Del imaginario rancio a la pastoral líquida.

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Del imaginario rancio a la pastoral líquida.
Dificultades y yacimientos para la propuesta de la fe en nuestro tiempo.
José María Bautista
"Fanático es el que redobla los esfuerzos cuando ya ha olvidado los fines". (Jorge
Santayana)
¿Cómo es posible que la Iglesia católica sea la institución social peor valorada en España? ¡Por
detrás de: Policía, Ejército, Monarquía, Defensor del Pueblo, Ayuntamientos, Tribunal
Constitucional, Gobiernos autonómicos, Gobierno central, Tribunal de Justicia! En último lugar, la
Iglesia católica!
Me gustaría investigar esta cuestión indagando sobre las causas de raíz y evitar la mera
descripción de fenómenos que bordean su epidermis. ¿Cuál es el generador de esta profunda
crisis pastoral?
Mi tesis es la siguiente: La raíz de esta crisis pastoral que vivimos en nuestra Iglesia, de que la
Iglesia tenga la peor valoración social de su historia, de los peores índices de práctica religiosa
entre los jóvenes, del vacío vertiginoso en las parroquias, de la crisis vocacional tiene un epicentro:
estamos transmitiendo un “imaginario rancio de lo religioso”.
Lo abordaré en dos partes. Primero, con actitud deconstructiva, abordaré las dificultades para la
propuesta de la fe en nuestro tiempo. En la segunda parte rastrearé algunos yacimientos
socioculturales para conectar esta propuesta de fe con los códigos de nuestro tiempo.
I. DIFICULTADES PARA LA PROPUESTA DE LA FE: EL IMAGINARIO RANCIO RELIGIOSO Y
ECLESIAL
El imaginario comunicativo, cultural e ideológico de nuestra Iglesia y de nuestra pastoral -nuestra
estética, lenguajes y paradigmas culturales- no son inteligibles, atractivos, ni seductores. Esto nos
incapacita para comprender y aceptar la estética, lenguajes y paradigmas culturales de nuestro
mundo. Nos impide aprender de ellos. Y retroalimenta un creciente alejamiento de los paradigmas
culturales de nuestro tiempo.
"La Europa cristiana agoniza, África entera agoniza, incluidos sus cristianos, y Asia no prospera
como se esperaba. (…) Pero es inútil: la gente se va. Las iglesias se vacían. Y los sacerdotes se
mueren".1 Éste es el retrato futurista que realiza la novela Vaticano 2035 sobre la Iglesia. Los
datos sociológicos son tumbativos, los jóvenes que se declaran católicos prácticamente se
reducen a la mitad cada diez años, la edad media de nuestras comunidades envejece, escasean
las vocaciones sacerdotales religiosas y la familia ya no ejerce su papel de educación en la fe.
1
DE PAOLI, P. (2007): Vaticano 2035, Barcelona, Mondadori, pág. 139
Lo peor no es el vacío numérico, sino el vacío interior que siente una Iglesia sin autoestima, sin
rumbo, sin proyecto. Nos hemos vuelto timoratos. Me duele una institución que debería ser la sal
del mundo, pero de tanto huir de los sabores, sólo sugiere sabores insípidos, agrios y rancios. Una
institución que debería llevar la luz al mundo, pero sólo lleva oscuridad, oscurantismo y pesimismo.
Estamos encarnando el peor de los papeles del cuento de Jesús sobre los talentos. Padecemos
una enfermedad: el miedo. Por eso guardamos nuestros talentos bajo tantas capas de cebolla. La
increencia crece, pero la increencia en una Iglesia sin sabor, sin chispa, ni encanto.
Todos reconocen el compromiso social de la Iglesia, desde los márgenes económicos, políticos,
familiares, sanitarios, educativos… de nuestra sociedad. Esta Iglesia se hace “prójima” de un
Jesús que vive en el hambriento, sediento y pobre. No existe un proyecto con más atractivo y
seducción que ese “imaginario del samaritano” tan esencial en nuestra Iglesia.
Sin embargo algo falla. La sociedad no la ve así, sino como “una iglesia dogmática, ética,
jerárquica, normativa y del culto”.2 Asistimos al desmantelamiento de las redes sociales
parroquiales. Los niños, adolescentes y adultos abandonan los espacios y vivencias religiosas.
Estamos haciendo una Iglesia de ancianos.
¿Cuándo se produce esta gran estampida católica? Uno podría pensar que sucedió porque la
sociedad no soportó la apertura del Vaticano II (años 60), la entrada en la democracia (años 70), o
la llegada del socialismo al gobierno (años 80). Cierto que los tiempos de cristiandad de los años
50, donde el 98% de los españoles se declaraban católicos practicantes, dieron paso a un 87% en
1970, en tiempos del Vaticano II, a un 61% en 1975. Esto entraba en el guión y fue el peaje para
escapar de aquella terrible España nacional-católica.
La cifra que verdaderamente produce un cortocircuito en nuestro sistema pastoral se produce en el
momento que pasamos del 52% de 1993 al 18% de 2002, y seguimos bajando en picado.3
¿Cuál es la razón principal de este debacle?
Acudiré a la metáfora “DAFO”. La mayoría de los análisis institucionales sobre los porqués de esta
situación se suelen centrar en las “A” y “O”, las amenazas y las oportunidades. En mi análisis
renunciaré a este atajo.
