4. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN.

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4. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN.
El osteoma osteoide aparece en muy diferentes localizaciones, casi ningún hueso
está excluido de la manifestación de este tumor. Por ello es preciso obtener imágenes
que identifiquen y documenten los cambios que este tumor provoca de forma clara y
determinante. Pero, en ocasiones estos cambios no son documentados correctamente por
todas las técnicas que disponemos. Por ello debe siempre considerarse si las imágenes
obtenidas son suficientes para diagnosticar el osteoma y si estas son las optimas para la
localización del tumor en cada caso en particular.
La radiografía, la tomografía convencional, el rastreo óseo, la tomografía
computadorizada, y la resonancia magnética son muy útiles en la localización
preoperatoria. El método mejor de imagen preoperatorio es la tomografía
computadorizada. Intraoperatoriamente, la fluorescencia con tetraciclina bajo la luz
ultravioleta también puede ayudar en la localización mientras que el examen nuclear es
una técnica fiable que puede usarse para confirmar la resección completa del nidus.
4.1. Radiografía.
Una radiografía es una imagen registrada en una placa o película fotográfica. La
imagen se obtiene al exponer dicha placa o película a una fuente de radiación de alta
energía, comúnmente rayos X o radiación gamma procedente de isótopos radiactivos
(Iridio 192, Cobalto 60, Cesio 137, etc.). Al interponer un objeto entre la fuente de
radiación y la placa o película, las partes más densas aparecen con un tono más o menos
gris en función inversa a la densidad del objeto.
Figura 3. Radiografía de un osteoma osteoide situado en el fémur.
Suele elegirse como el método idóneo para un examen inicial, pudiendo llegar a ser
la única imagen requerida para el diagnóstico. La lesión comúnmente aparece como una
pequeña isla de hueso esclerótico en cuyo interior encontramos una pequeña área
radiolucente. Esta área, el nidus, raramente sobrepasa los 1,5 cm de diámetro, y puede
ser asociada a una esclerosis de hueso cortical o endostal, con o sin la aparición de
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4. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN.
calcificación. La radiografía suele ser suficiente, aunque algunas áreas del esqueleto son
de difícil acceso mediante rayos-x, entre ellas la espina dorsal, el cuello femoral y los
huesos pequeños de manos y pies. En la espina dorsal la propia columna vertebral puede
ensombrecer áreas ocultando así el tumor. En casos donde el osteoma osteoide afecte a
la espina dorsal pueden aparecer anormalidades de alineamiento tales como escoliosis,
cifosis o hiperlordosis. En niños el sobrecrecimiento del hueso puede aparecer si el
tumor no es extirpado a tiempo. Debe presentarse un especial cuidado en la
diferenciación del osteoma osteoide de un absceso de Brodie y de un osteoblastoma. La
mejor forma para diferenciarlo de este último es basándose en el tamaño del tumor ya
que el osteoblastoma suele ser de un tamaño mucho mayor.
Como podemos observar en la Figura 3, mediante la radiografía obtenemos una
imagen bien definida de la esclerosis producida por la lesión rodeada de un anillo
radiolucente. Los casos en los que en la radiografía se aprecie una clara ausencia de
reacción periostal pueden sugerir que nos encontramos ante un osteoma osteoide de tipo
esponjoso.
4.2. Examen nuclear.
Conocido técnicamente como gammagrafía ósea, se trata de una exploración del
esqueleto que permite detectar pequeñas alteraciones funcionales (cambios
osteoblásticos) antes de que estas puedan ser detectadas con una radiografía o una
tomografía computarizada. Se emplea para ello Tecnecio-99 unido a MDP (metilen
difonato como radiotrazador fosfatado que es absorbido por los cristales de
hidroxiapatita y calcio del tejido óseo), dependiente del flujo sanguíneo. La intensidad
de fijación es proporcional al grado de actividad osteoblástica, la cual está aumentada en
toda lesión ósea representando un mecanismo de reparación.
Figura 4. Examen nuclear de un osteoma osteoide situado en la tibia.
Como podemos observar en la Figura 4, alrededor de la zona afectada por la lesión
se muestra una intensa absorción de radioisótopos, lo que provoca en la imagen un gran
oscurecimiento del área afectada.
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4. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN.
El examen nuclear presenta una actividad bastante intensa en la localización del
tumor (aumento de la presión sanguínea y formación de hueso). Puede ser de gran
utilidad para localizar el tumor previamente a la operación. Su uso para confirmar la
extirpación completa del tumor puede dar resultados antes de que aparezcan cambios
sensibles para una radiografía.
4.3. Tomografía axial computarizada (TAC).
Una tomografía axial computarizada, TAC o escáner es un procedimiento de
diagnóstico médico que utiliza rayos X con un sistema informático que procesa las
imágenes y que permite obtener imágenes radiográficas en secciones progresivas de la
zona del organismo estudiada, y si es necesario, imágenes tridimensionales de los
órganos o estructuras orgánicas. Mediante el TAC obtenemos imágenes de secciones
perpendiculares del organismo.
