XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

Anuncio
XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor
(Mt 25,14-30)
ANTÍFONA DE ENTRADA (Jr 29, 11.12.14)
Dice el Señor: tengo designios de paz y no de aflicción, me invocaréis y yo os escucharé, os
congregaré sacándoos de los países y comarcas por donde os dispersé.
ORACIÓN COLECTA
Oh dios, principio y fin de todas las cosas, que reúnes toda la humanidad en el templo vivo de tu
Hijo, haz que a través de las vivencias, alegres y dolorosas, de este mundo tengamos fija la
esperanza de tu reino, seguros que en nuestra paciencia, poseeremos la vida.
PRIMERA LECTURA (Prov 31,10-13.19-20.30-31)
Trabaja con la destreza de tus manos
Lectura del Libro de los Proverbios
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y
no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino,
los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la
rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la
hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras
la alaben en la plaza.
SALMO RESPONSORIAL (127, 1-2.3.4-5)
R/. Dichoso el que teme al Señor
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa; tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
SEGUNDA LECTURA (Tes 5,1-6)
El día del Señor llegará como un ladrón mi en la noche
Lectura de la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses
En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba. Sabéis
perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo:
«Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la
que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese
día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la
noche ni de las tinieblas, Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y
despejados.
ACLAMACIÓN AL EVANGELIO (Jn 15, 4,5b)
R/. Aleluya, aleluya
Permaneced en, como yo en vosotros –dice el Señor–, el mí da que permanece en mi da mucho
fruto.
R/. Aleluya, aleluya
EVANGELIO (Mt 25,14-30)
Como has sido fiel en lo poco, pasa al banquete de tu Señor
Lectura del Santo Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus
empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a
otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue en
seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de
mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se
acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco
talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado
fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu
señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste;
mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como
has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente, se
acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no
siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías
que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el
banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo
al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta
lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadle fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de
dientes."»
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor, que esta ofrenda sea agradable a tus ojos, nos alcance la gracia de sentir con
amor y nos consiga los gozos eternos.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 72, 28
Para mi lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor mi refugio.
o bien (Mc 11, 23.24)
Os lo aseguro, cualquier cosa que pidáis en la oración creed que ya lo habéis recibido y lo
obtendréis.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ahora que hemos recibido el don sagrado de tu sacramento, humildemente te pedimos, Señor, que
el memorial de tu Hijo nos mandó celebrar aumente la caridad en todos nosotros
Lectio
Estamos a punto de llegar al final del año litúrgico en el cual el evangelio de Mateo, nos
presenta la parábola de los talentos, un extracto del “discurso escatológico”. La parábola plantea
que la perspectiva es de una espera prolongada del regreso del Señor (v.19), por eso exige vivir en
fidelidad, vigilancia y sabiduría amorosa, pero sobre todo con una trabajo responsable y creativo
(v.19; cfr. Mt. 24,42-44; 25,1ss), porque debemos dar cuentas de cómo hemos administrado los
bienes que nos fueron confiados.
Contexto
Mateo presenta en este discurso, tiene en cuenta las necesidades de su comunidad cristiana. Estamos
al final del siglo I (década de los 80). Los cristianos, hartos de esperar la segunda venida de Jesús,
perdieron su entusiasmo inicial. Se instalaron en la mediocridad, en la rutina, en la comodidad, en la
facilidad. Las persecuciones que se prevén, provocan el desánimo y la deserción. Era necesario
recuperar el entusiasmo de los creyentes, reavivar la fe, renovar el compromiso cristiano con Jesús
y con la construcción del Reino.
Y para responder a este contexto Mateo reelabora el “discurso escatológico” de Marcos (cf. Mc 13)
y compone, con él, una exhortación dirigida a los cristianos. Les recuerda que la segunda venida del
Señor está en el horizonte final de la historia humana; y que, hasta allá, los creyentes deben “poner
a producir sus talentos”, viviendo en fidelidad a las enseñanzas de Jesús y comprometidos en la
construcción del Reino.
La parábola que hoy se nos propone habla de los “talentos” que un señor distribuyó entre sus
siervos. Un “talento”, se refiere a una cantidad muy considerable de dinero. Corresponde a cerca de
36 kilos de plata y al salario de aproximadamente 3.000 días de trabajo de un obrero no cualificado.
Estructura del texto
Mateo 25,14-15: El amo distribuye sus bienes entre sus empleados
Mateo 25,16-18: El modo de obrar de cada empleado
Mateo 25,19-23: Rendición de cuentas del primero y segundo empleado
Mateo 25, 24-25: Rendición de cuentas del tercer empleado
Mateo 25,26-27: Respuesta del amo al tercer empleado
Mateo 25, 28-30: La palabra final del amo que aclara la parábola
El texto nos da algunas pistas para que podamos responder de manera ponderada y consciente:
1) La parábola nos recuerda que somos “siervos” del Señor. Aunque somos libres nuestra vida
depende de él y está en función de él. Estamos vinculados al Señor de muchas formas y nuestras
capacidades vienen siempre de él.
2) Cada uno ha recibido un don según su capacidad. No debemos compararnos con los otros, más
bien debemos valorar lo que hemos recibido y ser responsables con ello.
