COLEGIO CRISTIANO LA ESPERANZA Educación en pre escolar, básica y media con profundización en humanidades NIT:819.006.382-7 Reconocimiento Oficial No. 128 de 02 de Marzo de 2001 con registro del DANE No. 347001007289 Carrera 2a No. 24-56, Teléfono 4233467-4315013 Telefax 4313033 www.colegiocristianolaesperanza.edu.co, [email protected], Santa Marta D.T.C. e H., Colombia Certificados en el Nivel de Acceso según el Modelo Europeo de Excelencia EFQM NOMBRE_________________________________ FECHA__________________ GRADO _________ LOS SENTIDOS Esta Unidad Didáctica es de vital importancia para entender las relaciones que se establecen entre los seres vivos y en especial, los seres humanos que es lo que nos ocupa y saber cómo influyen según el sentido que utilizamos en cada caso. Los órganos de los sentidos son necesarios para saber que ocurre a nuestro alrededor. Por ejemplo, los colores y las formas de las cosas las conocemos por el sentido de la vista. Los sonidos, por el oído. Sentimos los olores por el olfato y los sabores, por el gusto. Por el sentido del tacto notamos lo que toca nuestra piel. Toda esta información que recogen los sentidos la transmiten los nervios al encéfalo. Los sentidos nos proporcionan la información vital que nos permite relacionarnos con el mundo que nos rodea de manera segura e independiente. Esto, por medio de las sensaciones, que son el mecanismo que tiene nuestro cuerpo para procesar todos los estímulos que recibe: luz, sonidos, sabores, frío o calor, dolor, olores, incluso las caricias, cosquillas y besos. Sentido del oído El sentido del oído esta localizado en la cabeza, dentro de los huesos temporales. Para describirlo se considera que tiene tres porciones: Oído externo, Oído medio, Oído interno Hay mecanorreceptores especializados que nos permiten mantener el equilibrio y poder oír. Ambos tipos están ubicados en el oído. El oído se divide en tres partes; Oído externo Comprende el pabellón auricular o auditivo - la "oreja"- (lóbulo externo del oído) y el conducto auditivo externo, que mide tres centímetros de longitud. El conducto auditivo medio posee pelos y glándulas secretoras de cera. Su función es canalizar y dirigir las ondas sonoras hacia el oído medio. Oído medio Es un conducto estrecho, o fisura, que se extiende unos quince milímetros en un recorrido vertical y otros quince en recorrido horizontal Es hueco, lleno de aire, limitando de un lado por el tímpano y del otro por la ventana oval y la ventana redonda, que lo comunican con el oído interno. Está en comunicación directa con la nariz y la garganta a través de la trompa de Eustaquio, que permite la entrada y la salida de aire del oído medio para equilibrar las diferencias de presión entre éste y el exterior. Hay una cadena formada por cuatro huesos pequeños y móviles (huesecillos) que atraviesa el oído medio. Estos cuatro huesos reciben los nombres de martillo, yunque, lenticular y estribo. Los cuatro conectan acústicamente el tímpano con el oído interno, transmitiendo las vibraciones del tímpano amplificadas a la fenestra ovalis. Oído interno El oído interno o laberinto se encuentra en el interior del hueso temporal que contiene los órganos auditivos y del equilibrio, que están inervados por los filamentos del nervio auditivo. Está lleno de líquido y tiene tres cavidades: el vestíbulo, dividido en dos partes, utrículo y sáculo; los tres canales semicirculares, órgano del sentido del equilibrio, (están llenos de endolinfa); y el caracol o cóclea, largo tubo arrollado en espiral donde se encuentran las células receptoras de los sonidos, provistas de cilios, cada una de las cuales está adaptada para la recepción de sonidos de un tono determinado. Las fibras nerviosas que salen del caracol y de los canales semicirculares se reúnen para formar el nervio acústico, que sale del sáculo por un tubo que atraviesa el hueso temporal hasta la cavidad craneana. Cómo se oye Las ondas sonoras, en realidad cambios en la presión del aire, son transmitidas a través del canal auditivo externo hacia el tímpano, en el cual se produce una vibración. Estas vibraciones se comunican al oído medio mediante la cadena de huesillos (martillo, yunque y estribo) y, a través de la ventana oval, hasta el líquido del oído interno. El movimiento de la endolinfa que se produce al vibrar la cóclea, estimula el movimiento de un grupo de proyecciones finas, similares a cabellos, denominadas células pilosas. El conjunto de células pilosas constituye el órgano de Corti. Las células pilosas transmiten señales directamente al nervio auditivo, el cual lleva la