Cersósimo, Luis Alfredo c. Sociedad Argentina de Autores y

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ACTUALIZACION DE JURISPRUDENCIA DERECHO DEL TRABAJO
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION
DIFERENCIAS SALARIALES. Convencio Colectivo.
Caducidad. IRRENUNCIABILIDAD DE DERECHOS.
Codigo Civil. ACUERDOS CONCILIATORIOS.
adminisitrativa. Vicio de intimidacion (disidencias).
Clausulas normativas y obligacionales.
Silencio del trabajador. Art. 1.198 del
Falta de homologacion en sede
Sent. del 12 de junio de 2007.
Dictamen del Procurador General de la Nación:
Los jueces de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (v. fs.
708/716 y 717 del expediente principal que se citará en lo sucesivo), confirmaron
parcialmente la sentencia de primera instancia (v. fs. 628/630) en cuanto, en lo
sustantivo, hizo lugar a la demanda, y la modificaron en lo atinente al monto de
condena, elevándolo.
Para así decidir -en síntesis y en lo que interesa-, la Cámara descartó considerar la
condena impuesta al actor por defraudación en perjuicio de su empleadora. Señaló
además, que no se articuló agravio alguno en punto a la suspensión del fallo sobre la
reconvención hasta tanto se resolviera la causa criminal, y que la quejosa no acompañó
copia certificada de la supuesta sentencia condenatoria, por lo que entendió estéril toda
alegación sobre el particular.
También señaló, en otro orden, que la desvinculación mediante acta-acuerdo celebrado
en presencia de un representante del Ministerio de Trabajo, tiene
valor como acto extintivo de la relación laboral, pero no como acuerdo liberatorio de la
empleadora. Afirmó que la omisión en acompañar los recibos reclamados por el
SECLO es determinante de la imposibilidad de dictaminar acerca de la existencia de
una justa composición de los derechos e intereses de las partes, lo que explica la
decisión de ese organismo de registrar el acuerdo sin homologar. Puntualizó que esa
circunstancia impide acordarle efecto de cosa juzgada frente al reclamo posterior del
dependiente, a la luz de lo establecido por el artículo 15 de la Ley de Contrato de
Trabajo (LCT). Descalificó también el planteo de que el actor guardó silencio respecto
al pago insuficiente de su remuneración, pues ello no afecta la exigibilidad de la
obligación parcialmente satisfecha, con arreglo a los artículos 12, 58 y 260 de la LCT.
Desechó, asimismo, la defensa centrada en que el artículo 24 apartado V del
Convenio Colectivo n° 83/75, dada su naturaleza obligacional, había caducado, con
apoyo en la índole normativa del precepto, en la medida que establece pautas
netamente salariales. Añadió que la circunstancia que no se hubiese acordado con el
actual sindicato, Unión de Trabajadores Sociedades de Autores (U.T.S.A.), cuáles
eventos cabe conceptuar de extraordinarios, no justificaba la conducta de la
demandada de percibir en forma directa aquéllos que superaran una recaudación de
$1.200, modificando unilateralmente las pautas salariales del convenio. Estimó que no
enervaba la reflexión anterior la defensa fundada en la falta de contraprestación del
trabajador, en vista a lo dispuesto por el artículo 23, párrafo 1°, del Convenio
Colectivo con relación a las remuneraciones y/o comisiones legales percibidas en
forma indirecta, que no son otras que aquéllas que corresponden a pagos que fueron
percibidos por la administración de la entidad, sin intervención del agente. Admitió, por
último, el agravio de la actora tendiente a que se tomaran en cuenta los informes de
los teatros a los efectos del cálculo del rubro comisiones por eventos
extraordinarios, y se desechara el del perito contador porque no surgía de la
documentación de la demandada sino de información dictada por su personal; al
tiempo que ponderó que dicha parte no había acompañado prueba que respaldase su
postura y por lo tanto se basó, para la admisión de este punto del reclamo, en la
facultad otorgada por el artículo 56 de la LCT.
- II Contra tal pronunciamiento, la demandada dedujo el recurso extraordinario federal
(v. fs. 720/754), el que tras su contestación (v. fs. 758/777), fue denegado (v. fs.
