10. DESCARTES 10.1. INTRODUCCIÃ N El racionalismo

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10. DESCARTES
10.1. INTRODUCCIÃ N
El racionalismo
Con la aparición de la modernidad, la mentalidad europea va a sufrir un cambio, ya iniciado por Ockham,
que llevará al Renacimiento, la Reforma y la Revolución cientÃ−fica. El problema del hombre moderno es
el de construir el nuevo edificio intelectual de la modernidad a partir de la crisis medieval, renunciando a la
verdad revelada y usando su racionalidad como guÃ−a exclusiva para la explicación del mundo.
Para el racionalismo la fuente principal de conocimiento es la razón. Se pueden señalar como
caracterÃ−sticas propias del pensamiento racionalista:
• AutonomÃ−a de la razón. Implica:
♦ Negativamente: Su ejercicio no debe ser coartado ni regulado por ninguna instancia exterior
ajena a la razón
♦ Positivamente: La razón es el tribunal supremo a quien corresponde juzgar lo que es
verdadero y conveniente, tanto en el ámbito del conocimiento como en el de la actividad
moral y polÃ−tica.
• Universalidad de la razón: Todo ha de someterse a la razón.
• Búsqueda del método: Para poder construir con seguridad un nuevo sistema de conocimiento.
Debe ser matemático, lógico y exacto.
• Innatismo: Las ideas básicas no se aprenden, sino que se nace con ellas.
Vida y obra de René Descartes
René Descartes nace en la Francia de finales del XVI. Recibirá una completa educación y se licencia en
derecho civil y canónico, tras lo cual decide aprender de la experiencia que da la vida y comienza su etapa
viajera. Más tarde se instala en Holanda donde escribirá su Discurso del Método y las Pasiones del
Alma que le convertirán en un hombre famoso y polémico. Muere a mediados del XVII en la corte de
Cristina de Suecia.
El proyecto cartesiano
El objetivo de Descartes es unificar todas las ciencias en un saber único y universal, la mathesis universales,
capaz de resolver todos los problemas que se le puedan presentar a la razón humana. Tres son las creencias
que sustentan esta ide:
• El saber humano es un único saber
• La razón es única, la misma y con las mismas caracterÃ−sticas en todos los hombres y todos los
campos
• Si el saber es uno y la razón es una, existirá un único método para alcanzar el conocimiento
con independencia de los objetos que tratemos.
10.2. EL MÃ TODO CARTESIANO
En el racionalismo nos encontramos con una razón libre de cualquier autoridad, por ello Descartes y los
modernistas tienen la necesidad de aferrarse a un método que les sirva para estar seguros de lo que descubra
la razón: es preferible saber poco pero con certeza.
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Método: Reglas fáciles y ciertas que cualquiera que las observe escrupulosamente nunca tomará lo falso
por verdadero y no consumiendo inútilmente cualquier esfuerzo racional, irá aumentando gradualmente su
ciencia hasta llegar al conocimiento verdadero de todas las cosas de que es capaz. El método cartesiano se
basa en:
• Búsqueda de la verdad
• EconomÃ−a de los esfuerzos
• Reglas: Orden, sencillez, claridad y evidencia.
Las cuatro reglas que sigue Descartes en su método son:
• Regla de la evidencia: No admitir jamás como verdadera cosa alguna que no sea evidente.
Descartes considera la evidencia como la intuición intelectual de una idea clara y distinta
♦ Distinción: Separación de una idea de todas las demás de manera que no contenga
ningún elemento de otras ideas
♦ Claridad: Presencia y manifestación en la mente de la idea considerada sin dificultad.
• Regla del análisis: Dividir cada una de las dificultades que voy a examinar en tantas partes como
sea posible para resolverlas mejor y más fácilmente. Es decir, reducir a través del análisis las
ideas compuestas en ideas simples.
• Regla de la sÃ−ntesis: Conducir por orden mis pensamientos, empezando por los objetos más
simples y más fácilmente cognoscibles para subir gradualmente hasta el conocimiento de los más
complejos.
• Regla de la revisión o enumeración: Hacer siempre enumeraciones tan complejas y revisiones tan
generales que estuviera seguro de no omitir nada.
10.3. APLICACIÃ N DEL MÃ TODO
La parte más importante del método es su aplicación a la realidad. Para que sea eficaz lo primero que se
precisa es partir de algo firme, seguro e indudable: una idea clara, distinta, simple y evidente. Para encontrar
dicha idea fundante, primero se deben eliminar todos los conocimientos que no sean evidentes mediante la
duda metódica
La duda metódica universal
Descartes propone una serie de motivos para dudar o niveles de duda:
• Falacias de los sentidos: Los sentidos algunas veces nos engañan, por lo que no tenemos la certeza
de que no lo hagan siempre. Se pone asÃ− en cuestión la experiencia sensible y la correspondencia
entre pensamiento y realidad.
