IVA EN LA PRESTACION DE SERVICIOS - Antes de la... solamente sobre la prestación de ...

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IVA EN LA PRESTACION DE SERVICIOS - Antes de la Ley 383 de 1997 recaía
solamente sobre la prestación de servicios en el territorio nacional /
TERRITORIALIDAD DE LA LEY TRIBUTARIA - Lo previsto en el literal b) del
artículo 420 del E.T. comprende la prestación y la realización del servicio /
SERVICIOS REALIZADOS EN EL PAIS PARA EFECTOS DE IVA - Son
gravados si son ejecutados o tienen su iniciación dentro del país
Hasta antes de la expedición de la Ley 383 de 1997 (julio 10), el impuesto sobre
las ventas en Colombia en lo que se refiere a los servicios, recaía solamente sobre
la prestación de los mismos en el territorio nacional, prevista en el literal b) del
artículo 420 del Estatuto Tributario modificado por el artículo 25 de la Ley 6ª de
1992, con lo cual se reiteraba el principio de territorialidad de la ley tributaria en lo
relacionado con bienes y servicios, ello comprendía los conceptos de prestación y
de realización del servicio, entendiendo por prestación, la acción o efecto de
prestar, esto es, el objeto de la obligación en cuanto a la acción u omisión debida.
Era claro que la realización del servicio debía efectuarse en el territorio nacional,
esto es que los servicios materia del gravamen fueran efectuados o realizados en
Colombia, lo que implicaba que los servicios eran gravados si eran ejecutados o
tenían su iniciación dentro del territorio del País y por consiguiente para la
aplicación extraterritorial de la ley en los casos de ejecución total o parcial desde
el exterior se requería de norma expresa que así lo consagrara, como ocurría
excepcionalmente en el caso del servicio de transporte internacional de pasajeros
vía marítima o aérea (E.T. artículo 461) y los seguros tomados en el exterior (E.T.
artículo 476-1).
SERVICIOS PRESTADOS DESDE EL EXTERIOR - En virtud de la ficción de
territorialidad se consideran prestados en Colombia / SEDE DEL
PRESTADOR DEL SERVICIO - Es la regla general para determinar los
servicios prestados desde el exterior / DOCTRINA DE LA FICCION DE LA
TERRITORIALIDAD - Definición, reglas, fines
Pero con la Ley 383 de 1997 se creó lo que la doctrina denomina una “ficción de
territorialidad” en virtud de la cual el legislador haciendo uso de su potestad
tributaria, establece que ciertos servicios a pesar de ser ejecutados fuera del
territorio colombiano o desde el exterior, se consideran prestados en Colombia y
por consiguiente gravados con el impuesto sobre las ventas. Así, su artículo 33
estableció como regla general de localización del servicio, la sede del prestador
del mismo (Estatuto Tributario artículo 420 parágrafo 3° inciso 2°). Sin embargo,
para aclarar su alcance, se establecieron tres reglas especiales que atienden
criterios distintos, con el fin de evitar fenómenos de doble o múltiple imposición: la
primera tiene que ver con los servicios relacionados con inmuebles los cuales se
entienden prestados en el lugar de su ubicación (parágrafo 3° numeral 1° ib); la
segunda con los servicios de carácter cultural, artístico, carga, descarga, trasbordo
y almacenaje que se entienden prestados en el lugar donde se realicen
materialmente (parágrafo 3° numeral 2° ib.) y la tercera hace referencia a otra
clases de servicios ejecutados desde el exterior a favor de usuarios o destinatarios
ubicados en el territorio nacional y que se entienden prestados en Colombia
sometiéndolos al impuesto sobre las ventas (parágrafo 3° numeral 3° ib.).
SERVICIOS PRESTADOS EN TERRITORIO NACIONAL - Son gravados
excepción hecha de los señalados en el artículo 476 del E.T. / REGIMEN DE
GENERALIDAD DE LOS SERVICIOS EN EL IVA - Implica que todos los
servicios prestados en el territorio nacional son gravados excepción hecha
de los previstos en el artículo 476 del E.T. / SERVICIOS EJECUTADOS
DESDE EL EXTERIOR - Los contemplados en el artículo 33-3 de la Ley 383 de
1997 junto con el transporte internacional de pasajeros y los seguros
tomados en el exterior son los únicos gravados con el IVA / REGIMEN DE
EXCLUSION DE LOS SERVICIOS EN EL IVA - Se refiere a que los únicos
servicios prestados desde el exterior y que son gravados con el IVA son los
previstos en el numeral 3° del parágrafo 3° del artículo 420 del E.T. / FICCION
DE TERRITORIALIDAD - Causación del iva en el exterior
Hasta antes de la entrada en vigencia de la Ley 383 de 1997, el impuesto sobre
las ventas recaía únicamente sobre los servicios prestados en territorio nacional,
tal como lo prevé el literal b) del artículo 420 del Estatuto Tributario con las
excepciones contempladas principalmente en el artículo 476 ib., con lo cual para
tales servicios, se ha establecido un régimen de generalidad para la causación del
IVA, en el sentido que en Colombia a partir de la vigencia de la Ley 6ª de 1992
cuyo artículo 25 modificó el citado artículo 420, todos los servicios prestados en el
territorio nacional se encuentran gravados, excepción hecha de los servicios que
taxativamente están excluidos por el artículo 476 del mismo Código Tributario.
Pero a raíz de la ficción impositiva del IVA introducida por la Ley 383 de 1997, en
lo tocante con los servicios ejecutados desde el exterior mencionada en el numeral
3° de su artículo 33, éstos se convirtieron junto con los del servicio internacional
de pasajeros y los seguros tomados en el exterior, en los únicos sometidos al
gravamen del IVA, queriendo significar que los demás servicios ejecutados desde
el exterior y que para efectos impositivos en el país, no se entienden prestados en
Colombia, y tampoco son gravados con el impuesto sobre las ventas, al no haber
sido consagrados taxativamente en los ocho numerales que actualmente contiene
el citado numeral 3° del parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario,
creándose el régimen de exclusión para tales servicios, contrastando con el
régimen de generalidad que se aplica para los servicios que son prestados y
realizados efectivamente en el país y de los cuales se ocupa el literal b) del mismo
artículo.
