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Eva Kñallinsky Ejdelman
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
La participación en la educacicín no está exenta de dificultades que generan multitud de conflictos. Encontramos obstáculos e inconvenientes que pueden impedir
que exista una efectiva participación.
El lenguaje es una de las variables a tener en cuenta ya que, si no es el adecuado,
distorsiona la comunicacicín. Otro factor a considerar es la formacicín de maestros
y padres. La falta de preparación y la incompetencia pueden llegar a ser fuente de
conflictos.
La presencia de conflictos no tiene por qué constituir un obstáculo; estos surgen
habitualmente cuando hay que conjugar distintas opiniones y aportan dinamismo y
creatividad si se resuelven positivamente.
1,as vías para mejorar la relacihn familia-escuela y superar los conflictos que
puedan aparecer son múltiples. Lo que importa es encontrar la forma de realizar un
trabajo conjunto en el que todos se impliquen en un proyecto común.
Lograr una efectiva implicación dc los padres en el proceso educativo es la principal propuesta para la resolución de conflictos en el ámbito de la participación educativa y requiere una respuesta común desde todos los sectores de la comunidad
educativa.
I'alaDras clave: conjictos, relación, pudre..^, escuela
Participation in education is not free of difficulties that may generate conflicts.
Obstacles and drawbacks can avoid effective collaboration.
Eva Kñaiiinslíy Ejdelman
Language is one of the variables to consider because if it is not used appropriately,
distorts communication. hnother factor to take into account is teacher and parent
training. The lack of preparation and incompetence can become a source of conflict.
The presence of problems should not mean drawbacks; these come up spontaneously when different opinions appear, but they may provide creativity and energy
if they are solved with a positive attitude.
The ways to improve family-school relationship are multiple. What matters is to
find a shared job in whch all the participants get involved.
To achieve an effective involvement in the education process is the main aim to
solve conflicts in the educational field and all this requires a common response
from ali the education community groups.
Key words: co@?cts, relationships, parents, school
Como toda relación humana en la que interviene un grupo de personas de
distinto nivel, estatus y formación, la relación familia-escuela no está exenta de
dificultades que generan multitud de conflictos que es necesario superar, teniendo en cuenta que existe un interés y objetivo común como es mejorar la calidad
educativa de la escuela con el concurso de todos los sectores implicados y que
no existen razones objetivas que impidan el establecimiento de unas relaciones
adecuadas para lograr esa meta.
La presencia de conflictos n o tiene por qué constituir un obstáculo. Más aún,
los conflictos surgen habitualmente cuando se plantean distintas opiniones y, si
se resuelven positivamente, aportan dinamismo y creatividad al proceso educativo.
Las vías para mejorar la relación familia-escuela y superar los conflictos son
diversas y numerosas. Lo importante es que cada centro educativo encuentre la
posibilidad que le convenga para emprender un trabajo conjunto que derive en
un proyecto común.
Lograr una efectiva implicacih de los padres en la escuela es la mejor propuesta para la resolución de confltctos en el ámbito de la participación educativa
y requiere una respuesta común de todos los actores de la comunidad educativa.
1. VARIABLES
QUE GENERAN CONFLICTOS
Existen una serie de variables que dificultan y, a veces, impiden que exista
una efectiva participación. Analizaremos algunas de ellas comentando la opinión de distintos autores que las han estudiado.
Santos Guerra (1996) habla de factores condicionantes de la democracia
escolar. Entre otros menciona:
El poder: condiciona el ejercicio de la democracia cuando se ejerce de forma
autoritaria.
La edad: es un condicionante que va unido a la experiencia.
El papel que desempeñan los participantes: normalmente la opinión de un
profesor tiene más peso que la de un alumno.
La fractura entre representantes y representados: el vínculo de la representación se rompe en el momento mismo de la elección. Alumnos y padres n o
constituyen un grupo propiamente dicho.
La falta de información: la ausencia de canales rápidos, fidedignos, frecuentes, hace difícil una participación plena.
De la Guardia (1994) ha investigado una serie de variables que mediatizan la
participación educativa y pueden convertirse en obstáculos de la misma. Son las
siguientes:
A) En el ámbito social:
- Tradición de cultura participativa.
- lrnportancia social de la educación.
- RelaciGn educación-sociedad.
- Nivel socioeconómico y cultural de los participantes.
B) E n el ámbito educativo-pedagógico:
- Nivel de formación para la participación.
- Teoría que sobre la educación tienen los individuos.
- Funcionamiento de los cauces de participaci<in.
- El estilo de direccicín.
- Predisposici6n al trabajo en equipo.
C) En el ámbito personal e interpersonal:
- Sentimiento de pertenencia al centro escolar.
- Rol asumido en la relación profesores-padres.
- Actitud en la relación profesores-padres.
Eva Kíiaiiinsky Ejdelman
Resistencias al cambio.
- Percepción que tiene cada sector de cómo los otros llevan a cabo su función educativa.
- Autopercepción que tiene cada sector de cómo cree que lleva a cabo su
función educativa.
- Expectativas hacia la participación.
- Grado de motivación de los individuos hacia la participación.
D) E n el ámbito de la política educativa:
- Cobertura legislativa y normativa sobre participación.
- Gestión y organización para la participación.
-
Es ésta una exhaustiva descripción de las variables que deben ser tenidas en
cuenta a la hora de plantearse el establecimiento de la participación educativa en
un centro ya que todas ellas, en mayor o menor grado, van a condicionar la
buena marcha de la misma.
Lo que deducimos de esta enumeración es que los grupos interesados en
poner en marcha la participación educativa deberían realizar previamente un
diagnóstico de la situación en la que se encuentra el centro con el fin de tratar
de controlar estas variables que pueden dificultada.
Szdi (1997) advierte del peligro de la falsa participación a través del control
que excluye del proceso de participación las decisiones reales y más trascendentes
de la organización. Esto puede llevar a una frustración, a una desmotivación y
puede acabar con la esencia de la participación democrática.