778) y motivó la presentación directa ahora en estudio (v. fs. 185/225 del cuaderno
respectivo).
- III En primer término, la crítica de la recurrente se dirige a impugnar el rechazo de su
planteo relativo a la existencia de dos procesos penales iniciados contra el actor, mas
no se hace cargo de la afirmación del a quo en cuanto a que aquéllos trataban
cuestiones independientes a las dirimidas en sede laboral, limitándose a exponer su
mera disconformidad. Es decir que, según esta tesitura, la comisión de hechos
reputados delictivos se vinculaba a cuestiones ajenas a las que se ventilaron en la
instancia del trabajo, en cuanto a que en este fuero se reclamaron, concretamente,
diferencias salariales sustentadas en la forma de interpretar el convenio colectivo
aplicable a la actividad, y los eventuales delitos no podrían tener influencia en el
derecho del trabajador a reclamar por esa supuesta deuda salarial.
Cabe precisar, en ese sentido, que V.E. tiene reiteradamente resuelto que el remedio
excepcional, no tiene por objeto revisar las decisiones de los tribunales de juicio, en
orden a la interpretación y aplicación que hacen de las circunstancias de hecho de la
causa o de las normas de derecho común y procesal (conf. Fallos: 289:148, 294:279,
308:2423, 312:809 y muchos otros), las que constituyen materia propia de los
jueces de la instancia (Fallos: 308:1078, 2630; 311:341;
312:184; entre muchos); máxime, cuando la sentencia se funda en argumentos no
federales que, más allá de su grado de acierto, resultan suficientes para sustentarla e
impiden su descalificación como acto judicial(v. Fallos: 302:175; 308:986, etc.) .
- IV En cuanto a la crítica referida a que las comisiones indirectas vulneran el derecho de
propiedad de S.A.D.A.I.C., se advierte que las objeciones planteadas por la recurrente,
además de remitir al estudio de temas en estricto ajenos a la instancia federal, sólo
trasuntan su discrepancia con el parecer de la Alzada contrario a la supuesta
caducidad de las normas controvertidas -arts. 23 y 24, CCT n° 83/75-, sin hacerse
cargo, por otra parte, en el plano excepcionalísimo de la doctrina sobre sentencias
arbitrarias desde donde formula su reproche (v. Fallos: 326:3939, etc.), que ella es
incompatible con argumentos no federales que, allende su grado de acierto, bastan,
como en el supuesto, para sustentar lo decidido (v. Fallos: 323:4028; 324:436;
325:918, etc.).
-VRespecto a la cláusula que dispone que la calificación de los“eventos extraordinarios”
debe realizarse entre las partes que subscribieron el convenio colectivo (S.A.D.A.I.C. y
S.U.T.E.P.), a fin de tener derecho los cobradores a percibir el 8%
por las comisiones que se devengan por la percepción de recaudación en tales
eventos (apartado V del artículo 24 del CCT 83/75), se advierte que es un tema
propio de los jueces de la causa y ajeno a la instancia extraordinaria, y en la medida
que se trata -la provista por la Sala- de una interpretación posible sobre una norma
de derecho común, que en todo caso
podría reputársela opinable, la crítica no parece suficiente para atribuirle arbitrariedad,
como pretende la recurrente.
En efecto, el punto principal en debate, por parte de la quejosa, se centra en adjudicar
carácter obligacional al apartado V
del artículo 24 del CCT n° 83/75.
En ese sentido, sostiene que el fallo cuestionado se apartó del precedente “Casuso”
de la Corte (Fallos: 312:2239). A poco que se examine el pronunciamiento en crisis,
se advierte que, a contrario de lo que sostiene la quejosa, el a quo tuvo en cuenta
dicho precedente, concluyendo en que la mencionada cláusula se evidenciaba como una
norma destinada a determinar los rubros que integran el salario, fijando un
porcentaje de comisión distinto según se trate de eventos extraordinarios o no, por lo
que -entendió- que cabía calificarla de “normativa” (v. fs. 711).