• Argumento onÃ−rico: Es imposible distinguir la vigilia del sueño. Se cuestiona la existencia del
mundo exterior.
• Hipótesis del genio maligno: Tal vez exista un ser de poder tal que sea capaz de hacer que nuestro
entendimiento siempre se equivoque. Queda asÃ− cuestionado incluso el ámbito de las verdades
matemáticas y la razón
Cuatro son los principales rasgos que caracterizan la duda cartesiana:
• Universal: Debe aplicarse a todo lo que pueda ser dudado
• Metódica: No hay que practicarla por amor a la duda, sino que es una etapa previa a la búsqueda
de la certeza
• Provisional: No elimina lo dudado, sino que lo aparta hasta que pueda demostrarse definitivamente
• Teorética: Solo afecta al conjunto de discursos teóricos cognoscitivos, no al mundo práctico de
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la acción humana.
Esta duda es un instrumento de desescombro, que desempeña la función de asimilar los conocimientos
dudosos a los falsos (provisionalmente). Se llega tras su aplicación a un estado de aparente escepticismo,
que no es otra cosa que el paso previo para obtener conocimientos seguros e indubitables.
La primera verdad: Yo
Hay algo de lo que no puedo dudar, a saber, de mi duda y, por tanto, de mi dudándola. Descartes ha
descubierto la certeza absoluta e indudable que buscaba: el hecho de su pensamiento y su existencia. Llega
asÃ− a la formulación del primer principio evidente: Cogito ergo sum.
Con esta afirmación Descartes obtiene, además de una verdad indubitable, un criterio de certeza que le
permitirá distinguir a partir de ahora las ideas falsas de las verdaderas: Todo cuanto perciba con igual
claridad y distinción que su propia existencia será verdadero y podrá afirmarlo sin lugar a dudas.
Finalmente, Descartes ha descubierto también la propiedad esencial del yo: el pensamiento, que para
Descartes es cualquier vivencia psÃ−quica. Descartes distingue tres clases de ideas en nuestro pensamiento
• Adventicias: Las que obtenemos de nuestros sentidos
• Facticias: Las que elabora nuestra imaginación a partir de elementos de otras ideas.
• Innatas: Aquellas que el pensamiento posee por si mismo
El cogito ergo sum:
• No es un silogismo, sino una intuición
• Es una idea clara y distinta
• Es la verdad inmutable, segura y evidente: Nadie puede dudar de su propia existencia, pues para dudar
es preciso pensar, que a su vez precisa la existencia
Descartes ha alcanzado
• Una certeza fundamental: yo existo (claridad)
• Una propiedad esencial del yo: el pensamiento (distinción)
• Un criterio supremo de certeza: la evidencia de las ideas claras y distintas
Sin embargo la existencia indubitable del yo no implica la existencia de ninguna otra realidad. Descartes se
enfrenta al problema del solipsismo: cómo salir del pensamiento y justificar el conocimiento de la realidad
material. Necesita un nuevo criterio de certeza, y para encontrarlo recurrirá a Dios.
La segunda verdad: Dios
Descartes presenta tres pruebas para demostrar la existencia de Dios
• Prueba gnoseológica: La duda me descubre como un ser imperfecto, pues es mejor conocer que
dudar. Ahora bien, no serÃ−a posible tener el concepto de imperfección si no poseyera la idea de
perfección. Cada idea requiere una causa real proporcionada por lo que esta idea no puede ser
adventicia, pues nada de lo que vemos es perfecto; ni tampoco facticia, pues mi razón es imperfecta
y no puede crear lo perfecto a partir de lo imperfecto. Luego ha de ser una idea innata que proviene
del único ser perfecto: Dios.
• Prueba de la causalidad: Yo soy un ser imperfecto, por lo que no puedo ser causa de mi mismo. Por
lo tanto, no soy el único ser que existe porque entonces tendrÃ−a que ser causa de mi propio ser.
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Debe existir un ser perfecto necesario que sea la causa de mi existencia y de la del resto de seres
contingentes.
• Prueba ontológica: La idea de un ser perfecto incluye en si misma la existencia de dicho ser. Si
negamos la existencia de Dios entramos en contradicción.
Descartes ha descubierto una segunda verdad, que es Dios. Esta realidad es de tal carácter que aunque sea la
segunda desde el punto de vista epistemológico, es la primera desde el punto de vista ontológico.