Franco Marúnez (1989) también hace una aportación en esa línea enunciando el riesgo de caer en la seudoparticipación donde el que dirige hace creer a
los demás que sus opiniones y decisiones son tomadas en cuenta pero en realidad
hace y decide partiendo únicamente de sus criterios. Esto lleva al fracaso de la
participación por el abandono de los integrantes al ir dándose cuenta de la realidad.
Otro riesgo que menciona este autor es el de la participación desenfrenada;
según ésta se comienza con demasiados bríos y los participantes se agotan de
entrada abandonando al poco tiempo.
Gento Palacios (1994) menciona como inconvenientes que la toma de decisiones lleva más tiempo, que este tiempo que dedican los trabajadores a estas
tareas de discusión y programación tiene un coste adicional y que existe un riesgo
real de que se produzcan desviaciones por la utilización de estrategias impositivas
o falta de cultura participativa.
Gil Villa (1995) ha estudiado algunos factores que obstaculizan la participación
como es el horario en el que se convocan las reuniones del Consejo Escolar. E n
su investigación ha encontrado que durante el curso 86-87 tan sólo un 8,5% de
las reuniones tuvieron lugar después de las ocho de la tarde. Es evidente que
esto no facilita la asistencia de los padres que son miembros del Consejo.
Junto a la limitación del horario señala otra más general: la ubicación geográfica del centro y de los hogares. Esto se agudiza cuando se trata de un centro rural al que acuden alumnos de pueblos cercanos.
Gil Villa agrega también como factor obstaculizante el carácter del centro,
privado, concertado o público por el diferente funcionamiento de sus órganos
directivos.
Pourtois (1994) apunta como un factor a tener en cuenta el abandono de la
participación por parte de los padres por causas económicas o de otros órdenes
y la importancia de conocer las características de las f a d a s afectadas que puedan
condicionar su participación. Señala también la necesidad de revisar el interés
que pueden suscitar las actividades para esos padres.
Otros autores han estudiado en forma más específica las barreras que existen
para que los padres participen en el centro escolar de sus hijos.
Un factor interesante es la vivencia que los padres han tenido de su propia
escolaridad y su nivel cultural. Muchos padres piensan que no poseen los conocimientos necesarios para poder aportar ideas e intervenir en las discusiones. E n
investigaciones realizadas por los autores citados se ha descubierto que los
padres en paro eran más reacios a participar en la escuela. Resultados de encuestas
muestran que la mayoría de los representantes de padres pertenecen a categorías
sociales superiores o medias. Esto refuerza los mecanismos habituales de exclusión y la reproducción de la estratificación social.
Otro factor decisivo es la actitud de los maestros y la dirección de la escuela.
Muchos de ellos no creen en los efectos positivos de la integración de los padres,
por lo tanto no la promueven o incluso crean dificultades para que exista. Otros
no saben cómo desarrollarla aunque quieran tener la colaboración de los padres
en sus aulas, algunos mantienen su rol de expertos; esto provoca el alejamiento
de los padres. Es cierto que no les resulta fácil compaginar su dedicación a los
alumnos y a los padres dado el tiempo y energías que esto exige.
Por otro lado, los padres se quejan de la pesada burocracia de los centros que
provoca su inhibición.
Macbeth (1989) introduce como factor condicionante el prurito de los profesores a intervenir en el seno familiar y su temor al intrusismo destacando que
el partenariado no significa vigilancia o supervisión. Agrega como idea que la
relación entre padres y maestros requiere el establecimiento de mecanismos
específicos como parte del sistema.
Eva Kñahnskr Eidelman
La participación no garantiza la ausencia de conflictos, sino que promueve la
capacidad de asumirlos y la búsqueda de soluciones.
Con frecuencia parece que los sectores implicados tienen intereses opuestos
como consecuencia de los discursos distintos. Sin embargo, como ya hemos
comentado, los intereses son comunes y sólo hay que trazar el camino que iieve
al logro de los objetivos planteados.
Son los profesores los más reacios a fomentar la participación porque piensan
que los padres, más que ayudar a resolver problemas, contribuyen a crearlos.
Una variable muy significativa es la comunicación y relacionado con elia aparece el problema del lenguaje.
Muchos padres se muestran reacios a participar porque no llegan a comprender el vocabulario empleado por los docentes y temen no poder expresarse
correctamente. Este es un obstáculo real con el que con frecuencia nos encontramos, sobre todo, en las poblaciones más desfavorecidas.
La actitud de los participantes, especialmente de los profesores, favorecerá o
no la existencia de la comunicación, base de la participación. Unido a ésta se
encuentran todos los condicionantes de tipo psicológico: la imagen que nos formamos de los demás, los sentimientos que desarroliamos, los prejuicios con los
que iniciamos la relación, el grado de aceptación o de rechazo que experimentamos, la madurez del grupo, etc.
Son numerosos los condicionantes, inconvenientes, obstáculos y conflictos
con los que tenemos que enfrentarnos si nos interesa abrir cauces para la parucipación de todos los sectores afectados en el proceso educativo, pero ninguno
de eiios es insuperable ni es excusa para impedir la intervención de todos los
interesados en la actividad educativa.
Hemos analizado los obstáculos que se presentan a la hora de plantear la participación de los padres en la escuela pero creemos necesario puntualizar algunos
de los riesgos y limitaciones con los que nos encontramos al poner en funcionamiento la relación familia-escuela.
Entre las limitaciones que encontramos podemos citar:
El horario de los padres no es siempre compatible con el horario escolar.
Muchos padres, debido a sus ocupaciones dentro y fuera del hogar, no disponen de tiempo para dedicar a la escuela.
Algunos padres se sienten incómodos en el centro y prefieren no acudir.
Otros sienten temor a no saber cómo relacionarse con el profesorado.
Hay un porcentaje de profesores que piensa que no tienen obligación de
organizar actividades con los padres.
Incluso algunos profesores tienen actitudes negativas hacia la participación.
E n muchos casos no se cuenta con recursos suficientes ni adecuados, tanto
personales como materiales, para hacer realidad la participación (Níartínez
González, 1994).
Un riesgo importante que se corre al integrar a los padres al ambiente escolar es acrecentar en ellos el sentimiento de incompetencia frente a la presencia
de profesionales de la educación. Por ello es tan necesario que exista una formaci6n de los maestros para abordar esta tarea.
