Los juegos olímpicos: el negocio de los especuladores

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Los juegos olímpicos: el negocio de los especuladores
CJC de Valladolid :: 01/03/2005
Cuando nacieron, los Juegos Olímpicos eran el paradigma del espíritu de superación, del juego
limpio y de la pureza de la competición. Sin embargo poco a poco se han convertido en poco más que
un sucio negocio y un entramado de intereses políticos y económicos. Del deporte en estado puro
queda ya muy poco. Como se pudo ver en los últimos juegos, celebrados en Atenas, el doping es algo
ya habitual y los deportistas cambian de país y se venden al mejor postor con tal de ganar más
dinero. Existen numerosos y vergonzosos casos de atletas a los que se concede la nacionalidad de
forma casi inmediata por el simple hecho de que pueden ganar una medalla para más "gloria" del
país pagador (esto ha pasado aquí con varios deportistas a los que se ha nacionalizado en pocos
meses mientras que miles de extranjeros tienen que esperar años y pasar muchas penalidades). Y es
que en la actualidad los atletas compiten más para representar a tal o cual marca deportiva que a un
país. Desde que se profesionalizaron los juegos (que en su inicio eran solo para deportistas
amateurs) el negocio ha superado, con creces, al espíritu olímpico. Por otro lado están los intereses
políticos y urbanísticos. Los países (las empresas de los países, se entiende) se pelean por celebrar
este acontecimiento porque (a parte de tener resonancia internacional), supone una oportunidad
para hacer el agosto. Las ciudades organizadoras se gastan cantidades ingentes de dinero en
instalaciones que muchas veces quedan en desuso después del evento. El gasto necesario es enorme
y en muchas ocasiones ha habido ciudades que han quedado totalmente endeudadas durante años.
Por supuesto, las deudas las pagan los trabajadores con sus impuestos. La mayoría de las
inversiones no revierten en una mejora en las condiciones de vida de los ciudadanos. Detrás de las
reformas urbanísticas están las empresas de la construcción y los ayuntamientos corruptos. Con la
excusa de "acondicionar" la ciudad se hacen todo tipo de operaciones especulativas. Una vez
acabados los juegos, las Villas olímpicas no se dedican a viviendas sociales, precisamente, si no a
lujosas zonas residenciales, centros comerciales o zonas de "ocio" (zonas de bares). Tampoco se
hace mucho por fomentar el deporte de base y amateur invirtiendo en él a largo plazo, si no más
bien se "potencia" la aparición de "estrellas" mediáticas (directamente salidas del laboratorio, en
muchos casos). En definitiva, todas las grandes empresas que se precien están encantadas de que
los juegos se celebren en "su" ciudad porque tienen el negocio asegurado. También podemos hablar
de la corrupción existente en el propio Comité Olímpico Internacional (COI), que ha sido sacudido en
los últimos años por más de un escándalo (más los que no habrán salido a la luz publica), algo que
no es de extrañar si vemos la cantidad de intereses hay detrás de cada candidatura. Las
depuraciones habidas en el seno del COI en estos últimos años no han servido para mucho, más bien
todo lo contrario: la sombra de sospecha esta mas presente que nunca. Estamos ante un evento que
ha perdido cualquier carácter meramente deportivo para convertirse en un negocio muy apetecible
para las empresas, Ayuntamientos y demás instituciones. Poco queda del "espíritu olímpico" que fue
un día la esencia de esta competición.
lahaine.org :: 1
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