La fractura hidráulica agrieta desarrollo

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La fractura hidráulica agrieta
desarrollo energético argentino
Por Fabiana Frayssinet
http://www.ipsnoticias.net/2014/10/la-fractura-hidraulica-agrieta-desarrollo-energetico-argentino/
AÑELO, Argentina, 6 oct 2014 (IPS) - El tesoro de petróleo y gas no convencionales de Vaca
Muerta promete autoabastecimiento energético y desarrollo para Argentina. Pero la fractura
hidráulica requerida para arrancar esa riqueza enquistada en rocas subterráneas, podría
pagarse muy cara.
El paisaje se transfigura al alejarse unos 100 kilómetros de Neuquén, la capital de la provincia
del mismo nombre, en el sudoeste argentino. En la bautizada por algunos “Arabia Saudita de la
Patagonia” florecen los frutales y se extienden verdes los viñedos en el comienzo de la
primavera austral.
Pero a los costados de la carretera, con un intenso vaivén de camiones que transportan agua,
arena, químicos y estructuras metálicas, las torres de perforación y las máquinas de bombeo
comienzan a sustituir las prolijas hileras de álamos que protegen los cultivos del viento
patagónico.
“Esa agua no queda en las mismas condiciones en que se sacó del río, se cambia el ciclo
hidrológico. Minimizan un problema que requiere un análisis más profundo”: Carolina García.
“Ahora hay dinero, trabajo, uno está mejor”, dijo a Tierramérica el camionero Jorge Maldonado,
que diariamente transporta tubos de perforación a Loma Campana, el yacimiento petrolífero
que en solo tres años se convirtió en el segundo en producción de Argentina
Se ubica en la formación geológica de Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina, que abarca las
provincias de Neuquén, Río Negro y Mendoza. De sus 30.000 kilómetros cuadrados, la
petrolera estatal YPF tiene en concesión 12.000, unos 300 operados con la estadounidense
Chevron.
Vaca Muerta alberga una de las mayores reservas mundiales de petróleo y de gas de esquisto,
en estructuras rocosas de hasta 3.000 metros de profundidad.
Aquí se perfora un pozo cada tres días y la demanda de mano de obra, equipos, insumos,
transporte y servicios, aumentan al compás de la actividad, alterando la vida de los pueblos del
área, el más cercano Añelo, a ocho kilómetros del yacimiento.
“Ahora puedo brindarle algo a mis hijos y pagarle sus estudios a mi esposa”, subrayó el
operador de montacargas Walter Troncoso.
Según YPF, Vaca Muerta multiplicó 10 veces las reservas petroleras y 40 las de gas de
Argentina, lo que le permitirá ser exportador neto de hidrocarburos.
Pero su explotación obliga a utilizar la tecnología de la fractura hidráulica, conocida también
como fracking, a la que YPF prefiere llamar “estimulación hidráulica”.
Se trata, dice la empresa, de la inyección a alta presión de agua, arena y “una baja cantidad de
aditivos”, en la roca generadora, a más de 2.000 metros de profundidad para hacer fluir al
hidrocarburo a la superficie por las cañerías del pozo.
El ingeniero Víctor Bravo asegura en un estudio publicado por la Fundación Patagonia Tercer
Milenio que en cada pozo se realizan unas 15 fracturas, con 20.000 metros cúbicos de agua y
unas 400 toneladas de químicos diluidos.
La fórmula es un secreto comercial, “pero se supone que son unas 500 sustancias químicas,
17 tóxicos para los organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, ocho cancerígenos probados”,
indica. Algunas fracturas, insiste, pueden alcanzar un acuífero, contaminándolo con los fluidos
inyectados y con el propio gas.
“Es un efecto de la contaminación que no vamos a ver ahora sino en 15 o 20 años”, alertó a
Tierramérica el opositor diputado provincial de Neuquén, Raúl Dobrusin.
En la visita a Loma Campana de Tierramérica, el gerente regional de No Convencional de YPF,
Pablo Bizzotto, desestimó esos temores, porque la formación rocosa está a unos 3.000 metros
y las napas de agua entre 200 y 300 metros.
“El agua tendría que transitar miles de metros hacia arriba. No puede hacerlo”, aseguró.
Además, el agua de retorno, separada del petróleo, se reutiliza para otras estimulaciones,
mientras el resto se vierte en “pozos sumideros con una aislación perfecta”, argumentó. “Los
acuíferos no corren peligro alguno”, insistió.