La tercera verdad: El mundo
El criterio de evidencia encuentra su garantÃ−a total en Dios, que es infinitamente veraz y no me puede
engañar. Esto desmonta la hipótesis del genio maligno y el argumento de las falacias de los sentidos:
• Como Dios existe, es perfecto y me ha dotado de razón, no puede permitir que mi razón me
engañe cuando hago un buen uso de ella.
• Como tenemos una inclinación muy fuerte a creer en la existencia del mundo como causa de
nuestras sensaciones y Dios no nos puede engañar, la realidad externa tiene que existir y
corresponderse con nuestros pensamientos
Dios se ha convertido en un garante de que a mis ideas claras y distintas les corresponde la realidad exterior.
Pero clara y distintamente sólo conocemos la extensión, por lo que Dios sólo garantiza la existencia de un
mundo constituido exclusivamente por la extensión y el movimiento, sólo garantiza la fÃ−sica.
Conclusión y crÃ−ticas
Descartes ha conseguido el propósito que querÃ−a: llegar a la verdad y a la demostración de que a las ideas
pensadas les corresponde el mundo, matematizable y por lo tanto cientÃ−ficamente cognoscible
Sin embargo, Descartes ha cometido un error fundamental en su planteamiento. Deduce la existencia de Dios
a partir de tres argumentos racionales y Dios le garantiza el buen funcionamiento de la razón. Cae asÃ− en
una falacia circular: “Mi razón puede probar que Dios existe, y mi razón no se equivoca debido a la
existencia de Dios”
10.4. METAFÃ SICA CARTESIANA
Para Descartes, la metafÃ−sica es un punto fundamental de la ciencia universal, pues constituye la raÃ−z del
árbol del conocimiento. La metafÃ−sica cartesiana es un sistema deductivo de explicación de la realidad a
partir de la sustancia. Descartes da dos definiciones de sustancia:
• Aquello que no necesita de ningún otro ser para existir: Sólo Dios se ajusta a esta definición.
• Aquello que no necesita de ningún otro ser para existir excepto de Dios.
AsÃ− Descartes distingue distintos tipos de sustancia, cada uno con su atributo (su esencia) y sus modos
(formas en que aparece dispuesto)
• Res infinita. Dios. Su atributo es la infinitud, la perfección
• Res finita
♦ Res Cogitans. Alma. Su atributo es el pensamiento
♦ Res Extensa. Cuerpos. Su atributo es la extensión.
10.5. ANTROPOLOGÃ A CARTESIANA
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Para Descartes el hombre es el resultado de la unión Ã−ntima de dos sustancias distintas: alma y cuerpo.
Estas son totalmente independientes y pueden existir la una sin la otra (por la propia definición de sustancia).
Descartes hace especial hincapié en esta independencia para defender la libertad del hombre y los valores
espirituales, que no eran posibles de mantener si se aplicaba el mecanicismo imperante al alma humana.
Sin embargo, este dualismo plantea un problema: la comunicación de sustancias. Es evidente que cuerpo y
alma interactúan, nuestros pensamientos influyen en el movimiento de nuestro cuerpo y muchas sustancias
influyen en nuestro pensamiento. ¿Cómo se produce esta interacción? Numerosos pensadores tratarán
de encontrar una solución a este problema
• Descartes propone una solución de corte fisiológico: Cuerpo y alma se comunican a través de la
glándula pineal que actúa como receptora e impulsora de los movimientos del cuerpo. Esto no
soluciona el problema, sino que simplemente lo traslada y el propio Descartes lo cuestiona.
• El ocasionalismo de Malebranche: No hay interacción directa, sino que cuerpo y alma se
comunican a través de Dios. Es Dios quien con ocasión de la presencia de un objeto despierta en
nosotros la percepción sensible correspondiente y quien ocasión de un pensamiento mueve nuestro
cuerpo
• El monismo panteÃ−sta de Spinoza: Existe una única sustancia, de la cual pensamiento y
extensión son sólo atributos distintos.
• La armonÃ−a preestablecida de Leibniz: Todo lo existente está constituido por numerosas
sustancias simples, indivisibles y cerradas al exterior llamadas mónadas. Las mónadas actúan de
tal manera que parece que interaccionan, pero en realidad no lo hacen sino que han sido programadas
por Dios al comienzo de los tiempo para actuar armónicamente.
11. DAVID HUME
11.1. INTRODUCCIÃ N
El empirismo inglés
El término empirismo deriva del griego empeirÃ−a, experiencia. Es una doctrina de carácter
epistemológico que se carateriza por afirmar que:
• Todo nuestro conocimiento deriva de la experiencia sensible
• Todo conocimiento debe ser justificado recurriendo a los sentidos.
