MANIPULACION DEL LENGUAJE-FALACIAS

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http://www.nacion.com/2012-06-10/Mundo/atrapados-en-un-lenguaje-enganoso.aspx
Atrapados en un lenguaje engañoso
“'Los razonamientos, como los hombres, a menudo son hipócritas”
Fernando Araya Escritor 12:00 a.m. 10/06/2012
Si alguien desea llevar un curso
sobre razonamientos inválidos,
conocidos en Lógica Formal como
falacias, no necesita asistir a las
aulas universitarias ni estudiar en
libros de Lógica, le basta escuchar o
leer los discursos y las
declaraciones de algunos diputados
para conocer en qué consiste el arte
de hablar, preguntar y escribir sin
decir nada. Ese arte no es privativo
del ámbito legislativo, se cultiva en
sectores académicos, periodísticos,
culturales y religiosos, para
mencionar solo algunos campos.
Algunas falacias. Se define la
falacia como un razonamiento
incorrecto pero psicológica y
emocionalmente persuasivo. A
continuación menciono algunas.
1. Apelación a la fuerza: se comete
cuando la fuerza, o la amenaza de
fuerza, es esgrimida para provocar
la aceptación de una idea o
solicitud. Es el caso de algunos
dirigentes gremiales y políticos al
insinuar o afirmar que van a
interrumpir el tránsito, bloquear
calles, paralizar los servicios
educativos, de salud y portuarios,
con el fin de obligar a que se
satisfagan sus peticiones. La
legalidad y el uso de la razón
desaparecen porque un pequeño
grupo afirma que sus
reivindicaciones son justas y quien
opine distinto sobre esa supuesta
justicia es calificado de enemigo.
2. Apelación al pueblo: se incurre
en esta falacia cuando alguien
afirma que sus ideas y actuaciones
expresan la voluntad del pueblo. Se
olvida que el concepto “pueblo”
refiere realidades compuestas por
muchos individuos con intereses
distintos y voluntades diversas, de
modo que es ilegítimo hablar de
“voluntad del pueblo” como si esta
fuese una, y de intereses del pueblo
como si estos fuesen iguales para
todos sus miembros.
3. Apelación a lo divino: consiste
en sostener que determinada
decisión obedece a la voluntad de
Dios, los ángeles u otros seres
sobrenaturales, cuando en realidad
expresa intenciones estrictamente
terrenales, originadas en causas
ideológicas, económicas, políticas o
político-religiosas, como ocurrió al
condenarse las ideas cosmológicas
de Nicolás Copérnico, reprimir a
Galileo Galilei o asesinar a Miguel
Servet y a Giordano Bruno.
Ejemplos de esta falacia en el
mundo actual son abundantes.
4. Argumento dirigido contra la
persona: esta falacia ocurre
cuando, en vez de referirse a la
verdad o falsedad, conveniencia o
inconveniencia de un planteamiento
en discusión, se elige atacar a la
persona que lo propone. Así, por
ejemplo, si se discute un plan de
modernización del Instituto
Costarricense de Electricidad para
mejorar su desempeño en
condiciones de competencia, el
oponente a esa iniciativa cae en la
falacia indicada si declara que la
propuesta no debe ser aprobada
porque su proponente es comunista,
socialista o neoliberal, o porque en
el pasado cometió tal o cual error.
5. Argumento por la ignorancia:
consiste en sostener que una
proposición es verdadera porque
nadie ha demostrado que es falsa, o
que es falsa porque nadie ha
demostrado su verdad. Así, por
ejemplo, como nadie puede
demostrar que la frase “Dios existe”
es verdadera, entonces algunos
concluyen que es falsa, o como no
es posible mostrar su falsedad se
dice que es verdadera. Otro caso de
argumento por la ignorancia es
cuando alguien afirma que deben
existir fantasmas, extraterrestres,
duendes y sirenas, porque nadie ha
demostrado que no existen.
