SÍNTESIS DE LA PONENCIA

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SÍNTESIS DE LA PONENCIA
“¿SUPONEN LOS DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS UN RIESGO
ESPECIAL PARA LA INFORMACIÓN PRIVILEGIADA Y LOS
DERECHOS PRIVADOS DE LAS PERSONAS, DE FORMA TAL QUE
SEA NECESARIA UNA REGULACIÓN PROPIA AL RESPECTO?”
SEMILLERO DE DERECHO PROCESAL
UNIVERSIDAD EAFIT – MEDELLIN
JUNIO 27 DE 2008
Dos sistemas se han preocupado por definir el concepto de
documento, el tradicional y el técnico; el primero de ellos no distingue
entre el continente y el texto que éste contiene, mientras que el
segundo si lo hace, de allí que sea éste el más adecuado para tener
una definición omnicomprensiva de la realidad jurídica. De forma
adecuada el Código de Procedimiento Civil Colombiano, en el artículo
251, opta por ceñirse al segundo sistema, dejando la puerta abierta
para que se considere cómo documento toda cosa “mueble que tenga
carácter representativo o declarativo”.
Además de tener que ser susceptibles de ser transportados, los
documentos tienen que representar un acto o hecho humano, y
aquello que contienen debe estar expresado en signos inteligibles, lo
que supone la posibilidad de ser comprendido por otros hombres.
Aquellas cosas que cumplan con las características anteriormente
mencionadas, serán consideradas como documentos, y se clasifican
según su origen en públicos y privados; atendiendo a la naturaleza en
declarativos y representativos; teniendo en cuenta la forma los
públicos se subdividen en instrumentos públicos y aquellos que no los
son, y lo privados a su vez se clasifican en los documentos emanados
de parte y en los que provienen de terceros. Existen otras
clasificaciones, pero las ya presentadas reflejan el consenso de la
doctrina.
Entendiendo por documento electrónico “(Documento) que está
contenido en soporte diverso al papel, lo que no significa que por esa
razón no sea capaz de representar una idea o un pensamiento. Por
ello lo han definido como cualquier representación en forma
electrónica de hechos jurídicamente relevantes, susceptible de ser
asimilado en forma humanamente comprensible.
El documento
electrónico es un método de expresión que requiere de un instrumento
de creación, conservación, cancelación y transmisión; tal instrumento
está constituido por un aparato electrónico. De esta forma la disciplina
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de dicho documento no puede prescindir del computador que lo crea,
lo conserva y cancela, y la red de terminales de computador que
permite su transmisión”1 (–Subrayas propias-), es importante
reconocer que las características del mismo coinciden con las del
documento en su idea tradicional, por lo que, como las altas Cortes lo
han indicado, debe dársele la misma eficacia jurídica y se le podrá
aplicar, con la adecuación que por sus características técnicas sea
necesaria, las normas del Código de Procedimiento Civil, a partir del
artículo 251; de allí que se concluya que las herramientas que existen
para proteger la información privilegiada o que involucre derechos
privados de las personas en el proceso en que se usan documentos
en su sentido tradicional, sean suficientes y se puedan aplicar de
manera análoga a aquellos procedimientos en que se requiera la
utilización de documentos electrónicos.
Los avances en el área de la informática en el mundo exigen
adecuarse a las nuevas técnicas y modelos. De esta forma, el
Derecho no puede comportarse ajeno a estas exigencias, sino que
debe preocuparse por adecuar la normatividad y permitir que la
actividad judicial se desenvuelva con los mismos, es decir, para este
evento, con el documento electrónico. En Colombia, la ley 527 de
1999, regula temáticas relacionadas con los mensajes de datos, la
firma electrónica, el comercio electrónico, las entidades de
certificación, entre otros.