Según esto, se puede decir que existen empiristas y antiempiristas desde los filósofos griegos:
Aristóteles/Platón; Ockham/Tomás… Sin embargo, al hablar de empirismo solemos referirnos al
empirismo inglés, corriente que surge en Bretaña como respuesta al racionalismo europeo y que cuenta
con pensadores como Bacon, Locke, Berkeley y Hume.
PodrÃ−amos sintetizar sus principios en tres postulados:
• La evidencia sensible como criterio de verdad: El criterio que nos permite diferenciar lo verdadero
de lo falso es el dato sensible
• Negación del conocimiento universal: Si el único conocimiento es el de los sentidos, y las cosas
que con él percibimos están en continuo cambio, no es posible un conocimiento necesario y
universal
• Negación del innatismo: No hay conocimientos independientes de la experiencia, no existen las
ideas innatas. Nuestra mente es tabula rasa
Vida y obra de David Hume
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Nacio en Edimburgo, Escocia, a principios del S. XVIII. Estudió jurisprudencia y ejerció de abogado hasta
que solicitó la cátedra de FilosofÃ−a Moral de la Universidad de Edimburgo, pero le rechazan pos su fama
de ateo. A partir de entonces se dedica al aprendizaje autodidacta y se pone en contacto con los filósofos
enciclopedistas.
Su obra más importante es “Tratado de la naturaleza humana” de la que escribirá un compendio debido a
su escaso (léase nulo) éxito. En esta obra se propone analizar cientÃ−ficamente todas las facetas del ser
humano y es considerada la obra cumbre del empirismo inglés.
Sentido de su filosofÃ−a
Hume pretende establecer una filosofÃ−a cientÃ−fica de la naturaleza humana. Solo conociendo nuestra
propia naturaleza podremos sistematizar las ciencias y hacer posible el progreso y la felicidad del hombre.
Este estudio tiene dos campos:
• Análisis cientÃ−fico del fundamento y alcance del conocimiento humano
• Análisis cientÃ−fico de los principios que gobiernan la acción humana
11.2. EPISTEMOLOGÃ A HUMEANA
Hume llama a todo fenómeno mental percepción, y distingue dos tipos:
• Impresiones: Conocimiento directo y actual de los objetos, procedente de los sentidos
• Ideas: Imágenes o representaciones de las impresiones, menos fuertes y vivaces por derivar de ellas.
Principio de copia: Toda idea procede de una impresión previa
Criterio empirista de significación: Una idea es legÃ−tima si podemos señalar claramente la impresión de
la cual procede. De no ser asÃ− no se trata de una idea sino de una ficción. Esto significa que el origen y
lÃ−mite de nuestro conocimiento son las impresiones sensibles.
Además Hume distingue dos tipos de conocimiento:
• Conocimiento de relaciones de ideas: Es independiente de los hechos y consiste en las reglas
lógicas que me permiten hacer asociaciones entre las distintas ideas de mi entendimiento. Es válido
siempre, independientemente de las ideas sobre las que se aplique. A él pertenecen las
matemáticas.
• Conocimiento factual o de hechos: Es el conocimiento inmediato, proveniente de la experiencia
sensible, de las impresiones.
CrÃ−tica a la idea de causa
Si aplicamos el criterio de significación al conocimiento factual o de hechos, vemos que este queda limitado
a:
• Nuestras impresiones pasadas
• Nuestras impresiones presentes
No puede haber conocimiento de hechos futuros, ya que no poseemos impresión de ellos.
Sin embargo a menudo contamos con que ciertos acontecimientos van a suceder. Esta certeza se basa en una
inferencia causal: e.d. establecemos que a una causa determinada le seguirá su efecto correspondiente. En
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este principio de causalidad está sostenido todo el conocimiento cientÃ−fico.
Pero según Hume, sólo hemos observado lo siguiente:
• Contigüidad de la causa y el efecto en el espacio y en el tiempo
• Prioridad de la causa respecto al efecto
• Conjunción constante
Sin embargo, no tenemos ninguna impresión del nexo entre causa y efecto (aquello que hace que
necesariamente a la causa le siga el efecto). Por lo tanto, por un principio de economÃ−a podemos afirmar
que no existe tal.
Percibimos la causa y el efecto conectados entre sÃ−, no porque realmente lo estén sino por la costumbre y
el hábito. La causalidad no es una ley de la naturaleza, sino una ley de nuestro modo de pensar. Estamos
seguros de que el efecto seguirá a la causa no porque nuestro entendimiento lo demuestre, sino porque el
hábito y la costumbre nos han inclinado a tal creencia.
