Unidad de hepatología: un sueño de concreta Mayra Porras de La Nación La ausencia de especialistas en enfermedades del hígado no es obstáculo para que científicos costarricenses traten de superar este vacío. La Unidad de Hepatología del hospital México, constituida por diez investigadores de ese lugar y del Centro de Investigaciones en Biología Celular y Molecular de la Universidad de Costa Rica (UCR), trata de ofrecer posibilidades en cuanto al tratamiento de las serias enfermedades hepáticas que sufren aproximadamente 2.000 pacientes cada año. Poco pueden ofrecer ahora los hospitales nacionales a los pacientes con cáncer en el hígado, sobre todo por lo tardío del diagnóstico. Lo mismo ocurre con la enfermedad de Wilson, mal hereditario cuya repercusión en nuestro país es más alta que la observada a nivel mundial, probablemente por el alto grado de consanguinidad. La hepatitis, que ocupa el tercer lugar dentro de las enfermedades infectocontagiosas, presenta también serios problemas pues en un pequeño porcentaje se hace crónica y puede degenerar en cirrosis o en cáncer. Terreno con escollos Los investigadores incursionaron en una tierra que aunque fértil, presenta grandes obstáculos. Aparte de Inglaterra, donde la hepatología se toma como especialidad, y de México, donde hay una unidad bien constituida, en el resto de las naciones hay científicos esforzados que trabajan prácticamente solos. Por esto la agrupación se propone como primer objetivo conocer males de los que se sabe poco, y conforme avance hacer intentos terapéuticos encaminados a descubrir las posibles curas. Para la unidad hay nueve áreas que requieren investigación con urgencia. La enfermedad de Wilson, que afecta al cerebro y al hígado principalmente, es estudiada en conjunto con el programa de Trabajo Comunal Universitario de la UCR. Comprende el estudio de todas las familias que padecen el mal, para diagnosticar mediante historia clínica y exámenes de laboratorio a los pacientes en etapas tempranas, de manera que puedan recibir tratamiento y llevar una vida normal. En cuanto al cáncer, que se relaciona con la cirrosis y la hepatitis B, la unidad propicia los medios para realizar su dictamen más temprano y poder dar un tratamiento más eficaz. Trabajan con "marcadores tumorales", sustancias producidas por el tumor que se pueden medir en la sangre y permiten detectarlo cuando aún está pequeño. Los estudios, que se realizan mediante trasplantes de tejidos cancerosos a ratones, demuestran que dos sustancias, la alfafetoproteína y el antígeno carcinoembriónico, presentan elevaciones en pacientes con enfermedades benignas de hígado. Hepatitis La investigación en este campo va encaminada a encontrar algún factor que permita reconocer la enfermedad causada por virus desconocidos, en los análisis sanguíneos, para evitar el contagio por medio de las transfusiones. Además, el grupo está interesado en determinar cuáles son producidas por estos virus y reconocer aquellas que podrían convertirse en crónicas, en cirrosis o en cáncer. En sus primeros cuatro años, la unidad ha ahondado bastante en estos aspectos y espera tener, a mediano plazo, una idea definida de todo el problema. Por otra parte, la hepatitis está presente en muchos casos en pacientes alcohólicos y en aquellos que han estado bajo tratamiento con medicamentos. Estudios en estos enfermos tienen el propósito de prevenir el avance progresivo de los desórdenes en el hígado, producidos por drogas o alcohol. Un sueño que dejó de ser Lo que empezó como un ideal comienza a tomar forma ante quienes iniciaron el proyecto. El entusiasmo de los integrantes de la unidad ha contribuido en gran parte a lograrlo. Como grupo, dieron su primer curso, "Avances en hepatología", a principios de marzo. Ahora se sienten más seguros y saben que aunque lentos, sus pasos son firmes. En 1981 participaron en las sétimas jornadas latinoamericanas y en el primer congreso nacional de hepatología, realizados simultáneamente en Costa Rica. Allí, según sus propias palabras, se marcó la frontera entre el aprendizaje y la investigación. Actualmente su trabajo sigue adelante, financiado por la Subdirección de Investigación en Salud y Seguridad Social de la Caja Costarricense de Seguro Social; el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) y la Vicerrectoría de Investigación de la UCR. El Dr. Alfredo Martén, coordinador del grupo, asegura que los logros hasta el momento se deben en gran medida a nuestro sistema de seguridad social. "Con todos sus defectos, es ésta la única forma de constituir grupos como el nuestro y realizar investigaciones, de otra forma resultaría demasiado caro y casi imposible", dijo. Miembros de la Unidad de hepatología Dr. Fernando Brenes Pino, patólogo y microscopista electrónico; Dr. Jorge Fonseca González, microbiólogo; Dr. Gabriel Macaya Trejos, biólogo molecular y celular; Dr. Alfredo Martén Obando, gastroenterólogo con entrenamiento en hepatología; Dr. Carlos Mora Abarca, internista; Dr. Edgardo Moreno, inmunólogo; Dr. Ignacio Salom Echeverría, inmunólogo clínico con énfasis en aspectos hepáticos; Dr. Joaquín Solano Calderón, microbiólogo; Dr. Jorge Vargas Marín, patólogo y Dra. Ana Mana Sittenfeld Appel, microbióloga.