"El placer sensoriomotriz debe reconocerse como la plataforma

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"El placer sensoriomotriz debe reconocerse como la plataforma, como el camino real del
cambio en el niño, como la fuente de la evolución de todos sus bloqueos, desde los más
minúsculos a los más graves. Nuestro punto de partida será, ante todo las observaciones
hechas en nuestra práctica cotidiana.
El placer sensoriomotriz es la expresión evidente de la <<unidad>> de la persona del niño,
puesto que crea la unión entre las sensaciones corporales y los estados tónico emocionales y
permite el establecimiento de la globalidad, una globalidad total, en la cual el educador debe
respetar del niño su sensomotricidad, su emocionalidad, su sexualidad, su tiempo, su manera
absolutamente original de ser y estar en el mundo, de vivirlo, de descubrirlo, de conocerlo,
todo esto a la vez.
Es corriente que advirtamos el placer sensoriomotriz a través solamente de actividades
motrices como andar, correr, saltar o trepar, es decir a través de actividades más orientadas
hacia el espacio y los objetos exteriores al niño. Estamos poco acostumbrados a interesarnos
por el placer sensoriomotriz vinculado a actividades motrices centradas en el placer de las
sensaciones corporales, de origen propioceptivo, con las incidencias psicológicas que de ello se
derivan; estas actividades motrices basadas en el desequilibrio, como por ejemplo el
balanceo, el giro, la caída, están en efecto , más centradas en el propio cuerpo que en los
objetos exteriores e implican un menor esfuerzo de adaptación al entorno que saltar o
trepar...
Debemos reconocer, además que el placer sensoriomotriz no evoluciona sino existe una
intensa movilización sensorial y tónica-emocional; el niño debe vivenciar el placer de
movimiento, aunque también puede existir un placer sensoriomotriz vivido casi en
inmovilidad, como lo es por ej. la relajación tónica. El asumir y vivenciar una intensa
movilización sensorial tónico-emocional aporta siempre un sosiego, mediante la reducción de
tensiones, que abre cada vez más variadas y matizadas, es decir, que el placer sensoriomotriz
después de su reconocimiento evoluciona hacia una dinámica de comunicación y creación.
Efectivamente el juego simbólico, el dibujo espontáneo, el canto , las construcciones, son sus
consecuencias directas y favorecen la adquisición de la inteligencia verbal o reflexiva. Es así
como el placer sensoriomotriz se despliega hacia aproximaciones culturales cada vez más
amplias, indispensables para la afirmación de la persona."
Extractado de B. Aucouturier (1985). La Práctica Psicomotriz. Barcelona: Ed. Científico Médica.
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