LOS ESTRECHOS INTERNACIONALES Y LA III CONFERENCIA DE

Anuncio
LOS ESTRECHOS INTERNACIONALES
Y LA III CONFERENCIA DE LAS NACIONES UNIDAS
SOBRE EL DERECHO DEL MAR
Antonio MARÍN LÓPEZ
S U M A R I O : I.—Introducción.
II.—Concepto. III.—Reglamentación
internacional. IV.—El paso por los estrechos: a) el p a s o i n o c e n t e ; b ) el p a s o e n
t r á n s i t o . V.—Conclusiones.
I.
INTRODUCCIÓN
Una de las materias en el Derecho del m a r que necesitan u n
nuevo examen, como p a r t e de u n a amplia revisión del m i s m o ,
debida a factores económicos, estratégicos y tecnológicos, es el
paso p o r los estrechos, cuestión que afecta en gran m e d i d a a
España. La razón es que los estrechos, como h a escrito R. Lapidoth, h a n desempeñado siempre u n papel i m p o r t a n t e en la vida
internacional. El libre p a s o p o r los estrechos, encrucijada de
la navegación, es u n a necesidad imperiosa p a r a la comunidad de
los Estados, pues las vías de comunicación son u n factor decisivo
p a r a las relaciones comerciales y políticas .
El paso p o r los estrechos h a ido ganando importancia a consecuencia, p o r u n a p a r t e , del a u m e n t o del t r a n s p o r t e m a r í t i m o ,
que h a originado u n m a y o r riesgo de accidentes n o sólo p a r a la
seguridad de las personas sino p a r a el propio E s t a d o ribereño
a causa de la contaminación. Por ejemplo, se calcula que p o r los
estrechos de Malaca y Singapur pasan m á s de 37.000 b u q u e s al
año, de ellos la mayoría petroleros que van del golfo Pérsico al
Japón; en Gibraltar la cifra se eleva a 50.000, también en gran
p a r t e con este producto destinados a los Estados europeos y a
Estados Unidos.
Por o t r o lado, su importancia está en función de los intereses
l
1.
R . LAPIDOTH, Les détroits
en droit international.
P a r í s 1 9 7 2 , p á g . 1.
44
ESTRECHOS INTERNACIONALES
estratégicos de las grandes potencias, provocados p o r el a u m e n t o
de la tensión internacional y p o r la necesidad de velar p o r la
seguridad de éstas o de los Estados en situación geográfica desventajosa, cuya vida dependen en gran p a r t e del paso p o r tales
estrechos. Todo lo cual n o es m á s que u n a consecuencia del avance tecnológico y de la progresiva mundialización de la sociedad
internacional en su proyección sobre el medio m a r i n o .
H a n sido, pues, factores estratégicos y económicos los que
h a n exigido esta revisión del Derecho del m a r . Son factores, como
escribe el profesor J. A. Pastor Ridruejo, que h u n d e n sus raíces
en la precaria situación de paz a nivel mundial, sostenida p o r
el a r m a z ó n de la llamada estrategia de la disuasión. Las dos
superpotencias necesitan la m a y o r movilidad posible de alguno
de sus efectivos bélicos s u b m a r i n o s termonucleares y fuerza
aérea .
2
3
II.
CONCEPTO
Un estrecho es u n paso n a t u r a l , n o artificial, que separa dos
zonas de tierra y que u n e dos partes de alta m a r y el m a r territorial de u n E s t a d o extranjero. Algún a u t o r h a añadido a este
concepto u n dato m á s , la contracción del m a r , que es innecesario p o r la propia naturaleza del sustantivo « e s t r e c h o » . El Tribunal internacional de justicia, en su sentencia de 9 de abril de 1949,
en el caso del estrecho de Corfú, había dicho que son los
4
«...estrechos que sirven, a los fines de la navegación internacional, p a r a poner en comunicación dos p a r t e s del
alta mar...» .
5
E s t o supone que el estrecho sea navegable. Pero el p r i m e r
p r o b l e m a está en d e t e r m i n a r cuando u n estrecho se usa p a r a la
navegación internacional. El convenio de Ginebra de 29 de abril
2. J . PUEYO LOSA. El archipiélago oceánico. M a d r i d 1981, p á g . 83.
3. J . A . PASTOR RIDRUEJO, Consideraciones
sobre la III Conferencia
de
las Naciones Unidas sobre el Derecho del mar. « A n u a r i o d e D e r e c h o i n t e r n a c i o n a l » , vol. I l l , 1976, p á g . 283; V é a s e t a m b i é n E . GOLMAYO CIFUENTES,
Los factores estratégicos en el proceso de revisión del Derecho del mar.
La actual revisión del Derecho del mar. Una perspectiva española. P r i m e r a
p a r t e , I, M a d r i d 1974, p á g s . 113-154.
4. J. D. GONZÁLEZ CAMPOS, N a v e g a c i ó n p o r el m a r t e r r i t o r i a l , i n c l u i d o s
l o s e s t r e c h o s . La actual revisión..., p á g . 299.
5. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Recueü des arrets, avis
consultatifs
et ordonnances, 1949, p á g . 28.
45
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
de 1958 alude expresamente al paso p o r los estrechos que se utilizan p a r a la navegación internacional (art. 16, p á r r . 4). La I I I
Conferencia del Derecho del Mar, no obstante, h a tropezado en
este p u n t o con n u m e r o s a s dificultades, p o r q u e la mayoría de los
E s t a d o s ribereños estaba interesada en excluir sus propios estrechos de la definición.
La segunda cuestión está en saber si las divergencias respecto
a la reglamentación de los estrechos alcanzan a todos o sólo a
los m á s i m p o r t a n t e s , como los de Magallanes, Gibraltar, Messina,
Malaca, Bab el Mandeb, Calais, los Sund, el Bosforo y los Dardanelos.
El tercer p r o b l e m a que se presenta es excluir los estrechos
q u e discurren por aguas internacionales que existen cuando la
a n c h u r a del estrecho es superior al doble del m a r territorial del
E s t a d o o E s t a d o s ribereños. Las dificultades se p l a n t e a r o n en el
caso de los estrechos de la región del Skjaergaard (Noruega), donde existen u n a s líneas de navegación llamadas Indreleia, que
atraviesan estrechos. E n el Asunto de las Pesquerías, resuelto p o r
u n a sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de 18 de diciembre de 1951, entre Gran B r e t a ñ a y Noruega, sobre el derecho de ésta a m e d i r el m a r territorial a p a r t i r de ciertas líneas,
frente a la argumentación británica de q u e tales pasos tenían
la consideración de estrechos internacionales a través de las aguas
territoriales noruegas y n o interiores, el Tribunal afirmó que
«...la Indreleia n o es en m o d o alguno u n estrecho, sino
u n a vía de navegación acondicionada gracias a los trabajos técnicos ejecutados p o r Noruega. E n estas condicion e s el Tribunal n o p o d r í a m a n t e n e r la idea de q u e la
Indreleia tendría, desde el p u n t o de vista en que aparece
en el presente artículo, u n a condición diferente de las
otras aguas incluidas en el « s k j a e r g a a r d » .
6
E n suma, estas reglas, en opinión de cierto sector de la doctrina, n o se aplican a los estrechos que estuvieran en el m a r territorial existente en el m o m e n t o en que se adoptó el convenio,
t a m p o c o se aplican a los estrechos internacionales cuya línea
media está en alta m a r ni cuando los estrechos se rigen p o r
acuerdos específicos. La opinión generalizada es que los estrechos incluyen aquellos que tienen menos de veinticuatro y m á s
de seis millas m a r í t i m a s de ancho, se h a n utilizado histórica-
6. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Recueil
el ordonnances. 1951, p á g . 132.
des arrets, avis
consultatifs
46
ESTRECHOS INTERNACIONALES
m e n t e p a r a la navegación internacional y unen dos p a r t e s del
alta m a r o el alta m a r con el m a r territorial de u n E s t a d o .
7
III.
