Epicuro - ensayosfilosofia

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Joseph Roberts
NIUB:14944510
Grupo A1
El Origen del Lenguaje en Epicuro
Introducción:
La explicación del origen del lenguaje en Epicuro responde a las controversias existentes en
su día entre concepciones en las cuales el lenguaje nace por physis, es decir, de modo natural y como
cierta cualidad innata, o propiedad, que pertenece a la cosa o se establece mediante nomos, es decir,
mediante una costumbre considerada normativa. La teoría epicurea, por lo tanto, hace frente a la
pregunta: ¿Es natural o convencional el lenguaje? En el presente escrito se expondrá la postura de
Epicuro al respecto partiendo tanto de la Carta a Heódoto como de textos de epicureos posteriores que
matizan y elaboran más detalladamente las afirmaciones de Epicuro. La contextualización del
debate queda resumida con claridad por Norman Wentworth de Witt cuando éste afirma:
“There was controversy in his day whether languaje had it’s origin in invention and enactment or in
natural evolution. The former theory assumed that some god or greater individual invented the names
of things and prescribed them for the multitude.”1
El Primer Origen en la Carta a Heródoto:
La teoría de Epicuro resulta de una síntesis de las dos explicaciones anteriormente
enfrentadas, constituyéndose así como una explicación que consta de dos momentos. La teoría
conocida y atribuida a Epicuro debe ser extraída de la Carta a Heródoto, específicamente los puntos
75 y 76 de la misma ya que en el estudio de Epicuro nos encontramos siempre con la ausencia de
textos debido a la pérdida de gran parte del corpus del autor.
El primer momento de la explicación es expuesto por Epicuro de la siguiente manera, “De
aquí resulta también que los nombres surgieron al principio no por convención,”2 (Carta a Heródoto 75) En éste
breve pasaje vemos como, en un principio, los lenguajes primitivos surgieron naturalmente, debido a
la emisión de aire de un modo particular al enfrentarse a ciertos sentimientos o percepciones.
Tienen por lo tanto la función de expresar alguna percepción, o alguna percepción tipo, es decir en
palabras de Carlos García Gual “la fijación mental, en un proceso memorístico, de alguno rasgos de los objetos
dados por los sentidos;”3 llamada preconcepto. Como afirma A.A. Long en su canónica obra La filosofía
helenística; “El lenguaje es un método de significar aquellos preconceptos que nos parecen encajar con el actual objeto de
la experiencia.”4 Siguiendo la argumentación, los lenguajes primitivos, hacen posible expresar el
mundo que nos rodea aunque en éste primer momento sea de un modo más rudimentario, similar a
la expresión animal.
De ésta explicación de la génesis más originaria del lenguaje se sigue que existía una gran
diversidad de lenguas, incluso hasta el punto en el que cada lengua fuese propio de grupos
extremadamente reducidos de personas. La ausencia de convención al respecto de las palabras hace
que “en cualquier momento podría darse la diferencia lingüística según los distintos lugares que ocupaban los
pueblos.”5(Carta a Heródoto 75).
El argumento que justifica la primera parte de la teoría del origen del lenguaje es la
postulación de la anterioridad del acto al pensamiento. Según Epicuro, en palabras de Wentworth
de Witt “The involuntary act is the indispensable situmulus to the voluntary effort through which refinement and
improvements are achieved.”6 . Expresado en palabras de Epicuro;
Wentworth de Witt, Norman. Epicurus and his Philosophy. University of Minnesota Press, 1954, Mineapolis. Pág. 130
Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7. Pág. 68
3 Garcia Gual, Carlos. Epicuro. Alianza Editorial. Madrid 2011. ISBN: 978-84-206-4094-5. Pág. 84
4 Long, A.A. La filosofía helenística. Alianza Editorial Madrid 1997. ISBN: 84-206-2379-2. Pág. 33
5 Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7. Pág. 68
6 Wentworth de Witt, Norman. Epicurus and his Philosophy. University of Minnesota Press, 1954, Mineapolis. Pág. 130
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“hay que asumir ciertamente también la idea de que la naturaleza es enseñada y obligada a cosas
numerosas y de todo tipo a impulso de los propios acontecimientos, y que el razonamiento precisa
después los datos aportados por ella.”7 (Carta a Heródoto 75)
Como podemos observar, debe existir con anterioridad la expresión, mediante un lenguaje
embrionario, de ciertas percepciones o experiencias con tal de posteriormente sistematizar y
reflexionar sobre éstos usos lingüísticos.