Sabiendo su verdadera naturaleza, se puede aceptar la inferencia causal como método válido, pero no
necesariamente infalible, para adquirir conocimiento; siempre y cuando observe una regla: la inferencia causal
solo es aceptable entre impresiones
11.3. METAFÃ SICA HUMEANA
David Hume se va a dedicar a destruir todo el edificio metafÃ−sico construido por los filósofos antiguos y
apuntalado por Descartes, valiéndose de su crÃ−tica a la idea de causa y del criterio de significación. Va a
criticar la idea de sustancia en sus tres vertientes: el mundo (res extensa), Dios (res infinita) y el yo (res
cogitans)
El mundo (certeza sensitiva)
Hume afirma que la idea del mundo ha sido demostrada en base a una inferencia causal no válida, a saber,
aquella que establece que a la causa de una supuesta realidad le corresponde el efecto de mis impresiones. Sin
embargo, si existe tal realidad externa no podemos saberlo, ya que no es una impresión.Por lo tanto, dicha
inferencia causal no es válida, pues no se realiza entre impresiones
Dios (certeza demostrativa)
Hume afirma que la idea de la existencia de Dios está basada en una inferencia causal no válida, la que
dice que Dios es la causa del mundo. Sin embargo no tenemos impresión ni de Dios ni del mundo, por lo que
dicha demostración no es legÃ−tima. Hume afirma que la idea de Dios se forma al reflexionar sobre las
operaciones de nuestro pensamiento y aumentar hasta el infinito nuestras cualidades de bondad y sabidurÃ−a
El yo (certeza intuitiva)
A Hume no le sirve ahora aplicar la crÃ−tica a la idea de causa, ya que el yo no fue considerado resultado de
una inferencia causal, sino de una intuición inmediata.
Hume afirma que solo tenemos intuiciones de nuestras impresiones e ideas y ninguna de ellas es permanente,
como deberÃ−a serlo el yo. Por lo tanto, no podemos señalar de qué impresión procede la idea de yo,
con lo que debe ser rechazada como ilegÃ−tima.
David propone que lo que conocemos como mente no es un ente con identidad propia, sino tan sólo el
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conjunto de todas nuestras percepciones y estados psÃ−quicos. La sensación de continuidad y de
identidad personal es debida a nuestra memoria que nos permite reconocer las conexiones entre las distintas
impresiones que se suceden de manera continuada. Pero es un error confundir “sucesión de impresiones” con
“identidad personal”
Consecuecias del pensamiento de David: Fenomenismo escéptico
El lÃ−mite de nuestro conocimiento son nuestras impresiones. No podemos saber de dónde proceden y
mucho menos cuál es su esencia, con lo cual la metafÃ−sica no es posible como ciencia.
Fenomenismo: Sólo conocemos las percepciones, la realidad queda reducida a éstas, a meros fenómenos.
No podemos saber qué las causa ni porqué. Todo se reduce a la apariencia
Escepticismo: Lo conocido no es la realidad y si lo es no lo sabemos ni podemos saberlo. Toda la
metafÃ−sica tradicional se derrumba y la costumbre, la creencia y el hábito (y no la demostración) serán
las únicas soluciones a tal derrumbamiento
Sin embargo Hume no se queda en un estado abúlico al llegar a este escepticismo. Si bien es cierto que
metafÃ−sicamente es “resignadamente escéptico” esto no impide que trate de buscar una orientación para
la vida del hombre. Cree que el hombre tiene que vivir y para ello se ayuda del conocimiento, pero a éste
no pueden pedÃ−rsele evidencias absolutas, por su propia naturaleza.
11.4. Ã TICA HUMEANA
Para Hume la fuente de la acción humana no es la razón, sino las emociones y las pasiones. A diferencia de
los griegos, que afirmaban que la distinción entre lo bueno y lo malo está basada en el entendimiento y que
una vez que se conoce el orden natural se puede determinar las conductas acordes y discordes con él, Hume
afirma que la moral no se basa en la razón, sino en el sentimiento y sus principios generales no se pueden
deducir racionalmente. El bien y el mal no son hechos reales y por tanto no pueden ser objeto de ciencia.
El sentimiento moral es un sentimiento de aprobación o reprobación que experimentamos respecto de
ciertas acciones y maneras de ser de los seres humano. Es la fuente de todos nuestros actos y juicios morales y
un sentimiento natural, desinteresado, Ã−ntimo y común a todos los hombres, ya que está inscrito en la
propia naturaleza humana, por lo que es un sentimiento de humanidad y simpatÃ−a universal. Los actos
provechosos o perjudiciales para la comunidad o para el sujeto despiertan en éste un sentimiento de agrado
o desagrado que hace que los juzgue como buenos o malos.
La libertad
La controversia sobre la libertad estaba muy presente en sus dos vertientes, tanto la de las libertades
polÃ−ticas como la del libre albedrÃ−o y la libertad metafÃ−sica. De ésta última será de la que se ocupe
Hume.