INTERPRETACION GRAMATICAL - Se hace necesaria para indagar por el
sentido natural y obvio de una norma o expresión no definida por el
legislador / INTERPRETACION AUTENTICA - Ante su inexistencia es posible
acudir a la interpretación gramatical
Ante la ausencia de una interpretación auténtica por parte del mismo legislador
que fijare el sentido de la expresión cuestionada (Código Civil artículo 25), es
conveniente recurrir a la interpretación gramatical, atendiendo a la naturaleza
escrita y positiva que tiene la normatividad tributaria en Colombia, en este caso, la
Ley 383 de 1997 en su artículo 33 modificado por el artículo 53 de la Ley 488 de
1998. Para ello es necesario, darle aplicación a lo previsto en el artículo 28 del
Código Civil según el cual “Las palabras de la ley se entenderán en su sentido
natural y obvio, según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el
legislador las haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en
estas su significado legal”, lo que implica que cuando el legislador no ha definido
expresamente el significado de alguna norma o expresión de orden legal,
necesaria para que el juez pueda pronunciarse en un caso determinado, se hace
inminente la conveniencia de indagar por su sentido natural y obvio de la misma,
acudiendo entre otros, al significado que aparezca en el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española.
SERVICIOS PROFESIONALES DE ASESORIA - involucra el concepto de
asistencia técnica al comportar una verdadera transmisión de conocimientos
/ SERVICIOS TÉCNICOS - No comprende asesoría al no haber transmisión de
conocimientos lo que torna improcedente gravar con IVA / IVA EN LOS
SERVICIOS TÉCNICOS - No procede cobrarlo al no existir transmisión de
conocimientos sino tan solo la realización de la labor encomendada
Es evidente que aunque no existe dentro del ordenamiento jurídico colombiano,
definición expresa de los términos “asistencia técnica” y “servicios técnicos” para
efectos del impuesto sobre las ventas, de acuerdo con la interpretación
jurisprudencial dada sobre los mismos y al sentido natural y obvio de las palabras,
se tiene que los servicios profesionales de asesoría, a los cuales se refiere el
literal b) numeral 3° parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario, involucra
el concepto de asistencia técnica al comportar una verdadera transmisión de
conocimientos tecnológica mediante una activa capacitación, adiestramiento y
consejería al beneficiario o usuario de los mismos, mientras que los servicios
técnicos implican la realización de una labor transitoria o permanente, intelectual o
material, que se agota con su ejecución y que no va más allá del objeto
contratado, con la cual el beneficiario no recibe ninguna clase de capacitación por
parte del prestador del servicio, planteamiento concordante con la definición legal
que de la noción de servicio se encuentra en el artículo 1° del Decreto 1372 de
1992. En tales condiciones, los servicios técnicos no pueden entenderse incluidos
dentro de la noción de asesoría, al no comprender los primeros la transmisión de
conocimientos por parte de quien presta el servicio, sino tan solo la realización de
la labor encomendada, lo que torna improcedente gravar con IVA la prestación de
servicios técnicos ejecutados desde el exterior a favor de usuarios o beneficiarios
ubicados en el País.
SERVICIOS TECNICOS PRESTADOS EN EL PAIS - Están gravados con el IVA
dado el régimen de generalidad
La Sala considera que no existe fundamento para acceder a anular la expresión
“que se presten en el país o” contenida en los apartes primero y tercero
demandados, ya que las consideraciones expuestas antes no pueden aplicarse a
los servicios técnicos cuando son prestados en el país. Pero si en gracia de
discusión se aceptara que las normas invocadas como violadas sirven para ambas
modalidades de prestación del servicio, tampoco podría prosperar el cargo, dado
el régimen de generalidad que rige para los servicios prestados en el país,
comentado en párrafos anteriores y que encuentra su fundamento principalmente
en los artículos 420 y 476 del Estatuto Tributario. Por lo demás, dado que el texto
que quedaría vigente no tendría ningún sentido, la Sala procederá a anular la
integridad del numeral 2.3 del Capítulo II del Título IV del Concepto Unificado 003
de 2002 proferido por la Oficina Jurídica de la DIAN.
CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCION CUARTA
Consejero ponente: JUAN ÁNGEL PALACIO HINCAPIÉ
Bogotá, D.C., febrero doce (12) de dos mil cuatro (2004)
Radicación número: 11001-03-27-000-2002-00112-01(13623)
Actor: ALVARO ANDRES DÍAZ PALACIOS
Demandado: LA NACIÓN - MINISTERIO DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO
Referencia: ACCIÓN PÚBLICA
UNIFICADO 003 DE 2002 IVA
DE
NULIDAD
PARCIAL
CONCEPTO
- FALLO El ciudadano ALVARO ANDRES DIAZ PALACIOS, en ejercicio de la acción
pública de nulidad consagrada en el artículo 84 del Código Contencioso
Administrativo solicita la nulidad de algunos apartes del Concepto Unificado
número 003 del 12 de julio de 2002 del Impuesto sobre las Ventas, expedido por la
Oficina Jurídica de la DIAN, el cual fue publicado en el Diario Oficial 44.869 del 17
de julio del mismo año.
NORMA DEMANDADA.
El texto de la norma objeto de la presente acción pública es el siguiente, cuyos
apartes en negrilla son contra los cuales se dirige la demanda:
CONCEPTO 0003 DE 2002
UNIFICADO DEL IMPUESTO SOBRE LAS VENTAS
(julio 12)
De conformidad con la competencia atribuida por el artículo 11 del
Decreto 1265 de 1999 de interpretar y mantener la unidad doctrinal
en materia de las normas tributarias de carácter nacional, este
Despacho emite el presente concepto.
Título IV
Servicios
Capítulo II
Servicios Gravados
2.3 SERVICIOS TECNICOS.
Los servicios técnicos como modalidad del servicio de asesoría, para
efectos del impuesto sobre las ventas se encuentran gravados, sea
que se presten en el país o que se presten desde el exterior a favor
de un usuario o destinatario ubicado en el territorio nacional.
El artículo 2° del decreto 2123 de 1975 define la asistencia técnica en los
siguientes términos:
“Entiéndase por asistencia técnica la asesoría dada mediante contrato de
prestación de servicios incorporales, para la utilización de conocimientos
tecnológicos aplicados por medio del ejercicio de un arte o técnica. Dicha
asistencia comprende también el adiestramiento de personas para la
aplicación de los expresados conocimientos”.
