Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom LAS POSIBILIDADES EDUCATIVAS DE LOS MOOC EN EL ENFOQUE METODOLÓGICO DEL FLIPPED CLASSROOM José Luís del Río Fernández Dpto. Didáctica y Organización Escolar. Universidad de Málaga [email protected] Palabras clave: Mooc, Flipped Clasroom, metodología docente. Resumen: En la presente comunicación, el autor (profesor de la asignatura Innovación y Cambio Curricular en la titulación de Pedagogía), ofrece una serie de pensamientos y reflexiones sobre las posibilidades educativas que ofrecen los llamados MOOC, cuando éstos se integran en un proceso de enseñanza y aprendizaje abordado desde el enfoque metodológico del “Flipped Classroom”. La implementación de un modelo de trabajo virtual trae consigo un replanteamiento de los tradicionales roles de profesor/a y alumno/a, así como un cuestionamiento de las dinámicas habituales que se desarrollan en las aulas. Como profesionales de la educación, no podemos permanecer impasibles ante un fenómeno que podría suponer (si no lo ha hecho ya) todo un cambio en la manera de entender nuestra relación con el conocimiento. 1. INTRODUCCIÓN Para una persona neófita en la materia, el título de la presente comunicación puede parecer un verdadero galimatías. Y no es para menos. Dos anglicismos como los referidos, en una misma frase, puede resultar excesivo para quien se mueva en un ámbito completamente ajeno al del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el contexto educativo. Sin embargo, espero que tras la lectura de estas líneas, las ideas estén más claras. Al menos, esa es mi intención. Ahora bien, quiero dejar claro desde un principio que el debate no se centra en cuestiones nomológicas, sino en las implicaciones educativas que conlleva la -1- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom puesta en práctica de esta particular metodología docente (en el fondo, el “Flipped Classroom” no es más que eso) y de las posibilidades que ofrecen los llamados MOOC a la hora de acceder a los contenidos académicos. Y es que, como docentes, conviene pararnos a pensar en la gran cantidad de horas de nuestra actividad profesional que dedicamos a desarrollar (con mayor o menor acierto) exposiciones magistrales sobre determinados contenidos, sin caer en la cuenta de que, en pleno siglo XXI, la información está a sólo un “click” de ratón. Y, probablemente, presentada de una manera mucho más interesante, atractiva y actualizada. ¿No es momento de plantearnos si la fase de transmisión unidireccional de contenidos en el aula sigue siendo necesaria en la enseñanza universitaria? ¿No sería más conveniente aprovechar las horas de clase para plantear retos al alumnado, resolver dudas, guiarles en la búsqueda de información, atender a las necesidades individuales de cada estudiante, etc.? ¿Por qué hay profesoras y profesores empeñados en dictar los mismos apuntes, curso tras curso, cuando las investigaciones científicas nos demuestran que la cantidad de información se quintuplica cada año? Probablemente, sea éste el momento histórico idóneo para provocar un cambio en la manera tradicional de entender los procesos de enseñanza y aprendizaje en los contextos académicos. A día de hoy, contamos con las herramientas necesarias para llevar a cabo iniciativas que promueven la implicación del alumnado en la construcción autónoma de un saber propio. Y es en este escenario, donde los MOOC y las Flipped Classroom emergen para jugar un papel de vital importancia. 2. BREVE APROXIMACIÓN CONCEPTUAL Comencemos descifrando los dos términos extraños que figuran en el texto: “MOOC” y “Flipped Classroom”. ¿Por qué? Porque no podemos debatir sobre algo que ni siquiera sabemos lo que es. Así pues, voy a empezar definiendo ambos conceptos y describiendo (someramente) sus características más destacables, para, posteriormente, proceder a compartir una serie de reflexiones sobre las potencialidades que encierra el uso de las herramientas virtuales en la actividad docente. 2.1. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MOOC? ¿A qué responde las siglas MOOC? MOOC es un acrónimo que proviene del inglés y que significa “Massive Online Open Course”. En español se traduciría como curso abierto, en línea y masivo. Curso, porque cuenta con una estructura orientada al aprendizaje y conlleva la superación de una serie de -2- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom pruebas para acreditar el conocimiento adquirido; abierto, porque carece de cualquier restricción en cuanto a las personas que pueden seguirlo (ni siquiera de tipo económico, ya que la matrícula es gratuita); en línea, porque no se requiere la asistencia a ningún aula física, sino que se lleva a cabo a través de Internet, pudiendo acceder a los materiales desde cualquier lugar, en cualquier momento; y, por último, masivo, porque lo verdaderamente significativo del asunto es el número ilimitado de alumnos que pueden inscribirse y