Carlos Rojo Dieciséis países del mundo se han unido para poder construir la estación avanzada. De modo impresionante, al fin de su construcción, la estación espacial tendrá el tamaño de un moderno rascacielos. La lanzadera entregó miles de kilos de carga a la estación en los dos años antes de la llegada de la Expedición I, preparando la estación con las partes necesarias. Los trajes que usan los astronautas están hechos de varias capas que sirven como protección de los elementos, incluyendo el sol, el cambio de temperatura, y proyectiles. Los astronautas se tienen que acostumbrar a trabajar en condiciones radicalmente diferentes de las que encontramos en la Tierra. De hecho, utilizan la realidad virtual y practican sus movimientos en piscinas para acostumbrarse a, y simular, la sensación de vivir y trabajar en la microgravedad. La estación consistirá de más de 10 millones de piezas individuales, muchas de ellas especializadas para los experimentos científicos. La estación orbita a 28 mil kilómetros por hora. Por falta de gravedad, los músculos de los astronautas sufren de atrofia y los huesos también pierden fuerza, con el cuerpo acostumbrado al no tener que resistir la gravedad. Porque el tener la capacidad de vivir lejos de la Tierra es uno de los objetivos de la estación, hay que encontrar soluciones prácticas para poder combatir los efectos de la microgravedad sobre el cuerpo humano. Si se produce un desastre y los astronautas tienen que abandonar la nave, el bote salvavidas es el vehículo ruso de escape, aunque solamente puede acomodar a tres tripulantes por viaje.