El Consejo de Estado mediante Auto del 26 de julio de 1984, Expediente
0154, al precisar las diferencias entre asistencia técnica y servicios
técnicos, señaló:
“No es tan obvia, como lo afirma el demandante, la diferencia entre la
noción de “servicios técnicos” y “servicios de asistencia técnica”. De esos
documentos resulta palmario que para los efectos fiscales no es lo mismo
la “asistencia técnica” , que los “servicios técnicos” pues la primera se
supone que se caracteriza por la transmisión de conocimientos a terceros
y la segunda comprende tan solo la aplicación directa de la técnica por un
operario sin transmisión de conocimientos” (Subrayado fuera de texto).
En consecuencia, para este despacho se debe entender como
“servicios técnicos” la asesoría dada mediante contrato de
prestación de servicios incorporales, para la utilización de
conocimientos tecnológicos aplicados directamente por medio del
ejercicio de un arte o técnica, sin que la misma conlleve la
transmisión de conocimientos.
En este orden de ideas, los servicios técnicos constituyen una
especie del servicio de asesoría y para efectos del impuesto sobre las
ventas se encuentran gravados, sea que se presten en el país o que
se presten desde el exterior a favor de un usuario o destinatario
ubicado en el territorio nacional, según lo establecen el literal b) del
artículo 420 del Estatuto Tributario y el literal c) del numeral tercero
del parágrafo tercero de la misma norma..”.
DEMANDA
El actor indica como normas superiores violadas los artículos 114, 159 y 338 de la
Constitución Nacional, artículo 27 del Código Civil y 11 del decreto 1265 de 1999,
así como el artículo 420 del Estatuto Tributario.
El concepto de la violación se resume así:
En concepto del demandante, de acuerdo a los artículos 338, 150 numeral 12 y
114 de la Constitución Política, nuestro sistema tributario consagra el principio de
legalidad, en tanto solamente al Congreso le corresponde imponer tributos a los
administrados, luego la Administración Tributaria, so pretexto de ejercer la
competencia establecida en el artículo 11 del Decreto 1265 de 1999, no puede
realizar una actividad legislativa que le compete exclusivamente al Congreso.
Considera que la interpretación y alcance que le dan las autoridades tributarias al
literal b) del numeral 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario, al incluir los
servicios técnicos dentro del concepto de asesoría, carece de fundamento y por
consiguiente viola el principio de legalidad y se encuentra viciada de nulidad.
Afirma que los conceptos de la Administración, tal como lo ha precisado el
Consejo de Estado, “constituyen interpretación oficial para los funcionarios de la
DIAN, son obligatorios en cuanto con ellos no se desconozca el ordenamiento
jurídico superior, pero mediante ellos no se puede legislar”. En su opinión, la
Administración al señalar que los servicios técnicos constituyen una especie del
servicio de asesoría, en forma evidente extiende el alcance de lo señalado en el
artículo 420 del Estatuto Tributario y viola en consecuencia la cláusula general de
competencia normativa, señalada en los artículos 114 y 150 de la Carta Política,
en la medida en que confunde el concepto de asistencia técnica con el de
servicios técnicos. Señala que el Código Civil preceptúa que “Cuando el sentido
de la ley sea claro, no se desatenderá su tenor literal a pretexto de consultar su
espíritu” y en este caso la administración además de legislar, interpreta a su
acomodo una disposición tributaria, que no es obscura y por lo tanto no hace
necesario consultar su espíritu.
En relación con el artículo 420 del Estatuto Tributario lo considera violado, en la
medida en que no fue la voluntad del legislador gravar con IVA los servicios
técnicos prestados desde el exterior a favor de usuarios en Colombia, lo cual se
evidencia desde el propio texto del artículo 24 del Proyecto de Ley N° 287 de 1997
en el que simplemente se enunciaba dentro de los servicios que se entienden
prestados en la sede del beneficiario “los servicios profesionales de consultoría,
asesoría y auditoría” sin incluirse los denominados servicios técnicos. Así es que
ni en el proyecto inicial, ni en el texto final de la reforma tributaria (Ley 383 de
1997 artículo 33), se incluyeron los servicios técnicos.
Argumenta que al no existir definición legal del vocablo “asesoría” y de acuerdo
con los parámetros de interpretación la misma debe entenderse en su sentido
natural y obvio, por lo que se hace necesario acudir al Diccionario de la Lengua
Española el cual entiende por “asesoría”, el oficio del asesor y por asesorar “dar
consejo o dictamen”, tomar consejo una persona de otra o ilustrarse con su
parecer”. Por tanto indica que sin necesidad de efectuar un análisis muy profundo,
se observa que los servicios técnicos que se caracterizan por agotarse con la
simple ejecución de su objeto, son la aplicación de una técnica y por tanto en
ningún caso, ni la ilustración, ni el consejo y por ende tampoco la transferencia del
conocimiento.
Asimismo afirma que con base en el entendimiento armónico del ordenamiento
tributario, se deduce que el legislador ha pretendido diferenciar los servicios
técnicos como un concepto distinto de los servicios profesionales de asesoría
entendiendo por éstos, la transmisión de conocimientos al eventual usuario.
Recuerda que la diferenciación tiene como antecedente normativo en materia del
impuesto sobre la renta y su complementario de remesas, el Decreto 2579 de
1983, norma reglamentaria de la ley 9ª de 1983, además de lo expresado por el
Consejo de Estado mediante auto del 26 de julio de 1984 y sentencias 1082 y
1126 de 1987.
Finaliza advirtiendo que la Administración al definir el concepto de servicios
técnicos transcribe en forma literal la definición de asistencia técnica, señalada en
el artículo 1° del decreto 2123 de 1975 que establece: “Entiéndese por asistencia
técnica la asesoría dada mediante contrato de prestación de servicios
incorporales, para la utilización de conocimientos tecnológicos aplicados por
medio del ejercicio de un arte o técnica” , y que tal artículo es básicamente el
mismo que contiene el ultimo inciso demandado, aclarando que el error de la
administración es utilizar la propia definición legal de asistencia técnica y su
elemento distintivo, cual es la transmisión de conocimientos o asesoría, para
aplicarla a los servicios técnicos, vulnerando sin fundamento el artículo 420 del
Estatuto tributario, al darle a los servicios técnicos la definición que la ley trae para
la asistencia técnica.