Para Hume los actos de los hombres son fruto de su voluntad, pero ésta no actúa caprichosamente, sino
determinada por la propia naturaleza humana. La explicación de la acción humana debe estar basada en
pasiones, motivaciones e inclinaciones y no en una fuerza misteriosa llamada libertad.
12. KANT
12.1. INTRODUCCIÃ N
La Ilustración
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El siglo XVIII recibe el nombre de Siglo de las Luces y es en el cuando el ser humano alcanza la edad adulta,
pues empieza a ser capaz de pensar por si mismo: Sapere aude!
Sin embargo, este ideal aun no está conseguido. Hay que distinguir entre época ilustrada (aquella en la
que se ha alcanzado el máximo grado de libertad y racionalidad) y época de ilustración (aquella en la que
se avanza hacia el ideal ilustrado, caso de la de Kant)
Vida y obra de Inmanuel Kant
Nace, vive y muere en Königsberg, durante el siglo XVIII. Formó parte de una familia humilde y se
matriculó en la Facultad de FilosofÃ−a de la Universidad de su ciudad natal. Más tarde ejerció en la
misma como profesor auxiliar de muy variadas materias hasta obtener la Cátedra de Lógica y MetafÃ−sica.
Se dice de Kant que no tuvo vida propia, pues la dedicó por entero a la filosofÃ−a y la docencia. En la
Universidad va a ser influido por las ideas racionalistas, hasta que descubre la obra de Hume, que le “despierta
de su sueño dogmático”. También estuvo profundamente implicado con los ideales de la Ilustración:
fue un simpatizante de la Revolución Francesa y un pacifista declarado.
Sus obras suelen dividirse en las siguientes etapas:
• Periodo precrÃ−tico: “Sueños de un visionario”
• Periodo crÃ−tico: Comprende las tres “crÃ−ticas”
• Periodo post-crÃ−tico: “Idea de una historia universal con propósito cosmopolita”, “La paz
perpetua”
Sentido de su filosofÃ−a
Kant no fue sólo un teórico del conocimiento, como a veces es considerado. Si bien es cierto que su obra
recoge un profundo análisis epistemológico, no hay que olvidar sus importantes reflexiones sobre el
hombre, la sociedad y la historia, basadas en los ideales de la Ilustración y el humanismo.
El pensamiento moderno erige en tribunal supremo a la razón, que juzga el conocimiento y la acción
humana. Kant dará un paso más y reconocerá la necesidad de que la razón se someta a su propio juicio
para descubrir asÃ− sus lÃ−mites intrÃ−nsecos. Esto es necesario debido a:
• La diversidad de interpretaciones que sobre la razón se han dado
• El modo no ilustrado de vida que llevan los contemporáneos de Kant
El tema fundamental de su filosofÃ−a es la razón en una triple vertiente:
• Como fuente de conocimiento (¿Qué puedo conocer?)
• Como fuente de normas de comportamiento (¿Qué debo hacer?)
• Como fuente del sentido último de la existencia (¿Qué me cabe esperar?)
Para Kant el ejercicio de la filosofÃ−a debe darse en una sociedad libre para que tanto el conocimiento como
el poder queden sometidos a la crÃ−tica de la razón. Por eso piensa que todas las ciencias han de promover
una humanidad más libre y racional.
12.1. CRÃ TICA DE LA RAZÃ N PURA (EPISTEMOLOGÃ A KANTIANA)
Para Kant la primera tarea de la filosofÃ−a será analizar la naturaleza de la razón, mostrar sus reglas y
señalar sus lÃ−mites, para asÃ− discernir si es posible la ciencia en general y la metafÃ−sica en particular.
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Para Kant todo conocimiento comienza por la experiencia, pero no se basa únicamente en ella, pues de ser
asÃ− serÃ−a siempre subjetivo y cambiante, haciendo imposible la ciencia. AsÃ− podemos distinguir dos
tipos de conocimiento:
• Conocimiento empÃ−rico: El que proviene de los sentidos. No implica necesidad, ya que lo
contrario de un fenómeno es siempre posible
• Conocimiento a priori: El que obtiene la razón con independencia de los sentidos. Implica
necesidad y universalidad.
En la Krv, Kant se va a preguntar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori, es decir, como
podemos aumentar nuestro conocimiento sin la experiencia. Esta pregunta se divide en otras tres:
• ¿Cómo es posible la matemática pura?: Estética trascendental
• ¿Cómo es posible la ciencia natural pura?: AnalÃ−tica trascendental
• ¿Es posible la metafÃ−sica como ciencia?: Dialéctica trascendental
La gran aportación de Kant a la teorÃ−a del conocimiento es considerar al sujeto no como un receptor
pasivo que se limita a recoger los datos del mundo, sino como un agente configurador de la realidad.