REGLAMENTACIÓN INTERNACIONAL
La mayoría de los estrechos se rige p o r las reglas generales
del Derecho internacional, pero sólo h a s t a tiempos recientes n o
hay unos principios aplicables a determinados estrechos, como
los de Magallanes, Gibraltar, Dardanelos, Bosforo, m a r de Márm a r a o S u n d . Desde el siglo X I X n u m e r o s o s t r a t a d o s bilaterales o multilaterales h a n consagrado la libertad de paso p o r los
estrechos estableciendo u n a c o s t u m b r e internacional p a r a los buques mercantes; h a s t a la sentencia del Tribunal Internacional de
Justicia en el caso del canal de Corfú el paso de los b u q u e s de
guerra estaba supeditado a u n a autorización previa, a u n q u e de
hecho nunca se exigió. Ello lleva a plantearse el p r o b l e m a de si
también este tipo de b u q u e s tienen p o r derecho consuetudinario
u n derecho de libre paso, cuestión que se a b o r d a r á m á s adelante.
Pero la reglamentación internacional de los estrechos n o se
h a hecho sólo a través de obligaciones convencionales sino también mediante declaraciones gubernamentales, esto es, actos unilaterales de u n Estado, q u e han completado el Derecho Internacional sobre la materia. La p r i m e r a regla que se a d m i t e es la
del p a s o inocente de b u q u e s extranjeros, como distinta de la del
p a s o p o r el m a r territorial. A principios del siglo X X n o se planteaban a ú n los problemas de este tipo p o r q u e la regla de las tres
millas del m a r territorial dejab asiempre u n p a s o de alta m a r .
Incluso el I n s t i t u t o de Derecho Internacional, en su sesión de
París de 1894, defendió la aplicación del régimen del m a r territorial a los estrechos cuya a n c h u r a n o excediera de doce millas .
8
9
E n la p r i m e r a conferencia de codificación celebrada en La
Haya en 1930 la situación de los estrechos n o se incluyó en las
bases de discusión del Comité p r e p a r a t o r i o de la conferencia, a
pesar de q u e ya se había reconocido el principio de la libertad
de paso y navegación p o r los Dardanelos, el Bosforo y el Mar
7. M . S h y a m : « I n t e r n a t i o n a l s t r a i t s a n d o c e a n law». Indian journal of
international law, vol. 15, 1975, p á g s . 18-19.
8. V é a s e Ch. E . HILL, Le regime international des détroits
maritimes.
R e c u e i l d e s c o u r s , vol. 45, 1935, I I I , p á g s . 479-555.
9. A r t . 10. R e s o l u t i o n s d e l ' I n s t i t u t d e d r o i t i n t e r n a t i o n a l . 1873-1956.
B a s i l e a 1956, p á g . 123.
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
47
de M á r m a r a hecho p o r los Estados signatarios del t r a t a d o de
paz de Lausana (art. 23) y el convenio relativo al régimen de los
estrechos (art. 1 ) . La conferencia n o llegó a ningún resultado
y así la p r i m e r a regla sobre el paso p o r los estrechos es la contenida, desde el p u n t o de vista del Derecho Internacional general,
en la sentencia del Tribunal Internacional de Justicia de 9 de
abril de 1949, en el caso del estrecho de Corfú:
10
«Según el parecer del Tribunal, se admite en general
y está de acuerdo con la c o s t u m b r e internacional que los
E s t a d o s en t i e m p o d e paz, poseen el derecho de h a c e r
p a s a r sus navios de guerra p o r los estrechos que sirven,
p a r a los fines de la navegación internacional, p a r a p o n e r
en comunicación dos p a r t e s del alta m a r , sin obtener
previamente la autorización del Estado ribereño, supuesto que el paso sea inocente. A menos que u n convenio
internacional no disponga o t r a cosa, u n E s t a d o ribereño
n o posee el derecho de prohibir tal paso p o r los estrechos
en tiempos de pa» .
ll
El citado convenio de Ginebra de 29 de abril de 1958 completa esta reglamentación al decir en su artículo 16:
«4. El paso inocente de b u q u e s extranjeros n o p u e d e
ser suspendido en los estrechos que se utilizan p a r a la
navegación internacional entre u n a p a r t e del alta m a r y
o t r a p a r t e del alta m a r , o en el m a r territorial de u n Est a d o extranjero».
Pero el convenio reconoce que, a diferencia del m a r territorial,
en el que se puede suspender t e m p o r a l m e n t e el p a s o p o r razones
de seguridad en u n a determinada zona, éste n o se puede obstaculizar en los estrechos (art. 16, p á r s . 3 y 4).
Durante m u c h o s años la cuestión n o sufre alteración, h a s t a
que fue incluida entre los t e m a s a discutir sobre Derecho del Mar
a través de la p r o p u e s t a del delegado de Malta a las Naciones
Unidas hecha el 17 de agosto de 1967, pidiendo la inscripción en
el orden del día de la Asamblea general de la cuestión relativa
a la utilización con fines pacíficos de los fondos m a r i n o s y oceánicos, p r o p u e s t a que fue ampliada el 1 de noviembre de 1967 .
12
10. V é a s e M . GIULIANO,
l a w » . The italian yearbook
11. C o u r I n t e r n a t i o n a l e
12. D o c . A/6695 y Doc.
«The r e g i m e of s t r a i t s i n g e n e r a l i n t e r n a t i o n a l
of international, vol. I , 1975, p á g . 20.
d e j u s t i c e , R e c u e i l . . . , 1949, p á g 28.
A / A 1 / P V 1515 y 1516.
48
ESTRECHOS INTERNACIONALES
Gracias a ello la Asamblea General p o r resolución 2367 (XXIII) de
21 de diciembre de 1968 creó u n Comité especial de 42 m i e m b r o s
(ampliado después a 86 en 1970 y a 91 en 1971) que fue el órgano
p r e p a r a t o r i o de la conferencia de Derecho del Mar. La resolución
de la Asamblea General 2750 (XXV) de 11 de diciembre de 1970
decidía después convocar u n a conferencia sobre éste.
El Comité de los Fondos Marinos, que iba a ir conociendo
r á p i d a m e n t e u n m a y o r n ú m e r o de problemas a t r a t a r sustituía
así en la labor de codificación y desarrollo progresivo del Derecho Internacional a la Comisión de Derecho Internacional, en
p a r t e p o r q u e ésta estaba ya sobrecargada de trabajo y, en parte,
como anota Guy de Lacharriére, p o r q u e n u m e r o s o s países estim a b a n que determinadas consideraciones políticas deberían estar
presentes en la reforma del Derecho del mar, lo q u e n o ocurriría
en la labor m á s jurídica de la Comisión
El Comité había asignado la cuestión de los estrechos al segund o Subcomité, lo que figuraría después en la lista de m a t e r i a s
a estudiar p o r la conferencia del Derecho del Mar, que en su
sesión de Caracas de 1974 a b o r d ó ya el tema. Las deliberaciones
del II Comité en Ginebra (1975) y en Nueva York (1976 y 1977)
dieron lugar a u n texto aceptable p o r m u c h o s Estados. Establecía
u n m a r territorial de 12 millas m a r í t i m a s y u n nuevo régimen de
p a s o p o r los estrechos internacionales.
Con esto se estaba ya en vías de a b o r d a r u n a serie de temas
de importancia y actualidad. «Las negociaciones de la tercera conferencia de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar h a n
sido el catalítico m á s i m p o r t a n t e de este siglo p a r a u n nuevo
o r d e n jurídico y político de los océanos», h a escrito J o h n Norton Moore . Este nuevo derecho aparece en u n proyecto contenido en el documento A/Conf. 62/WP.10/rev.3 de 22 de septiemb r e de 1980, en cuya p a r t e I I I se refiere a los estrechos utilizables
p a r a la navegación internacional, que no afecta
1 3
15
«... al régimen jurídico de los estrechos en los que el paso
se regula en su totalidad o en p a r t e p o r convenios internacionales en vigor específicamente relativos a tales estrechos... (art. 35, c).