SUSPENSION PROVISIONAL
Solicitada la suspensión provisional de los apartes del Concepto demandado, la
Sala, mediante auto del 4 de abril de 2003 se pronunció denegando la medida
cautelar al considerar que no surgía prima facie el quebrantamiento del literal b)
numeral 3° parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario, pues para
determinar el alcance que la administración tributaria da al concepto de servicio
técnico como especie del servicio de asesoría y por ende gravado con el impuesto
sobre las ventas, debía efectuarse un estudio que involucrara el análisis de los
mencionados conceptos, así como el significado legal del servicio de asistencia
técnica y sus efectos frente a la noción de servicio técnico, análisis propio de la
sentencia y no de esa etapa procesal previa.
CONTESTACION DE LA DEMANDA
Para el apoderado de la Administración Tributaria, los apartes acusados del
Concepto 003 de 2002 se ajustan en su totalidad al contenido de la norma
presuntamente vulnerada, toda vez que en realidad los servicios técnicos sí
constituyen una especie del servicio de asesoría, siendo en consecuencia objeto
del gravamen sobre las ventas, cuando se presten en el país o desde el exterior a
favor de un usuario o destinatario ubicado en el territorio nacional. Anota que
según las definiciones legales de servicios técnicos y tecnología a que se refiere el
Decreto 259 de 1992 se colige que los dos aspectos bajo examen (asistencia y
servicios técnicos), con las condiciones comentadas, son inherentes y en tal
sentido deberán tratarse bajo un mismo esquema impositivo según lo previsto en
el artículo 420 del Estatuto Tributario.
Aduce que la tecnología conforme lo señala el artículo 1° de la Decisión 84 de la
Comisión del Acuerdo de Cartagena, es el conjunto de conocimientos
indispensables al realizar las operaciones necesarias para la transformación de
insumos en productos, el uso de los mismos o la prestación de servicios. Deduce
que en el servicio técnico existe un factor primordial de conocimientos
tecnológicos, inherentes o específicos, que les da esa naturaleza especial.
Para el demandante en el mundo moderno y globalizado, la tecnología es
considerada como el conjunto de recursos técnicos con los cuales se cuenta para
realizar un trabajo, desde el individual hasta el de los grandes complejos
industriales y las actividades de la administración pública. También se denomina
tecnología a la ciencia que diseña los contenidos de las profesiones que requieren
técnicas especializadas para su desempeño, las cuales permiten ser más
competitivas para crecer, mantenerse y sobrevivir. Por tanto, el concepto de la
DIAN no se aparta de lo dispuesto en la norma, porque solo esta es la realidad
actual, y estos son los servicios que se prestan en tal campo. Todo desarrollo
tecnológico tiene su principio y fin en el ser humano, razón por la cual no procede
hacer distinción entre tales principios, además porque el artículo 420 del Estatuto
Tributario no hace diferencia alguna, y es por ello que el aprendizaje, la
capacitación y la formación como pilares para el desarrollo tecnológico, son
elementos inherentes y complementarios en la asesoría y en la asistencia técnica,
lo que permite aseverar con razón que los servicios técnicos constituyen una
especie del servicio de asesoría.
En cuanto a los servicios prestados desde el exterior, indica que son aquellos que
aunque prestados fuera del territorio nacional, tienen aplicación dentro del país,
luego los servicios técnicos, de asistencia técnica y de consultoría pueden
prestarse dentro del país o en el exterior o desde el exterior, en la medida en que
su prestación tenga aplicación en el país o no. Los servicios que se prestan en el
exterior implican que los mismos se desarrollen y completen en un país extranjero
sin que su realización tenga efectos en Colombia, tal es el caso de una reparación
de bienes, de la edición de libros o de la expedición de un concepto.
Por el contrario, cuando se contraten servicios para ser prestados en el exterior,
pero su realización requiere de estudios, labores o servicios complementarios en
el país, o se presten en el exterior de acuerdo con las condiciones específicas de
un beneficiario en Colombia, en razón de lo cual una vez realizada la labor en el
exterior, se acondicione a los requerimientos del usuario se deben entender
prestados desde el exterior y constituyen un ingreso de fuente nacional, porque
desde el exterior el servicio se presta al país y la contraprestación de ese servicio
sale de nuestro país.
Considera improcedente desde todo punto de vista el cargo de violación de los
artículos 114, 150 y 338 de la Constitución Política, 27 del Código Civil y 11 del
Decreto 1265 de 1999, toda vez que no es posible confundir el contenido de un
concepto con el contenido de una Ley, un decreto o una resolución. Los servicios
técnicos en razón del desarrollo actual como ya se ha dicho, constituyen una
especie del servicio de asesoría, por lo menos en lo atinente al artículo 420 del
Estatuto tributario para efectos del gravamen con el IVA y tal norma en ninguna
parte lo excepciona.
Finaliza diciendo que solo mediante una norma de excepción sería posible la
exclusión del gravamen, toda vez que las excepciones al régimen general del
impuesto sobre las ventas, deben ser expresas y son de interpretación restrictiva,
desvirtuándose en su parecer el planteamiento de pretender eliminar un concepto
de la administración, al excluir del impuesto sobre las ventas, un servicio que no
está excluído en el Estatuto Tributario en forma expresa.
ALEGATOS DE CONCLUSION.
La parte actora. Además de reiterar los argumentos expuestos en la demanda,
señala que la Administración Tributaria so pretexto de ejercer la competencia
establecida en el artículo 11 del Decreto 1265 de 1999, no puede realizar una
actividad legislativa que le compete exclusivamente al Congreso. La interpretación
y alcance que le dan las autoridades tributarias el literal b) del numeral 3° del
artículo 420 del estatuto tributario, al incluir a los servicios técnicos dentro del
concepto de asesoría, parte de un soporte errado al confundir los conceptos de
asistencia técnica y servicios técnicos y en consecuencia, violar el principio de
legalidad.
Considera errado el criterio expuesto en la contestación de la demanda al señalar
que si el artículo 420 del Estatuto Tributario no exceptúa expresamente a los
servicios técnicos prestados desde el exterior del concepto de asesoría, debe
concluirse que los mismos se encuentran gravados con el tributo, pues el mismo
carece de fundamento jurídico.
Aclara que los servicios técnicos se caracterizan de acuerdo con la propia opinión
de la DIAN por agotarse con la simple ejecución de su objeto, son la aplicación de
una técnica y por tanto no implican en ningún caso, ni la ilustración, ni el consejo y
por ende tampoco la transferencia del conocimiento.