Para encontrar las causas de nuestra crisis eclesial bucearé antes en las “D” de debilidades que
en las amenazas. Para dictar sentencia y hacer propuestas sí partiré de las “O”, oportunidades,
pero con el ánimo de señalar nuestras fortalezas. Esto tiene su importancia porque los atajos
“Amenazas-Oportunidades” tienen algo en común: son factores externos. Mientras que el rodeo
por las “Debilidades-Fortalezas” nos obliga a mirar a causas internas.
Así abrió el primer congreso de profesores de religión quien era entonces general de los salesianos: VECCHI, J.E. (1999): "Nuevos desafíos
de la educación. Interpelaciones a la ERE", en VV.AA. (1999): La enseñanza de la religión, una propuesta de vida, Madrid, PPC, pág. 34
3 Estos son los últimos datos oficiales del CIS referidos a la evolución de los católicos practicantes. Sin embargo el dato de creencia en Dios
sigue siendo elevadísimo: 81%. Cfr. DÍAZ-SALAZAR, R. (1996): La transición religiosa de los españoles, en R. DÍAZ-SALAZAR-S. GINER (ed.):
Religión y sociedad en España, Madrid, CIS
2
2
Una organización inteligente es aquella que sabe ver las amenazas, pero concentra sus esfuerzos
en las debilidades. Veamos algunas debilidades de este imaginario eclesial:
Instalados en la cultura del miedo
Cada semana algún representante de la Iglesia oficial y de las muchas instituciones que lo
integran sale a la prensa, con manifestaciones como: “El laicismo es una campaña organizada
contra la Iglesia”. “Son muchos los enemigos de Cristo”. “Los obispos tachan a la sociedad
española de irreligiosa y anticristiana”. “Cualquier ocasión es buena, aún la más esperpéntica,
para desacreditar a la Iglesia ante la opinión pública”.4
Por supuesto, son muchos los representantes eclesiales que alertan que esa actitud sistemática
de menosprecio y calumnia irrita los ánimos y “estamos en un momento en que la Iglesia tiene que
promover el diálogo y la serenidad”.5
El centralismo institucional provoca autismo
Mardones establece cuatro etapas en este proceso: primero se levantaron muros ante la
Modernidad, luego se cerró el diálogo abierto por el Vaticano II, creció la distancia entre la
institución eclesial y el mundo actual y al final la Iglesia ha vuelto a mirar más hacia dentro que
hacia el mundo que le rodea.6
Sólo las congregaciones religiosas parecen haber hecho un esfuerzo de lectura de los signos de
los tiempos. Sin embargo, la demoledora crisis de vocaciones parece un signo que desautoriza el
proceso. Para otros es el soplo del Espíritu para el definitivo protagonismo de los laicos. 7 Es
significativo que muchos colegios concertados religiosos estén en sus manos.
El enrocamiento dogmático
Hay cuestiones, que no parecen esenciales, que están produciendo graves fracturas en el interior
de la Iglesia. La gente de la calle siente que falta sentido común. Me cuentan el caso de una
alumna de 15 años, que llega a casa con los ojos pintados y con ropa no muy del agrado de su
padre. Éste pone el grito en el cielo y dice: “¡¡Castigada sin salir hasta 2009!!”.
Lo malo no es sólo meter la pata al poner el castigo. Lo malo es tener que mantener el tipo para
hacer cumplir algo que el tiempo convierte en absurdo. Algo así está pasando con algunos temas:
Prohibición de preservativos para prevenir el Sida. Prohibición del uso de métodos
anticonceptivos. Patologización de la homosexualidad. Sacerdocio de la mujer. Sacerdocio de
personas casadas. Tratamiento a los divorciados. Rigidez litúrgica en la expresividad de la fe.
Aún sin perspectiva temporal, este libro nos ayuda al leer la historia más reciente: DÍAZ-SALAZAR, R. (2006): El factor católico en la política
española, Madrid, PPC, pp. 194-332
5 Hemos seleccionado al azar unas palabras de monseñor Dorado, recogidas de una entrevista titulada "La objeción no es la única solución, y
no es viable en centros confesionales", publicada en ABC, 23-7-2007, pág. 20
6 MARDONES, J.M. (1996): ¿Adónde va la religión?, Santander, Sal Terrae
7 Cfr. GARCÍA DE ANDOIN, C. (2004): Laicos cristianos, Iglesia en el mundo, Madrid, HOAC.
4
3
Nadie duda de las razones teológicas, históricas y exegéticas a favor de determinadas normas de
la Iglesia, pero ¿dónde está el sentido común? De verdad, ¿estas cuestiones son la esencia de
nuestra fe cristiana?
Jesús lloraría de rabia al leer los documentos oficiales sobre la prevención del Sida, al ver morir
cada día a 8000 personas por esta causa, mientras nosotros, con gran asepsia hierática, hacemos
una especie de “metafísica del preservativo”.
El imaginario de la Iglesia es el sermón de la abstinencia, cuando tendríamos que proclamar y
potenciar la plenitud sexual de las personas.
