a r de Pekín min Ribao Ren- (septiembre 6 de 1963) en su " P r i m e r c o m e n t a r i o " sobre l a " C a r t a a b i e r t a " del Comité C e n t r a l del Partido C o so V é a s e N - K r u p s k a y a , O L e n i n e « del [Sobre L e n i n ] , Véase G . N o l l a u , Z e r f a l l d e s W e l t k o m m u n i s m u s comunismo mundial], Koeln-Berlin, 1963, p. 55. Moscú, 1960, p. 40. [ L a descomposición J u l - D i c 66 19 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA m u n i s t a de l a Unión Soviética (julio 1 9 6 3 ) . 32 E l blanco de esta polémica c h i n a fueron las premisas de l a coexistencia pacífica: Y> L a tesis de Jruschov sobre l a evitabilidad de las guerras, y L a opinión soviética de que es posible u n a transición 2" pacífica a l socialismo. Es significativa aquí la alusión a l hecho de que las opinio- nes soviéticas no se incluyeron en l a Declaración final de l a C o n f e r e n c i a de Representantes de los Partidos Comunistas en el poder (noviembre de 1957) en su f o r m a original, sino m o - dificadas, lo cual se atribuyó a l a actitud de l a delegación china encabezada por M a o T s e - T u n g . D e b i d o a l a intervención c h i na _ s e d i j o — se había modificado e l proyecto soviético de re- solución sobre l a transición pacífica, el c u a l consideraba esta f o r m a de l a toma del poder p o r el proletariado como exclusiva. A n t e l a insistencia de l a delegación c h i n a se había incorporado también a l a Declaración l a alusión a l a posibilidad de u n a transición no pacífica y, por otra parte, también se había est i p u l a d o para el caso de l a transición pacífica, que era necesario asegurar l a mayoría parlamentaria por actos no parlamentarios. Además, según se desprende de u n a declaración gubernam e n t a l c h i n a (septiembre 1" de 1963), a u n q u e M a o T s e - T u n g había reconocido (en noviembre de 1957) que cada vez existían mayores probabilidades de i m p e d i r el desencadenamiento de guerras por los imperialistas, también se había pronunciado c o n t r a t o d a generalización de este j u i c i o . 33 A u n q u e l a exitosa inteivención "soviética en l a crisis de Suez (octubre de 1956) h a y a concedido l a razón a Jruschov, lo cierto es que no logró convencer a los chinos de que las guerras imperialistas son i n evitables siempre y en todo e l m u n d o . El 90? cumpleaños de Lenín (abril de 1960) fue ocasión p r o p i c i a p a r a que los chinos acusaran abiertamente a los soviéi n f o r m a , N<? 1 5 , s e p t i e m b r e 18 d e 1 9 6 3 , p p . 3 2 Pekín 3 3 Pekín i n f o r m a , N« 7-23. 5, e s p e c i a l , s e p t i e m b r e 11 d e 1 9 6 3 , p p . 3 - 1 3 . 20 FI ROBERT K . FURTAK VIÍ-1, 2 ticos de traición a l gran maestro. Y esto con mayor razón, ya que Jruschov —unos seis meses antes, durante su visita a Pekín, poco después de su regreso de los Estados U n i d o s de A m é r i c a — había puesto en tela de juicio l a teoría leninista sobre el imperialismo, al declarar que Eisenhower le había dado l a impresión de que deseaba u n a disminución de la tensión intern a c i o n a l . Esto no significaba otra cosa que l a confesión de que el imperialismo — e n este caso representado por el Presidente n o r t e a m e r i c a n o — no era tan belicoso como lo afirmaba l a tesis t r a d i c i o n a l . C u a n indignados "impresiones del se pusieron los chinos sobre las de viaje" de Jruschov, se desprende " P r i m e r comentario" en el R e n m i n claramente Ribao. E n el mismo mes de abril de 1960 los chinos dirigieron otros ataques, esta vez contra el derrotismo representado, según ellos, p o r l a política soviética de coexistencia, haciendo hincapié en que también en u n a guerra atómica no son decisivas las armas, sino l a conciencia revolucionaria de los pueblos. C o n ello trasl a d a r o n al plano de las relaciones internacionales l a opinión de Lenín, de que en una revolución es decisiva l a conciencia de c l a se del proletariado y no los