1 Arte, vida, pensamiento. Una ética de la resistencia Lic Gilda Mussano (USAL) Si escribir -como señalaba Deleuze-1 no es imponer una forma de expresión a una materia vivida sino un asunto de devenir/res, de liberar la vida de todo lo que la aprisiona, intentaremos mostrar en este escrito ese proceso –esos devenires- a partir de la articulación de la noción de diferencia a dos ámbitos muy estrechamente ligados: una ética (no una moral) y una estética (entendida a partir del paradigma de la creatividad, teoría de la sensibilidad que liga la noción de modulación y expresión) La noción de diferencia puede ser abordada desde múltiples ángulos. Aquí la enunciamos a partir de la idea deleuziana de diferencia de diferencias 2 . Se trata de diferencias que no remiten a ningún idéntico, a ningún centro, y de repeticiones que no remiten a ningún origen. Se tratará entonces de hacer diferencias más que de ser diferentes. Diferencias que en su accionar, mas que fijar alteridades generen intensidades diferenciales. Diferencias de intensidades, grados de intensidades, se definirá entonces por el grado de potencia y no por “género y diferencia específica”.3 Entonces se tratará de pensar y actuar devenires más que reproducciones o copias imposibles, siempre faltantes del modelo o esencia. Y entonces diferencia y multiplicidad. Desde la noción de multiplicidad, en tanto don de lo diverso – que indefectiblemente nos refiere a Nietzsche en cuanto que lo primero que se afirma es lo múltiple y no lo uno- se abre un nuevo modo de pensar y de actuar diferente: no se trata de negar identidades o totalizaciones sino pensar totalizaciones siempre parciales que no subsuman las partes. 4 Y el primer abordaje que nos compete aquí es intentar descifrar esa unidad que bien Nietzsche supo ver entre arte, vida y pensamiento. El arte concebido como experimentación (Versuch diría Nietzsche), performance actualizada que 1 Cfr .Deleuze, G. Crítica y Clínica, Anagrama, 1996, p. 11 y ss Cfr Deleuze, G. Différence et Repetition, PUF, 1976 p.311 3 Cfr Deleuze, G. Mil Mesetas: Capitalismo y esquizofrenia, Pre-Textos, 1997, p. 261 4 Cfr ibid 2 2 realiza lo que la filosofía tarda en efectuar: una crítica de la representación. Aquí el arte comprendido, a partir del concepto de modulación, como capturador de fuerzas. Y entonces la modulación 5 que permite escapar de la filosofía de la semejanza platónica, y pensar que entre el material del arte y la sensación se forma una relación heterogénea que se temporaliza. Así Deleuze ensaya pensar el arte en relación con la expresión, descartando la semejanza platónica, o la analogía estructural que harían del arte la copia de un modelo sensible o la captación de una estructura inteligible. Aquí más bien la teoría del simulacro que "atrapa una disparidad constituyente"6 permite explicar, contra la semejanza (del efecto a la causa, de la cosa a la esencia) la repetición como diferencia (al nivel de lo vivo, del concepto, como del arte). Es lo dispar, "la diferencia en sí [...] que pone en relación las series heterogéneas o dispares"7 , que hace aparecer la sensibilidad y el pensar como "resolución de una diferencia de potencial"8, como diferencia intensiva. El concepto de modulación abre un nuevo camino para comprender el arte. Contra la hermenéutica que pega la obra sobre el sujeto, contra la interpretación estructural o sociológica, que señala en la obra la efectividad de estructuras objetivas, la modulación es "otra cosa". Conserva del moldeado la heterogeneidad de fuerzas en presencia, pero extrae una "nueva potencia". Pone en contacto fuerzas heterogéneas que producen por disparidad una singularidad irreductible: la obra produce su efecto en el campo problemático que asocia creador y receptor en un devenir real, que da cuenta al mismo tiempo de la mutación de culturas. Por esto la modulación, dice Deleuze, es "la operación de lo Real", y permite definir al arte por la operación de "hacer sensibles fuerzas que no lo son". Pero entonces una teoría de las artes y de las técnicas reclamará una teoría global de la cultura que no separe el umbral técnico, el gusto estético del tipo político de poder, que definen conjuntamente el modo de individuación de tal sociedad. Arte y técnicas son captados en su dimensión social, distribuyen sujetos sociales en un proceso de