Por otra parte, es del caso precisar que en dicho antecedente (“Casuso”) se planteó el
debate sobre la base de cláusulas de otro convenio colectivo (el n°
84/75), el que, si bien comprende a los trabajadores de S.A.D.A.I.C., se limita a los
que prestan servicios en la Sede Central, Sucursales y Delegaciones en el territorio de
la República Argentina y en el exterior. En cambio, en el presente caso se trata del
convenio n° 83/75, referido a la actividad de agentes cobradores, controles de
boleterías y taquilla y adicionistas, y no puede pasarse por alto que en el responde, la
demandada -como se dijo- reconoció que el convenio n°
83/75 rige las relaciones entre los agentes cobradores y la sociedad demandada (v. fs.
90, punto 3), aunque controvierta la efectiva vigencia de algunas de sus cláusulas.
En ese orden, reitero, el fundamento principal de la quejosa en punto a que la
mentada norma está caduca por su carácter “obligacional”, se refiere específicamente
al apartado que indica que “La calificación de tales eventos, se realizará de común
acuerdo entre SADAIC-SUTEP”, lo cual entiende de observancia imposible porque el
sindicato -S.U.T.E.P.- perdió su representación y no podría efectuarse esa
determinación mediante acuerdo, de lo que infirió que S.A.D.A.I.C. se “... encontraba
habilitada para establecer unilateralmente cuales eran los eventos extraordinarios...”
(cfse. fs. 748, párrafo
2°).
Tal aseveración, estrictamente, no se debate, desde que el reclamo y la decisión del a
quo referidos a la falta de pago de la comisión por eventos extraordinarios descansan,
precisamente, sobre la condición de que se encuentren determinados cuáles son tales
eventos, conceptuados por la demandada como todas aquellas actuaciones cuya
recaudación en concepto de derecho autoral superan los $1.200 (v. fs. 91, in fine),
habiendo tenido en cuenta la sentencia tal concepto como presupuesto. El reproche
del juzgador, en suma, no apuntó a esa caracterización individual del rubro, sino a
que esa circunstancia no justificaba el apartamiento de los restantes lineamientos
de la norma, que fueron de hecho modificados unilateralmente por el empleador (v.
fs. 711, in fine), lo cual se tradujo en la falta de liquidación de dichas comisiones. Esa
cláusula -reitero-, es entendida en la sentencia como “normativa” porque establece
condiciones de trabajo al reconocer el derecho del cobrador a percibir una
comisión indirecta del 8% de esa recaudación y su incumplimiento es materia de
condena. Razón por la cual, no parece que en el caso no se hubiese dado
fundamentos, como sostiene la recurrente; antes bien, cabe señalar que la
aplicación de normas de un convenio colectivo y la interpretación que cabe
acordarle a sus términos son cuestiones de hecho, prueba y derecho común,
propias de los jueces de la causa y ajenas a la instancia extraordinaria (Fallos:
291:187; 293:546; 297:322; 302:175; 306:422;
307:1970, entre muchos otros); parecer, incluso que V.E. ratificó aun en la hipótesis de
un reconocimiento opinable de los derechos del actor, en tanto que lo decidido no
excedió las facultades propias de los jueces del caso (Fallos: 304:1221;
307:1502).
- VI Asimismo, la queja vertida por la demandada sobre la supuesta arbitrariedad de la
sentencia en cuanto se entendió que el silencio del trabajador no afecta la exigibilidad
de la obligación parcialmente satisfecha, y que el acuerdo sin homologar no puede
tener efecto de cosa juzgada, no se compadece con un correcto análisis de los
fundamentos del fallo que se intenta cuestionar.
En efecto, plantea que lo decidido se aparta de lo regulado por el artículo 1198 del
Código Civil y del principio de buena fe regulado por el artículo 63 de la
LCT con cierto dogmatismo, sin hacerse cargo de que el a quo sostuvo, con fundamento
en los artículos 12, 58 y 260 de la LCT, que admitir la postura de la empresa en
torno a darle virtualidad jurídica al silencio del trabajador, implicaría convalidar un
modo de caducidad de derechos, no contemplado por la ley y expresamente vedado por
el artículo 259 de la LCT. Dicho criterio fue sustentado en un todo de acuerdo con la
doctrina de V.E. expuesta en Fallos: 310:558, sin que se demuestre la arbitrariedad
que se le atribuye, toda vez que la decisión tuvo por fundamento normas de derecho
común y el apelante sólo expresa su disconformidad con el resultado adverso que de su
aplicación se hizo en el caso.
