Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud

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REVISIÓN
Bebidas energizantes: efectos benéficos y perjudiciales para la salud
PERSPECTIVAS EN NUTRICIÓN HUMANA
ISSN 0124-4108
Escuela de Nutrición y Dietética, Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia
Vol. 17, N° 1, enero-junio de 2014, p. 79-91
Artículo recibido: 7 de febrero de 2015
Aprobado: 2 de abril de 2015
Julio César Sánchez1; César Ramón Romero1; Cristhian David Arroyave1;
Andrés Mauricio García1; Fabián David Giraldo1; Leidy Viviana Sánchez1
Resumen
Antecedentes: las bebidas energizantes se promueven como curas milagrosas contra el cansancio, lo cual ha logrado que su consumo se incremente progresivamente. Objetivo: revisar el estado
actual del conocimiento respecto a las bebidas energizantes y sus componentes, particularmente
sus efectos benéficos y adversos. Materiales y métodos: se realizó una búsqueda bibliográfica abierta en las bases de datos Science Direct, Scielo, Medline y Pubmed utilizando diferentes
combinaciones de los siguientes descriptores: energy drinks, marketing, caffeine, taurine, glucose,
guarana, xantine, vitamins, pharmacology, heart rate, cognition, natural product, decision-making.
Resultados: aunque no se conocen con claridad todos los componentes y sus concentraciones en
las bebidas energizantes comercializadas, algunos de los componentes más comunes, tales como
la cafeína y la taurina, tienen efectos adversos demostrados. Conclusión: no existen estudios
concluyentes que demuestren los efectos benéficos de las bebidas energizantes, pero si existe
suficiente evidencia de los efectos adversos de algunos de sus componentes más comunes. Son
necesarios más estudios para determinar con certeza la seguridad de las bebidas energizantes, las
cuales poseen un potencial tóxico considerable, que no es informado debidamente al consumidor.
Palabras clave: bebidas energéticas, suplementos dietéticos, cafeína.
1
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Tecnológica de Pereira, AA 97 Vereda La Julita, Pereira, Colombia
[email protected]
Como citar este artículo: Sánchez JC, Romero CR, Arroyave CD, García AM, Giraldo FD, Sánchez LV. Bebidas energizantes: efectos benéficos y
perjudiciales para la salud. Perspect Nutr Humana. 2015;17: 79-91.
DOI:10.17533/udea.penh.v17n1a07
Perspectivas en Nutrición Humana
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Bebidas energizantes
Energy drinks: beneficial and harmful effects on health
Abstract
Background: Energy drinks are promoted as solutions to prevent tiredness, which has caused that their consumption increased progressively. Objective: To review the current state of knowledge regarding energy drinks and their
components, particularly the beneficial and adverse effects. Materials and methods: A broad search was performed
in Science Direct, SciELO, Medline and Pubmed databases, employing different combinations of the following descriptors: energy drinks, marketing, caffeine, taurine, glucose, guarana, xantine, vitamins, pharmacology, heart rate,
cognition, natural product, decision-making. Results: Although the commercial energy drink components and their
concentrations are not clearly determined, there is not enough evidence to support the adverse effects of some of
their most common components as caffeine and taurine. Conclusion: There are no conclusive studies to support
beneficial effects of energy drinks, but instead there is enough evidence about the adverse effects of some of the most
common components of these beverages. Many more studies are needed to determine the safety of energy drinks,
which have a considerable toxic potential not adequately informed to the consumer.
Key words: energy drink, dietary supplements, caffeine.
INTRODUCCIÓN
Las bebidas energizantes son productos de venta
libre, promocionados como una forma de aliviar la
fatiga, mantener la vigilia, mejorar el rendimiento
físico y estimular las capacidades cognitivas ante
situaciones de estrés (1). Adolescentes y adultos
jóvenes son sus mayores consumidores, buscando mejorar su rendimiento intelectual, vincularse
socialmente y/o antagonizar los efectos del alcohol (2), motivaciones surgidas de la publicidad y
las creencias populares. Dado que toda la población tiene libre acceso a estas bebidas, su publicidad es abierta y masiva y la única restricción que
contempla la ley es la venta a menores de edad.