Igualmente, su relacihn con la escuela puede llevar a algunos padres a plantearse muchas dudas e incertidumbres sobre la educacihn de sus hijos que, en
caso de no resolverse positivamente pueden ocasionar estados de angustia y
desequilibrio.
Por otro lado es de vital importancia que los maestros se planteen claramente
sus objetivos antes de emprender esta tarea ya que no podemos pretender que
los padres cambien sus actitudes, opiniones y conductas educativas porque no
tenemos ningún derecho a hacerlo.
Este cambio debería producirse, si ha lugar, después de un proceso de reflex i h y discusión, por los propios padres si están convencidos de su necesidad y
efectos positivos en su hijo.
Encontramos también algunas ambigüedades y desviaciones:
Olvidar la diversidad de las familias que se acercan a la escuela y expresar un
discurso homogéneo.
N o ser conscientes de que la forma de acercarse, las expectativas y las actitudes de los padres con respecto a la escolarización de sus hijos son distintas.
Tener presente que algunos padres no se interesan por la escuela como institución, pero sí por la escolaridad de sus hijos.
Creer que si los niños fracasan es porque los padres no se implican en la
escuela.
Querer ayudar a los padres a integrarse y acercarse a la escuela y no imponer
una "culturización forzada".
Considerar un solo modelo de familia.
Transformar a los padres en escolares o infantilizarlos.
Colocar a los padres en situaciones descalificadoras con la intención de cualificarlos.
Preguntarse si con algunas actuaciones no estamos "minorizando" a los
padres de menos recursos.
Recordar que la escuela está hecha para los niños, no para los padres.
Ei. GI.ISI(;I~.\II:I
- S" 12
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Eva JGiaiiinsky Ejdelman
-Tener en cuenta que no siempre los padres que acuden son los que esperábamos.
-Prestar atención al papel que juegan los padres representantes o delegados,
ya que pueden transformarse en "controladores" de los demás padres.
-Asumir el papel de trabajadores sociales que no corresponde a los maestros.
Imponer sus criterios educativos.
-
Consideramos importante tener en cuenta estas limitaciones, ambiguedades
y riesgos de desviaciones en el momento de programar las acciones familiaescuela a fin de garantizar su efectividad y no caer en situaciones que, lejos de
permitir un verdadero trabajo conjunto, nos lleve a desvirtuar una relación
imponiendo unos objetivos, unos valores y unas prácticas, en definitiva, una cultura, que no es la de las personas a quienes nos dirigimos.
La finalidad última de la relación entre la escuela y la familia es el aporte de
ambas instituciones al desarrollo integral del niño, desde la diversidad que enriquece el proceso y a las personas que intervienen en él.
E n un centro escolar, como en toda organización integrada por personas,
nos enfrentamos a distintos tipos de conflicto. Una posible clasificación puede
ser:
Conflictos generados por los maestros.
Conflictos generados por los padres.
Conflictos generados por el centro escolar.
Conflictos generados por la administracihn escolar.
--
Podemos decir que la comunidad educativa está muy poco acostumbrada a
participar, no existe tradición participativa ni cultura participativa y esto no es
fácil de construir.
Un factor generador de conflictos para los padres y los maestros es la sobrecarga de trabajo. Idospadres tienen sus obligaciones profesionales y familiares y
desisten de participar si se ven sobrecargados por su colaboración con la escuela.
E n cuanto a los maestros, no están preparados ni remunerados para las tareas
de participación por lo que desisten de ella si se sienten sobrecargados.
Muchos padres y profesores piensan que las reuniones son una pérdida de
tiempo, sobre todo cuando n o se vislumbran actitudes de apertura. La diferencia cultural de profesores y padres puede inhibir la participación de éstos al no
comprender el lenguaje empleado por los docentes.
Surgen conflictos de objetivos educativos entre el discurso de los maestros y
el de los padres en función de la pertenencia sociocultural de estos últimos.
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E n las familias de un nivel sociocultural elevado, la visita a la escuela y el
buen rendimiento escolar de los hijos, son normales. El encuentro con el maestro permitirá a los padres evaluar y validar los juicios y opiniones favorables relacionados con la escolaridad de los niños. Los padres, en este caso, no tienen
conflictos de objetivos educativos con el docente.
Este tipo de conflicto surge, no obstante, entre el maestro y los padres de
medios socioculturales desfavorecidos. Para éstos, el itinerario escolar se percibe
como un camino sembrado de obstáculos, en ocasiones difíciles de superar. A
estos padres les interesa mucho el éxito escolar de sus hijos, como factor fundamental de un mejor futuro. Como los resultados coinciden raramente con lo
que ellos esperan sienten un rechazo social de la escuela. Ese sentimiento explica
su ausencia de los encuentros que organiza el centro. A ningún padre le agrada
sentirse en evidencia por el fracaso escolar de su hijo.
El conflicto de objetivos educativos reside en el hecho de que el maestro, a
través de la evaluacihn de conocimientos, transforma la esperanza de integracihn social que conduzca a un futuro mejor en un fenómeno de exclusión social
percibido como la reproducción de un pasado decepcionante.
El punto de vista de los actores del sistema escolar sobre el rol y la implicación de las familias más desfavorecidas con respecto a la escolaridad de sus hijos
es bastante negativo. Desinterés y hostilidad hacia la escuela son los términos
que aparecen con frecuencia en boca de los maestros.
Sin embargo, la realidad suele ser otra. El éxito escolar de estos niños es una
preocupación constante para sus padres. Si hay incomprensión entre la escuela
y las familias desfavorecidas es debido a que éstas permanecen retiradas. A diferencia de las clases con mayor nivel sociocultural no ejercen una presión directa
sobre la escuela, confían en el sistema escolar. Esto se interpreta como negligencia o desinterés por el desarrollo escolar de los niños.
Las diferencias actitudinales son otro factor generador de conflictos. Mientras
los padres desean tener un papel más activo en la vida del centro, muchos profesores consideran que la colaboración debe reducirse a los aspectos más tradicionales, como ayudar en el comedor, en las actividades extraescolares, acompañar
en las visitas, etc. Algunos padres piensan que tienen derecho a discutir los contenidos o la metodología pedagógica y éste suele ser un punto de conflicto ya que
es un terreno en el que los profesores n o quieren ceder.
