AUTORIDAD FEMENINA - Agenda de las Mujeres

Anuncio
AUTORIDAD FEMENINA
Otro de los conceptos que surgen de las prácticas del feminismo de la
diferencia es el de autoridad femenina, que se desarrolla junto con la
práctica del affidamento. Este concepto es diferente del uso que da la
ideología patriarcal al término “autoridad”. Recordemos que la raíz de
autoridad es augere, hacer crecer. Su definición fue elaborada largamente en
los
distintos
grupos
feministas
italianos
entre
las
que
destacan
fundamentalmente las voces de Luisa Muraro y Lia Cigarini.
Concientes de que a lo largo de la historia occidental la necesidad de
autoridad ha sido utilizada por el poder ideológico (iglesias, escuelas,
partidos) y por el poder material (propiedad de los medios de producción,
comunicación, etc), dando como resultado una cultura conservadora y a
veces reaccionaria que ha rechazado el gusto por la libertad, Luisa Muraro
sostiene que “profundizar en este tema nos llevó el descubrimiento de que
podemos distinguir entre autoridad y poder y hacer concordar la necesidad
simbólica de autoridad con el amor a la libertad” (Diotima,1995). Surge así la
idea de un sentido de la autoridad libre, no subordinado al poder o al orden
social.
El desconocimiento de la capacidad de creación de autoridad
femenina sería lo que mantiene en muchas mujeres la sensación permanente
de desorden social y personal. Las producciones culturales y políticas de las
mujeres, creadas entre mujeres, les dan la sensación –cuando no hay
varones implicados, cuando está ausente la mediación crónica con lo real–
de que sus proyectos y realizaciones, sin una medida clara de su valor,
nunca parecen del todo satisfactorias. Por eso, para el feminismo de la
diferencia es necesario crear autoridad femenina, que no se confunda con la
autoridad tradicional, porque la tiene el estatuto simbólico de la madre, que
consiste en el reconocimiento de la fuerza, la riqueza y la armonía de las
propias experiencias.
El discurso feminista afirma que son posibles una práctica de vida y
un discurso femenino con autoridad porque se vislumbra que autoridad y
poder son dos cosas distintas. Sin embargo, es insoslayable la discusión
acerca de la confusión que suele producirse con frecuencia entre autoridad
y poder, dada la inestable línea divisoria que los separa en las prácticas
sociales. Es por eso que Luisa Muraro se pregunta de dónde sale nuestra
tendencia a confundir tan fácilmente el significado de dos palabras que, si
las pensamos, no corresponden a una misma experiencia. Concordando con
el discurso de Diana Sartori en el sentido de que “dar autoridad es hacer
orden” (Diotima, 1995) y de que la confusión nace al mezclar entre el “poder
dar órdenes, mandar, decir para los demás y la capacidad de “hacer orden”,
comprender, decir sobre sí, afirmar, juzgar.
En la práctica, la diferencia se establece porque el hecho del poder
femenino de “hacer orden” no conlleva el deseo de buscar poder dentro del
patriarcado. En tal caso, es el desorden patriarcal basado en el matricidio o
la usurpación de la potencia materna el que identifica autoridad y poder con
su violencia intrínseca instaurada generación tras generación.
Un último elemento componente de la práctica de la autoridad
femenina es la “necesidad de mediación”, que no es facultativa, y que para
las teóricas italianas de la diferencia es “la necesidad en la que descansa el
sentido íntimo de la autoridad, a falta de la cual se cae en la subordinación
de poder y se desata el desorden simbólico” (Duoda, 1994). Para el grupo de
filósofas de Diotima (Diotima, 1995) la posibilidad de mediación entre
mujeres es la culminación de un camino iniciado hacia finales de los años
sesenta con la práctica de la autoconciencia femenina fue dando
significación histórica a la diferencia sexual, cuya característica más notable
ha sido la separación entre varones y mujeres. Esa práctica constituyó el
punto de partida de una política autónoma que le permitió a las mujeres
tender hacia su libertad independientemente de la búsqueda masculina de la
libertad. El logro entonces es que, las relaciones de solidaridad entre
mujeres con el fin de la supervivencia, se fueron convirtiendo en relaciones
mediadoras.
Piera Oria
BIBLIOGRAFÍA
Cigarini, L. Libertá femminile e norma, en Introducción al conversatorio
organizado por la Rev. DUODA, Nº 8, Barcelona, 1992.; Muraro, L. El orden
simbólico de la madre, Ed. Horas y Horas, Madrid, 1994; Rev. DUODA, Nº
7,Barcelona, 1994; Rev.DIOTIMA, Ed. Liguori, Napoli, 1995; Rivera Garretas,
M. Nombrar el mundo en femenino, Icaria,Barcelona, 1994.
Descargar