El uso de fármacos psicoactivos está aumentando en

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El uso de fármacos psicoactivos está aumentando en Estados Unidos.
Autora: Caroline Cassels
Un nuevo estudio muestra que uno de cada cinco estadounidenses adultos tomó
por lo menos un fármaco psiquiátrico en 2010. En las mujeres, la estadística fue
de una por cada cuatro.
En el estudio, dado a conocer por Medco Health Solutions, que lo llevó a cabo, se
analizaron las tendencias en el empleo de medicamentos para la salud mental
entre aproximadamente 2,5 millones de estadounidenses asegurados,
comparando el empleo de antidepresivos, antipsicóticos, trastorno por déficit de
atención con hiperactividad (TDAH) y fármacos ansiolíticos durante el periodo de
2001 a 2010.
El Dr. David Muzina, psiquiatra y director nacional de procedimientos del Centro
de Recursos Terapéuticos de Neurociencias de Medco, dijo en un comunicado:
«Durante el último decenio ha habido un incremento importante del empleo de
medicamentos para tratar diversos problemas de salud mental; lo que no está
claro es si un mayor número de personas —sobre todo mujeres—, realmente
están presentando trastornos psicológicos que precisan tratamiento, o si están
más dispuestas a buscar ayuda y los profesionales clínicos están diagnosticando
estos trastornos mejor que antes”.
Añadió: «Las mujeres por lo general son usuarias más frecuentes de la atención a
la salud, pero también soportan la carga emocional de un decenio que comenzó
con el horror del 9 de septiembre y desde entonces han visto varias guerras e
inestabilidad económica».
Los antidepresivos fueron los fármacos utilizados con más frecuencia y más de
20% de las mujeres los recibieron. Los ansiolíticos también fueron utilizados
ampliamente por las mujeres, casi con el doble de frecuencia que los hombres. La
máxima utilización fue por las mujeres de 45 a 65 años, de las cuales 11%
estaban tomando un ansiolítico en 2010.
Más uso de antipsicóticos atípicos en los niños
Se recetaron fármacos para tratar el TDAH a un mayor número de niños que de
niñas, pero en la edad adulta el número de mujeres que tomaba un medicamento
para el TDAH fue superior al de los hombres. El estudio muestra que el empleo de
estos medicamentos por las mujeres fue 2,5 veces mayor en 2010 que en 2011. El
salto más notable en el empleo de estos fármacos se observó en las mujeres de
20 a 44 años de edad, donde se incrementó 264% en 10 años.
Aunque las mujeres son las que utilizan predominantemente antipsicóticos
atípicos, el estudio reveló un enorme incremento del empleo de estos fármacos
también por los hombres, aumentando al cuádruplo en los hombres de 20 a 64
años de edad desde 2001.
La Dra. Martha Sajatovic, profesora de psiquiatría en Case Western Reserve
University School of Medicine y Directora de Neurological Outcomes Center,
University Hospitals Case Medical Center, Cleveland, Ohio, en una conferencia de
prensa dijo: «Los resultados globales, que señalan que un número
considerablemente mayor de personas está recibiendo fármacos psicoactivos, dan
que pensar y son importantes. El próximo objetivo decisivo es comprender los
motivos de este incremento». «Las repercusiones en la atención a la salud pueden
ser considerables, dado el aumento de las limitaciones económicas para los
individuos y las entidades que financian la atención a la salud».
El empleo de medicamentos psicoactivos también aumentó en los niños, aunque
el uso de antidepresivos en ellos descendió bastante, una tendencia que en gran
parte se atribuyó a las advertencias que emitió en 2004 la US Food and Drug
Administration sobre un incremento del riesgo de ideas suicidas. El análisis
también demostró un descenso del empleo de fármacos para tratar el TDAH a
partir de 2005.
Sin embargo, dijo el Dr. Muzina, el número de niños que reciben antipsicóticos
atípicos se incrementó al doble entre 2001 y 2010, un fenómeno que debiera ser
motivo de inquietud.
En un comunicado dijo: «El hecho de que un mayor número de niños se esté
tratando con antipsicóticos atípicos es inquietante dado el aumento de peso
considerable que se relaciona en alto grado con el empleo de estos fármacos en
esta población, lo que plantea a los niños el riesgo de diabetes y de trastornos
relacionados con cardiopatía. Al utilizar estos fármacos es necesario vigilar de
manera frecuente a los niños para evitar estos importantes riesgos para la salud».
Mujeres mayores con antidepresivos
Los adultos de 20 a 44 años de edad mostraron los máximos incrementos del
empleo de fármacos psicoactivos durante el curso del decenio para tres de las
cuatro categorías de ellos.
Además de incrementarse a más del triple el empleo de fármacos para tratar el
TDAH desde 2001, el grupo de 20 a 44 años de edad también mostró espigas
importantes en su empleo de antipsicóticos atípicos (248%) y su uso de fármacos
ansiolíticos aumentó casi a 30%. A partir del inicio del decenio, el número de
hombres de este grupo demográfico que refirió medicamentos para la salud
mental creció a un paso más rápido que sus contrapartes del género femenino:
hasta 43% frente a 25%.
Las mujeres mayores tienen más posibilidades de utilizar un antidepresivo y casi
24% de las mayores de 64 años utilizan estos medicamentos. También mostraron
un aumento de 40% en el uso de antidepresivos durante el periodo del estudio de
10 años.
El empleo de antipsicóticos atípicos aumentó también entre las mujeres mayores,
hasta 88% a partir del inicio del decenio. Sin embargo, hubo un descenso de 47%
en su empleo de ansiolíticos.
Un análisis del uso regional de fármacos psicoactivos reveló que el máximo
empleo era en la región del sudeste central de Estados Unidos, que es parte del
«cinturón de la diabetes» e incluye Tennessee, Kentucky, Mississippi y Alabama.
Las tasas más bajas de uso (15%) se observaron en la región del noreste central,
que comprende Indiana, Ohio, Wisconsin y Michigan.
El Dr. Muzina dijo: «Los estudios han demostrado que las personas con diabetes
tienen mayores grados de depresión y trastornos por ansiedad, de manera que no
es sorprendente que veamos este gran consumo de medicamentos relacionados
con la salud mental en la región del «cinturón de la diabetes».
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