individuación que no aplica una forma 5 Cfr. Simondon, G L´individu et sa gènese psycho-biologique, l´individuation à la lumière des notions de formes et d´information. PUF, 1964 6 Deleuze, G Différence et Répétition, PUF, 1976 , p. 92 7 ibid, p. 157 8 ibid, pp. 188-9 3 externa (lo social) a una materia inerte (el individuo) sino que modula fuerzas humanas, materiales y sociales, produciendo una forma social singular, que es esto que de alguna manera llamamos nuestra "actualidad"9 y no el poder captado -Foucault- por las formas de saber. Deleuze distingue -al hablar de Foucault lo presente de lo actual: lo actual no es lo que somos sino más bien lo que devenimos, lo que estamos deviniendo, nuestro devenir-otro; lo presente por el contrario es lo que somos, y, por ello mismo, lo que estamos ya dejando de ser. Esa “actualidad” que Nietzsche llamaba lo inactual, lo intempestivo, es lo que es in actu, y entonces la filosofía como acto del pensamiento10. En este caso el pensamiento como estrategia que conserva la informalidad de las fuerzas. Un pensamiento como "procesos de subjetivación" - dirá el último Foucault-, que consisten en la constante constitución de modos de existencia, o como decía Nietzsche - al referirse al estilo-, en la invención de nuevas posibilidades de vida: así la existencia como obra de arte. Y este último estadio es el pensamiento-artista 11. Entonces, la subjetivación es una individuación particular o colectiva que caracteriza un acontecimiento (una hora del día, un viento, una vida... dirá Deleuze), es un modo intensivo, y no un sujeto identitario. Es una dimensión sin la cual no se podría ni superar el saber ni resistir al poder.12 Y fiel a su método, lo que le interesará al último Foucault no es el tan mentado retorno a los griegos, sino nosotros hoy en día, nuestros modos de existencia, nuestras posibilidades de vida ¿tendremos con ellas las maneras de constituirnos ya no como sujetos sino como "sí mismos", lo suficientemente "artistas" como diría Nietzsche, más allá del saber y del poder? Potenciar la producción de una nueva manera de pensar mas libre: el pensamiento como modo de experiencia pensar in-cómodo, 13 que supone pensar en el límite de lo que se sabe: un des-disciplinario que construye y reconstruye permanentemente, que se despliega en los bordes de lo que ignora y que se sostiene en las voluntades colectivas de producción de libertades. Y entonces una política entendida como modos de resistencia afirmativa donde la 9 Cfr. Deleuze, G Pourparlers , Les Editions de Minuit, p. 119 Cfr. Ibid, p. 130 11 Cfr ibid, p.127 12 Cfr. Ibid, p. 135 infra 13 Cfr. Morey, M La experiencia Foucault, Coloquio Internacional M.Foucault, UNAM, 2004 10 4 subjetividad es capaz de descubrir la potencia de transformación y de impulsar una intencionalidad crítica y expresiva. En los modos de existencia, en los estilos de vida, hay una estética de la vida que hemos llamado la vida como obra de arte. Pero es también una ética para Foucault, por oposición a la moral. Tanto Deleuze –siguiendo la línea de pensamiento de Spinoza y Nietzsche- 14 como Foucault supieron mostrar la diferencia entre una ética y una moral. La moral es un conjunto de reglas coercitivas que juzgan acciones e intenciones refiriéndolas a valores trascendentes (El Bien, el Mal; está bien, está mal...), la moral es siempre el sistema del juicio: de doble juicio: Ud. juzga por sí mismo y a la vez es siempre juzgado. Y juzgar implica siempre una instancia superior al ser, un algo superior a la ontología, un más que el ser: el Bien que hace ser y hace actuar, el Bien superior al ser, lo Uno. La ética es algo totalmente distinto: usted ya no juzga. Alguien dice o hace algo, usted ya no relaciona eso con los valores. El punto de vista de una ética más bien expresa esto: ¿de qué eres capaz? ¿Qué es lo que puedes? Y esto nos recuerda esa especie de grito de Spinoza: ¿qué es lo que puede un cuerpo? 