“¿Qué harán con esa agua cuando ese pozo se llene? Eso no lo dice nadie”, cuestionó
Dobrusin.
Según Bizzotto, la intensidad sísmica de la estimulación tampoco compromete los acuíferos,
porque las fisuras se producen a gran profundidad. Además, explicó, los pozos son
“encamisados” con tres cañerías de acero, interpuestas por barreras de cemento.
“Queremos atraer inversiones, generar trabajo, pero en resguardo siempre de los recursos
naturales”, acotó a Tierramérica el secretario de Ambiente de Neuquén, Ricardo Esquivel
A su juicio, hay “muchos mitos” sobre la fractura hidráulica, como que es tanta el agua
requerida que disminuye el caudal hídrico.
Neuquén, afirmó, utiliza cinco por ciento del agua de sus ríos para irrigación, consumo humano
e industria, mientras el resto sigue hacia el mar. Incluso si se perforasen 500 pozos anuales, se
utilizaría apenas uno por ciento más del recurso, adujo.
“Esa agua no queda en las mismas condiciones en que se sacó del río, se cambia el ciclo
hidrológico. Minimizan un problema que requiere un análisis más profundo”, rebatió a
Tierramérica la activista Carolina García, de la Multisectorial contra la Fractura Hidráulica.
Recordó que en la Unión Europea se cuestiona la técnica y que Alemania estableció en agosto
una moratoria de ocho años para el esquisto, mientras se estudian los riesgos de la técnica,
recordó.
YPF aduce que Vaca Muerta no es comparable porque está en un área poco poblada.
“La teoría del desierto, y de que esto se puede convertir en una zona de sacrificio porque no
hay nadie, es una falsedad”, ironizó Silvia Leanza, de la Fundación Ecosur.
“Gente hay, el agua corre y el aire también”, planteó a Tierramérica. “Las emisiones de gases y
el polvo en suspensión pueden llegar hasta 200 kilómetros”, añadió.
La teoría del desierto tampoco valdría para Allen, un municipio de 25.000 habitantes, en la
vecina provincia de Río Negro, que sufre las consecuencias de la extracción por hidrofractura
de otro gas no convencional, el “tight gas”, o de arenas compactas.
En esa rica localidad frutícola, a 20 kilómetros de la capital neuquina, sus frutos disminuyen
mientras crecen los pozos de gas, explotados por la compañía estadounidense Apache, cuyas
operaciones argentinas adquirió en marzo YPF.
Apache alquila chacras (fincas) productivas para sus perforaciones, denuncia la Asamblea
Permanente del Comahue por el Agua (APCA).
“Recorriendo las chacras es fácil darse cuenta como los hidrocarburos están ocupando lo que
hasta hace pocos años era tierra frutícola. Allen es conocida como la capital de la pera, y hoy
está dejando de serlo”, se lamentó Gabriela Sepúlveda, de APCA Allen-Neuquén
En marzo, explotó un pozo que hizo vibrar las casas cercanas. No fue la primera vez ni es el
único problema para los vecinos, relató a Tierramérica el cuidador de un vivero contiguo al
pozo, Rubén Ibáñez. “Desde que se instalaron empezaron los problemas de garganta,
estómago, pulmones, mareos, náuseas”, afirmó.
“Cada tanto hacen una perforación que dura como un mes y después hacen el venteo (quema
de gas) a cielo abierto. Uno no es técnico pero siente los malestares”, señaló. “El agua aunque
esté muriéndome de sed no la tomo… cuando regaba las plantas del vivero se morían”, añadió.
El gobierno provincial asegura que las inspecciones en los yacimientos, son constantes.
“En 300 pozos no encontramos ningún impacto ambiental que haya generado motivaciones
para sanciones”, destacó el secretario Esquivel.
“Tenemos un objetivo claro, que Loma Campana, como el primer lugar de desarrollo de
hidrocarburos no convencionales, sea el modelo a imitar, no solo en costo, producción, técnica,
sino en cuestiones ambientales”, enfatizó Bizotto.
“Toda tecnología es incierta”, planteó Leanza. “¿Por qué negarlo? Pongámoslo en el debate”,
propuso.
Este artículo fue publicado originalmente por la red latinoamericana de diarios de
Tierramérica.
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