251 DOMINGO ORDINARIO B

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25º ORDINARIO B.
Ambientación: Muchos no lo sabéis
porque no os lo he comentado, pero
os puedo asegurar que llevamos ya
algún tiempo dándole vueltas a cómo
poner en marcha esta parroquia.
Estamos pensando en quiénes van a
atender a los pobres, quiénes van a
dar catequesis, quiénes van a visitar a
los enfermos, quiénes van a
acompañar a los ancianos, quiénes
van a colaborar en las misas. Para
cada una de esas tareas se necesitan
personas que quieran echar una mano.
Les podremos llamar “colaboradores”
o “voluntarios”. Pero seguro que
Jesús les llamaría “servidores” porque
a Jesús le gustaba mucho esa palabra.
Digo esto porque el evangelio de hoy
nos pide a los cristianos que seamos
servidores. Es decir: que ayudemos a
todo el mundo y que colaboremos en
lo que podamos. De todo eso vamos a
hablar en esta misa. Bienvenidos
todos. Que os encontréis a gusto y que
disfrutéis.
Comenzamos: En el nombre del P.
Saludo: Que el amor de Dios esté con
todos vosotros.
Perdón. -Tú que nos llamas a servirte
en nuestros hermanos. Señor, ten....
-Tú que eres el defensor de los
pequeños. Cristo, ten piedad.
-Tú que estuviste siempre al lado de
los más pobres. Señor, ten piedad.
Primera lectura.
Ahora vamos a leer una
narración un tanto infantil. Dice que
los malos le ponen asechanzas a los
buenos para ver si Dios los defiende o
no. La lectura lo cuenta así.
Segunda lectura.
El autor de esta lectura dice que
la ambición, el afán por ser más y la
codicia, son una fuente de discordias
y de peleas; y que eso hace que la
vida sea desagradable. Lo cuenta así.
Oración de los fieles. Los cristianos
no nos cruzamos de brazos. Siempre
estamos dispuestos a echar una
mano. Queremos ser servidores. Le
decimos: Señor, danos tu fuerza.
-Jesús anunció que no iba a ser
un Mesías triunfador///. Por todos los
cristianos, para que aprendamos de
Jesús a desvivirnos por los demás.
Oremos.
-Jesús puso un niño en medio de
sus discípulos./// Pues que nosotros
también cuidemos de nuestros niños.
Oremos.
-Jesús avisó a sus discípulos
para que no buscaran ser importantes/.
Pues
que
nosotros
tampoco
busquemos ser importantes sino
servidores. Oremos.
-Jesús decía que no tenía dónde
reclinar la cabeza///. Pues que los
refugiados que llaman a las puertas
de Europa encuentren un sitio para
reclinar su cabeza. Oremos.
Dios Padre bueno: tú quieres
que sirvamos a los hermanos.
Danos tu fuerza para que
seamos generosos. Por J.N.S.
Despedida. Hemos terminado esta
misa. Aquí hemos aprendido que el
camino para ser importantes es
hacernos pequeños y servir a todos.
Que paséis un buen día.
25º ORDINARIO B.
”El Hijo del Hombre va a ser entregado. El que
quiera ser el primero, que sea el servidor de todos...
Jesús era el Mesías, pero no un
Mesías triunfador como imaginaban
sus discípulos, sino un Mesías pobre y
sencillo que tenía que sufrir mucho.
Por eso empieza el evangelio diciendo
que Jesús "instruía a sus discípulos".
¿Qué les decía para instruirlos? Pues
eso: que "el Hijo del Hombre va a ser
entregado en manos de los hombres y
que lo van a matar". Dice el evangelio
que "los discípulos no entendían
aquello". No lo entendían. Claro: si el
Mesías podía ir por la vida con poder,
con grandeza, arrasando, triunfando,
como habían dicho los profetas…
¿por qué iba a ir de pobre y sufriendo
mucho? ¿Por qué? Y con otro detalle
desconcertante: dice que lo iban a
entregar en manos de los hombres y
que lo iban a matar. Oyendo estas
cosas, los discípulos debieron pensar
que Jesús se había vuelto loco. Pedro
pensaba: “esto no es posible. Es una
locura”. Además, dice el evangelio
que "les daba miedo preguntarle". No
les apetecía entrar en esas cosas
porque eran muy desagradables. Jesús
estaba empeñado en decirles que él
era un Mesías sufriente. Así es como
les “instruía”. Pero entonces ocurrió
algo muy feo: al enterarse los
discípulos de que a Jesús lo iban a
matar, se pusieron a discutir sobre
quién debía ocupar el puesto de Jesús.
Pensaban: si nos matan al Jefe,
alguien de nosotros tendrá que seguir
adelante con su obra. Y ¿quién iba a
ser ese nuevo jefe? Pues se peleaban
por eso. Ni se les pasaba por la cabeza
el ponerse atrás, con los más pobres o
con los últimos. No. Ellos aspiraban a
ser jefes, a ser los primeros. Seguro
que a Jesús se le cayó el alma a los
pies viendo aquello. A su lado llevaba
una pandilla de ambiciosos. Dice el
evangelio que Jesús inmediatamente
llamó a los Doce para decirles algo
importantísimo. Y empezó con un
detalle un tanto extraño: puso en
medio a un niño. Sabéis que los niños
no pintaban nada en la sociedad judía.
Eran los últimos. Pues Jesús lo puso
en medio para que lo vieran todos y
les dijo: "Quien quiera ser el primero,
que sea el último y el servidor de
todos". Con aquel niño puesto allí
delante, todos entendían muy bien las
palabras de Jesús. Y ¿por qué se
tenían que poner los últimos y con los
últimos? Pues porque en esos últimos
estaba Jesús. Con aquel niño allí
delante, Jesús les estaba diciendo:
“nada de buscar grandezas; nada de
querer ser los primeros; nada de ir por
la vida de importantes”…. Fijaos
ahora qué ridículo resulta que vengan
señores en la iglesia exhibiendo
títulos o signos de poder. ¡Qué
ridículo y qué lejos están esos gestos
del estilo y de las enseñanzas de
Jesús! Para ser grandes, para ser
importantes, para ser los primeros, no
necesitamos títulos. Qué va. Delante
de Dios, lo único que necesitamos es
ponernos los últimos y servir a todos.
Esa era la lección que Jesús quería
enseñarles a sus amigos. Pues que a
nosotros no se nos olvide nunca.
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