La clínica psicoanalítica en el hospital

Anuncio
La clínica psicoanalítica en el hospital
Marcela Errecondo
I Curso
Este curso está pensado en relación a las cuestiones con las que se topa aquél que se acerca a la práctica.
Consideramos que es necesaria una orientación. Una orientación son puntos de referencia, más que modelos o
reglamentos o recetas. Nuestra orientación está marcada por los textos y la enseñanza de Sigmund Freud, de
Jacques Lacan y de Jacques-Alain Miller.
El que comienza su práctica se encuentra que aquél que se acerca a consultarlo es alguien que sufre.
El sufrimiento está enmarcado en la época actual, que no es la misma que la de Freud o la de Lacan, si bien
Lacan pudo anticipar bastante de nuestra época. ¿ Qué lectura hace el psicoanálisis del sufrimiento de nuestra
época? ¿ Cómo nos podemos orientar con sus principios? ¿Qué nuevo uso del psicoanálisis hay en siglo XXI?
En la época de Freud funcionaban los ideales, los universales, se insinuaba ya una cierta inconsistencia de los
significantes amos. Hoy estamos ante el régimen de la inconsistencia, que J.A. Miller y E. Laurent han
llamado la época del Otro que no existe 1. Se refieren a la época de la globalización, en donde no se vive bajo
el reino del padre, ni de los significantes amos, al contrario todo vale, cualquier cosa puede servir para la
ocasión.
Lo que podemos señalar es que el psicoanálisis no ha escapado a este momento actual. En efecto se presenta
una cierta degradación del Psicoanàlisis. En cierto sentido ha sido el mismo psicoanálisis que ha introducido
la cuestión.2
J.A. Miller ha señalado ciertos axiomas contemporáneos, que son el resultado de la influencia del
Psicoanàlisis en la cultura:3
Por ejemplo el hecho de “dar la palabra” y “escuchar”. Lo encontramos absolutamente banalizado en los “talk
shows” de la T.V..
Se ha reconocido el deseo, pero ha sido manipulado por la economía, la política, el marketing y la industria,
llevándolo a la producción de objetos determinados por la capacidad de causar deseos.
Se ha establecido el “derecho al goce”. Justamente porque el Otro no existe el goce se ha insertado en el
registro del derecho, y sin duda esto producido por el mismo psicoanálisis.
El sentido ha tomado una posición de reducir lo real, es un efecto de discurso, pero que produce una crisis de
lo real.
El psicoanálisis ha introducido una ética pluralizada, basada en la posición de no juzgar, ya que no hay un
fundamento real para el juicio y sólo el sujeto decide.
El mundo de Freud decía que “no” (era la época victoriana). Podemos decir era el reino del Nombre del
Padre. Nuestra época dice a todo que sí, si a la palabra, si al deseo, si al goce.
Hay sin duda una satisfacción por la palabra, lo que ha producido que el psicoanálisis quede “tragado” en una
anulación de su efecto. El uso contemporáneo de la palabra consiste en usar la satisfacción del sentido contra
el horror de la verdad. Lacan nos decía que la verdad no se conoce porque se reprime, diferenciaba la palabra
plena y la palabra vacía y marcaba una trayectoria que iba de “donde eso era, a lo que debe advenir”.
Otro aspecto que se puede señalar es que en la época de Freud se trataba de una sociedad que tenía en el
horizonte una disciplina, había una función de la prohibición, de la represión. Ahora cada uno puede decir que
tiene derecho a vivir su propia vida como sea. Aparece en el zenit el goce que no tiene contrario. La pulsión
se satisface siempre y los cuerpos quedan librados al propio goce sin regulación.
Al mismo tiempo se ve que el anonimato de la masa se trata de contrarestar con un deseo de celebridad
inducido por el objeto de los medios de comunicación. Hace poco dieron en los cines una película que
mostraba esto muy claramente se llama “15 minutos”, y no hace tanto vimos un adolescente que tomó como
rehenes a las personas de un supermercado, haciendo una mostración del consumo de alcohol. Cuando el
incidente terminó, pudo decir que quería salir por televisión.
1
J.A. Miller y E. Laurent, El Otro que no existe y sus comités de ética, inédito
J.A. Miller, El desencanto del psicoanalisis, inédito
3
J. A. Miller, La fuite de sens, Seminario inédito
2
Vemos entonces como ante la fragmentación del significante amo: la información, la política, las religiones,
la ciencia, la moral, la ética, las costumbres, (esto que es una constelación de significantes se multiplica y no
se presenta como algo que oriente al sujeto) el sujeto tiene que montar estrategias. Una estrategia es
replegarse en una zona limitada, que pueda mantenerse una cierta certeza, un cierto orden en donde vivir su
propia vida, hacerse “una isla”. Es la construcción de “micro-totalidades” que restituyen un cierto dominio.
Todo esto nos muestra que no estamos mas en la época de Freud, ni en la de Lacan, lo que nos plantea la
pregunta del psicoanálisis hoy.
Antes estábamos en la época de la clínica clásica, en donde el nombre del padre determinaba las posiciones
del sujeto ante el deseo y la defensa. El nombre del padre daba la posición sexuada masculina generalizada,
ésta era un todo al cual se le presentaba un elemento antinómico. Podríamos recorrer los conceptos de
castración y excepción, incesto y lo que no se puede, la ley que presenta el elemento fuera de ley, nos ilustran
el todo y su elemento antinómico.
