TEMA Nº 3 BIM I 3º AÑO Y dice así… POSIBILIDADES EXPRESIVAS DE LA VOZ Todo sonido, posee ciertas cualidades fundamentales entre las cuales más importantes son intensidad, duración, altura y timbre; y dado que la voz es un sonido, podemos señalarle estos mismos parámetros. A su vez cada uno de ellos depende de regiones o funciones anatómicas específicas. Así, el sistema respiratorio le proporciona la intensidad, la fuerza, la potencia y el sostén o duración, a través del manejo de la columna de aire utilizado. Del órgano vocal vibrante (laringe con la glotis, cuerdas vocales y ventrículos) dependerá la altura; y el timbre, estará sujeto a las características del sistema de resonancia. Conocer mejor su funcionamiento y reconocer en qué forma influye cada uno de estos elementos en el mecanismo vocal, nos permitirá su mejor y correcto aprovechamiento. Creemos que nadie que trabaje con su voz, y menos aún quienes la exigen permanentemente, como locutores, actores o cantantes, pueden obviar estos puntos y arriesgarse a caer en fatiga vocal o patologías más graves. Recordemos que la laringe está compuesta por un esqueleto cartilaginoso. Sobre este esqueleto se insertan diferentes músculos que cumplen distintas funciones: los externos, que fijan la laringe y tienden parcialmente las cuerdas; hay otros que separan las cuerdas vocales y abren la glotis para dejar pasar el aire en el momento de la inspiración, son los dilatadores de la glotis; los constrictores, que por el contrario acercan las cuerdas vocales y cierran la glotis en la fonación; y finalmente los tensores, que son los encargados de estirar las cuerdas vocales según el tipo de sonido que se necesite emitir. De más está aclarar que estos dos últimos son fundamentales para la emisión de la voz. Toda la zona se encuentra a su vez lubricada por una mucosa que la protege de daños y fricciones. Durante la emisión del habla o el canto, el esfínter que protege el orificio laringotraqueal permite el paso del aire espiratorio, mientras un instante antes de que éste llegue a la laringe, las cuerdas vocales se estiran y se juntan en forma de vértice hacia adentro y adelante, en lo que se llama posición fonatoria. Se ha dicho ya que la laringe es el órgano productor del sonido. Sin embargo, éste sería inaudible sino contara con el refuerzo de las cavidades de resonancia. El fenómeno de la resonancia se produce cuando una vibración pone en movimiento los cuerpos elásticos que se encuentran al paso de la onda sonora, por entrar éstos en la misma frecuencia. Esto hace que se refuerce el sonido inicial y se considere entonces al cuerpo como un resonador. Hasta que efectivamente se emite la voz, la onda sonora "choca" contra las paredes de las distintas cavidades que encuentra en su recorrido hacia el exterior. Éstas son entonces las encargadas de amplificarla y aportarle su color, actuando como resonadores. A su vez, según su composición y características, realizarán un aporte diferente. En la voz hablada normalmente a un volumen medio, la resonancia es bucofaríngea. En el canto a gran volumen se suele agregar la resonancia suprapalatina indirecta; ésta depende de la vibración que la columna aérea sonora transmite al paladar blando y duro. Se produce la vibración del aire contenido en los senos paranasales, reforzando el sonido laríngeo. El cantante percibe la sensación de que vibran la nariz y las mejillas, aunque es necesario diferenciar esta sensación subjetiva de la resonancia nasal propiamente dicha, que puede constituir un vicio fonatorio en lo que a resonancia se refiere. Lo más importante en este proceso es que esas resonancias estimulan las sensaciones propioceptivas del cantante, permitiendo regular por vía refleja la emisión de la laringe y el acomodamiento de las cavidades de resonancia. Es necesario comprender que la mayor parte de los sonidos que percibimos, y en particular los pertenecientes a la voz humana, no son sonidos simples sino compuestos. Una cuerda que vibra da origen no sólo al sonido fundamental sino también a toda una serie de armónicos (sonidos compuestos) o sonidos cuyas frecuencias son múltiplos enteros de la frecuencia del tono fundamental. Existen distintos tipos respiratorios, que varían en relación al sexo, la edad, la condición anatómica, etc. La más común, aunque no por ello correcta, es la respiración superior. En este caso, el aire se aloja, precisamente, en los lóbulos superiores de los pulmones y es fácil de advertir visualmente, ya que éste al ingresar hace que se ensanche el pecho y se eleven los hombros. Sin embargo la respiración costodiafragmática es la que permite un mayor rendimiento y sanidad de la voz. No es casual que sea el tipo utilizado por los profesionales de la voz, como locutores, actores y cantantes. Como ejercicio para su internalización, se recomiendan trabajar tres tiempos respiratorios: inspiración, pausa y espiración, a realizarse de la siguiente manera: 1) Inspiración: Tomar aire por nariz (no debe hacerse por la boca). Llevar el aire hacia el diafragma, controlando que se hinchen la panza y la cintura. También debe cuidarse que ni los hombros ni el pecho se levanten. En un principio se puede verificar su correcta ejecución colocando ambas manos en la cintura, con los brazos en jarra o realizar el ejercicio frente al espejo (lo que permitiría ver cómo lo estamos haciendo). Si notamos que resulta difícil de incorporar, se puede comenzar realizándolo acostado (en ese estado la relajación es mayor y a su vez surge de un modo más natural este tipo respiratorio), se lo puede controlar manteniendo una mano sobre el abdomen y otra sobre el pecho de modo de percibir dónde realizamos el movimiento. Lo que ocurre internamente es lo siguiente: Al empujar el diafragma hacia abajo, se produce vacío; y así el aire encuentra el espacio para almacenarlo durante el breve lapso que lo retengamos. Si almacenáramos el aire en la parte superior de los pulmones a la altura del pecho, no podríamos guardar mucha capacidad ya que no hay suficiente espacio. Al llevarlo hacia el diafragma, el aire ocupa su lugar y los costados de las costillas, así como la parte trasera e inferior de éstas. 2) Pausa: Retener durante unos segundos el aire sin que esto genere tensión alguna en los músculos del cuello, los únicos músculos que deben intervenir en este ejercicio son, precisamente el diafragma y los intercostales. Esta pausa nos dará tiempo de de acomodarnos mental y anatómicamente para el control del aire. 3) Espiración: Realizarla suavemente a través de una pequeña presión abdominal. De este modo el diafragma va regresando a su posición natural, y al hacerlo impulsa el aire hacia arriba, a través de un efecto de tipo resorte, con lo que forma una columna de aire que sube hacia las cuerdas vocales. Si se corta la presión, se interrumpe la columna de aire y es se realiza mucha presión, el aire se consume rápidamente. Cuando éste llega a la garganta, hace vibrar las cuerdas vocales, con lo que se produce el sonido.