Una Iglesia fracturada entre progresistas y conservadores
La Iglesia tiene pánico al conflicto. Tenemos alergia a abordar los problemas a fondo en aras de
una armonía artificial. Sin embargo nos hemos convertido en grandes folloneros. En este momento
la Iglesia tiene una enfermedad cancerígena: la polarización de los creyentes en dos bandos
ideológicos y políticos, que se dispara como un resorte ante cualquier tema de actualidad.
La mejor metáfora eclesial de esta fractura eclesial ha sido la polémica en torno a la asignatura de
ciudadanía. Ha sido evidente la utilización instrumental de argumentos religiosos y eclesiales con
fines puramente ideológicos, políticos y partidistas. Vivimos en una sociedad plural, con ideologías
plurales y los cristianos estamos legitimados para vivir nuestra fe desde posiciones políticas
plurales.
Una gramática, hermenéutica, semiótica, estética y retórica rancias
El imaginario rancio no es fruto de un problema lingüístico. Esta es la matriz del problema: el
problema de la Iglesia española no es que no sepa transmitir, sino que no sabe pensar. No es un
problema lingüístico, del lenguaje de superficie, sino que es un problema de lenguaje global. El
problema es hablar con la gramática del mundo y comprender la hermenéutica del mundo,
decodificar y recodificar según la semiótica de nuestra cultura, vivir y expresarse según los códigos
del paradigma cultural en el que vive nuestro mundo.
El foco del problema es que el imaginario de nuestra Iglesia está enormemente alejado de nuestra
sociedad.
No comprendemos los códigos lingüísticos que utiliza nuestro tiempo. Por eso no comprendemos
sus mensajes. Necesitamos una realfabetización gramatical para entender los códigos de los
signos de los tiempos.
Necesitamos una realfabetización hermenéutica para saber interpretar qué significado y sentido
hay detrás de las palabras literales con las que se expresa nuestra cultura mediática.
Una realfabetización en los códigos culturales con que se comunica nuestro mundo. Nos
expresamos con códigos rancios: fríos, serios y cerrados. Cuando los códigos de nuestra cultura
son: emocionales, lúdicos y constructivos.
Una realfabetización formal. Nuestro imaginario pastoral utiliza una gama de colores, ritmos,
palabras, gestos, símbolos, imágenes propios de siglos pasados.
4
Falta una retórica para conectar con el receptor, con las armas de la seducción, una pastoral
erótica, que impacte, que descoloque, que capte la atención, que aprenda a priorizar el medio
sobre el mensaje, que conecte para ser significativa, que se transforme en poética y semántica
que llegue al corazón por contagio.
El paradigma de “transmisión de la fe”
Este paradigma de “transmisión” ya no es sostenible ni viable en nuestra sociedad, donde los
procesos pedagógicos han pasado de la “instrucción” al “constructivismo”. El gigantesco aparato
eclesial de diócesis, parroquias, colegios, catequesis, clases de religión, misas, congregaciones…
no está consiguiendo frenar el vertiginoso descenso de religiosidad de nuestros niños y jóvenes.
Su falta de fe es el problema más grave de nuestra pastoral.
La “transmisión” era la estructura de aprendizaje de la Modernidad sólida, que hoy ha quebrado.
Necesitamos una nueva pedagogía para la fe, que dote de competencias espirituales a las
personas, en lugar de medicarlas con altas dosis de contenidos doctrinales que vacunan contra
toda sensibilidad religiosa y espiritual.
La confesionalidad
En tiempos de crisis siempre surge la tentación de levantar murallas para protegernos del
enemigo. La confesionalidad vuelve a ser la opción de muchas instituciones eclesiales. En tiempos
de crisis de identidad, donde no sabemos qué es ser cristiano, optamos por una solución infantil:
“cristiano” es aquel que se confiesa como cristiano, dice que es, que tiene la intención de…
La confesionalidad nuevas barreras con la sociedad y produce un imaginario de exclusión frente a
lo no-católico: radios, empresas, libros, asignaturas… católicas. Mientras nuestra cultura se mueve
por el paradigma del pluralismo inclusivo.
La confesionalidad no sirve. El indicador debe ser el principio evangélico de la “no exclusión”.
Jesús dio toda una lección a la sociedad excluyente de su tiempo. Las empresas, instituciones,
personas, familias que se mueven por el principio de la exclusión no me merecen ninguna
credibilidad, diga lo que diga su confesionalidad. La sociedad actual se mueve por un principio
profundamente evangélico: el pluralismo. La solución para construir el Reino no es crear guetos
católicos, sino ser testigos cristianos donde estemos y descubrir el Reino escondido en la vida
misma, sea cual sea su confesionalidad.
II. DE LA “PASTORAL SÓLIDA” A LA “PASTORAL LÍQUIDA”: YACIMIENTOS
SOCIOCULTURALES PARA LA PROPUESTA DE LA FE EN NUESTRO TIEMPO
"El mundo de la religión es un mundo de símbolos". (J. Martín Velasco)
5
"Como cristianos, tenemos que preguntarnos qué tipos de alfabetización necesitamos a
principios del siglo XXI que nos ayuden a entender los cambios y movimientos de nuestro
mundo, a leer los signos de los tiempos y a plantear los retos adecuados." 8
¿Por qué el enorme esfuerzo de la pastoral juvenil de tantas congregaciones no ha producido los
frutos deseados?
