No dejarse llevar por las apariencias

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No dejarse llevar por las apariencias
Hay mucha gente que aparenta ser lo que supone que se espera de ella. Ya sea
por condicionamientos de su educación, o porque le resulte más útil a sus
fines.
Aparentar significa mostrar algo que no se es o no se tiene, fingir. Esta
palabrita viene del latín fingere que significa “modelar”. Es decir que
aparentar es modelar aquello que queremos dar a conocer públicamente. Esto
trae consigo un gran desgaste de energía pues hay que estar permanentemente
en pose, en lugar de disfrutar de la vida grandiosa que nos es dada.
Cuánta gente ejerciendo profesiones con las que no laten, pero les da
prestigio, o personas que fingen amistad con otros solo para obtener rédito
social o económico, o gurúes que dicen ser iluminados y solo los sigan a
ellos sin invitar al disenso ni al discernimiento, políticos que dicen una
cosa en campaña y luego hacen otra… en fin, lo vemos en el día a día. La
mayoría de esa gente solo ha olvidado mirarse internamente. Reconocerse y
como luz infinita de Dios, derramarse verdaderamente desde el ser. Han cedido
a las presiones del medio o mandatos familiares y sociales para ser lo que se
esperaba que hicieran y obtener lo que era lógico que consiguieran. Y así en
esa maraña de enredos opacando el ser, fueron apagando su fueguito.
Sin embargo no todos llegan a ese extremo y se dan cuenta a tiempo que en
determinada situación comenzaron a aparentar, Puedo imaginar algunas
alternativas tales como:
puede ser ante algo que les dolía y decidieron solo mostrarse fuertes, tal
vez por orgullo o por no querer herir a otros,
puede ser ante la pérdida de un status social o económico, con el objeto de
no perder a las relaciones sostenidas en determinado ambiente,
puede ser ante el desamor o el cambio de sentimientos en su propio
matrimonio, pensando que hacen lo mejor para que la familia no sufra,
sin embargo no nos sentimos en paz con nosotros mismos, porque sabemos que no
estamos siendo coherentes entre nuestro sentir, pensar y hacer.
Si queremos desapegarnos de estas apariencias, y bucear adentro, buscando
cómo encontrarnos mejor, desde nosotros mismos, podemos realizar estas
simples prácticas que hallé en un escrito sin autor:
– Atendiendo nuestros pensamientos, sentimientos y deseos.
– Prestando sólo atención limitada a las expectativas de los demás.
– Recordando que el derecho de vivir según pensamos y sentimos, también
ampara a quienes nos rodean.
– No juzgándonos a cada momento, sino reflexionando con claridad y espíritu
crítico sobre nuestras decisiones.
– Practicando la autoafirmación. Somos únicos, e irrepetibles. No hemos de
copiar planteamientos ni criterios ajenos.
– Teniendo claro que cada decisión corresponde a un “aquí y ahora” y que
podemos cambiar de opinión, o de manera de actuar cuando lo sintamos.
– Aceptándonos, queriéndonos y gustándonos como somos.
– Asumiendo nuestras sombras e intentando mejorarnos cada día.
Bendiciones, paz y bien. Verónica Heiland
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