El consumo se ha disparado en los últimos años,
aunque su seguridad no esté completamente
estudiada. Este es un problema relevante, pues
diversos componentes de estas bebidas pueden
representar un riesgo para la salud de quienes las
consumen, especialmente sin restricción de cantidad (3).
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En 2011 la European Food Safety Authority (4)
realizó un estudio para recolectar datos sobre el
consumo de bebidas energizantes en 16 países
de la Unión Europea. Se encontró que 68% de los
adolescentes, 30% de los adultos y hasta 18% de
los niños las habían consumido con alguna variación entre los países evaluados.
Entre la población juvenil, los estudiantes universitarios tienen una mayor predilección por estas
bebidas, los más proclives a su consumo son los
de medicina, según estudios realizados en Nueva
York, Turquía y Canadá, en los cuales la población estudiada refiere que la ingestión frecuente
es realizada con el objetivo de lograr un mayor
rendimiento académico (34,8%) y controlar los
efectos de la intoxicación por alcohol (11,9%).
Aun teniendo conocimiento de su posible toxicidad, los estudiantes universitarios objeto de estos
estudios las consideran un producto seguro (5-7).
En otro estudio realizado en Estados Unidos en
estudiantes de grados 8, 10 y 11, también se en-
contraron altas frecuencias de consumo, hasta de
30% diario, adicionalmente con reportes de tasas
de consumo regular de otras sustancias psicoactivas, como alcohol, cigarrillos y otras sustancias
potencialmente adictivas (8).
En Latinoamérica, 64,9% de personas han ingerido bebidas energizantes, de ellos 87,6% las han
mezclado con alcohol (9); los consumidores principales son personas entre 14 y 25 años (5). En
un estudio realizado para determinar motivación,
percepción y patrones de ingestión de las bebidas
energizantes de este grupo etario, adujeron las
siguientes razones para tomarlas, en su orden:
producción de energía y mantenimiento de la vigilia, sabor, antagonismo de los efectos del alcohol, facilitación de la ebriedad y vinculación social
(5-6). Los participantes relataban el consumo de
dos a cinco latas de 250 mL durante una noche, la
mezcla con alcohol (29,7%) y la utilización simultánea de otras sustancias de abuso, como marihuana (54,2%), cocaína (11,7%), éxtasis (12,5%)
o metanfetaminas (3,3%). La mezcla de estas
sustancias ha ido incrementándose debido a la
vinculación social que genera (10).
En México, en un estudio realizado en 1.138 estudiantes de la Universidad de Baja California, el 12%
consumía bebidas energizantes por lo menos una
vez a la semana, al mismo tiempo se encontraron
altas prevalencias de sobrepeso y obesidad (11).
Por otra parte, Ballistreri y colaboradores, en Argentina, caracterizaron el uso de estas bebidas en
estudiantes de educación física; el 100% las había
consumido por lo menos una vez en su vida y el
39,4% lo había hecho seis o más veces en el último mes. El 75,2% de los entrevistados manifestó
consumir estas bebidas en discotecas, el 54% para
atenuar el sabor del alcohol y el 87,6% las combinó
con alcohol.
En el contexto colombiano, las bebidas energizantes se encuentran reguladas por el Instituto Na-
cional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos
(Invima). Existen más de 60 registros sanitarios
de este tipo de bebidas en el país. El reglamento
técnico que deben cumplir estos productos, para
su consumo en Colombia, está establecido en la
resolución 4150 del 3 de noviembre de 2009 y
está permitido agregarles componentes como gas
carbonatado a máximo cinco volúmenes y nutrientes como vitaminas B1, B2, B5, B6, B12, niacina y
vitamina C, calcio y magnesio (13).
El objetivo de la presente revisión es recopilar y
analizar la información disponible acerca de los
efectos de las bebidas energizantes a través de
la consulta de los documentos seleccionados para
determinar cuáles de los efectos publicitados tienen sustento científico y establecer los posibles
efectos tóxicos de los diversos componentes de
estas bebidas de uso común.