13. S o b r e l a s c o n t r a i n d i c a c i o n e s s u r g i d a s v é a s e J . P . LEVY, «La conf e r e n c e s u r l e d r o i t d e la m e r : U n a t e l i e r i n t e r n a t i o n a l e x p e r i m e n t a l » . Revue
genérale de droit international public, vol. 8 4 , 1 9 8 0 , p á g s . 19-22.
14. GUY DE LACHARRIÉRE, «La r e f o r m e d u d r o i t d e l a m e r e t le r o l e d e l a
c o n f e r e n c e d e s N a t i o n s Unies». Revue genérale de droit international
public,
vol. 8 4 , 1 9 8 0 , p á g . 2 2 0 .
15. J . N . MOORE, « T h e r e g i m e of s t r a i t s a n d t h e t h i r d U n i t e d N a t i o n s
49
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
Pero en ellos el proyecto traza u n a distinción entre los estrechos cuyo paso se regula en su totalidad (estrechos turcos conforme al convenio de Montreaux de 1936 y los que regula sólo en
p a r t e (como los estrechos bálticos). Tampoco afecta a los estrechos que ponen en relación u n a p a r t e del alta m a r o u n a zona
económica exclusiva con el m a r territorial de u n E s t a d o extranjero (estrecho de Tiran). Así resulta que pueden distinguirse
cuatro clases de estrechos.
1.
Los regulados en el artículo 35 del proyecto de convenio:
«c)... estrechos en los cuales el paso esté regulado
total o parcialmente por convenios internacionales vigentes desde hace tiempo que se refieran específicamente a
tales estrechos».
Este tipo c o m p r e n d e los estrechos turcos, daneses y Magallanes.
2.
Los regulados en el artículo 36:
«... estrecho utilizado p a r a la navegación internacional
cuando p o r ese estrecho pase u n a r u t a de alta m a r que
atraviese u n a zona económica exclusiva...».
Este pasillo está abierto a la libre navegación y sobrevuelo.
3. Los estrechos que comunican el alta m a r o u n a zona económica exclusiva y el alta m a r o zona económica (art. 37 del proyecto) .
Este tipo es el de la m a y o r p a r t e de los estrechos.
4. Los secundarios, que ponen en comunicación el alta m a r
0 zona económica exclusiva y el m a r territorial (arts. 45 y 38,
1 del proyecto).
La distinción entre tipos diferentes había sido ya a b o r d a d a
en el caso del estrecho de Corfú ante el Tribunal internacional
de justicia. El gobierno albanés en sus alegaciones había dicho
que:
«... existen, al menos, dos clases de estrechos, aquellos que constituyen u n paso necesario, al menos n a t u r a l ,
entre dos partes del m a r libre, que interesan a toda la
c o n f e r e n c e o n t h e l a w of t h e sea». American
vol. 74, 1980, p á g . 77.
journal
of international
law,
50
ESTRECHOS INTERNACIONALES
comunidad internacional en atención a las necesidades del
comercio internacional, y aquellos estrechos cuya travesía
n o es indispensable p a r a la comunidad internacional» .
16
Esto habría conducido, escribía el profesor J. D. González
Campos, a excluir el estrecho de Corfú, paso secundario, de las
vías marítimas a las que se aplica el régimen de paso inocente
p a r a los b u q u e s de guerra, pudiendo el E s t a d o ribereño exigir
previamente la autorización p a r a el paso de dichos buques, igual
que p a r a su entrada en las aguas interiores ".
IV.
E L PASO POR LOS ESTRECHOS.
La navegación por los estrechos no es m á s que u n aspecto
de la navegación en general y en ella no pueden dejar de influir
las nuevas corrientes del Derecho del mar, caracterizadas como
h a escrito W. Riphagen, por u n a «territorialización» del m a r y
p o r una «internacionalización» de éste. Sin embargo, estas dos
tendencias no han hecho desaparecer la libertad de navegación al
menos en lo q u e se refiere a aquellas funciones que corresponden al interés de la comunidad i n t e r n a c i o n a l .
La regla tradicional en Derecho internacional era el paso inocente por las aguas territoriales y p o r tanto p o r los estrechos cuyas aguas tenían este carácter. La práctica ha introducido u n
nuevo concepto, el de paso en tránsito.
18
a) El paso inocente.
El profesor J. D. González Campos ha
escrito que el derecho de paso inocente es la facultad concedida
a los buques extranjeros p a r a su navegación p o r el m a r territorial de otros Estados, incluidos los estrechos utilizados p a r a la
navegación internacional. E s u n derecho aplicable, por t a n t o , en
el régimen de la navegación marítima, no en el de la navegación
aérea en el m a r territorial y los estrechos .
Esto supone distinguir dos conceptos: paso e inofensivo. El
concepto de paso se halla determinado en el convenio de Gineb r a de 1958, cuyo artículo 14 dice:
19
16. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Memoires,
vol. I l l , 1950, p á g . 383.
17.
J. D. GONZÁLEZ CAMPOS, a r t .
cit.,
pág.
pledoiries
ét
documents,
304.
18. W . RIPHAGEN, «La n a v e g a t i o n d a n s lo n o u v e a u d r o i t d e la m e r » . Revue genérale de droit international
public, vol. 84, 1980, p á g . 145.
19.
J. D. GONZÁLEZ CAMPOS, a r t .
cit.,
pág.
325.
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
51
«2. Se entiende p o r paso el hecho de navegar p o r el
m a r territorial, ya sea p a r a atravesarlo sin p e n e t r a r en
las aguas interiores, ya sea p a r a dirigirse hacia estas
aguas, ya sea p a r a dirigirse hacia alta m a r viniendo de
ellas».
Esta actividad puede estar condicionada p o r los «incidentes
normales de la navegación o le sean impuestos al b u q u e p o r u n a
a r r i b a d a forzosa o u n peligro extremo», como dice el propia convenio (art. 14, p a r . 3.°)
En cuanto al concepto de inofensivo, el convenio afirma que
el paso
«es inocente mientras n o sea perjudicial p a r a la paz, el
orden o la seguridad del Estado ribereño» (art. 14,
par. 4.°).
Por ello éste puede t o m a r las medidas necesarias p a r a impedir cualquier paso que no sea inocente (art. 16, par. 1.°). Doctrinalmente se h a afirmado que es solamente la conducta del navio
d u r a n t e el p a s o (es decir, u n criterio objetivo) la q u e se puede
tener en cuenta sin excluir otras consideraciones como la nacionalidad, el destino y el cargamento del navio (consideraciones
subjetivas propias del Estado ribereño) .
El paso inocente afecta a los b u q u e s mercantes y a los de
guerra, aunque el convenio de Ginebra de 1956 n o se refiere a
éstos. La doctrina es partidaria, por ello, d e q u e el paso n o se
extiende a los b u q u e s de g u e r r a . El Estado ribereño, se t r a t e
de buques neutrales o beligerantes en caso de guerra, puede imponer restricciones p a r a proteger a los navios neutrales, su segu20
21
20.
R . LAPIDOTH, ob.
cit,
pág. 4 5 .
2 1 . V é a s e L . GARCÍA ARIAS, « E l t r á n s i t o i n o c u o d e l o s b u q u e s d e g u e r r a » .
Anuario de la sección de Derecho marítimo, vol. I, M a d r i d 1 9 5 2 , p á g . 2 1 ;
J. L . MESEGUER SÁNCHEZ, «El caso de 'Arlington'
( 1 8 5 9 - 1 8 6 0 ) (Un p r e c e d e n t e
d e la d o c t r i n a d e l l i b r e t r á n s i t o p o r l o s e s t r e c h o s ) » . Revista española de
Derecho Internacional,
vol. X X V I I I , 1 9 7 5 , p á g s . 11-32; O. G . DE V R I E S
REILING, « W a r s h i p s i n t e r r i t o r i a l w a t e r , t h e i r r i g h t s of i n n o c e n t p a s s a g e * .
Netherlands
yearbook of international
law, vol. I I , 1 9 7 1 , p á g s 2 9 - 6 7 . E l
c o n v e n i o d e M o n t r e a u x d e 2 0 d e j u l i o d e 1 9 3 6 ( P u e d e v e r s e e n J . P . QUENEDEUC, Conventions internationales.
