Las organizaciones algunas precisiones

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LAS ORGANIZACIONES: ALGUNAS PRECISIONES
Alicia Calvo
Las organizaciones son sistemas que relacionan recursos, para cumplir determinados
fines o metas específicos. Son entes sociotécnicos compuestos por factores físicos y
humanos. Se trata de dos o más personas que interactúan realizando actividades que
apuntan a lograr un objetivo común a través de una estructura de roles y funciones y
una división del trabajo. Con ayuda de la tecnología, las personas ejecutan funciones o
tareas encaminadas a la realización de objetivos racionalmente determinados,
generalmente dirigidos por alguien que se encarga de la correcta coordinación. Así, las
organizaciones son unidades que transforman ciertos insumos, provenientes del entorno,
en productos o servicios deseados por la sociedad.
Existen diversos tipos de organizaciones. La primera gran división que puede hacerse es
entre organizaciones públicas y privadas. En este caso se las distingue por su
propietario: las primeras pertenecen a toda una sociedad, que las mantiene mediante sus
contribuciones; las segundas son de propiedad de una persona, un grupo de socios o una
cantidad de “accionistas” que pueden no conocerse entre sí. Para modificar la propiedad
de una organización pública es necesario normativa legal que así lo autorice, mientras
que cualquiera de los propietarios de una organización privada puede vender, comprar,
transferir o dar en concesión su propiedad según su parecer.
Existe otra importante diferencia entre las organizaciones públicas y las privadas,
además de su propiedad: las primeras son organizaciones creadas específicamente para
cumplir con las obligaciones del Estado que la sociedad considera esenciales, como la
defensa de las fronteras, la protección de vidas y bienes, la administración de justicia, y
la provisión de servicios de salud y educación. Estas organizaciones tratan de lograr el
objetivo buscado operando sin déficit. En efecto, las organizaciones públicas cuentan con
recursos económicos provistos por el Estado, en base a una previsión de desembolsos y
asignados (en el caso argentino, por el Congreso Nacional) anualmente al considerarse el
Presupuesto Nacional. Esto ocurre justamente porque la sociedad aporta su contribución
para la realización de estas tareas a través del pago de impuestos demostrando su deseo
que dichos servicios se brinden gratuitamente (no es necesario pagar para atenderse en
un hospital). Por ello, en una organización no se espera obtener beneficios, sino lograr
cumplir con lo planificado para el ejercicio (año calendario, año fiscal) gastando
precisamente lo presupuestado. Si sobrara dinero, significaría que se planificó mal o que
no se ejecutaron todas las tareas previstas; si faltara, podría atribuirse a errores de
previsión de la tasa de inflación o al insuficiente inventario de las tareas a realizar. En
este último caso, si las tareas fueran imprescindibles (ejemplo: se previó un número de
vacunas que resultó insuficiente) se deberá solicitar un refuerzo de la partida asignada,
dinero que, a su vez deberá restarse a otra tarea. En último análisis, si el gobierno no
puede transferir el dinero de otro destino planificado, deberá recurrir a la emisión o a los
créditos (déficit) para cumplir con esta emergencia. Debemos reconocer que no todos los
infortunios, avatares o catástrofes naturales pueden ser previstos, de forma que, sobre
todo en el plano de la salud y de la asistencia social, es sumamente difícil lograr el
objetivo deseado y, a la vez, operar sin déficit. En otras áreas (justicia, educación,
recaudación, etc.) puede ser más sencillo, por no existir tantas probabilidades de
imprevistos.
Las organizaciones privadas, por su parte, pueden ser con o sin fines de lucro. Estas
últimas tienen algunas características comunes con las organizaciones públicas, pues
buscan desempeñar su función sin incurrir en déficit, pero otros rasgos las diferencian:
no tienen una fuente regular de provisión de fondos (financiamiento discontinuo), ni
cuentan con personal permanente (colaboración inestable) y bien entrenado
(profesionalización incompleta). A este tipo de organización pertenecen muchas
fundaciones, ONG, asociaciones vecinales y de fomento, clubes, bibliotecas,
cooperadoras, etc.
Las organizaciones privadas con fines de lucro, en cambio, difieren sustancialmente de
las anteriores en su objetivo principal: su meta es cumplir con su función maximizando
beneficios. Se trata de organizaciones comerciales, industriales o de servicios que
efectúan sus prestaciones a título oneroso: para acceder a su output es preciso pagar un
precio.