En igual sentido, la impugnación a lo resuelto respecto al acuerdo celebrado en sede
administrativa, no tiene un examen acabado sobre las razones que sustentaron la
decisión, pues no se hace cargo que a ese acto se le dio validez solamente como modo
de extinción del contrato de trabajo (v. fs. 224), pero sin otorgarle otro alcance
porque faltó el acto administrativo de homologación. En tal sentido, no se realiza
una crítica concreta y razonada de los fundamentos que confirmaron lo decidido en
ese aspecto por el juez de primera instancia. Cabe recordar que el magistrado había
destacado que el hecho que el trabajador hubiese renunciado al empleo manifestando
no tener nada que reclamar a su empleadora, no enervaba la circunstancia de que los
créditos laborales son irrenunciables, según los artículos 12 y 260 de la LCT, y que en
el caso no había existido pacto liberatorio alguno entre los litigantes (transacción,
conciliación, etc.) que justificara aplicar la doctrina del plenario “Lafalce”. En este
punto, el fallo de Cámara ponderó la falta de homologación del acta, no como un mero
ritualismo, sino a fin de que la autoridad de aplicación examinara el contenido y alcance
del acuerdo con el objeto de cumplir el mandato legal que asigna la función ineludible
de comprobar si en el caso las partes han llegado a una justa composición de sus
derechos e intereses, en virtud del artículo 15 de la L.C.T., requisito que para su
constatación en sede administrativa se requirió que se acompañaran constancias del
recibo correspondiente al pago de la liquidación final (v. fs. 228/229) y, al respecto, el
a quo tuvo en cuenta que la demandada no cumplió con dicha intimación (v. fs. 709).
El examen de las circunstancias del caso, realizado por el a quo en el punto, no sólo no
resulta arbitrario, sino que es una derivación lógica y razonada del
derecho vigente, que versa sobre la interpretación de normas integrantes del
derecho común, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 75, inciso 12, de la
Constitución Nacional, asentado en hechos probados en el expediente, y con
fundamentos suficientes que impiden la tacha de arbitrariedad, conforme a la doctrina
elaborada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
- VII No tiene la misma suerte el quinto agravio, en cuanto a la determinación de la suma de
$100.000, con la que se eleva el monto de la condena. En este punto, no parece que el
a quo hubiese examinado las circunstancias del caso con la misma profundidad con
que examinó los ítems referidos al convenio; antes bien, dio una respuesta
dogmática sin tratar cuestiones relevantes y conducentes a la dilucidación del pleito.
La recurrente plantea que dicho incremento es arbitrario porque no se establece ningún
parámetro de referencia, además que ha sido dispuesto con prescindencia del dictamen
pericial contable, dándole validez a una prueba informativa que no guardaba los
recaudos exigidos por el artículo 396 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
(v. fs. 750). El a quo se apoyó en la prerrogativa del artículo 56 de la LCT, en cuanto a
la facultad que reconoce la ley a los jueces, en caso de controversia e insuficiencia
probatoria, de fijar el importe del crédito, por entender que de las constancias de la
causa surge que al respecto existirían diferencias entre lo dictaminado por el perito y lo
informado por oficio en un 25% respecto de uno de los eventos denunciados. La
recurrente detalla, sin embargo, que el incremento reconocido en el fallo supera
ampliamente este porcentaje (según su cálculo -v. fs. 753- significaría un 65% de la
recaudación), sin que puede saberse con exactitud a qué pautas ello responde. En ese
sentido, cabe recordar que V.E. tiene dicho
que, si bien normas como las de los artículos 55 y 56 de la LCT y 56 de la Ley
Orgánica, crean una presunción a favor de las afirmaciones del trabajador y facultan,
en verdad, a los magistrados a fijar el importe del crédito de que se trata, esto debe
hacerse por decisión fundada y siempre que su existencia esté legalmente
comprobada (doctrina de Fallos:
308:1078; 312:184; 316:2918, 2027; 319:1089, entre otros), lo que no se advierte en
el sub lite.