6. Llamado a la piedad: es la
falacia en la que se apela a la
piedad para conseguir algún
beneficio, como cuando una
persona culpable de asesinar a su
padre, a su madre, violar
sexualmente a una niña y robar en
casa de los vecinos, dice en su
defensa que él fue maltratado y
violado por adultos siendo menor de
edad, razón por la cual cometió los
delitos que se le imputan y solicita
clemencia. Es claro que la
circunstancia referida por tal
individuo no justifica que el sistema
judicial lo libere de sus
responsabilidades o discurra como
si no hubiese responsabilidad.
7. Apelación a la autoridad:
consiste en citar a una persona
famosa o reconocida por sus logros
a fin de ganar la simpatía y el apoyo
para un determinado objetivo. Se
encuentra en el anuncio publicitario
que recomienda comprar
determinada marca de ropa porque
es usada por tal o cual actriz de
cine. Se incurre en el mismo tipo de
falacia cuando en un diálogo se cita
a una persona como autoridad en
cuestiones que están fuera de su
especialidad, como ocurre si, al
abordar un tema económico, se
menciona a Salvador Dalí, o al
hablar de artes plásticas, se
recuerda un pensamiento de
Einstein. Dalí y Einstein son
autoridades en sus campos
específicos de trabajo, pero no en
todos, y, aun en el caso de que sea
legítimo citarlos como autoridades,
rige el principio de que lo principal
es el buen uso de la razón, no la
apelación a la autoridad.
Los lógicos acostumbran explicar
contextos en los cuales las falacias
no operan como tales, pero su
consideración no es objeto de este
comentario.
Exhibicionismo. El uso de falacias
tiende a elevarse cuando priva un
ambiente exhibicionista, donde
interesa ser observado y alabado,
evitar la crítica y no ejercer la
autocrítica. Es imperativo recordar
que un razonamiento legítimo ofrece
conocimientos sobre el tema al que
se refiere, está formalmente bien
construido y su contenido puede
demostrarse al contrastarse con los
hechos. Ninguna de estas
características preocupa al
exhibicionista en el uso del lenguaje.
Cualquiera sea el ámbito laboral y/o
profesional en el que se
desempeñe, su oficio consiste en no
probar sus aseveraciones,
despreciar el abordaje integral de
los hechos, pretender satisfacer
propósitos ajenos al conocimiento,
despreocuparse del daño emocional
que puedan originar sus palabras e
invertir todo su tiempo en
discusiones que no llevan a ninguna
parte. Este es el caso de algunas
comisiones investigadoras en la
Asamblea Legislativa saturadas de
exhibicionismo mediático y
superficialidad, degradadas en su
función debido a las maniobras de
sus miembros, donde abundan los
insultos, las adulaciones, las
interpretaciones arbitrarias y las
preguntas torpes e intrascendentes.
¿Qué hacer? Una vía para liberarse
de las falacias es educarse en los
usos correctos del lenguaje y
esforzarse por acompañar cualquier
juicio con su correspondiente prueba
en los hechos. Como no es realista
esperar que estas características
nazcan por generación espontánea,
ni que las cultiven quienes se
benefician del uso distorsionado del
lenguaje, lo recomendable es
pensar con sentido de mediano y
largo plazo. ¿Qué hacer? Introducir
la enseñanza de la Lógica, como eje
transversal de la formación humana,
en escuelas, colegios y
universidades, intensificar en las
aulas el aprendizaje de las ciencias
y las tecnologías, y fortalecer la
enseñanza de las metodologías de
investigación basadas en la
contrastación con los hechos, todo
esto con el propósito de favorecer
desde la infancia la utilización
adecuada de las palabras en un
contexto de estudio permanente y
diálogo sin falacias.
De este modo, a la vuelta de unas
pocas décadas, quizás sea posible
contar con un número suficiente de
personas, muchas de ellas
dirigentes e influyentes en la opinión
pública, cuyos lenguajes sean de
alta calidad en orden al
conocimiento que contienen y a la
rigurosidad formal de su expresión.
COMENTARIOS:
Luis Eduardo Araya Padilla 10:58 10/6/2012
Estoy de acuerdo, introducir la enseñanza de
la Lógica podría salvar este país, pero
también de los valores y del sentido común.
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