Manejaré una tesis: Hemos hecho una “alfabetización lingüística”, usando el habla de los jóvenes,
las palabras de moda, las canciones, las películas… Pero hemos simplificado el problema. Los
jóvenes acaban viéndonos como colegas, pero bichos raros, que imitamos sus tics, pero sin nada
que aportar.
Es necesaria una “alfabetización semiótica”, un cambio total de chip mental, que produzca también
una renovación de lenguajes, pero porque nazca de dentro, que no responda sólo a repertorios
lingüísticos de actualidad. La llamaré “Pastoral Semiótica”, una pastoral que comprenda lo
religioso como una experiencia simbólica, comunicativa y cultural.
La dimensión simbólica de la experiencia religiosa
Martín Velasco recuerda que el hombre es un animal simbólico, necesita de lo simbólico para vivir
y expresar lo “metaempírico”.9 Cassirer define el "universo simbólico" como la función de
mediación por la cual el espíritu y la conciencia construyen sus universos de percepción y de
discurso.10 Habermas ve las relaciones gramaticales de las formas simbólicas como el acceso no
solipsista, al mundo intersubjetivo del mundo de la vida.11 Según Vigotsky, una persona llega al
estadio avanzado de su madurez psicológica si sabe manejar los códigos simbólicos.12
Sólo Ricoeur ha sabido vislumbrar la capacidad del símbolo como mediación para llevarnos a una
experiencia ontológica, por lo tanto al umbral de la experiencia religiosa. El símbolo tiene un
potencial ontológico porque nos hace re-descubrir la realidad y metafísico porque enriquece la
comprensión de nosotros mismos.13
Triple alfabetización semiótica
DAVEY, A. (2003): Cristianismo urbano y globalización, Santander, Sal Terrae, pág. 68.
MARTÍN VELASCO, J. (2002): El hombre y la religión, Madrid, PPC, pág. 168.
Cfr. MARTÍN VELASCO, M. (1993): El malestar religioso de nuestra cultura, Madrid, Paulinas. MARTÍN VELASCO, J. (2007): La e FP
xperiencia cristiana de Dios, Madrid, Trotta. MARTÍN VELASCO, J. (2003): El fenómeno místico, Madrid, Trotta
10 CASSIRER, E. (1988): Filosofía de las formas simbólicas, México, FCE.
11 HABERMAS, J. (1988): La lógica de las ciencias sociales, Madrid, Tecnos, pág. 87.
Cfr. HABERMAS, J. (1975): Perfiles filosófico-políticos, Madrid, Taurus. HABERMAS J. (1987): Teoría de la acción comunicativa 2 vols., Madrid,
Taurus. HABERMAS, J. (1989): Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios previos, Madrid, Cátedra. HABERMAS J. (1991):
Escritos sobre moralidad y eticidad, Barcelona, Paidós. HABERMAS J. (1991): Conciencia moral y acción comunicativa, Barcelona, Península.
HABERMAS, J. (1997): Historia y crítica de la opinión pública, Barcelona, Gustavo Pili.
12 WERTSCH, J. V. (1988): Vygotsky y la formación social de la mente, Barcelona, Paidós, pág. 35.
13 RICOEUR, P. (1970): Freud: una interpretación de la cultura, México, Siglo XXI, pág. 38. RICOEUR, P. (1975): Hermenéutica y
Estructuralismo, Buenos Aires, Megalópolis (traducción de la primera parte de Les conflicts des interprétations), pág. 17. RICOEUR, P. (1980):
La metáfora viva, Madrid, Europa, pág. 15, 380 y ss.
8
9
6
El pensamiento semiótico contiene tres ámbitos o ramas, que nos servirán para estructurar una
triple alfabetización de nuestra pastoral:14
1. Códigos sintácticos o formales: tendencias, estructuras, gustos, ritmos, colores, léxico… del
mensaje.
2. Códigos pragmáticos: los mecanismos mediante los que el mensaje conecta con el receptor.
Algunas técnicas son: impactar, desautomatizar, romper expectativas, analogía, recursos
memorísticos, identificarse con alguna necesidad del receptor.
3. Códigos semánticos: los plexos de gustos, intereses, tendencias ideológicas y valores del
receptor, y los paradigmas culturales de cada época.
1. Códigos sintácticos o formales:
Los semióticos definen la sintaxis como las relaciones formales dentro del texto comunicativo, de
los signos entre sí. Estas relaciones pueden ser de tipo fónico, fonológico, léxico… 15
Los principales movimientos de renovación pastoral han caído en el error de reducir su campo de
acción a algunos aspectos sintácticos, olvidándose de los pragmáticos y semánticos. El alcance de
esas revistas y páginas web de pastoral juvenil es loable, pero se han limitado a una casuística o
recopilación lingüística de palabras de moda, películas, gestos, lugares de movida…
Para superar este reduccionismo retomaré una triple estructura que sustenta el imaginario formal
de la llamada “ultramodernidad”16. En Cine y creatividad17 extraje tres tipos de códigos formales
del mundo universo del cine y la publicidad:
o Códigos lisérgicos (de la alucinación a la fascinación): la cultura mediática causa
alucinación para fascinar. Se consigue con colores, decibelios, texturas, luces, tonos,
contrastes, extremismos, ritmos… cualquier mediación formal que provoque hipnosis,
resonancias transrracionales, míticas, oníricas (umbral de lo místico). La palabra
“lisérgico” nace de las experiencias con LSD. Recordemos el hechizo que nos produce el
volumen del sonido cuando estamos en el cine.
