Casos no reactivos en las pruebas de estrés realizada a embarazadas atendidas en el hospital General Regional No. 36 IMSS Puebla, durante el periodo agosto 2006-agosto 2007. No sólo existen varias definiciones de la prueba sin estrés sino que además es problemática la reproducción de las interpretaciones. Es por esto que, aunque la prueba sin estrés es muy popular, se debe mejorar la precisión de la interpretación de la prueba. Estos problemas con las interpretaciones subjetivas indican que deben realizarse esfuerzos para lograr un análisis computarizado de ésta prueba. El intervalo de tiempo entre las pruebas depende de las condiciones maternas y fetales, y de la evolución de las mismas según el criterio médico. Las pruebas sin estrés normales falsas pueden tener relación con las muertes fetales de las cuales las causas más frecuentes se incluyen la infección intrauterina, la posición anormal del cordón, las malformaciones y el desprendimiento de placenta. En 1935, Sontag y Wallace comunicaron que el feto responde al sonido. El nivel del sonido basal es de alrededor de 60 dB y está constituido sobre todo por sonidos de baja frecuencia, es decir menores de 100 Hz. Esta investigación indica que el ambiente intrauterino es bastante tranquilo. Se utilizan sonidos externos intensos para sobresaltar al feto, lo cual provoca una aceleración de la frecuencia cardiaca fetal. Para realizar la estimulación acústica se coloca una laringe artificial sobre el abdomen materno y se ejerce un estímulo durante 1 o 2 segundos. Puede repetirse hasta tres veces durante 3 segundos como máximo. El elemento más importante a considerar al decidir cuando se comienza con la prueba preparto es el pronóstico de la supervivencia neonatal. La gravedad de la enfermedad materna es otro elemento importante a considerar. Por lo general en la mayor parte de los embarazos de alto riesgo casi todas las autoridades recomiendan comenzar las pruebas entre las 32 y las 34 semanas. Los embarazos con complicaciones severas pueden requerir pruebas ya a las 26 ó a las 28 semanas. Se estableció en forma arbitraria que estas pruebas deben repetirse con una frecuencia de 7 días, pero a veces se llevan a cabo con mayor frecuencia. La estimación prenatal de la salud fetal fue el objetivo de interés durante más de dos décadas. Al reevaluar estas pruebas emergen varios temas. En primer lugar, los métodos para pronosticar la salud del feto evolucionan en forma continua, lo cual es un fenómeno que de por sí sugiere que no existe satisfacción con respecto a la eficacia de un método determinado. En segundo lugar, el desempeño biofísico del feto humano se caracteriza por amplios rangos de variación normal, lo cual produce una dificultad en la determinación del desempeño que debería considerarse anormal. En tercer lugar, a pesar de la creación de métodos cada vez más complejos los resultados anormales no suelen ser confiables, lo cual lleva a que muchos médicos utilicen estas pruebas prenatales para determinar el bienestar del feto en lugar de su enfermedad.