factores objetivos. Así pues, m i e n tras que el Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviéitca ve en l a conciencia proletaria u n medio para evitar las guerras, los comunistas chinos l a consideran como u n a garantía de l a victoria en las guerras inevitables. La opinión de que el factor decisivo del destino de l a h u - m a n i d a d no es l a técnica, sino el hombre, desempeña u n papel p r i m o r d i a l también en l a polémica que el Partido C o m u n i s t a C h i n o desató contra el P a r t i d o C o m u n i s t a de Italia en el artículo L a s d i v e r g e n c i a s d e opinión y nosotros-- 1 entre el cantarada Togliatti en el cual se justifica ampliamente la tesis de M a o T s e - T u n g , enunciada en 1946, de que " e l imperialismo y todos los reaccionarios son tigres de p a p e l " . E n ese mismo artículo también se adopta u n a posición sobre l a afirmación de Jruschov ante el Supremo Soviet de l a Unión Soviética (diciembre •"-» V é a s e n o t a 14. 12 j u l - D i c 66 21 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA de 1962) de que si bien el imperialismo sea u n tigre de papel, tiene "colmillos atómicos". M a o ya había aclarado en el Congreso de los Partidos C o munistas (noviembre de 1957) que atribuía u n significado estratégico a su tesis del tigre de papel. T e n i e n d o en cuenta el objetivo de doblegar a l imperialismo, M a o indicó que l a v o l u n t a d del pueblo p a r a luchar y su confianza en l a v i c t o r i a debían ser reforzadas quitándoles el medio a l a fuerza d e l i m p e rialismo — f u e r z a que los chinos no niegan p e r se. A d o p t a r otra actitud significaría oportunismo. P o r otra parte —continuó M a o — sería u n a aventura el no incluir en las consideraciones tácticas, el poderío imperialista representado por las armas atómicas. Así pues, según M a o , l a coexistencia pacífica, que se basa en el reconocimiento que las guerras deberían evitarse en vista del gran poder destructivo de las armas atómicas, equiva'e a u n a máxima de táctica. Esto explica el reproche de C h i n a c o n t r a Jruschov de que actuaba aventurado y aún tácticamente equivocado cuando enviaba cohetes a C u b a haciendo caso o m i so de la constelación de fuerzas que entonces prevalecía. L a actitud más explícita de los comunistas chinos hacia l a coexistencia pacífica se encuentra en u n a carta d i r i g i d a a l C o mité C e n t r a l del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética por el Comité C e n t r a l del Partido C o m u n i s t a C h i n o (junio 14 de 1963) 25 y en el cual éste explica su ideología a los comunistas soviéticos bajo l a f o r m a de 25 tesis. S i se c o m p a r a n las tesis que los chinos h a n establecido sobre l a coexistencia pacífica y cuestiones conexas con l a respuesta del Comité C e n t r a l del P a r t i d o C o m u n i s t a de l a Unión Soviética, publicada bajo l a f o r m a de " C a r t a abierta" a los comunistas soviéticos (julio 14 de 1 9 6 3 ) , 3G se pueden discernir las siguientes divergencias de opinión: 1. A m b a s partes están de acuerdo en que l a naturaleza del imperialismo no h a cambiado. L o s soviéticos o p i n a n que l a agresividad del imperialismo está paralizada por el poder de l a 35 V é a s e n o t a S 6 Véase nota 14. 8. 22 FI ROBERT K . FURTAK VII-1, 2 Unión Soviética y del campo socialista por lo cual las guerras son evitables, en general. L o s chinos, por el contrario, a f i r m a n con más matices que es cierto que el imperialismo está débil, lo cual lo teóricamente, obligaría, a prescindir de u n a guerra y que esta d e b i l i d a d debería aprovecharse, por ejemplo, apoyando los movimientos revolucionarios. Por otra parte — d i c e n — , el imperialismo tiende a pesar de su d e b i l i d a d , o más bien a causa de ella, a demostrar su fuerza también en f o r m a de empresas belicosas; su p r o p i a debilidad, o l a correspondiente fuerza del campo socialista, lo impulsa a movilizar todas