Además, divide el proceso del conocer en:
• Sensibilidad: Capacidad de captar impresiones o datos
• Entendimiento: Capacidad de organizar las impresiones para formar conceptos
• Razón: Capacidad de enlazar juicios para generar silogismos.
Estética trascendental (la sensibilidad)
Kant apunta que no podemos tener impresión de nada que esté fuera del espacio o del tiempo. Por ello
afirma que espacio y tiempo son condiciones de posibilidad de los fenómenos, formas puras a priori de la
sensibilidad.
Como las matemáticas tratan de las determinaciones del espacio y del tiempo (geometrÃ−a y aritmética
respectivamente), todos los conocimientos de las matemáticas han de ser universales y necesarios, puesto
que todos los fenómenos han de darse necesariamente en el espacio y el tiempo.
AnalÃ−tica trascendental (el entendimiento)
Las impresiones de la sensibilidad no son todavÃ−a conocimiento, para ello tienen que estar referidas a un
objeto. El encargado de hacer esto es el entendimiento que ordena las sensaciones aplicándoles unas
estructuras denominadas categorÃ−as. Las categorÃ−as son las formas puras a priori del entendimiento y no
podemos conocer nada que se escape de ellas.
Para Kant “las intuiciones sin conceptos, son ciegas; los conceptos sin intuiciones, son vacÃ−os”. Además
afirma que lo conocido no es la cosa en si misma sino el fenómeno:
• Fenómeno: Aspecto del objeto que puede captar nuestro entendimiento una vez ha aplicado las
coordenadas espacio-temporales y las categorÃ−as.
• Nóumeno: La cosa en si, la totalidad del objeto, que no podemos nunca conocer porque queda más
allá de nuestra sensibilidad y entendimiento.
Dialéctica trascendental (la razón)
Una vez el entendimiento ha creado los conceptos y ha elaborado juicios con ellos, la razón se encarga de
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encadenar dichos juicios para formar silogismos. Esta tiende a formular leyes cada vez más generales, en
busca de lo incondicionado, de las ideas trascendentales: mundo, alma y Dios.
• Mundo: Idea que pretende unificar todos los fenómenos de la experiencia
• Alma: Idea que pretende unificar todos los fenómenos psÃ−quicos
• Dios: Causa de todos los fenómenos tanto del mundo como del alma
Sin embargo, estas ideas trascendentales traspasan los lÃ−mites de la experiencia, por lo que no nos
proporcionan conocimiento, sino que solo representan el ideal de nuestra razón de encontrar principios cada
vez más generales. El error de la metafÃ−sica dogmática es tomar por objetos de conocimiento estos
principios regulativos. La metafÃ−sica no puede ser ciencia, pero sÃ− crÃ−tica, pues nos sirve para fijar las
posibilidades y lÃ−mites del conocimiento.
12.2. CRà TICA DE LA RAZà N PRÔCTICA (à TICA KANTIANA)
La razón es una, pero tiene dos usos: uno teórico, que nos aporta conocimiento; y otro práctico, que nos
da normas de actuación. El primero lo analizó en la Krv y el segundo en la Krp. La existencia de una ley
moral es un hecho de la razón práctica que nadie puede negar, y en esta obra intentará buscar su
fundamento.
Para Kant, todas las éticas desarrolladas hasta el momento son éticas materiales o teleológicas, pues lo
que más les interesan son las consecuencias, los fines. La suya en cambio pretende ser una ética
deontológica, o formal, pues lo que le interesa es el deber.
Las normas de las éticas materiales son:
• Heterónomas: No brotan libremente desde nuestro fuero interno, sino que le vienen dadas desde
fuera a la razón
• A posteriori: Están basadas en la experiencia
• Hipotéticas: Para ser correctas necesitan que el sujeto quiera conseguir el objetivo que pretenden
Las normas de las éticas formales son:
• Autónomas: Están dictadas por nuestra razón
• A priori: No hay que recurrir a la experiencia para saber lo que está bien
• Universales: Son válidas en cualquier circunstancia
Para Kant no son buenos o malos nuestros actos, sino la voluntad. Actuamos con buena voluntad cuando
actuamos por deber y ese deber lo recoge Kant en el imperativo categórico, que formula de dos maneras:
• “Obra según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”
• “Obra de tal manera que uses la humanidad siempre como un fin y nunca como un medio”
Cuando la voluntad sigue el imperativo categórico, cuando actúa por deber, no se está sometiendo a otra
ley que la que ella misma se da, por lo que se habla de autonomÃ−a de la voluntad, que es el fundamento de
la dignidad del hombre. En cambio cuando lo que determina la voluntad son intereses exteriores, ésta no es
autónoma, sino heterónoma.