París 1979, págs. 63-77), establece u n a
d i s t i n c i ó n e n t r e el t r á n s i t o d e l o s b u q u e s d e g u e r r a e n t i e m p o d e p a z y
e n é p o c a d e h o s t i l i d a d e s , m i e n t r a s r e c o n o c e el p r i n c i p i o d e l i b e r t a d d e
p a s o p o r el B o s f o r o , el m a r d e M á r m a r a y l o s D a r d a n e l o s t a n t o e n t i e m p o
de paz c o m o de g u e r r a p a r a los b u q u e s m e r c a n t e s de cualesquiera pabel l o n e s . S o b r e e s t o p u e d e v e r s e J . L . DE AZCÁRRAGA BUSTAMANTE, Derecho Internacional marítimo. B a r c e l o n a 1 9 7 0 , p á g . 9 1 .
52
ESTRECHOS INTERNACIONALES
ridad, su neutralidad y el propio paso, en el supuesto de aquél
sea neutral. Si es beligerante los navios mercantes y de guerra
enemigos t e n d r á n en los estrechos el mismo t r a t o que en los otros
espacios m a r í t i m o s nacionales. Cabe el supuesto, en el caso de
u n estrecho que u n a el alta m a r con el territorial de u n Estado
beligerante de que éste coloque minas en el estrecho, dejando
u n a vía de comunicación p a r a sus propios buques. Los b u q u e s
neutrales, q u e tienen paso libre en estos supuestos, se encontrar á n con la imposibilidad de ejercitar tal derecho.
El p u n t o m á s controvertido es dilucidar si en ausencia de
reglamentación convencional, existe u n a costumbre internacional
por la que los b u q u e s de guerra tienen paso libre e inofensivo
por los estrechos sin necesidad de u n a autorización del E s t a d o
p o r cuyas aguas navegan. En principio, puede decirse que n o ha
habido u n a oposición al paso por parte de los Estados en tiempo
de paz. Por ello el Tribunal internacional de justicia en su sentencia de 18 de diciembre de 1951, en el Asunto de las Pesquerías,
había negado la existencia de una costumbre sobre la base de la
oposición noruega:
«De todas m a n e r a s la regla de las diez millas es inoponible a Noruega, puesto que ésta se ha negado siemp r e a toda tentativa de aplicarla a la costa noruega» .
22
Y es que la formación de esta c o s t u m b r e exige determinados
requisitos. El Tribunal internacional de justicia en su sentencia
de 20 de febrero de 1969, relativa a los asuntos de la plataforma
continental del m a r del Norte se había planteado si el principio
de la equidistancia puede ser considerado como u n a regla de Derecho internacional consuetudinario. Para ello analiza el problem a de si u n a regla convencional o contractual en su origen, se
habría aceptado como tal p o r haber conseguido la opinio
iuris ,
de m a n e r a que obligara a los Estados que no h a n sido n u n c a
parte en un convenio. Esta situación está dentro de las posibilidades, es incluso uno de los métodos admitidos p o r los que se
pueden formar reglas nuevas de Derecho Internacional consuetudinario. Pero el Tribunal estima que no es fácil alcanzar este
resultado:
23
22. C o u r i n t e r n a t i o n a l e de j u s t i c e : Recueil des arrets, avis concultatifs et ordonnances.
1951, p á g . 131.
23. V é a s e CH. DE VISSCHER, « C o u t u m e e t t r a i t e e n d r o i t i n t e r n a t i o n a l publics. Revue genérale de droit international public, vol. L V I I I , 1955, p á g s .
353-369.
53
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
«Es preciso ante todo q u e la disposición en cuestión
tenga, en todo caso virtualmente, u n carácter fundamentalmente normativo y q u e pueda así constituir la base
de u n a regla general de derecho... q u e haya pasado u n
largo período de tiempo, u n a participación muy amplia y
representativa, a condición, sin embargo, q u e c o m p r e n d a
los Estados particularmente i n t e r e s a d o s . . . » .
24
En o t r o m o m e n t o , el Tribunal Internacional de Justicia e n
opiniones individuales a las sentencias d e 25 de julio de 1974,
relativas a los asuntos de la competencia en cuestión de pesquerías (Reino Unido c. Islandia y Alemania Federal c. Islandia) volvería a condicionar la creación de u n a c o s t u m b r e internacional
al expresar q u e
«... conclusión q u e afirma la existencia actual de u n a
regla general de derecho consuetudinario q u e fija p a r a
los Estados ribereños, en cuestión d e pesquerías, u n límite obligatorio máximo de 12 millas, n o tiene fundamento.
No h a y h o y u s o internacional q u e tenga u n tal efecto,
que sea suficientemente general y uniforme p a r a constituir, en el sentido del p a r . 1 b) del artículo 38 del estatuto del Tribunal «la prueba d e u n a práctica aceptada
generalmente como d e r e c h o » .
25
Todas estas condiciones p a r a la creación de u n a costumbre
internacional se dan en la cuestión del paso inofensivo de buques
de guerra p o r los estrechos q u e c o m p r e n d a n las aguas territoriales d e los Estados, puesto q u e se t r a t a n o de u n a costumbre en
24. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Recueil des arrets, avis
consultatifs
et ordonnances. 1969, p á g s . 24 y 25. P u e d e v e r s e s o b r e el t e m a J. L. AzcÁRRAGA BUSTAMANTE, « L a s e n t e n c i a d e l T r i b u n a l I n t e r n a c i o n a l d e J u s t i c i a sob r e l o s c a s o s d e la p l a t a f o r m a c o n t i n e n t a l d e l M a r d e l N o r t e . Revista española de Derecho Internacional»,
v o l . X X I I , 1969, p á g s . 529-560; F . D U RANTE, « N o r m a e g e n e r a l i e r e g ó l e c o n v e n z i o n a l i p e r l a d e l i m i t a z i o n e d e l l a
p i a t t a f o r m a c o n t i n e n t a l e » . Rivista di diritto internazionale, v o l . L i l i , 1970,
p á g s . 5-20; W. FRIEDMANN, «The N o r t h s e a c o n t i n e n t a l shélf c a s e s . A critiq u e » . American journal of international law, v o l . 64, 1970, p á g s . 229-240.
25.
O p i n i ó n i n d i v i d u a l d e l o s j u e c e s FORSTER, BERGZON, JIMÉNEZ DE ARÉCHAGA, NAGENDRA SINGH y RUDA. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Recueil
des
arrets, avis consultatifs
et ordonnances.
1974, p á g . 45. E n e l m i s m o sent i d o l a o p i n i ó n i n d i v i d u a l d e l j u e z D E CASTRO, p á g . 90. P u e d e n v e r s e s o b r e
l a s s e n t e n c i a s L. FAVOREN, e n Annuaire francais de droit international, v o l .
X X , 1974, p á f s . 253-285; M . V . CASTILLO DAUDÍ, « T r i b u n a l I n t e r n a c i o n a l d e
J u s t i c i a . A s u n t o s d e l a c o m p e t e n c i a e n m a t e r i a d e p e s q u e r í a s » . Revista
española de Derecho Internacional, v o l . X X I X , 1976, p á g s . 437-445.
54
ESTRECHOS INTERNACIONALES
proceso de formación que no puede vincular al Estado que la
rechaza, sino de u n a costumbre establecida, que no depende del
consentimiento de los Estados que no han participado en su
proceso de formación, pues es la efectividad, como dice el profesor Carrillo Salcedo, la que fundamenta la validez de las reglas
consuetudinarias generales, al mismo tiempo que condiciona su
f o r m a c i ó n . Pero la existencia de tal regla consuetudinaria no
implica la inexistencia de ciertas limitaciones. Así el paso inofensivo, hasta que se crea el nuevo concepto de paso en tránsito, no
se refiere más que a la navegación m a r í t i m a en superficie y por
t a n t o excluye la navegación en inmersión. En segundo lugar, aunque no se puede prohibir el paso (art. 16, par. 4 del convenio
de Ginebra de 1958)
26
«...el Estado ribereño puede, sin discriminación entre
los b u q u e s extranjeros, suspender t e m p o r a l m e n t e y en
determinados lugares de su m a r territorial, el paso inocente de buques extranjeros, si tal suspensión es indispensable p a r a la protección de su seguridad» (art. 16,
par, 3 del convenio).