sus fuerzas defensivas, a forjar bloques militares como l a NATO y a desarrollar mayor agresivid a d tan pronto como se siente con bastantes fuerzas p a r a ello. E l resultado de este razonamiento de C h i n a es una inversión de l a tesis soviética y dice: Precisamente l a fuerza del socialismo debería desafiar a l imperialismo a l a guerra aún a riesgo de l a p r o p i a derrota. Se ve, pues, que los argumentos chinos están concebidos justamente p a r a llevar al absurdo l a desgana bélica de los soviéticos, tratando de convencer al Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética del círculo diabólico de l a guerra. Los —ante te comunistas chinos consideran que todo u n a guerra m u n d i a l — pueden l a fuerza del campo pacifista de los algunas guerras evitarse m e d i a n países socialistas; sin embargo, consideran que es imposible evitar guerras civiles y de liberación. A r g u m e n t a n que l a burguesía, enemiga del p r o letariado, n u n c a abandonará voluntariamente sus posiciones, de m a n e r a que éste, por regla general, sólo podrá obtener el poder mediante u n a guerra c i v i l ; también aducen que los imperialistas tampoco abandonarán voluntariamente su soberanía sobre los pueblos dominados o tutelados por ellos; en consecuencia, estos pueblos sólo podrán conquistar su independencia política y económica por medio de guerras de liberación nacionales y revolucionarias dirigidas contra los poderes coloniales o neocoloniales respectivos. L o s chinos califican l a toma del poder con las armas, es decir, violenta o l a guerra de liberación como "ley u n i v e r s a l " y de esta m a n e r a llegan a l a conclusión de que las guerras no s o n siempre evitables y tampoco lo p u e d e n s e r a menos que se J u l - D i c 66 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA 23 renuncie a l a l u c h a de clases y a l a guerra nacional de liberación y c o n ello, implícitamente, a l a difusión de l a revolución socialista. Esto es precisamente lo que reprochan a los comunistas soviéticos, calificando su conducta de traición a Lenín, quien consideraba necesarios y también justos el apoyo m i l i t a r a l a clase obrera de otros países y las guerras " p a r a l a liberación de otros p u e b l o s " . 37 .2. Los soviéticos y los chinos concuerdan en que l a " z o n a de paz" en general, y el campo socialista en particular, deben ser extendidos aún más. Pero mientras que los comunistas chinos r e c l a m a n el apoyo de las fuerzas revolucionarias a cualquier p r e c i o , los soviéticos actúan con prudencia, reconociendo que u n conflicto local podría degenerar fácilmente en u n a conflagración m u n d i a l que no salvaría de l a destrucción a la Unión Soviética. E n efecto, pueden justificar esta actitud apoyándose en Lenín quien estaba a favor de " e m p u j a r " l a propagación de l a revolución proletaria solamente si esto no ponía en peligro l a p r o p i a revolución b o l c h e v i q u e . 38 E l argumento chino de que las luchas de independencia h a n liberado a muchos pueblos sin causar n i n g u n a guerra m u n d i a l , i g n o r a el hecho de que en muchos casos l a independencia se logró no a pesar de las potencias coloniales, sino con su ayuda. Un objetivo inmediato de l a política exterior de l a Unión Soviética y de C h i n a es debilitar al O c c i d e n t e . L o s chinos lo persiguen mediante el apoyo activo a todos los movimientos revolucionarios, mientras que los soviéticos esperan lograrlo por medio de l a ejemplaridad de los logros socialistas. Además, según l a opinión soviética, el constante c l a m o r por l a coexistencia pacífica debería obligar a los países capitalistas a abstenerse de t o d a intervención en los asuntos internos de los países en desarrollo, mientras que los éxitos económicos de los países socialistas aumentarían aún más su influencia. L a lucha por l a paz — p i e n s a n los soviéticos— debilita el frente imperialista, bene- ficiando así l a l u c h a revolucionaria de l a clase obrera y las 37 L e n i n , S o c h i n e n i y a , 3 8 I b i d . , t. 2 7 , p . 