15 Y de entrada nunca sabemos qué es lo que puede un cuerpo, cómo están envueltos los modos de existencia en alguien. Spinoza explicará muy bien que tal o cual cuerpo nunca es un cuerpo cualquiera, es lo que tú puedes. Y entonces la ética se presenta como un conjunto de reglas facultativas que evalúan lo que hacemos, lo que decimos, según el modo de existencia que esto implica. Se dice esto, se hace aquello: pero ¿cuál es el modo de existencia que esto implica? Hay cosas que sólo pueden hacerse o decirse por una bajeza de alma, por una vida de odio o de venganza contra la vida. A veces un gesto o una palabra alcanzan para revelar lo bajo y lo elevado, lo vil y lo noble. Estos son los estilos de vida que nos constituyen estética y éticamente. Esta es la idea de "modo" en Spinoza, y de "estilo" en Nietzsche: el estilo en un gran escritor es siempre también un estilo de vida, la invención de una posibilidad de vida, de un "modo" de existencia. 14 Cfr Deleuze, G. Clase sobre Spinoza: Ontología y Etica, 21-12-1980 Cfr. Spinoza, Etica demostrada según el orden geométrico, FCE, 1985 , III Parte, Proposición 2, escolio y el excelente análisis que realiza Deleuze en Spinoza Philosophie Practique, Ed de Minuit, p. 28 y ss 15 5 Y volvemos al comienzo... Después de Blanchot, Deleuze retomó esta terrible pregunta: ¿qué es escribir?: liberar la vida de todo lo que la aprisiona. "La literatura (el arte) se presenta entonces como una iniciativa de salud”16 , la Gran Salud, señalará Nietzsche, la alegría como “afección primera” dirá Spinoza. Afinidad fundamental entre obra de arte y acto de resistencia también señalará Deleuze 17 porque si algo tiene que ver el arte o la obra de arte con “comunicar algo” es sólo a título de resistencia. Y el acto de resistencia de último es resistir a la muerte, sea bajo la forma de obra de arte, o sea bajo la forma de una lucha entre los hombres Y ¿Qué relación hay entre la lucha de los hombres y la obra de arte? La relación más estrecha y misteriosa, nos dirá Deleuze, eso que Paul Klee lo expresó señalando “el pueblo falta”-. El pueblo falta y al mismo tiempo no falta. El pueblo falta, quiere decir que (no es claro y nunca lo será) esa afinidad fundamental entre la obra de arte y un pueblo que todavía no existe, no es ni será clara jamás. No hay obra de arte que no haga un llamado a un pueblo que todavía no es” 18 Arte y resistencia, arte de vivir contrario a todas las formas de fascismo imperante en lo social y en nosotros. Por esto es que queremos concluir este escrito, retomando los siete preceptos muy precisos que Foucault sintetizara en aquel texto homenaje a ese gran libro de ética que para él constituye el Antiedipo (Deleuze y Guattari). Modos para la acción en la vida cotidiana: “1) Libere la acción política de la vida de toda forma de paranoia unitaria y totalizante. 2) Haga crecer la acción, el pensamiento y los deseos por proliferación, yuxtaposición y disyunción, más que por subdivisión y jerarquización piramidal. 3) Libérese usted de viejas categorías de lo negativo (la ley, el límite, la castración, la privación, la interrupción) que el pensamiento occidental tanto tiempo mantuvo como formas sagradas de poder y como modos de acceso a la realidad. Prefiera lo que es positivo y múltiple, la diferencia a la uniformidad, los flujos a las unidades, las disposiciones móviles a los sistemas. Considere que aquello que es productivo no es sedentario sino nómada. 4) No se imagine que hay que estar triste para ser militante, aún sabiendo que la cosa que se combate es abominable. Es el enlace del deseo y la realidad (y no su huida en las formas de la represión) lo que posee una fuerza revolucionaria. 5) No utilice el pensamiento para dar a una práctica política un valor de verdad; ni la acción política para desacreditar un pensamiento, como si éste no fuera más que pura 16 Deleuze, G. Crítica y Clínica, Barcelona, Anagrama, 1996, pp.14-15 Deleuze, G. Deux Régimes de fous, Les Editions de Minuit, p. 291 y ss. 18 Ibid, p.302. 17 6 especulación. Utilice la práctica política como un intensificador del pensamiento, y el análisis como un multiplicador de formas y dominios de intervención de la acción política. 6) No exija que la política restablezca los “derechos” del individuo tal como la filosofía los definió. El individuo es el producto del poder. Lo que se necesita es “desindividualizar” por medio de la multiplicación y el desplazamiento, la disposición de combinaciones diferentes. El grupo no debe ser el enlace orgánico que une a individuos jerarquizados, sino un constante generador de “desindividualización”. Finalmente… 7) No se vuelva amante del poder.” 19 19 M Foucault, Dits et Ecrits, T. III- (1976-1979), Ed Gallimard, 1994 p. 135