participar. Dicho de otro modo, un MOOC es un curso virtual al que puede inscribirse gente de todo el mundo de manera gratuita. Y ya está, así de sencillo. Sin embargo, las expectativas que se han generado sobre estas plataformas de aprendizaje son muy altas. De hecho, los expertos aseguran que los MOOC están llamados a ser las herramientas más revolucionarias de la educación de las próximas décadas, nada más y nada menos. ¿Se trata, simplemente, de una exageración o de una estimación basada en fundamentos reales? En cualquier caso, sin entrar a valoraciones, los MOOC’s son solo una opción más de la llamada “educación en línea” (también conocida como “no presencial”), la cual lleva muchos años funcionando como para ser considerada una invención reciente. Además, parten de una base pedagógica muy sencilla: dar acceso a contenidos, sugerir actividades y permitir la interacción entre las personas participantes, ajustándose a un paradigma educativo muy tradicional. ¿Dónde está, pues, la clave que justifique tal revuelo? ¿Se trata realmente de una innovación educativa en el fondo, o tan sólo en la forma? Ahí esta, a mi parecer, el quid de la cuestión. Para intentar ofrecer una respuesta más o menos clara, es necesario conocer los dos grandes tipos de MOOCs que podemos encontrar en estos momentos: los cMOOCs y los xMOOCs. Los primeros (cMOOCs) siguen los principios del conectivismo (Siemens, 2004), que considera que el aprendizaje se genera en red, a partir del contacto y de las relaciones que establecemos los seres humanos como nodos de esa red. Se ampara en el principio de que el conocimiento creado en grupo es mayor y más poderoso que el que se crea individualmente. Por este motivo, se ponen recursos al alcance de las personas que quieran compartirlos y se procura, en todo momento, la interacción. Ahora bien, procurar no significa garantizar. Y si no se garantiza la interacción, ¿hasta qué punto podemos verificar que se produce aprendizaje? Los segundos (xMOOCs) tienen una estructura mucho más simple. Su enfoque es básicamente transmisivo: se componen de un conjunto de recursos audiovisuales (en muchos casos, grabaciones de lecciones magistrales registradas en el aula), disponibles libremente para quien quiera visionarlas, y -3- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom de una serie de actividades de autoaprendizaje para llegar al final del curso. La retroalimentación está automatizada y la evaluación se lleva a cabo mediante tests objetivos automáticos. Esta última tipología de MOOC es la más frecuente. Y, quizás, la más discutible. Porque una cosa está clara: crear oportunidades de aprendizaje es algo muy distinto a facilitar lecciones magistrales grabadas en video. 2.2. ¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE FLIPPED CLASSROOM? La otra incógnita de la ecuación es el término “Flipped Classroom”, o “clase invertida” en su traducción al español. ¿Y a qué nos estamos refiriendo exactamente con esta expresión? Básicamente, a cambiar las dinámicas habituales de trabajo en el aula (dominadas por la clásica dicotomía entre teoría y práctica), aprovechando el tiempo de clase, no para presentar los contenidos académicos, sino para trabajar en ellos y sobre ellos, fomentando el aprendizaje activo por parte del alumnado. En otras palabras, se trata de aprender dentro el aula y no fuera de ella, como tradicionalmente se viene haciendo a través de la exigencia de tareas impuestas para su realización fuera del tiempo de clase (los vulgarmente conocidos como “deberes”), paradójicamente, cuando resulta imposible contar con la ayuda del profesor o profesora que los solicita. Una situación bastante frecuente que, por otra parte, invita a reflexionar sobre cuál es, verdaderamente, la función de los docentes en la enseñanza reglada. Y es que, coincidiendo con Álvarez (2012), “todos hemos vivido la experiencia de llegar a casa, comenzar a trabajar las tareas y encontrarnos con problemas y dudas para avanzar que no somos capaces de resolver ni con los apuntes de clase, ni con los materiales de apoyo sugeridos por nuestro profesor (si existen), ni consultando a otros compañeros del curso. Y ya no digamos a las pobres madres, a quienes obligamos a convertirse en expertas en todo o a fracasar ante la mirada de sus hijos e hijas”. En esta línea de pensamiento, podemos hacer alusión al concepto de aprendizaje preterido (Elliot, 1993), referido al hecho de que los estudiantes cada vez aprenden menos cosas durante el tiempo escolar, en favor del aprendizaje en tareas fuera del horario y del espacio del centro. Es con el objetivo de confrontar esta situación por lo que se plantea “invertir la clase”: ¿para qué dedicar horas a explicar contenidos, si es posible acceder a ellos fuera del aula, a través de la pantalla de un ordenador? ¡Hagamos algo distinto durante el tiempo que compartimos el espacio físico! ¡Aprendamos juntos! ¡Invirtamos las dinámicas de trabajo