files/lengua/El_s_de_las_nias(1).doc

Anuncio
El sí de las niñas, una de las obras más importantes (junto con La comedia nueva o El café) de
Leandro Fernández de Moratín, es una comedia perteneciente espiritualmente al teatro neoclásico
del XVIII -siglo de la Ilustración y de la razón-, aunque fue representada por primera vez en 1806,
con gran éxito de público y crítica (fue, de hecho, de las pocas obras neoclásicas con éxito).
La crítica hacia los matrimonios de conveniencia en los que existe además una gran diferencia de
edad entre los contrayentes (algo habitual en la época y que preocupaba mucho a los autores
ilustrados), sirve de excusa a Moratín para tratar otros temas como la autoridad paterna mal ejercida
y la educación de las niñas (y por extensión, de la juventud) de la época: doña Irene (madre de doña
Paquita) concierta el matrimonio de su hija de dieciséis años con don Diego, un hombre adinerado
de cincuenta y nueve años. Cuando este se entera de que la muchacha está en enamorada de don
Carlos (sobrino de Don Diego), permite que ambos jóvenes se casen. La obra tiene una clara
finalidad didáctica y se estructura en tres actos, uno para el planteamiento, otro para el nudo y otro
más para el desenlace. Moratín, como todos los autores neoclásicos, respeta la regla de las tres
unidades, lo que fuerza algo la verosimilitud de la historia. Así, la acción (que es única) se
desarrolla en un único lugar (una posada de Alcalá de Henares) y en un breve espacio de tiempo que
va desde el anochecer de un día hasta el amanecer del día siguiente, cuya luz simboliza la luz de la
razón que lo aclara todo. El número de personajes es escaso (para hacer más manejable la trama).
Destacan don Diego, que representa las ideas ilustradas y la razón. Por el contrario, doña Irene,
santurrona y caricaturizada, representa las ideas del Antiguo Régimen y el modelo de autoridad y
educación que los ilustrados pretendían erradicar. Doña Paquita y don Carlos son las jóvenes
víctimas de esa educación y de esa autoridad (por más que la acepten), si bien doña Paquita, en un
único acto de rebeldía (el envío de una carta a don Carlos) propicia que todos coincidan al mismo
tiempo en la posada, aunque ninguno averigüe los propósitos de los demás hasta el final (la
verosimilitud, decíamos, resulta algo forzada). El toque humorístico, aunque mesurado, lo
proporcionen los criados (Calamocha, Rita y Simón), caracterizados perfectamente y según su
condición social. La comedia está escrita con una prosa natural, clara y sencilla (para favorecer el
didactismo y que su mensaje llegue al mayor público posible).
Puede que hoy el tema de la obra (los matrimonios de conveniencia y la acusada diferencia de edad
entre los novios) haya quedado desfasado, pero no es menos cierto que los temas de fondo, el
modelo de educación que queremos y las relaciones entre padres e hijos (cómo unos y otros deben
ejercer su autoridad y su libertad, hasta dónde deben llegar una y otra) son temas que hoy día siguen
estando vigentes y suscitando discusión, cuando no agrias polémicas. Moratín lo tenía claro: una
educación y una autoridad mal ejercidas, que coartan la libertad y la capacidad de elección de los
jóvenes, condenándolos a una vida de hipocresía y disimulo, no puede ser, de ninguna manera,
aceptable.
Descargar