3.4. La Alta Inspección educativa

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3.4. La Alta Inspección educativa
Aspectos generales
La Constitución Española prevé que los poderes públicos deben
inspeccionar y homologar el sistema educativo para garantizar el cumplimiento
de las leyes. Con esta vinculación constitucional, la Alta Inspección Educativa
aparece por vez primera en nuestro sistema educativo en la Ley Orgánica
5/1980, de 19 de junio, reguladora del Estatuto de Centros Docentes, donde
era una función atribuida al Estado por su propia naturaleza, para garantizar el
cumplimiento de las obligaciones de los poderes públicos. En términos
similares, esta figura normativa pasó a formar parte de la Ley Orgánica 8/1985,
de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación y, finalmente, su
regulación ha sido integrada en la Ley Orgánica 10/2002, de 23 de diciembre,
de Calidad de la Educación, donde se le dedica el capítulo I del Título VII.
De acuerdo con la jurisprudencia asentada por el Tribunal
Constitucional sobre la Alta Inspección (STC 6/1982, de 22 de febrero y STC
42/1983, de 20 de mayo), aplicable tanto a la Alta Inspección Educativa como
a otras figuras administrativas análogas en nuestro sistema jurídico, su
actuación se debe centrar en el control de la actuación normativa de las
Comunidades Autónomas, extendiéndose también a los actos de
comprobación que fueran necesarios, propiciando con ello el cumplimiento de
las obligaciones de los poderes públicos, con el fin de garantizar la igualdad de
los ciudadanos en el ejercicio del derecho a la educación.
Se excluye de la actuación de la Alta Inspección el control genérico e
indeterminado de las Comunidades Autónomas, que implicase una
dependencia jerárquica, lo que no se ajustaría al principio de autonomía del
que gozan las referidas Comunidades en virtud de las previsiones
constitucionales.
Una vez concluido el proceso de traspasos competenciales en
materia educativa, el Estado ha creado áreas funcionales de Alta Inspección
de Educación integradas en las Delegaciones del Gobierno en las distintas
Comunidades, las cuales debían desempeñar los cometidos establecidos en el
Real Decreto 480/1981, de 6 de marzo, que regulaba la materia.
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La Alta Inspección educativa en la LOCE
Como se ha indicado, la LOCE dedicó el capítulo I de su Título VII a la
Alta Inspección educativa, mediante la cual se pretende garantizar el
cumplimiento de las facultades atribuidas al Estado en materia de enseñanza
en las Comunidades Autónomas, así como el cumplimiento de las normas
constitucionales y básicas en dicho ámbito. En el ejercicio de sus funciones,
los Altos inspectores gozarán de la consideración de autoridad pública y
podrán recabar la colaboración de las autoridades del Estado y de las
Comunidades Autónomas
Para el cumplimiento de las funciones antes indicadas, la Ley atribuye
a la Alta Inspección una serie de competencias que coinciden sustancialmente
con las competencias previstas en el Real Decreto 480/1981. La labor
inspectora del órgano velará por el cumplimiento de las condiciones básicas
que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de sus
derechos y deberes en materia educativa, de acuerdo con las previsiones de
la Constitución, así como de los derechos lingüísticos y, en particular, el
derecho de recibir enseñanza en la lengua oficial del Estado.
Las tareas asignadas a las Altas Inspecciones se concretan también
en la verificación de que los estudios cursados se adecuan a lo dispuesto en la
legislación estatal, a efectos de la expedición de los títulos académicos y
profesionales válidos en toda España. Igualmente deberán comprobar el
cumplimiento de los requisitos establecidos por el Estado en la ordenación
general del sistema educativo en lo que se refiere a niveles, modalidades,
etapas, ciclos, especialidades de enseñanza y número de cursos. La
comprobación se extenderá asimismo a la duración de la escolaridad
obligatoria, requisitos de acceso a los diversos niveles de enseñanza y las
condiciones de obtención de los títulos y sus efectos académicos y
profesionales.
Las Altas Inspecciones deberán comprobar que los currículos recogen
las enseñanzas comunes aprobadas por el Estado y que su impartición se
realiza conforme las previsiones horarias establecidas en la Ley. Esta
comprobación se extenderá también a los libros de texto y demás materiales
didácticos.
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Por otra parte, la Ley atribuye a los Altos Inspectores la verificación de
la adecuación del otorgamiento de becas y ayudas al estudio a los criterios
generales que se establezcan en la normativa estatal.
Finalmente, las Altas Inspecciones recabarán la información
estadística necesaria a los órganos autonómicos competentes, sin perjuicio de
la actuación que a este respecto desarrollen los servicios estadísticos del
Ministerio.
Anualmente se elevará a las autoridades del Estado una memoria
sobre la enseñanza en las respectivas Comunidades Autónomas.
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