en el aula! -4- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom ¿Y por dónde empezar? En primer lugar, por facilitar al alumnado una serie de materiales audiovisuales, de corta duración, a través de los cuales se presenten las principales ideas o los conceptos fundamentales a tratar, posteriormente, en clase. Este material puede ser elaborado por el propio profesorado (si dispone de los medios y de la pericia suficiente), o bien, seleccionado de entre los muchos que pueblan la red (incluidos los que sirven de base a los MOOC). Internet es una fuente inagotable de materiales y Educatube, por ejemplo, (http://www.educatube.es/) un repositorio magnífico de videos en español. Ahora bien, invertir (o flippear) una clase no consiste únicamente en sustituir la exposición personal de contenidos académicos por una virtual; ni el trabajo docente debe limitarse a seleccionar, editar o distribuir un vídeo, ni mucho menos. Hay que ir más allá. El objetivo principal de diseñar y publicar un contenido académico “en línea”, ha de ser liberar el tiempo de clase para facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo. ¿Cómo hacerlo? Mediante preguntas, debates, discusiones y actividades aplicadas que fomenten la exploración, la profundización y la aplicación de dichos contenidos a tareas propuestas durante el tiempo que se comparte el espacio físico del aula. No podemos olvidar que la fuerza motriz de toda actuación educativa es generar un aprendizaje significativo y valioso, al que los estudiantes puedan encontrar alguna utilidad cuando llegue la hora de enfrentarse a la resolución de problemas. Debemos tenerlo presente, porque ninguna metodología tiene sentido por sí misma si no está en relación con los objetivos que se pretenden alcanzar. En el modelo pedagógico del “Flipped Classroom” el énfasis se pone en el desarrollo, por parte del alumnado, de competencias mucho más ricas desde un punto de vista global (como por ejemplo, la indagación, la búsqueda y contraste de información, la argumentación, la justificación y defensa de ideas propias, la resolución de problemas, la reflexión, etc.), en detrimento de otras competencias mucho más pobres, aunque habituales en la cotidianeidad de las aulas (por ejemplo, la escucha pasiva, la copia automática, la memorización de un contenido aséptico y su posterior repetición en los exámenes…). 3. LAS POSIBILIDADES EDUCATIVAS DE LOS MOOC EN EL ENFOQUE METODOLÓGICO DEL FLIPPED CLASSROOM Hay una enorme diferencia entre elaborar un MOOC, realizar un MOOC o utilizar los MOOC. Son cosas distintas. No me interesa describir aquí cuáles -5- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom son los pasos necesarios para crear un MOOC (no soy informático), ni tampoco las ventajas o los inconvenientes de cursar un MOOC determinado de entre los cientos disponibles; sino aprovechar la existencia de los mismos (de cualquiera de ellos) para reivindicar su utilidad como fuentes de conocimiento y tratar de incorporarlos en la dinámica de un aula ordinaria mediante la metodología del “Flipped Classroom”. Dicho de otro modo, mi intención con este escrito es señalar la oportunidad que se nos ofrece a todos los docentes de transferir los contenidos expuestos en los soportes virtuales y convertirlos en herramientas de trabajo, al trasladarlos al espacio físico del aula y compartirlos con el resto de estudiantes. Aclarado esto, ¿por qué empleamos el término “posibilidades”, dejando un margen de incertidumbre a la casuística sobre el uso de los MOOC? Porque, evidentemente, no podemos sobrevalorar el rol de las tecnologías en el aprendizaje. Las plataformas virtuales son sólo una herramienta (una más), puestas al servicio de la formación, pero nunca un fin en sí mismo. Y como tal, dependen del uso que se les de para que tengan sentido dentro de un proceso educativo que, evidentemente, va mucho más allá de la mera presentación de contenidos a través de una pantalla. El factor pedagógico de nuestras actuaciones docentes no puede quedar supeditado al tecnológico. Acceder a un MOOC y seleccionar el material audiovisual es sólo el principio, el punto de partida, pero en ningún caso es suficiente. El visionado de un contenido ha de completarse con actividades individuales y/o grupales que dinamicen y generen aprendizaje colaborativo por parte de los estudiantes. Y ahí radica nuestra función como docentes: en proponer tareas atractivas que permitan poner en juego las competencias de nuestro alumnado y favorecer la construcción consciente del conocimiento. Lo contrario, sería tan sólo un adorno, una floritura, a la hora de exponer una información determinada, pero en ningún caso implicaría una modificación de las prácticas habituales. 