Fin general, los profesores piensan que la colaboración de los padres debe
consistir en apoyar al profesorado cuando se les requiera, sobre todo individualmente y actúan con cerrazón corporativa frente al colectivo de padres. La
participacibn es aceptada siempre y cuando n o interfiera en los designios del
profesorado ni ponga en cuestión su profesionalidad ni sus competencias.
Era EJialiinsky Ejdelman
N o siempre están dispuestos a invertir más tiempo y esfuerzo del que ya les
supone su tarea diaria en trabajar con los padres.
Algunos padres se niegan a asumir responsabilidades que consideran que son
competencia exclusiva del centro escolar lo que lleva a una relación de hostilidad
y desconfianza.
También puede ocurrir que los padres se extralimiten en sus funciones y que
la participación se convierta en control del centro y del profesorado. Esto es
consecuencia de la falta de delimitación de los roles. Éste es uno de los factores
principales a tener en cuenta en la generación de conflictos. La base de una efectiva y correcta participación es la delimitación exhaustiva de los roles de cada
una de las partes implicadas en el proceso escolar. Es más, se hace necesario fijar
los roles en cada situación para evitar malos entendidos que pueden desembocar
en conflictos.
Cuando los padres se "adueñan" del centro escolar, éste pierde su perspectiva institucional y sus objetivos educativos se tergversan. El principal cometido
de un centro escolar es desarrollar el proceso enseñanza-aprendizaje con sus
alumnos. Ésta es la tarea del profesorado. Los padres pueden compartirla pero
los responsables de llevarla a cabo son los profesores.
En el centro escolar los padres tienen la posibilidad de ser elegidos miembros
del Consejo Escolar. Éste es una estructura de participación. Su constitución y
funcionamiento, desde el punto de vista teórico, participan de las características
de los modelos organizativos democráticos. Pero, lamentablemente, no siempre
garantizan un funcionamiento democrático ni van acompañados de un talante y
actitudes de apertura y participación. La práctica no siempre concuerda con los
discursos de democracia escolar. Esto provoca muchos conflictos entre padres
y profesores.
Entre las causas de conflictos podemos mencionar los horarios de las reuniones que suelen fijarse a conveniencia de los maestros que no siempre coincide
con las posibilidades de los padres.
Su duración también puede llevar a discrepancias así como los temas que se
tratan, que pueden estar alejados de los intereses y preparación de los padres.
Estos se sienten en inferioridad de condiciones y dejan de asistir. Otro motivo
de conflicto es el poco tiempo que tienen los padres para discutir el orden del
día lo que impide la consulta de los padres representantes con el resto. Esto les
fuerza a tomar decisiones individuales que no siempre son aceptadas por los
demás padres.
Hay otras razones que impiden el buen funcionamiento de los Consejos
Escolares como el excesivo número de personas que lo componen, el excesivo
número de competencias, algunas de ellas de tipo técnico, para las que los
padres no están preparados.
Iincontramos también que la duración del mandato es muy corta. E n dos
años no adquieren la experiencia necesaria, esto hace que siempre sean principiantes y se encuentren en inferioridad de condiciones con respecto a los maestros.
En ese caso pueden adoptar una actitud pasiva y aceptar las iniciativas de los
profesores sin convencimiento. Esto se ve agravado por la inferioridad numérica de los padres y su falta de preparación. Podemos decir que el diálogo no es
igualitario. Incluso, muchas veces se presentan los temas como un conjunto de
decisiones ya tomadas por el claustro que los padres tienen que avalar.
Jms padres organizados en las Asociaciones de Padres de Alumnos tienen
mayor posibilidad de participar activamente en la escuela. Pero, no siempre éstas
funcionan satisfactoriamente y pueden ser fuente de conflictos entre los padres
y con el profesorado. Algunas causas posibles de este mal funcionamiento son,
por ejemplo, la falta de colaboración de los socios, lo que conduce a que siempre
trabajen las mismas personas y se beneficien los demás; que exista poco asesoramiento por parte de las instituciones, por lo que se hace necesario improvisar
acciones y tener que informarse fuera de la escuela; no siempre existe un local
estable en el centro bien acondicionado para trabajar con comodidad; en ocasiones se encuentran con pocas facilidades para acceder a la información y con
actitudes hostiles o poco amistosas de parte del profesorado.
Este sistema de participación n o logra motivar a todos los padres y encontramos muchas asociaciones que no logran comunicarse con la mayoría de los
padres del centro. Por otro lado, la integración de las asociaciones de padres en
el centro depende de la voluntad y de las intenciones del director y del claustro
de profesores. Si éstos están interesados, el APA será una realidad viva y efectiva,
si falta este apoyo, es difícil que puedan subsistir. Por lo general, estas organizaciones se han limitado a compensar carencias del centro, lo que provoca frustraciones que pueden desembocar en conflictos con el profesorado. Por otro
lado encontramos confederaciones de iZP11, que compensan muchas de estas
carencias y sostienen y ayudan a las APA de los centros que lo solicitan.
IJn factor a tener en cuenta es la formación de los dirigentes. No basta con
la buena voluntad. La falta de preparación y la incompetencia es fuente continua de conflictos.
La implicación de los padres tiene un cuerpo legislativo propio en cada uno
de los países. A \mes, estos dispositivos de gestión participativa aparecen como
generadores de conflictos ya que promueven objetivos o medios que pueden
diferir u oponerse a los deseados por los participantes. E n la mayoría de los
casos existe una representación de categorías sociales superiores o medias. Esto
se explica por la complejidad del proceso que desanima a los padres menos preparados y refuerza los mecanismos habituales de exclusión, lo que lleva a una
Eva IGiallinsky Ejdelman
reproducción de la estratificación social. Esta situación provoca relaciones
conflictivas con las clases más desfavorecidas que pueden sentirse excluidas.