Este sistema de paso inocente ha sido defendido por los Estados pequeños, en cuanto satisface las necesidades de la comunidad internacional, en cuanto satisface las necesidades de la
comunidad internacional, mientras que el paso en tránsito, que
será u n concepto nuevo elaborado por la III Conferencia de Derecho del Mar, interfiere los intereses de aquellos Estados y el
mantenimiento de u n sistema de control de tráfico m a r í t i m o ,
pone en peligro el medio m a r i n o y amenaza su seguridad nacional al permitir el sobrevuelo de aeronaves militares y el paso
de submarinos en inmersión. En este sentido el delegado español en la Comisión de Fondos Marinos había dicho en la II Subcomisión, basándose en el convenio de Ginebra de 1958, en favor
del paso inocente:
«...las n o r m a s tradicionales sobre la materia declaradas
en el convenio de Ginebra de 1958 sobre m a r territorial,
constituyen «una salvaguardia mínima e irrenunciable».
Salvaguardia tradicional de los ribereños que se ha hecho m á s apremiante con el despliegue del poder naval
en ciertos espacios marítimos y con el desarrollo tecnológico, pues los b u q u e s de guerra, los b u q u e s impulsados
p o r energía nuclear, los petroleros gigantes y los que
26.
J. A. CARRILLO. 2. ed. M a d r i d 1976, p á g s . 135-137.
a
55
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
t r a n s p o r t a n mercancías peligrosas suponen u n a amenaza
potencial p a r a la paz, el buen orden o la seguridad de
los costeros.»
Y poco después, en la misma Subcomisión, añadiría que
«...si se consagrasen esas pretendidas libertades de navegación y de sobrevuelo en los estrechos internacionales
su resultado último sería el de establecer, en beneficio
de unos pocos, un derecho de tránsito indiscriminado p o r
los estrechos. Tránsito indiscriminado que favorecería
directamente no a la navegación civil, sino a las aeronaves militares —hoy excluidas del sobrevuelo, y a los buques de guerra, en especial a los b u q u e s submarinos que
deben navegar, según el Derecho Internacional hoy vigente, en la superficie mientras pasan p o r el m a r territorial»
La opinión del delegado español en referido Subcomité estaba
avalada por los proyectos que se presentaron sobre el tema de
los estrechos: u n o patrocinado por Chipre, Grecia, Indonesia,
Malasia, Marruecos, Filipinas, E s p a ñ a y Y e m e n , otro presentado p o r F i j i , que mantenía el paso inocente a través de las
aguas territoriales, pero intentaba aplicar u n principio objetivo
p a r a determinar qué actos se consideran de hecho perjudiciales
p a r a la paz, el buen orden y la seguridad del E s t a d o ribereño
(art. 7), u n a p r o p u e s t a danesa que establecía varias clases de
regímenes p a r a las diferentes clases de e s t r e c h o s y otra italiana
que determinaba que el paso inocente se aplicaría sólo en condiciones c o n c r e t a s .
El proyecto de convenio de 1980 reconoce el derecho de paso
inocente p o r el m a r territorial, pero mejora las disposiciones del
convenio de 1958 al precisar la competencia del Estado ribereño
en su artículo 21, en particular la relativa a la contaminación
procedente de buques y al destacar la no obstaculización del paso
28
29
30
81
27. P u e d e v e r s e el t e x t o en La actual revisión del Derecho del mar.
Una perspectiva española, II, segunda parte. Textos y documentos.
Madrid
1974, p á g s . 367-374 y 413417.
28. D o c . A/AC.138/SC.II./L. 18 d e 27 d e m a r z o d e 1973. P u e d e v e r s e el
t e x t o e n Internacional legal materials, vol. X I I , 1973, p á g s . 573-580.
29. Doc. A/AC.138/SC.II/L.42 d e 19 d e j u l i o de 1973. P u e d e v e r s e el
t e x t o e n I n t e r n a t i o n a l legal m a t e r i a l s , vol. X I I , 1973, p á g s . 1251-1258.
30. S u b c o m i t é I I d e la C o m i s i ó n d e f o n d o s m a r i n o s . D o c . A/AC.138/SC.
I I / S R . 6 2 d e 5 d e a b r i l d e 1973.
31. Doc. A/AC.138/SC.II/L.30 d e 16 d e j u l i o d e 1973. P u e d e v e r s e el
t e x t o Internacional
legal materials, vol. X I I , 1973, p á g . 1.230.
56
ESTRECHOS INTERNACIONALES
i n o c e n t e . Este derecho no comprendía hasta la adopción del
proyecto el paso inocuo p a r a la navegación aérea. El convenio
de Chicago de 7 de octubre de 1944 sobre la aviación civil internacional establece la soberanía del Estado sobre su espacio aéreo
(arts. 1 y 2) y el convenio de Ginebra sobre m a r territorial y zona
contigua de 29 de abril de 1958 lo confirma al decir en su artículo 2:
«La soberanía del Estado ribereño se extiende al espacio aéreo situado sobre el m a r territorial, así como al
lecho y al subsuelo de ese mar.»
32
También el derecho anterior al proyecto de 1980 contenía
controles p a r a el tráfico, que podía darse respecto de tres categorías de b u q u e s : los impulsados p o r energía nuclear, los que
t r a n s p o r t a n mercancías peligrosas (explosivos, gases, líquidos
inflamables, substancias tóxicas y radiactivas) y los destinados
a la investigación del medio marino, todos los cuales necesitaban
autorización del Estado ribereño . En cuanto al tiempo en que
se ejercía el derecho de paso inofensivo, es sólo en condiciones
de paz, pues en tiempo de guerra los Estados neutrales están
obligados a proteger la libertad de paso p o r los estrechos de
todos los b u q u e s , a u n q u e puedan imponer ciertas restricciones
p a r a preteger su condición de neutral y facilitar el paso. A su
vez los b u q u e s de guerra y mercantes neutrales y beligerantes
tinen la obligación de no c o m p r o m e t e r la situación de neutralidad. Pero en cuanto el Estado ribereño es beligerante, el estrecho está sometido a las leyes de la guerra, p o r lo que no cabe
esperar que deje pasar libremente a los buques enemigos por sus
aguas territoriales, salvo a los b u q u e s hospitales. Esta problemática se complica cuando el estrecho es el teatro de las hostilidades. No hay regla sobre ello, a u n q u e sería deseable, como
escribe R. Lapidoth, que los estrechos fueran inmunizados contra
los actos de g u e r r a . El interés de la comunidad internacional
así lo exigiría.
33
34
b)
El paso en
tránsito.
Este nuevo concepto en el Derecho del m a r aparece formalmente en el proyecto de convenio de 1980. Su artículo 28 dice
a este respecto:
32.
V é a s e J . N . MOORE, art.
33.
J . D . GONZÁLEZ CAMPOS, art.
34.
R . LAPIDOTH, ob.
cit.,
pág.
cit.,
pág. 116.
cit.,
53.
págs. 361-367.
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
57
«2. Se entenderá por paso en tránsito el ejercicio, de
conformidad con esta parte, de la libertad de navegación
y sobrevuelo exclusivamente p a r a los fines de tránsito rápido e ininterrumpido por el estrecho entre u n área del
alta m a r o zona económica exclusiva y o t r a área de alta
m a r o zona económica exclusiva. Sin embargo, el requisito de tránsito rápido e ininterrumpido n o impedirá el
paso p o r el estrecho p a r a e n t r a r en u n E s t a d o ribereño
del estrecho, p a r a salir de dicho E s t a d o o p a r a regresar
de él, con sujección a las condiciones que regulen la ent r a d a a ese Estado».
