COMENTARIO CRÍTICO CANCIÓN 8 Hoy las nubes me trajeron, volando, el mapa de España. ¡Qué pequeño sobre el río, y qué grande sobre el pasto la sombra que proyectaba! Se le llenó de caballos la sombra que proyectaba. Yo, a caballo, por su sombra busqué mi pueblo y mi casa. Entré en el patio que un día fuera una fuente con agua. Aunque no estaba la fuente, la fuente siempre sonaba. Y el agua que no corría volvió para darme agua. Rafael Alberti: Baladas y canciones del Paraná (1953-1954) “Canción 8”. Baladas y canciones del Paraná (1953-1954). Rafael Alberti Se trata de un texto literario de género lírico, titulado “Canción 8” de la obra Baladas y canciones del Paraná (1953-1954) de Rafael Alberti, poeta andaluz de la Generación del 27.Este libro pertenece a la etapa del exilio, posterior a la Guerra Civil Española y en él expresa el recuerdo de su patria y de su tierra natal así como la añoranza de los bienes perdidos. La finalidad del texto es expresar las emociones más íntimas a través de un mensaje cuidado en el contenido y en la forma. Las funciones lingüísticas son, por tanto, la poética o estética en cuanto a texto literario y la emotiva o expresiva en cuanto a su adscripción al género lírico y la presencia del yo poético. Podríamos afirmar que existe, además, un importante componente autobiográfico en estos poemas del exilio, ya que realmente supuso una circunstancia dolorosa, difícilmente superable si no es a través de cauces de expresión como la literatura. El poeta está en otra tierra (en Argentina) y desde el presente (Hoy) recuerda su patria al observar las nubes de esta nueva tierra que caprichosamente quizás se parecen al mapa de España (las nubes me trajeron, /volando, el mapa de España./) La realidad objetiva, empírica, se convierte en imagen visionaria que superpone lugares y objetos mediante un proceso asociativo de la memoria involuntaria. El río aludido en el v.3 es probablemente el río Paraná, un gran río sobre el que el mapa reflejado (las nubes) se percibe como muy pequeño. Alberti se deja llevar por la evocación de su memoria y se imagina, a caballo, buscando a través de la sombra proyectada por el mapa sus bienes perdidos que son su pueblo y su casa: Se llenó de caballos / la sombra que proyectaba. / Yo, a caballo, por su sombra/ busqué mi pueblo y mi casa.).Es posible que observara realmente esos caballos en el paisaje argentino y sobre la imagen real se superpusiera la imagen visionaria. Y encuentra un patio –de honda significación en la cultura andaluzapero no halla la fuente que sería el centro del centro de la casa, es decir, la esencia; para a continuación producirse el contrapunto significativo a través de la paradoja ((Aunque no estaba la fuente / la fuente siempre sonaba / Y el agua que no corría / volvió para darme agua.). Es decir, en la memoria el agua seguía sonando, tenía una existencia autónoma y esa misma agua del recuerdo (el agua que no corría) le dio vida y fuerza en el presente para seguir adelante. Los símbolos de los elementos del paisaje (nubes, caballos, patio, fuente, agua) sirven al poeta de elementos evocadores de otra realidad, de manera que sugieren imágenes y contenidos muy subjetivos en cada lector. Estos símbolos se fusionan con las imágenes oníricas o surrealistas para crear el mundo mágico del poema, de hondas resonancias literarias en otros autores como A. Machado, Lorca, J.R. Jiménez… Sabemos que Alberti expresó varias veces la experiencia del desarraigo y de la añoranza de su tierra natal. En primer lugar en su libro Marinero en tierra (1924) en el que expresa el dolor de verse obligado a dejar el Puerto de Santa María y el paraíso perdido del mar de su infancia. Cuando se produce el exilio, debido a su directa implicación en la causa republicana, pasa por diversos países y ciudades: Francia (París), Chile, Argentina (Buenos Aires) e Italia (Roma), donde permanece ese recuerdo unido a la vivencia del presente. El tiempo vivido se funde con el tiempo evocado en una simbiosis perfecta. Alberti disfrutó de los nuevos lugares que fue conociendo, porque era una persona vital a la que no se le escapaban las bondades de los sitios en los que vivió. Y así lo recoge en sus obras, como esta a la que pertenece el poema que comentamos. En este sentido recordamos, por ejemplo, la obra Roma, peligro para caminantes (1968) o Recuerdos de lo vivo lejano (1952). El exilio abrió una gran brecha en la cultura nacional y en la vida de muchas personas. La Generación de la Amistad, como también se ha denominado a la Generación del 27, se puede decir que desapareció después de la Guerra Civil: Lorca murió asesinado en el año 36, Aleixandre, Gerardo Diego y Dámaso Alonso permanecieron aquí y todos los demás fueron exiliados. Con el tiempo, volvieron algunos como Alberti (1977), Salinas, Guillén, etc., pero otros, como Cernuda, no volverán más a su patria hondamente sentida, por tener la sensación de que aquí nadie los esperaba. Otros autores como A. Machado (murió en Colliure a los pocos días de exiliarse), J. R. Jiménez, Max Aub, Fernando Arrabal, Ramón Gómez de la Serna y tantos otros españoles de a pie vivieron igualmente esta tragedia que desmembró la sociedad española. Actualmente el exilio sigue siendo una preocupación para muchos ciudadanos que viven lejos de su país por motivos políticos o ideológicos y denuncian este hecho a través de canciones, películas, poemas, es decir, a través de la palabra, que todavía sigue siendo “un arma cargada de futuro” como dijo Gabriel Celaya. Alberti cumplió ampliamente el deseo de regresar porque recibió muchísimos honores y premios a su vuelta a España, entre los que destacan el Premio Cervantes (1983) y el premio Nacional de Teatro (1980). El 28 de octubre de 1999 murió en su casa de El Puerto de Santa María, en su pueblo natal. Sus cenizas fueron esparcidas en el mismo mar de su infancia, aquel que cantó en su obra Marinero en Tierra. El ciclo vital se había cerrado y el deseo del hombre y del poeta se había cumplido.