Figura 5. Tomografía de un osteoma osteoide localizado en un fémur.
La tomografía axial computarizada es perfecta para la detección y para una
localización precisa del nidus, su uso ha ido ganando presencia a lo largo del tiempo
frente al resto de alternativas. Muy utilizada en las diferentes técnicas de ablación
percutánea. Como se muestra en la Figura 5, mediante la tomografía computarizada
obtenemos una imagen muy definida del nidus, con forma redonda u ovalada, y rodeado
de esclerosis. El TAC es particularmente efectivo en áreas cuya complejidad anatómica
impide a otras técnicas de imagen obtener una identificación convincente. Los cortes
deben ser de 1 o 2 mm para una correcta visualización del nidus. Deben ajustarse las
escenas de la ventana del escáner del TAC para que la reacción densa alrededor de la
lesión no disimule el pequeño nidus de densidad baja.
4.4. Resonancia magnética (RM).
Una imagen por resonancia magnética (IRM), también conocida como tomografía
por resonancia magnética (TRM) o imagen por resonancia nuclear magnética (NMRI o
IRNM) es una técnica no invasiva que utiliza el fenómeno de la resonancia magnética
para obtener información sobre la estructura y composición del cuerpo a analizar. Esta
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4. DIAGNÓSTICO POR IMAGEN.
información es procesada por ordenadores y transformada en imágenes del interior de lo
que se ha analizado. A diferencia del TAC, no usa radiación ionizante, sino campos
magnéticos para alinear la magnetización nuclear de (usualmente) átomos de hidrógeno
del agua en el cuerpo. Los campos de radiofrecuencia se usan para sistemáticamente
alterar el alineamiento de esa magnetización, causando que los núcleos de hidrógeno
produzcan un campo magnético rotacional detectable por el escáner. Esa señal puede ser
manipulada con adicionales campos magnéticos y así construir con más información
imágenes del cuerpo.
La resonancia magnética presenta una menor definición de la lesión si lo
comparamos con el TAC, siendo el tumor, en algunos casos, difícilmente diferenciable
del tejido muscular o de la grasa. Únicamente en casos de osteoma osteoide esponjoso,
la resonancia magnética presenta mejores resultados que el TAC.
Figura 6. Resonancia magnética de un osteoma osteoide situado en el fémur.
Como se puede apreciar en la imagen, la formación del hueso que se produce
alrededor del nidus del tumor se ve representada por una zona muy oscurecida, mientras
que el nidus en su interior resalta como un pequeño punto brillante.
4.5. Ultrasonografía.
La ultrasonografía, ecografía o ecosonografía es una técnica de imagen que emplea
los ecos de una emisión de ultrasonidos dirigida sobre un cuerpo u objeto como fuente
de datos para formar una imagen de los órganos o masas internas con fines de
diagnóstico. Un pequeño instrumento llamado transductor emite ondas de ultrasonidos.
Estas ondas sonoras de alta frecuencia se transmiten hacia el área del cuerpo bajo
estudio, y se recibe su eco. El transductor recoge el eco de las ondas sonoras y una
computadora convierte este eco en una imagen que aparece en la pantalla. La ecografía
es un procedimiento sencillo, no invasivo, en el que no se emplea radiación, a pesar de
que se suela realizar en el servicio de radiodiagnóstico.
No existen muchos casos documentados en los que la ultrasonografía haya sido
utilizada para el diagnóstico del osteoma osteoide (tanto la ultrasonografía común como
la de Doppler). La ultrasonografía de doble color de Doppler puede ser utilizada para
identificar los vasos nutricios del nidus, también podría ser utilizada para guiar la
biopsia del tumor. Irregularidades corticales y sinovitis focal encontradas mediante
ultrasonografía pueden indicar osteoma osteoide intra-articular.
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4.6.
Angiografía.
La angiografía es un examen de diagnóstico por imagen cuya función es el estudio
de los vasos circulatorios que no son visibles mediante la radiología convencional. El
término angiografía se refiere por lo general a las distintas técnicas radiológicas que se
utilizan para obtener imágenes con referencia al diámetro, aspecto, número y estado
clínico de las diversas partes del aparato vascular. La angiografía se puede dividir en
dos fases: la primera consiste en introducir el medio radio-opaco o de contraste que
permitirá que las venas, arterias o vasos linfáticos sean visibles a la radiografía; la
segunda fase es tomar la o las radiografías de acuerdo a la secuencia predeterminada
con objeto de realizar el estudio de los vasos en cuestión.
Solo debe ser usada en casos muy concretos debido a ser mucho más invasiva que el
resto de las alternativas para el diagnóstico. En la angiografía el nidus se encuentra
altamente vascularizado circunscrito por un enrojecimiento tanto en la fase arterial
como en la venosa. Al igual que en la radiografía, se debe tener especial cuidado en la
diferenciación del osteoma osteoide de un absceso de Brodie ya que ambos presentan
hipervascularidad en la angiografía.
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