4 9 . t. 2 1 , p. 3 1 1 y t. 2 3 , p . 67. 24 ROBERT K . FURTAK FI VII-1, 2 guerras de liberación de los pueblos oprimidos. D e esto se desprende que la coexistencia pacífica está al servicio de l a lucha de clases. 3. A u n q u e ambos contrincantes — t a n t o los soviéticos como los c h i n o s — se dan cuenta del inmenso poder destructivo de las armas atómicas, llegan al respecto a conclusiones diferentes. L o s soviéticos temen su propia r u i n a en caso de u n a guerra atómica; en cambio, los chinos ven al socialismo surgir como u n ave fénix de las cenizas radioactivas, convencimiento que se basa en la victoria, históricamente determinada, del socialismo en todo el m u n d o — v i c t o r i a que no podría arrebatarles n i u n a guerra atómica, n i sus consecuencias. 4. A m b o s partidos comunistas excluyen de l a coexistencia pacífica las relaciones entre las naciones, los países y las clases " o p r i m i d a s " y "opresoras". E l p r i n c i p i o de l a coexistencia p a cífica rige s o l a m e n t e para las r e l a c i o n e s e n t r e E s t a d o s y también sólo entre países s o c i a l i s t a s y c a p i t a l i s t a s . Esta limitación de la coexistencia pacífica plantea el p r o b l e m a : ¿Rige l a coexistencia pacífica también p a r a u n país socialista cuando éste se encuentra en un estado permanente de tensión con u n país capitalista (por ejemplo, l a República P o p u l a r C h i n a a causa de Formosa o C u b a a causa de Guantánamo con los Estados U n i d o s de A m é r i c a ) , o aún más, cuando se siente o p r i m i d o (como Viet¬ nam por l a intervención norteamericana, siempre que partamos del punto de vista de V i e t n a m del N o r t e de que V i e t n a m del Sur es u n a parte aun no liberada de u n a u n i d a d nacional) ? E l problema así planteado es especialmente agudo para C u b a país socialista, y su relación con los Estados U n i d o s de América, país capitalista. E n efecto, F i d e l Castro h a declarado repetidamente que entre su país y los Estados U n i d o s no puede haber n i n g u n a coexistencia pacífica. Los chinos acusan a sus cantaradas soviéticos de que éstos también basan sus relaciones con los países socialistas y los países recientemente independientes exclusivamente en l a coexistencia pacífica, convirtiéndola así en l a línea general de su política exterior, en lugar de establecer las normas siguientes: 1' A p l i c a ción de los principios del internacionalismo proletario en las reía- J u l - D i c 66 25 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA ciones con los países socialistas hermanos, es decir, relaciones de amistad, ayuda y colaboración m u t u a s ; 2» apoyo de los pueblos oprimidos en sus luchas de liberación y 3? aplicación de los c i n c o principios de l a coexistencia pacífica en las relaciones sólo c o n los países capitalistas. L a correspondiente réplica de los soviéticos es digna de m e n ción por dos razones: l' 1 T e n i e n d o en cuenta las relaciones con los países del T e r - cer M u n d o — d i c e n — l a Unión Soviética ayuda " a los pueblos que ya se h a n l i b e r a d o " , es decir, no a los pueblos que todavía están luchando por su independencia. Esta fórmula corresponde en gran parte a l a práctica de l a política exterior soviética y significa que, para no poner en juego l a coexistencia pacífica, l a Unión Soviética tiende a apoyar más bien u n movimiento de liberación ya consumado que u n a guerra de liberación en curso. E s t a fue l a actitud adoptada, por ejemplo, durante l a lucha de independencia de A r g e l i a , cuando l a Unión Soviética puso m u cho empeño en no empañar sus relaciones con F r a n c i a mediante u n reconocimiento del gobierno argelino en el exilio. 