información al cerebro. El patrón de respuesta de las células pilosas a las vibraciones de la cóclea codifica la información sobre el sonido para que pueda ser interpretada por los centros auditivos del cerebro. El rango de audición, igual que el de visión, varía de unas personas a otras. El rango máximo de audición en el hombre incluye frecuencias de sonido desde 16 hasta 28.000 ciclos por segundo. Equilibrio Los canales semicirculares y el vestíbulo están relacionados con el sentido del equilibrio. En estos canales hay pelos similares a los del órgano de Corti, y detectan los cambios de posición de la cabeza. Los tres canales semicirculares se extienden desde el vestíbulo formando ángulos más o menos rectos entre sí, lo cual permite que los órganos sensoriales registren los movimientos que la cabeza realiza en cada uno de los tres planos del espacio: arriba y abajo, hacia adelante y hacia atrás, y hacia la izquierda o hacia la derecha. Sobre las células pilosas del vestíbulo se encuentran unos cristales de carbonato de calcio, conocidos en lenguajetécnico como otolitos y en lenguaje coloquial como arenilla del oído. Cuando la cabeza está inclinada, los otolitos cambian de posición y los pelos que se encuentran debajo responden al cambio de presión. Los ojos y ciertas células sensoriales de la piel y de tejidos internos, también ayudan a mantener el equilibrio; pero cuando el laberinto del oído está dañado, o destruido, se producen problemas de equilibrio. Es posible que quien padezca una enfermedad o un problema en el oído interno no pueda mantenerse de pie con los ojos cerrados sin tambalearse o sin caerse. Olfato El olfato es un sentido quimiorreceptor, como el del gusto, que se estimula mediante las sustancias volátiles que se desprenden de los cuerpos, o las que se encuentran en estado gaseoso, permitiendo así percibir los olores. El órgano del olfato está constituido por el nervio olfatorio y sus terminaciones nerviosas, las cuales se diseminan por la parte superior de la mucosa pituitaria, que tapiza las fosas nasales. Los impulsos nerviosos se transmiten a través de las terminaciones nerviosas hasta el bulbo raquídeo, y desde éste hacia la corteza cerebral olfatoria. El sentido del olfato es fácilmente fatigable, ya que tras un corto periodo de tiempo sometido a la percepción de un olor de nivel estable, éste deja de percibirse por adaptación de los receptores olfatorios. La nariz y el olfato La nariz se divide en dos compartimientos separados por el tabique nasal, los cuales tienen dos orificios de salida denominados narinas. Por el otro lado, la nariz termina en unas aberturas que comunican con la faringe. En las paredes laterales de las fosas nasales se encuentran unos huesos esponjosos llamados cornetes. Debajo de cada cornete existen unos espacios denominados meatos, que son los que comunican la nariz con los senos paranasales. Cornetes nasales Su número por lo general es de tres (como si fueran tres dedos atravesados). Y ayudan a realizar las principales funciones de la nariz: humectar, calentar, limpiar y dirigir el aire que respiramos hacia el interior de los pulmones. Los cornetes son óseos, pero están recubiertos, al igual que todas las paredes de las fosas nasales, por una membrana llamada Pituitaria que en su parte inferior está recorrida por gran cantidad de vasos sanguíneos y por ello se denomina Pituitaria roja. Las glándulas que forman esta Pituitaria roja segregan una mucosa que se encarga de calentar y humedecer el aire que, por el sector de los cornetes, pasa camino de los pulmones. En la parte superior esta membrana se llama Pituitaria amarilla y tiene numerosas ramificaciones de células olfativas bipolares que recogen las sensaciones olorosas y las envían al bulbo olfativo. Solo esta zona es sensible a los olores y no la inferior. El armazón óseo de la nariz está constituido por huesos, cartílagos duros y cartílagos blandos. Los huesos duros forman la parte superior y los laterales del puente, los cartílagos forman los laterales de las fosas nasales y el propio tabique nasal. Las paredes nasales están revestidas por mucosas, segregadas por la membrana Pituitaria, que tienen como función esencial el acondicionamiento del aire inhalado. Además, la mucosa atrapa y quita el polvo y los gérmenes del aire cuando se introducen en la nariz. La nariz es el órgano donde reside el sentido del olfato. En el epitelio olfativo se encuentra, como ya dijimos, la pituitaria amarilla, constituida por un grupo de células nerviosas con pelos microscópicos llamados cilios. Estos están recubiertos de