2. PROPUESTAS
PARA SUPERAR LOS CONFLICTOS
La formación de los padres y madres es la mejor estratega de intervención
para evitar los conflictos que pueden surgr en la participacibn. El ccnocimiento
del medio escolar permite que se sensibilicen ante el hecho educativo y sean
conscientes de la necesidad de su implicación y de la responsabilidad que tienen
en la educación de sus hijos, así como del papel educativo que deben desempeñar.
Existen muchas actividades que ayudan a lograr este cometido. Las más comunes y extendidas son las escuelas de padres. Brunet y Negro (1985) definen las
Escuelas de padres como un plan sistemático de formación en temas psicopedagógicos y ambientales, que se desarrolla a lo largo de un período relativamente largo de tiempo. Insisten en el concepto sistemático, los temas deben
constituir un conjunto coherente, la asistencia debe ser regular y el ritmo de las
reuniones, constante.
E n este tipo de escuelas, los padres realizan un autoaprendizaje a través de
la reflexión sobre su propia experiencia y el intercambio con otras personas. Su
duración varía mucho según el tipo de metodología que emplee. Hay escuelas
que duran un curso escolar, otras que tienen una duración de 2 ó 3 años. Incluso
hay grupos que continúan reuniéndose a lo largo de muchos años.
Los objetivos que persigue esta formación de padres son:
-Tomar conciencia de las propias actuaciones educativas.
Asumir la influencia que tienen las conductas de los padres en el desarrollo
de sus hijos.
Conocer las aportaciones psicológicas y pedagógicas al proceso educativo.
Intercambiar experiencias con otros padres para disminuir el nivel de angustia y aumentar la confianza en sí mismos.
Detener comportamientos irracionales, transmisión de dobles mensajes y
chantajes afectivos, así como refuerzos negativos.
Lograr una valoración objetiva de las situaciones familiares.
Plantearse metas alcanzables con los hijos y esperar de ellos conductas centradas en la realidad.
Aceptar la responsabilidad por las acciones y sentimientos propios.
Actuar espontáneamente en forma flexible y sin arbitrariedades.
Descubrir las propias capacidades.
Aumentar la integración de los padres en el centro educativo.
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O
Para confeccionar el temario hay que tener en cuenta los intereses de los
padres. Los temas más tratados son aquellos que se refieren a las características
evolutivas de los niños, a las relaciones familiares, a problemas de preocupación
general, como las drogas o el SIDA. Esta lista es muy extensa y dependerá de
muchas variables como el tipo de público al que va dirigido o el entorno en el
que se organiza.
La metodología que se utiliza en las escuelas de padres es diversa. E n la
actualidad existen muchos modelos de actuación como la Escuela de Padres por
la radio, que imparte Radio ECCA, escuelas organizadas por el profesorado en
los centros educativos, grupos que se reúnen alrededor de un psicólogo, etc.
Algunas llaman a expertos para tratar los distintos temas y otras se limitan a
discutir los temas entre los participantes. Encontramos distintas maneras de
enfocar las escuelas de padres, mientras unas realizan actividades en forma de
conferencias, charlas, debates, mesas redondas, paneles de expertos, etc. que
abordan aspectos relacionados con el desarrollo infantil y la función educativa
de las familias, otras presentan programas estructurados con un material específico que pretende unos aprendizajes concretos.
Existen algunas técnicas comunicacionales que ayudan a resolver los conflictos que se pueden presentar en la relación padres-profesores. Abordaremos
dos de ellas que son las más utilizadas por el profesorado: las entrevistas individuales o tutorías y las reuniones de padres.
La tutoría se concibe como una actividad educativa cooperativa. El profesor
tutor tiene asignado un horario semanal para recibir a los padres en el centro
educativo. Sería deseable que ese horario fuera consensuado con los padres para
que resulte conveniente para ambos.
En esa reunión individual se espera del tutor que informe debidamente a los
padres de los alumnos de la marcha académica de sus hijos, de su rendimiento,
de sus dificultades. Informar a los padres acerca del progreso del alumno no es
tan simple como puede parecer a primera vista. En esta información está implicada la filosofía de la educación, los sistemas de evaluación, el currículum.
Los informes a los padres pueden ser muy útiles para la personalización de
la educación y la orientación de los alumnos. Además, influyen en la actitud de
los padres frente al niño y frente a la escuela. Pueden ayudar a aumentar la comprensión, la buena voluntad y la cooperación con la escuela. La entrevista individual es la técnica de comunicación familia-escuela más comúnmente utilizada.
A través de ella los padres pueden conocer al maestro de sus hijos. Un buen
informe da a los padres confianza en la capacidad del maestro.
Es recomendable que el profesor tutor mantenga , al menos, tres reuniones
con cada familia a lo largo del curso; una al comienzo y otras dos después de la
la y 2" evaluación, para intercambiar y analizar con ellos la marcha del curso.
Eva Kñallinskv Eidelman
Esto no quita para que se llame a los padres en cualquier ocasión en que se
desee comentar alguna cuestión puntual sobre sus hijos. Es recomendable que
esas cuestiones no sean siempre en un tono negativo. Es preferible comentar
con los padres los logros y avances de los niños.
Los padres también pueden solicitar una entrevista con el tutor cuando lo
consideren oportuno. Es importante que los padres aporten en estas entrevistas informaciones sobre el medio famlhar que puedan ayudar al tutor a comprender mejor la situación del alumno. También les permitirá contrastar con el
tutor las actitudes de los hijos en el centro y en la casa así como informarse del
funcionamiento del centro. Evidentemente es función del tutor responder a
todas las preguntas que deseen hacerle los padres.
Sugerimos a continuación algunos criterios a tener en cuenta para hacer más
efectivas las entrevistas individuales:
La información a los padres debe servirles de diagnóstico, mostrar en qué
áreas se han hecho progresos y en cuáles puede mejorar.
La informacibn debe ser constructiva, dirigr la atención hacia el futuro.
Destacar los aspectos positivos.
Dejar un margen suficiente al comentario de los padres, permitir que se
expresen y den sus opiniones.
Utilizar un lenguaje fácilmente comprensible por los padres.
Informar acerca del desarrollo del carácter y de la personalidad del alumno
tanto como sobre el rendimiento intelectual.