Este concepto fue propuesto por Gran Bretaña en la sesión
de Caracas de 1974, como compromiso verbal entre «tránsito libre» y «paso inocente» . Tiene su aplicación a los estrechos que
ponen en comunicación dos partes del alta mar, mientras que
los que unen con el m a r territorial de u n o o varios Estados ribereños están sometidos al régimen de paso inocente. En el
Comité de los fondos marinos Italia planteó además la distinción
entre los estrechos que unen el alta m a r con los mares semicer r a d o s y los demás, puesto que lo sEstados ribereños de estos
mares no pueden alcanzar los océanos m á s a través de estos
estrechos. Tal es el caso de la Unión Soviética respecto al acceso
de sus b u q u e s de guerra al m a r Negro.
35
La posición de varios E s t a d o s n o era, sin embargo, n a d a
favorable a la antigua concepción del paso inofensivo. La URSS
estimaba quees u n principio que da la última palabra al Estado
ribereño; los E s t a d o s Unidos que esto crea entre los E s t a d o s
u n a situación incierta sobre sus derechos y responsabilidades,
pues la seguridad de aquellos depende en gran medida de la
libertad de navegación y sobrevuelo del alta m a r . Unas aguas
m á s extensas, sin el derecho de libre tránsito por los estrechos
a u m e n t a r í a tal inseguridad. Estos Estados temen que la ampliación casi general de las aguas territoriales de 3 a 12 millas originaría que desapareciera el canal de libre navegación, lo que
significaría u n obstáculo p a r a sus buques. Alguno de sus argumentos se apoyaba además en el artículo 5, p á r r . 2 del convenio
de Ginebra de 29 de abril de 1958 sobre m a r territorial y zona
contigua, que establece:
3 5 . V é a s e W . MUENCH, «Reflections o n t h e e m e r g i n g s t r a i t s r e g i m e a n d
t h e d r a f t c o n v e n t i o n o n t h e l a w of t h e sea». Indian journal of
international
law, vol. 2 1 , 1 9 8 1 , p á g . 2 3 2 .
58
ESTRECHOS INTERNACIONALES
«Cuando el trazado de u n a línea de base recta, de
conformidad con el artículo 4.°, produzca el efecto de encerrar como aguas interiores zonas que anteriormente se
consideraban como p a r t e del m a r territorial o de alta
mar, existirá en esas aguas un derecho de paso inocente,
tal como está establecido en los artículos 14 a 23.»
E s t i m a n los defensores de esta posición que el m i s m o principio actúa respecto a los estrechos internacionales que llegan a
ser parte del m a r territorial como resultado de la extensión de
su anchura. A los fines del libre tránsito la misma libertad de
movimiento continuaría existiendo en estos estrechos internacionales que antes de la ampliación del m a r t e r r i t o r i a l . Además el
libre sobrevuelo de estas aguas no exige r u t a s sobre el mismo
estrecho sino que a discreción del Estado ribereño podrían establecerse sobre corredores asequibles sobre áreas t e r r e s t r e s .
La opción por u n sistema de paso inocente o de libre tránsito
n o es algo que dependa del interés de los E s t a d o s ribereños. Se
t r a t a de u n a n o r m a convencional que ha de obligar a los Estados
y que crea u n a nueva situación, muy controvertida, en la que
cada Estado tiene u n interés diferente. A este respecto M. Shyam
ha señalado la posibilidad de contemplar cinco posiciones diferentes:
36
3?
A) El E s t a d o cuyo m a r territorial incluye u n estrecho internacional prefiere el régimen de paso inocente.
B) El Estado con una gran m a r i n a mercante prefiere el paso
que no pueda ser suspendido en los estrechos.
C) Un Estado que depende del comercio marítimo prefiere
también este tipo de paso.
D) Un Estado cuyas costas están en u n m a r semicerrado es
igualmente partidario de esta solución.
E) Un E s t a d o que depende estratégicamente de la movilidad
naval prefiere el libre tránsito por los estrechos i n t e r n a c i o n a l e s .
38
Por ello se h a afirmado que no tiene sentido negar la libertad
de navegación p o r los estrechos que u n e n dos p a r t e s del alta m a r
mientras se reafirma la libertad de navegación p o r éste, pues
36.
M. SHYAN, art.
cit.,
p á g . 22-23.
37. V é a s e R . P. ANAND, « F r e e d o m of n a v i g a t i o n t h r o u g h t e r r i t o r i a l wat e r s a n d i n t e r n a t i o n a l s t r a i t s » . Indian journal of international
law, vol. 14,
1974, p á g s . 181-183.
38.
SHYAM, art.
cit.,
pág.
24.
59
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
cualquier régimen restrictivo, aplicado a los estrechos internacionales tendría u n efecto i m p o r t a n t e sobre el tráfico m a r í t i m o
mundial .
Las grandes potencias son, p o r tanto, partidarias de este régimen de paso en tránsito, aún antes de que el p r o b l e m a se planteara en la Comisión de Fondos Marinos. El presidente Nixon
en u n a declaración hecha el 23 de mayo de 1970 destacaba la
necesidad de u n t r a t a d o que estableciera las 12 millas de m a r
territorial y el libre paso por los estrechos internacionales. En
consecuencia, algo después el gobierno norteamericano presentaba en el Subcomité I I de la Comisión de Fondos Marinos u n proyecto de artículos sobre la anchura del m a r territorial, estrechos
y pesquerías. La argumentación americana se b a s a b a en motivos
de seguridad en cuanto que los submarinos con cohetes balísticos nucleares con invulnerables a la detección cuando atraviesan
los estrechos sumergidos. La exigencia del libre paso no era,
por t a n t o , más que la contraprestación del reconocimiento de
las 12 millas de m a r t e r r i t o r i a l . Y así el proyecto de artículos
presentado por la delegación norteamericana el 3 de agosto de
1971 en el referido Subcomité I I , determinaba en su artículo
II que
«1... Todos los b u q u e s y aeronaves en tránsito gozarán
de la misma libertad de navegación y sobrevuelo en el
tránsito por y sobre tales estrechos... los Estados ribereños pueden señalar vías de paso aptas p a r a el t r á n s i t o . . .
39
40
41
2. Las disposiciones de este artículo no afectarán a
los convenios u otros acuerdos internacionales en vigor
específicamente relativos a estrechos particulares» .
42
El representante norteamericano, John R. Stevenson, afirmaba además que los estrechos de a n c h u r a superior a las 6 millas
náuticas tenían u n a vía de alta mar, con libertad de navegación
y sobrevuelo p a r a todos los b u q u e s y aeronaves. Y el 2 de abril
de 1973 añadía en el m i s m o Subcomité que el interés comunitario en los estrechos internacionales es mucho m á s vital que el
39. SCOOT S . TRUVER, The strait of Gibraltar and the
Mediterraneal.
A l p h e n a a n d e n R i j n 1980, p á g . 3.
40. P u e d e v e r s e e n International
legal materials, vol. I X , 1970, p á g .
809.
41. V é a s e D. MONTAZ, «La q u e s t i o n d e s d e t r o i t s á la t r o i s i é m e confer e n c e d e s N a t i o n s Unies s u r le d r o i t d e la m e r » . Annuaire franqais de droit
international, vol. X X , 1974, p á g . 849.
42. Doc. A/AC.138C.II/L.4. P u e d e v e r s e el t e x t o e n International
legal
materials, vol. X, 1971, p á g s . 1.013-1.020.
60
ESTRECHOS INTERNACIONALES
derecho de paso inocente p o r el m a r territorial. Si no la libertad
del alta m a r que disfrutan todos los Estados q u e d a r á n sin sentido:
«A la vista de la importancia de los estrechos utilizados p a r a la navegación internacional, cualquier reglamentación de tales estrechos que dependa de u n a serie de criterios q u e p u e d a n ser interpretados subjetivamente p o r
los Estados ribereños esparciará las semillas de conflictos futuros... es completamente inapropiado identificar
el problema del tránsito p o r los estrechos como si fuera
u n simple p r o b l e m a de paso p o r el m a r territorial, que
podría resolverse con la doctrina del paso inocente.»
