Sonata para flauta y clave

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Sonata para flauta y clave, BWV 1030 en si menor
La mayor parte de las páginas dedicadas por Bach a la flauta son nacidas
probablemente entre 1715 y 1725, es decir, entre el final de la estancia en
Weimar y el principio de la estancia en Leipzig. Entre tanto, Bach había
entrado en la corte de Köthen como maestro de capilla y director de cámara
del príncipe Leopold, gran amante de la música y músico él mismo. En
Köthen, Bach había encontrado una orquesta bien formada, y se admite de
buen grado que fue para los músicos de esta orquesta para quienes habría
compuesto
una
parte
de
su
música
de
cámara.
La música de cámara para flauta de Bach es abundante: cuatro sonatas para
flauta y clave obligado (BWV 1020, 1030, 1031, 1032), tres sonatas para flauta
y bajo continuo (BWV 1033, 1034, 1035), una sonata para dos flautas y
continuo (BWV 1039) y una partita para flauta sola (BWV 1013), a las que se
puede añadir una sonata para flauta, violín y continuo (BWV 1038). La
autenticidad de alguna de estas obras es puesta en entredicho hoy.
Si bien Bach ha utilizado la flauta de pico o dulce (en el 4º Concierto de
Brandemburgo especialmente), mostró una evidente predilección por la flauta
travesera, llamada "flauta alemana", instrumento elegíaco y pastoril que
alcanzó su verdadero apogeo en el siglo XVIII en Europa, en Francia (con
Michel Blavet, por ejemplo) y en Alemania (con Quantz o el rey Federico II de
Prusia). A Bach le gustaba la flauta: para convencerse de ello basta escuchar
las admirables páginas que confió al instrumento en su música concertante y
en su música sacra: el 5º Concierto de Brandenburgo, Suite en si menor para
flauta y orquesta, sinfonías y arias de cantatas y de Pasiones, y el magnífico
Qui tollis de la Misa en si menor, donde las florituras de las flautas hacen
destacar, por contraste, la sonoridad recogida del coro.
Sin duda obra de madurez, compuesta hacia 1735 en la época de Leipzig, esta
"Sonata a cembalo obligato y traver solo" (nombre dado originalmente a la
obra) queda como una de las obras maestras de Bach. Algunos especialistas de
su música han visto en ella el arte y el modo de Carl Philipp Emanuel (uno de
sus hijos).
1. Andante: movimiento de extraordinaria amplitud, escrito como un dúo
concertante para flauta y clave. Sobre un bajo muy sólido, Bach pone en
juego todos los recursos rítmicos de una escritura siempre en movimiento:
tresillos, dosillos, notas repetidas, motivos en semicorcheas y en fusas se
suceden en un trabajo contrapuntístico cada vez más estrecho, con ricas
imitaciones canónicas y violentos cromatismos. Obra maestra exuberante del
arte barroco, este largo Andante permanece como una de las cimas del arte
de la flauta. El tema principal aparece reiteradas veces en diferentes
tonalidades, ya que Bach tenía por costumbre realizar muchos procesos
modulatorios, es decir ir de una tonalidad a otra. Es característico de los
primeros movimientos de las sonatas barrocas la alternancia del tema
principal con otros episodios donde elabora ese tema o presenta material
temático nuevo, a diferencia de la sonata clásica, que posee una estructura
formal totalmente diferente y será abordada en el próximo periodo histórico.
2. Largo e dolce (en 6/8, en re mayor): aunque el clave no se limita jamás al
simple papel de acompañamiento, este movimiento lento parece claramente
destinado a la flauta. Es un episodio cálido y apasionado, lleno de pasajes
técnicos delicados para el flautista que debe cubrir espectaculares espacios
melódicos. Es un movimiento en el que el clave solo acompaña con acordes
espaciados, a diferencia del primer movimiento en el que los dos instrumentos
dialogan permanentemente, en contrapuntos casi continuos.
3. Presto: esta última página está construida en dos partes: se inicia como un
Presto, corta fuga a tres voces, de carácter agitado, con pasajes virtuosos en
las 2 voces del clave y la flauta, que culmina en una cadencia sobre la
dominante y se encadena con un movimiento final sobre el ritmo arrebatador
de una giga (danza que generalmente se usa en la suite barroca) en 12/16, en
estricto diálogo canónico (van entrando una voz imitando a la otra) alrededor
de un tema eternamente sincopado; el virtuosismo es deslumbrante. Tiene un
carácter saltarín y alegre típico de las gigas con las que siempre terminaban
las suites, que eran obras bailables.
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