2" E n vista del orden de p r i o r i d a d fijado por los chinos, que reclama u n a supeditación de l a política de coexistencia a los intereses y necesidades de los países socialistas y del T e r c e r M u n d o . A u n q u e es cierto que los soviéticos evitaron en su " C a r ta abierta" adoptar posición hacia dicho orden en el x x m C o n greso del Partido (marzo-abril ele 1966) elevaron explícitamente los "intereses básicos del pueblo soviético" a directiva máxima de su política e x t e r i o r . 39 Estos intereses reclaman, empero, u n a política de coexistencia pacífica. E l "deber revolucionario internacional hacia los países socialistas hermanos" pasa a ocupar, p o r el contrario, el segundo lugar. L o s postulados del internacionalismo proletario deben ceder el lugar a los intereses de l a Unión Soviética en l a coexistencia pacífica, ante todo con los Estados U n i d o s de América. Este es el interés que determina y d e l i m i t a el e n g a g e m e n t soviético en V i e t n a m , el cual no corres3£> V é a s e la Resolución del 1966), P r a v d a , M o s c ú , a b r i l 9 d e xxm Congreso 1966. del P.C.U.S. (abril 8 de ROBERT K . FURTAK 26 F I VII-1, 2 ponde a l a exigencia de Lenín de que el poderío soviético debe apoyar l a "revolución i n t e r n a c i o n a l " en proporción a su f u e r z a . IV. ¿La c o e x i s t e n c i a — s u s t i t u t o d e la 40 revolución? P a r a terminar — y teniendo en cuenta l a relación entre l a teoría leninista del imperialismo y de l a revolución y por otra parte, la teoría de Jruschov sobre l a coexistencia pacífica— habría que elucidar cuál es l a esencia del concepto moderno soviético de l a coexistencia pacífica y qué lugar o c u p a dentro de l a esc a l a de valores bolchevique. E n otras palabras: ¿ L a coexistencia pacífica está concebida como p r i n c i p i o táctico o como estratégico? ¿Tiene el rango de u n dogma? En l a política extranjera soviética p r e d o m i n a u n a relación dualista entre las necesidades de l a política nacional (conservación de l a integridad territorial y de l a edificación económica) y l a misión ideológica (difusión de l a revolución socialista). L a coexistencia pacífica se pone a l servicio de ambos propósitos. Por ello es ambivalente, como ya comprobamos: Es u n principio de conducta de política exterior y u n instrumento para l a d i f u sión del socialismo. E s característico que en ambos casos se renuncie decididamente a l empleo de l a fuerza — r e n u n c i a determinada por l a necesidad de seguridad que siente l a Unión Soviética. L a coexistencia pacífica, el desarrollo económico de la Unión Soviética y l a revolución m u n d i a l forman u n a relación de interdependencia: L a política de l a coexistencia pacífica debe proporcionar a l a Unión Soviética l a necesaria seguridad exterior y los medios p a r a su desarrollo económico por medio de l a disminución de l a tensión, el desarme y u n mayor comercio. L a coexistencia pacífica rige como u n a forma de l a l u c h a de clases. P o r cuanto representa u n a f o r m a de lucha adaptada a la actual constelación de fuerza en e l m u n d o , tiene carácter táctico: L a elección, c o n acierto, de las formas de lucha que « L e n i n , Sochínemya, t. 3 5 , p . 4 0 3 . J u l - D i c 66 27 REVOLUCIÓN Y COEXISTENCIA corresponden a u n a situación concreta entra, según el M a n u a l de dentro del arte de l a dirección polí- Marxismo-Leninismo, t i c a , es decir, de l a táctica." N o obstante, l a coexistencia pacíf i c a tiene también carácter estratégico. Es u n regulador de las relaciones este-oeste, l a síntesis de las normas de conducta que de acuerdo c o n l a doctrina soviética del derecho internacional, tienen calidad de normas jurídicas internacionales y que son parte íntegra d e l derecho internacional " c o m ú n " , por cuanto constituyen l a base p a r a las relaciones jurídicas entre los países capitalistas y socialistas. 