MATERIALES Y MÉTODOS
La búsqueda de información se realizó mediante
la consulta en los recursos bibliográficos, como las
bases de datos Science Direct, Scielo, Medline y
Pubmed, utilizando diferentes combinaciones de
los siguientes descriptores: energy drinks, marketing, caffeine, taurine, glucose, guarana, xantine, vitamins, pharmacology, heart rate, cognition, natural
product, decision-making. Se revisaron artículos de
investigación publicados entre 1980 y 2015.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Reseña histórica
El primer registro de bebidas energizantes se remonta a 1906, cuando una de las más conocidas
marcas de gaseosas colas, se ofertaba como tal;
sus efectos estaban dados por sus altas concentraciones de cafeína (14). Posteriormente en 1926,
en el Reino Unido, aparece una bebida creada por
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Bebidas energizantes
William Owen con el propósito de generar una fuente de energía para ayudar a la recuperación de pacientes enfermos. A partir de 1938 dicho producto
se comercializa hacia nuevas compañías (15).
Estas bebidas evolucionan en Asia en la década de
1960, en el proceso de búsqueda de alimentos para
aumentar la energía y disminuir el agotamiento físico
y mental (9); en 1962 aparece en el mercado la
primera bebida energética de Japón, compuesta por taurina, vitaminas del complejo B, niacina
y ginseng; en la misma época, en Tailandia, se
produjo una bebida a la cual se le agregó, además de los anteriores, cafeína y azúcar (16).
Durante los años 1970 y 1980 la industria de bebidas colas iniciaron la producción de diferentes
productos con altas concentraciones de cafeína,
azúcar, e incluso mezclas con guaraná, pero con
el surgimiento de la más conocida bebida energizante en Austria en 1987 y su posterior llegada a
Estados Unidos en 1997; el comercio de dichas
bebidas comenzó a aumentar exponencialmente a
nivel mundial (17). En nuestro país se encuentran
disponibles desde agosto de 2003.
Tipos y composición
Se estima que existen más de 300 variedades de
bebidas energéticas en el mundo, de las cuales el
60% son provenientes de Estados Unidos. Desde
1998 hasta 2003 las ventas sobrepasaron las cifras esperadas con aumento de 465% para el 2006
con ganancias de cinco billones de dólares. Para el
2008, la industria de bebidas energizantes alcanzó
ventas mundiales de hasta 26,9 mil millones de dólares, además de ser considerada el tipo de bebida
más vendida entre la población joven (17).
Entre los principales componentes de las bebidas
energizantes se encuentran las metilxantinas, los
aminoácidos taurina y L-carnitina, y el carbohidrato glucuronolactona; ciertas bebidas reemplazan
la cafeína por guaraná y las promocionan como
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más seguras, por tratarse de un extracto vegetal;
pero cada gramo de guaraná posee 36,8 mg de
cafeína, 2,2 mg de teobromina y 1,1 mg de teofilina, por lo cual su potencial tóxico no disminuye.
Además dichas concentraciones no son tenidas
en cuenta para calcular la cantidad total de cafeína en una bebida energizante, pues hasta el 8%
del contenido total del extracto de guaraná puede ser cafeína, dependiendo del método utilizado
para la producción del extracto y del tipo de semilla usado (18). De esta manera, el contenido total
de cafeína puede ser subvalorado, lo que significa
un aumento en el riesgo de ocurrencia de las reacciones adversas asociadas a cafeína reportadas
en la literatura, detalladas más adelante.
Otro de los principales componentes de las bebidas
energizantes es la glucosa, usualmente presente
en altas concentraciones y la cual puede mejorar el
rendimiento cognitivo, particularmente la memoria
espacial, lógica, de corto y largo plazo, según algunas afirmaciones (19). Otras bebidas adicionan vitaminas, minerales y componentes no determinados,
solo reportados en forma genérica y sin determinar
su concentración en las tablas de composición de
estas bebidas (20). Más aún, en muchas de ellas
se reporta el agregado de una “mezcla energética”
(energy blend), cuyos ingredientes son indeterminados; en algunas de estas bebidas se reportan los
componentes de esa mezcla, pero no se definen
sus concentraciones (Figura).
Efectos adversos
Los mecanismos de acción y principales efectos
reportados de los componentes mayoritarios de
las bebidas energizantes, tanto benéficos como
adversos, están resumidos en la tabla 1.