3.1 ¿QUÉ NOS OFRECE ESTE MODELO? Un modelo de enseñanza centrado en el trabajo de los estudiantes, y no en las exposiciones orales por parte del profesorado, permite que sean los propios alumnos y alumnas quienes construyan el conocimiento mediante la búsqueda y síntesis de la información (que pueden encontrar en los contenidos de los MOOCs) e integrar dicha información con competencias relacionadas con la comunicación, la indagación, el pensamiento crítico, etc., en la resolución de problemas o actividades planteadas en el aula. Desde esta perspectiva, el foco de atención se pone, no en la memorización de la información, sino en la transferencia y utilización dentro de un contexto real. -6- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom Resulta evidente que el rol docente se vería modificado con la puesta en práctica de esta dinámica de trabajo. En el “Flipped Classroom” el profesor, la profesora, pasa a ocupar funciones de asesoramiento y guía, abandonando de manera paulatina el papel centrado en la corrección o sanción de los fallos cometidos por los estudiantes en el proceso de “reproducción de contenidos”. Además, ya no se erige como único y exclusivo proveedor de la información, por lo que debe asumir la incertidumbre generada por el hecho de que su alumnado maneje contenidos que están fuera del saber compilado en los tradicionales libros de texto. Por otra parte, habría que señalar que, en este modelo, la enseñanza y la evaluación estarían entrelazadas. La segunda sirve para promover y diagnosticar las deficiencias de la primera, generando mejores preguntas y aprendiendo de los errores. ¡Qué enorme contradicción en comparación con las dinámicas habituales de trabajo en el aula! ¡El error como fuente de aprendizaje, y no como pretexto para puntuar negativamente el trabajo de los estudiantes! El cambio de paradigma es notable: cuando se trata de descubrir y de construir, la cultura competitiva e individualista que domina en los contextos educativos formales, deja paso a la colaboración; y la lucha entre el alumnado por la mejor calificación se transforma en la necesidad de cooperación conjunta a la hora de resolver las tareas propuestas. 4. CONCLUSIÓN Aunque aún queda mucho camino por recorrer, cada año son más los profesores y las profesoras que prescinden de los libros de texto, apostando por metodologías activas que propician la construcción cooperativa del conocimiento gracias a las posibilidades de la tecnología. Y no es de extrañar. En un mundo globalizado en el que los avances técnicos se están produciendo a ritmos vertiginosos, resulta paradójico que muchas clases todavía se sigan impartiendo en el mismo espacio físico y con el mismo método que hace siglos: docentes que dictan lecciones universales e inmutables durante las horas de clase, y estudiantes que toman apuntes para memorizarlos en la soledad de sus hogares y reproducirlos posteriormente en un papel en blanco con la mayor fidelidad posible. Esa no es la formación que se requiere para una generación de jóvenes que tendrán que aprender a vivir en una sociedad en constante proceso de cambio. Estas prácticas educativas están obsoletas. Así pues, no queda otra opción que transformar la educación. Cuando la -7- Las posibilidades educativas de los mooc en el enfoque metodológico del flipped classroom tecnología avanza a pasos agigantados, no se trata de intentar competir con las máquinas, sino de desarrollar la capacidad para encontrar, compartir o redistribuir la información. Y para ello, se necesita echar mano de los contenidos virtuales. ¡Potenciemos sus aplicaciones para el trabajo en las aulas! Incorporar a nuestro modus operandi habitual esta particular forma de abordar la enseñanza (mediante el uso de los MOOC y el enfoque del “”Flipped Classroom”) nos ayudará, no sólo a cambiar nuestra metodología docente y a acomodar nuestro rol a las necesidades del alumnado, sino también a darle sentido al uso de las nuevas tecnologías en el ámbito educativo. Según Castells (2008), “hace tiempo que los lugares para el conocimiento, aprendizaje y la innovación dejaron de ser espacios rígidos, cerrados compartimentados para convertirse en estructuras abiertas y flexibles”. No pongo en duda. Ahora bien, ¿seremos, igualmente, capaces de abrir flexibilizar nuestras mentes para plantearnos un modo distinto de concebir trabajo en las aulas? En ello estamos… el y lo y el 5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Castells, M. (2008): Creatividad, innovación y cultura digital. Un mapa de sus interacciones. Telos: Cuadernos de Comunicación e Innovación, nº 77. URL http://telos.fundaciontelefonica.com/telos/articulocuaderno.asp@idarticulo=2&re v=77.htm Elliot, J. (1993): El cambio educativo desde la investigación acción. Madrid: Morata. Álvarez, David (2013): ¿Le damos la vuelta al aula?... The Flipped Clasroom. Disponible en URL http://e-aprendizaje.es/2012/10/15/le-damos-la-vuelta-alaula-the-flipped-classroom/ Siemens, George (2004): Conectivismo: Una teoría de aprendizaje para la era digital. Disponible en URL http://es.scribd.com/doc/201419/Conectivismo-unateoria-del-aprendizaje-para-la-era-digital -8-