Pero hoy, nuestra clínica contemporánea nos muestra que el nombre del padre no funciona, porque no hace
“abrochamiento”, no hay todo, sino que hay no-todoEl no-todo no es lo contrario del todo, no es incompletud, es una serie sin límite, es la pluralización de los
significantes amos.
El DSM IV muestra que hay una fragmentación de las entidades clínicas.
Para nosotros el síntoma es una unidad elemental de la clínica. Lo que podemos señalar es que el síntoma
cambia el sentido, cambia la función.
Entonces, ¿cómo recibimos a esos síntomas que nos traen las personas que vienen a consultarnos y que son la
marca del sufrimiento del sujeto?
Antes de responder, me gustaría tomar una diferencia que introduce Lacan y que Miller profundiza. Es la
disyunción entre Psicoanàlisis y practicantes4 o psicoanalistas. Esta disyunción ha dado lugar a la diferencia
entre Psicoanàlisis puro y aplicado. Diferencia que se especifica por el saldo del final del análisis, concierna
éste al pase o no, pero se destaca que en sus fundamentos no hay diferencia.
El Hospital es el lugar en donde se practica el psicoanálisis aplicado, en tanto no hay una terminación por el
pase (no es imposible, pero no es lo que sucede habitualmente). En general niños o adultos, demandan un
alivio a su sufrimiento y no hacer un Psicoanàlisis. Si bien podríamos aventurarnos si aplicamos la definición
de Lacan “un psicoanálisis es la cura que se espera de un psicoanalista”. Lo que se constata es que justamente
el practicante está definido por su saber hacer y no por el pase, pero este saber hacer está orientado por
principios del psicoanálisis.
Señalaremos que hay una diferencia entre lo terapéutico y las psicoterapias, ya sea que se apliquen en el
hospital o en los consultorios. Las psicoterapias se van a esforzar por normalizar lo anormal, en general lo
anormal está en relación con la verdad, el deseo y el goce.
Por otro lado un Psicoanàlisis no se reduce a su aplicación a la terapéutica, sino que también está la Escuela
que fundó Lacan para continuar sobre la vía de lo que es una psicoanalista y afianzar el psicoanálisis puro a
través de las enseñanzas del pase.
¿Cómo opera el Psicoanàlisis?5 Opera con un instrumento que es la palabra, por la palabra hace entrar el
inconsciente en el discurso, le da forma al inconsciente, instala el síntoma en un nuevo espacio subjetivo y de
esta forma le da al síntoma un estatuto de real.
¿Qué quiere decir esto? Lo real no tiene lugar, está incluido en el discurso bajo la forma de lo imposible, se
señala su lugar con lo imposible. El psicoanalista va a confirmar que el síntoma que trae el sujeto no está en la
realidad de todos, no es algo que pase para todos de esa manera. Al mismo tiempo le da al síntoma el estatuto
de creencia. En esto podemos marcar el estatuto de real porque es una forma de reconocer que eso marca una
no-relación al mundo, que está ahí porque hay una satisfacción inconsciente, que es una forma de gozar. Esto
implica una definición del inconsciente como una forma de gozar de la cual el sujeto no se quiere enterar, y de
esta manera el psicoanalista le da una prueba de la existencia del inconsciente.
Freud creía en lo real, era un real que incluía sentido y leyes, son las que nos muestra en sus textos que hablan
de las formaciones del inconsciente. Hoy, si tomamos en cuenta la época de Freud y la nuestra, actualmente
4
5
J.A. Miller, Las contraindicaciones del psicoanalisis, Lazos Nª 4
M-H. Brouse, ¿Cómo opera el psicoanalisis?
la conexión del sentido a lo real ha cambiado ya que el alcance de la palabra no es el mismo en nuestra época,
el sentido evapora lo real.
Tomar la palabra hace bien, pero muchas veces vemos que es un bien que se defiende contra lo real, porque al
hablar se disuelve lo real, se lo hace desaparecer. Lo notamos cuando alguien nos dice: “venir a hablar me
hace bien, me descargo”. El problema es que esta posición de descargarse también es una posición de “no
querer saber”, o de “yo no tengo nada que ver en esto”, o “miren mi desgracia”. El sujeto de hoy busca no
sufrir nada, es una época de “prevención generalizada del traumatismo real” y el proceso de una
transmutación subjetiva implica toparse con lo real.
¿Cómo hacer entonces, cuando la herramienta del psicoanalista es la palabra?
Lo que se puede esperar de un psicoanalista es que sepa cuando la palabra no hace bien y esto desde las
primeras entrevistas.
Es que las primeras entrevistas son el inicio de una trayectoria, que marca el camino que va desde el “donde
eso era” al “debe advenir”, pasando por lo que se llama la puesta en forma del material, del síntoma, por
medio del algoritmo de la transferencia que asegure que hay principio y final. O al menos, que hay un término
en donde habrá un cierre para el sujeto que vino a consultar. En el Hospital hay necesariamente un término
que coincide con las residencias y no con el punto en que un sujeto podría cerrar esa experiencia que llevó a
cabo en el hospital. La cuestión es ver de qué manera ese término –que ha sido útil para el residente o
concurrente- puede ser útil también para el consultante, permitiéndole tener un cierto saldo para el sujeto.
(Fin de la primera clase)
Descargar