el trastorno de ansiedad generalizada

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EL TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA
Autor: Cristina Andrade Rosa. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria. Centro
de Salud Pintores. Parla. Madrid
La ansiedad generalizada es una ansiedad persistente que no está relacionada de manera
especial ni predominante con ninguna situación o circunstancia ambiental.
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¿En qué consiste el trastorno de ansiedad generalizada?
El paciente presenta síntomas de ansiedad excesiva y difícil de controlar, a diferencia
que en la ansiedad normal. Esta ansiedad origina un estado de constante preocupación causando
una serie de síntomas físicos y psíquicos. Estos síntomas provocan un notable deterioro o
malestar en el paciente interfiriendo con el rendimiento social o laboral. Se trata de un trastorno
crónico, ya que para su diagnóstico requiere, que los síntomas estén presentes al menos durante 6
meses.
Los síntomas principales derivan de:

Ansiedad: Es excesiva, escapa al control voluntario e interfiere con otros
aspectos de la vida de la persona. Ocasiona preocupación y sentimientos de aprensión
(preocupaciones acerca de calamidades venideras)

Tensión motora: Se manifiesta en forma de temblores, sacudidas, inquietud
motora, dolores o entumecimientos musculares y cefalea de tensión.

Hiperactividad autónoma: Produce respiración entrecortada, manos frías y
pegajosas, sudoración excesiva, palpitaciones, boca seca, problemas para tragar, diferentes
síntomas gastrointestinales (náuseas o diarreas) y polaquiuria.

Alerta cognoscitiva: Existe irritabilidad, gran facilidad para el sobresalto ante
mínimos estímulos.

Insomnio: Dificultad para conciliar o mantener el sueño, o sensación de
despertarse después de un sueño no reparador.
El trastorno es más frecuente en mujeres que en varones. En la población general la
prevalencia es de aproximadamente un 5 %. La edad de inicio es difícil de determinar, muchos
individuos con trastorno de ansiedad generalizada se consideran ansiosos o nerviosos de toda la
vida; aunque no es raro que el trastorno se inicie a partir de los 20 años de edad. Es una
enfermedad de curso crónico, pero fluctuante, ya que empeora coincidiendo con periodos de
mayor estrés.
El trastorno de ansiedad generalizada se asocia con mucha frecuencia a otros trastornos
mentales. La comorbilidad psiquiátrica se ha calculado entre el 50 y el 90 % de los pacientes.
Suele coexistir con:

Trastornos de ansiedad: trastorno de angustia, fobia social, fobia específica.

Trastornos del estado de ánimo; fundamentalmente trastorno depresivo mayor
y trastorno distímico.

Trastornos relacionados con sustancias: abuso de alcohol, hipnóticos o
ansiolíticos.

Síndrome del colon irritable, cefalea y otras patologías asociadas clásicamente
al estrés se dan con bastante frecuencia al trastorno de ansiedad generalizada.
El diagnóstico es clínico y requiere el cumplimiento de los criterios diagnósticos del
DSM-IV.
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¿ Cómo sería el manejo del trastorno de ansiedad generalizada?
El tratamiento más eficaz para los pacientes es una combinación de psicoterapia,
farmacoterapia y terapia de apoyo.

Psicoterapia:
Los principales abordajes psicoterapéuticos para el trastorno de ansiedad generalizada
son:

Técnicas de apoyo: Ofrece al paciente seguridad y confianza. La
mayoría de los pacientes experimentan una considerable reducción de su
ansiedad cuando se les ofrece la oportunidad de explicar sus dificultades a un
médico comprensivo y empático.

Terapia cognitivo-conductual: Son eficaces tanto a largo como a corto
plazo. El abordaje cognoscitivo intenta atacar la raíz del problema mientras que
la conductual aborda los síntomas directamente. Las más usadas son la
relajación y la biorretroalimentación.

Terapia psicodinámica: En pacientes introspectivos y que están
motivados a conocer las fuentes de su ansiedad, la psicoterapia puede ser el
tratamiento de elección.

Farmacoterapia:
La decisión de prescribir un tratamiento farmacológico no debe tomarse en la primera
visita. El tratamiento debe planearse de forma global, junto con medidas no farmacológicas. Los
tratamientos más usados son:

Benzodiacepinas. Son los fármacos de elección. Deben pautarse con
la dosis mínima efectiva y durante el menor tiempo posible. El paciente debe
saber que es un tratamiento limitado en el tiempo y que se prescriben como una
ayuda y no como una solución. Debe realizarse la retirada de estos fármacos de
una forma gradual.
Se recomiendan las BZD de vida media larga como el diazepam (a
dosis de 2,5 a 10 mg cada 6-12 horas). El tratamiento debe durar de 2 a 6
semanas. En las 2 siguientes semanas se irá reduciendo progresivamente la
dosis para retirarlo definitivamente. Un error es mantener el tratamiento de
manera indefinida.

Antidepresivos. Si no es suficiente para reducir la ansiedad o la
ansiedad se complica con distimia puede ser útil asociar antidepresivos a las
BDZ. Los ISRS pueden ser efectivos, sobre todo en pacientes con depresión
comórbida. Mejores opciones que la fluoxetina (aumenta la ansiedad) son la
sertralina o la paroxetina. Otros antidepresivos como los tricíclicos son
también eficaces.

B-bloqueantes. Deben utilizarse si no se controlan los síntomas
físicos, como por ejemplo, el propanolol a dosis de 20 a 160 mg/día.
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