Con arreglo a las razones expuestas, considero que el fallo en recurso debe ser
dejado sin efecto en este aspecto, a fin de que otros jueces se dediquen a
estudiar en plenitud las circunstancias de hecho, prueba y las cuestiones de derecho
en el punto examinado, sin que obviamente, el señalamiento de los defectos de
fundamentación que antecede, importe abrir juicio alguno sobre cómo deberá
dirimirse el conflicto, desde que ello implicaría inmiscuirse en una potestad exclusiva de
las instancias competentes en tales materias, ajenas a la jurisdicción federal del
artículo14 de la ley 48.
- VIII Por todo lo expresado, opino que V.E. debe hacer lugar parcialmente a la queja y al
recurso extraordinario, dejar sin efecto la sentencia apelada con respecto al punto
examinado en el capítulo VII del presente, mandar se dicte una nueva ajustada a
derecho y confirmarse en todo lo demás.
(Fdo. Felipe Daniel Obarrio, 5/6/2006)
Fallo de la CSJN:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a esta queja, es inadmisible
(art. 280 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación).
Por ello, se desestima la queja.
Disidencia del Dr. Lorenzetti:
1°) Que la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confirmó la
sentencia de primera instancia que hizo lugar al reclamo por diferencias salariales y la
modificó al elevar el monto de condena. Contra dicho pronunciamiento la demandada
interpuso el recurso extraordinario cuya denegación motivó la queja en examen.
2°) Que para así decidir, en lo que al caso concierne, el a quo afirmó que la
condena impuesta al trabajador por defraudación en perjuicio del empleador no
guardaba relación con el reclamo de autos. Añadió que estaba firme la suspensión
del pronunciamiento sobre la reconvención hasta tanto se resolviera la causa penal y
que la demandada no había acompañado copia de la supuesta sentencia condenatoria.
Agregó que el acuerdo celebrado por las partes ante la autoridad administrativa era
válido para extinguir el vínculo pero no para liberar de responsabilidad al principal,
toda vez que no fue homologado. Aseveró que la falta de reclamos por parte del
dependiente era irrelevante en virtud de lo dispuesto por los arts. 12, 58 y 260 de la
Ley de Contrato de Trabajo. Sostuvo que el art. 24, ap. V del Convenio Colectivo
83/75, invocando en sustento del reclamo, no perdió vigencia pues contiene una
cláusula normativa. Afirmó que la circunstancia de que no se hubiera convenido con el
actual sindicato qué eventos cabe calificar como extraordinarios a los fines de las
diferencias salariales pretendidas no justificaba la conducta de la demandada de
percibir en forma directa aquéllos que superasen determinado monto de
recaudación, modificando unilateralmente la estructura salarial del convenio. Dijo
que en razón de lo dispuesto por la norma convencional sobre comisiones indirectas
la empleadora no podría alegar falta de contraprestación del trabajador. A fin de
calcular la cuantía de las comisiones por eventos extraordinarios hizo uso de la
facultad otorgada por el art. 56 de la Ley de Contrato de Trabajo por entender que, en
el punto, el peritaje contable no estaba fundado en constancias documentales.
3°) Que, a fin de determinar la procedencia del recurso intentado, corresponde
examinar en primer lugar el agravio de la demandada atinente a los efectos del
acuerdo celebrado en sede administrativa, pues de darse favorable trato a ese
planteo, el tratamiento de las demás propuestas resultaría insustancial.
4°) Que, a tal efecto, es necesario recordar los términos y alternativas del acuerdo
celebrado por las partes el 27 de agosto de 1999 ante el Servicio de Conciliación
Laboral Obligatoria, por el cual el actor renunció a su empleo.
En dicho convenio, cuya autenticidad ha sido reconocida por la autoridad
administrativa (fs. 216/256 de los autos principales cuya foliatura se citará en lo
sucesivo) se estableció que "el señor Cersósimo declara no tener absolutamente nada
que reclamar a la empleadora por ningún concepto ni especie derivada de la relación
laboral que extingue por propia voluntad" (fs. 224).
5°) Que el Coordinador del Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (fs. 240) dispuso
"registrar el acuerdo conciliatorio, correspondiente a espontánea" por compartir el
dictamen de la Asesoría Legal del organismo que hizo mérito de que las partes no
acompañaron copia del recibo de la liquidación final que le fue requerida (fs. 228, 239).