En niños, adolescentes y adultos jóvenes las
bebidas energizantes no tienen ningún beneficio
terapéutico probado y los efectos farmacológicos
de sus componentes conocidos y no conocidos
Figura. Tablas de información nutricional de las bebidas energizantes más vendidas en Colombia
sugieren que estas podrían aumentar el riesgo
de efectos adversos severos (21), relacionados
con la toxicidad de sus ingredientes y también
con situaciones específicas asociadas, como la
ingestión en combinación con el alcohol (22), con
aumento de los reportes de intoxicación con cafeína y al parecer problemas de dependencia (23). El
consumo de bebidas energizantes, en conjunto con
alcohol, reduce la intensidad de varios de los síntomas subjetivos de la intoxicación, pero no afecta
significativamente la alteración de la coordinación
motora y el tiempo de respuesta visual (24). Adicionalmente, el consumo de bebidas energizantes está estrechamente asociado con conductas
problemáticas, si es frecuente permite identificar
a los estudiantes en riesgo de consumo de otras
sustancias adictivas, como marihuana, cocaína,
éxtasis, metanfetaminas y popper (10).
Respecto a la creencia popular de que las bebidas
energizantes combinadas con el alcohol reducen
el efecto depresor de este último, Ferreira y colaboradores (25) compararon la respuesta de una
prueba de esfuerzo máxima en tres grupos de pacientes: algunos ingirieron bebidas energizantes,
otros alcohol y el tercer grupo una combinación de
ambos; en este estudio no se encontraron diferencias significativas en la respuesta a la prueba de
esfuerzo, entre quienes consumieron alcohol solo
o combinado con bebidas energizantes.
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L- carnitina
Glucuronolactona
Taurina
Cafeína
Ingrediente
Aminoácido.
Carbohidrato
derivado de la
oxidación del
grupo-OH de
la D-glucosa.
Aminoácido.
1,3,7 trimetilxantina.
Descripción
estructural
Transporte de ácidos grasos a la
mitocondria (65).
Se conoce poco sobre sus efectos
metabólicos.
No posee un receptor definido.
Regulación del calcio y el volumen
intracelular (60). . Receptor
desconocido.
Antagoniza el receptor de
adenosina (49), inhibe la acción
GABA, modula la acción de las
fosfodiesterasas, activa receptores
de ryanodina (50) y su receptor
A2A está asociado con efectos
sistémicos y locales (51).
Mecanismos de acción
Mejora la función muscular y la
resistencia al ejercicio (65).
Disminuye el estrés oxidativo (64).
Neuroprotector: modula la vía
intrínseca de la apoptosis e
inhibe la activación de calpaína
(61), disminuye la producción
de ácido láctico después del
ejercicio (62).
Aumenta el nivel de alerta (52) y
locomoción (53).
Efectos benéficos
Tabla. Componentes principales de las bebidas energizantes, características y efectos
Riesgo de endometriosis en modelos
murinos (66).
No se ha reportado ninguno hasta el
momento.
Taquicardia (63).
para la concentración, irritabilidad
(56), alucinaciones (57), cefalea
(58), convulsiones (59).
Afecciones cardiovasculares y
respiratorias: taquiarritmias (54),
aumenta de la presión arterial (55),
neurológicos: genera dificultad
Efectos adversos
Bebidas energizantes
Un estudio realizado en Brasil encontró que los consumidores de un coctel de bebidas energizantes y
alcohol presentaban deterioro en la percepción de
la coordinación, debilidad, sequedad bucal y cefalea, siendo menores estas alteraciones en sujetos
que consumieron solamente alcohol (24). Adicionalmente, de acuerdo con Souza y su grupo de
investigación (26), el consumo de bebidas energizantes está asociado al de alcohol, e inclusive
al de otras drogas de abuso, sin evidencia científica para justificar su uso en la dieta diaria, ni en
situaciones como el deporte, el bajo rendimiento
escolar o afecciones como la depresión. En cambio, hay evidencia acerca de las alteraciones en
el comportamiento, la subestimación del grado de
intoxicación etílica y diversos reportes de casos
sobre efectos cardiacos adversos relacionados
con el consumo de estas bebidas (26).
en un paciente varón de 40 años sin otra explicación para el cuadro. La resolución del cuadro
ocurrió tras dos días de interrumpir la ingesta de
una conocida marca de energizantes y el paciente
continuó sano tras diez meses de seguimiento sin
consumir dicha bebida.