receptores sensibles a las moléculas del olor. Hay unos veinte tipos distintos de receptores, cada uno de los cuales se encarga de una clase determinada de moléculas de olor. Estas células establecerán sinapsis con las neuronas de los bulbos olfatorios, que mandarán las señales al cerebro. El olfato En el hombre, el sentido del olfato está menos desarrollado que en muchos animales, quizás porque al contrario que éstos, no depende de él para buscar alimento, hallar pareja o protegerse del enemigo. El área de la nariz humana sensible al olor es de unos pocos centímetros cuadrados, mientras que en el perro, por ejemplo, recubre la membrana glucosa nasal por completo. Sin embargo, el olfato humano es el más sensible de todos nuestros sentidos: unas cuantas moléculas, es decir, una mínima cantidad de materia, bastan para estimular las células olfativas. Los receptores olfativos del hombre se encuentran situados en la porción superior de las fosas nasales, donde la pituitaria amarilla cubre el cornete superior y se comunica con el bulbo olfatorio. (VER IMAGEN). Los vapores emitidos por las sustancias olorosas penetran por la parte superior de las cavidades o fosas nasales y, después de disolverse en la humedad de la pituitaria amarilla, actúan químicamente sobre los receptores olfativos. Los impulsos nerviosos que resultan de la activación de los receptores son trasmitidos al bulbo olfatorio y de ahí a la corteza cerebral para la formación de la sensación. Mediante el acto de olfatear, la dirección de la corriente de aire es dirigida hacia la región olfatoria superior de la cavidad, facilitando la llegada de un mayor número de partículas olorosas hasta los receptores olfativos. Las sensaciones olfatorias suelen confundirse con las del gusto, ya que ambas son producidas por el mismo estímulo químico. En verdad, varios alimentos son apreciados más por el olor que por el sabor. El olfato contribuye a la iniciación de los procesos de la digestión. Así, cuando los distintos olores alcanzan el centro olfatorio del cerebro, éste envía al estómago los estímulos adecuados para que comience la producción de jugos digestivos; en este proceso interviene también la visión, de tal forma que ante la presencia de la comida empieza a producirse saliva en la boca, lo que facilita la digestión de los carbohidratos. De todos los órganos de los sentidos, el olfato se distingue por la rapidez con que se adapta al estímulo. Ello se debe a que, cuando las células olfatorias se “han acostumbrado” a un determinado olor, cesan de transmitirlo al cerebro. Esta facilidad para dejar de percibir un olor no constituye, sin embargo, una limitación muy seria para la vida del hombre, puesto que sus adaptaciones no dependen tanto del olfato. Una persona distingue entre dos mil y cuatro mil olores distintos. Más detalles El sentido del olfato permite apreciar el olor de los cuerpos. No todos los cuerpos poseen olor. Los que lo poseen se llaman odoríferos y los que no tienen olor, inodoros. Para que un cuerpo posea olor es necesario que emita partículas pequeñísimas que se mezclen con el aire. Esas partículas impresionan las terminaciones del nervio olfatorio. El olfato, como vimos, reside en las fosas nasales que son dos orificios localizados por detrás de la nariz y encima de la boca. Las fosas nasales están separadas por un tabique cartilaginoso: en su parte anterior y óseo en la, porción posterior. Se encuentran por debajo de la cavidad craneana y en su cara externa se advierten tres salientes llamados cornetes superiores, medio, e inferior. Cada fosa nasal se comunica por una abertura con el exterior. A la entrada de ellas se encuentran pelos gruesos y cortos. El interior está recubierto por una membrana llamada pituitaria. Más sobre la membrana Pituitaria Presenta dos aspectos: 1. Pituitaria respiratoria, por ella pasa el aire que va a los pulmones y el que sale de los pulmones. Es de color rosado y recubre la porción inferior de las fosas nasales. 2. Pituitaria olfatoria, en ella se encuentran las células olfativas, que son impresionadas por las sustancias odoríferas. Es de color amarillento y se ubica- en el cornete superior, por donde -se distribuyen las ramas del nervio olfatorio. Nervios olfatorios Las fosas nasales reciben dos clases de nervios: 1. Nervios de la sensibilidad general, que proceden del trigémino y a través de los cuales se perciben las sensaciones del tacto. 