Alejarse de los meros juicios, encaminándose al análisis de las dificultades y
a las indicaciones concretas para el mejoramiento.
Destacar el progreso individual sin compararlo con el de sus compañeros.
Otra técnica de comunicación muy utilizada en la escuela es la reunión de
padres entendiendo éstas como un espacio en el que maestros y padres puedan
comunicarse, interactuar, informar e informarse, compartir criterios, comprometerse, disentir, discutir y conocerse, todo ello en un clima de respeto, tolerancia, valorización y aceptación del otro.
Algunos de los objetivos a alcanzar con las reuniones de padres son:
Aunar criterios con respecto a la educacibn y el normal desarrollo del niño.
Permitir el acercamiento de las familias a la escuela favoreciendo el conocimiento mutuo.
Promover el trabajo conjunto y la colaboración a partir de una buena comunicación.
Recabar información de los padres que pueda ser útil para el mejor conocimiento de los alumnos.
Transmitir información.
Para ser un buen coordinador de reuniones, es importante que el maestro
tenga un talante democrático, que cree un buen clima, que establezca los límites
adecuados, que sepa delegar en los demás, que sea motivador, que escuche y respete las opiniones de los otros, que genere autonomía e independencia y que
deje traslucir sus emociones. Otro aspecto a tener en cuenta para la buena organización de las reuniones de padres es el tiempo que destinaremos a la misma.
Es importante informar anticipadamente a los participantes acerca de la duración prevista para la reunión con el fin de que todos puedan organizarse.
Acomodar el espacio es otra de las tareas que el maestro debe realizar previamente. Siempre es mejor ubicar las sillas en círculo para que todos los participantes puedan observarse y sentirse en igualdad de condiciones. El maestro se
sentará entre los padres y no alejado de ellos.
Encontramos una amplia variedad de reuniones escolares. Algunas se organizan con el fin de recabar información sobre los niños y sus familias y suelen
tener lugar al comienzo del curso. E n Educación Infantil es recomendable reunir a los padres antes del inicio de las clases para darles pautas para la adaptación de los niños y para que el maestro se informe de aquellas características de
los alumnos que los padres quieran transmitir.
Otras reuniones son principalmente evaluativas. En ellas valoraremos los
progresos personales y grupales reflexionando sobre los logros alcanzados por
los alumnos. Este tipo de reunión se utilizará como instrumento para informar
a los padres sobre la evolución de los procesos de aprendizaje de los hijos. E n
la última reunión del curso daremos a conocer los objetivos cumplidos y los
resultados obtenidos. Estas reuniones se complementan con las entrevistas individuales ya comentadas. En las reuniones grupales no es conveniente tratar los
casos particulares.
Algunas reuniones sirven específicamente para el tratamiento de conflictos
que pueden aparecer en el grupo de alumnos o en el grupo de padres. También
puede tratarse de conflictos de los padres con el maestro o con el centro. A trade estas reuniones se intentará la búsqueda de posibles soluciones, consensuando opiniones, concientizando sobre el problema, analizando los diferentes
aspectos y variables que intervienen y tratando de llegar a acuerdos básicos
mediante el diálogo y la escucha.
Existen también reuniones informativas. E n ellas el maestro da a conocer
aspectos de la vida escolar de interés para los padres. Se puede invitar a algún
experto si se quiere ahondar en un tema en particular o recurrir a algún texto
Eva Kñahnsky Ejdelman
significativo para comentar con los padres. Otros recursos para las reuniones
informativas son los videos alusivos al tema que se vaya a tratar, fragmentos de
películas, diapositivas, grabaciones, etc.
La importancia de las reuniones de padres radica en que se pueda reflexionar,
debatir, compartir experiencias y conocimientos, esclarecer conceptos, despejar
dudas, llegar a conclusiones y lograr acuerdos con los padres participantes.
Los siguientes son algunos aspectos a tener en cuenta para la efectiva organización de las reuniones con los padres:
La convocatoria debe ser motivadora, clara, s e n d a , con poco texto, a ser
posible con dibujos atrayentes. Si los niños participan en su confección insistirán a los padres para que asistan. El lenguaje, debe adaptarse a los destinatarios. De ha de enviar la convocatoria con el tiempo necesario para que los
padres puedan organizarse pero sin demasiada antelación. Debe indicar
claramente el horario y su duración, así como el temario a tratar.
Acomodar el espacio con anticipación para que los padres lo encuentren preparado al llegar. Prever sitios para las personas que puedan retrasarse. Procurar
exponer trabajos de los alumnos.
Comenzar la reunión dando la bienvenida, de forma cordial, programando
actividades iniciales que permitan "romper el hielo" y ayuden al grupo a
conocerse.
Crear un clima apropiado para incentivar la participación.
Hacer una presentación de los participantes para facilitar el conocimiento y
la comunicación.
Ajustarse al tiempo programado.
Utilizar un lenguaje adecuado a las características de los padres participantes.
Otorgar tiempo para aclarar dudas que se puedan plantear facilitando su
exposición.
Fomentar el debate y el intercambio de opiniones.
Plantear temas para futuros encuentros.
Finalizar la reunión con conclusiones claras.
Utilizar una fórmula de cierre para que todos los participantes se puedan
marchar al mismo tiempo.
Cuestiones a evitar para soslayar conflictos:
Críticas y enfrentamientos entre los padres.
Exposición de problemas personales.
Monopolio del uso de la palabra por parte de algunos padres.
Actitudes cerradas y obstinadas.
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Las reuniones de padres constituyen una técnica privilegiada para prevenir y
solucionar conflictos que se puedan suscitar en la comunidad educativa siempre
y cuando se planifiquen adecuadamente y permitan la libre expresión de los participantes en un ambiente de respeto, tolerancia y escucha. E n caso contrario
pueden generar conflictos, cuando el profesor es autoritario y no permite la participación, cuando quiere imponer su punto de vista sin escuchar la opinión de
los padres o cuando presenta los temas de un modo cerrado sin posibilidad de
cambio.
La participación de todos los sectores implicados en el proceso educativo
genera una serie de ventajas y efectos positivos que han sido estudiados por
numerosos autores.