La parte demandada reitera igualmente lo expuesto en la contestación de la
demanda, enfatizando que mediante el concepto cuestionado, en ningún momento
se está legislando, sino que está precisando los términos generales de la ley, lo
cual es función propia dentro de la facultad que le ha conferido la ley, sin ir más
allá de sus lineamientos y tampoco está modificando el régimen del impuesto
sobre las ventas.
MINISTERIO PUBLICO.
La Procuradora Sexta Delegada ante esta Corporación considera que al existir
una definición legal de lo que debe entenderse por “asistencia técnica” según lo
establecido en el artículo 2° del Decreto 2123 de 1975, mal puede la
Administración de Impuestos, so pretexto de ejercer la competencia establecida en
el artículo 11 del Decreto 1265 de 1999, equiparar la noción de “asistencia técnica”
con el concepto de “servicio técnico”, puesto que esta conducta de interpretación
extensiva, además de eliminar la diferencia ontológica entre las dos definiciones,
conlleva una modificación en la estructura del impuesto sobre las ventas creando
implícitamente un nuevo hecho generador del mismo.
Por lo anterior es evidente que al introducir la noción de “servicios técnicos” dentro
de la categoría de asesorías, la administración tributaria, de manera implícita,
incluyó tal servicio dentro del la excepción al principio de territorialidad planteada
en el parágrafo 3° numeral 3° literal b) del artículo 420 del Estatuto Tributario,
referente a la causación del impuesto sobre las ventas en Colombia por servicios
de asesoría prestados desde el exterior, con lo cual se amplía el hecho gravable
incluyendo una hipótesis no contemplada por el legislador. Específicamente, en
sentir de esa dependencia, la asesoría es la actividad concerniente a la de prestar
consejo o rendir dictamen, según definición del Diccionario de la Real Academia
Lengua Española, no puede confundirse dicha labor con la utilización de un
conocimiento tecnológico aplicado directamente, a través de un arte o técnica, por
medio de un servicio técnico. Por lo expuesto, considera que se debe acceder a
las súplicas de la demanda y declarar la nulidad de los apartes acusados.
CONSIDERACIONES DE LA SALA
Debe la Sala establecer si los apartes demandados del Concepto 003 de julio 12
de 2002 Unificado del Impuesto sobre las Ventas, publicado en el Diario Oficial
44.869 del 17 de julio de 2002, al incluir dentro del concepto de asesoría, a los
servicios técnicos y por tanto someterlos al impuesto sobre las ventas cuando
sean prestados en el país o desde el exterior a favor de usuarios o destinatarios
ubicados en el territorio nacional, es contrario a lo dispuesto en el literal b) numeral
3° parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario.
La demanda se fundamenta en la distinción entre “asistencia técnica” y “servicio
técnico”, acude para ello a la definición legal de asistencia técnica que prevé el
artículo 1° del Decreto 2123 de 1975, para concluir que el error en que incurre la
administración tributaria es utilizar la citada definición legal y su elemento
distintivo, cual es la transmisión de conocimientos, para aplicarla a los servicios
técnicos, concepto que se caracteriza por agotarse con la simple ejecución de su
objeto, aplicando una técnica y por tanto no implican en ningún caso, ni la
ilustración, ni el consejo y por ende tampoco la transferencia del conocimiento.,
luego dentro de los servicios técnicos no existe ningún tipo de asesoría.
Los apartes demandados del Concepto 003 de 2002 son los siguientes:
“..Los servicios técnicos como modalidad del servicio de asesoría,
para efectos del impuesto sobre las ventas se encuentran gravados,
sea que se presten en el país o que se presten desde el exterior a
favor de un usuario o destinatario ubicado en el territorio nacional.
En consecuencia, para este despacho se debe entender como
“servicios técnicos” la asesoría dada mediante contrato de
prestación de servicios incorporales, para la utilización de
conocimientos tecnológicos aplicados directamente por medio del
ejercicio de un arte o técnica, sin que la misma conlleve la
transmisión de conocimientos.
En este orden de ideas, los servicios técnicos constituyen una
especie del servicio de asesoría y para efectos del impuesto sobre las
ventas se encuentran gravados, sea que se presten en el país o que
se presten desde el exterior a favor de un usuario o destinatario
ubicado en el territorio nacional, según lo establecen el literal b) del
artículo 420 del Estatuto Tributario y el literal c) del numeral tercero
del parágrafo tercero de la misma norma..”.
Antes de decidir sobre el aspecto de fondo planteado en la demanda, considera la
Sala hacer las siguientes precisiones en cuanto a la naturaleza de los servicios
prestados tanto en el país como sobre los ejecutados desde el exterior a favor de
beneficiarios o usuarios ubicados en el país:
IVA en los Servicios prestados desde el Exterior
Hasta antes de la expedición de la Ley 383 de 1997 (julio 10), el impuesto sobre
las ventas en Colombia en lo que se refiere a los servicios, recaía solamente sobre
la prestación de los mismos en el territorio nacional, prevista en el literal b) del
artículo 420 del Estatuto Tributario modificado por el artículo 25 de la Ley 6ª de
1992, con lo cual se reiteraba el principio de territorialidad de la ley tributaria en lo
relacionado con bienes y servicios, ello comprendía los conceptos de prestación y
de realización del servicio, entendiendo por prestación,
la acción o efecto de
prestar, esto es, el objeto de la obligación en cuanto a la acción u omisión debida.
Era claro que la realización del servicio debía efectuarse en el territorio nacional,
esto es que los servicios materia del gravamen fueran efectuados o realizados en
Colombia, lo que implicaba que los servicios eran gravados si eran ejecutados o
tenían su iniciación dentro del territorio del País y por consiguiente para la
aplicación extraterritorial de la ley en los casos de ejecución total o parcial desde
el exterior se requería de norma expresa que así lo consagrara, como ocurría
excepcionalmente en el caso del servicio de transporte internacional de pasajeros
vía marítima o aérea (E.T. artículo 461) y los seguros tomados en el exterior (E.T.
artículo 476-1).
Pero con la Ley 383 de 1997 se creó lo que la doctrina denomina una “ficción de
territorialidad” en virtud de la cual el legislador haciendo uso de su potestad
tributaria, establece que ciertos servicios a pesar de ser ejecutados fuera del
territorio colombiano o desde el exterior, se consideran prestados en Colombia y
por consiguiente gravados con el impuesto sobre las ventas.