Reportes de casos han evidenciado efectos clínicos
desfavorables asociados al consumo agudo y crónico de bebidas energizantes, tales como síndrome
de Brugada (28), disfunción endotelial y plaquetaria
aguda (29), accidente cerebrovascular isquémico y
convulsiones (30), síndrome de QT largo e infarto
agudo de miocardio (31); otros estudios han encontrado evidencia de los efectos adversos de los componentes de estas bebidas, tales como la taurina y
las metilxantinas, asociadas con taquicardia, agitación, sangrado, alteración del estado de conciencia
y convulsiones tónicoclónicas (30, 32).
Trabulo y colaboradores (34) reportaron un caso
de intoxicación por cafeína asociado al consumo
de aproximadamente seis latas de una famosa
marca de estas bebidas en un periodo de cuatro
horas. El paciente presentó convulsiones tónicoclónicas y acidosis metabólica sin otra explicación;
el cuadro remitió y el paciente fue dado de alta
tras su resolución. En un reporte de tres casos
por Rizkallah (35) se encontró asociación entre el
consumo excesivo de bebidas energizantes (hasta nueve latas de 250 mL) y la recaída en estados psicóticos de tres pacientes psiquiátricos (dos
pacientes con diagnóstico de trastorno afectivo
bipolar tipo II y un paciente con trastorno afectivo
bipolar tipo I). Tras el cese del consumo por parte de dos de los pacientes, estos obtuvieron una
estabilidad psiquiátrica. También se reportó un
caso de recaída de un paciente esquizofrénico paranoide de 43 años, previamente controlado con
haloperidol por varios años, pero que tras el inicio
de consumo de bebidas energizantes (consumo
máximo de diez latas promedio de 250 mL) presentó empeoramiento progresivo de episodios de
paranoia, alucinaciones religiosas y agitación en
el transcurso de ocho semanas hasta el momento
de la atención médica. Tras 10 días de cese del
consumo de bebidas energizantes y otras formas
de cafeína, el paciente fue dado de alta sin cambios en su mediación antipsicótica previa (36).
Otras afecciones reportadas, incluyen trastornos
renales y psiquiátricos. Greene y colaboradores
(33) describieron la posible asociación entre el
consumo de 100-120 oz de estas bebidas por dos
a tres semanas con un caso de falla renal aguda
A la fecha solo se ha identificado un caso de anafilaxia inducida por el consumo de bebidas energizantes, reportado por Seung-Eun y su grupo
(37) quienes reportaron un caso en una mujer de
33 años con prurito generalizado, disnea y mareos
La cafeína tiene conocidos efectos tóxicos a grandes concentraciones, pero la mayoría de los estudios se han realizado en consumidores de café y no
de bebidas energizantes, lo cual plantea una dificultad a la hora de extrapolar estos resultados (27).
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Bebidas energizantes
junto con niveles elevados de IgE. La paciente
presentó respuesta positiva a los test realizados
con bebidas energizantes con taurina y a la administración de taurina sintética más no de taurina
natural. No se reporta otra explicación para este
episodio, pues la paciente no tenía antecedentes
de alergias ni otras enfermedades.
En España, Izquierdo y colaboradores (38) reportaron un caso sobre la asociación entre el consumo de bebidas energizantes a base de cafeína y
taurina previa realización de actividad física, y un
episodio de fibrilación auricular sin ninguna otra
causa. La fibrilación auricular remitió tras la administración de antiarrítmicos y la suspensión del
consumo de estas bebidas.
En Venezuela, Fuenmayor y colaboradores (39)
no encontraron diferencias estadísticamente significativas en los parámetros de presión arterial, frecuencia cardíaca o electrocardiograma después
del consumo de 250 mL de una bebida de una
marca mundialmente famosa, en mujeres adolescentes previamente sanas, sin historia de consumo usual de cafeína o bebidas energizantes.
El extracto de guaraná eleva la presión arterial y
el gasto cardiaco, aumenta las LDL (40), disminuye los niveles de potasio sérico y puede producir
insomnio, palpitaciones, cefalea, pirosis, náuseas,
emesis e inclusive se ha relacionado con el síndrome metabólico (21, 41). Se ha sugerido que
la glucosa mejora la memoria a largo plazo, pero
hay poca evidencia acerca de los efectos en esta
o en otros dominios cognitivos como la atención y
el desempeño psicomotor (42) Giles y colaboradores (19) evaluaron los efectos sobre la función
cognitiva de la cafeína, la taurina y la glucosa por
separado y en combinación, la glucosa generó enlentecimiento en el tiempo de reacción; sin
embargo, en combinación con la cafeína mejoró
la memoria de trabajo y en combinación con la
taurina incrementó la atención y la orientación. Un
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posible mecanismo para explicar este fenómeno
podría ser que la glucosa puede estimular la síntesis de neurotransmisores incluyendo acetilcolina,
glutamato y ácido gama amino butírico (GABA),
particularmente a nivel hipocampal (43).