Los postulados de la razón práctica
Kant afirma que las condiciones que la razón encuentre necesarias para conformar nuestra vida con la ley
moral, han de ser admitidas como postulados de la razón práctica, y han de ser necesariamente supuestas
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aunque no puedan ser probadas.
• Libertad: Solo si el hombre es libre puede ser responsable de sus actos
• Inmortalidad del alma: Solo si el alma es inmortal podrá seguir perfeccionándose hasta alcanzar
la santidad.
• Dios: Solo si existe un soberano santo y sabio coincidirán la virtud y la felicidad, y tendrá sentido
la ley moral.
Estos postulados no nos permiten conocer estas realidades metafÃ−sicas, pero necesitamos suponerlas para
que el imperativo moral tenga sentido y pueda cumplirse. No son objeto de conocimiento, sino de fe.
12.3. CRÃ TICA DEL JUICIO
La CrÃ−tica del Juicio se considera un enlace entre las dos crÃ−ticas precedentes, que intenta dar coherencia
a todo su pensamiento, contemplando el mundo como totalidad.
En ella va a analizar dos clases de juicio (estético y teleológico) que se corresponden con dos clases de
finalidad (subjetiva y objetiva).
Los que vamos a estudiar son los juicios teleológicos que tienen dos funciones:
• Introducen un orden y una necesidad en la naturaleza que el mecanicismo por si solo no explicarÃ−a
(todo mecanismo puede ser de distintos modos)
• Proponen un sentido de la historia y de la naturaleza acorde al progreso moral del ser humano.
Si la naturaleza actúa persiguiendo unos fines, el hombre, como ser racional que actúa bajo la ley moral, es
el fin final, el fin que no precisa de ningún otro. El hombre es el único ser dotado de libertad, pues tiene dos
dimensiones:
• Dimensión fenoménica: Sometida a las leyes naturales. Determinada
• Dimensión nouménica: Pensamiento despojado de ataduras. Libre.
12.4. POLÃ TICA E HISTORIOGRAFÃ A KANTIANAS
La filosofÃ−a Kantiana de la historia no es un tema marginal de su obra. En estos escritos Kant apela por el
progreso de la racionalidad humana a lo largo de la historia y por la posibilidad de la libertad si una vez
producidas las acciones libres se atienen a las leyes de la causalidad natural.
En “Idea de una historia universal con propósito cosmopolita”, Kant propone dejar de ver la historia como
una simple narración para fundar una filosofÃ−a de la historia que busque un hilo conductor que de
coherencia y orden a la maraña de acontecimientos contradictorios de la historia. Este hilo conductor será
el progreso humano.
Pasaremos a ver ahora las principales ideas que propone en esta obra:
• Las acciones de los hombres, a pesar de sus contradicciones, responden a un plan de la naturaleza, si
se observan en conjunto.
• Los hombres no siguen este plan a propósito, sino que al actuar para conseguir sus objetivos
particulares están contribuyendo sin saberlo a realizarlo
• La naturaleza quiere que el hombre desarrolle todas sus disposiciones naturales que apuntan hacia el
uso de la razón sin ayuda de nadie.
• Esto no es realizable a nivel individual, es una tarea de la especie que se prolonga a lo largo de toda la
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historia.
• El medio de que se sirve la naturaleza para conseguir su propósito es la insociable sociabilidad de los
hombres, que sienten una natural inclinación a entrar en sociedad (pues solo en sociedad se pueden
realizar completamente) pero también a aislarse (pues puede intuir en los otros los mismos
impulsos egoÃ−stas que percibe en si mismo). Este egoÃ−smo natural del ser humano es un buen
acicate para el desarrollo de los talentos individuales.
• La mayor tarea que la naturaleza asigna al hombre es la constitución de una sociedad civil
perfectamente justa, donde todos los hombres gocen del mayor grado de libertad posible sin interferir
con la libertad ajena
• No basta con la relación legal entre los hombres, sino que también es necesario una relación
legal entre los estados, una liga de naciones.
• La guerra es el medio que tiene la naturaleza para favorecer esta unión de naciones, aunque la
razón podrÃ−a habérselo inspirado al hombre sin necesidad de tanto sufrimiento.
En “La Paz Perpetua” Kant defiende que un estado de perfecta racionalidad y moralidad solo es posible en
una situación de paz perenne. Kant formula algunos requisitos para que se de esta situación: Desaparición
de los ejércitos permanentes, no intromisión entre los estados, rechazo a tratados de paz con motivos
secretos…
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