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Pestano, José, 1998: Transformaciones en la comunicación y educación permanente de las personas adultas.
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Revista Latina de Comunicación Social
La Laguna (Tenerife) - abril de 1998 - número 4
D.L.: TF - 135 - 98 / ISSN: 1138 - 5820
Transformaciones en la comunicación y educación permanente de las
personas adultas
(2.159 palabras)
Dr. José Pestano ©
(La Laguna)
Los procesos de comunicación con una intencionalidad claramente educativa están abandonando la exclusividad que
proporcionan las aulas. Escuela, instituto y universidad deberán adaptarse en la próxima década ante la caída de los
muros que rodean el conocimiento académico; esta evolución, que no afectará inicialmente a la estructura del sistema,
se puede hacer sin pretender sustituir a los docentes, sino más bien replanteando su trabajo que, en muchas
ocasiones, se deberá plasmar sobre nuevos soportes, más eficientes y permanentes a más largo plazo que la efímera
actuación ante un grupo de alumnos.
La educación de las personas adultas ha estado durante demasiado tiempo ceñida al ámbito de aquellos ciudadanos
que no obtuvieron en su momento el reconocimiento académico tras unos años entregados a una formación que, de
una u otra forma, resultó frustrante. A medida que los requisitos sociales aumentan, para todos los adultos,
independientemente de su formación inicial, la educación permanente se presenta como el vehículo de adaptación que
numerosas personas tendrán que emplear para desarrollarse y, en algunos casos, sobrevivir.
La sociedad actual exige una nueva configuración dentro de la categoría de persona adulta; si bien desde un punto de
vista legal, la mayoría de edad para actuaciones políticas se obtiene a los dieciocho años, y la penal incluso antes,
pocas son las personas que pueden discutir la mayor necesidad de preparación de las generaciones más jóvenes. La
aplicación de nuevas leyes que ordenan el sistema educativo, tanto en España como en otros países, tienden a
prolongar las etapas de formación básica, extendiendo la duración de las escolarizaciones obligatorias y elevando
indirectamente el tiempo de permanencia en la universidad; esta última cuestión se explica a pesar de una menor
duración real de las carreras universitarias debido a la compresión temporal que obliga a incluir las mismas o más
materias que en la época anterior en menos años, lo que se traduce en mayor dificultad para obtener la titulación
superior, y en el incremento de la formación de tercer ciclo, indicada para investigación y docencia, pero que en la
práctica se traduce en una oferta académica alternativa y de gran valor académico junto con otros títulos,
indispensables en algunos casos para obtener un puesto de trabajo (Repetto y otros, 1991).
Pero las advertencias en este terreno siempre serán pocas; las estimaciones resultan claras: una persona joven
necesitará cambiar de ocupación varias veces en su vida laboral; incluso en un mismo puesto de trabajo, el éxito ante
las innovaciones a las que tendrá que hacer frente serán determinantes para conservar o cambiar de manera
ventajosa determinada ocupación (Castillo, 1988). Las estrategias educativas nos indican que la formación en términos
de desarrollar capacidades de búsqueda y selección de la información pertinente, análisis de multiplicidad de fuentes,
síntesis comprensiva, aprendizaje autónomo empleando recursos abiertos y a distancia tienen trazados un camino,
que sin resultar exhaustivo ni mucho menos, sí tiene una perspectiva clara de convertirse en referencia para las
acciones formativas dirigidas a las personas adultas.
Y como formación de las personas adultas, ahora sí podemos decir que será la educación orientada a todas aquellos
ciudadanos que, alcanzado el denominador común que define la adultez, en términos simultáneamente anatómicos,
psicológicos, morales y económicos, participan de la vida de la sociedad y necesitan obtener nuevos conocimientos o,
simplemente, mejorar sus propias capacidades para su desarrollo personal (LOGSE, Título Tercero).
Dentro de la situación actual de la industria, y la previsible a medio plazo, el adulto puede optar por diferentes vías de
formación, aunque no puede plantearse esto más que en términos ideales y genéricos. Cada segmento de público
adulto no puede optar a todas las formas de educación planteadas ni tampoco puede elegir siempre la misma; la
imaginación de los productores tendrá que intentar cubrir las diferentes opciones con la posibilidad de que en algún
momento existan suficientes sujetos que acudan a esa vía.