o Códigos enérgicos (de lo vertiginoso a la estimulación): un plano televisivo no puede
durar más de diez segundos. El icono del cine actual es la persecución. Sucesión
vertiginosa de secuencias. Yuxtaposición de tramas. Velocidad. Elipsis… La cultura
mediática produce energía que estimula proactivamente al receptor.
o Códigos sinérgicos (de la emoción a la comunicación): funcionan las formas que
favorecen la conexión interpersonal, el intercambio, la participación, la obra abierta, la
Cfr. MORRIS, Ch. (1985): Fundamentos de la teoría de los signos, Barcelona, Paidós. PEIRCE, Ch.S. (1988): El hombre, un signo,
Barcelona, Crítica. ECO U. (1990), I limiti dell'interpretazione, Milán, Bompiani. GARCÍA BERRIO, A. (1989): Teoría de la literatura (La
construcción del significado poético), Madrid, Taurus. ALBALADEJO, T. (1992): Semántica de la narración: la ficción realista, Madrid, Taurus.
15 MORRIS, Ch., op. cit. pág. 32.
16 MARINA, J.A. (2000): Crónicas de la ultramodernidad, Barcelona, Anagrama.
17 BAUTISTA, J.M. Y SAN JOSÉ, A.I. (2002): Cine y creatividad, Madrid, FERE.
14
7
construcción compartida entre autor y receptor o entre participantes. Parte del “pathos” y
llega a la “empatía”.18
Esto provoca que determinados colores, estructuras formales, estructuras lógicas funcionen y
otros no. Es fácil encontrar miles de ejemplos para constatar la desconexión brutal que sufre
nuestra pastoral con respecto a estos códigos. Veamos algunas concreciones:
1.1. Colores:
Sí funcionan: Colores ácidos (lisérgicos) que producen contraste, seducción, fascinación, Rojos
y naranjas (enérgicos) que sugieren acción, pasión, vitalismo, Violáceos (sinérgicos), típicos de la
publicidad de colonias, nos transportan a la puesta de sol, sugieren intimidad, emociones, cercanía
y contemplación.
No funcionan: Los ocres, suaves, pasteles, marrones, salmón, ¡esa obsesión tan nuestra por la
armonía y el equilibrio!, Los apagados, esa estética melíflua de las imágenes de vírgenes, santos y
fundadores, amarillo claro o azulón. Grises, la revolución tecnológica nos está sacando de ese
mundo en blanco y negro de las fotocopias.
1.2. Estructuras formales comunicativas:
Sí funcionan: Las formas impulsivas (lisérgicas), comunicación en flashes, fragmentos, casos,
yuxtaposición. La estructura emocional (enérgica), pasional, que transmita vivencias,
experiencias, expresividad. Formas abiertas (sinérgicas), incompletas, participativas.
No funcionan: Las formas neutras y neutrales, asépticas, que no se mojan, que intentan
demostrar con datos o exponer ideas abstractas. Formas frías sin sentimientos. Formas
opacas, que transmiten de forma unidireccional contenidos cerrados, pero no confía a los demás
toda la información pensando que restringir el acceso a la información es lo que da el poder.19
1.3. Estructuras lógicas:
Sí funcionan: La contradicción (lisérgica). Rapidez (enérgica). Seducción (sinérgica).
No funcionan: La demostración. La pausa o pesadez. Los datos o exposición.
Ejercicio:
o Examinad varias películas o anuncios de publicidad. Contrastad en qué medida se
cumplen los 9 códigos formales. Aportad más códigos formales.
o Haced un ejercicio crítico de la estética de algún producto pastoral de vuestro colegio o
parroquia: ¿Cómo podemos reciclar sus códigos formales?
2. Códigos pragmáticos
Morris define la pragmática como la relación de los signos con los intérpretes.
Aristóteles dedica una de las partes de su retórica precisamente a tratar el tema de las pasiones, hoy diríamos de la inteligencia emocional:
ARISTÓTELES (1990): Retórica, Madrid, Gredos.
19 RIFKIN, J. (2004): La era del acceso, Barcelona, Paidós.
18
8
La cultura mediática actual utiliza tres códigos pragmáticos:
o Conectar con una necesidad reconocida del receptor. El protagonismo ya no es del
emisor, como sucedía en la Modernidad sólida, sino del receptor. Se suele acudir a la
pirámide de necesidades elaborada por Maslow: fisiológicas, seguridad, pertenencia,
estima y autorrealización.
o Atraer la atención, sorprender, romper esquemas o “desautomatizar”, término inventado
por el Formalismo Ruso (vanguardias de principios del siglo XX), consiste en presentar
una realidad cotidiana gastada por el uso, de una forma chocante, desde una perspectiva
inusual, para romper el automatismo provocado por la costumbre.
o La memoria. Es uno de los cinco componentes de la Retórica clásica.20 Hoy día además
de impactar en el receptor necesitamos “marcar” o dejar huella en un mundo vertiginoso y
saturado de impulsos, donde es fácil pasar desapercibido.
Veamos cómo funcionan los códigos pragmáticos en la pastoral:
2.1. La inteligencia emocional que funciona es: la diversidad (lisérgica), las expectativas
movilizadoras (enérgicas) y la expresividad (sinérgica). No funciona: la uniformidad, los límites y la
frialdad.