En nuestro país, en un estudio realizado en Medellín (44), se evaluaron los efectos de una bebida
energizante y otras preparadas con componentes
similares en el desempeño de adultos jóvenes mediante la valoración de la capacidad física y cognitiva, parámetros cardiovasculares (saturación
de oxígeno, frecuencia cardíaca máxima y tiempo
para cansarse) y fuerza física (fuerza en extremidades superiores y salto vertical), pero no hubo
resultados estadísticamente significativos. En Bogotá, Aguilar y su grupo (45) evaluaron los efectos
de las bebidas energizantes con base en taurina
y cafeína sobre la atención sostenida y selectiva
en jóvenes entre los 18 y 22 años pero no se encontraron diferencias significativas entre el grupo
expuesto y el grupo control.
Gantiva y colaboradores (46) determinaron que
el consumo de bebidas energizantes no afecta el
aprendizaje encadenado en ratas, sin embargo
sí puede interferir con la ejecución de tareas ya
aprendidas.
Cote-Menéndez y colaboradores (47) realizaron una
revisión acerca de la naturaleza de estas bebidas y
encontraron que la mayoría de sus efectos son estimulantes, debido a su contenido de metilxantinas,
de las cuales se han reportado casos de reacciones
adversas cardiovasculares, psiquiátricas y neurológicas, adicionalmente poseen efectos diuréticos, por lo
que no se recomiendan en deportistas.
CONCLUSIÓN
La publicidad engañosa sobre las bondades de los
productos de origen natural es un problema de sa-
lud pública, especialmente cuando la información
proveniente de estudios científicos se tergiversa para ofrecer una falsa seguridad sobre estos
productos, de los cuales no existe conocimiento
detallado de las reacciones adversas e interacciones con otras sustancias (48). Esta confusión
promueve la omisión de información por parte de
los fabricantes, como lo muestra la figura, lo cual
atenta contra la seguridad de los consumidores.
Al realizarse una búsqueda detallada sobre la
composición de tres de las bebidas energizantes
más populares Colombia, ampliamente distribuidas en el mercado, no se encontró en la página
web de los fabricantes, ni en la información mostrada al público en sus envases, las cantidades
exactas de todos los principios activos promocionados como energizantes.
No hay evidencia científica sólida que soporte el
uso de bebidas energizantes como agentes terapéuticos en las condiciones promocionadas, como
mejorar el rendimiento físico, cognitivo o el estado
emocional. En cambio hay múltiples reportes de
casos en los cuales se asocia el consumo de bebidas energizantes con efectos adversos, afectando
una gran variedad de órganos y sistemas.
Además de los efectos adversos reportados en
la literatura, se hace evidente que el consumo de
estos agentes se encuentra frecuentemente asociado a situaciones de riesgo psicosocial, como el
consumo de sustancias adictivas y alcohol, siendo
un uso frecuente tratar de disminuir la apreciación
subjetiva del estado de intoxicación etílica, aunque no se presente una disminución verdadera en
el grado de afectación del consumo de alcohol sobre el comportamiento del sujeto intoxicado, como
es la creencia popular, alentándolo a cometer acciones cuando menos imprudentes en el mejor de
los casos.
Son necesarias más investigaciones de tipo experimental para establecer las relaciones de causalidad subyacentes a las asociaciones reportadas entre el consumo de bebidas energizantes y
reacciones adversas, con el fin de garantizar un
sustrato para fortalecer la pobre regulación existente para la comercialización de estas bebidas,
basándose en información científica, objetiva y de
calidad, necesaria para una discusión adecuada
al respecto. Además, la información científica relevante es fundamental para el consumidor, cuyas
acciones no deben ser guiadas solo desde la publicidad, regida por las leyes del mercado.
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