No obstante lo anterior, existe una tendencia fuerte a desconfiar del
documento electrónico, fundada en la arraigada confianza en el papel,
que implica el cuestionamiento de asuntos como la autenticidad,
inalterabilidad y seguridad del documento. Siguiendo lo expuesto en
varios trabajos por el Doctor Alexander Díaz García: la autenticidad
implica que el documento no haya sufrido alteración alguna que varíe
el contenido; la inalterabilidad, íntimamente ligada al concepto anterior,
alude a que para poder admitir el documento electrónico y otorgarle
eficacia probatoria, no debe existir modificación en la información; y
sobre la seguridad, se debe indicar que la tecnología y los procesos
ofrecen garantías para estar tranquilo cuando se actúa y se hace uso
del documento electrónico, a modo de ejemplo, un perito -en
aplicación de sus conocimientos- podrá dar fe de cierta información.
Tras nuestra labor investigativa, hemos encontrado un importante
punto de discusión -para el cual no hallamos respuesta doctrinaria-, el
cual es el modo en que el documento electrónico se allega al proceso;
y frente al mismo, prevemos la posibilidad de acudir a la prueba
pericial, para que se certifiquen el origen o <<autor>> del documento,
María Fernanda Guerrero, citada en el texto “Desnaturalización del Documento Electrónico Judicial con la apelación de
la Sentencia. Nuevo Sistema Penal Acusatorio (El juicio oral) Colombiano”, del Dr. Alexander Díaz García. Pág. 10.
Sobre la Dra. Guerrero: http://www.acis.org.co/index.php?id=810
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realizada dentro de una inspección judicial con exhibición de
documentos si fuere el caso.
Lo que se pretendió hacer, fue dar una nueva y alternativa forma de
ver el problema que se suscita en el presente trabajo, eso si aclarando
que la idea del grupo nunca es elevar la discusión a un punto que no
pueda ser utilizada en el mundo práctico, sino que por el contrario,
estamos ponderando la idea que al estar el ordenamiento jurídico
colombiano atiborrado de principios, es plausible referirnos a ellos, los
cuales nos podrían dar soluciones acertadas a los problemas que el
derecho mismo presenta, es por tal razón que a partir de una obra
como es “Taking Rights Seriously” de Ronald Dowrkin, lo que se quiso
hacer fue elevar el problema a un plano de principios, para con ello
utilizar un medio idóneo para la solución de este tipo de disputas, el
cual, según Dowrkin, es la ponderación, entendida como el
sopesamiento de cada uno de los principios en querella, en donde a
cada extremo de la balanza se le deben sumar las circunstancias de
facto del caso en concreto, para con ello, poder dar un posible
ganador al conflicto. Esta posible solución al problema fue acogida, a
nuestro parecer, por la Corte Constitucional, a través de una figura
llamada test de razonabilidad, en donde acogiendo tres pasos, se
podría dar un principio vencedor en dicha reyerta, examen que está
compuesto por los siguientes pasos; primero que el hecho de
desconocer un principio esté dirigido a la consecución de un fin
constitucionalmente legítimo, esto es lo que la Corte Constitucional
llama, principio de exclusión del capricho, fin que en nuestro caso será
la aplicación de otro principio constitucional, que será la aplicación del
debido proceso. El segundo paso que trae el mencionado examen
consiste en que la información que se intenta extraer del aura que
comprende el derecho a la intimidad sea relevante para la
consecución del fin anteriormente propuesto, es decir, lo que se debe
hacer es plantearse el análisis del medio empleado. Y por último se
debe realizar lo que la Corte llama “principio de relevancia”, en donde
lo que se busca es que la información que se intenta extraer sea
necesaria, para la consecución del fin, es decir, que no existan otros
medios para alcanzar el objetivo buscado, o escoger el medio menos
oneroso, en términos de sacrificio de la intimidad o de otros derechos
fundamentales, es decir, el análisis de la relación medio fin.
De esta manera, luego de escoger un fin constitucionalmente válido,
que sería la búsqueda de un derecho consagrado en la carta política
como es el debido proceso, luego de buscar la extracción de la
información que hacia parte del derecho a la intimidad y de corroborar
que dicha información fuera la que estaba autorizada por el fin
propuesto se podía decir que la utilización del examen, arrojaba una
sola conclusión, la cual era que el derecho a la intimidad debía ceder
ante el derecho a la prueba.
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