•dura el esporogonio, cuyas esporas, resistentes a bajas temperaturas, reproducen la planta a la primavera siguiente. Es probable, pero aún no está puesto bien en claro, que con una temperatura relativamente baja, las células disminuyan de tamaño, y que, por el contrario, se hagan mayores con un relativo calor; •en las especies y variedades hidrófilas que crecen en aguas estancadas (más calientes en general), las células son mayores que las que crecen en agua corriente y más fría; pero es posible que influyan factores mecánicos, a los que otros conceden preponderancia -en este caso, y quizá también la composición química del agua (1). Influencia de la altura y latitud. En macizos montañosos de gran altura y extensión, sin grandes •diferencias de latitud, como ocurre en los Alpes, la mayoría de las •Hepáticas ocupan determinadas'zonas de altitud, sin que, dentro •de ciertos límites, las que crecen en la región selvática, por ejemplo, invadan la región alpina o lleguen a la litoral. Este hecho¡ concordante con lo establecido para las plantas superiores, ha sido exagerado por algunos briólogos que creían que la influencia de la altura era de una importancia tan capital en Briología, que superaba a l a que tenía en otros grupos del reino vegetal, creencia motivada, probablemente, por el estudio más perfecto que se había hecho de la distribución de las Muscíneas en los Alpes. Desde luego puede afirmarse que el único factor constante de la altura, la presión barométrica, no influye en las Hepáticas, y •que especies de Haplozia, Gymnomitrium, etc., que viven a pocos metros sobre el nivel del mar en la Península Escandinava, se encuentran en las cumbres de las montañas más altas de nuestra Península: no es la altura en absoluto, sino la distancia de las nieves perpetuas, lo preponderante en las variaciones de las Hepáticas por la altitud. Y aun esta afirmación no es cierta más que en términos generales, porque en montañas próximas y a un mismo nivel, están las Hepáticas en muy distintas condiciones si la •cima de una de las montañas alcanza el límite de las nieves perpetuas y la otra queda por debajo de él: en la primera, la nieve •acumulada en el invierno constituye un depósito de agua que man(i) 3 SCHIFFNER, Hedwigia, Band LIV, Heft / , Beiheft, 82. 4