Y el mismo delegado añadía en la sesión de Caracas de la
III Conferencia de Derecho del Mar, el 22 de julio de 1974:
«Para los Estados con costas como p a r a los Estados
cuyos b u q u e s y aeronaves transitan p o r dichos estrechos
no puede h a b e r una conferencia de Derecho del m a r fructífera a menos que se resuelva satisfactoriamente esta
cuestión» .
4S
En general toda la doctrina norteamericana ha destacado esta
importancia del tránsito por los estrechos p a r a las necesidades
de la seguridad nacional de los Estados U n i d o s . M. D a r m a n
comentaba a este respecto que en tanto que la flota soviética no
p o d r á desplegar su capacidad de movimiento sin tener que atravesar corredores m a r í t i m o s en estrechos y zonas de 200 millas
de otros países que no son aliados soviéticos, p o r el contrario,
la flota norteamericana tiene acceso directo a los océanos a ambos lados de sus costas, pudiendo b u s c a r a d e m á s las zonas marítimas de 200 millas de Estados aliados como Japón, Gran
Bretaña, República Federal de Alemania y Francia sin tener que
cruzar otras. Por ello, u n régimen de libertad de navegación de
la zona económica exclusiva y por los estrechos internacionales
tiene más ventajas p a r a la Unión Soviética que p a r a los Estados
Unidos .
La oposición norteamericana se basaba en que reconocer la
44
45
43.
MOORE, J. N., art.
cit.,
pág.
94.
44. REISMAN, M., T h e r e g i m e of s t r a i t s a n d n a t i o n a l s e c u r i t y : a n a p p r a i sal of i n t e r n a t i o n a l l a w m a k i n g s . American journal of international
law, vol.
74, 1980, p á g s . 48-76.
45. DARMAN, M., «The l a w of t h e s e a : R e t h i n k i n g U.S. i n t e r e s t s » . Foreign
affairs, vol. 56, 1978, p á g s . 377-378.
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
61
extensión a 12 millas del m a r territorial, sin contraprestación
alguna, significaría, según la misma, que se extendería a 116 estrechos el régimen de paso inofensivo. Por ello preferían mantener, en principio, u n m a r territorial de 3 millas náuticas, que
no es u n a regla mayoritaria; p o r ejemplo, en 1977 sólo 23 Estados la admitían, 7 tenían entre 3 y 12 millas, 76 reclamaban 12,
25 m á s de 12 y hasta 200. Ciertamente estas diferencias están
admitidas por el Derecho internacional, siempre que no se pase
de ciertos límites, pues el Estado tiene el derecho a señalar la
anchura de su m a r territorial, si ello está conforme con aquel
ordenamiento. Así el Tribunal Internacional de Justicia, en el
asunto de las pesquerías entre Gran Bretaña y Noruega, decidido
por la sentencia de 18 de diciembre de 1951, afirmó:
«La delimitación de los espacios marítimos tiene siemp r e u n aspecto internacional; no podría depender de la
sola voluntad del Estado ribereño tal como se enuncia
en su derecho interno. Si es cierto que el acto de delimitación es u n acto unilateral, puesto que el Estado ribereño es el único que tiene competencia p a r a hacerlo,
p o r el contrario, la validez de la delimitación respecto a
terceros Estados depende del Derecho I n t e r n a c i o n a l » .
46
El proyecto de convenio de 22 de septiembre de 1980 sobre
Derecho del m a r reconoce, p o r tanto, la competencia del Estado p a r a señalar este límite:
4 7
«Todo Estado tiene derecho a establecer la anchura
de su m a r territorial hasta u n límite que no exceda de
12 millas m a r i n a s medidas a p a r t i r de líneas de base determinadas de conformidad con esta convención» (art. 3).
Otra de las grandes potencias, la Unión Soviética, mantenía,
p o r idénticas razones, su oposición a limitar el paso libre por
los estrechos . P a r a ella la regla del libre paso por los estrechos
utilizados p a r a la navegación internacional h a llegado a ser u n
principio inherente a la libertad del alta m a r . El proyecto de
artículos que sometió al Subcomité II de la Comisión de Fondos Marinos contenía el principio de que
48
49
46. C o u r i n t e r n a t i o n a l e d e j u s t i c e : Recueil des arrets, avis
consultatifs
et ordonnances. 1951, p á g . 132.
47. Doc. A/Conf.62/WP.10/Rev. 3.
48. Doc. A / A C / 1 3 8 / S C . I I / L . 7 d e 25 de j u l i o d e 1972, p á g s . 173-174. P u e d e
v e r s e el t e x t o e n International legal materials, vol. X I I , 1973, p á g s . 40-42.
49. Doc. citado.
62
ESTRECHOS INTERNACIONALES
«En los estrechos utilizados para la navegación internacional entre u n a parte del alta m a r y o t r a p a r t e del
alta mar, todos los b u q u e s en tránsito gozarán de la
misma libertad de navegación, a los fines de tránsito por
dichos estrechos como tienen en alta mar» .
50
Para la Unión Soviética reconocer la a n c h u r a de 12 millas
p a r a el m a r territorial significaría modificar el régimen jurídico
de muchos estrechos internacionales utilizados desde hace siglos
p a r a la navegación internacional. Negarse a reconocer el libre
paso p o r los estrechos equivaldría prácticamente a establecer
el dominio de 12 ó 15 Estados adyacentes a los estrechos sobre
el paso de buques de casi 130 Estados del m u n d o .
Con esto la posición mantenida era casi idéntica a la de los
Estados Unidos. Permitir que se extienda la jurisdicción de los
Estados ribereños, escribe J. N. Moore, es capacitarles a cont r o l a r o a imponer condiciones unilateralmente a u n a libertad
comunitaria tan importante, sería injusto, ineficaz y conduciría
a u n conflicto. El tránsito p o r tales p u n t o s es fundamentalmente
diferente del tránsito por el m a r territorial en general y debe ser
reconocido como tal en interés c o m ú n . El acceso sin obstáculo
p o r los estrechos para los b u q u e s mercantes puede ser tan imp o r t a n t e como la defensa de los derechos de paso de los b u q u e s
de guerra. Por ejemplo, los Estados Unidos, Japón y los Estados
de las Comunidades europeas y m u c h o s países en desarrollo dependen esencialmente de los suministros de petróleo que puedan
t r a n s p o r t a r p o r u n o o m á s estrechos .
51
52
Otra gran potencia, como la República Federal de Alemania,
era también partidaria de este libre paso. Su representante en
la sesión de Caracas exponía en t a n t o que su país dependía estrechamente del acceso a alta mar, era i m p o r t a n t e m a n t e n e r la
libertad de paso y sobrevuelo por los estrechos internacionales,
teniendo en cuenta los intereses legítimos de los Estados ribereños . Estos intereses son protegidos mediante la observación
de las n o r m a s de seguridad en el tráfico y las relativas a la no
contaminación, siempre que se establezcan p o r vía convencional.
La posición de Gran Bretaña a través de su proyecto de ar5S
50. E l p r o y e c t o l i g e r a m e n t e r e f o r m a d o c o n t e n i d o e n el d o c u m e n t o
A / C o n f . 6 2 / C . 2 / L . l l d e 17 d e j u l i o d e 1974, r e p i t e e n s u a r t í c u l o 1,1 e s t e m i s mo precepto.
51.
MOORE, J. N., art.
52.
MOORE, J . N.,
53.
Doc. A/Conf.62/C.2/SR. 3 de 16 d e j u l i o d e 1974.
art.
cit.,
cit.,
pág.
pág.
79.
81.
63
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
t í c u l o s era afín a la de las otras grandes potencias. El 3 de
julio de 1974, en la segunda Comisión de la Conferencia de Derecho del Mar, añadía en su proyecto:
«1. En los estrechos a los que se aplica este artículo, todos los buques y aeronaves gozarán del derecho de
paso en tránsito, que no será impedido» (art. 1).
54
Aún m á s , el 9 de marzo de 1976 decía lord Campbell en la
Cámara de los Lores:
«Deseamos que la conferencia acepte que los b u q u e s
de guerra e incluso los submarinos sumergidos tengan el
derecho de atravesar los estrechos internacionales a u n q u e
el m a r territorial se amplíe a 12 millas» .