Así, su artículo 33 estableció como regla general de localización del servicio, la
sede del prestador del mismo (Estatuto Tributario artículo 420 parágrafo 3° inciso
2°). Sin embargo, para aclarar su alcance, se establecieron tres reglas especiales
que atienden criterios distintos, con el fin de evitar fenómenos de doble o múltiple
imposición: la primera tiene que ver con los servicios relacionados con inmuebles
los cuales se entienden prestados en el lugar de su ubicación (parágrafo 3°
numeral 1° ib); la segunda con los servicios de carácter cultural, artístico, carga,
descarga, trasbordo y almacenaje que se entienden prestados en el lugar donde
se realicen materialmente (parágrafo 3° numeral 2° ib.) y la tercera hace referencia
a otra clases de servicios ejecutados desde el exterior a favor de usuarios o
destinatarios ubicados en el territorio nacional y que se entienden prestados en
Colombia sometiéndolos al impuesto sobre las ventas (parágrafo 3° numeral 3°
ib.).
Posteriormente el artículo 53 de la Ley 488 de 1998, modificó el numeral 3° del
citado artículo 33 de la Ley 383 de 1997 en el sentido de clarificar que los servicios
enumerados en tal norma son gravados con el impuesto sobre las ventas cuando
sean ejecutados desde el exterior a favor de usuarios ubicados en el territorio
nacional y que por ficción legal se entienden prestados en Colombia, acotación
que no traía la Ley 383.
Régimen de Exclusión de los Servicios prestados en el exterior.
Otras de las modificaciones que se derivan de la aplicación de la ficción de
territorialidad del impuesto sobre las ventas para gravar ciertos servicios
ejecutados desde el exterior, introducidos por la Ley 383 de 1997 (art. 33) y más
tarde modificados por la Ley 488 de 1998 (artículo 53), es la estructura de
exclusión que respecto a esa clase de servicios se creó a partir del año 1997.
Tal como se narró anteriormente, hasta antes de la entrada en vigencia de la Ley
383 de 1997, el impuesto sobre las ventas recaía únicamente sobre los servicios
prestados en territorio nacional, tal como lo prevé el literal b) del artículo 420 del
Estatuto Tributario con las excepciones contempladas principalmente en el artículo
476 ib., con lo cual para tales servicios, se ha establecido un régimen de
generalidad para la causación del IVA, en el sentido que en Colombia a partir de
la vigencia de la Ley 6ª de 1992 cuyo artículo 25 modificó el citado artículo 420,
todos los servicios prestados en el territorio nacional se encuentran gravados,
excepción hecha de los servicios que taxativamente están excluidos por el artículo
476 del mismo Código Tributario.
Pero a raíz de la ficción impositiva del IVA introducida por la Ley 383 de 1997, en
lo tocante con los servicios ejecutados desde el exterior mencionada en el numeral
3° de su artículo 33, éstos se convirtieron junto con los del servicio internacional
de pasajeros y los seguros tomados en el exterior, en los únicos sometidos al
gravamen del IVA, queriendo significar que los demás servicios ejecutados desde
el exterior y que para efectos impositivos en el país, no se entienden prestados en
Colombia, y tampoco son gravados con el impuesto sobre las ventas, al no haber
sido consagrados taxativamente en los ocho numerales que actualmente contiene
el citado numeral 3° del parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto Tributario,
creándose el régimen de exclusión para tales servicios, contrastando con el
régimen de generalidad que se aplica para los servicios que son prestados y
realizados efectivamente en el país y de los cuales se ocupa el literal b) del mismo
artículo.
Servicios Técnicos prestados desde el Exterior para efectos del Impuesto
sobre las Ventas
Precisamente en las excepciones a la regla general de causación del impuesto
sobre las ventas en la prestación de servicios, se encuentra la relacionada con los
servicios ejecutados desde el exterior a favor de un beneficiario o usuario ubicado
en el país y dentro de éstos, la de prestación de servicios profesionales de
consultoría, asesoría y auditoría enlistados en el literal b) numeral 3 parágrafo 3°
del artículo 420 del Estatuto Tributario.
Al no existir una definición legal o reglamentaria de lo que debe entenderse por
asesoría, consultoría y auditoría para efectos del impuesto sobre las ventas, se
hace necesario encontrar su significado y alcance para efectos de conocer los
conceptos y características que los conforman, especialmente del servicio de
asesoría, como se verá más adelante. La importancia es más evidente, cuando
para resolver el objeto de la presente demanda, se hace indispensable determinar
si dentro del concepto de asesoría prevista en el numeral 3° del parágrafo 3° del
artículo 420 del Estatuto Tributario, se encuentra el de servicios técnicos, con el fin
de analizar si es procedente o no gravarlo con el IVA cuando su ejecución sea
realizada desde el exterior.
Para lograr lo anterior, es pertinente recurrir a las diversas formas de
interpretación de las normas jurídicas, con el fin de buscar su sentido, es decir
desentrañar el texto de la ley en consonancia con el ordenamiento jurídico, de
acuerdo con su genuina significación. En el caso planteado, la expresión
“asesoría” debe ser interpretada acudiendo a los elementos de interpretación que
se encuentran consagradas en el Código Civil en sus artículos 25 a 32. Sobre la
conveniencia de establecer con claridad el alcance de las normas jurídicas, la
Corte Constitucional ha expresado:
“..Una ley es clara en la medida en que establezca certeza sobre los puntos
determinantes de la conducta social; criterios que elucidan y no que
obscurecen el entendimiento. Sin determinación conceptual hacia un nítido
punto de referencia intelectual, es imposible la moción de la voluntad, pues
ésta no puede obligarse a cumplir lo que el entendimiento desconoce por falta
de identificación del precepto. La redacción de un texto legal no puede generar
confusión en los destinatarios, sino todo lo contrario, ofrecer estabilidad y
certeza jurídicas. Como la sociedad civil tiene el deber supremo de acatar la
ley, obviamente cuenta con el derecho de exigir de la autoridad la claridad
normativa, pues lo último que la norma jurídica puede hacer es generar
incertidumbre, aspecto que riñe con su fin. La claridad de la ley,
indudablemente, conduce a su observancia y, sobre todo, a adecuar la
conducta humana dentro de lo justo legal; además, facilita la función judicial
para aplicar el derecho con un principio exacto de juridicidad establecido por el
deber ser hipotético de la norma jurídica.1
Así pues, ante la ausencia de una interpretación auténtica por parte del mismo
legislador que fijare el sentido de la expresión cuestionada (Código Civil artículo
25), es conveniente recurrir a la interpretación gramatical, atendiendo a la
naturaleza escrita y positiva que tiene la normatividad tributaria en Colombia, en
este caso, la Ley 383 de 1997 en su artículo 33 modificado por el artículo 53 de la
Ley 488 de 1998.