La educación, podría servir de ejemplo. En nuestro país se puede optar entre la “pública”
(o gratuita) y la “privada” (o paga). Lo mismo ocurre con la salud (hospital público vs.
clínica o sanatorio privado). En otros países sólo los indigentes cuentan con servicios de
salud o educación gratuitos, lo que demuestra que la extensión de las organizaciones de
servicios públicos es una producción social: la sociedad la determina a través de sus
cuerpos legislativos.
Además de brindar un oputput que puede ser un producto o un servicio, las
organizaciones sirven para satisfacer objetivos de los individuos que las componen. De
hecho, dentro de las organizaciones podemos aprender y sanarnos, pero también ganar
un salario, lograr un ascenso, conducir un equipo hacia la obtención de una meta,
conocer personas, compartir inquietudes o concretar proyectos extralaborales.
No podemos dejar de mencionar al entorno o ambiente en que la organización está
inserta: por más que se haya tratado, no se puede aislar a la organización de la sociedad
que la rodea. Ni la cárcel de máxima seguridad ni el convento más estricto pueden
impedir que el contexto se filtre desde el exterior y, al mismo tiempo, tampoco puede
evitar influir sobre lo que está a su alrededor.
Siguiendo a Aldo Schlemenson podríamos decir que la organización es un sistema
sociotécnico integrado, construido deliberadamente para la realización de un proyecto
concreto, tendiente a la satisfacción de las necesidades de sus miembros y de una
población externa que le da sentido. Está inserta en un contexto con el que tiene
relaciones de intercambio y de mutua influencia.
Crozier y Friedberg consideran a la organización como fenómeno sociológico y sostienen
que es “un constructo cultural por el cual los hombres logran orientar sus
comportamientos de forma tal que puedan lograr un mínimo de cooperación sin perder
su autonomía de agentes libres”.
La organización surge de la comprobación de que la interacción de varias personas que
coordinan sus esfuerzos da frutos más abundantes que la acción de un individuo aislado.
No obstante, lo importante a destacar es la necesidad de unidad de metas: sólo el
objetivo común le da sentido a la acción. Además, resulta obvio que no todos los
miembros de una organización pueden (ni resultaría conveniente si así lo fuera) realizar
las mismas tareas, de donde surge la necesidad de dividir el trabajo, los roles y las
funciones. Esto plantea la necesidad de la función de integración que asegura que,
aunque distintas personas estén realizando tareas diferentes, todas concurren para la
obtención del resultado buscado. Esta función generalmente opera mediante la jerarquía
de roles, es decir, grupos o personas designados para que controlen la correcta
coordinación de los esfuerzos.
Las formas de organización han ido evolucionando con el correr de los tiempos
compartiendo la característica de la especialización creciente. Esto provoca que, dentro
de toda organización (excepto en las de tamaño más exiguo), haya otras más pequeñas
(departamentos, divisiones) que se encarguen de funciones específicas (división de
tareas). Cada uno de los directivos a cargo de estas secciones tiene la responsabilidad de
organizar a sus subordinados dentro de patrones interactivos que faciliten la realización
de los objetivos que su unidad.
No obstante, en general el diseño de la organización descansa bajo la responsabilidad de
un jefe ejecutivo (estructura piramidal). A medida que el tamaño de la organización
aumenta, también lo hace la complejidad del manejo, y a una velocidad aún más rápida.
En las grandes organizaciones se emplea a muchas personas especializadas (staff) en el
asesoramiento y asistencia al jefe ejecutivo en sus funciones organizativas. Así, en las
organizaciones existe una función de organización, donde los expertos en diseño
organizacional regulan el proceso de interrelación entre las personas, los cargos y los
materiales, estipulando relaciones (responsabilidad, autoridad, rendición de cuentas
[accountability]) de los componentes clave (personal, funciones y factores físicos) para
guiar (la línea, línea-staff y/o el proyecto) hacia los objetivos de la organización a partir
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de sus conocimientos sobre temas tales como objetivos, componentes, relaciones y
estructuras.
Más modernamente, algunas organizaciones están adoptando una estructura más chata,
donde los roles jerárquicos no están tan diferenciados y existe una comunicación más
horizontal que lleva a una toma de decisiones menos unilateral y más consensuada. No
obstante, siempre hay un responsable final de la organización: si bien se puede (y de
hecho se está haciendo cada vez más frecuentemente) delegar la autoridad a niveles
más bajos (empowerment), la responsabilidad siempre recae en la autoridad de mayor
rango.
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