Entre ellas encontramos:
Una mejor adecuación a las necesidades.
Una motivación creciente de los usuarios.
Una satisfacción creciente de los usuarios.
Una mejor accptacihn de la organización en sí, de sus objetivos y de su evolución.
Un reequilibrio de los poderes.
Una reducción de conflictos.
Una reducción de la resistencia al cambio.
Una responsabilidad compartida.
Un aumento de la productividad.
Estas ventajas sólo se hacen efectivas cuando se aplican los procedimientos
y dispositivos adecuados.
1,a implicación de los usuarios, sea cual sea su forma, no es una panacea y
lleva consigo muchas dificultades específicas.
Epstein (1987) en una de sus investigaciones ha encontrado que maestros y
padres se abordan más fácilmente y de forma más positiva cuando el maestro
realiza con frecuencia actividades en las que los padres participan. Otro de sus
hallazgos es que estos padres que participan ayudan mucho más a sus hijos en
las tareas escolares de casa.
T.a implicaciOn de los padres afecta positivamente al rendimiento, tanto en
áreas cognitivas (lectura, escritura y cálculo) como en áreas no cognitiras (asistencia regular a clase, motivación hacia las tareas escolares, participación activa
en el aula, etc.). Por el contrario, la inhbición de los padres influye decisivamente
en el fracaso escolar.
Eva fiaiilnskr Eidelman
Martínez González (1996) en su estudio sobre la implicación de los padres
en el proceso de enseñanza-aprendizaje de sus hijos, comenta que la relación
familia-centro escolar no sólo eleva el nivel de rendimiento escolar de los alumnos sino que ayuda a desarrollar actitudes y comportamientos positivos que
enriquecen la personalidad. Esta relacih es eficaz para controlar y prevenir el
fracaso escolar no s6lo por el apoyo que los niños reciben de sus padres sino
por la continuidad de los objetivos educativos propuestos en ambos medios,
escolar y familiar.
Otra consecuencia importante del aumento en el rendimiento escolar de los
alumnos es que el centro mejora su calidad educativa. Martínez González (1996)
menciona algunos estudios que demuestran que el efecto de la implicación de
los padres en el rendimiento escolar de sus hijos parece notarse no sólo a corto
plazo, sino en un espacio largo de tiempo.
Los padres de los niños con un rendimiento escolar alto, por lo general, tienen
interacciones frecuentes con sus hijos, refuerzan sus aprendizajes, les ayudan en
sus tareas y tienen un nivel de aspiraciones alto con respecto a sus estudios.
Entre otros efectos positivos de la participación cita el que los padres desarrolien actitudes positivas hacia ellos mismos, aumenten su autoestima y que, a
menudo, se integren en programas para incrementar su desarrollo personal.
También tienen una actitud más positiva hacia la escuela y los profesores que
los padres que no se implican y que comienzan a participar activamente en otros
programas de la comunidad. Menciona, también, efectos positivos en los profesores como consecuencia de la implicación de los padres ya que se encuentran
más motivados, dedican más tiempo y trabajan más con los alumnos individualmente.
Gento Palacios (1994) menciona las siguientes ventajas de la participación
educativa:
El enriquecimiento mutuo de los participantes.
1,a reducción de conflictos.
El estímulo a la solidaridad y responsabilidad.
La mejora en la calidad del trabajo realizado.
La aceleración en la formulación de planes.
El impulso a la dedicación a objetivos comunes.
Franco Martínez (1989) plantea que "gracias a la participaci6n, padres, profesores, alumnos y personal no docente tienen la gran oportunidad de practicar
los más prestigiosos valores de la persona, tales como: comunicación, motivación grupal, tolerancia, ayuda mutua, crítica constructiva, etc.", y agrega: '< no
pocos podrían descubrir una nueva dimensión para sus vidas".
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Parece existir coincidencia en los autores citados con respecto a los beneficios que dimanan de la participación en el proceso educativo para todos los sectores implicados.
Es evidente que las personas que tienen la oportunidad de integrar un grupo
alrededor de la escuela experimentan un gran enriquecimiento personal al entrar
en contacto con otras personas que aportan ideas e iniciativas acerca de un tema
común: la educación de sus hijos.
El mero hecho de ser integrante de un grupo, de sentir que lo toman en
cuenta, que valoran sus opiniones, que lo aceptan, hace que aumente la confianza en sí mismo y permite lograr la satisfacción de sus propias necesidades
como persona.
Es importante constatar que el trabajo conjunto desemboca e11 cambios que
mejoran la actividad educativa del centro y en consecuencia influye positivamente en la educación de sus hijos. Además, constituye un entrenamiento para
desarrollar actividades de gestión y dirección que les servirá en cualquier actividad
que desarrollen en el futuro, amén de descubrir sus propias potencialidades y
desarrollar aspectos de su personalidad que se mantenían latentes.
En definitiva, el participar de un proyecto educativo genera satisfacción,
seguridad en sí mismo y puede ayudar a la autorrealización. Para desarrollarlo,
distintos autores realizan proposiciones desde varios puntos de vista: propuestas para mejorar el funcionamiento de los Consejos Escolares, la relación de
aula, la integración de los padres en las diferentes actividades de la escuela y
finalmente, propuestas de cambio en profundidad de actitudes y mentalidad de
los sectores implicados. Entre ellas encontramos:
Establecer leyes que regulen la participación.
Alcanzar la adecuación más que la uniformidad.
Determinar unos cánones mínimos de uniformidad.
Proponer una colaboración realista.
Desarrollar el principio de los contratos familia-escuela (idea propuesta por
Macbeth en 1984).
Favorecer la estructuración de la representación de los padres.
Informar.
Formar a los dirigentes, padres y maestros.
Desarrollar una política pública de partenariado educacional.
Salir de la escuela. lntegrarse en el entorno.
Machargo (1997) presenta "algunas ideas y sugerencias que pueden servir
para construir el entramado sobre el que fundamentar el encuentro entre padres
y profesores":
Eva Kñahnsky Ejdelman
1. Definir conjuntamente y con sentido realista los objetivos que padres y profesores pretenden conseguir con la educación, para así poder ajustar las propias
aspiraciones y expectativas.