La explicación de Lucrecio:
Con tal de ampliar nuestro conocimiento de éste primer momento en el origen del lenguaje
debemos consultar fuentes posteriores a Epicuro. Posiblemente el texto más valioso acerca de las
doctrinas de Epicuro es el poema de Lucrecio en el cual desarrolla teorías epicureas. En el pasaje
situado a continuación, extraído del libro V de su poema De la Naturaleza de las Cosas éste desarrolla
la teoría del origen del lenguaje;
“¿Será, por fin, acaso maravilla
que, teniendo los hombres voz y lengua,
diesen distintos nombres a las cosas,
según les afectasen, cuando oímos
la variedad de voces y sonidos
que hacen los animales y las fieras
conforme se suceden en sus almas
el miedo o el dolor o el regocijo?”8
(Libro V 1050-1060)
Como podemos observar Lucrecio expone de manera más detallada aquella teoría expuesta
por Epicuro en la Carta a Heródoto afirmando que las palabras nacieron, en un principio, como
expresiones de dolor, miedo o placer semejantes a los ruidos emitidos por los animales ante las
mismas circunstancias. Lucrecio reafirma así la naturalidad del lenguaje elemental al afirmar que,
teniendo en cuenta la expresividad animal, no parece milagrosa ni inverosímil la explicación de
Epicuro.
Lucrecio apela una vez más a la evidencia de su posición, siendo la suya la de Epicuro, al
escribir, más adelante;
“Pues si las diferentes sensaciones
al animal obligan, siendo mudo,
a proferir sonidos diferentes,
¿cuánto más natural es que haya el hombre
podido designar diversas cosas
entonces con sonidos peculiares?”9
(Libro V 1085-1090)
La Fijación por Convención en la Carta a Heródoto:
Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7. Pág. 68
Lucrecio. De la Naturaleza de las Cosas. Ediciones Folio. 2002 Barcelona. ISBN:84-413-1865-4. Pág. 335
9 Ibid. Pág. 336
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El segundo momento de la explicación consiste en la introducción del elemento
convencional del lenguaje, mediante el cual se fija de un modo determinado el fluctuante y
cambiante lenguaje creado por naturaleza. La introducción de éste elemento se da, manteniéndose
fiel al principio expuesto anteriormente mediante el cual el pensar es posterior al hacer, tras la
aparición del lenguaje natural y con tal de mejorar y refinarlo.
“Sucedió más tarde cada pueblo convino por acuerdo general en fijar nombres particulares.”10 . Ésta fijación
se realiza con el objetivo de evitar ambigüedades en la comunicación, es decir, en dotar de mayor
claridad a las expresiones utilizadas en el lenguaje surgido de la naturaleza. Epicuro afirma que la
fijación se hizo “con vistas a que las expresiones resultaran en el momento de ser expresadas menos equívocas entre sí
y más breves.”11
Siguiendo el pasaje en la traducción de Carlos Garcia Gual, que encontramos en su obra
titulada simplemente Epicuro: “Y al introducir ciertas cosas hasta entonces desconocidas, los expertos recomendaron
ciertos vocablos para éstas, forzados a darles nombre con tal sonido, o bien eligiéndolos calculadamente según el motivo
más apto para su interpretación.”12 Vemos otra vez el impacto de la convención que formaliza y
perfecciona el lenguaje nacido originariamente por naturaleza. Epicuro en ésta cita muestra como
la creación de neologismos y tecnicismos es esencialmente una actividad convencional, debido a que
por el simple hecho de ser neologismos no pueden haber nacido naturalmente.
Como podemos ver la fijación de los vocablos por convención, que se da en el segundo
momento del origen del lenguaje tal y como lo conocemos, supone una perfección del impulso
natural del hombre hacia el habla. De ésta fijación del lenguaje se derivan también consecuencias
sociales, mostrando así el carácter sistemático de la obra de Epicuro, caracterizada por las
interelaciones entre tesis de distintos ámbitos, como por ejemplo la mutua dependencia entre física y
ética, o la coimplicación entre la génesis del lenguaje y la teoría política contractual. Como afirma
David Konstan en su artículo para la S.E.P. “Once language reached a developed state, people began to establish
alliances and friendships, which contributed further to collective security.”13
Los Fragmentos Preservados de Diógenes de Oenoanda:
Diogenes de Oenoanda en el fragmento X reelabora la postura de Epicuro defendiendo la
teoría mediante una apelación a la absurdidad de la postura de Platón y las teorías expuestas en la
cultura mítica, en la cual el lenguaje nace de una convención (imposición divina o humana), sin
pasar antes por un momento de creación natural. Diogenes de Oenoanda escribe; “And for the sounds
of speech also - I mean the nouns and verbs of which men born from earth first made utterance-do not let us introduce
Hermes as an instructor as some do.”14 Diógenes pasa a afirmar que ésta idea es absurda, incluso si
tomamos la postura platónica en la cual un grupo nombra las cosas, ya que ¿como reuniría a todos
siendo solo uno? Diogenes, en el texto tan dañado que nos ha sido transmitido, crea con intención
irónica una situación hipotética en la cual un hombre nombra los objetos mostrando así el carácter
absurdo de la situación. Al final del fragmento X Diogenes escribe “and after bringing them together that
he should instruct them like a schoolmaster, taking hold of a (stick) and touching each thing should say as he did so,
‘This is to be called stone, and this wood, and this man, or dog....”15 Debido a las lagunas existentes en el texto diferentes estudiosos discuten sobre que no se
puede saber a ciencia cierta a que cosas hacía referencia al afirmar que debería reunirlos, si a
personas o a sonidos, aunque la posición más razonable sea que el maestro de palabras debería
reunir personas.
Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7. Pág. 68
Ibid. Pág. 68
12 Garcia Gual, Carlos. Epicuro. Alianza Editorial. Madrid 2011. ISBN: 978-84-206-4094-5. Pág. 111
13 Konstan, David, "Epicurus", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2009 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
<http://plato.stanford.edu/archives/spr2009/entries/epicurus/>
14 Chilton, C.W. Diogenes of Oenoanda-The fragments. Oxford University Press. 1971. London. ISBN:0-19-713416-5 Pág. 7
15 Ibid. Pág. 7
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El argumento de Diógenes se basa en consideraciones fácticas humanas, afirmando él que
“one individual would not have been able to overpower many and force them to learn his words; in other words, he
could not compel them to meet as a class and listen.”16 La negación de la doctrina tradicional no se basa por
lo tanto en la existencia de una contradicción lógica sino en la ausencia de verosimilitud de la
explicación transmitida.
Contraste con la Teoría de Platón:
Como se ha aludido en la cita anterior de Diógenes de Oenoanda la teoría Epicúrea se alza
en oposición a las afirmaciones de los mitos, en los cuales unos legisladores del lenguaje implantan
un nombre propio a cada cosa. Además Epicuro se opone a la explicación platónica sobre el origen
del lenguaje expuesta principalmente en el Cratilo.
Platón suscribe en ésta obra una postura según la cual existe un nombre propio para cada
cosa, existiendo así “una rectitud natural de las denominaciones.”17(383a) Sócrates pretende en éste diálogo
combatir la opinión de Hermógenes cuando afirma “no se me puede convencer de que haya alguna otra
rectitud de la denominación que no provenga de la convención y del acuerdo.”18 (384d) y posteriormente “pues por
naturaleza no se ha producido ninguna denominación para cosa alguna, sino por convenio y por costumbre de quienes
han creado esa costumbre.”19 (384d). Hermógenes afirma que el nombre correcto para un objeto, como
caballo o hombre, es el nombre dado por la persona, apelando en su argumento a la diferencia
entre los idiomas.
Sócrates pasa a afirmar que no todo hombre puede denominar las cosas sino que ésta
actividad es propia de “un forjador de palabras; éste es, como parece, el nomotetes,”20 (389a), que denominará
las cosas según su forma, al igual que un carpintero fabrica una lanzadera siguiendo la forma de ella
misma. Manteniendo ésta teoría parecen negarse hechos fundamentales de la vida, especialmente la
diversidad lingüística. Con tal de hacer concordar la teoría con los hechos Sócrates afirma que es
posible que, pese a existir una diferencia entre las sílabas utilizadas, se reproduzca en dos lenguas la
forma de la palabra, siendo por lo tanto, ambas adecuadas.
Resulta obvio entonces que la postura de Platón, puesta en boca de Sócrates, es contraria a
la de Epicuro debido a que en el Cratilo se niega la posibilidad de un nacimiento natural de las
palabras sino que éstas deben ser expresadas mediante convención en virtud de su relación con las
ideas. Seguramente el uso de convención es aquí un tanto ambiguo ya que en el marco teórico de
Platón la apelación a las ideas no podría considerarse convencional en el sentido que le da Epicuro
sino que tiene un fundamento que va más allá de un mundano acuerdo entre hombres. Platón
afirma que existe un modo correcto de denominar las palabras, cosa que en la sintética exposición
de Epicuro no encontramos.
Epicuro habla, al igual que Platón, de la necesidad de expertos que establezcan vocablos
pero en éste punto los autores distan en los detalles. Epicuro afirma que ciertos vocablos técnicos,
necesarios al aparecer algo para lo cual no existía aún nombre, deben ser propuestos por expertos,
remarcando en éste punto propuestos ya que, a diferencia de Platón, Epicuro no entra en discusiones
acerca de la corrección de los nombres propuestos, sino que éstos tienen el mismo carácter
convencional que los vocablos fijados por cada pueblo.