3) Nuestra tarea, nuestro ser “siervos”, es dar fruto abundante. El siervo bueno y fiel es el que
trabaja por los intereses de su Señor. El siervo malvado e inepto, rechaza el servicio y no actúa
según la voluntad de su patrón.
4) Cuando se trabaja en las cosas del Señor, en el propio corazón y hacia fuera en los diversos
compromisos con los hermanos, se vive en el gozo del Señor. No olvidemos que Él nos ha llamado
para la plena felicidad.
5) El tiempo vale mucho. No podemos desperdiciar nuestra vida, con todos sus dones. El Señor nos
pedirá cuenta de todo lo que nos dio. Nuestra tarea es desarrollar nuestras capacidades y todos los
talentos que pone en nuestras manos en función del proyecto para el cual fuimos creados.
Recordemos. La vida se nos ha dado no como absoluta propiedad, sino como un tesoro que
administrar y del que tendremos que dar cuenta al Señor.
Meditación
El pasaje del de hoy nos recuerda que todos hemos recibido talentos, todos y por ello estamos
llamados a hacerlos dar fruto para ofrecer al Señor. Estos frutos manifestarán al Señor nuestra
responsabilidad en la vida de fe, en nuestro ser discípulos de Cristo, que se sienten responsables del
Reino de Jesús y que lo hacen crecer con sus obras y esfuerzos cotidianos. Ese Reino es el gran
regalo (talento, monedas) que el Señor nos ha dejado y del cual nos debemos sentir responsables,
aunque el entorno nos lleve a vivir dormidos, en las tinieblas, como dice San Pablo en la segunda
lectura que leemos en la liturgia de este domingo.
La “parábola de los talentos”, como habitualmente la conocemos, nos marca la tentación en la cual
podemos caer, de acomodarnos y no producir frutos con los bienes que el Señor nos ha confiado.
Dios siempre está dispuesto a darnos con abundancia, de acuerdo a nuestras capacidades, pero el
egoísmo y la pereza de cada día nos llevan a la irresponsabilidad de perder lo poco o mucho que
hemos recibido y el peligro de perdernos a nosotros mismos.
No podemos dejar pasar el hecho de que el Señor de la parábola es alguien que confía “por un
tiempo” sus bienes a los servidores. Y la confianza es por una cantidad limitada, de acuerdo a la
capacidad de administración de cada uno.
Debemos resaltar que la tarea que asumen los servidores, es también “por un tiempo”, hasta que su
Señor vuelva. Pero la reacción de los empleados es distinta. Los que reciben diez y cinco talentos,
saben que su señor es exigente y les pedirá cuentas y por eso se comportan de manera responsable
haciendo producir el doble de lo recibido. En cambio, el siervo haragán y perezoso trata de justificar
en el miedo que le tiene a su señor, la irresponsabilidad de haber enterrado el único talento que le
fue dado.
Es interesante ver que el señor no pide cantidades, sino que evalúa y juzga de acuerdo a la actitud
que han tenido los servidores. Él se conforma con lo que han hecho producir; lo que no acepta es la
forma temerosa y cómoda, de auto-justificación, que el servidor malo ha tenido, y cuya falta de
responsabilidad lo deja fuera de la participación de los bienes de su señor. Dios no excluye a nadie
de su Reino, nos excluimos nosotros mismos con nuestra pereza e irresponsabilidad.
Es hermoso constatar que Dios quiere recurrir a la responsabilidad de los cristianos para llevar
adelante su propio proyecto de salvación en el mundo La primera lectura de este domingo nos habla
de la mujer dedicada y responsable, que hace las cosas de todos los días con esfuerzo y fidelidad,
sabiendo que debe responder con sabiduría a los dones y talentos que Dios le ha dado.
Apéndice
DEL CATECISMO DE LA IGLESIA
546 Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza. Por
medio de ellas invita al banquete del Reino, pero exige también una elección radical para alcanzar
el Reino, es necesario darlo todo; las palabras no bastan, hacen falta obras. Las parábolas son como
un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra? ¿Qué
hace con los talentos recibidos?
Dimensión social de los “talentos”
1880 Una sociedad es un conjunto de personas ligadas de manera orgánica por un principio de
unidad que supera a cada una de ellas. Asamblea a la vez visible y espiritual, una sociedad perdura
en el tiempo: recoge el pasado y prepara el porvenir. Mediante ella, cada hombre es constituido
«heredero», recibe «talentos» que enriquecen su identidad y a los que debe hacer fructificar. En
verdad, se debe afirmar que cada uno tiene deberes para con las comunidades de que forma parte y
está obligado a respetar a las autoridades encargadas del bien común de las mismas.
1936 Al venir al mundo, el hombre no dispone de todo lo que es necesario para el desarrollo de su
vida corporal y espiritual. Necesita de los demás. Ciertamente hay diferencias entre los hombres por
lo que se refiere a la edad, a las capacidades físicas, a las aptitudes intelectuales o morales, a las
circunstancias de que cada uno se pudo beneficiar, a la distribución de las riquezas. Los «talentos»
no están distribuidos por igual.
1937 Estas diferencias pertenecen al plan de Dios, que quiere que cada uno reciba de otro aquello
que necesita, y que quienes disponen de «talentos» particulares comuniquen sus beneficios a los que
los necesiten. Las diferencias alientan y con frecuencia obligan a las personas a la magnanimidad, a
la benevolencia y a la comunicación. Incitan a las culturas a enriquecerse unas a otras.
Descargar