2. Consagrar el principio de la discrepancia y de la discusión en las relaciones padres-profesores, ya que, al ver la realidad educativa desde perspectivas
muy diferentes, es razonable que sus planteamientos educativos sean distintos.
3. Delimitar competencias y asumir las propias responsabilidades, haciendo gala
de un sentido autocrítico y aceptando la presencia y el papel de los otros.
4. Reconocer que ambas partes se necesitan mutuamente y tratar de superar
tantos prejuicios y suspicacias como artificialmente se han levantado entre
profesores y padres.
5. Diseñar modelos atrayentes de participación y poner al servicio de padres
y profesores los medios para desarrollar una verdadera cultura de la participación.
6. Son los profesores quienes deben tomar la iniciativa y dirigir el proceso hacia
ese encuentro. Son eilos quienes conocen la compleja realidad educativa.
D e la Guardia Romero (1994) esboza numerosas propuestas para mejorar la
calidad de la participación. Entre elias destacamos:
Buscar el aprovechamiento máximo a los mecanismos de participación legalmente establecidos, optimizando los propios recursos. Convertir el centro
escolar en la "célula básica7' de la democracia educativa.
Llenar el vacío de una formación inicial y permanente del profesorado en los
aspectos de la participación escolar.
Incluir entre los contenidos transversales que contempla la LOGSE, el tema
de la participación.
Recibir el apoyo institucional, administrativo y municipal.
Clarificar las funciones y tareas que configuran los roles del profesorado, dcl
alumnado y de las familias.
Publicar la informacih y difundirla a los padres.
Incluir en el horario laboral docente un tiempo dedicado a la participación:
reuniones con padres, formación, etc.
Propiciar la descentralización y la autonomía.
Definir espacios, tiempos y formas para la implicación de los padres.
Otros autores han hecho propuestas para mejorar el funcionamiento de los
Consejos escolares.
Así, García Checa (1991) propone:
Darle al Consejo la importancia que realmente tiene.
Tener claros los objetivos, funciones y límites del mismo.
Estar informados de la problemática que se va a debatir, autocontrolar el
tiempo de exposicih, no "atrincherarse" en las posturas.
Ser tolerantes y respetuosos con las ideas expuestas por los demás miembros.
T,levar propuestas claras al Consejo, a ser posible contrastadas con las personas a quienes se representa.
Participar activamente en las comisiones que se formen.
Santos Guerra (1995) añade que la mejora vendrá de la voluntad de los protagonistas para comprender lo que realmente sucede y cambiar a través de decisiones racionales.
Entre otras proposiciones señalamos:
Facilitar los procesos de formación de los diferentes tipos de miembros que
forman parte del consejo.
Facilitar la comunicacih entre representados y representantes.
Establecer comisiones de trabajo para aumentar la participacih y la implicación en la vida del Centro.
Dedicar el tiempo necesario para la discusión democrática.
Abrirse al exterior, haciendo permeables las fronteras con la comunidad en
la que está inserto, para que irradie la cultura democrática y para que conozca las necesidades del entorno y las ayudas que de él necesita.
Foisy (1980) plantea algunas recomendaciones concretas para mejorar las
relaciones familia-escuela y para tener éxito en las reuniones de padres:
Utilizar un vocabulario sencillo y al alcance del público en general.
Tomar tiempo en explicar y difundir los objetivos.
Asegurarse de que los medios escogidos para vehicular la información son
eficaces.
Estar atentos a las sugerencias de los padres.
Establecer contactos personales frecuentes.
Desarrollar actitudes de compromiso entre los padres.
Tener en cuenta que el éxito o el fracaso de una reunión de padres depende
del maestro.
Acoger a los padres con cordialidad y aceptar sus razones y sugerencias.
Mejorar las técnicas de comunicación y de reunión con los padres.
Eva Kñallinsky
Respetar las situaciones personales, culturales y sociales de cada familia.
Respetar el derecho de los padres a mantener la discreción sobre aspectos de
su vida personal y familiar.
Aprovechar las reuniones del grupo-clase para informar y trabajar sobre
temas educativos.
Dar prioridad a la intervención directa en la adecuación y el mantenimiento
de la institución educativa y en la elaboración de materiales y recursos didácticos.
Estimular la colaboración en las actividades generales del centro.
Domingo Bugeda (1994) aporta una solicitud a la Administración para mejorar
la participación: ofrecer programas de información y asesoramiento a los
padres, a través de las Federaciones y Confederaciones, sobre los procesos de
implantación del nuevo Sistema Educativo, para conseguir que éstos comprendan
el sentido de los cambios y colaboren con las nuevas situaciones y promover
campañas de sensibilización y transformación de los esquemas de participación,
basados en el respeto, la colaboración y la confianza en las instituciones y en las
conductas de los grupos dirigentes.
Santos Guerra (1996) hace un esbozo de las bases en las que debería apoyarse la democracia escolar con vistas a una verdadera participación:
Diálogo permanente.
Debate abierto sobre las cuestiones de importancia.
Capacidad de crítica respecto a las formas de actuar, a las normas que se
imponen, a las relaciones que se establecen, a los conflictos que se generan.
Intervención en las decisiones.
Control de las decisiones.
Libertad de expresión.
Tolerancia radical respecto a la forma de pensar de las personas y a la mane
ra de interpretar la cultura.
Hemos comentado anteriormente que si no hay comunicación no puede
haber participación. Por eso se hace imprescindible la creación de una estructura para transmitir la información a los padres sobre todo lo que acontece en la
vida del centro y para recibir sus sugerencias y opiniones (buzones, murales,
paneles).
Hablamos también del acondicionamiento de dependencias para recibir a los
padres y para que eiios puedan reunirse y trabajar con comodidad. La participación se conquista superando el individualismo, cambiando las condiciones
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organizativas pero, sobre todo, las actitudes de cada uno de los implicados en el
proceso educativo mediante el respeto, la tolerancia, el pluralismo y la solidaridad.
La participación de los padres en los centros educativos es uno de los grandes
retos con los que se enfrenta actualmente la cducaciOn, si de verdad se pretende
mejorar su calidad.
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