6°) Que la circunstancia de que un convenio no sea homologado por la autoridad
competente no es motivo para desconocer sin más sus consecuencias si el principio
de irrenunciabilidad establecido con carácter general en el art. 12 de la Ley de
Contrato de Trabajo a cuya protección se dirige el requisito de homologación
previsto en el art. 15 del mencionado régimen no se ve afectado en modo alguno
(arg. doctrina de la causa "Monti, Norberto Ricardo y otros c/ Swift Armour S.A.
Argentina", pronunciamiento del 27 de marzo de 1990 -cuyo sumario se encuentra
registrado en Fallos:
313:342- y su cita).
7°) Que, en consecuencia, a los fines de una adecuada solución de la causa era
menester indagar si el acuerdo de referencia importó o no la renuncia del trabajador a
algún beneficio establecido en las leyes laborales.
8°) Que el actor, por medio de apoderado, denunció el acuerdo en sede administrativa
con sustento en que no era acorde a los hechos ni a su voluntad. Sostuvo que el
convenio "vulnera los derechos del trabajador virtud de que lo allí cobrado (énfasis
agregado) por el trabajador no responde ni se asemeja a la realidad" (fs. 231).
Asimismo, el accionante remitió carta documento a la demandada, cuyos términos se
transcriben a fs. 8, mediante la cual dejó sin efecto el convenio con sustento en que
fue obligado a firmarlo y se consideró despedido, pese a lo cual no reclamó
reparaciones por la extinción de la relación contractual. Al demandar, sostuvo que fue
"llevado bajo coacción (amenaza de denuncia penal) al SECLO a fin de presentar la
renuncia" (fs. 8, primer párrafo).
9°) Que, en tales condiciones, el a quo debió examinar los términos de la denuncia
del acuerdo en sede administrativa que hacen clara referencia a la percepción de
créditos por parte del trabajador y evaluar los alcances de ese reconocimiento.
Asimismo, debió ponderar la naturaleza del vicio de la voluntad invocado en el inicio y
juzgar la cuestión a la luz de lo dispuesto por el art. 939 del Código Civil según el cual
"No hay intimidación por injustas amenazas, cuando el que las hace se redujese a poner
en ejercicio sus derechos propios". Máxime, cuando al contestar la reconvención el actor
admitió que fue condenado a "seis meses de prisión en suspenso por defraudación
por administración fraudulenta" (fs.
120 vta. in fine).
10) Que al omitir la antedicha indagación la cámara no dio un tratamiento adecuado a
la controversia de acuerdo a los términos en que fue planteada, el derecho aplicable y
la prueba rendida y, por tanto el pronunciamiento impugnado no constituye un acto
judicial válido (Fallos: 311:1656, 2547; 317:768, entre otros), por lo que corresponde
su descalificación con sustento en la doctrina de la arbitrariedad, lo que torna
insustancial el tratamiento de los restantes agravios. Por ello, y habiendo dictaminado
la señora Procuradora Fiscal subrogante, se declara procedente la queja y el
recurso extraordinario interpuestos y se deja sin efecto la sentencia apelada.
Con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos
al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo
pronunciamiento con arreglo al presente.
Disidencia de los Dres. Fayt y Maqueda:
Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclusiones del dictamen
de la señora Procuradora Fiscal subrogante, a los que cabe remitir para evitar
repeticiones innecesarias.
Por ello, se declara parcialmente admisible la queja y el recurso extraordinario y se
deja sin efecto la sentencia con el alcance señalado en el apartado VII del dictamen
que antecede. Costas en un 80% a cargo de la parte apelante y en un
20% a cargo de la apelada (arts. 68 in fine y 71 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de
quien corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo al presente. Agréguese la
queja al principal, reintégrese el depósito de fs. 1.
SENTENCIA nº C. 1703. XL del 12/6/2007, "Cersósimo, Luis Alfredo c. Sociedad
Argentina de Autores y Compositores". CSJN, del voto de los Dres. Lorenzettí (en
disidencia), Highton de Nolasco (segun su voto), Fayt (en disidencia parcial),
Petracchi, Maqueda (en disidencia parcial), Zaffaroni y Argibay .
Copyright © 2007
Asociación Argentina de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social
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