2.2. La inteligencia comunicativa que sí funciona: el conflicto (lisérgico), la autonomía (enérgica) y
la tribalidad (sinérgica). No funcionan: la armonía, el esfuerzo y el silencio.
2.3. La inteligencia cultural que funciona: actitudes (lisérgicas), lazos (enérgicos) y el equipo
(sinérgico). No funcionan: normas, repartos de funciones, el individuo.
2.4. La religiosidad que sí funciona: la espiritualidad del corazón (lisérgica), profética o basada en
proyectos de transformación de estructuras sociales (enérgica) y la comunidad (sinérgica). No
funciona: la frialdad litúrgica, los valores prosistema, la religiosidad individual.
3. Códigos semánticos
La semántica son las relaciones de los signos con el mundo referencial.
Aquí hay un verdadero abismo entre el imaginario religioso-eclesial y los códigos de nuestra
cultura. Se suelen citar las palabras de Ratzinger cuando dijo que con las condenas de Pío IX y
Pío X a la Modernidad la Iglesia “se quitó a sí misma la posibilidad de vivir lo cristiano como
actual”.21
El problema, como dice Mardones, es que el cristianismo “Se encuentra mal equipado. Había
adquirido el estatuto dialogante con el proyecto de la modernidad cuando los vientos culturales
soplaban ya en otra dirección”.22
ALBALADEJO, T. (1989): Retórica, Madrid, Síntesis. BARTHES, R. (1990): La aventura semiológica, Barcelona, Paidós. GONZÁLEZ
BEDOYA, J. (1988): Tratado histórico de retórica filosófica, Madrid, Nájera. PERELMAN, Ch. y OLBRECHTS-TYTECA, L. (1989): Tratado de la
argumentación. La nueva retórica, Madrid, Gredos. BRUYNE, E. (1987): La estética de la Edad Media, Madrid, Visor (La balsa de la Medusa).
21 RATZINGER, J. (1972): El nuevo pueblo de Dios, Herder, Barcelona, pág. 305
22 MARDONES, J.M. (1988): Postmodernidad y cristianismo, Santander, Sal Terrae, pág. 154. Cfr. MARDONES, J.M. (coord.) (2005): ¿Hay
lugar para Dios hoy?, Madrid, PPC. MARDONES, J.M. (2005): La transformación de la religión, Madrid, PPC. MARDONES, J. M. (2006):
20
9
Usaré una metáfora de Zygmunt Bauman23 que recoge la profunda transformación semántica que
ha experimentado nuestra cultura occidental en las últimas décadas. Este sociólogo polaco habla
de dos épocas:
La Modernidad sólida es la época de las verdades y percepciones monolíticas, estructuras
perdurables, cerradas, mensurables, de las máquinas y los objetos.
La Modernidad líquida, Ultramodernidad o Capitalismo de ficción:24 es la época proteica, las
realidades son informes, se transforman continuamente, fluyen, se disuelven. Una época marcada
por la flexibilidad, la adaptación al cambio y a las personas y una capacidad hermenéutica que
reconstruye la misma realidad.
Si queremos hacer la propuesta de la fe partiendo de los yacimientos socioculturales de nuestro
tiempo, debemos pasar de una “Pastoral Sólida” o monolítica a una “Pastoral Líquida” o proteica.
Cuatro son los principales paradigmas del comienzo del siglo XXI, que deben marcar la hoja de
ruta de la alfabetización semántica de las estructuras ideológicas, axiológicas, estéticas y
filosóficas de nuestra pastoral:
3.1. El paradigma mediático
Hemos pasado de las estructuras funcionales a las estructuras simbólicas. De Le Corbusier a la
arquitectura simbólica de Calatrava (Valencia, Bilbao, Lyon, Manhattan…), Foster (Barcelona,
Millau, Madrid, Londres…), basta ver cómo el Gugenheim se ha convertido en emblema de Bilbao.
Las estructuras sólidas dejan paso a las translúcidas, las eficientes a las metafóricas, las planas a
sugestivas, las unívocas a confusas, las lineales a complejas, las geométricas a multiformes.
La gente pensaba con ideas, ahora la gente piensa con imágenes. De la abstracción desnuda de
los grandes filósofos pasamos a la metáfora vestida de los modernos gurús del managment, de la
autoayuda, la psicología, los cuentacuentos.
El motor era la lógica, ahora es la persuasión. La clave para conectar estaba en la calidad,
prestigio, currículo y buena elaboración del emisor. Ahora la clave está en el receptor, saber
detectar sus necesidades y tener capacidad de empatía.
El fin del intelectualismo sólido propicia nuevas posibilidades para lo religioso: “El fin de la
modernidad o su crisis ha traído consigo también la disolución de las principales teorías filosóficas
que pensaban haber liquidado la religión: el cientifismo positivista, el historicismo hegeliano y,
después, marxista”.25
3.2. El paradigma diversión
"Nuevos contextos de evangelización", en AA.VV. (2006): Evangelizar, esa es la cuestión, Madrid, PPC. MARDONES, J. M. (1998): El discurso
religioso de la modernidad. Habermas y la religión, Barcelona, Anthropos.