2. Nervios sensoriales del olfato que son los nervios olfatorios. Dentro de la cavidad craneana, cada nervio olfatorio se ensancha para formar el bulbo olfatorio, que descansa sobre la lámina cribosa del etmoides. Fragancias, aromas y olores Para que un cuerpo tenga olor es necesario que sea volátil, es decir que emita pequeñas partículas y que se disuelva en el moco que recubre la mucosa olfatoria. Esas partículas, llevadas por el aire que inspiramos impresionan las células olfativas que se encuentran en la porción superior de la pituitaria. La intensidad de los olores de los cuerpos depende de la mayor o menor cantidad de partículas volátiles. Si se deposita sobre la pituitaria amarilla un fragmento de un cuerpo oloroso, no determinará sensación olfativa. Es necesario que se encuentre dividido en pequeñísimas partículas mezcladas con el aire. Cuando la pituitaria amarilla es impresionada largo tiempo por una misma sustancia, deja de percibir su olor. Anosmia La pérdida del olfato o anosmia puede ser parcial o total, temporaria o definitiva. La anosmia parcial o total puede ser producida por una alteración o fatiga olfativa de la mucosa pituitaria, por vegetaciones, por lesiones de tipo infeccioso en la pituitaria o por inflamación provocada por un resfrío común. En estos casos la pérdida del olfato suele ser temporaria. La anosmia definitiva generalmente es provocada por una lesión del nervio olfatorio. Vista El sentido de la vista se sitúa en los ojos, está constituido por el globo ocular y otros órganos anexos. En los animales superiores es par, ubicado en el interior de los huesos de la cara, en las cavidades orbitarias que presenta la parte anterior de la cabeza. Debido a la ubicación frontal de ambos ojos la visión es binocular, permitiendo apreciar las tres dimensiones de las imágenes que capta. Básicamente, la vista es una cámara cerrada con la parte anterior transparente para permitir la entrada de la luz, y una zona interna sensible donde convergen los rayos luminosos para formar la imagen. En los animales superiores, y por tanto en los humanos, la visión binocular permite apreciar las tres dimensiones de las imágenes Globo ocular El globo ocular está compuesto por tres membranas concéntricas cuya parte más externa es la esclerótica o blanco del ojo, consistente en un tejido opaco, fibroso y duro, salvo en su zona anterior que es transparente y convexa formando la córnea, y su zona posterior que está perforada para dar salida al nervio óptico. La parte intermedia del globo ocular, desde la esclerótica hasta la retina, es un tapizado muy vascularizado llamado coroides, que finaliza por delante mediante un anillo multiciliar blanquecino (anillo circular) en la unión entre la esclerótica y la córnea. Ilustración de un corte tridimensional del ojo humano Tras la córnea se sitúa una cámara acuosa transparente (humor acuoso), en medio de la cual se halla el iris; éste es un diafragma musculoso, contráctil y opaco, en cuyo centro está la pupila o niña, la cual regula la cantidad de luz que penetra en el ojo variando su diámetro, función que es llevada a cabo mediante la contracción o dilatación de sus músculos circulares y radiales. Detrás del iris está el cristalino, un cuerpo lenticular, transparente y biconvexo cuya misión es hacer converger los rayos luminosos de manera que formen imágenes en la retina; la pérdida de transparencia del cristalino da lugar a una enfermedad conocida vulgarmente como cataratas. La capa más interna del globo ocular es la retina, constituida por diez capas superpuestas que acoge variados elementos nerviosos y de sostén; sus células (conos, bastoncillos, neuronas bipolares y multipolares) se prolongan y agrupan para constituir el nervio óptico, el cual parte de un punto llamado ciego, debido a que en él no se produce ninguna visión. Las células de la retina contienen una materia pigmentaria altamente sensible a las impresiones luminosas que recibe, y que producen la sensación visual; la zona de mayor agudeza visual es la posterior, llamada fóvea, mácula o mancha amarilla. Los conos de la retina se relacionan con esa agudeza visual, mientras que los bastoncillos tienen que ver con las condiciones de escasa iluminación. Todo el resto del globo ocular está ocupado por el llamado humor o cuerpo vítreo. Órganos anexos Los órganos anexos del globo ocular están constituidos por las glándulas lacrimales, órbitas, cejas, párpados, pestañas y seis músculos. Las glándulas lacrimales se sitúan en la parte más externa de la cavidad orbitaria, en su región anterosuperior. Existen dos por cada ojo: una principal o superior y otra accesoria o inferior, cada una de ellas comunicada con el ángulo más externo del ojo y las fosas nasales mediante un conducto