55
Frente a esta posición de las grandes potencias, los Estados
pequeños se presentaron siempre como enemigos del libre tránsito por razons históricas, políticas, estratégicas y de solidaridad
con los países en desarrollo, a p a r t e de los acuerdos defensivos
que pudieran establecer o t r a cosa; no admitían que se afectara
en m o d o alguno el principio de la soberanía nacional; p a r a ellos
n o hay p o r qué separar la navegación p o r los estrechos de la
navegación p o r el m a r territorial. Ello equivaldría a hacer posible que el poder naval de las grandes potencias se desarrollara
sin el m e n o r control de los Estados ribereños.
Para estos Estados u n a amplia libertad de paso p o r sus estrechos constituiría un peligro p a r a su seguridad y p a r a la defensa del medio marítimo contra la contaminación petrolífera
y nuclear. El libre tránsito implicaría p a r a estos E s t a d o s que n o
tendrían ninguna autoridad p a r a impedir el paso, aunque lo fuer a p o r su m a r territorial. Implicaría igualmente que los submarinos no navegaran necesariamente en superficie o m o s t r a n d o su
pabellón. Este derecho no está establecido expresamente en el
proyecto de convenio de 1980, pero puede deducirse del texto
y de las circunstancias de su elaboración, conforme a los artículos 31 y 32 del convenio de Viana sobre el Derecho de los Tratados.
Esta posición estaba contenida explícitamente en la p r o p u e s t a
presentada p o r u n a serie de E s t a d o s medios y pequeños, como
Chipre, España, Grecia, Indonesia, Malasia, Marruecos, Filipinas
y Yemen, a los que se añadió después F i j i . Todo lo cual era
56
54.
D o c A / A C / 1 3 8 / S C . I I / S R . 2 7 d e 24 d e m a r z o de 1972.
55.
MOORE, J . N . , art.
cit.,
pág.
101.
56. Doc. A/AC.138/SC.II/L.24. P u e d e v e r s e el t e x t o e n International
materials,
vol. X I I , 1973, p á g s . 573-580 y 1.251-1.258.
legal
64
ESTRECHOS INTERNACIONALES
contrario a las pretensiones ya examinadas de los grandes Estados que n o admitían la m e n o r restricción a sus submarinos nucleares. El p r i m e r proyecto presentado, en particular, inquietaba
a la Unión Soviética, en cuanto sus defensores, estaban estrechamente vinculados a los Estados Unidos, lo que podía provocar
discriminaciones en contra suya .
57
Las restricciones previstas por el proyecto de convenio a los
derechos tradicionales de los Estados ribereños, no afectaban,
sin embargo, al régimen de las aguas. El artículo 34 dice así:
«El régimen de paso por los estrechos utilizados para
la navegación internacional, establecido en esta parte, no
afectará en otros aspectos la condición jurídica de las
aguas que forman tales estrechos ni el ejercicio p o r los
Estados ribereños del estrecho de su soberanía o jurisdicción sobre tales aguas, su lecho y su subsuelo y el
espacio aéreo situado sobre las mismas» (par. 1).
Las medidas a a d o p t a r por los Estados ribereños en caso de
violación de las reglas de paso en tránsito no comprenden el derecho a a d o p t a r medidas ejecutivas. Sin embargo, los Estados
ribereños poseen algunos derechos según el artículo 233 del proyecto:
«...comete una violación ... que produzca o amenace con
producir daños i m p o r t a n t e s al medio m a r í t i m o de los
estrechos, los Estados ribereños de los estrechos podrán
t o m a r las medidas apropiadas de ejecución...»
Este texto hace surgir multitud de dudas: ¿cuáles son las
medidas de ejecución apropiadas en casos concretos?; además
de la detención y la inspección ¿incluyen también la c a p t u r a de
u n b u q u e en tránsito y la adopción de medidas en la jurisdicción
criminal contra la t r i p u l a c i ó n ? El proyecto reconoce además
expresamente el derecho del E s t a d o ribereño a establecer líneas
de navegación después de que las propuestas hayan sido presentadas a la Organización m a r í t i m a consultiva intergubernamental,
y el derecho a prohibir la pesca de b u q u e s extranjeros d u r a n t e
el tránsito y a aplicar allí sus aduaneras, fiscales, de inmigración
o sanitarias.
58
57.
MONTAZ, D . , art.
58.
MUENCH, W . , art.
cit.,
cit.,
pág.
pág.
853.
237.
65
CONFERENCIA DERECHO DEL MAR
V.
CONCLUSIONES
La I I I Conferencia de Derecho del M a r va a d a r nuevas soluciones a problemas viejos y va a reglamentar p o r p r i m e r a vez
otros nuevos. E n opinión de Scott C. Truver p o d r í a d a r lugar a
dos resultados igualmente insatisfactorios: 1. u n t r a t a d o amplio
detallado suficientemente q u e muchos E s t a d o s aceptarían sólo
con reservas i m p o r t a n t e s ; 2. u n t r a t a d o t a n general y desprovisto de detalle sobre aspectos realmente i m p o r t a n t e s q u e carecería de sentido a pesar de u n a amplia a c e p t a c i ó n . E l proyecto
de convenio responde a la p r i m e r a de estas ideas, p o r lo q u e
va a provocar serios problemas p a r a q u e m u c h o s E s t a d o s lo
afirmen y lo r a t i f i q u e n .
E n el t e m a concreto del paso p o r los estrechos, la solución
tiene q u e ser global. Pero, escribía en 1974 R. P . Anand, p a r a
unos cuantos estrechos considerados vitales p a r a la navegación
internacional, sería necesario establecer u n régimen m á s liberal
de navegación sobre la b a s e de t r a t a d o s especiales q u e protejan
cuidadosamnte los intereses económicos y de seguridad de los
Estados ribereños y les d e n u n a j u s t a compensación al conceder
tal derecho de p a s o . Otras soluciones serían la internacionalización de los estrechos, lo q u e supondría crear u n a a u t o r i d a d
internacional q u e los controlara, establecer pasillos de alta m a r
en ellos, etc. Pero la solución negociada en el proyecto de convenio h a sido u n a victoria de las grandes potencias que h a n obtenido las siguientes ventajas, como p u s o d e relieve J. N . Moore:
el derecho d e sobrevuelo como en los océanos, el reconocimiento
de las necesidades diferentes del paso p o r los estrechos como distintas del paso p o r el m a r territorial en general, el derecho de
tránsito en inmersión, los derechos de tránsito n o están sujetos
a la calificación d e pacíficos p o r el E s t a d o ribereño, la competencia limitada de éste en la protección del medio está en relación con la libertad de navegación comunitaria, la inexistencia
de discriminación contra b u q u e s o aeronaves militares, la libert a d de navegación a través, sobre o bajo las vías de navegación
archipelágicas**.
El m é r i t o del proyecto es q u e las desventajas q u e e n t r a ñ a
p a a r muchos Estados, coom España, el p a s o en tránsito, se ven
59
60
6 1
59.
TRUVER, SCOTT S . , ob. cit.,
60.
A/Conf.62/WP.10/Rev.3.
cit.,
p á g s . 207-208.
61.
ANAND, R. P., art.
62.
MOOREO, J . N . , art. cit., p á g s . 120-121.
p á g . 189.
66
ESTRECHOS INTERNACIONALES
compensadas con los beneficios que el texto otorga a los Estados
c o n t r a t a n t e s . E n t r e ellos la participación en las riquezas de los
fondos m a r i n o s o la posibilidad de r e c u r r i r al arreglo pacífico
de las controversias que surjan del tránsito p o r los estrechos y
del uso de las aguas territoriales p a r a este paso. Especialmente
el artículo 286 del proyecto establece:
«Con sujeción a lo dispuesto en la sección 3, toda controversia relativa a la interpretación o la aplicación de
esta convención, cuando no haya sido resuelta p o r aplicación de las disposiciones de la sección 1, se someterá,
a petición de cualquiera de las p a r t e s en la controversia,
a la corte o al tribunal que sea competente conforme a lo
dispuesto en esta sección».
Descargar