23 BAUMAN, Z.(2006): Modernidad líquida, Buenos Aires, FCE. BAUMAN, Z. (2007): Amor líquido, Madrid, FCE.
24 VERDÚ, V. (2005): Yo y tú, objetos de lujo, Barcelona, Debate.
25 VATTIMO, G. (1996): Creer que se cree, Barcelona, Paidós, pág. 22
10
De la utopía pasamos a la “autopía” (la autonomía personal como espacio) . El desengaño político
es absoluto. La lucha social, política, moral, ideológica han dejado paso a la llamada “generación
positiva”, que tiene alergia a la crítica.
Sólo son posibles las “revoluciones virtuales”, convocadas por sms y email, como la revolución
naranja en Ucrania, la protesta después del 11M en Madrid.
La élite intelectual solitaria deja paso al universo de los blog, sms, p2p, wikis… que aún conserva
algo del imaginario de clandestinidad, aunque observados por millones de visitantes.
Ya no rige el principio del sacrificio por una causa, sino el principio del placer. Los intentos
contraculturales nacen y mueren sin desarrollarse. Son engullidos por el sistema mediático y
consumista. “Rebelarse vende” y cualquier intento de socavar los cimientos de la cultura
consumista se convierte en su principal retroalimentación.
El lenguaje del compromiso social es incomprensible. Tenemos la sensación de vivir un bucle
histórico, de que toda transformación es inútil porque el sistema engulle el cambio cíclicamente.
La pastoral del trabajo26 es propia de la Modernidad sólida. Necesitamos una pastoral del
consumo y reinventar el concepto del compromiso. Este sólo es viable si genera emociones +
encadenadas + interconectadas, al estilo de Cadena de favores.
3.3. El paradigma emocional
Del ideal racional-ilustrado, hemos pasado a la cultura sensitiva, sensorial y sensacional. De lo
hiperelaborado a lo abierto. De la autoridad a la participación. De lo racional a lo corporal. De los
datos a los intangibles.
Las empresas no piden saberes técnicos, sino gente buena con capacidad de empatía. Pero el
concepto de bondad cambiado: “Las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes”. De la
moral casuística de lo inmediato pasamos a la ética de lo global.
Ni los equipos, ni las familias, ni las empresas funcionan bajo los principios de la obediencia y el
sacrificio. Ahora la inteligencia, incluso la felicidad, de las personas y los equipos dependen de la
asertividad.
La época donde consumir era pecado deja paso al principio de que ahorrar es pecado. La apuesta
del imaginario cristiano más conservador por la moral del trabajo y el sacrificio es incompatible con
nuestra cultura del ocio. La pastoral debería descubrir los valores de la cultura humana, personal y
participativa del consumismo. Sin aceptarla, no podremos comprenderla, ni superarla.
Ya no somos lo que hacemos. Somos lo que creemos, lo que construimos en conexión con los
demás.
La clave ahora es el “proyecto”, no la “revolución”.
26
RIFKIN, J. (2003): El fin del trabajo, Barcelona, Paidós.
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No es extraño que la primera encíclica de Benedicto XVI se titule “Deus est Caritas” y empiece así:
«Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16).
En el camino hemos perdido algo de esa inteligencia existencial, admitida por Gardner como la
octava inteligencia múltiple,27 que ha ayudado a la humanidad a problematizar y cuestionar su ser
y tiempo, pero que había engendrado un imaginario intelectualoide que llevaba a la amargura y la
negatividad, obsesionados por el sentimiento trágico de la vida.
Goleman, Seligman, Csikszentmihalyi dan fe de una “generación positiva” que recorre el camino
emocional para lograr la felicidad y se detiene en los pequeños acontecimientos del camino para
encontrar a Dios.
El método emocional por excelencia para vivir de forma inteligente es la autonomía personal y
moral. Este principio de autonomía es fundamental en la vida personal, en la educación, en la
moral, en los equipos de trabajo… Enorme asignatura a descubrir en nuestro imaginario religioso y
eclesial.
3.4. El paradigma del constructivismo
De la cultura lineal del libro, pasamos a la cultura interactiva del videojuego. Nosotros jugábamos a
las canicas. Hoy millones de niños juegan en la red con un sistema de códigos complejos, cuando
apenas saben leer. La lentitud, la longitud y el aburrimiento son pecados capitales imperdonables.
Aprendemos lo que no nos aburre.
Las instituciones y empresas no quieren sabiondos, quieren personas con competencias
personales y sociales. Las estructuras organizativas eficaces ya no son jerárquicas, sólidas,
simples, bidireccionales, sino las planas, frágiles, complejas y multidireccionales. No nos importa si
una empresa comete errores, si es más exigente o menos, si el sueldo es mayor o menor, ni
siquiera los resultados. Lo que todos pedimos de una empresa es que tenga criterio, un proyecto,
una estrategia, coherencia.
La metáfora de la organización piramidal ha dado paso a la estructura fractal, donde las
macroestructuras se reflejan en las microestructuras, las grandes ideas en los pequeños detalles,
los mismos principios para el exterior y el interior, para la filosofía y las decisiones.
La gran metáfora de la pastoral ha sido el itinerario. Hemos ofrecido caminos perfectamente
señalizados y hemos matado la incertidumbre del viaje, el misterio, las preguntas. Antes que dar
respuestas debemos generar preguntas. Romper esquemas antes temer las desviaciones.