lacrimal. Estas glándulas son las encargadas de segregar las lágrimas, un líquido ligeramente alcalino, lubricante y limpiador de la superficie ocular. Los párpados, superior e inferior, son repliegues cutáneos movibles, unas láminas fibrosas tapizadas exteriormente por la piel, e interiormente por mucosa y la conjuntiva, una membrana transparente que recubre también la córnea. Los párpados poseen unas glándulas que segregan grasa llamadas de Meibomio, en referencia al médico anatomista alemán Heinrich Meibom (1638-1700) que las descubrió y estudió. En el borde de los párpados se encuentran las pestañas, unos pelillos tamizadores de la luz, que limpian el ojo y las ya citadas glándulas de Meibomio. También se encuentran los seis músculos motores del ojo, los cuales permiten su movimiento y sujeción: los cuatro rectos (interno, externo, superior e inferior), y dos oblicuos (pequeño y grande). Los músculos del ojo se controlan por pares de nervios craneales (motor ocular común, patético y motor ocular externo). Mecanismo de la visión La visión es un proceso fisiológico, resultado de varios fenómenos sucesivos, que nos permite revelar la presencia de los cuerpos, con identificación de su forma, color y dimensiones. En ese proceso intervienen el ojo y la zona de la corteza cerebral encargada de interpretar las sensaciones luminosas que se proyectan sobre la retina de aquél. La visión es pues una actividad que implica la necesidad de luz; sin ella no existe visión. El mecanismo de la visión se produce de forma similar al utilizado para obtener la imagen en una cámara fotográfica. Así como en la cámara existe una película sensible a la luz que se sitúa detrás del objetivo, en donde se materializa la impresión de la imagen captada, en el ojo esa función la realiza la retina, donde las células receptoras son estimuladas para después conducir los impulsos nerviosos que generan hacia el cerebro. En la cámara se regula la cantidad de luz que penetra en el interior mediante un diafragma mecánico; de manera homóloga el ojo utiliza el iris como diafragma, contrayendo o relajando los músculos que lo gobiernan. En ambos ejemplos, tanto la imagen formada en la retina como en la película se proyecta invertida, es decir, si visualizamos un árbol éste se proyecta con la copa hacia abajo y la base hacia arriba, sin embargo, en el ojo humano esa característica es interpretada correctamente tras ser enviada por el nervio óptico hasta el lóbulo de la corteza cerebral correspondiente. Por su parte, la mayoría de cámaras permiten ajustar el enfoque del objeto que se desea impresionar; en el ojo esa función la llevan a cabo los músculos ciliares del cristalino, que acomodan el ojo para enfocar los objetos según la distancia a que se encuentren. Sentido del gusto En el ser humano uno de los receptores que perciben las sustancias químicas del medio externo son las papilas gustativas, localizadas principalmente en la lengua. Las sustancias químicas pueden actuar como estímulos y provocar respuestas en el organismo. Estos estímulos son captados por órganos específicos que generan señales nerviosas las cuales son conducidas hasta los centros nerviosos donde son transformados en sensaciones. El gusto actúa por contacto de sustancias químicas solubles con la lengua. El principal órgano del gusto es la lengua. Esta constituida por músculos que le permiten realizar variados movimientos, y recubierta por una mucosa. La lengua como quimiorreceptor es un órgano musculoso, fijo por su base al piso de la boca y con la punta libre, puede realizar varios movimientos y es humedecida constantemente por la saliva. La cara superior de la lengua aloja unos receptores, que se presentan como pequeñas estructuras abultadas llamadas papilas gustativas. Las Papilas Gustativas: constituyen las unidades gustativas y están situadas en la mucosa y cada una consta de un grupo de células sensitivas en forma de barril conectadas a las neuronas. Las papilas son formaciones epiteliales compuestas por células receptoras o botones gustativos, sensibles a las sustancias químicas disueltas en la saliva secretadas por las glándulas salivales. Por su forma las papilas se clasifican en caliciformes, fungiformes, coroliformes y foliadas. Las coroliformes en forma de corola de numerosos picos, son táctiles y térmicas, mientras que las caliciformes y fungiformes, poseen forma de cáliz y de hongo, respectivamente, y albergan los botones gustativos que tienen forma de botella y emergen de la membrana vítrea, ubicada debajo de la mucosa. El cuello del botón aparece en la superficie libre