Para ello es necesario, darle aplicación a lo previsto en el artículo 28 del Código
Civil según el cual “Las palabras de la ley se entenderán en su sentido natural y
obvio, según el uso general de las mismas palabras; pero cuando el legislador las
haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en estas su
significado legal”, lo que implica que cuando el legislador no ha definido
expresamente el significado de alguna norma o expresión de orden legal,
necesaria para que el juez pueda pronunciarse en un caso determinado, se hace
inminente la conveniencia de indagar por su sentido natural y obvio de la misma,
acudiendo entre otros, al significado que aparezca en el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española.
Así pues, por “asesoría” se entiende “el oficio del asesor” y por asesor “asistir,
ayudar a otro”, asimismo la expresión “asesorar” implica “dar consejo o dictamen;
tomar consejo del letrado asesor, o consultar su dictamen; dicho de una persona:
tomar consejo de otra, o ilustrarse con su parecer”2
1
2
CORTE CONSTITUCIONAL. Sentencia C-556 del 6 de diciembre de 1994
DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA. Real Academia Española. Vigésima Segunda Edición, año
2001. Tomo 2, página 153.
En tales condiciones, el sentido natural y obvio, es decir el significado original de
la expresión “asesoría” conlleva entenderla como brindar consejos o dictámenes
por parte de un letrado, experto o asesor, con el fin que su destinatario pueda
acogerlo o ilustrarse con su opinión, implicando necesariamente la transmisión de
dichos conocimientos, y no tan solo recibir la ayuda o colaboración para resolver
el asunto de su interés o conocer la opinión del experto.
Aquí es pertinente, traer a colación el antecedente jurisprudencial proferido
mediante auto del Consejo de Estado del año 1984, que es mencionado en el
mismo Concepto 003 de 2002, el cual puede servir para el propósito aquí
planteado, considerando que la expresión “servicios técnicos” es un término
especial o técnico, utilizado eminentemente en materia del impuesto sobre la renta
y sus complementarios, tal como se aprecia en los artículos 24 numeral 8°, 321
literal b), 408 inciso 2° del Estatuto Tributario. En sus partes pertinentes el
mencionado auto dice:
“No es tan obvia, como lo afirma el demandante, la diferencia entre la noción
de “servicios técnicos” y “servicios de asistencia técnica”. De esos documentos
resulta palmario que para efectos fiscales no es lo mismo la “asistencia
técnica” que los “servicios técnicos” pues la primera se supone que se
caracteriza por la transmisión de conocimientos a terceros y la segunda
comprende tan solo la aplicación directa de la técnica por un operario sin
transmisión de conocimientos”.3
En la sentencia que puso fin al proceso de fecha 29 de abril de 1988 con Ponencia
del Dr. Jaime Abella Zárate exp. 1126, se consideró:
“El Decreto reglamentario 2123 de 1975, contiene una descripción
jurídica de "asistencia técnica", que la diferencia del concepto de
"servicio técnico"; aquélla supone la prestación de servicios
exclusivamente incorporases (sic) para la utilización de conocimientos
tecnológicos, mientras que el servicio técnico, puede implicar, además
de la tecnología que conoce quien lo presta, la utilización de bienes
corporales, involucrados en él servicio.”
Por tanto, para la Sala, es evidente que aunque no existe dentro del ordenamiento
jurídico colombiano, definición expresa de los términos “asistencia técnica” y
“servicios técnicos” para efectos del impuesto sobre las ventas, de acuerdo con la
3
Se trata del Auto del 26 de julio de 1984 proferido por la Sección Cuarta del Consejo Estado, Ponente Dr.
Bernardo Ortiz Amaya, Expediente 0154, mediante el cual suspendió provisionalmente la expresión
“TECNICOS Y” del inciso 1° literal c) del artículo 2° del Decreto 2579 de 1983 que pretendía reglamentar el
artículo 46 de la Ley 9ª de 1983 en cuanto a la retención en la fuente del 12% por concepto del impuesto
complementario de remesas.
interpretación jurisprudencial dada sobre los mismos y al sentido natural y obvio
de las palabras, se tiene que los servicios profesionales de asesoría, a los cuales
se refiere el literal b) numeral 3° parágrafo 3° del artículo 420 del Estatuto
Tributario, involucra el concepto de asistencia técnica al comportar una verdadera
transmisión de conocimientos tecnológica mediante una activa capacitación,
adiestramiento y consejería al beneficiario o usuario de los mismos, mientras que
los servicios técnicos implican la realización de una labor transitoria o
permanente, intelectual o material, que se agota con su ejecución y que no va
más allá del objeto contratado, con la cual el beneficiario no recibe ninguna clase
de capacitación por parte del prestador del servicio, planteamiento concordante
con la definición legal que de la noción de servicio se encuentra en el artículo 1°
del Decreto 1372 de 1992 según la cual “Para los efectos del impuesto sobre las
ventas se considera servicio, toda actividad, labor o trabajo prestado por una persona
natural o jurídica, o por una sociedad de hecho, sin relación laboral con quien contrata la
ejecución, que se concreta en una obligación de hacer, sin importar que en la misma
predomine el factor material o intelectual, y que genera una contraprestación en dinero o
en especie, independientemente de su denominación o forma de remuneración”.
En tales condiciones, los servicios técnicos no pueden entenderse incluidos
dentro de la noción de asesoría, al no comprender los primeros la transmisión de
conocimientos por parte de quien presta el servicio, sino tan solo la realización de
la labor encomendada, lo que torna improcedente gravar con IVA la prestación de
servicios técnicos ejecutados desde el exterior a favor de usuarios o beneficiarios
ubicados en el País.
Por lo anterior, para la Sala es clara, la vulneración del numeral 3° parágrafo 3°
del artículo 420 del Estatuto Tributario por los apartes del Concepto 003 de 2002
demandados, al incluir a los servicios técnicos dentro de los servicios
profesionales de asesoría y someterlos al impuesto sobre las ventas cuando
aquellos sean ejecutados desde el exterior, prosperando así el cargo de violación
propuesto.