El positivismo deja paso al constructivismo. Las cosas ya no son como son. Las cosas son como
las queremos ver. Las cosas no son inmutables, sino dúctiles y versátiles. Los criterios e
identidades nítidos dejan paso a criterios difusos, provisionales y paradójicos.
Cfr. GARDNER, H. (1983): Inteligencias múltiples, Barcelona, Paidós. GARDNER, H. (1999): La inteligencia reformulada: las inteligencias
múltiples en el siglo XXI, Barcelona, Paidós.
27
12
Sin embargo en pocas épocas de la humanidad hemos tenido una reflexión tan sólida sobre una
ética de valores universales. El actual discurso pastoral sobre el relativismo moral me parece
simplista, torpe y precisamente un ejemplo de relativismo. Considero más relativistas otras épocas
donde los criterios morales estaban pensados desde la casuística, en lugar de estar basados en
una ética universal.
No niego los peligros de una época que ha eliminado el pecado como marco de pensamiento y de
acción responsable. Sin culpa todo se convierte en juego. Pero nuestra época emocional y
constructivista pone en el centro de la fe a la persona y a la comunidad.
El reto pastoral es pasar del dogma al misterio. El producto era el fin de la Modernidad Sólida.
Ahora el fin son los intangibles. De la pastoral de profundidad debemos pasar a la pastoral de
superficialidad. De la reflexión hueca a la conexión sobre los detalles cotidianos de la vida. Cada
persona necesita hacer un “tunning” o adaptar constructivamente la experiencia de fe a sus
estructuras personales y culturales. Si no, todo es mentira.
La pastoral semiótica hace que cada persona, al encontrarse con la experiencia de fe, aprenda a
hacer una nueva lectura o decodificación de la vida y la historia (tiempo, story) que hay detrás de
su narración (trama, plot) para deconstruir la génesis de máscaras. Y viceversa, tenemos que
volver aprender a contarnos el relato de nuestra vida, sea cual sea nuestra historia, volver a
recuperar acontecimientos perdidos en el tiempo y en la historia para hacer una ristra de tiempos y
personas entramados en un todo sentimental y ético con un nuevo sentido lleno de esperanza.28
Hay que retocar códigos formales y pragmáticos, pero donde nos lo jugamos todo es en la
transformación del paradigma pastoral de “transmisión de la fe” en el de una “pedagogía para la fe”
desde la pastoral del umbral,29 donde Vigotsky se antoja la mejor compañía pedagógica.30
Termino con mi admirado Jiménez Lozano. En sus "Cartas de un cristiano impaciente" de la
revista Destino, escribía así, comentando el Vaticano II:
“Desde Lactancio sabemos que ‘sólo hay religión allí donde la libertad se encuentra
como en su propia casa’, y el Evangelio necesita ser predicado por las azoteas y tejados
y no en voz baja o con sordina. El clima evangélico muere donde la fraternidad y la
alegría son sustituidas por una suspicacia, el miedo, los celos con la enemistad. La
Cfr. RICOEUR, P., (1987): Tiempo y narración. I. Configuración del tiempo en el relato histórico, Madrid, Ed. Cristiandad. RICOEUR, P.,
(1987): Tiempo y narración II. Configuración del tiempo en el relato de ficción, Madrid, Ed. Cristiandad. RICOEUR, P., Soi-même comme un
autre, París, Ed. du Seuil, 1990
29 Cfr. BAUTISTA, J.M. (2006): “Dionisos y Apolo ¿Cuidar las cepas jóvenes o arrancar las añejas? El umbral: Un trayecto tutorial cálido con un
proyecto pastoral de calidad”, En AA.VV. (2006): Pastoral de choque. A vino nuevo, odres nuevos, San Pío X / FERE-CECA
30 Cfr. VIGOTSKY, L.S. (1993): "Pensamiento y lenguaje", en VIGOTSKY, L.S. (1993): Obras Escogidas, vol. II, Madrid, Visor, pp. 9-348.
VIGOTSKY, L.S. (1996): El desarrollo de los procesos psicológicos superiores, Barcelona, Crítica. VIGOTSKY, L.S. (1998): La imaginación y el
arte en la infancia, Madrid, Akal. WERTSCH, J. V. (1988): Vygotsky y la formación social de la mente, Barcelona, Paidós. DANIELS, H. (2003):
Vygotsky y la pedagogía, Barcelona, Paidós. SILVESTRI, A. Y BLANCK, G. (1993): Bajtin y Vigotski: la organización semiótica de la conciencia,
Barcelona, Anthropos. BRUNER J.S. (1990), Realidad mental y mundos posibles, Barcelona, Gedisa. BRUNER J.S. (1994), Acción
pensamiento y lenguaje, Madrid, Alianza. BRUNER J.S. (1994), Actos de significado : más allá de la revolución cognitiva, Madrid, Alianza
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Iglesia es la casa de la libertad y sólo una opinión pública absolutamente libre en ella
puede liberarnos de esa herejía, peligrosa entre todas las herejías, que es la criptoherejía, el cripto-pensamiento: esos pensamientos envenenados por el miedo y la
prudencia”.31
31
JIMÉNEZ LOZANO, J. (1973): La ronquera de fray Luis y otras inquisiciones, Barcelona, Destino, pág. 14-15
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