El empleo de métodos tradicionales no será ahora objeto de esta discusión, pero debemos apuntar que en ningún caso
la formación permanente de adultos en términos tradicionales está abandonada ni por las instituciones ni por las
empresas editoriales; se dedican presupuestos públicos importantes al mantenimiento de servicios específicos, que
últimamente incorporan esta visión global y amplia de la educación; en el sector privado, múltiples editoriales y
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empresas de otro tipo ofrecen publicaciones y cursos de iniciación y perfeccionamiento para personas adultas. El
énfasis primario de estas iniciativas sigue estando, de momento, en la utilización de medios convencionales de
comunicación educativa. Así, la figura del profesor y la presencialidad de la actividad docente constituyen uno de los
ejes de referencia de esta forma de educación, que se complementa ocasionalmente con recursos didácticos textuales,
que permiten un nivel de interacción muy bajo; de otra parte, habitual en las fórmulas de educación a distancia, aunque
la presencia del docente puede estar latente o evidenciarse, se acude al empleo de medios que llevan casi todo el
peso del conjunto de la transmisión bien sea de instrucción, conocimientos, habilidades o actitudes. Este tipo de
enseñanza a distancia, abierta o no, se encuentra condicionada por la mayor o menor dificultad de acceso a equipos
adecuados por parte del alumno-cliente. De esta forma seguimos encontrando nuevas ediciones de cursos de todo tipo
sobre soporte papel, casete, videocasete, televisión y CD audio. La interacción esta limitada por los medios empleados
y queda restringida a un segundo nivel, puesto que al menos es posible detener, retroceder o avanzar determinados
fragmentos del discurso textual.
A pesar de las dificultades inherentes a estos modos de enseñar, algunas de sus características nos interesan para
edificar sobre ellas. En general, hablamos de medios a los que se acude con una importante dosis de voluntarismo e
ilusión; ésta es una premisa previa en toda comunicación entre adultos. Además, estos medios planteados para
educación abierta o a distancia prestan atención a la percepción por más de un sentido, conduciendo a la elaboración
de mensajes visuales, sonoros y audiovisuales diseñados según convenga para una descodificación separada o
simultánea; las estrategias de aprendizaje se diseñan sobre la utilización, a veces excesiva, de la memoria visual y
auditiva, sobre un esquema de fondo del tipo estímulo respuesta, donde el estímulo se sustituye muchas veces por
una pregunta. Las áreas cerebrales implicadas en estos procesos cognitivos son distintas y el esfuerzo mental
necesario parece que aumenta, con lo que crece el rendimiento del alumno. Otra de sus ventajas radica en la
aceptación, por parte de docente y discente, de la posibilidad de aprender desde una perspectiva diferente a la
convencional, estableciendo y aplicando con convicción mecanismos más próximos a los que se emplean en la vida
real; la inmersión en los contenidos se hace así más intensa, al tiempo que se acude a estrategias, simulaciones y
modelizaciones muy próximas a los intereses del receptor.
Ante esta situación multiperceptiva sólo cabe añadir un nivel máximo de interactividad: el sujeto debe ser capaz de
modificar el flujo del programa, avanzando, parando, retrocediendo, saltando a otro vínculo, encontrando un nuevo
concepto, buscando otro contenido. Es preciso disponer de instrumentos en los que sea posible alcanzar estas
posibilidades para alcanzar un recurso realmente comunicativo.
Una de las capacitaciones de la que no podrá sustraerse el sujeto activo del próximo siglo es la orientada al
metamedio universal conocido actualmente como ordenador personal; en la configuración presente o bajo otro
recubrimiento distinto las posibilidades que ofrecen las máquinas actuales en términos de tiempo invertido, rendimiento
obtenido, al menos en términos de posibilidad, son enormes. Aún así, para combinar efectividad y disponibilidad de
acceso a máquinas distintas, algunas de muy bajo coste y casi universales como la radio, ningún medio será exclusivo
y los materiales de paso deberán seguir atendiendo a una presentación multisoporte.
En el momento presente, el ordenador personal es el instrumento más extendido para el acceso a redes telemáticas,
aunque resulten también conocidas otras posibilidades residentes en periféricos de receptores de televisión,
minoritarias aún, y sobre las cuales el ordenador dispone de la ventajosa posibilidad de ejecutar programas diferentes
o complementarios a la simple comunicación telemática. El empleo de las redes a través del ordenador personal, la
visión de usuario final y el papel del docente deberán reconfigurarse para conseguir su adaptación a la educación
permanente de las personas adultas sean o no universitarios, independientemente de que lo dicho pueda servir
también para los más jóvenes, que aún no han alcanzado esa situación.