En efecto, le asiste razón al demandante cuando afirma que la Administración al
señalar que los servicios técnicos constituyen una especie del servicio de
asesoría, extiende el alcance de lo señalado en el artículo 420 del Estatuto
Tributario, vulnerando su contenido, ya que no fue voluntad del legislador4 gravar
con el IVA los servicios técnicos ejecutados desde el exterior, pues consultando el
sentido natural del término asesoría y confrontándolo con la noción jurisprudencial
de servicio técnico, se evidencia que este último no está incluido dentro de la
primera, porque su realización no comprende la transmisión de conocimientos al
momento de ejecutar el servicio contratado.
La tesis de la entidad demandada con base en que el artículo 420 del Estatuto
Tributario no hace ninguna distinción en este aspecto y que tanto el aprendizaje
como la capacitación y la formación son pilares para el desarrollo tecnológico y
constituyen elementos inherentes y complementarios en la asesoría y en la
asistencia técnica, no desvirtúa la ilegalidad del concepto demandado, ya que
dicha consideración que si bien puede ser de recibo en la normatividad
comunitaria o para efectos de regular aspectos atinentes al registro de
importaciones de servicios, no guarda coherencia con lo dispuesto en forma
especial y taxativa para el impuesto sobre las ventas en el artículo 420 del
Estatuto tributario, además de no ser posible en materia tributaria aplicar la
analogía cuando se trate de determinar el hecho generador de los tributos.
No comparte la Sala el argumento expuesto por la DIAN según el cual de las
definiciones de tecnología y de servicios técnicos a que se refiere el Decreto 259
de 1992, se desprende que los dos aspectos bajo examen deban tratarse bajo un
mismo esquema impositivo, pues si bien los servicios técnicos implican la
aplicación de conocimientos tecnológicos por parte de personal especializado en
la materia, dicha labor no conlleva necesariamente el traslado de ese saber a
quien lo recibe, característica propia de un servicio profesional de asesoría,
concepto gravado con el IVA.
Pero por otro lado dada la especialidad de la regulación que prevé el citado
Decreto 259 de 19925, no es aplicable a un tema ajeno a ella, como es el hecho
generador del impuesto a las ventas respecto de servicios ejecutados desde el
4
Los Proyectos de Ley 287 de la Cámara de representantes y 256 de 1997 del Senado de la República que
finalmente quedaron convertidos en la Ley 383 de 1997, en su Exposición de Motivos en cuanto a la
modificación de las reglas para determinar la territorialidad del hecho generador del impuesto sobre las
ventas, no realizan mayor despliegue en cuanto a las razones para su implementación, tan solo aducen que
tales medidas “permitirán reducir al máximo las posibilidades de evasión y elusión que se vienen presentando
en algunas operaciones sujetas al tributo”, así como también que “define el concepto de territorialidad para
efectos de la prestación de servicios”
5
El Decreto 259 de 1992 se refiere al registro ante el INCOMEX de los contratos de importación relativos a
licencia de tecnología, asistencia técnica, servicios técnicos, ingeniería básica, marcas, patentes y demás
contratos tecnológicos, enfatizando sobre los requisitos que deben contener los citados contratos.
exterior, además que en tal decreto no se encuentra definición alguna de servicios
técnicos y tecnología.
Finalmente y como lo aduce el demandante, encuentra la Sala que la DIAN al
consagrar en el concepto las expresiones demandadas incurrió en violación del
artículo 11 del Decreto 1265 de 1999, pues si bien le corresponde a la Oficina
Jurídica de la DIAN, entre otras funciones, determinar y mantener la unidad
doctrinal en la interpretación de las normas tributarias, aduaneras y de control de
cambios, no puede desbordar su competencia compiladora e interpretativa ni
invadir la órbita del legislador, como lo hizo en el presente caso, al consagrar
como gravado con el IVA la ejecución de servicios técnicos desde el exterior a
favor de usuarios ubicados en el País. Prospera el cargo.
Llama la atención de la Sala, el hecho que la demanda al estar dirigida contra los
apartes del Concepto 003 de 2002 transcritos anteriormente, los mismos
involucran tanto los servicios técnicos prestados en el país así como los prestados
desde el exterior a favor de usuarios o destinatarios ubicados en el territorio
nacional, sin embargo como normas tributarias violadas invoca el parágrafo 3° del
artículo 420 tal como fue adicionado por la Ley 383 de 1997, se refiere
únicamente a los segundos, por tanto el libelo demandatorio no presenta las
normas presuntamente violadas en relación con la prestación de servicios en el
país.
En tales condiciones, la Sala considera que no existe fundamento para acceder a
anular la expresión “que se presten en el país o” contenida en los apartes primero
y tercero demandados, ya que las consideraciones expuestas antes no pueden
aplicarse a los servicios técnicos cuando son prestados en el país. Pero si en
gracia de discusión se aceptara que las normas invocadas como violadas sirven
para ambas modalidades de prestación del servicio, tampoco podría prosperar el
cargo, dado el régimen de generalidad que rige para los servicios prestados en el
país, comentado en párrafos anteriores y que encuentra su fundamento
principalmente en los artículos 420 y 476 del Estatuto Tributario.
Por lo demás, dado que el texto que quedaría vigente no tendría ningún sentido, la
Sala procederá a anular la integridad del numeral 2.3 del Capítulo II del Título IV
del Concepto Unificado 003 de 2002 proferido por la Oficina Jurídica de la DIAN.
En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Cuarta, administrando justicia en nombre de la República
y por autoridad de la ley.
FALLA
1° DECLARASE LA NULIDAD del Numeral 2.3 del Capítulo II del Titulo IV del
Concepto Unificado 003 de 2002 proferido por la Dirección de Impuestos y
Aduanas Nacionales DIAN.
COPIESE, NOTIFIQUESE, COMUNIQUESE Y CUMPLASE.
La anterior providencia fue estudiada y aprobada en la sesión de la fecha.
MARÍA INÉS ORTIZ BARBOSA
GERMAN AYALA MANTILLA
LIGIA LÓPEZ DÍAZ
JUAN ÁNGEL PALACIO HINCAPIÉ
Presidente
RAUL GIRALDO LONDOÑO
Secretario
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