El análisis de Phillip de Lacy:
Chilton, C.W. The Epicurean Theory of the Origin of Languaje. A Study of Diogenes of Oenoanda Fragments X ans XI (W). The
American Journal of Philology, Vol 83, no 2 (Apr 1962) Pág. 166
17 Platón, Cratilo. Universidad Nacional Autónoma de México. México 1988. ISBN: 968-36-0207-X Pág. 1
18 Ibid. Pág. 2
19 Ibid. Pág. 3
20 Ibid. Pág. 10
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Phillip H. De Lacy en su artículo The Epicurean Analysis of Languaje deriva las consecuencias
de la explicación epicúrea del origen del lenguaje. Según De Lacy “Now the relation of worlds to object,
on the Epicurean analysis, is purely arbitrary and conventional, having been developed merely for the sake of utility
and culminating in the ideal philosophical languaje. But the relation of words to feelings is natural.”21 Ésta
afirmación se basa en la creencia que aquello que expresaríamos naturalmente son nuestros
sentimientos y no intentaríamos mediante los vocablos naturales referir objetos. Presupone por lo
tanto una interpretación forzada del texto epicúreo debido a que resulta extraño afirmar que no
hablamos de objetos al tratar de comunicar nuestras percepciones. Epicuro afirma en la Carta a
Heródoto que los nombres surgieron “al experimentar por cada pueblo sentimientos particulares y al captar
percepciones particulares.”22 De Lacy afirma más adelante que “The assignment of cognitive values to words
was a development from the primitive emotional level.”23
A mi parecer a diferencia de lo afirmado por De Lacy, al transmitir una percepción de modo
rudimentario, se entra en un juego cognitivo aunque, obviamente más sencillo y básico que debido
a la falta de precisión será superado posteriormente por la fijación por convención de los nombres.
Es decir, De Lacy distingue dos niveles de significación mediante vocablos, uno natural y
emotivo que se contrapone a un segundo nivel cognitivo y convencional. Ésta distinción parece poco
fundada debido a que entra en contradicción con el texto epicúreo, como se ha visto. Los dos
niveles explicativos de Epicuro no parecen corresponder a un primero emotivo y un segundo
cognitivo sino a diferencias de precisión y exactitud en los cuales se trata desde un principio de
expresar mediante vocablos percepciones susceptibles de conllevar un valor cognitivo, aunque en el
lenguaje embrionario de forma imprecisa. La postura de De Lacy parece poco razonable además
debido a que resulta obvio que los gritos de peligro de animales no corresponden únicamente a la
expresión de una sensación de miedo sino que además pretenden mostrar percepciones, en éste caso
la percepción de un objeto peligroso. Parece difícil afirmar que, durante la apelación a la
comunicación animal que hacen tanto Lucrecio como Epicuro, éstos ignorasen que los animales
transmiten, mediante los sonidos que emiten, percepciones.
Bibliografía:
Chilton, C.W. Diogenes of Oenoanda-The fragments. Oxford University Press. 1971. London. ISBN:
0-19-713416-5
Chilton, C.W. The Epicurean Theory of the Origin of Languaje. A Study of Diogenes of Oenoanda Fragments X and XI
(W). The American Journal of Philology, Vol 83, no 2 (Apr 1962) pp 159-167.
De Lacy, P. H. “The epicurean analysis of languaje” American Journal of Philosophy 1939 pp. 85-92
Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7.
Garcia Gual, Carlos. Epicuro. Alianza Editorial. Madrid 2011. ISBN: 978-84-206-4094-5
Konstan, David, "Epicurus", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2009 Edition), Edward N. Zalta (ed.),
URL = <http://plato.stanford.edu/archives/spr2009/entries/epicurus/>
Lucrecio. De la Naturaleza de las Cosas. Ediciones Folio. 2002 Barcelona. ISBN:84-413-1865-4.
Platón, Cratilo. Universidad Nacional Autónoma de México. México 1988. ISBN: 968-36-0207-X
Wentworth de Witt, Norman. Epicurus and his Philosophy. University of Minnesota Press, 1954, Mineapolis
P. H. De Lacy “The epicurean análysis of languaje” American Journal of Philosophy 1939 Pág. 87-88
Epicuro. Obras Completas. Catedra Letras Universales. Madrid 2009. ISBN: 978-84-376-1330-7. Pág. 68
23 P. H. De Lacy “The epicurean análysis of languaje” American Journal of Philosophy 1939 Pág. 88
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