Parece acertado plantear la necesidad de que el profesorado, dedicado habitualmente a la docencia presencial, sea
capaz de llegar a planificar y poner en marcha procesos de producción, tanto públicos como privados, orientados a
potenciar entre el alumnado, presencial o no, la utilización de los canales, técnicas e instrumentos telemáticos. La
parte de corresponsabilidad que tiene el docente en la enseñanza de conocimientos, habilidades y técnicas no puede
ceñirse ya a la mera transmisión de una serie limitada de elementos informativos, de los que podemos suponer con
toda seguridad, que alumnos capaces pueden encontrar más información que aquella que posee el profesor en el
momento de partida, no indagando en enciclopedias o bibliotecas, sino entre la comunidad virtual. Fomentar el empleo
reflexivo de las redes, enseñar a buscar la información pertinente, proporcionar criterios selectivos, prevenir ante los
pecados potenciales (García, 1998) o poner en disposición de aprender por sí mismo al alumnado, son tareas
imprescindibles del docente hacia su alumnado; materializar, además, su docencia en términos multimedia supone un
reto mayor, en el que no tiene porque adentrarse necesariamente en términos originales y creativos, pero en los que sí
puede ser preciso conocer y estar dispuesto a adaptar lo existente.
El destinatario de la comunicación con intencionalidad educativa tendrá bajo esta perspectiva más posibilidades de
interacción humana: docente - alumnado, pero también alumnado - alumnado, alumnado - entorno o alumnado docente. La comunicación adquiere de esta forma aspectos multidireccionales. Como ejemplo, un apunte mínimo: la
posibilidad de acceder a sesiones virtuales de comunicación, sobre temas profesionales, curriculares o simplemente
dentro del aprendizaje por placer de una lengua, en otro idioma con nativos mediante videoconferencia y con un coste
ridículo. Ante el terminal, con la posibilidad actual de que no sea éste necesariamente mayor que una agenda, el
alumnado puede ahora acceder a información en el mismo tiempo que se produce, bases de datos documentales,
mantener otras comunicaciones tanto de tipo personal como con entes empresariales o institucionales, y también
establecer vínculos comunicativos específicos con relación a un aprendizaje en determinada materia, bien dirigido
desde y a un centro concreto, o también orientándose hacia un entorno distinto pero rico en cuanto a la información
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precisa para avanzar hacia su meta.
Ésta es la situación si consideramos sólo la imprescindible interacción entre humanos, pero las posibilidades se
multiplican al emplear multimedios diseñados bajo un perfil de altas posibilidades de interacción humano-programa
ejecutado por la máquina; en este caso, se trata de que el ordenador o el periférico correspondiente tenga nuevas
capacidades en términos de variación no lineal ni arbórea del programa principal o la posibilidad de aceptar datos
reconocibles por comparación con los residentes en el sistema, junto con datos absolutamente novedosos, para
contrastarlos con experiencias anteriores y proporcionar una respuesta adecuada. Aunque muchos programas de
aprendizaje curricular o abierto no incluyen ninguno de estos elementos, sí es posible prever que innovaciones como la
lógica difusa o el sistema experto lleguen rápidamente a incorporarse en los diseños de estos materiales.
El futuro comunicativo del aula sin muros, mentales fundamentalmente, pasa por la reconfiguración de docentes y
discentes, de manera que seamos capaces de emplear, valorar y producir materiales y técnicas para una educación
más abierta, siempre que nuestro alumnado pertenezca por definición a un conjunto claro de personas adultas
interesadas en estas alternativas educativas, puesto que las dificultades propias de la actual educación presencial
hace que se puedan orientar prioritariamente estas acciones hacia los estudios de postgrado y la educación
permanente.
BIBLIOGRAFÍA
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- Repetto, E. et al. (1991): "Hacia un modelo de centro de orientación educativa y profesional de la UNED" en 'La
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- Shirai, Y.; Tsujil, J. (1987): Inteligencia artificial. Conceptos, técnicas y aplicaciones. Barcelona: Ariel.
http://www.ull.es/publicaciones/latina/latina_art46.pdf
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