42 Además, l a coexistencia pacífica es característica p r i n c i p a l de l a línea general del Partido Comu- nista de l a Unión Soviética, es decir, de l a trayectoria política p a r a determinada etapa histórica. L a política de coexistencia pacífica, sin d u d a alguna, es concebida p a r a durar. L a Unión Soviética no está dispuesta a sacrificarla a las exigencias de l a política d i a r i a , por ejemplo, poniéndola en peligro por medio de u n a intervención masiva en V i e t n a m en aras del p r i n c i p i o del internacionalismo proletario. A h o r a bien, ¿cuánto tiempo debe durar l a actual fase histórica - - c a r a c t e r i z a d a por l a fuerza más o menos igual de ambos sistemas m u n d i a l e s — y, por ende, l a coexistencia pacífica? Según I l l i c h o v , l a coexistencia pacífica estará en vigor mientras existan en el m u n d o Estados con sistemas sociales distintos. Sin 43 embargo, l a "base de negociaciones" podría caducar en el preciso m o m e n t o en que el sector socialista logre l a supremacía política, m i l i t a r y económica y u n a paz i m p e r i a l socialista reemplace a l a actual paz de equilibrio. ( E n el p r o g r a m a del Partido C o m u n i s t a de l a Unión Soviética de 1961 y a se había comprobado un p r e d o m i n i o siempre mayor de las fuerzas del socialismo sobre las del imperialismo.) D e todos modos, l a coexistencia pacífica regirá por u n período bastante largo, aunque l i m i t a d o , a menos que u n a invención bélica decisiva y repentina o el establecimiento 4 1 « mas p. 323. Véase G . I. T u n k i n , V o p r o s i íeorii mezhdunarodnovo d e l a teoría d e l d e r e c h o i n t e r n a c i o n a l ] , M o s c ú , derecho internacional Op. c i t . , p. 13. [Probless. ( E l " c o m ú n " , según l a teoría soviética d e l d e r e c h o n a c i o n a l , se a p l i c a a l o s países c a p i t a l i s t a s y s o c i a l i s t a s p o r « prava 1962, pp. 203 igual). inter- 28 ROBERT K . FURTAK FI VII-1, 2 simultáneo de u n régimen socialista en varios paíse alteraran el equilibrio de fuerzas en favor del campo socialista de u n día a otro — c l a r o está, suponiendo que este campo no se encuentre entonces irremediablemente dividido en dos o más partes. E l papel p r i m o r d i a l y central que l a coexistencia pacífica desempeña como directiva general de l a política soviética y ante todo, su c a l i d a d de n o r m a obligatoria p a r a el m o v i m i e n t o m u n d i a l comunista — l a cual se manifestó en noviembre de 1960 c u a n do los 81 partidos comunistas, incluso el chino, reunidos en M o s cú se comprometieron a a c a t a r l a — son indicios de que l a Unión Soviética concede a la coexistencia pacífica el rango de dogma. Por los dogmas sobrevienen los cismas. L a escisión ideológica entre Moscú y Pekín surgió, entre otros motivos, porque los c o m u nista chinos se niegan a aceptar el concepto soviético, adaptado a los intereses soviéticos, c o n todas sus premisas y consecuencias — l o cual les h a acarreado el reproche de que se aferran a dogmas anticuados. L o s chinos ven en la coexistencia pacífica tan sólo u n principio táctico. N o titubearon en deshacerse de él, durante el conflicto de límites entre l a I n d i a y el Tíbet, atacando a l a p r i m e r a con las armas. Además se niegan, cuando menos teóricamente, a adoptar l a coexistencia pacífica en lugar del deber p r o letario de luchar en todo momento y por todos los medios en favor de l a revolución m u n d i a l . Frente a l a revolución m u n d i a l se separan las mentes. L a idea de la coexistencia pacífica i m p l i c a , si se aplica consecuentemente, que l a ejecución de l a misión histórica salvadora que corresponde a l a clase proletaria ha sido reemplazada por u n a actitud de espera de l a salvación. M e d i d a con l a idea marxistaleninista de l a revolución, l a idea m o d e r n a soviética de l a coexistencia pacífica no es n i siquiera u n medio p a r a l a revolución, sino u n s u s t i t u t o d e la revolución. Así pues, parecería que l a coexistencia pacífica h a destronado, cuando menos en l a práctica política, el d o g m a de l a revolución m u n d i a l .