de mucosa por un orificio del que surgen las papilas gustativas. En torno a los botones gustativos existen ramificaciones de los nervios glosofaríngeo y lingual; transmite los estímulos, que así llegan a la médula. En un adulto pueden llegar a haber 9.000 botones gustativos distribuidos principalmente en la punta, los lados y la base de la lengua. Las papilas se especializan en cuatro sensaciones o gustos básicos: DULCE, ÁCIDO, SALADO y AMARGO. La punta es muy sensible a las sustancias dulces y saladas; los lados, a las ácidas, y el sector posterior a las amargas. La sensación del sabor es producida por distintos grados de combinaciones de las impresiones o efectos básicos. El ser humano es capaz de percibir un abanico amplio desabores como respuesta a la combinación de varios estímulos, entre ellos textura, temperatura, olor y gusto. Las principales son las papilas caliciformes que son las más grandes y menos numerosas situadas en la parte posterior cerca de la base de la lengua formando una “V lingual”, las fungiformes tiene forma de hongo, se encuentran en la cara dorsal de la lengua especialmente en los bordes y en la punta, su color rojizo es debido a la multitud de vasos sanguíneos, son algo visibles, que mediante unos órganos microscópicos denominados botones perciben los sabores ácidos, dulces y salados; y las papilas filiformes que tienen forma de pequeñas agujas y están repartidas en toda la superficie de la lengua dispuestas en series paralelas y coraliformes, que son sensibles al tacto y a las temperaturas. Considerando de forma aislada. El sentido del gusto sólo percibe cuatro sabores básicos: dulce, salado, ácido y amargo; cada uno de ellos es detectado por un tipo especial de papilas gustativas. Las casi 10.000 papilas gustativas que tiene el ser humano están distribuidas de forma desigual en la cara superior de la lengua, donde forman manchas sensibles a clases determinadas de compuestos químicos que inducen las sensaciones del gusto. Por lo general, las papilas sensibles a los sabores dulce y salado se concentran en la punta de la lengua, las sensibles al agrio ocupan los lados y las sensibles al amargo están en la parte posterior. Los compuestos químicos de los alimentos se disuelven en la humedad de la boca y penetran en las papilas gustativas a través de los poros de la superficie de la lengua, donde entran en contacto con células sensoriales .Luego de una exposición prolongada a determinado sabor, las papilas gustativas se saturan, y dejan de mandar información, por lo cual, al cabo de un tiempo determinado se deja de percibir el sabor. El tacto El tacto, es otro de los cinco sentidos de los seres humanos y de otros animales. A través del tacto, el cuerpo percibe el contacto con las distintas sustancias, objetos, etc. Los seres humanos presentan terminaciones nerviosas especializadas en la piel, que se llaman receptores del tacto. Estos receptores se encuentran en la epidermis (capa más externa de la piel) y transportan las sensaciones hacia el cerebro a través de las fibras nerviosas. Hay sectores de la piel que poseen mayor sensibilidad ya que el número de receptores varía en toda la piel. Los receptores del tacto están constituidos por los discos de Merkel, que se subdividen en las siguientes categorías: Corpúsculos de Pacini: se ubican en la zona profunda de la piel, sobre todo en los dedos de las manos y de los pies. En general son poco abundantes. Detectan presiones y deformaciones de la piel, y sus estímulos duran poco. Terminaciones Nerviosas libres: están en casi todo el cuerpo y se especializan en sentir el dolor. Terminaciones nerviosas de los pelos: sensibles al tacto. La mayoría de los pelos son de este tipo. Corpúsculo de Meissner: se encuentran en las papilas dérmicas, abundantes en los extremos de los dedos, los labios, la lengua, etc. Se ubican en la zona superficial de la piel y se especializan por el tacto fino. Corpúsculos de Krause: presentes en la superficie de la dermis y son sensibles al frío, se ubican en especial en la lengua y en los órganos sexuales. Corpúsculo de Rufino: son poco numerosos, alargados y profundos, son sensibles al calor. La piel: Es una parte muy importante del organismo que protege y cubre la superficie del cuerpo. Contiene órganos especiales que suelen agruparse para detectar las distintas sensaciones como la temperatura y dolor. La piel posee, en un corte transversal, tres capas: la epidermis, que es la que interviene principalmente en la función del tacto, ya que es la más externa. La dermis, que es la capa del medio y la capa subcutánea.