El tramo final, de Siu Kam Wen Lina María Barrero [email protected] Editorial Cuneta reedita en 2010 en Santiago de Chile El tramo final, un libro de cuentos del escritor chino Siu Kam Wen publicado por primera vez en Lima en 1986. Se trata de un clásico de la narrativa peruana que se aproxima al tema del viaje mediante la exposición sutil de historias cotidianas de inmigrantes chinos en el Perú. Este es un libro que no está dispuesto a darlo todo; no hay arquetipos ni enseñanzas categóricas. Son historias particulares que se agarran de la anécdota para perfilar los gestos de los personajes. Es un narrador que se detiene antes de entrar en las habitaciones de sus personajes, que nos entrega señas, invitaciones inconclusas: “Alguien abrió la puerta del departamento por unos centímetros, una abertura lo suficientemente ancha como para poder echar una prudente mirada hacia afuera y lo bastante estrecha como para impedir que mirasen dentro de la pieza”. El tramo final es la brevedad de la despedida, un minuto que se agota, el nunca más. Siu Kam Wen es un inmigrante chino que viaja junto con su familia en 1957 a Hong Kong para partir de allí al Perú y luego instalarse en Lima. Es en este nuevo lugar donde el autor conoce y aprende el español a la vez que transita y habita la ciudad. Sus relatos se entregan como instantáneas de Lima, se trata de una narrativa escueta y novedosa que sorprende por sus omisiones y cortes improvistos. Son ficciones que iluminan tenuemente esquinas y corredores de la vida familiar de [1] las casas de inmigrantes. El autor se entromete en la intimidad de estas familias al presentarnos sus rincones ocultos, sus forzados silencios. Sobresale la vulnerabilidad de los personajes manifestada en la impotencia ante lo novedoso, en la necesidad de adaptación y de aprehensión de la cotidianidad citadina, de la vida de barrio: Me doy cuenta entonces de que he hecho una pregunta estúpida. Li Shu-Wen no vino al velorio y no vendrá al entierro. Cuando un mes más tarde celebremos la misa por el reposo del alma de Ah-sou tampoco se atreverá a venir. Son ya las nueve y media de la mañana. Nos apresuramos a buscar un restaurante donde podamos tomar algo de desayuno, para poder alcanzar la procesión a tiempo. El proceso de asimilación cultural de la comunidad china en la ciudad extranjera es abordado como un conflicto sin resolución posible. La tradición de los ancestros es incompatible con el vertiginoso movimiento de los inmigrantes citadinos. Ellos se incorporan y, sin mayores lamentaciones, naturalizan el pragmatismo de la urbe limeña. La ciudad de Siu Kam Wen se construye a partir del vacío, de la distancia infranqueable del extranjero que no vuelve a casa. Su ciudad es el espacio del foráneo que desconoce y apre(hen)de, el que contantemente debe decidir hasta dónde incorporarse. El viaje del inmigrante persevera en el mutismo insospechable de los personajes. Más allá de sus costumbres reacomodadas nos encontramos con sus despedidas y sus muertes, con sus duelos contenidos y sus figuras ausentes, con la complejidad insondable de su presencia en el mundo. A través de nueve relatos breves, Siu Kam Wen nos entrega una ciudad intimista y desdibujada al hacernos partícipes de la densa cartografía de un ciudadano limeño que escribe los años ochenta. [2] Aceptó jovialmente el papel de Doncella Roja, y lo hizo tan bien que la tía mayor, si bien había sospechado algo, jamás llegó a tener la certidumbre de que su sobrino le estaba tomando el pelo. [3]